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divendres, 29 de maig del 2015

El posibilismo como principio.

Muy buena la rueda de prensa de Iglesias. Todo muy claro. Dicho con seguridad y sosiego. Parece que meditado. Merece la pena escucharla. Tiene alto valor informativo para interpretar no solamente el rumbo de Podemos sino también el del resto del sistema político. Porque algo es claro: Podemos es una fuerza emergente con mayor incidencia que C's. Por eso se ha puesto Aguirre como se ha puesto, que casi le da un ataque. Podemos ha entrado en la historia (pues la política no es otra cosa que un anticipo de la historia) como un ciclón. Guárdese de no salir de ella como otro.

La formación morada trata de distanciarse de la monumental bronca de IU, en donde las cosas están llegando a niveles de caricatura. De caricatura de las luchas fraccionales del estalinismo. Mientras unos dirigentes piden la confluencia con Podemos, otros denuncian esta petición como liquidacionista de IU y se niegan a que  Garzón -un confluyente convicto y confeso- sea candidato de IU al gobierno. No pidan a Palinuro que averigüe en dónde se encuentra Cayo Lara en esta nueva trifulca, porque el tiempo, por desgracia, es limitado. Los resultados de IU en Madrid han sido desastrosos. La candidata a la alcaldía no tenía ni el aval de la dirección federal y García Montero, en la Comunidad, ha hecho el ridículo. Gajes personales paralelos al escándalo colectivo porque, por primera vez, IU no está presente en las instituciones. Sí, tiene una valor simbólico muy negativo y muy fuerte. Desde el punto de vista económico, ruinoso. IU de Madrid culpa a Garzón. Espero que no por economista. A veces, el tránsito de héroe a villano, se da en una noche electoral. La vida es así. No siempre justa. Pero quizá no sea elegante echar vinagre a las heridas. El comentario de Iglesias sobre Garzón, En estos últimos tiempos las fechas de caducidad en política se reducen enormemente; hay cosas que envejecen muy rápido es innecesariamente cruel. Además de imprudente porque el mismo puede ser su caso en cualquier momento, si no lo es ya. Ese 14% de media de voto está en la línea del casi 15% de Andalucía, poca base para asaltar los cielos.

Lo gordo, no obstante, está en la réplica a la pregunta sobre posibles confluencias con IU o lo que quede de ella. La apuesta por el cambio y por la unidad popular no tiene nada que ver con acuerdos entre partidos, y mucho menos con lo que podríamos llamar una balsa de salvamento para nadie. Cayo Lara, termina de ahogarte y los demás, arriad banderas y sumergíos en la "unidad popular". Los "pactos entre partidos" son cosa de Podemos con el PSOE o algún otro. La lamentación por la exigencia de desmantelamiento de IU tiene poca cabida en las realidades de la existencia. La competencia entre partidos es como la competencia entre empresas. Si una puede comerse a otra, se la comerá. Normalmente la grande a la chica, como los peces. Pero sin olvidar que hay cosas indigestas. Es posible que, en cualquier proceso de "confluencia", o sea, de absorción, los de IU no den lugar a las habituales trifulcas. Pero también lo es que lo hagan. Y peligra el objetivo estratégico de distanciar a Podemos de las confusas broncas de IU.

Luz verde a los pactos con el PSOE. Palinuro aplaude el gesto. La izquierda posible hoy en España es PSOE-Podemos. Hágase cuanto antes. La retórica paulina insiste en el retroceso del bipartidismo y en que el PSOE tendrá que dar un giro de 180º. Son las invocaciones proforma, como las que encabezan los textos coránicos. Lo que importan son las condiciones concretas: que el PSOE reniegue de la política de recortes, apueste por un plan de rescate ciudadano y asuma la tolerancia cero contra la corrupción. No me parece distinto de lo que, con otras palabras, vienen diciendo los socialistas, esto es, revertir toda la legislación del PP en contra de los derechos ciudadanos, blindar estos derechos constitucionalmente y luchar contra la corrupción. No se ve mucha dificultad en ponerse de acuerdo en unas líneas programáticas básicas. En cuanto a la corrupción, como ambos resultan un poco confusos, una medida práctica y concreta: auditorias de todas las cuentas públicas en loas últimos años en las administraciones gobernadas ahora por las izquierdas.

La doble negativa de Podemos: que no gobierne el PP y no formar parte de ningún gobierno socialista tiene también doble lectura. La negativa al PP se entiende sin problema. La de los gobiernos de PSOE requiere algún matiz. La figura se llama "apoyo parlamentario". Gobierna el PSOE con el apoyo de Podemos. Tiene ventajas e inconvenientes para las dos partes, pero coalición es a la postre.

A su vez, que el PSOE deba aliarse con Podemos también es cosa de necesidad. Queda descartada la gran coalición que propone Aguirre para Madrid por falta de razones para justificarla. Me reservo la opinión de si sería posible en el caso de que los acontecimientos en Cataluña parecieran darlas. Y habría que saber entonces quién compondría la gran coalición. Solo le queda Podemos, un partido difícil e incómodo, pero que puede ser de mucha ayuda para que el PSOE recupere su tradición socialdemócrata. La coalición con Podemos es también competencia y si el PSOE quiere conservar su denominación de origen frente al intento de Podemos de apoderarse de ella, deberá actualizarla. Defender o perecer. La socialdemocracia hoy, en España, a ojos de Palinuro consiste en cinco líneas de acción: 1ª) plenos derechos y libertades civiles; 2ª) política social orientada a reducir desigualdades y favorable a los sectores marginados; 3ª) política económica en la que el aumento de la productividad vaya en paralelo con la finalidad redistributiva; 4) reconocimiento del derecho de autodeterminación de las naciones en España: 5ª) separación real de la Iglesia y el Estado.

Claro el interés del PSOE en un pacto de regeneración socialdemócrata, ¿cuál es el de Podemos? No menor que el del PSOE. Podemos quizá entienda el pacto como una etapa intermedia en el definitivo sorpasso del socialismo, como un intento de hegemonizar la izquierda, por delante del PSOE. Es legítimo. Recuérdese, la competencia entre partidos es como la de las empresas. A quien Dios se la da, San Pedro se la bendiga. Pero este intento de sustituir a los socialistas empujándolos a la derecha para decir lo mismo que ellos es una vieja estrategia comunista que se remonta al Eurocomunismo de Santiago Carrillo en los años 70: aparecer como una formación de socialismo democrático. No le salió bien porque la gente entendió que, para socialismo democrático, ya estaba el de toda la vida. Y Carrillo fracasó. Como han acabado fracasando los intentos posteriores. ¿Qué aporta este para pensar que esta vez sí puede salir, sí puede una fuerza neocomunista conseguir el sorpasso? Muy sencillo: la experiencia práctica de haber hecho algo práctico, concreto, de gobierno. Hasta ahora la izquierda a la izquierda del PSOE se llamaba "transformadora", pero no había transformado nada. No había hecho más que hablar. Eso sí, con mucha prosopopeya, como hace Anguita, pero meramente hablar. Con pactos de gobierno con el PSOE, podrá gobernar directa o indirectamente, tomará decisiones, podrá atribuirse la adopción de medidas con incidencia en la vida de la gente. Lo que se valora mucho. Eso interesa a Podemos: aparecer como un partido que facilita la gobernación y la orienta en un sentido favorable a sus votantes. Cómo resuelva sus contradicciones internas entre los sectores posibilistas y los guardianes de las esencias es asunto que compete a quienes componen la organización.

Pero no es asunto trivial. Así como Podemos tiene en mano posibilitar gobiernos de transformación, también puede aparecer como una formación de bloqueo, que imposibilite la formación de gobiernos, como está sucediéndole en Andalucía. Y eso lo pagarán en las urnas.

dimecres, 11 de febrer del 2015

El narcisismo de la izquierda.


Comencemos con un topicazo: la izquierda está dividida y la derecha, no. Sigamos con tópicos: ello se debe a que en la derecha priman los intereses y en la izquierda, los ideales; a que aquella es jerárquica y autoritaria y esta, democrática y libertaria; aquella, dogmática y esta, crítica; conservadora la una, innovadora la otra. Conformismo frente a rebeldía; orden y obediencia frente a desorden y desobediencia.

Al ser tópicos, aburren. Tienen su parte de verdad y también de mentira. Por eso son tópicos o lugares comunes. Pero no agotan el asunto. Casi nunca o nunca se menciona el narcisismo que es sin embargo un factor característico de la izquierda, ausente en la derecha. Puede entenderse como causa o efecto de la situación.  El hecho es que se da. ¡Y de qué forma!

La derecha actúa como una falange macedónica, en formación cerrada. Nadie se sale del bloque a guerrear por su cuenta, salvo que lo hayan pillado llevándose la pasta a Suiza, en cuyo caso, la formación lo abandona a su suerte. En la falange hay líderes, pero estos son fácilmente sustituibles. Se mantienen mientras valen. Si no valen, los sustituyen sin contemplaciones. Caso Hernández Mancha. En la izquierda, en cambio, se guerrea en desbandada, sin formación, al estilo de las tribus bárbaras. Y los líderes perduran aunque no valgan. Caso Rubalcaba.

El narcisismo es prevalente en la izquierda, casi se diría inherente a ella. Suelen gastarse chanzas del estilo de "Frente judaico de liberación" para aludir a su fraccionamiento. Pero como si fuera un fenómeno independiente de la voluntad humana, casi telúrico, y no el claro resultado de una pulsión narcisista a extremos a veces patológicos.

Obsérvese la provincia de la izquierda a vista de pájaro. ¿Qué se ve? Una colección de personalidades, personajes, figuras y figurones que darían para una nueva Commedia dell'arte, todos pugnando por sobresalir, por aparecer en los medios, descalificar al vecino y colocar su discurso. Pedro Sánchez, Susana Díaz, Edu Madina, Carme Chacón, Julio Anguita, Cayo Lara, Alberto Garzón, Gaspar Llamazares, Tania Sánchez, Pablo Iglesias, López de Uralde y me dejo algún otro emergente, seguro. Es decir, un corral lleno de gallos con alguna "galla"; pocas porque el narcisismo es una neurosis predominantemente masculina. Los hombres parecen gustarse más a sí mismos que las mujeres; ignoro por qué. Y encuentran incomprensible que ese gusto no sea compartido por la Creación entera.

Ese acuerdo entre fuerzas de izquierdas que, según Raimundo Castro, teme el PP, no está más cercano antes de las elecciones que el retorno del Rey Arturo desde Avalon. Por eso lo usa el PP como una amenaza para después. Pero es innecesario. Las izquierdas ya hacen lo posible por evitarlo antes o después. Para cerciorarse, alguna afirma con énfasis que la disyuntiva izquierdas y derechas es irrelevante. De esto se sigue que tanto da entenderse o desentenderse con las unas o las otras. Ahora o mañana.

Todos los estudios de estrategia aplicados a la guerra, a los juegos, al mercado, a la vida, a la política coinciden en que la unión en el propio campo y la desunión en el de enfrente es una fórmula prácticamente segura de victoria. Eso es de universal conocimiento. Y también que la derrota y la victoria en estas condiciones son siempre dobles. El vencido no pierde una batalla, sino dos: la que él ha perdido y la que el adversario ha ganado. Como en los juegos de suma cero. Para fastidiarlo más, el perder y el ganar tienen carácter acumulativo y la izquierda amarga experiencia en acumular derrotas.

Arrasa Podemos, aunque ya no tanto, al romper con el discurso conformista. Salimos, dicen, a ganar. Se trata de ganar, viejos pantouflards; quitaos del medio, estantiguas, no estorbéis, que arrollamos. Se acabó la melancolía de los beautiful losers. Ahora llegamos los beautiful winners. Muy probablemente esta arenga despierta la ilusión colectiva que los medios creen haber detectado y quienes la sienten predican por doquier con un estilo un poco de testigos de Jehová.

Muy bien. ¿Y si no ganan? El discurso de acabar con la resignación de los eternos perdedores tiene trampa. Va dirigido a toda la izquierda, pero su destinatario especial es IU, no el PSOE que no solamente no ha perdido sino que ha ganado muchas veces, más que el PP, y no tiene por qué darse por aludido. Sí, sí, debe darse, razonan los de Podemos, porque ganó pero hizo lo contrario de lo debió hacer, mientras que nosotros no fallaremos. Esto último es un futurible y ya se verá, si se ve. Pero lo otro es opinable. Es legítimo que el PSOE tenga su opinión sobre su propio pasado y lo interprete en sentido positivo.
 
¿Y si no ganan? ¿Si se da otra variante del huerto de los narcisismos? Convendría haber llegado hasta ahí sin mandarse los padrinos cada fin de semana. Moderar el lenguaje, concentrarse en el enemigo común y no perder fuerzas en peleas internas de egos en estado de soufflé. Y ello no solamente por la conocida opinión de Palinuro de que no hay motivo alguno -fuera de los personalismos narcisistas- para no llegar a un acuerdo electoral de mínimos de la izquierda sino por otra razón de mayor alcance. Si llegamos a la elecciones en estado de enfrentamiento total entre el PSOE y lo que concurra a su izquierda, se dará la razón y la justificación a la tendencia más conservadora del socialismo para pactar una gran coalición con el PP, sobre todo ahora que en aquel renace el recio espíritu del nacionalismo español.
 
La idea de un gobierno de coalición de la izquierda es hoy una quimera. Las izquierdas tienen nueve meses para conseguir que deje de serlo. El tiempo de gestación de una niña.