Arde España; arde por los cuatro costados; arde, según muchos autorizados pareceres que no incluyen al primo de Rajoy, a consecuencia de ese cambio climático que la derecha, las grandes industrias, los bancos, la prensa más reaccionaria (casi toda) que les sirve de portavoz, niegan de modo sistemático; arde desde hace un mes y por todas partes, en las Canarias, Cataluña, Galicia, Valencia. Algunos de estos sitios estarán próximos a donde los miembros del gobierno estén de vacaciones.
Porque esa es la cuestión. Arde España y el gobierno está de vacaciones. De vacaciones está hasta el ministro al que se le quema directamente la jurisdicción, Arias Cañete, quien prefiere ver los toros desde la barrera, de charleta con el Rey.
Y no solo arden los bosques; arden también las ciudades y los campos y hasta las cárceles. Los jornaleros andaluces andan soliviantados ocupando tierras en una especie de resurrección de los conflictos agrarios. Los funcionarios, también en su estilo más metódico, mantienen una protesta periódica los viernes con horario fijo. Más de cien presos independentistas están en huelga de hambre para forzar la excarcelación de uno de los suyos, enfermo terminal.YH la cuenta sigue creciendo: Arnaldo Otegi se ha sumado a la protesta que plantea un problema grave al gobierno, parcialmente similar al que provocó De Juana Chaos al gobierno socialista de la época y frente al cual los gobernantes de hoy, entonces en la oposición, exigían intransigencia cerrada, que el Estado no cediera y si De Juana Chos moría, sería un problema suyo. No se puede chantajear al Estado. Será interesante ver qué actitud adoptan ahora los intransigentes de antaño.
Arde sobre todo el país en cábalas y especulaciones acerca del ya prácticamente seguro rescate de España. Arden las cotizaciones de la bolsa, la prima de riesgo, los índices económicos más sensibles, como el paro, la productividad, el endeudamiento, etc. Y, además de las cábalas, el personal contiene la respiración en espera del 1º de septiembre, cuando entre en vigor la subida del IVA y todo el mundo haya de hacer frente al repentino encarecimiento de la vida con unos salarios mermados. De aquí a entonces las compraventas se dispararán y, al mes siguiente, habrá tremendo parón, en parte porque no se celebrarán compraventas y en parte porque muchas de las que se celebren serán opacas.
Para entonces sonará la hora del rescate, o sea de la verdad y no consuela gran cosa enterarse de que algunos grandes bancos y empresas de servicios financieros están haciendo estudios sobre la eventualidad de una, dos, tres salidas del euro; incluso sobre la de la desaparición de la moneda única.
En esta situación convulsa, con el resto del país achicharrándose por ese calor que nada tiene que ver con el cambio climático, los gobernantes están todos ausentes, dedicados, es de suponer, a pasear, pescar percebes, hacer barbacoas, jugar al mus, ponerse cilicios, ligar bronce, etc. La web de La Moncloa está callada y su última noticia es la telefonata de Obama a Rajoy a Sanxenxo a animarlo a pedir el rescate y echarse en los próvidos brazos de Merkel, de eso hace ya como diez días, los que lleva el gobierno de vacaciones pagadas, en algunos casos, como el del ministro de industria, en hoteles ilegales.
El PSOE, en cambio, no parece tomar vacaciones y afea las del gobierno en momentos de emergencia nacional, cosa que a este parece importarle un pimiento. Insisten los socialistas en que, dada la gravedad de la situación, hay que aunar esfuerzos y suscribir pactos de actuación conjunta, hay que hablar con una sola voz en Europa. Es una conciencia nacional tan viva que a alguno de ellos se le va la pinza y pide nada menos que un frente único PP-PSOE. Es difícil visualizar a los miembros del gobierno en frente alguno que no sea el de juventudes. El término revela poco raciocinio, dada la tradición frentista propia de la izquierda e inexistente en la derecha. El frente requiere algo concreto ante lo que situarse. Un frente prácticamente nacional en España tendría enfrente algo tan poco concreto, tan abstracto como la crisis. Téngase además en cuenta que cada una de las partes del hipotético frente culpa a los principios de la otra (desregulación/intervenciononismo) por la crisis.
Si el PSOE quiere transmitir la idea de ser un partido serio, responsable, que no toma vacaciones y antepone los intereses de España a todo lo demás, no necesita un frente. Le basta con negociar acuerdos específicos con el gobierno, que no comprometan a los socialistas con las políticas más regresivas en lo ideológico. No se obliga así al PSOE a ocupar el sitio simbólico que le otorgan quienes escriben PPSOE y hablan del régimen y queda como partido respetable, con conciencia de Estado.
Pero sobre todo pone en evidencia que el gobierno está de vacaciones. Como suele decir el personal, ha desconectado. El gobierno ha desconectado del país. Pero el país está conectado consigo mismo y, de todas formas, dado el grado de competencia, eficacia y mera racionalidad de los ministros, sometidos a examen en una entrada pasada, (El estado del gobierno de la nación), casi sería mejor que siguieran vacacionando el resto de la legislatura. Sería más barato y probablemente mejor para el país.
No obstante, es bastante probable que los servicios correspondientes de La Moncloa ya estén gestionando alguna triunfal aparición pública de Rajoy en compañía de los medallistas olímpicos. Interrumpirá entonces sacrificadamente sus vacaciones Rajoy, a fin de trasmitir a la opinión el mensaje claro de que, detrás de los metales españoles, está la sabia guía y el providencial desvelo de este gobernante sin par que, al estilo de su ideal, el invicto caudillo Franco, no duerme y está siempre en vela en pro de los destinos de la Patria. Él bien quisiera interesarse por los miles y miles y miles de hectáreas que ha ardido y siguen ardiendo en España, por las cuitas de los cientos de desplazados y por la angustia de quienes han perdido algún allegado en estos feroces incendios (ya van seis muertos); pero, al ser humano, tiene humanas limitaciones y debe establecer prioridades: siempre será mejor para la marca España que su gobernante aparezca compartiendo el éxito olímpico que tiznado hasta la cejas entre las cenizas ardientes de algún bosque otrora frondoso.
No obstante, es bastante probable que los servicios correspondientes de La Moncloa ya estén gestionando alguna triunfal aparición pública de Rajoy en compañía de los medallistas olímpicos. Interrumpirá entonces sacrificadamente sus vacaciones Rajoy, a fin de trasmitir a la opinión el mensaje claro de que, detrás de los metales españoles, está la sabia guía y el providencial desvelo de este gobernante sin par que, al estilo de su ideal, el invicto caudillo Franco, no duerme y está siempre en vela en pro de los destinos de la Patria. Él bien quisiera interesarse por los miles y miles y miles de hectáreas que ha ardido y siguen ardiendo en España, por las cuitas de los cientos de desplazados y por la angustia de quienes han perdido algún allegado en estos feroces incendios (ya van seis muertos); pero, al ser humano, tiene humanas limitaciones y debe establecer prioridades: siempre será mejor para la marca España que su gobernante aparezca compartiendo el éxito olímpico que tiznado hasta la cejas entre las cenizas ardientes de algún bosque otrora frondoso.
(La imagen es una foto de Francisco Nicolás Mercader Román en el dominio público).