Sigue la tragicomedia española. La tragedia en esa hora lorquiana de convocatoria ("¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!") para investir president a Turull. La comedia, en el toque costumbrista del Five o'clock tea, hábito de gente de mundo que actúa con soltura en sus instituciones.
Los trágicos ya aprestan los cuchillos. Amenaza el trueno monclovita con mantener el 155 si es investido Turull, cuyo futuro procesal es cuando menos sombrío. La brigada judicial preanuncia su decisión citando el viernes a las partes en el proceso que lleva, en concreto a Turull, Romeva, Forcadell, Rull y Bassa y con ánimo protervo, pues también pretende revisar su situación en cuanto a la libertad. Son amenazas dictadas por el despecho ante la convocatoria relámpago del pleno para hoy a las cinco de la tarde. "¡Eran las cinco en sombra de la tarde!". El juez se encuentra ahora con que en lugar de tomar medidas con un candidato, incluida la cárcel, ha de hacerlo con un presidente de la Generalitat. A él le dará igual; al mundo, no.
La parte costumbrista mantiene el interés. La CUP tomará una decisión sobre las tres en el après midi du faune. Supongo que la abstención en primera vuelta se mantendrá en la segunda y el candidato saldrá elegido por mayoría simple. Aunque habrá que ver qué sucede con los votos de los exiliados y encarcelados.
En cualquier caso el Tribunal Supremo ya ha anunciado su propósito de procesar por los famosos delitos construidos y, por tanto, la suerte inmediata de los procesados, Turull incluido, está ya echada. Parece oportuno fortalecerlo en lugar de debilitarlo. Si los tribunales quieren (y pueden) seguir su juicio político, que lo hagan contra figuras de la máxima legitimidad.
Que encarcelen a un presidente de la Generalitat investido por mayoría absoluta.
Efectivamente, es la revolución catalana.