divendres, 9 de desembre del 2016
Al final, es el dinero
dijous, 16 de juny del 2016
Los políticos tramposos
divendres, 10 de gener del 2014
La carroña fascista.
divendres, 8 de novembre del 2013
Los jarrones chinos parlantes.
dilluns, 3 de juny del 2013
Luz y sonido.
Estoy entusiasmado con lo que pasa en Turquía. La gente sigue despertando. Es un ejemplo para todos. La dinámica es siempre la misma. Los ciudadanos se echan a la calle para protestar contra las arbitrariedades del gobierno (en Turquía, en España, por doquier). Este responde con su habitual violencia y se produce un fenómeno de acción-reacción. La violencia hace entonces su aparición entre los manifestantes. Pero nadie sensato puede atribuir a estos designios violentos algunos cuando es claro que responden a la violencia del sistema en legítima defensa, como queda patente en el visionado de este vídeo en Youtube. Cada vez es más claro que una revolución es posible en Europa.
(La primera imagen es una caricatura mía de Aznar a partir de una foto de Встреча Россия, bajo licencia Creative Commons).
dijous, 30 de maig del 2013
Los oráculos.
diumenge, 10 de febrer del 2013
Ni Rajoy salva a Rajoy.
dilluns, 31 de desembre del 2012
Ese escándalo llamado Cospedal.
- 88.897 € netos como secretaria general del PP (6.350 € al mes en 14 pagas)
- 31.775 euros del Senado.
- 36.082 como presidenta de Castilla-La Mancha.
- 1.634 euros procedentes de los trienios como abogada del Estado
divendres, 24 d’agost del 2012
Estampas del verano. La ministra de empleo es de puro cachondeo.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).
dimarts, 21 d’agost del 2012
Estampas del verano. Luis de Guindos es de los más lindos.
dilluns, 20 d’agost del 2012
Estampas del verano. Mayor Oreja, el franquista que no ceja.
dilluns, 13 d’agost del 2012
¿Son iguales todos los políticos?
- Todos los políticos son iguales: van a lo suyo.
- Ya no hay diferencias entre la izquierda y la derecha.
dimarts, 15 de maig del 2012
El Estado de corrupción en España.
Artículo publicado hoy en el diario publico.es
dimecres, 2 de maig del 2012
La guerra de Aguirre y la derecha contra los sindicatos.
dilluns, 23 d’abril del 2012
Un día en la vida de Rajoy.
"La actividad política es trepidante, agotadora, imprevisible y hay que prestarle la máxima atención. No caben descuidos. Vienes de inaugurar algo; te has despachado bien, todo a pedir de boca y, cuando vas de retirada, te enteras de que te han cazado por micrófono abierto diciendo una barbaridad, de esas que obligan a invocar rápidamente el consabido contexto. Hay que hablar siempre como si hubiera micrófonos abiertos, lo cual acaba siendo ridículo, sobre todo al hablar con los hijos o con la santa. Hay que estar a todas. En cada instante te llegan informaciones, ideas, propuestas, críticas que requieren tu atención y yo hay veces que ya no sé ni lo que digo. Si acaso me entero después por la prensa. Cuando puedo leerla o no viene algún asesor a decir que la prensa del día ya está anticuada porque las versiones digitales traen actualizaciones. ¡Qué tiempo! Ni desayunar te dejan. Vengo de visitar un par de países latinoamericanos, de los que apenas sé nada, pero teníamos como tema común de charla el atropello de Cristina Fernández con Repsol. Tanto el mexicano como el colombiano se han pronunciado en contra y asegurado que en sus países no hay nacionalizaciones. Ese es el problema: ellos, no; te animas, inviertes y luego llega otro y te nacionaliza. ¡Es que ya no se respeta aquí ni el Consenso de Washington! Me hicieron Doctor Honoris Causa por una universidad bogotana que, al parecer, tiene lazos con la FAES, lo que es una garantía de calidad intelectual. En el Consejo de Ministros disparamos a matar al Estado del bienestar. Les quitamos los 10.000 millones a Educacion y Sanidad. Precisamente los que dije que no tocaría. La vida política es así. Lo saben todos. Lo habitual es decir una cosa y hacer la contraria. También los sociatas iban a crear 800.000 empleos y terminaron con cuatro millones de parados. Lo del paro me dio mucho juego pero ahora lo padezco yo y no tiene gracia. Hasta el Rey dijo que el paro juvenil le robaba el sueño y se fue a buscarlo a Botsuana. Las cosas no son nada sencillas y es injusto lo mal valorados que estamos. Ni uno solo de mis ministros aprueba. Que Báñez no llegue al 3,6 no me extraña; no llega en la vida normal, pero que Wert esté en 3,7 es sorprendente, sobre todo por el alto concepto que tiene de sí mismo. La intención de voto sigue descendiendo. Y es que nos embarcamos en peleas por razones infantiles y damos la impresión de estar improvisando, cosa que la gente no perdona. Y es verdad. No hacemos si no improvisar. ¿Quién iba a suponer que esto es tan rematadamente difícil? Hace mucho que no hago plan alguno; es perder el tiempo porque llega luego la realidad y lo desbarata. Encima lo del trabajo en equipo es una quimera. Aquí va cada cual por donde quiere. No sé qué urgencia entró a Gallardón para hablar del aborto. Debió de ser Rouco, que lo maneja como si fuera un guiñol. Me puso al género femenino enfrente, menos las beatas, claro. Mientras pienso cómo domeñar el celo gallardónico me entero de que hay unos españoles declarando sobre el franquismo ante una jueza argentina. Estos no van a parar hasta desenterrar a todos los muertos. No sé si no valdría la pena favorecer su empeño para terminar con él de una vez. Claro que luego me llaman Maricomplejines y ahora vendrá el ministro del Interior a decirme que va a detener a los declarantes a su regreso a España. A saber qué delitos querrá imputarles. Este hombre me resulta algo prusiano. Tiene la idea de que toda persona es culpable en tanto no consiga demostrar lo contrario y los transeúntes, potenciales presos preventivos. Y encima estoy obligado a vigilar el conflicto latente entre Cospedal y Soraya Sáez de Santamaría que menudas son las dos. Tener cerca mujeres valiosas es muy conveniente. Pero el problema se plantea cuando surgen los celos que son típicamente femeninos o eso he pensado yo siempre en mi lejana Pontevedra, mientras me preparaba para ser registrador de la propiedad y padre de la Patria. El caso es que, si pudieran se sacarían los ojos mutuamente. El indulto a los dos últimos condenados del caso Yak42 nos ha costado una oleada de indignación. Menos mal que los socialistas habían indultado unos meses antes a un banquero. Aun así, un escandalazo. Pero yo lo tengo claro: prefiero un escándalo a tener a Trillo todos los días al teléfono pidiendo el indulto para sus dos exsubordinados y recordando los servicios prestados en cuanto a obstaculizar y enredar los procesos judiciales en materia de corrupción, que no nos deja vivir porque parece ser la esencia misma de este partido que heredé en mala hora y, claro, no vas a regatearle satisfacciones al que te libera de tu esencia pecaminosa. Porque no me parece mal que el personal se busque un arreglito para compensar sus magros ingresos como político. Pero no es fácil. La Ley de Incompatibilidades de los socialistas revela su mentalidad calvinista estrecha. Hay que ser magnánimos, si bien es cierto que los arreglitos suelen ser latrocinios monstruosos de millones de euros. Ni Cospedal, prodigio de mendacidad que siempre me asombra por lo pétreo de su rostro, puede cambiar esa percepción que los ciudadanos tienen de nosotros, en tanto que partido nacionalcatólico, franquista, autoritario y corrupto. Pero lo más gordo ha sido la tele. Querían que respetáramos la ley de los socialistas que obliga a pactar el nombre del presidente de la Corporación Radio TVE. ¡Qué pacto ni pacto! Con mi mayoría absoluta en el Congreso impongo el presidente. Ya se verá que no será un hombre de partido. Seguiré en esto el ejemplo de Aznar y a ver si se resuelve pronto porque de esta decisión dependen muchas cosas y no estoy dispuesto a que se pierdan por un falso prurito de objetividad. Los medios tienen que adoctrinar en interés de la mayoría de la población, que somos nosotros. Si la tele estuviera en manos de fiar, no habría hecho la sesgada presentación que se hizo de las las presidenciales francesas en favor de la izquierda, que casi sirvió para que ganara Hollande. Por fortuna había ganado el Real Madrid. A veces la vida tiene momentos buenos. Pero duran poco. Rápidamente se te echan encima otros asuntos igualmente urgentes y decisivos. El Rey me trae de cabeza. ¿No podía el abuelo este haberse quedado en su casa que tiene que andar haciéndose el gallito por el África? Ahora está en un lío fenomenal, sobre todo porque se ha descubierto el quid de la cuestión que, como siempre con los Borbones, es un asunto de faldas. Ya me lo decía mi abuela en su casa de Porriño: los Borbones se van por los calzones. Encima no puedo prestarle atención cuando me anuncian una huelga para el próximo 29. Menos mal que cae en puente. Parece como si los sindicatos colaboraran conmigo. A todo esto, a ver qué pasa con la prima de riesgo y las finanzas del país. Guindos inspira confianza, me parece; al menos, más que yo, aunque no acabo de entenderlo. Habrá otros que sí lo hagan. Yo solo entiendo ya de prima de riesgo, pago de la deuda, recorte del déficit. Es decir, los deberes que me han puesto en Alemania para cumplir con las exigencias de los mercados, mi máxima prioridad que es también la guía de mi vida: si no tienes fuerza para ir por tu cuenta, búscate una buena sombra. Apenas puede uno respirar y viene alguien del sur a decir que el Comité Central del Partido Comunista de Andalucía se pronuncia por un gobierno de coalición de PSOE e IU. Al fin y al cabo en Andalucía queda algo de cordura porque en Asturias están locos. No sé qué manía ha entrado a Paco Cascos. Supongo que es envidia. En cuanto a Andalucía, habrá que echarles a Montoro y, desde luego, será cosa de sacar del baúl el estigma aznarino de la coalición social-comunista. A Aznar querría yo ver aquí, administrando lo que en el fondo es su herencia más que la de los socialistas. Me largo a vigilar los diferenciales porque, como esto siga así, nos intervienen".
(La imagen es una foto de La Moncloa, en el dominio público).
dilluns, 16 de gener del 2012
La segunda muerte del caudillo.
Fraga es parte de la historia de España. Su biografía refleja algunos modos y aspectos de nuestro país, casi todos ellos desdichados, a juicio de Palinuro. Pero son los datos de su vida, la vida que él eligió vivir libremente, al servicio de la dictadura en su primera mitad, aunque él diría "al servicio de España". Otros eligieron no menos libremente dedicar su vida al servicio de la República o de la democracia o de la revolución y, sin duda, también podrán decir que "al servicio de España". Esta expresión, pues, no dice nada porque no existe España como entidad "servible", sino distintas ideas de España, algunas de ellas antagónicas y hasta irreconciliables entre sí.
Empezó Fraga su carrera política como joven entusiasta, como ciclón falangista, perfectamente identificado con la dictadura y con Franco en persona. Era un hombre con temperamento y pronto descolló entre aquellas grises y tristes medianías a quienes el Caudillo nombraba ministros. Pero ese descollar no lo llevó nunca a cuestionar la dictadura; al contrario, fue su leal servidor. Su famosa Ley de Prensa, que sus admiradores consideran un primer paso hacia la libertad de prensa por eliminar la censura previa, en realidad no mejoró en nada la supeditación política de los medios, pero sí trataba de embellecer el régimen, "modernizándolo". Fraga formaba parte del gobierno que dio el visto bueno al asesinato de Julián Grimau. Fraga fue el ministro de Información y Turismo encargado de montar la farsa del reférendum de 1966 para aprobar la Ley Orgánica del Estado por la que Franco ordenaba su sucesión en la persona de Juan Carlos.
Muchos hagiógrafos de Fraga, incluso de izquierda, afirman que hay que agradecerle el servicio prestado a la democracia cuando, a raíz de la transición, "civilizó" a la derecha. Es una observación tan falsa como estúpida. Es falsa pues Fraga no "civilizó" a la derecha porque quisiera sino porque no le quedó más remedio. También es estúpida pues parte del supuesto de que el hecho de ser "civilizado" no es una obligación sino un favor que se nos hace, lo cual es un punto de vista servil que Palinuro ha encontrado siempre especialmente repulsivo.
El ministro acabó fuera del gobierno en 1969 a raíz del escándalo Matesa, pero mantuvo su fidelidad incondicional al régimen. Aunque se preocupó por hacerlo más presentable. La teoría de la "modernización" (que Fraga tomó de los politólogos estadounidenses de los años 60) le permitió proponer reformas que no parecieran tales sino "modernizaciones". Ya antes de la muerte de Franco, Fraga pensaba en la sucesión, dentro de los límites del Movimiento Nacional, tarea a la que se dedicó cuando fundó GODSA que es, en definitiva, el antepasado paleolítico del PP, una empresa de estudios. Al morir Franco, su exministro propugnó una reforma del régimen que, manteniendo su espíritu autoritario y hasta dictatorial, tuviera algunos rasgos representativos, siempre bajo los supuestos franquistas de que el Jefe del Estado seguiría teniendo todos los poderes (incluido el legislativo) y que el Partido Comunista no se legalizaría.
Su relevancia política lo convirtió en ministro del Interior con el primer gobierno del Rey (el presidido por el ministro franquista de la Gobernación, Arias Navarro) entre 1975 y 1976, cuando se produjeron los sucesos de Vitoria, de los que fue responsable político. Por entonces ambicionaba ser presidente del gobierno y el hecho de que el Rey no lo nombrara y sí lo hiciera con Suárez, le provocó una gran frustración. Pero, inasequible al desaliento, decidió jugar el juego democrático para llegar a ese puesto por vía electoral. Por eso fundó Alianza Popular y se alió con seis notorios franquistas, cinco de ellos exministros, porque creía que el neofranquismo daría votos por entonces, lo cual demuestra en qué limbo de ilusiones vivían los franquistas. En AP hubo gente que se abstuvo ante la Constitución de 1978 (que el propio Fraga ayudó a redactar y lleva su impronta) e incluso votó en contra. Eran partidarios de la dictadura; quizá tecnócratas, quizá demócrata-cristianos, quizá liberales, pero todos ellos franquistas.
Los sucesivos fracasos de AP, Coalición Democrática (CD) y PP demostraron al exministro y a las fuerzas que lo apoyaban que no era una alternativa viable y debía dejar paso a nuevos liderazgos. Fraga, que siguió siendo tan franquista y autoritario como siempre, era asimismo pragmático, y acabó cediendo el testigo de la presidencia de la derecha española, primero a una non entity, llamada Hernández Mancha y luego, al hombre que llevaría, por fin, a la derecha franquista al gobierno, el también reciclado falangista José María Aznar.
No pudiendo pasar a la reserva por su carácter, Fraga se mantuvo como presidente de honor del PP, ejerciendo su incontestada autoridad en su partido, y se retiró a su Galicia natal, que presidió entre 1990 y 2005 con mayorías absolutas y el estilo autoritario, caciquil y populista que siempre lo caracterizó. Su partido finalmente lo presentó como senador y el de senador fue el último cargó que ostentó, antes de retirarse hace unos meses.
Con él muere el penúltimo vínculo entre la democracia y la dictadura. El último es el Rey. Nos guste o no nos guste, es una fiel imagen de la historia del país, de la miseria de la dictadura y las deficiencias de la democracia. El principal representante de aquella ensoñación de los últimos del Movimiento, de instaurar en España un franquismo sin Franco, en la que todos ellos se veían como el caudillo sucesor del caudillo. Fraga el primero. Se va sin que los tribunales españoles hayan dicho nada sobre el carácter criminal de la dictadura a la que tan lealmente sirvió y antes de que los trámites que se han iniciado en la Argentina puedan desembocar en el calificativo que sus servicios a aquella dictadura merecen.
Desde luego, la derecha le debe mucho. España, la España de los demócratas, nada, porque hizo cuanto pudo por impedirla.
Descanse en paz.
(La imagen es una foto de FDV, bajo licencia de GNU Free Documentation).
dimecres, 11 de gener del 2012
Carta de Palinuro a Rodríguez Zapatero
Querido presidente: me gustó mucho y me emocionó el escrito de autocrítica que me hiciste llegar con permiso para difundirlo en mi blog (Autocrítica de Rodríguez Zapatero). Es un texto ecuánime, objetivo, sin autocomplacencias ni jeremiadas, rebosante de respeto hacia tu auditorio y por ende de respeto hacia ti mismo pues nadie que no se respete personalmente puede respetar a los demás. Sales de la tarea que desempeñaste con dedicacion y entereza como entraste en ella, mirándonos a todos de frente, con la vista bien alta, honrado y apreciado hasta por tus adversarios, que ya es decir. No dejas detrás nada de lo que debas avergonzarte o arrepentirte y has hecho una aportación a la dignidad de la izquierda en momentos de extraordinaria dificultad que pocos pueden igualar y nadie, en mi opinión, superar. Tu autoridad moral como demócrata al servicio de tu país es enorme.
Permíteme que, en respuesta, te dirija esta carta en nombre propio y de cuant@s quieran adherirse a ella. Mi intención no es reiterar o repetir los aciertos y los fallos de tu gestión pues ya lo haces tú de modo certero, sabedor de que tu obra, como toda humana, no podía ser perfecta. Antes bien, pretendo considerar las circunstancias en que desarrollaste tu labor sólo porque veas que, aunque a veces hayas podido intuir decepción y hostilidad en tu entorno, las gentes que la hemos seguido como ciudadan@s, sabemos compaginar el espíritu crítico con el sentido de la justicia que obliga a todos, no lo ignoras, a dar a cada cual lo que le corresponde.
Pero antes de empezar quisiera romper el protocolo habitual trayendo a primer plano lo que siempre se deja para el último, esto es, la felicitación a tu esposa, Sonsoles Espinosa, mujer de gran valía personal que ha sabido estar estos casi ocho años en una posición de independencia e implicación en el compromiso común también sin parangón en la historia reciente. No es cierto que detrás de todo gran hombre haya siempre una gran mujer porque, a veces, ésta no está detrás sino al lado, hombro con hombro. Las felicitaciones a ti son felicitaciones a ella por igual y todo lo que aquí se diga, se dirá de los dos. Formais una gran pareja.
Tus aciertos y tus errores son ya historia y de ellos se ha hablado abundantemente. No tanto sin embargo de las circunstancias en las que se produjeron y que también serán historia. Esas circunstancias en tu primera y segunda legislatura se resumen en un solo dato. Tuviste enfrente formidables adversarios, verdaderos enemigos que trataron de aniquilarte desde el principio para evitar que llevaras adelante tu proyecto de ampliación de derechos y libertades de l@s ciudadan@s, las mujeres, l@s homosexuales, l@s jóvenes, l@s mayores, l@s pensionistas y l@s dependientes; los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que son la mayoría. Querían impedir que mejoraras la vida colectiva. Los banqueros, los grandes capos de la patronal, la iglesia católica, (para la que eras el Anticristo como se leía en las pancartas de algun@s de sus fieles seguidor@s), una oposición ultramontana y agresiva y unos medios sensacionalistas, mendaces, amarillos; todos querían destruir la legitimidad de tu acción. La oposición te trató de modo injurioso y acumuló insultos sobre ti de los que hoy debiera sentirse avergonzada (y no es el caso) sobre todo porque tú jamás le pagaste en la misma moneda y demostraste con ello ser un señor. Entre el señor y el patán media un abismo que ninguna componenda podrá salvar jamás, pues radica en el espíritu. La prensa elevó el maltrato con frecuencia hasta la grosería y el linchamiento y no vale la pena comentar nada sobre ella salvo que no merece tal nombre.
En resumen, tu primera legislatura fue una lucha titánica contra una coalición de reaccionarios, demagogos, matones y machistas. Aquellas injurias a tus ministras producen verdadero bochorno. Tan cerrada fue la acción en tu contra, tan incansable y despiadada, que puede compararse con la que se hizo contra Felipe en su día y, antes, contra Azaña. Enhorabuena. Enhorabuena porque saliste airoso, no nos fallaste y pusiste a España en vanguardia de un proyecto socialdemócrata de reforma social que fue la envidia de toda la izquierda europea.
Luego llegaron los años aciagos, los de una crisis estructural del capitalismo que se ha llevado por delante países enteros y supuso un chantaje sobre España como el país no había vivido jamás. Nadie me quita de la cabeza que, en la dureza, la soberbia, la perentoridad conque los líderes europeos te forzaron a dar un giro de 180º contrario a tus convicciones hay un elemento siniestro, un afán de hacerte pagar por tus éxitos anteriores, de aniquilar tus conquistas sociales, una venganza de clase. Lo que la derecha española no pudo lograr creyó lograrlo la derecha europea: que te desdijeras, que mordieras el polvo, que renunciaras al proyecto socialdemócrata, que reconocieras que la política económica neoliberal no es solamente un parche coyuntural sino una verdad incontrovertible. Y no lo hiciste.
Cuando la tempestad ruge hay dos posibles comportamientos: el poste seco se quiebra pero no se dobla; la caña de bambú se dobla pero no se quiebra. Yo prefiero el bambú porque, pasada la tempestad un poste roto no sirve para nada mientras que el bambú recupera su forma y tú adoptaste las medidas que la prepotencia ajena y la necesidad propia hacían obligatorias, evitaste al país un destino a lo griego pero lo conseguiste salvaguardando en la medida de lo posible los intereses de los más perjudicados. Es decir, te enderezaste.
Como tú mismo dices en tu escrito, tus dos mandatos han sido globalmente positivos. Añado yo, para la causa del socialismo democrático, de la socialdemocracia por la que han votado casi siete millones de personas. Enhorabuena de nuevo, y hasta siempre, presidente.
(La imagen es una foto de Agência Brasil, bajo licencia de Creative Commons).
dimarts, 10 de gener del 2012
Pura nada.
Uno de los momentos típicos de la propaganda de la derecha es cuando el candidato a la presidencia del gobierno publica un libro en el que da a conocer su ideario, generalmente editado por potentes editoriales conservadoras, como Planeta o Espasa-Calpe. A Fraga no le hacía falta porque los tenía publicados por docenas, ensayos, libros académicos, generalmente con bastante fondo, memorias, etc. A los dos siguientes candidatos hubo que ponerlos a escribir. Aznar llegó a publicar tres obras antes de ser elegido presidente, siempre con esa finalidad propagandista: Libertad y solidaridad, Planeta, 1991; España. La Segunda Transición, Espasa-Calpe, 1994, que no tiene desperdicio, empezando por el título; y La España en que yo creo, Noesis, 1995. Luego de su salida del gobierno, el político del PP ha seguido escribiendo libros todos ya en Planeta, en los que alaba su gestión, Ocho años de Gobierno, 2004; amonesta a la juventud y ataca al gobierno socialista, Cartas a un joven español, 2007; o propone sus fórmulas miríficas para sacar a España de la crisis en la que la han hundido el radicalismo y la incompetencia de los socialistas, España puede salir de le crisis, 2009. Aznar es casi por sí solo un think tank. Quizá no tenga mucho think, pero sí mucho tank.
Al lado del prolífico Aznar, Rajoy parece el hombre de un solo libro, pero no al modo de aquel sabio al que Tomás de Aquino decía temer porque, conociendo un solo libro pero conociéndolo a fondo era temible, sino al modo de quien no es capaz de escribir otro y aun este a muy duras penas. Es evidente que Rajoy no es hombre de escritura. Si se le añade que, en el torbellino de la vida de un candidato a la presidencia del gobierno, apenas queda tiempo de leer la prensa, mucho menos de sentarse con el sosiego necesario para escribir algo con sentido, únicamente puede esperarse un resultado como éste que de libro tiene el hecho de constar de 256 páginas impresas entre dos cubiertas de cartoné (Mariano Rajoy, En confianza. Mi vida y mi proyecto de cambio para España, Barcelona: Planeta, 2011). El autor dijo que destinaría los beneficios de las ventas a alguna causa justa o noble. Pero no sé si esos beneficios habrán sido muy altos, salvo que su partido haya comprado la edición entera para regalársela por Reyes a los militantes... que hayan sido malos.
No obstante, los analistas estamos obligados a leer estos productos porque, aunque sólo tratan de embellecer la posición propia, denigrar la del adversario en un maniqueísmo realmente aburrido, de ocultar, enmarañar y no decir nada en medio de un fárrago que suele hacerse interminable, también tienen su lado provechoso. Es la magia de la escritura, de la que no son muy conscientes quienes a ella se arrojan como espontáneos. Al escribir nos delatamos, por mucho cuidado que se ponga en no asomar demasiado. "Los libros", decía Jean Paul, "son cartas largas a los amigos". Pero si un amigo es un psicoanalista, la carta larga se convierte en una larga sesión de diván en la que el autor acaba revelándose quiera o no.
El libro de Rajoy es un increíble desorden. Mezcla los contenidos de los capítulos, altera el tiempo de los relatos, mete largas morcillas que no vienen al caso, incluye párrafos enteros de discursos que ha pronunciado en algún otro lugar, elucubraciones, disquisiciones y comentarios que no encajan en la narración o la hacen repetitiva y tediosa. Carece de toda estructura salvo un vago hilo cronológico que va de su nacimiento al presente. Trata de dibujar el sentido en el subtítulo hablando de su vida y su proyecto para España. Uno podría creer que asistirá al desarrollo de ese proyecto imbricado en una intensa vida de experiencias. Pero no es así. No hay proyecto sino un conjunto de creencias conservadoras, autoritarias (las palabras "disciplina" y "sacrificio" aparecen mucho), clericales, tradicionalistas, patrióticas, al estilo del pensamiento reaccionario español de siempre. Él mismo dice que su modelo de España es la restauración de Cánovas y Sagasta (p. 49), es decir, la España del caciquismo más duro. Eso no es un proyecto, sino una nostalgia. Y su vida es una biografía anodina, de hijo de burguesía de provincias, ñoño y pacato, educado en parte en los jesuitas y que jamás, ni en sus años de mocedad y juventud tuvo un solo arranque. Relata como una especie de rebeldía un viaje en auto-stop a sus 16 años ¡a Baleares!, al parecer, su única aventura juvenil antes de retornar a la vida "normal" de misa del domingo, aperitivo del mediodía en el bar de toda la vida, almuerzo en familia y partido de fútbol. Así tal parece que el hecho de haber sido algo tan poco romántico como registrador de la propiedad a los 22 años pudiera considerarse una liberación.
Después de la parte dedicada sucintamente a la infancia, adolescencia y primera juventud vienen otras tres que, a duras penas pueden clasificarse como su carrera política en el PP, su etapa en diferentes ministerios de los gobiernos de Aznar y sus ocho años como candidato, todo tan enmarañado, confuso y maniqueo como la primera parte. Relata a trompicones algunas anécdotas, predica las virtudes del sacrificio, interrumpe para lanzar diatribas contra los gobiernos de Zapatero, y predica sus consabidos principios sin orden alguno, sin ningún afán de veracidad, pura propaganda; o sea, nada. Este libro es un largo mitin a los seguidores.
Algunos momentos interesantes generalmente no por lo que dice porque, como buen alumno de los jesuitas, procura no decir nada, sino por lo que deja ver a su pesar. Siendo ministro de Cultura comenta: "Suelo decir con cierta sorna que en realidad, lo que yo aprendí en el ministerio más que de cultura fue de números..." (p. 123). El subrayado es mío porque lo de la sorna tiene su miga pero nada comparado con el hecho de ir a un ministerio de Cultura como ministro a aprender. La burbuja inmobiliaria le preocupa mucho porque, obviamente, cuestiona su permanente elegía al milagro económico de España con el PP entre 1996 y 2004, pero se las ingenia para culpar de ella al Tribunal Constitucional que reconoció competencias sobre el suelo a las Comunidades Autónomas (p. 113) y... al PSOE, que cabalgó sobre ella (pp. 219 y 241). De todo lo desagradable tienen la culpa los demás. Por ejemplo, se vio obligado a recurrir al Tribunal Constitucional el Estatuto de Cataluña porque los socialistas habían suprimido en 1984 el recurso previo de inconstitucionalidad (p. 61), tema machacón en los escritos de la derecha más agresiva en los años 80. Lo agradable y acertado es obra suya incluso cuando fue al revés. Probablemente el párrafo más sinuoso y desvergonzado de la obra sea el que dice: "En el plano nacional nos propusimos iniciar una política de acuerdos con el partido socialista, cuyos resultados fueron el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que se firmó a finales de ese año -recuerdo que fue el día de la Inmaculada concepción..." (p. 169). Jesuitismo mariano, porque ese pacto lo propuso Rodríguez Zapatero y él, Rajoy, dijo entonces que era un "conejo que Zapatero se sacaba de la chistera".
El resto del libro tiene este grado de verosimilitud. Cuando la presidencia española de la UE sostiene Rajoy que intentó cooperar con el gobierno socialista (p. 185), lo cual contrasta con la habitual percepción de los españoles, que siempre han visto al PP en la oposición torpedeando todas las acciones del gobierno socialista interiores o exteriores. Al final de la segunda legislatura de Aznar reconoce tres crisis : el islote Perejil, el Prestige y la guerra del Iraq; cada una de ellas despachada en dos caras, sin crítica alguna; al contrario, sostiene la versión de Aznar de la justicia de aquella guerra ilegal, aunque, muy Rajoy, no lo dice claramente. Por supuesto, en el atentado del 11-M, los socialistas lanzaron las hordas contra las sedes del PP y el malvado Rubalcaba hizo unas declaraciones explosivas en la jornada de reflexión (p. 214). De su entrevista en El Mundo en esa jornada de reflexión en la que decía que tenía "la convicción moral" de que había sido ETA, ni una palabra. Y en esa convicción debe de seguir porque su versión del juicio del 11-M es la variante moderada de la llamada conspiranoia: los autores intelectuales se han ido de rositas.
La oposición del PP, dirigido por él a los gobiernos de Zapatero ha sido bronca, intolerante, insultante y agresiva, como puede verse en las hemerotecas. Pero según el autor esa "confrontación" se debió a que Rodríguez Zapatero había roto todos los consensos de la transición: el de las comunidades autónomas, el del terrorismo, el de la cuestión religiosa, etc. En una ocasión se le escapa un "solemne" que recuerda mucho uno de sus insultos preferidos al presidente socialista, al que llamaba bobo solemne.
Un dato simpático de la confesión de Rajoy que un psicoanalista llamaría el de las pulsiones reprimidas: ni una mención al caso Yak 44, ni una mención, ni de pasada, a la corrupción o a la Gürtel. Son silencios extraordinariamente reveladores. Aunque ninguno tanto sobre la estructura mental del personaje como el de que en las 256 páginas en las que se habla de progreso, modernidad, globalización, cambio, futuro, etc, no aparece ni una vez la palabra internet. Sólo hay una referencia al ciberdelito. Ese es el proyecto.
¿Alguna duda? El hombre que, al mes de su toma de posesión aún no ha expuesto programa alguno ni concretado ningún detalle y que ha aplazado su primera comparecencia en el Parlamento a primeros de febrero, deja escrito: "Considero necesario presentar un plan completo, coherente, entendible por todos, y que se pueda desarrollar durante cuatro años. Y que esto debe hacerlo un gobierno que desde el mismo instante de la sesión de investidura deje claros sus objetivos esenciales". (p. 242) Pura nada solemne.
dissabte, 29 d’octubre del 2011
El sentido del humor de los políticos.
Lo que necesitaban los políticos para mejorar su imagen era liarse a bromas de mal gusto y a insultos soeces. Gregorio Peces-Barba y Joan Tardá se han retratado. Como antes lo había hecho Durán i Lleida, el huesped permanente del Palace, que lleva días diciendo disparates sobre los andaluces y los homosexuales. No han llegado a las manos, como recientemente los diputados italianos, otro prodigio de gentes sensatas, dialogantes y bien educadas, probablemente por falta de ocasión.
"Las palabras son pistolas cargadas", decía Sartre en Las palabras y las cosas. En este nuevo rifirrafe no se sabe qué sea más desagradable, si la necedad de Peces-Barba o la grosería de Tardá. En las palabras del primero, una ironía que encierra cierto cinismo y no está mal vista en los ambientes cultos del nacionalismo español, se esconde mucha más carga y más malévola que en el exabrupto tardanesco que es simplemente brutal. Por cierto, no creo que al hablar de los bombardeos de Barcelona, Peces-Barba se refiriera a las bestialidades de los fascistas en 1938; eso sería demasiado. Seguramente se referiría a los que ordenó Espartero en 1842, que fueron dos desde Montjuich. Por supuesto, absolutamente reprobables pero mucho menos mortíferos que los de los franquistas desde el aire casi cien años después.
Pero eso es lo de menos. Lo importante es el espíritu que encierra la observación sobre la guerra de la independencia en Cataluña y en Portugal en 1640. Por otro lado nadie ha reparado en que quienes tendrían que sentirse más insultados serían los portugueses porque la observación de Peces-Barba de que mejor "nos" hubiera ido si hubiésemos vencido a Portugal quiere decir que, en el fondo, los portugueses son más dóciles, menos rebeldes que los Catalanes, menos turbulentos y fieros.
Porque esto es lo más turbio del despropósito, que supone que "nosotros" (un "nosotros" en el que Palinuro no se incluye y del que los catalanes están excluidos por el nacionalista español Peces-Barba) hemos conquistado Cataluña como Trajano conquistó Dacia. Y éste es el que va luego por ahí diciendo que Cataluña es España y que los nacionalistas catalanes no son capaces de comprender su profunda idea de la "nación de naciones" que, visto lo visto, debe responder más o menos a la figura de la gallina y los pollitos.
A su vez Joan Tardá es un impresentable. Porque lo peor no es que insulte groseramente a Peces-Barba sino que crea que "hijo de puta" es un insulto. Hace falta ser reaccionario, señorito, clasista, injusto e ignorante para usar "hijo de puta" como insulto. Y el hombre lo piensa muy convencido y, tratando de arreglarlo, se retrata todavía más cuando dice que "no quería insultar a la madre de Peces-Barba", con lo que insiste en que la condición de puta es materia de insulto, como pueda ser la de violador, ladrón, estafador o corrupto. Y no, no lo es. La condición de puta suele ser bastante desgraciada, objeto de todo tipo de abusos, vilependios, violencia y crímenes; de víctima, en definitiva. Y cuando no es así, sino resultado de una decisión más o menos libremente adoptada, tampoco es materia insultable. O no más que la de diputado nacionalista catalán.
El busilis del asunto está en el nacionalismo. He tratado de escarbar en mi memoria en busca de algún nacionalista que tuviera sentido del humor y no lo he encontrado. Declaman la gloria de su patria o insultan a la ajena. Y resultan tan irrisorios como esos perros de aguas que ladran furiosamente cuanto tienen miedo.
(La primera imagen es una foto de Rastrojo, bajo licencia de GNU Free Documentation. La segunda, una foto de 20 Minutos.es, bajo licencia de Creative Commons).