6ª) La UI, creada para tratar de aprovechar el "no" a la OTAN en donde, por cierto, perdió, no ha servido para nada. No ha parado a la OTAN y en treinta años no ha servido para nada más que para dividir a la izquierda; y ahora que llega otro que eso lo hace mejor está a punto de desaparecer.
dissabte, 9 de gener del 2016
La OTAN y yo
6ª) La UI, creada para tratar de aprovechar el "no" a la OTAN en donde, por cierto, perdió, no ha servido para nada. No ha parado a la OTAN y en treinta años no ha servido para nada más que para dividir a la izquierda; y ahora que llega otro que eso lo hace mejor está a punto de desaparecer.
dilluns, 21 de maig del 2012
Año 2030. De las Memorias de Mariano Rajoy.
diumenge, 20 de maig del 2012
El guerrero pordiosero.
dissabte, 4 d’abril del 2009
OTAN, 60 aniversario.
Con motivo del sexagésimo aniversario de la OTAN hay una reunión en Baden Baden en la que la organización está tratando de definir sus nuevos objetivos y correspondiente estructura para los tiempos venideros. A esa reunión ha acudido el presidente del Gobierno español porque España es miembro de pleno derecho de la alianza militar más importante y duradera de Occidente.
Hubo un tiempo en que esto no era así, en que España no pertenecía a la OTAN porque, sometida a una dictadura fascista, era una apestada internacional y prácticamente no pertenecía a ningún organismo multilateral: al Consejo de Europa o a la Unión Europea, antes Mercado Común, luego Comunidad Económica Europea o a otros. Lo cual no impedía que estuviera imbricada en la estrategia defensiva occidental en tiempos de la guerra fría a través del pacto bilateral con los Estados Unidos que, siempre pragmáticos, querían aprovechar el alto o bajo potencial militar español y, por supuesto, asegurarse unas bases en el territorio patrio que Franco les cedió servilmente para ganarse su simpatía.
Murió Franco, llegó la transición y tarde o temprano había de plantearse la cuestión de la pertenencia de España a las organizaciones multilaterales, cosa que sucedió en los años 80 con la posible adhesión a la UE y a la OTAN. Ahora bien, aunque había casi unanimidad respecto a la conveniencia de ingresar en la UE, en lo atingente a la OTAN, la opinión estaba dividida entre una derecha partidaria del ingreso y una izquierda partidaria de rechazarlo. El Gobierno socialista de Felipe González, que había ganado las elecciones de 1982 prometiendo ambiguamente que saldríamos mediante referéndum de la organización en la que nos había metido a la chita callando el Gobierno conservador de Calvo Sotelo, acabó convocando la consulta, pero no para salirnos sino para quedarnos.
El referéndum de 1986 dividió profundamente a la izquierda española, división que aún perdura por cuanto la parte contraria a la OTAN organizó la Izquierda Unida original bajo patrocinio del Partido Comunista que, mal que bien, sobrevive actualmente. Hubo otra parte de la izquierda que optó por el sí a la integración en la organización militar. Yo lo hice. Incluso publiqué un artículo en EL País el día de la reflexión, el 11 de marzo de 1986 titulado A favor del "sí" con sus razones que hoy, veintitrés años después, volvería a escribir y publicar porque creo que la pertenencia a la OTAN fue un acierto desde el punto de vista de la izquierda también.
Aquel artículo me costó un disgusto con viejos amigos, rupturas y pendencias sin fin. Recuerdo que Patrick Camiller, el director de la New Left Review, que había venido a España a hacer campaña por el no, me explicaba qué gran paso daría la izquierda europea si, la primera vez que la pertenencia a la OTAN se ponía a votación, ganaba el "no". Le dije que yo votaría que "no" en un referéndum sobre la OTAN el día en que los ingleses hubieran organizado uno y se hubieran salido a su vez y, en el ínterin, harto de que mi país se quedara siempre fuera del concierto de los demás Estados democráticos unas veces por unas razones y otras por otras, votaría que "sí" y haría campaña por el "sí".
La discusión con Camiller se repitió con otras gentes en otros lugares. Se me dijo que abandonaba mis principios para integrarme en una organización militarista, belicista, causante de no sé cuántos desaguisados en el mundo. Respondía yo que, hasta la fecha no había visto que hubiera causado ninguno y que la OTAN no había invadido ningún país miembro de ella misma como sí había hecho el Pacto de Varsovia con los suyos y que, además, veía una gran ventaja de consolidación democrática en España integrando a los militares españoles en una organización defensiva para que se entretuvieran, se homologaran con los demás y se olvidaran de su tendencia al golpismo.
Algunos otros argumentaban que había que salvaguardar la tradición de la "neutralidad" española, que teníamos que aprender de Suecia, Austria o Finlandia, cuando era obvio que no teníamos nada que ver por cuanto no existía una tradición de "neutralidad" española sino, en todo caso, al menos en tiempos de Franco, de "no beligerancia" que no ocultaba la colaboración del régimen con los nazis y los fascistas con la guinda de la División Azul en el frente del Este. Muchos de los que entonces me ganaban por la izquierda y me llamaban socialdemócrata traidor y cosas así, luego me ganaron por la derecha y, si no llegaron a la extrema derecha es porque Alá es grande; por ejemplo, el señor Tamames, a quien oí entonces diciendo por TVE que había que votar que no a la OTAN porque era una organización dominada por los gringos, los últimos que nos habían ganado una guerra, es decir, atizando nobles pasiones. He perdido la cuenta de las oscilaciones ideológicas del señor Tamames desde entonces.
Han pasado 23 años. Entretanto el comunismo ha caído sin que parezca que vaya a levantarse por una temporadita y la OTAN, hoy, quiere establecer relaciones de colaboración con Rusia, cosa impensable en tiempos de la Unión Soviética. El Pacto de Varsovia, la OTAN comunista, también se ha desintegrado y casi todos sus antiguos miembros han salido corriendo y se han echado en brazos de la organización militar occidental, probablemente porque se sienten más a gusto y más seguros. Algunos países europeos, como Grecia y Turquía no han llegado (más) a las manos porque ambos son miembros de la OTAN. Los militares españoles no han vuelto a amagar con alguna de sus intentonas tradicionales y el país no se ha visto involucrado en ninguna aventura belicista o imperialista.
En definitiva, una historia de un éxito en la que, como es lógico, no faltarán algunos borrones. Por ejemplo, parece que la acción de la OTAN en los Balcanes ha sido inadmisible en varias ocasiones pero, aparte de que una actuación tan delimitada en el tiempo y en el espacio no determina el carácter de la organización, debe recordarse que toda actuación de la OTAN en Europa se produce por la patética división de los países europeos y nuestra incapacidad para poner en pie una fuerza defensiva exclusivamente europea viable y eficaz. No me atrevería a decir que la presencia de la OTAN en el Afganistán sea algo acertado, justo o siquiera conveniente. Pero no puedo dejar de pensar que la organización está en ese país del Asia central para sustituir a los soviéticos que fueron los primeros en invadirlo y suscitar el desbarajuste que dura hasta ahora.
Ya sé que plantearse cómo hubieran sido las cosas en caso de que España no formara parte de la Alianza Atlántica es incurrir en una aburrida e inútil cuestión contrafáctica pero quizá no esté de más tratar de responder a la hipotética pregunta de en dónde estaríamos ahora si no perteneciéramos a la OTAN. Una respuesta que a lo mejor animaba a los enemigos de la organización que todavía siguen siéndolo (a quienes han cambiado no merece la pena escucharlos) a explicar en qué hubiéramos mejorado el mundo y nosotros caso de que se hubieran salido con la suya hace veintitrés años.
(La imagen es una foto de MATEUS 27:24 & 25, bajo licencia de Creative Commons).
dimecres, 2 d’abril del 2008
La OTAN y Europa.
La cumbre mayor de la OTAN en toda su historia se inaugura hoy muy apropiadamente en el mayor edificio del mundo después del Pentágono, el Palacio Parlamentario que mandó construir el megalómano Nicolae Ceaucescu, dictador perpetuo de la Rumania comunista, que no llegó a inaugurarlo pues antes fue depuesto y ejecutado. La reunión será también recordada porque a ella acuden por última vez como presidentes de sus dos países el señor Bush que, gracias a los dioses, termina su mandato, y el señor Putin, quien pasa a convertirse en primer ministro de Rusia.
Los asuntos que van a tratarse levantan algunas ronchas diplomáticas y no está nada claro el resultado final. El señor Bush llega decidido a impulsar el ingreso de Ucrania y Georgia, aplicando en ambos casos el procedimiento MAP, siglas en inglés para "Plan de Acción para la Membresía". (Si alguien se enfada conmigo por la palabra, que mire en el DRAE). Rusia quiere evitarlo y viene amenazando con consecuencias desagradables para todo el mundo si ambos países ingresan en la OTAN. Los europeos, para variar, estamos divididos: los países miembros de Europa del Este apoyan el ingreso de las dos ex-repúblicas de la Unión Soviética. Algunos de Europa Occidental se oponen, pero no necesariamente los mismos, a los dos países. Por ejemplo, España se opone al ingreso de Ucrania, pero no al de Georgia. Francia y Alemania se oponen al de los dos.
Como quiera que las decisiones en la OTAN se toman por consenso si algún país dice que "no", la operación fracasará. Pero ¿por qué habría que decir que no? Según Francia y Alemania que son sensibles a la irritación rusa, ambos países todavía son políticamente inestables y Georgia, además, tiene el problema del separatismo de Abjazia y Osetia del Sur. No se atreven a decir que no son Estados de derecho porque los dos son miembros del Consejo de Europa. El de la inestabilidad, a mi entender, además, es un criterio para propiciar el acceso. Quienes fuimos partidarios del ingreso de España en la OTAN en 1986 lo hicimos precisamente para contrarrestar el peligro militar en España y consolidar la democracia. Hace ya veintidós años de eso y el balance es muy positivo. Los militares españoles se han civilizado políticamente y el país no se ha visto arrastrado a ninguna aventura en contra de su voluntad. La única en que así se ha visto, la del Irak, se hizo al margen de la OTAN. Así, ¿por qué no dar el ingreso a Ucrania y Georgia?
Decir "no" implica reconocer a los rusos un derecho de veto sobre las decisiones de la OTAN que no es razonable. Otra cosa es tener en cuenta la opinión de los pueblos de ambos países. Eso sí me parece un argumento de peso. Pues bien, aproximadamente el setenta por ciento de la población de Ucrania está en contra del ingreso en la OTAN, mientras que el ochenta por ciento de la de Georgia está a favor. Para mí eso es determinante: yo rechazaría el ingreso de Ucrania, aunque el señor Bush se pille un cabreo, y aprobaría el de Georgia, aunque se lo pille el señor Putin.
Y no acaban ahí los problemas. La cumbre también estudiará los posibles ingresos de Croacia, Macedonia y Albania. Croacia no parece plantear problemas, pues goza de general aceptación, mientras que las candidaturas de Macedonia y Albania traen posibles desacuerdos. En el caso de Albania resurge el problema de Kosovo y no está claro que sea prudente el ingreso albanés en tanto la situación kosovar no esté definitivamente resuelta si bien, siendo realistas, esto equivale a aplazar la decisión ad calendas graecas ya que "definitivo" en los Balcanes no parece haber nada. Más espinoso resulta el caso de Macedonia, a la que Grecia se niega a reconocer con ese nombre y para la que ha habido que encontrar el muy alambicado de "República de Macedonia (Skopje)" sin que ello haya significado que los griegos acepten su ingreso en la OTAN, dado el efecto centrífugo que puede tener en su provincia de igual nombre. Y el asunto no es baladí; Grecia puede vetar y es fácil que lo haga pues si no lo hace, el gobierno puede caer.
A la vista de los problemas que han de tratarse en esta cumbre, resulta revelador que para ciertos medios de la oposición lo único interesante sea si los señores Bush y Rodríguez Zapatero celebran o no una entrevista. Creen que con ello deslegitiman al gobierno de España, sin parar mientes en que apoyar los desplantes del señor Bush al presidente del Gobierno español no solamente no es patriótico (cosa que se me da una higa) sino que revela una actitud de lacayo tiralevitas (por no decir algo peor) del amo del imperio, al estilo del señor Aznar, que la gente advierte de inmediato. Por eso pierden las elecciones.
(La imagen procede de La documentation française).