dissabte, 10 d’octubre del 2009

Melancolía de la excusa y la mentira.

Ahora que el sumario del caso Gürtel es parcialmente público y que ya se conocen las dimensiones de esta gigantesca trama que parece asociar a militantes y cargos del PP en todas las administraciones y niveles con una organización de chorizos cuyo objetivo es (presuntamente) esquilmar los caudales públicos y amasar fortunas que luego van a parar a paraísos fiscales; ahora que se ve cómo los imputados de la trama defraudaban (presuntamente) a todos los ciudadanos de modo sistemático burlando las normas sobre contratos del Estado para llevarse los millones, financiar ilegalmente a su partido, costearse carísimos regalos para ellos y sus cónyuges; ahora que queda claro que llevan años (presuntamente) corrompiéndolo todo y organizando todos los actos del PP que son, según propia confesión de parte, "chorizadas"; ahora que es patente que se trata de un partido plagado de presuntos corruptos, cuya acción política parece ser un mero encubrimiento de una actividad de pillaje organizado, ¿se acuerda el respetable de cómo ha ido reaccionando a lo largo de los últimos meses, según iban conociéndose sus maniobras, sus trinques? ¿Hay memoria de las mentiras y las provocaciones con que ha respondido a las noticias, tratando de dar una interpretación que lo exonerara y de cargar contra todo lo demás? ¿Hay recuerdo de cómo ha tensado la vida política democrática, deslegitimando las instituciones y cargando contra el Estado de derecho? He aquí un pequeño elenco de dislates por los que nadie espera que pida perdón pero que no conviene olvidar. Invito a los lectores a completarlo:

Ahora que vienen en cascada las dimisiones, los ceses, las destituciones, los "yo no sabía nada", "han abusado de mi buena fe", etc, etc y en tanto esperamos que se produzca la segunda oleada de ceses entre los responsables políticos de toda esta mangancia (o sea, los de los Camps, Aguirres, De Cospedales, etc) y antes de la inevitable dimisión del señor Rajoy, conviene recordar el clima de agresividad en contra de las instituciones que ha reinado en España desde que en febrero de este año se destapó el caso Gürtel, un caso que va a llevarse por delante al PP y va a presentar bajo su verdadera luz a las dos legislaturas del señor Aznar.

Y mientras tales cosas suceden, una última consideración sobre el inefable señor Camps que ayer, día de la Comunidad Valencia, y antes de verse obligado a dar una patada política en el trasero del pisaverde señor Costa, dijo en su alocución oficial que a los valencianos nadie nos ha regalado nada con lo que queda claro que, como viene sosteniendo Palinuro, este hombre debe de ser un cretino profundo o un sinvergüenza redomado o ambas cosas a la vez, cuenta habida de que, como todo el mundo sabe, a él le han regalado unos trajes y al recientemente depuesto señor Costa un coche y un reloj carísimos así como otras bicocas de acicalamiento que tanto gustan a estos petimetres.

La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons)

El Nobel de Obama.

Palinuro es descaradamente obamáfilo; apoyó desde el principio la candidatura del afroamericano a la presidencia de Gringolandia; aplaudió su programa de cambio; se felicitó -¡cómo no!- de que pusiera fin a la unipolaridad y al asfixiante clima de bravuconería y estupidez que caracterizaba a la administración anterior; sostuvo y sostiene de todo corazón el intento de Obama de universalizar el Estado del bienestar en su país; defendió y defiende el claro y noble ánimo de Obama de establecer relaciones de igaul a igual con todos los dirigentes democráticos del planeta, empezando por el español. Además Palinuro está convencido de que, diez meses después de tomar posesión, Obama sigue siendo Obama y la esperanza que inspira de conseguir un mundo mejor está intacta.

Pero esta concesión del Nobel de la Paz es claramente prematura e injustificada. No se le concede por lo que ha hecho (puesto que aún no ha hecho casi nada) sino por lo que se espera que haga. Pero ¿y si, por las razones que sea no lo hace? El Nobel de la Paz (entre cuyos poseedores se encuentran terroristas como Kissinger, Arafat o Rabin) no goza de un prestigio impoluto, así que tampoco es acertado correr albures de este calibre.

¡Qué más quiere Palinuro que Obama haga realidad su programa! Pero al día de hoy, su curriculum es enteco y su lista de asuntos pendientes más o menos la misma que hace diez meses:

- El injusto bloqueo de Cuba sigue como siempre.

- En el asunto de las torturas y Guantánamo no se ha avanzado gran cosa.

- La situación en Palestina es la de siempre con los israelíes más agresivos, si cabe.

- La situación en el Irak invadido, saqueado y oprimido es la de siempre o peor.

- La situación en el Afganistán ocupado y destruido es la de siempre o peor.

- La situación en los países africanos en guerra civil permanente es la de siempre o peor.

- El riesgo de cambio climático es mayor que nunca.

- Los peligros de la proliferación nuclear son mayores que nunca.

Todos estos enunciados deben matizarse con un prudente "casi". Palinuro sabe también que no es realista pensar que todo dependa del presidente gringo. Pero algo sí; y algo, también, cabría haber hecho ya. So pena de que, dentro de cuatro (u ocho) años, cuando Mr. Obama deje el cargo, se diga de él lo que se dijo en enero de este año, al tomar posesión: que prometía mucho.

En el interín que reiterarlo: el Nobel no parece justificado y sólo se entiende por el infinito afán de peloteo de la Academia sueca, su falta de sentido crítico y su incapacidad para resistirse a los cantos de sirena de los medios.

Tiene razón el señor Obama: no se lo merece. De momento.

(La imagen es una foto de Violentz, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 9 d’octubre del 2009

Tres cabezas.

¡Menudo golpe de efecto el de doña Esperanza Aguirre!Unos cambios drásticos sin que le tiemble el pulso: nada, nada, ¡fuera los tres corruptos de las huestes del PP! Bien es verdad que su mayoría absoluta no se resiente pues todavía le sobran diputados. Entonces, ¿qué ha hecho? Expulsarlos del grupo parlamentario y forzar su pase al mixto: siguen siendo diputados, siguen cobrando un sueldo público, siguen haciendo que representan a los madrileños, aunque sólo se representen a sí mismos, siguen estando aforados. Esto no son medidas. Esto es una tomadura de pelo. Sus votos no hacen falta a la lideresa pero, llegado el caso, puede seguir contando con ellos porque los del grupo mixto también votan y pueden hacerlo como quieran.

Ese es su punto débil y el que debe golpear la oposición: la señora Aguirre juzga que los tres imputados no son dignos de actuar en nombre del PP ¿pero sí de hacerlo en nombre propio? Dice que ella les pidió el escaño pero que ellos se negaron invocando el mandato representativo. Eso no es creíble. Para salir de dudas basta con que formule la petición en público, ahora mismo: "señores López Viejo, Bosch Tejedor y Martín Vasco: devuelvan su escaño (y la pasta, añadimos nosotros) y váyanse de la Asamblea de Madrid". A ver qué responden los tres implicados.

De todas formas, hay que admitirlo, es un gesto. Porque esta es la hora en que el inimitable señor Camps no ha hecho ninguno. A propósito, el tal señor Camps es en sí mismo un tratado de sociología. Según un sondeo de El País, el 53 por ciento de los valencianos cree que mintió al decir que se pagaba los trajes. No obstante, si hubiera elecciones, el PP volvería a ganar por mayoría absoluta crecida. Un electorado sabio éste que distingue entre el partido y sus dirigentes, hechos de débil carne humana. El resultado es que los valencianos decidirían estar gobernados por un mentiroso. Pues no me parece tan sabio ese pueblo sino más bien abyecto. Por mi parte no entiendo porqué no se pregunta por la otra mentira que me parece más significativa: la de que el Curita no conocía al Bigotes cuando prácticamente cenaban juntos a diario para hablar "de lo suyo" "que es muy bonito" porque el Bigotes, vaya por Dios, llevaba el día a día del PP de Valencia y, si esto es cierto, decir que no se le conoce no es solamente mentir: es revelarse como un bellaco embustero compulsivo, como un granuja que debiera haber dimitido hace meses. En Valencia el Gürtel ha provocado una revolución: la señora Barberá ya pide en público que se haga algo. Pero si el Curita ha dado un corte a la señora De Cospedal, puede dejar fría y yerta a la Barberá. Al menos mientras siga contando con el incompresible apoyo del señor Rajoy quien por razones que empiezan a ser misteriosas no se atreve a poner término a una situación de farsa y licencia que parece una berlusconada.

El baile no ha hecho más que comenzar. El Gürtel se ha comido todo el crédito del PP. Sus dirigentes principales, normalmente tan decididos, callan por los rincones. Los años de Aznar, su principal activo, están en cuestión. ¿Ganaban elecciones por medios fraudulentos? ¿Se instituyó en ellos esta práctica del doble gobierno, uno público y otro bajo cuerda, hecho de adjudicaciones, comisiones, paraísos fiscales, esa tangentopoli española? Desde luego fue en ellos cuando don Vito Pastuqui estuvo en el apogeo de sus poderes y, culminación simbólica, asistió al bodorrio de El Escorial. ¿Lo organizó él? ¿Lo pago él? Esas son las preguntas a las que los Aznar, el PP o alguien con más crédito debe responder.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

Entre tanto.

Entre tanto siguen cayendo. Una a una, como ayer, una mujer asesinada hace días en su domicilio. De a dos como a principio de semana, dos mujeres asesinadas a tiros por sus cónyuges. Sigue el goteo incesante de esta masacre callada, que apenas logra un hueco en los noticiarios entre las corrupciones del PP, el megapoderío chino, los trompicones del dólar, el hambre del África o las mentecateces de Berlusconi. Esa muerte silente pero siempre presente que amenaza a todas las mujeres en un clima de agobio universal porque los amenazadores son sus maridos, amantes, novios, los que dicen amarlas antes de estrangularlas, quemarlas vivas, tirarlas por la ventana, coserlas a puñaladas. Un miedo general porque nadie sabe por dónde vendrá el golpe, quién será la siguiente. Eso es el terror. Algo que los hombres no podemos entender por experiencia directa porque estamos del otro lado del cuchillo y sólo podemos sentir tomándonos el trabajo de ponernos en el lugar de ellas para intuir el miedo angustioso de la calle solitaria, la esquina oscura, el timbre tardío, el teléfono en la noche, la voz conocida.

Sin embargo podemos hacer mucho por ayudarlas. Para empezar, teniéndolas presentes.

(La imagen es una foto de P. Medina, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 8 d’octubre del 2009

Estado de descomposición.

El caso Gürtel, esa gigantesca trama de presuntos ladrones, sinvergüenzas, apandadores, mangantes, corruptos dentro del PP y en torno a él que llevaba años esquilmando los caudales públicos con un designio de expolio sistemático en todos los órdenes de la administración pública; ese plan organizado desde el tiempo de Aznar y habrá que ver si con su consentimiento, de saqueo de España digno de un episodio de la leyenda negra, se ha cobrado ya su primera víctima: el señor Rajoy ha demostrado ser un perfecto inepto, incapaz de reconocer la gravedad del problema cuando se le vino encima, incapaz de reaccionar a tiempo ni a destiempo; de controlar al partido, como se prueba a día de hoy en que no consigue que el señor Camps, sobre quien se ciernen los mayores indicios y sospechas de ser el responsable de la trama en Valencia no diga alguna de sus increíbles necedades. El mismo señor Rajoy que hace dos días pedía a los suyos que ignorasen el caso Gürtel, todavía fiel a su idea de que se trata de un montaje del Gobierno en contra del PP. Un perfecto incompetente al que, quizá por eso, nombró Aznar varias veces ministro y, por último, sucesor suyo.

Recuérdese lo que tiene dicho el señor Rajoy sobre este asunto en los ocho meses que llevamos de instrucción: todo falso; no es una trama del PP, sino una trama contra el PP. Un intento de machacar al PP. España, un Estado de terror, un Estado policía, un régimen de terror. Todos estos disparates y tonterías han llevado el placet del señor Rajoy. Un señor que, hace unas horas, anunciaba engoladamente que si alguien ha hecho lo que no debe, se tomarán medidas, como si pudiera suceder lo contrario, esto es, que alguien hiciera lo que no debe y no sucediera nada.

Es de esperar que el señor Rajoy presente su dimisión por su incompetencia, liberando a su partido de un peso enorme y permitiéndole reaccionar con tiempo todavía para llegar a las elecciones de 2012. ¿Cómo va a ser candidato al gobierno de España uno que no sabe gobernar ni su propio partido? (La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).-

Se acabó la farsa.

La Corte Constitucional italiana ha devuelto la dignidad a los italianos impidiendo que se consume la última arbitrariedad de ese indeseable que tienen de primer ministro de ponerse por encima de la ley. Un intento de reventar el Estado de derecho atacándolo en su misma médula, el imperio de la ley y el principio de igualdad de todos ante ella con igualdad de responsabilidad. La intención de que alguien, él en concreto y dos o tres cargos más, para disimular, no sean responsables por sus actos.

De inmediato ha dicho Il Cavaliere que la decisión es política y que el Tribunal Costitucional está lleno de izquierdistas que, ya se sabe, lo persiguen contra todo derecho. Estos personajes, estos Berlusconis, Aznares y Rajoys son iguales en todas partes: juegan a la democracia y al Estado de derecho mientras les conviene pero, si las cosas se tuercen, tiran contra ellos, los deslegitiman porque, en el fondo, no son demócratas; ni siquiera son políticos sino sátrapas arbitrarios acostumbrados a hacer lo que quieren e imponer su voluntad por los medios que sea en la esperanza de que gozarán siempre de impunidad. El señor Berlusconi tendrá ahora que comparecer ante dos tribunales de justicia, a responder por sus hechos. Igual que es de esperar que algún día comparezca ante otro el señor Aznar por la canallada de la invasión del Irak decidida contra toda legalidad internacional en las Azores.


(La imagen es una foto de fabbio, bajo licencia de Creative Commons).

Bravo por El Prado.

Ayer me dejé caer por las nuevas salas que el Prado ha abierto con el fin de pagar una deuda antigua que la casa tenía con la pintura española del XIX, que ya era hora. Estupenda decisión que permite a los visitantes no salir ya del museo con la idea de que la pintura española se acaba con Goya. Ni mucho menos.

Las salas están muy bien (aunque aún falta información sobre algunas piezas, incluidos cuadros celebérrimos como el de Los poetas contemporáneos, de Esquivel) y perfectamente situadas después de Goya. Es un placer visitarlas y encontrar en ellas obras que generaciones enteras sólo han podido contemplar en reproducciones, como El fusilamiento de Torrijos y otros. Es verdad que no es, en general, una pintura deslumbrante, original o rompedora, que está sometida a gustos extranjeros y encorsetada por convenciones de género; pero es nuestra, narra historias españolas y cuenta con lo mejor que este arte ha dado en cada momento, desde Alenza a Sorolla, pasando por el inefable Beruete. Prometo seguir en algunas entradas posteriores. De momento no me resisto a traer aquí al bueno de Pradilla con su fabulosa Juana la Loca, una imagen que, al menos yo y, supongo, todos los de mi generación, tenemos grabada desde pequeños, de los libros de bachillerato y que vivió siempre ajena al museo, alojada en el Casón. Obsérvense los gestos de todos los acompañantes de Juana. Son los del pueblo español ante los disparates tradicionales de sus clases dirigentes.

Bien por El Prado. Aplausos.

dimecres, 7 d’octubre del 2009

El caso García Lorca.

Tengo amistad de larguísima data con Manuel Fernández Montesinos García Lorca, sobrino del poeta. Manolo es un hombre íntegro y justo que ha sabido siempre encontrar el espíritu apropiado y la matizada mezcla de sabiduría griega en el torbellino apasionado que es la vida del siglo sobre todo acelerado con los fortísimos sentimientos que siguen agitando la vida, obra y muerte de su tío.

De un tiempo a esta parte ha venido dándose un caso en los medios según el cual la familia del poeta está boicoteando los intentos de quienes activan la memoria histórica, oponiéndose a que se abra la fosa en que se supone está enterrado el de Fuente Vaqueros e impidiendo, de paso, que los familiares de las otras dos personas asesinadas por los fascistas junto a García Lorca recuperen los restos de los suyos.

Esto no parece ser exactamente así. Como puede comprobar quien quiera ojear el escrito de alegaciones que la familia García Lorca ha presentado ante la Junta de Andalucía y que yo he subido a Google docs con el título de Escrito de alegaciones, los descendientes del poeta no cuestionan la apertura de la fosa ni se oponen a los derechos de los otros familiares de recuperar los restos de D. Dióscoro Galindo González (maestro) y D. Francisco Galadí Melgar (banderillero). Lo que la familia dice en el escrito, entre otras atinadas consideraciones sobre lo que sucederá con los cuerpos d las víctimas (éstas y otras que vayan apareciendo) y la situación en que quedaran los terrenos y los lugares, es que no quieren que se proceda a la exhumación e identificación automática de los restos de su antepasado. Tampoco se oponen tajantemente a ello y para siempre y dejan una puerta abierta a que su criterio cambie, razón por la cual se reservan todos los derechos sobre los restos del inmortal poeta.

¿Por qué así? ¿Por qué no abrir de par en par las puertas, localizar el cuerpo, identificarlo y coronar una tarea de búsqueda de víctimas del terrorismo? (Espero que, a estas alturas, nadie que no sea un beneficiario directo de aquella vergüenza, cuestione que el régimen de Franco fue un régimen de terroristas y delincuentes.) Al fin y al cabo, García Lorca ya no pertenece solamente a sus familiares sino que es patrimonio de la humanidad. Ciertamente, ciertamente. Pero si de esta exhumación, identificación de los restos y consiguiente exposición a la luz pública se derivaran circunstancias imprevistas que permitieran aumentar el morbo de las circunstancias de la muerte García Lorca y que redundaran en una posterior victimización del poeta, no sería la humanidad quien diera paso alguno para proteger la memoria de aquella víctima de la barbarie y la vesania fascista capaz de haber hecho con el poeta en vida y con su cadaver después cualquier tipo de atrocidad, como todos sabemos de sobra. Esa protección sólo podrá brindársela la familia que hace muy bien actuando con la cautela y la precaución con que lo hace, adoptando las decisiones que competen a su autoridad y exigiendo el respeto colectivo a unos sentimientos que nadie puede tergiversar amparándose en la ley.

Así que menos historias y menos demagogia sobre el poeta asesinado cuya memoria pertenece a todos, pero cuyos restos pertenecen a la familia que es sobre quien recae asimismo la responsabilidad de garantizarles el respetuoso tratamiento que merecen.

(La imagen es una foto de Cod gabriel, bajo licencia de Creative Commons).

Todos y ninguno.

El museo Thyssen ha inaugurado la temporada con una exposición sobre Henri Fantin-Latour de la que es poco lo bueno que cabe decir. La exposición en sí misma deja bastante que desear. Dice cubrir toda la vida del artista, pero se reduce a setenta piezas entre los que cuentan dibujos y bocetos y cuya selección tampoco es la mejor imaginable. Organizada en común con la Fundación Gulbenkian parece que la que se abrió en Lisboa era más amplia y, por razones que no se comunican, a su paso a España se ha reducido notablememte. Tanto que no ha dado ni para dividirla entre lo que se exhibe en el museo y la parte que se lleva a Cajamadrid de la plaza del Celenque, como se hace en otras ocasiones. Tampoco se prodiga la organización en explicaciones orientativas o aclaratorias. Por ejemplo, cuenta la exposición con el famoso lienzo En torno a la mesa (1872) pero en ningún sitio se dice que los personajes son retratos de poetas de la época y que dos de ellos son Verlaine y Rimbaud, por aquel entonces en mitad de su apasionada relación, con lo que el visitante no prevenido pierde una magnifica ocasión de poner rostro (y qué rostro) a dos egregios poetas.

En cuanto al pintor en sí mismo no será Palinuro quien niegue el interés de Fantin-Latour como objeto de exposición pero no le daría una prioridad alta en un estudio de posibilidades. Y, desde luego, niega la conclusión que el comisariado organizador deja caer en un par de comentarios de que Fantin-Latour sea un gran pintor francés injustamente olvidado y qué lamentable es que no se le dediquen exposiciones. Ni nuestro hombre es un gran pintor ni es injusto el lugar que ocupa en la memoria colectiva del arte y que es, desde luego, modesto.Fantin es un artista delicado, con matices, con una pintura nada simple y una apreciable variedad temática: hay retratos (un género que cultivó mucho y le era rentable), naturalezas muertas, especialmente flores, que le hicieron muy famoso en su tiempo en Inglaterra. Teniendo en cuenta que se trata de la época victoriana, con la pintura inglesa dominada por el empalagante prerrafaelismo, habrá quien diga con cierto cinismo que eso lo explica todo. También hay paisajes, retratos colectivos y una escasa representación de la pintura libre y alegórica que tanto gustó al autor. Todo ello es más que suficiente para hacerse un juicio. Un juicio ¿sobre qué? Sobre un pintor francés cuya vida trascurre a lo largo del prodigioso siglo XIX (muere en 1904) y en cuya obra no hay prácticamente rastro del impresionismo si se excluye alguna pieza especialmente relevante, como su fabulosa Helena, obra ya tardía (1892), y aun en esta se aprecia mucho más la influencia simbolista de un Moreau que el impresionismo. Aunque mi juicio general de Fantin sea bastante bajo, tengo en altísima estima este cuadro, uno de los pocos en los que el artista vence las convenciones de la época y consigue transmitir uno de los elementos decisivos del mito que incendia Troya: Helena, la mujer más deseada por todos los hombres en el momento en que accede a ella el pelirrojo Menelao con el juramento de los príncipes argivos.

Valorada en conjunto la obra de Fantin refleja claramente la impronta de quienes fueron los modelos del pintor en su vida, sus grandes influencias que vierte fielmente, con ese espíritu de copista que cultivó en sus años mozos. Hay veces que vemos a Manet (singularmente los retratos y, desde luego, los colectivos; el de los poetas es característico); otras, las más, vemos a Courbet (por quien Fantin sentía verdadera veneración), a Corot (en los paísajes, por supuesto) y nos rondan el ánimo las referencias a Delacroix. Todo ello, en cierto modo, compartamentalizado pero sin el genio claroscuro de Manet, sin la audacia de Courbet, sin la minuciosa concentración de Corot, sin el ímpetu flamígero de Delacroix. Todo ello moderado, tamizado, como de andar por casa. La negación misma del espíritu romántico, si se quiere. Nuestro hombre hace lo que puede, que no es poco, pero tanta influencia a la que se rinde acabó por no dejarlo ser él mismo en nada. Fantin refleja casi toda la pintura francesa sin tener ninguna propia. Ni siquiera en los bodegones, con los que tanto éxito alcanzó, pueden decirse genuinamente suyos pues remiten invariablemente a la pintura flamenca hasta en los trampantojos (antiparras o cuchillos al borde de las mesas) que se repiten casi mecánicamente. Es un placer para la vista que la exposición incluya el bodegón de 1869 El compromiso, con esa chinoiserie tan delicada que actúa de eje central de una composición que habla de compromiso, fidelidad, felicidad, amor. Hasta aquí hemos llegado: un bodegón.

La exposicion dedica una parte a los autorretratos, de los que se encuentran tres de los más conocidos. Fantin llegó a autorretratarse como medio centenar de veces, sobre todo de joven cuando se tiene esa curiosidad tumultuosa sobre lo que nos rodea, incluida nuestra propia imagen. Fantin parece experimentar una regocijada sorpresa al autorretratarse que suele trasmitirse al espectador. Quizá sea éste el subgénero en el que el hombre fue más el mismo. Claro que a ver cómo podría ser de otro modo.

En una visión algo más amplia, Fantin, que fue hombre de su tiempo, igual que coquetea con el simbolismo y es amigo de los impresionistas sin ceder sin embargo a su apabullante riqueza cromática (llegó a enviar algo, sin embargo, al salón des réfusés en alguna ocasión) tiene pasion por la música y adopta una actitud sinestésica que lo lleva a caer subyugado del mundo wagneriano y su concepción de la "obra de arte total". Fantin compuso muchos lienzos con motivos de Parsifal, Lohengrin, el Oro del Rhin... Era un wagneriano combativo, de los que retrataba irónicamente Beardsley. A propósito, la exposición incluye un magnífico dibujo del barco de El holandés errante que no pongo aquí porque no lo he encontrado. Lo sustituyo por esas Tres doncellas del Rhin que reflejan fielmente la grandeza y la miseria del arte wagneriano hecho por wagnerianos, gente de culto.

En fin, el Thyssen anuncia una exposición temática próxima sobre el erotismo en el arte que espero sea más lucida que esta. De todos modos, tampoco es cosa de ser muy negativo. Merece la pena acercarse a ver a Fantin-Latour, a dar un repaso a la pintura del XIX que no se rindió al impresionismo sino que aventuró su asalto al realismo de sus comienzos a través del simbolismo.

dimarts, 6 d’octubre del 2009

Ni títere con cabeza.

La trama Gürtel es mucho más grave, profunda y extensa de lo que se ha venido pensando hasta la fecha. Los nuevos datos procedentes de ese relato de las Minas del Rey Salomón que es el famoso e inagotable informe de la policía implican, según parece, al Gobierno del PP de Castilla y León en una de esas charranadas protagonizadas por el señor Correa y algún alto cargo del gobierno regional con la habitual lluvia de adjudicaciones ilegales, pago de comisiones y actividades ilícitas de todo tipo. Con este gobierno autonómico son ya cuatro del PP los que aparecen pringados en actividades corruptas siempre en el marco de la red empresarial gürteliana.

Se dirá lo que se quiera pero esto ya no es un escándalo ordinario de corrupción en el que un alto cargo aislado, un funcionario de un ministerio o una Comunidad entra en tratos con una red mafiosa ocasional y se corrompe para su beneficio (o perjuicio) personal. Al contrario, lo que las investigaciones judiciales y policiales están poniendo en claro es la existencia de una red omnipresente de prácticas ilegales sistemáticas que viene funcionando de tiempo atrás, pensada para expoliar los bienes públicos en beneficio a) de los cargos del partido del gobierno corruptos, b) del propio partido y c) de los presuntos delincuentes que llevan años cobrando y pagando comisiones ilegales, organizando actos del PP, financiando al partido y apaleando millones procedentes de este expolio monumental, generalizado y que ahora la policía anda buscando en los paraísos fiscales mundo adelante.

Realmente tenía razón el Curita cuando decía que eso de los trajes regalados del Bigotes era una fruslería. Efectivamente, por muchos y llamativos que hayan sido los bienes y servicios que se hayan empleado en forma de cohechos para comprar las voluntades de los gobernantes del PP o agradecerles (a ellos y a sus familiares) los servicios prestados, son peccata minuta en comparación con esta fabulosa maquinaria de enriquecimiento ilícito puesta en marcha, aparentemente, por ese genio de la tramoya delictiva que ha resultado ser el tal Paco Correa, (a) Pastuqui, hoy en prisión preventiva. ¡Qué injusta es la vida! Un hombre capaz de organizar esta especie de Estado parásito dentro del Estado, esta tenia de los millones que circulan por los vericuetos intestinales de las administraciones públicas, merecía un destino mejor que estar entre rejas. Quizá debieron nombrarlo administrador en aquellas famosas privatizaciones del Gobierno del señor Aznar que luego se entregaban a los amigos del cole.

Porque esa es otra: ¿quién sabía qué de toda esta fantástica historia de la rebatiña general de los recursos públicos? Pues según se desprende de la correspondencia que los responsables de la red gurteliana mantuvieron con los responsables del PP en ocasiones en que los mecanismos de apandar no funcionaban con total corrección y era necesario acudir a las habituales prácticas mafiosas para cobrar deudas mediante presiones y amenazas, los principales cargos del partido, los señores Fraga, Rajoy, Arenas, que eran los destinatarios de esa correspondencia villana con amenaza de ajustes de cuentas. Otra cosa es, naturalmente, que ellos personalmente leyeran dichas misivas pero, desde luego, de haber querido, habrían podido hacerlo con lo que ganarían una visión muy ajustada del estado de la cuestión.

Una última palabra acerca del impacto de todo esta Babilonia delictiva sobre las fortunas electorales del partido de la derecha. El tradicional pesimismo español y la resignación secular de nuestro pueblo frente a las prácticas de abuso de los señoritos de siempre, amparados en sus privilegios y su espesa red de contactos y amistades con quienes debieran vigilar por el interés público y lo hacen a su manera (el caso del señor Camps con su amigo y benefactor el juez De la Rúa) hacen pensar a muchos que, a diferencia de otros países en los que estos comportamientos supondrían un castigo fulminante, en el nuestro no pasará nada sino que, al contrario, los electores premiarán a los corruptos aupándolos a los puestos de poder o manteniéndolos en ellos. Algo de eso parecen pensar asimismo algunos de los principales beneficiarios de este estado de cosas, como el señor Fabra o el reiteradamente citado y esperpéntico señor Camps cuando invocan su respaldo electoral como especie de patente de corso. Y seguramente habrá sido así hasta la fecha. Pero este asunto es ya demasiado grave y general para que no haya un vuelco en tan infausta tradición. Trátase de una especie de repetición hispana del fenómeno italiano de Tangentopoli, aunque concentrado en un único partido, el PP, cuyos dirigentes, sin duda conocedores de las consecuencias que puede tener esta nueva operación al estilo de mani pulite puesta en marcha aquí por el juez Garzón, dispararon por elevación contra los cimientos mismos del Estado de derecho en nuestro país, los medios de comunicación, las fuerzas de seguridad del Estado, la administración de justicia, etc. Con escaso resultado porque, como se muestra en el sondeo realizado para el diario Público sobre la reaccion ciudadana a los escandalos de corrupción de la trama Gürtel en el PP, hay ya una mayoría de ciudadanos que pide medidas y dimisiones y esto no ha hecho más que empezar.

No sería lógico que se llegara a las elecciones de 2012 sin que el partido conservador acuse este golpe y sin que haya tomado medidas de regeneración drástica que equivalgan a una refundación. España necesita una derecha democrática, libre de los dos pozos negros que atenazan las posibilidades de la que hay: los innobles vinculos con el franquismo en el pasado y la podredumbre de corrupción caciquil que lo devora en el presente en sus tareas de administración pública y que, a estas alturas, no tiene parangón con ninguna tropelía que pueda haber realizado el PSOE.

(La imagen es una foto de Carlesmari, bajo licencia de Creative Commons).

La salud de la izquierda.

Sin duda impresionado por un agorero editorial de El País de ayer titulado Izquierda en crisis un amable lector pide a Palinuro que se moje acerca de este por lo demás caro tema para él de la izquierda. De haber esperado a hoy en que el mismo periódico reincide en el asunto con otro editorial titulado La excepción griega quizá se hubiera dado por satisfecho. Si la crisis de la izquierda en Europa procede de sus destinos electorales en los distintos países, es poco lo que cabe decir porque, cuando menos se espera, los hechos señalan en otra dirección y hay que salir al quite hablando de "excepciones".

No obstante, ya que estamos en ello, me atrevo a hilvanar algunas observaciones que quizá no sean del todo insulsas. Veamos:

A) hablar de crisis de la izquierda no es decir mucho. La izquierda lleva en crisis clarísima, cuando menos, desde la caida del comunismo a comienzos de los noventa. Es más, pienso que lo que llamamos "crisis", si hablamos con propiedad, (esto es, aquella situación límite en que se decide si un paciente se cura o se muere) es el estado natural de la izquierda de siempre. No quiero irme muy lejos pero si identifico a la izquierda con una actitud de disconformidad con la realidad existente (lo que la retrotrae al origen de los tiempos y no sólo a la tontería esa de la Revolución francesa) en pro de un ideal de mejora, la crisis es consustancial a la izquierda.

B) vincular la crisis (en el entendimiento de que sea una desventaja) a las fortunas electorales es quedarse en la espuma de los días. Los sistemas democráticos son alternativos y los resultados electorales deben tomarse como indicadores para la determinación del rumbo. A veces se gana; a veces se pierde. A veces se gana mereciendo perder y a veces se pierde mereciendo ganar. Hay de todo. Las fortunas electorales de la izquierda en Europa hoy son aciagas. Ya mejorarán. Cuando la izquierda era boyante, por cierto, nadie entonaba responsos sobre la crisis de la derecha.

C) habría que matizar lo anterior recordando que hay varias izquierdas y que si la hegemónica pierde, las otras parecen ir levantando cabeza. Lo que el segundo editorial de EL País llama despreciativamente "pequeños partidos" son las formaciones de una izquierda más radical que la socialdemocracia que no han quedado mal paradas en Alemania, Portugal o Grecia. Un interesante dato que puede ayudar a hacer propuestas que mejoren la catastrófica situación de Francia o Italia.

D) igualmente es preciso matizar que el gigante del otro lado del Atlántico está gobernado por la izquierda. Izquierda al estilo gringo, pero izquierda al fin y al cabo (y, si no, que se lo pregunten a los fachas de allí y de aquí, a quienes el gobierno de Obama provoca accesos de asesinitis) y eso no es asunto baladí a la hora de hacer dictámenes sobre el paciente en el mundo.

E) yendo al fondo de la cuestión, en algo tenía razón el primer editorial citado: el discurso actual de la izquierda es pobre, desfasado, perdedor y eso en la medida en que existe en el orden europeo y no se limita a una polifonía de Estados nacionales. Se ha vencido el ciclo de las "terceras vías" y los "centros" a la alemana y hay que renovar. Como a la fuerza ahorcan, se renovará. Habrá que perder el miedo al conservadurismo de los electorados y las condiciones adversas de la globalización para recoger las propuestas más viables de carácter radical y articularlas en discursos de gobierno que impliquen transformaciones del modelo productivo. Las propuestas de Rodríguez Zapatero iban en el buen sentido, pero la crisis las ha dejado, al parecer, en agua de borrajas. Es de esperar que se recojan en otros países en que se salga antes del mal paso y se lleven a la práctica.

F) una última consideración: está tardando demasiado la articulación de un discurso transnacional de la izquierda, uno internacionalista. Nunca las circunstancias han sido tan favorables a la vieja tradición izquierdista y nunca, sin embargo, se ha traicionado más el principio en virtud de neurosis nacionalistas de uno u otro tipo.

En fin, Palinuro promete volver sobre el asunto con más sosiego.

(La imagen es una foto de G. Rivas Valderrama, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 5 d’octubre del 2009

El mundo en blanco y negro.

Hay gente que sólo ve las cosas en blanco y negro. También la hay que las ve con colores entremezclados o de un solo color; rosa, por ejemplo; o negro; o color caca. Sospecho que hay tantas formas de ver las cosas como cosas y videntes haya. A veces pasa, con todo, que las cosas parecen ser sólo blanco o sólo negro.

Blanco. El señor Rajoy fue ayer a una de esas cuchipandas finisemanales que monta el PP en provincias para estar en el telediario, esta vez en Aragón. Ahí se presentó el señor Rajoy a decir eso tan original y digno de crédito de "Cuando sea presidente, Aragón será una prioridad". Aragón, Andalucía, Extremadura, las Castillas... Siempre de ágape, el Presidente del PP y candidato a la presidencia del gobierno de España no encontró en su alocución motivo alguno para preocuparse por lo que esté pasando en el PP en toda España. Al contrario, se enumeran todos los (abundantes) motivos por los que el señor Rodríguez Zapatero, personalmente responsable de todos y cada uno de los desaguisados de la política y la Economía, debe dimitir. Y donde se demuestra una vez más que el señor Rajoy es sólo un hombre al servicio del señor Camps. Quiere éste que dimita Zapatero. En consecuencia, el señor Rajoy da las razones para ello. Y conste que lo más interesante del señor Rajoy en espectáculo es no lo que dijo, sino lo que no dijo. No dijo ni una palabra, ni una, sobre el asunto Gürtel, un escándalo de enriquecimiento ilícito y propaganda ilegal que afecta de lleno al PP y puede ser causa de su hundimiento en las urnas. Tan grave es ya que su presidente no sólo no lo menciona sino que tampoco dice ni pío sobre lo que ayer mismo originaba aquel escándalo. Al parecer los jueces, los tribunales, la policía, la Audiencia Nacional, la Fiscalía General del Estado, la Anticorrupción... ya no persiguen al PP, ya cumplen con su fin ordinario. De la noche a la mañana, España no es un "Estado policía", sino un lugar en donde se puede comer paella y decir tonterías los fines de semana. Está ya claro: nada de nada. Las patrañas, los embustes, eran eso, patrañas y embustes.

Negro. El caso Gürtel se lleva por delante al PP. A los claros indicios de financión ilegal en la Comunidad de Valencia con pagos de millones en facturas falsas se une ahora la revelación de que también en Galicia, siendo presidente el eximio don Manuel Fraga se hizo lo que se quiso con pagos de más de tres millones de euros en dinero negro a las empresas del Pastuqui y el Bigotes. Cohecho, blanqueo de dinero, falsificación de contabilidad... este PP más parece una banda organizada. La de Correa tiene a su vez literamente podrido al PP en Madrid, al menos a los pueblos de la sierra rica y al señor gerente. Este PP de Madrid, no siéndole suficiente con el Pastuqui, se montó su propio Gürtel con el caso de la fundación Fundescam mediante la cual, al parecer, se financiaron las campañas electorales del PP, singularmente la posterior al Tamayazo en la Comunidad de Madrid, que ganó la señora Aguirre por mayoría absoluta que puede que no sea tan absoluta.

En definitiva, negrísimo el patio del PP real. Se dice que el caso Gürtel es el Filesa del PP. Sí y no. Que yo recuerde, en el caso Filesa hubo financiación ilegal del PSOE pero nadie se enriqueció personalmente; es decir, nadie se lo llevó crudo como parece ser el caso con el PP. Por supuesto, ello no hace el delito de financiación ilegal menos odioso y en los dos casos hay delito. Pero los delincuentes no son iguales; ni mucho menos. Los del PSOE no iban a enriquecerse personalmente. No iban a "forrarse".

(La imagen es una foto de Contando Estrelas, bajo licencia de Creative Commons).

Los enviados.

Este Papa, un intelectual alemán con opiniones propias, gusta de agitar las aguas de los círculos intelectuales con sus posiciones teológico-filosóficas y siente particular predilección por el apostolado cristológico. En 2007 publicó un libro sobre Cristo debidamente reseñado en Palinuro y éste publica uno sobre los apóstoles que complementa aquel. Este texto, (Los apóstoles y los primeros discípulos de Cristo, Madrid, Espasa, 2009, 207 págs) con todo, es más de circunstancias porque consiste en una recopilación de algunas de las catequesis que el Romano Pontífice dio a lo largo del año 2008 con motivo de sus audiencias generales una vez por semana. Las dedicó a reflexionar sobre los apóstoles en conjunto y luego uno a uno, personalizándolos y, aunque el texto es algo irritante por el inevitable tono catequético, no deja de tener su interés tanto por lo que se dice como por lo que se deduce de la posición papal.

En sentido general, en cuanto al nacimiento del apostolado, Benedicto XVI sostiene que éste es la base de la tradición de la Iglesia y el origen de la institución episcopal. Ciertamente, la columna vertebral del invento. Los apóstoles son los discípulos de Cristo, aquellos a quienes éste escogió personalmente para predicar mundo adelante. Son, pues, los príncipes de la Iglesia. Benedicto se esfuerza por enlazar con el mundo veterotestamentario, de donde obtiene legitimidad para su Iglesia. Y así, recuerda que los apóstoles son doce como las tribus de Israel. Luego añade una especie de cábala aritmética que no estoy seguro de si el hombre no la cree a pie juntillas: doce es el resultado de multiplicar tres (número perfecto) por cuatro (los puntos cardinales) (p. 42), o sea, la perfección enviada a predicar a la rosa de los vientos.

De los apóstoles, hoy día, lo más llamativo es que sean sólo hombres. El Papa parece no darse por aludido con esta molesta cuestión de género y, al final, respira por la herida. Las mujeres aparecen en los dos últimos capítulos de la obra. En el penúltimo, al tratar el caso del matrimonio de Priscila y Aquila. Una mujer, cónyuge y (quizá, pues no está el asunto claro) mártir temprana, es una figura muy aceptable para la Iglesia católica. Pero no es suficiente. Por eso, Benedicto XVI se siente obligado a dedicar el último capítulo a las mujeres, a la función de las mujeres en la Iglesia catolica. No a una o a otra, sino a la mujeres en general que, dice, colaboran al desarrollo de la Iglesia de modo decisivo. ¿No fue María de Magdala llamada "apóstol de los apóstoles" por Tomás de Aquino? Frente a esta importancia esencial de carácter simbólico, el Papa reconoce que esta visión de las mujeres contrasta con la prohibición tradicional de que hablen en las asambleas y se escurre diciendo que no es asunto que quepa tratar aquí. Que las mujeres callen en las asambleas, que no sean sacerdotisas..., es mucho lo que la Iglesia católica tiene que reconsiderar en cuestión de género si quiere sobrevivir.

Porque éste es uno de los aspectos más curiosos de la historia del apostolado que el libro relata. Uno de los aspectos en los que la intervención de los apóstoles es decisiva para la prosperidad de la Iglesia es en la adaptación de ésta a las condiciones del siglo. Ya al considerar a los apóstoles singularizadamente, el Papa trata la cuestión que primero se plantea en la prédica del Evangelio: ¿a quién hay que evangelizar, a los judíos o a todo el mundo? Cristo insiste en que a todo el mundo y son luego los apóstoles quienes se encargan de dar forma práctica a esta orden del maestro: en un caso, eliminando la obligación que se imponía antes a los gentiles conversos de abrazar la ley de Moisés en su totalidad. Tal fue la tarea, nada desdeñable, de Santiago el Menor que, en esto, es más importante que el Mayor. Benedicto XVI lo entiende muy bien: la iglesia se legitima a través del Antiguo Testamento pero, para los creyentes, basta con que se sepan hijos de Abraham. Y en otro momento, asunto decisivo, otro de ellos se encarga de eliminar el trámite, más bien engorroso para los hombres, de la circuncisión. Que no quepa distinguir a judíos de gentiles así son cristianos.

Los apóstoles predican la Iglesia al mundo (hay trozos verdaderamente estomagantes en el libro acerca de la comunión, la unidad, el fundirse de todos en Cristo, la desaparición del individuo, que le hacen a uno recordar con verdadera delectación las diatribas de Nietzsche contra la "moral de esclavos" del cristianismo) y, curiosamente, introducen el mundo en la Iglesia. Esta tarea es la que el Papa admira pero, curiosamente, no se la aplica. Lo suyo es llamar "tradición" a los apóstoles y respetarla, pero no cambiarla para mayor gloria de la Iglesia que es lo que hicieron aquellos. Ese es el verdadero fracaso intelectual del Pontífice y un drama personal: su inquieta personalidad filosófica que debería llevarlo por estos derroteros queda castrada por su carácter rígidamente conservador. Habla de los apóstoles, pero es incapaz de entenderlos en la audacia de su condición de hombres sencillos. Sólo se siente a gusto con Pablo, que no era apóstol.

En efecto, era imposible que faltara aquí la referencia al personaje decisivo en la consolidación de la Iglesia pero que no era apóstol en el sentido prístino del término, sino a través de la simbología del llamado milagroso de Cristo ("Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"), san Pablo, a quien, en el fondo, dedica sus esfuerzos el Pontifice porque es la figura que más le convence. Tanto desde el punto de vista biográfico por lo que supone de superación personal como del teórico, que es el que más lo tranquiliza. En cuanto a lo biográfico, recuerda el Papa que Pablo relata haber sufrido "en trabajos, más; en cárceles, más; en golpes, de sobra; en peligros de muerte, muchas veces...; tres veces fui azotado con varas, una vez apedreado, tuve tres naufragios...; en viajes a pie, muchas veces, con peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; con trabajo y fatiga; con noches sin dormir, muchas veces; con hambre y sed; con ayunos, muchas veces; con frío y desnudez; sin contar lo que habría que añadir, mi carga de cada día, la preocupacion por todas las Iglesias" (II, Cor, 11, 23-28) (p. 154). Eso es una vocación en el sentido que recuerda Weber del vocare latino.

Y también en el aspecto doctrinal: Pablo es el hombre de Benedicto XVI, su Iglesia es Paulina. Y él, el perfecto funcionario, el intelectual que entiende el uso de la espada. Al comienzo, pagó el obligado tributo a la elección por Cristo de Pedro como piedra de la Iglesia. Pero a él lo que le convence es la Iglesia de Pablo, del intelectual. Cuatro catequesis le dedica y tres a sus colaboradores. Entre ellas, cómo no, parte de una al protomártir, Esteban, el predicador compulsivo; otro intelectual que no podía estar callado. "Ni judío ni gentil, sino todos hermanos en Cristo" es la doctrina paulina que remacha la ambición universal de la Iglesia. Benedicto tiene en cambio poco que decir sobre el dulce Juan, aunque sí y a gusto en cuanto a las visiones del Evangelista en Patmos.

Por último, una de curiosidad. La que queda de ver cómo se trata la cuestión de Judas Iscariote que plantea dos conocidos problemas: el de por qué Jesucristo que sabe que Judas va a traicionarlo y hasta lo profetiza, no lo impide, aunque no sea más que para que Judas no peque y el otro el de cómo se redime una culpa. En cuanto al primero, el Pontífice reproduce la habitual excusa ilógica de la Iglesia: Cristo sabe el futuro pero deja a Judas en libertad de decidir. Es obvio que si lo dejara de verdad en libertad y esta libertad fuera libertad, Cristo no podría conocer el futuro. En cuanto al modo en que se perdonan las culpas de forma que el personal no caiga en la desesperación como el pobre Judas colgando de un árbol, la recomendación no puede ser más repudiable: "En efecto, las posibilidades de perversión del corazón humano son realmente muchas. El único modo de sortearlas consiste en no cultivar una visión de las cosas sólo individualista, autónoma, sino en ponerse siempre del lado de Jesús, asumiendo su punto de vista." (p. 147). Lo dicho: viva Nietzsche.

diumenge, 4 d’octubre del 2009

Europa: el estado de la chapuza.

Irlanda, la otrora próspera Irlanda, orgullo del modelo de desarrollo neoliberal, adelantada de la e-economía y de la cristiandad, cultura de la avazadilla del pelotazo, ejemplo de la flexibilidad del capitalismo 2.0, habiendo visto las orejas al lobo, con la economía al borde de la quiebra, teniendo que recurrir al FMI como si se tratara de Guatemala, ha decidido reconsiderar su orgulloso "no" anterior al Tratado de Lisboa, cambiándolo por un "si" masivo, sin condiciones. Todo antes que verse a la intemperie. Les ocurre hoy a los irlandeses lo mismo más o menos que les pasa a los islandeses, también amenazados de ruina y habiendo descubierto una súbdita pasión europeísta capaz de fundir los hielos eternos de su amada tierra. Parecido con los irlandeses que han dicho "sí" a esta Europa de abortistas, descreídos y sin Dios.

Con la sumisa aceptación de Irlanda en el bolsillo, los estrategas de la Unión Europea dan por consolidado el marco político lisboeta. Los dos últimos rezongones, Polonia y Chequia, no son verdaderos problemas; basta con que Alemania apriete un poco las clavijas para que los checos se acuerden de que, gracias a Jorge Podiebrad, ellos cuentan entre los primeros paladines medievales de la unión europea.

Así que todos de enhorabuena con ese resultado del referéndum irlandés de rectificación. Ahora ya podemos dedicarnos a fortalecer la unión europea para lo cual se prevé que el señor Tony Blair formalice su candidatura para el nuevo cargo de presidente de la Unión. Imagínese qué felicidad para quienes sostenemos la teoría de la chapuza europea: nombrado el señor Blair, tendremos al frente de Europa a dos de los cuatro paladines de las Azores, el dúctil señor Barroso, anfitrión de aquel aquelarre de buitres y el fogoso señor Blair, Lawrence de Bagdad, fabricante de trolas mundiales sobre las armas de destrucción masiva al servicio de los piratas gringos. Es un momento excelente para confiar en las posibilidades de Europa como potencia independiente de los Estados Unidos.

Y no sólo eso, la chapuza europea ha alcanzado el grado del sublime oriente habiendo puesto al zorro inglés al cuidado de las gordas gallinas continentales. Menos mal que en el próximo semestre se inicia la presidencia española de la Unión que añadirá sin duda a la chapuza un sólido proyecto de alianza de las civilizaciones seguramente alentado pot los turcos.

(La imagen es una foto de Septem Trionis, bajo licencia de Creative Commons).

Camino de la catástrofe.

El sondeo de Metroscopia en El País de hoy no deja un hueso sano al Gobierno. Al señor Rodríguez Zapatero no lo quieren ni los suyos. Si las elecciones fueran hoy las ganaría, al parecer, el PP, lo que da una idea de lo desesperado que debe de estar el elector español para plantearse votar al partido del Pastuqui, el Bigotes, el Curita y demás presuntos sinvergüenzas. Y eso que hay una mayoría de ciudadanos que censura el modo en que el señor Rajoy está manejando la crisis de los apandadores.

Al señor Rodríguez Zapatero no lo acusan de mangante o de corrupto. Algo es algo; sólo lo acusan de inútil, ineficaz, manta e improvisador. Un cantamañanas, en definitiva, que no sabe qué hacer con la crisis, lo que hace lo hace mal y, encima, a destiempo. Claro que ya me gustaría ver a alguno de estos inexorables catones al frente de la nao del Estado, a ver qué hacían ellos, so listos. En realidad lo único de que verdaderamente cabe acusar al señor Rodríguez Zapatero es de aquella extraña obsesión nominalista por negar la crisis a base de no pronunciar su nombre que, debía de pensar él, llevaría mal fario. Desde entonces acá el dirigente socialista ha hecho lo que han hecho todos los demás y si el resultado es bastante peor se debe a las peculiaridades españolas, especialmente el ladrillo y olé. Otro asunto es que, para resolver este endemoniado problema esté al frente del ministerio la acicalada señora Corredor, de quien no se recuerda intervención alguna desde aquella primeriza de que era un buen momento para comprar cuando las casas andaban sobrevaloradas en un cuarenta por ciento.

Imagino que saldrá alguno de los paniaguados de los que este gobierno ha hecho abundante provisión a decir eso tan socorrido de que, en realidad, lo que sucede es que el Ejecutivo comunica mal. Por si alguien se lo traga, cuando es bien claro que donde no hay nada bueno que comunicar por definición se comunica "mal". Imagínese que las noticias fueran todas que el PIB crece a un 4 por ciento, que la tasa de desempleo es del cero por ciento, que la inflación ni se nota, que los salarios suben como la espuma y los precios llevan diez años sin aumentar y se verá cómo cala el mensaje en la sociedad aunque lo traslade un tartamudo.

En fin, tampoco se olvide que estamos más o menos a mitad de mandato y que no hay Gobierno en el mundo a quien el electorado trate bien en mid term. Con eso es con lo que creo que ya ha contado el Gobierno al elaborar esta roña de presupuestos para 2010. Confía en que las cosas se arreglen en 2011 y en convocar las elecciones de primeros de 2012 cabalgando el tigre de la recuperación económica.

Es un cálculo arriesgado, pero es el único posible dadas las circunstancias. Añádase que, al paso a que va todo, para entonces el PP puede tener procesado por gurteliano hasta al señor Aznar y al señor Camps sin dimitir.

(La imagen es una foto de Around the rings 1992, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 3 d’octubre del 2009

Adiós a la corazonada.

La importancia de los juegos olímpicos casi nunca tiene que ver con los juegos olímpicos sino con otros afanes y menesteres humanos, singularmente económicos y políticos. Los económicos suelen tener precedencia: una lluvia de millones, obras de remodelación urbana, estadísticas de turismo, empresas, servicios, eldorado deportivo, la locura. Ligados están los políticos: conflictos internos, carreras en ascenso, ofertas partidistas, alianzas al servicio de los supremos intereses de la nación y, ya con los juegos en marcha, al concentrarse los focos sobre la ciudad agraciada, mil y una opciones políticas tratan de conseguir relevancia mundial, desde grupos terroristas hasta anhelos independentistas o denuncias de agresiones a los derechos humanos. Solo en segundo o tercer plano aparece el mundo del atletismo, la competencia, las plusmarcas y siempre que se puedan relatar en términos anecdóticos y personales. Por último, en el fondo de la jarra de Pandora, en donde quedó la esperanza, asoma el llamado espíritu olímpico del que nadie se acuerda, aunque fue el que se invocó para resucitar los juegos a fines del siglo XIX, un espíritu como de tregua de Dios o de fraternidad universal que nunca se ha respetado porque, como todas las ñoñerías, se diluye al contacto con la realidad.

En clave menor, de patria chica, queda el capítulo de los sueños de barrio, de las ilusiones compartidas por la peña de amigos. Madrid, rompeolas de las Españas, símbolo en su día del restablecimiento de una democracia que había aniquilado el fascismo al pasar, abrigaba la esperanza de refulgir ahora como una nueva cosmópolis, cruce intercontinental de caminos, lugar de encuentro de Europa con América, el África y Asia, melting pot de civilizaciones y culturas. Y se ha quedado a las puertas, noqueado por una contundente victoria de una rival que supo esgrimir la mezcla de pujanza con el secular agravio suramericano.

Como madrileño y no empresario hotelero no siento una decepción especial por el fracaso de una candidatura que no me afectaba y, aunque haya hecho algún prudente esfuerzo por entender qué celebraban los reunidos en la Plaza de Oriente, tampoco creo que perder esa votación vaya a afectar el estado de ánimo colectivo. Es cierto que las autoridades estaban todas exultantes o hacían como que lo estaban: el Rey, el presidente del Gobierno, el dirigente de la principal fuerza de la oposición, la presidenta de la Comunidad de Madrid, el alcalde, empresarios, deportistas, iban todos a una que parecían boys scouts de excursión, tan entusiasmados que hasta dejaron de hablar de la corrupción, pero me da la impresión de que los madrileños no teníamos un especial empeño en el asunto.

Por último, la nota personal: el señor Ruiz Gallardón se encuentra en un momento delicado de su biografía. Si apuesta por Madrid 2020 seguramente tendrá las de ganar al menos en el capítulo de la perseverancia y la contumacia, pero corre el riego de quedarse para los restos como "alcalde olímpico" y de cerrarse las puertas a una carrera política nacional a la que aspira desde hace tiempo.

(La imagen es una foto de Culpix, bajo licencia de Creative Commons).

La prioridad democrática.

Leo que doña Mónica Oltra, portavoz del Grupo Parlamentario valenciano Iniciativa pel Poble Valencià (IpPV), ha presentado denuncia por un supuesto delito de prevaricación contra Juan Luis de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), en las decisiones sobre el caso Gürtel. Hace divinamente la señora Oltra. Su denuncia viene a añadirse a la que ya tiene presentada el abogado José Luis Mazón contra el mismo magistrado por no abstenerse de conocer en el caso de su más que amigo El Curita. A su vez, estas denuncias de parte coinciden con la acción de oficio de la fiscalía que ha recurrido el auto del Tribunal Superior de Justicia de Valencia ante el Tribunal Supremo, como también lo ha hecho el Partido Socialista del Paísn Valenciano.

Tales denuncias marcan el camino que hay que seguir ante un caso de tan flagrante violación del deber de imparcialidad de la justicia y ante una situación de evidente deterioro de las normas democráticas de convivencia a cargo de la actuación presuntamente delictiva y manifiestamente arrogante, autoritaria y despreciativa del señor Camps y de sus secuaces en el Gobierno de la Comunidad. Es el conjunto de la sociedad civil el que, en defensa de su dignidad, debe acusar al señor Camps por su atropello a los usos democráticos y al magistrado de la Rúa por un presunto delito de prevaricación.

Una situación en la que una Comunidad está gobernada por un hombre que ha mentido abiertamente al electorado y al Parlamento, como reconoce el auto del tribunal ahora acusado de prevaricación; que está enredado en diversos avatares procesales; que es sospechoso de haber organizado un sistema de financión ilegal de su partido; que se permite el lujo de no responder a las preguntas de los periodistas; que no da explicaciones en sede parlamentaria ni fuera de ella; y que responde con desplantes a las críticas democráticas es una sitación de manifiesto peligro para la democracia que exige algún tipo de intrvención pública. Sobre todo para que el señor Camps no pueda seguir actuando como si los ciudadanos fueran imbéciles, no continúe al frente de una presunta trama de corrupción, no atente contra los usos y costumbres democráticos y siga fomentando la existencia de un canal de televisión a su mayor gloria y a cuyo lado los medios de Goebbels eran un monumento a la falta de censura.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 2 d’octubre del 2009

Evo Morales y las realidades de la vida.

Cualquiera que haya leído la nueva Constitución boliviana, un texto larguísimo, minucioso, muy avanzado en derechos humanos, especialmente de los indígenas para los que se prevé prácticamente una estructura estatal dentro del Estado, incluida su propia administración de justicia, sabe que está concebida como un verdadero documento de emancipación de los autóctonos a los que hasta la fecha se ha explotado, oprimido, aniquilado y, desde luego, ignorado. En concreto, el artículo 30, II, 15 dice textualmente que los nativos tienen el derecho "a ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan". Lindas palabrejas que, a la primera de cambio, parece que no van a cumplirse porque, como siempre, por encima de los derechos humanos de los indígenas están los intereses de Bolivia como Estado o lo que el que manda entiende que son los intereses de Bolivia.

La zona en que anda haciendo prospecciones petrolíferas Petroandina, un consorcio en el que hay capital de los cinco Estados del antiguo Pacto Andino, tiene mucho valor medioambiental y hay alguna ONG soliviantando a los indígenas para que pidan que se les aplique la Constitución a fin de oponerse al proyecto. El presidente Morales, no obstante, lo apoya por considerarlo necesario para el desarrollo de Bolivia, preguntándose de qué iba a vivir el país si no es del petróleo pero sin preguntarse, según parece, de qué habrá vivido hasta la fecha y, sobre todo, de qué hayan vivido los indígenas, razón por la cual tira contra las ONG que luchan porque se apliquen los derechos de estos indigenas.

En la crítica del Presidente a las ONG suena el argumentario típicamente imperialista: muchas son chiriguitos para que vivan unos cuantos listos a costa de los pobres; muchas acceden a subvenciones públicas y viven de ellas porque se constituyeron para eso; otras se inventan los problemas para justificar su existencia; en general su actividad deja mucho que desear. Argumentos todos ellos del campo neoliberal que no suenan nada bien en boca de quien dice luchar contra él. Es bueno, aunque no muy original, que el señor Morales descubra que hay algunas, quizá bastantes, ONG que no cumplen con su tarea o que se emplean para lo contrario de aquella. Pero no todas y mucho menos cuando defienden los derechos de los pueblos indígenas y muchísimo menos aun cuando los incitan a ejercerlos en el marco de la Constitución más avanzada del mundo en ese campo.

Porque ahí es donde el señor Morales descubre y demuestra con su acción que una cosa es proclamar los derechos de los indígenas y otra hacerlos valer.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

¿Quién manda en el PP?

Camps, Francisco Camps, (a) el Curita, por increíble que parezca. No manda el señor Rajoy sino el Curita. Convocado a capítulo por la presidencia, el barón regional impone un punto intermedio de encuentro como símbolo de igualdad de poderío de los interlocutores, no cede en ninguna de las cuestiones que se le plantean, se reserva plena libertad de actuación, desautoriza a los mandos intermedios de su partido, como la secretaria general, María Dolores de Cospedal a la que ha dejado en ridículo, responde autónomamente a las preguntas sobre el contenido de la entrevista y se permite burlarse de los periodistas con respuestas arrogantes y despreciativas del tipo de "que dimita Zapatero".

A todo esto, el pavo lleva seis meses en primera línea de noticias por haber mentido a la ciudadanía acerca de quién paga sus trajes y acerca de si conoce o no a quien, al parecer, se los regalaba, por haberse librado por los pelos de la acción de los tribunales mediante una decisión problemática de uno de ellos presidido por un amigo suyo y que hoy está pendiente de recurso en el Tribunal Supremo y por ser sospechoso de haber organizado y sostenido una red de corrupción dedicada a la financiación de su partido.

Ya cuando la adversidad no lo acosaba era un político peculiar, proclive a la estracanada como se prueba por su decisión de que en su comunidad se imparta Educación para la ciudadanía en inglés, cosa tan estúpida como agresiva hacia la dignidad de los cuerpos docente y discente de la Comunidad Autónoma. Pero, al pisar el suelo resbaladizo de las sospechas delictivas, el personaje ha incrementado su potencial destructivo y es hoy una amenaza al funcionamiento de las instituciones de cuya seriedad hace burla sistemáticamente.

Se jacta este insólito personaje de que si hoy hubiera elecciones en Valencia obtendría una mayoría absoluta superior a la que ya disfruta en la mejor línea de los órdagos populistas de su ejemplo e inspiración en política, el multiimputado y multiimpune señor Fabra. Tal cosa (la mayoría más absoluta) es posible, aunque difícil de creer, y hará verdad el dicho, al menos en Valencia, de que cada cual tiene los gobernantes que se merece. Pero ¿que ha hecho el resto de los españoles para verse obligado a convivir con este elemento?

¿Qué ha hecho el pobre señor Rajoy para que un mentiroso comprobado y sospechoso de cohecho le diga lo que tiene que hacer? Y no sólo lo que tiene que hacer sino hasta lo que tiene que decir porque luego de la increíble entrevista en Alarcón, el señor Rajoy no contestó a las preguntas sobre su contenido pero pasó al ataque de las instituciones democráticas, descalificándolas y deslegitimándolas a cuenta del recurso de casación que la Fiscalía ha interpuesto ante el Supremo en contra de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Valencia de archivar la causa contra el President Camps.

En el PP manda Francisco Camps y cuando éste caiga arrastrará a su valet, el señor Rajoy.

(La imagen es una foto de Contando Estrelas, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 1 d’octubre del 2009

Las exigencias de la democracia.

En un Estado democrático de derecho rige el imperio de la ley y el de la opinión pública y si es difícil sobrevivir enfrentado a uno de los dos, es imposible hacerlo en contra de ambos que es lo que está intentando el presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, Francisco Camps, también conocido como el Curita en la trama corrupta del caso Gürtel en el que parece que tiene una participación de primer orden, mucho mayor de la que se pudo barruntar en un principio.

Cuando saltó el escándalo, daba la impresión de que el asunto se limitaba a la peculiar peripecia de unos trajes que los presuntos delincuentes regalaban a los políticos con los que trajinaban sus fechorías, entre ellos el Curita. Quizá por impericia, quizá por soberbia, éste gestionó muy mal el escándalo, mintió en repetidas ocasiones negando conocer al Bigotes, el que le regalaba los trajes o afirmó que se los pagaba él, se encastilló en un silencio aparentemente ofendido, se negó a dar explicaciones en sede parlamentaria y aplazó todo al pronunciamiento de los jueces en la esperanza de que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, que era y es amigo íntimo suyo, lo exonerara de responsabilidad como efectivamente sucedió con una decisión del citado tribunal, movida por su presidente por dos votos a uno en la que se archivaba la causa en contra del Curita, una decisión que frisaba la prevaricación si es que no incurría en ella.

En los meses que duró el percance anterior, el Curita contó con el apoyo incondicional de la dirección de su partido y el reiteradamente expreso de su presidente, señor Rajoy, quien le dispensó un trato privilegiado y no sólo no le obligó a dimitir ante las sospechas de corrupción que lo asediaban como hizo con otros cargos públicos de su partido en similares circunstancias en la Comunidad de Madrid, sino que le brindó públicamente su apoyo en varias ocasiones, especialmente en un acto multitudinario en Valencia este verano en el que lo respaldó sin dudas ni vacilaciones y en una muestra de unidad del partido que ya se había exhibido con anterioridad en la foto que ilustra este comentario y que, por supuesto, hoy sería impensable.

Este modo de reaccionar frente a los indicios y pruebas de implicación en la corrupción de la trama Gürtel no sólo del presidente de la Generalitat valenciana sino de otros cargos y figuras del PP adoptó la forma extrema, algo paranoica y a todas luces insostenible de denunciar una persecución del PP por los órganos, instituciones y servicios del Estado de derecho, la judicatura, el ministerio del Interior, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Trátase de una deriva peligrosísima que en el mejor de los casos asimila al PP al comportamiento de cualquier delincuente que siempre sostiene que es objeto de una persecución arbitraria y en el peor deslegitima al Estado de derecho y hace que imperen en el principal partido de la oposición las fuerzas más radicales y contrarias a la democracia que siempre han existido en él.

La razón por la que el PP llevó a este extremo irresponsable su apoyo al Curita y demás políticos valencianos sospechosos de actos delictivos reside en el respaldo que estos habían dado al señor Rajoy en el curso de las luchas internas del partido por hacerse con su presidencia. Fue el apoyo que el Curita brindó al señor Rajoy en el Congreso que le organizó ad hoc en el verano de 2008 el que permitió al sucesor de Aznar consolidar su posición de presidente frente a diversas opciones que se la disputaban tras haber perdido por segunda vez las elecciones legislativas. Fue una reacción de agradecimiento que pareció verse compensada de nuevo cuando el juez amigo del Curita dictó un sobreseimiento de la causa que ha provocado no sólo la interposición de un recurso ante el Tribunal Supremo sino un verdadero escándalo público.

Pero las cosas se complicaron al salir a la luz un informe realizado por la policía por mandamiento judicial del que parece seguirse sin gran margen de duda que el Curita y sus colaboradores han venido actuando como una especie de mafia que ha incurrido en diversos tipos delictivos, singularmente el cohecho -del que fueron exonerados por la citada decisión judicial- y la financiación ilegal de su partido. En un primerísimo momento, la reacción del PP y de su dirección fue recurrir de nuevo a la manida teoría de la persecución policial y la secretaria general de la organización, señora De Cospedal, que no parece tener muchas luces, formuló acusaciones concretas falsas, sin pruebas, calumniosas dirigidas al Gobierno. Pero la tozudez de los hechos ha acabado imponiéndose y, aunque el Curita escenificó hace un par de días un control parlamentario de su gobierno en las cortes valencianas que más pareció una farsa y una burla a la opinión, el PP ha tenido que rendirse a la evidencia de que seguir apoyando a los presuntos corruptos valencianos en contra de la ley y de la opinión pública es la vía más segura al suicidio.

A partir de ahora sólo pueden producirse descalabros y la cuestión pasa a ser cómo se resuelve este endiablado asunto en Valencia en donde quizá lo único sensato que quepa hacer sea que el presidente y su equipo dimitan y se convoquen elecciones anticipadas.

Porque por más que se empeñe el Curita y la manga de presuntos chorizos que lo arropa así como el cacique presidente de la Diputación de Castellón, no menos presunto delincuente, en democracia es imposible gobernar en contra de la ley y de la opinión pública. Eso es cosa de la dictadura con la que gran parte de esta derecha española simpatiza abiertamente.

La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons)

Fascistas robacadáveres.

Por fin el Gobierno vence su timidez, debilidad o cobardía a la hora de hacer justicia a las decenas de miles de personas, vivas o no, relacionadas con la siniestra arbitrariedad de la dictadura de Franco de secuestrar los cadáveres de los republicanos muertos en el frente, ejecutados estrajudicialmente por las escuadras de falangistas o fallecidos a consecuencia de las torturas para dar satisfacción al deseo del dictador de rodear su faraónica tumba de caídos de los dos bandos en la contienda civil que alumbró su sedición.

Sabido es: la construcción de la basílica de Cuelgamuros, en la que se tuvo trabajando a miles de republicanos derrotados en la guerra, quería tener el valor simbólico de lo que el fascismo entiende por reconciliacion y no pasa de ser un insulto y un agravio más a las víctimas de la guerra y la posguerra a las que se enterró allí sin conocimiento de sus familiares o en contra de su voluntad, tras profanar sus tumbas, muchas de ellas fosas comunes en las que yacían los cuerpos de los asesinados veintitantos años antes.

Ahora una proposición no de ley auspiciada por los diputados Joan Herrera y Uxue Barkos, de Nafarroa Bai, a la que se han sumado, ¡por fin! los socialistas, permitirá recuperar los cuerpos de esos secuestrados en muerte, identificarlos y restituírselos a sus familiares y herederos. Es de justicia señalar que este diputado Herrera, de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds, está haciendo él sólo por la memoria histórica y la reparación de las injusticias del franquismo más que los 349 diputados restantes.

No es, en cambio, preciso añadir que el PP se ha opuesto a la iniciativa como siempre que se trata de deshacer las injusticias de la dictadura, su fuente espiritual de inspiración. El argumento que dice haber encontrado ahora es que hay que tratar a Cuelgamuros como "un cementerio más", como si el mundo estuviera lleno de cementerios rebosantes de cadáveres robados.

Por último, una consideración: espero que el señor Herrera lleve su coherencia, que es mucha, a presentar una propuesta respecto a los cuerpos de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco. Yo los sacaría de donde están y también se los devolvería a sus familias, sobre todo al segundo. La Nación no tiene porqué honrar en un espacio público la memoria de un militar felón, delincuente y genocida.

(La imagen es una foto de Dark Botxy, bajo licencia de Creative Commons).