Las dos sandeces que la derecha repite sin parar y sus mesnadas sueltan en las barras de los bares como si estuvieran enunciando verdades luminosas que explican la compleja realaidad son estos dos apotegmas que parecen dictados por una sabiduría ancestral y sólo ocultan mala fe, voluntad de engañar y regusto por el topicazo, a saber:
- Todos los políticos son iguales: van a lo suyo.
- Ya no hay diferencias entre la izquierda y la derecha.
Normalmente, quien suelta la primera estupidez, suelta también la segunda.
¿Todos los políticos iguales? Cualquiera que esté medianamente informado sabe que esto es mentira, una forma de difamar a los políticos honrados, útiles, ingeniosos poniéndolos al nivel de los sinvergüenzas, holgazanes y estúpidos. Un recurso muy frecuente de la derecha, cuya falsedad evidente se prueba de muchas formas pero la mejor, sin duda, es acudir a un ejemplo concreto, palmario, tangible: ¿Son iguales Sánchez Gordillo y Arias Cañete? No, ¿verdad? ¿Hace falta decir por qué? Gordillo gana 1.200€ al mes; Arias Cañete diez, quince, veinte veces más. Gordillo está siempre junto a la gente a la que representa, ayudándola y dando la cara por ella; Arias Cañete está a cientos, miles de kilómetros de donde hay problemas que requerirían su atención, viendo los toros de juerga con el Borbón mientras arden los bosques, los parques naturales que tiene encomendados y muere la gente a sus órdenes. Sánchez Gordillo tiene su personalidad, que no todo el mundo encuentra grata, pero es un hombre responsable, dedicado a su tarea y querido por los habitantes de su pueblo. Arias Cañete dice que estaba viendo los toros en compañía del Rey (que, de acuerdo con la Constitución es un irresponsable, como se echa de ver cada vez que habla) por orden de la vicepresidenta del gobierno. ¿Pesa más una orden de la ratita hacendosa que su conciencia? ¿O no tiene conciencia? De ser así, ¿para qué queremos un ministro? Con poner un robot que hará lo que le ordenen sin preguntar nos ahorraremos una pasta en los sueldos, dietas, canonjías y privilegios de este menda que todavía no se ha dejado ver por las zonas de desastre de España.
En cuanto a la segunda estupidez, misma respuesta que a la primera. No conozco a nadie de izquierdas que diga semejante tontería; sí, en cambio, a muchos de derecha. La última, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, la de las manzanas y las peras, muy contenta de proferir la conocida estulticia. Gordillo es de izquierda y Cañete de derecha. ¿Podía ser de otro modo? ¿Podría Gordillo ser de derecha sin dejar de ser Gordillo o Cañete de izquierda sin dejar de ser Cañete? ¿Iría Gordillo a los toros mientras en su pueblo hay un desastre que pone en peligro la vida de su gente e, incluso, se ha cobrado ya alguna? ¿Estaría Cañete dispuesto a hurtar comida en un supermercado a plena luz del día para socorrer a los necesitados y hambrientos? Preguntas innecesarias, ¿a que sí? Gordillo y Cañete parecen gentes de planetas distintos. Desde el punto de vista de Palinuro (que, por lo demás, no coincide en muchas cosas con el alcalde dce Marinaleda) Gordillo es un hombre cabal; Arias Cañete, un lamentable sucedáneo.
(La primera imagen es una foto de Audiovisuales Acampadazgz, bajo licencia Creative Commons); la segunda una de La Moncloa en el dominio público).