Una reiterada petición de apoyo a los poderes públicos que, de no prestarlo, serían responsables del hundimiento moral de la familia, o sea de la sociedad. Pero nada de "ideología de género". Cabía la posibilidad de que la tal carta hubiera sido expurgada, pues la página en que se aloja es un sitio web católico que se llama Religión en libertad. Pero no es el caso; son gente seria, a juzgar por lo que publican: Kim Jong Un prohíbe la Navidad en Corea del Norte y ordena que se celebre el nacimiento de su abuela.
dissabte, 7 de gener del 2017
El cardenal desdoblado
Una reiterada petición de apoyo a los poderes públicos que, de no prestarlo, serían responsables del hundimiento moral de la familia, o sea de la sociedad. Pero nada de "ideología de género". Cabía la posibilidad de que la tal carta hubiera sido expurgada, pues la página en que se aloja es un sitio web católico que se llama Religión en libertad. Pero no es el caso; son gente seria, a juzgar por lo que publican: Kim Jong Un prohíbe la Navidad en Corea del Norte y ordena que se celebre el nacimiento de su abuela.
diumenge, 29 de desembre del 2013
Mi última pastoral.
dimecres, 8 d’agost del 2012
La retórica de la derecha.
diumenge, 1 de juliol del 2012
La incomprensible homofobia.
diumenge, 27 de maig del 2012
La familia, el sexo y los curas.
Así que ya puede la carcunda, tan del gusto del gobierno de hoy, vociferar lo que quiera. La humanidad seguirá su camino hacia una sexualidad libre, digan lo que digan estos cuervos de torcidas doctrinas y almas amputadas.
dimarts, 4 de gener del 2011
Las enseñanzas de la Iglesia.
Arranca un 2011 negro en muchos aspectos, incluido el de las sotanas. Fortalecida por su vigorosa lucha contra las injusticias, la explotación, las desigualdades, la esclavitud, la violencia de género, los abusos sexuales y la pederastia en el decenio pasado, la Iglesia vuelve los ojos a esta España, tierra de misión, según monseñor Rouco Varela, y adalid de la fe. Que no nos durmamos en los laureles pues tenemos tajo por delante. Quienes un día fuimos el pendón de la cristiandad debemos volver a serlo. El Papa Benedicto XVI, el que condena el uso del preservativo, incluso como profilaxis contra el SIDA (aunque admite algún tipo de excepción, según parece), sostiene que los españoles tenemos que fortalecer nuestras raíces cristianas, al igual que debe hacerlo el conjunto de Europa.
Traducido al español castizo que habla monseñor Rouco a pesar de ser gallego, este fortalecimiento quiere decir que los españoles estamos llamados a una nueva reconquista. No sé yo si tanto año jacobeo (que, al fin y al cabo, es el de Santiago Matamoros), tanta raíz cristiana, tanto don Pelayo (cuya encarnación hoy es el inconfundible Cascos) y tanta reconquista no acabarán produciendo algún tipo de oscuro conflicto con nuestro primo el rey de Marruecos o con el millón más o menos de magrebíes que viven entre nosotros. El término "reconquista" desde luego no parece muy oportuno... salvo que se nos ordene predicar el Evangelio a los vecinos del quinto derecha en algún momento libre del ramadán y liarnos a mamporros para convertir al infiel.
A su vez, las huestes de Rouco, los obispos, como una legión celestial, esgrimen espadas flamígeras para zanjar las cuestiones morales de la actualidad más candente. Es un frente teológico tan pintoresco, tan alejado de la realidad, tan hostil a la razón y hasta al sentido común que parece rozar lo poético. La frontera entre la poesía y la locura ha sido siempre difusa y muy porosa. Ello se sigue no solo de las biografías de innumerables poetas, como Hölderlin, Panero, Pound, Apollinaire, etc, sino también de la misma esencia de ambas condiciones, la poética y la lunática, consistente en la enajenación. El poeta es vate y vive habitado por una otredad que le dicta lo que dice; el lunático también. La diferencia está en si lo que dicen sirve para aclarar (a veces como el relámpago) o para oscurecer el mundo a quienes escuchan. Los obispos se acercan a lo poético pero no salen de lo lunático. Y eso que la otredad que los habita es un dios. Él sabrá lo que busca pero lo que los obispos dicen es para mandarlos al psiquiátrico.
Monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba dice que la UNESCO tiene programado hacer homosexual a media población mundial. Es cierto que lo dice citando a otro prelado; pero lo hace aprobadoramente. Podría haber dicho: "escuchen qué imbecilidad se le ha ocurrido a un colega". Pero no, lo cita porque él también lo piensa, a pesar de ser una imbecilidad. Y no porque la mitad de la población sea homosexual tenga algún sentido negativo, que no lo tiene, sino por creer que esa tontería sea un plan estratégico de la UNESCO. La Curia debe de creer que la UNESCO y el conjunto del sistema de la Naciones Unidas son como los protocolos de los sabios de Sión. Saben tanto de la UNESCO como Palinuro del smorrebrod.
El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, sostiene que la violencia doméstica se da menos en los matrimonios canónicos que en las parejas de hecho. Se ha echado encima a toda la izquierda, con o sin cargo público, diciendo que falsea los datos, que no sabe de lo que habla y que las cosas no son así. Pero sí, son así. En términos estadísticos relativos hay más violencia en las parejas de hecho que en los matrimonios canónicos. La falacia del obispo no está en los números, sino en la cosa. Y la izquierda no sabe verlo, lo que habla mucho sobre una izquierda incapaz de contestar a monseñor Reig que la misma institución del matrimonio canónico es violencia y que sea consentida por la parte subalterna (la esposa/madre) no la hace menos violencia. Si se toma esto en cuenta el matrimonio canónico es infinitamente más violento que las parejas de hecho, que son libres e iguales.
El arzobispo secretario de la Congregación para el clero, Celso Morga, dice que la culpa de la pederastia en la Iglesia la tiene la sociedad, o sea, el siglo. No sé cómo van a conseguir los curas que los feligreses aprendan a combatir a los tres enemigos del alma, el mundo, el demonio y la carne cuando ellos mismos han sucumbido ya a los tres y, de colofón, añaden la hipocresía.
La última enseñanza de la Iglesia en su conjunto, jerarquía y organizaciones católicas de movilización, va dirigida a Zapatero: subir el estipendio a la Iglesia en la declaración de la renta, dejar en vigor el Concordato de 1953 y los Acuerdos de 1989, aplazar sine die la ley de libertad religiosa, mantener los símbolos religiosos católicos en los ámbitos públicos no le ha servido de nada. En la misa del pasado día 2 en pro de una familia católica que nadie amenaza, la Iglesia, ya se ha visto, pidió la reconquista y se despachó contra las políticas del gobierno, especialmente el aborto, el matrimonio homosexual y el derecho a una muerte digna.
Roma sigue sin pagar traidores.
(La imagen es una foto de cntvalladolid, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 2 de juliol del 2009
Imago patris.
Vaya melodrama en dos tiempos que se ha marcado Francis Ford Coppola. En dos tiempos porque es un melodrama dentro del melodrama o un "más difícil todavía". A primera vista la peli va de padre dominante, tiránico, egoísta, soberbio. De padre, en fin. Y de hijo rebelde que pone tierra por medio y no quiere saber nada de su familia. Ya sólo esto justificaría la situación que nos encontramos en el arranque de esta por lo demás prolija y algo lenta peli: un yankee expatriado, varado en La Boca, en Buenos Aires, que convive con una Miranda (Maribel Verdú), doctora en un psiquiátrico en el que él, Tetro, estuvo internado y que se ha enamorado locamente de él porque piensa que es un genio. En verdad, Tetro lleva siempre consigo un misterioso manuscrito, escrito en clave, una obra teatral que no quiere publicar y que oculta a todos y que es la que le da la imagen de genio a los ojos de su amante amada. Tetro, cuyo verdadero nombre es Angelo, lucha por superar sus conflictos del pasado. Dentro de este melodrama se inserta otro que es con el que arranca el film. Según se nos hace saber, un buen día se presenta en casa de Tetro un hermano mucho menor, Bernardo, Bennie, de diecisiete años, camarero en un buque de línea gringo que ha hecho escala en Buenos Aires con una avería de motor que llevará una semana reparar. Contra la inicial resistencia de Tetro que acaba de sufrir un atropello y lleva una pierna escayolada y no quiere saber nada de su familia, Bennie se queda en principio durante esa semana que luego se prolongará porque sufre otro accidente de coche que lo obliga a hospitalizarse y pierde su barco. Esto de los accidentes de coche trae malos presagios porque la madre de Tetro murió en uno de ellos conduciendo el vehículo su hijo. El padre, un famoso director de orquesta (Karl Brandauer, que hace un papel estupendo) se vuelve casar con la que será la madre de Bennie que, unos ocho años antes del comienzo de la acción del film cae en un coma del que no se ha repuesto. Aquí se esconde el segundo melodrama, el que da las claves reales del extraño comportamiento de Tetro y que no puedo revelar por no destripar la peli.
El caso es que, con la complicidad de Miranda (Maribel Verdú)y la furibunda oposición de Tetro, Bennie reescribe la pieza de éste que consiste en una historia de rivalidad entre dos hermanos (de hecho la del padre de ambos y su hermano mayor a quien aquel debe todo cuanto es pero no lo reconoce) y le pone el final que encuentra más lógico ya que la obra no lo tiene, esto es, el protagonista mata al padre. La obra se representa en el Festival de la Patagonia, dedicado al parricidio y, en el ínterín, el padre real aprovecha para morirse de resultas de un infarto sin que ninguno de los dos hijos acuda a su lecho de agonizante a pesar de que están cumplidamente informados y tienen los pasajes a su disposición.
Maribel Verdú dice que no se gusta en Tetro y hace bien porque no está en su mejor papel. Vincent Gallo (Tetro) y sobre todo Alden Ehrenreich (Bennie) le roban el protagonismo. Coppola se luce a mansalva en una peli repleta de flash backs que rompen con el uso convencional ya que las escenas actuales están rodadas en blanco y negro y las del pasado, en color. Un efecto muy logrado. Y no es el único. Lo mejor, para mi gusto, es la vida de expatriado de Tetro en Buenos Aires y que tampoco es tanto ya que la capital de la Argentina es la ciudad en la que nació su padre precisamente y cómo está captado el ambiente de La Boca e, incluso, los tipos porteños que se relacionan con Tetro, todos gentes de la farándula. Coppola reconoce la influencia de Elia Kazan en su obra. El minúsculo apartamento en el que viven Tetro y Miranda recuerda mucho el de Stella y Stanley Kowalsky en Nueva Orleans, en Un tranvía llamado deseo. Pero la visión de Buenos Aires, con las inevitables escenas en el inevitable Cafe Tortoni es agradable aunque fugaz. Imprsionantes, desde luego, los paisajes de la Patagonia, que contemplamos en el viaje en coche que realizan los protagonistas para asistir al estrenpo absoluto de la obra de teatro, llamada El deseo de viajar.
La peli se hace un poco larga, aunque sea muy variada no solamente por los flash backs sino también por las escenas de una pieza de teatro que se representa en La Boca, una versión del Fausto llamada Fausta, una especie de cabaret burlesco. La mezcla de lenguas, inglés y español y de acentos, argentino y castellano es agradable y en general la peli se sigue con agrado aunque sea algo tediosa por momentos. Y tomando el conjunto narrado con sus dos melodramas superpuestos, se obtiene una idea muy clara y patente en las escenas semifinales del funeral del viejo Carlo Tetrocini acerca del mundo morboso de la familia que pretende ser como una lección moral que habla de todas las familias. En un par de ocasiones los dos hermanos Tetrocini por separado, definen el drama de la suya como un asunto de rivalidades dentro de la familia. Pero la verdad es que la película se las ingenia para ir más allá de las rivalidades y mostrar un mundo pasional y oscuro, mucho más interesante, aunque coronado por un inverosímil final feliz que produce el efecto de un deus ex machina bastante chapucero.
dijous, 25 de juny del 2009
La buena vida
"¿A qué se va al cine?" preguntaba retóricamente mi abuela cuando acababa de disponer que todos los nietos íbamos a ver una película y ante mi insistencia de adolescente lleno de preocupaciones sociales de que fuéramos a ver El general della Rovere. "Al cine se va a pasar un buen rato, a divertirse, que para ver desgracias y sufrimientos ya está la vida." Y no sabía nada de El general della Rovere. Sólo que la había propuesto yo. Luego era un peli de sufrimiento. Y para sufrir ya está la vida. Y no le faltaba cierta razón.
El director de esta película, Remy Bezançon, a pesar de su juventud, es un poco como mi abuela. Hace una película amable, una comedia ligera y divertida que habla a favor de la institución familiar más que una prédica del Padre Peyton, aquel de "la familia que reza unida, permanece unida", que es al "pueblo unido, jamás será vencido" lo mismo que la Última Cena al Guernica de Picasso. O al revés.
Porque el protagonista de esta historia es ese ente magmático que se llama la "familia". Hasta tres generaciones, abuelo, padre, hijo vemos en escena e incluso se invoca una cuarta, los nietos que aún no han llegado pero cuya llegada anunciada cierra el ciclo de la película que por semejanza con el Roman fleuve y las movie roads podríamos llamar movie river.
En fin, una historia sentimental, a veces un poco tópica sobre algunos momentos decisivos por distintos motivos a lo largo de la historia de la familia. Los días en que los hermanos se emancipan, el que la hermana folla por primera vez o el día en que la madre está a punto de engañar al padre con otro hombre, pero no lo hace. La narración está muy bien y el director trabaja estupendamente, con mucho oficio, a pesar de ser ésta, creo, su tercera peli. Claro que sabe mucho de cine porque ha visto mucho. Se nota: en dos largos homenajes que se rinden a Los siete magníficos y Apocalypse Now. Todo ese oficio saca el mejor partido posible a unas tramas convencionales: el ruido y la furia de las crisis de los adolescentes (sus enfrentamientos, sus radicalismos y rupturas), la llamada crisis de la mediana edad en el caso de la madre.
La propaganda familiar se echa de ver en que, aunque las historias concretas que narra lo son de enfrentamientos, conflictos, incomprensiones, la institución en sí misma y en conjunto,es beneficiosa para el ser humano. Incluso llega a decirse en algún momento. Las ventajas de la familia. Cada uno de los personajes tiene una historia que es el primer día de la vida que lo espera después de un momento decisivo en ella: el primero en que se va de su casa, el primero en que se acuesta con un hombre, el primero en que estuvo a punto de engañar a su marido. Excepto en el caso de éste, del marido, cuya historia es el primer día después de enterarse de una noticia según la cual ya no le quedan muchos. Porque él es el espíritu de la familia, el Pater familias, en cierto modo el que la mantiene unida porque es el punto de referencia de sus hijos igual que su mujer tiende a ser más punto de referencia de su hija. Por cierto, algo de lejano eco machista veo en el hecho de que el primer día de la vida posterior en el caso de las mujeres gire en torno a sus sentimientos sobre un hombre mientras que los de estos tienen más que ver consigo mismos. Excepto, quizá, el caso del padre, que simboliza la unidad de conjunto. De hecho mueren dos hombres en la historia, el padre y el hijo y ambas muertes son de importancia aunque de lejos lo sea más la del hijo. La prueba es que es el fin de la peli y va acompañada del ritual de despedida con las cenizas arrojadas al mar y conectada misteriosamente a una proyección de futuro con el anuncio de que la hija está embarazada, que es la última escena.
Es decir, una película ligera que exalta los valores de la familia, pero escarba también en su significado más profundo para que veamos que las historias de familia son agregados de historias de cada uno. Y son los padres (padre y madre) los que tienen una visión más de conjunto, que tampoco quiere decir que haya de ser lo mejor. Pero matiza la posible calificación de la peli como "género: La familia Trapp". Hubiera encantado a mi abuela. Y en todo caso, caramba, es un descanso ver cine europeo; un descanso del cine gringo, claro.
dimarts, 10 de febrer del 2009
Eluana.
¡Cuánto camino queda a la humanidad por recorrer hasta verse libre de estos buitres carroñeros, miserables sayones del dolor y del sufrimiento, empeñados en imponer a los demás sus odiosas creencias y en obligarlos a vivir sus vidas como a ellos les parece! Ese Papa nazi ayer y nazi hoy ¿no tiene nada que mejor que hacer que tratar de perpetuar el sufrimiento de una familia con un sadismo tan repugnante como característico de su función, de su religión y de sus dioses?
Piden perdón por los crímenes que cometieron hace cientos de años, pero tratan de seguir cometiéndolos hoy. Dicen preocuparse por el derecho a la vida de cada ser humano individualmente considerado pero los someten a todos a la cuchilla procusteana de sus rígidos dogmas acuñados en su odio enfermizo a la vida, a la belleza, a la alegría y al libre albedrío.
Afirman que la familia es una institución fundada por Dios pero sólo si se organiza y comporta como ellos ordenan; ellos, que no la conocen porque la tienen prohibida, lo que no quiere decir que no reproduzcan algunas de sus ocasionales disfuncionalidades como el vergonzoso abuso de menores que han venido practicando hace siglos y siguen.
Sostienen que su reino no es de este mundo y que no participan en política pero están siempre al lado del poder cuando éste es tiránico, ilegítimo y criminal, como trata de serlo el gobierno de ese siniestro payaso llamado Berlusconi. Su apoyo a los abusos de poder sólo es comparable a su abyecta sumisión a los poderes arbitrarios y entre los dos tratan de formar una coyunda que atenta contra la autonomía y la dignidad de las personas a las que consideran meros objetos para satisfacer sus ansias de poder, su sed de mal, su afición por el maltrato y la tortura.
Feliz Eluana que has conseguido por fin, después de diecisiete años, liberarte de las garras de estas hienas inhumanas. Todo mi apoyo a tu familia que también ha conseguido liberarse del infame estigma de tener que vivir una vida de sufrimiento sólo por dar satisfacción a unos canallas en lo más profundo de su odio a la humanidad; apoyo que se prolongará en los días que vienen, cuando la jauría civil y eclesiástica se le eche encima tratando de culparla, de no dejarla en paz, de convertirla en nueva víctima de su neurosis de esclavos aterrorizados por sus propias creencias.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).
dilluns, 29 de desembre del 2008
La futilidad eucarística.
Con toda la pompa y el boato que revistió el acto eucarístico de ayer en la Plaza de Colón quedó flotando en el ambiente una sensación de futilidad, confusión e incertidumbre. En un país de cuarenta y seis millones de habitantes cada vez más diversos y multiculturales, los cien o doscientos mil que ayer se reunieron suponen una proporción minúscula. Que esa minúscula proporción se reúna en un día señalado para celebrar la vigencia de sus creencias religiosas no hace a éstas más necesarias ni les otorga un derecho superior sobre otras creencias o falta de creencias que convivan con ellas en la sociedad, con independencia de la cantidad de gente que las respalde. El valor de las creencias no depende del número ya que éstas florecen como resultado del ejercicio de un derecho inherente a la persona: el de libertad de credo y de religión.
Parte de la jerarquía católica española salió ayer a defender su fe en el valor inmarcesible de su visión de la institución social básica de reproducción que es la familia. Digo que parte porque otra se quedó en sus diócesis, temerosa de que el acto se convirtiera en un estridente mitín político en contra del Gobierno, como el año pasado; lo cual ha influido probablemente para que el de este año tuviera un carácter más religioso y los pronunciamientos políticos fueran indirectos, implícitos, sobreentendidos. Y esto mismo es lo que le presta ese carácter fútil, innecesario, ambiguo.
Que la familia sea la unidad social básica de reproducción no lo duda nadie y nadie, que yo sepa, ataca en nuestra sociedad la vigencia de la institución. Por eso resulta confuso que la Iglesia católica defienda algo que nadie ataca. Pero es que la Iglesia no defiende la institución de la familia en sí misma sino su especial idea de dicha institución. Y no sólo defiende su idea de la familia, que es algo a lo que tiene perfecto derecho, sino también el que dicha idea de la familia sea la única que se permita, dejando a las demás formas de entender y organizar la familia fuera de la legalidad, como en los tiempos más duros del nacionalcatolicismo. Como esto no se puede decir, la Iglesia recurre a la ambigüedad de utilizar como sinónimos "familia" y "familia cristiana" para prohibir las familias no cristianas pero no tener que justificar dicha prohibición.
No está mal pero no cuela porque nadie aquí y ahora ataca a la familia ni a la forma cristiana de ésta. Es obvio que quien quiera contraer matrimonio católico en España y formar una familia de acuerdo con sus creencias puede hacerlo sin traba alguna. Carece pues de sentido el propósito de Monseñor Rouco de defender una forma de familia distinta a la que está de moda. No hay forma alguna de familia más de moda que la que defiende Monseñor Rouco, más o menos fielmente atenida a su estricta condición. Como también carece de sentido (antes bien, es un grosero atentado a la verdad) decir que esa forma "dispone de tantos medios y oportunidades mediáticas, educativas y culturales para su difusión" cuando bien a la vista está que la forma defendida por el Cardenal tiene una aplastante presencia social y las otras todavía luchan por ver reconocido su derecho a existir en condiciones de igualdad con la predominante.
Guste o no a la Iglesia y a Monseñor Rouco ya no se pueden imponer unas creencias particulares al conjunto de la sociedad. Gracias a los avances de la ciencia la institución básica de reproducción social admite variantes de acuerdo con las preferencias de sus componentes individuales sin merma de la eficacia de su función reproductiva. Por eso la Iglesia se opone a tales avances científicos, como siempre, porque amplian las posibilidades de los individuos para organizar a su libre albedrío la forma básica de la convivencia social. Y por eso también sus afirmaciones resultan tan delirantes. Dice Monseñor Rouco que la familia es "la donación esponsal del varón a la mujer y de la mujer al varón y, por ello, esencialmente abierta al don de la vida: a los hijos". ¿Por qué? ¿Porque lo diga él? Como delirante es la afirmación del Papa que escucharon ayer sus seguidores de impedir que "el amor, la apertura a la vida y los lazos incomparables que unen vuestro hogar se desvirtúen". ¿En qué desvirtúa a dichos lazos el que otras gentes tengan derecho a organizar otras formas de familia? Por supuesto en nada. Y como esto tampoco puede decirse hoy día, el acto siguió subiendo de ambigüedad.
Y así será mientras continúe manteniéndose otra confusión que ayer fue patente en la plaza de Colón y hoy repiquetean todos los comentaristas de la derecha, esto es, que el acto eucarístico era la defensa de unos valores residenciados en la familia, cristiana, no se olvide. Aquí reside la confusión cuando no el engaño deliberado. Por mucho valor que quiera atribuirse a la familia, cristiana o no cristiana, ésta no deja de ser un medio, un instrumento del auténtico depositario y titular de todos los valores, el único que ayer estuvo ausente en las prédicas eclesiales, jaculatorias litúrgicas y doctrinas pontificales: el individuo, el ser humano individual, titular de todos los valores y todos los derechos. Porque la familia se hizo para el individuo y no el individuo para la familia. En esto la ambigüedad y la contradicción del clero católico adquiere tonalidades ridículas. Es un derecho del individuo formar una familia cristiana o una familia no cristiana; como lo es no formar familia alguna. Que es exactamente lo que hace el propio Monseñor Rouco Varela, inmerso clamorosamente en esa pública contradicción de predicar una cosa y hacer otra. A este respecto el clero protestante procede con mayor coherencia porque el católico no tiene remedio y por eso delira.
Este intento de anteponer los valores de un medio, de un instrumento, de un ser colectivo, a los del ser humano individual que es fin en sí mismo pero sin poder decirlo es lo que hace que actos como el de ayer resulten confusos, fútiles, patéticos y trasnochados. La familia no está amenazada; al contrario, cada vez tiene mayor auge y está más viva porque ve reconocida su multiplicidad de formas en contra de la sañuda oposición de los Roucos Varelas. Los valores de la familia no están en cuestión. Como tampoco lo están los de su último titular y depositario, que es el individuo. Al contrario, jamás ha tenido el individuo mayor libertad para organizar su vida de acuerdo con las creencias y valores que le parezcan medulares y que pueden coincidir o no con los del clero católico que ensalza la familia pero no la practica.
Uno de esos derechos del individuo es el de la interrupción voluntaria del embarazo, el aborto, contra el que también cargó ayer Monseñor Rouco hablando fuera del tiesto de una "cultura de la muerte", como si el aborto, en lugar de un derecho de los seres humanos individuales, especialmente las mujeres, fuera una obligación. Como tampoco aquí se puede decir tamaña barbaridad porque es obvio que el derecho al aborto presupone el igual derecho a no abortar, el acto resultó confuso y ambiguo.
Hubieran querido pedir que se prohiban por ley las familias que no se ajusten al modelo católico y que por ley se prohiba la interrupción voluntaria del embarazo pero como probablemente el Vaticano ha impuesto moderación en el ultramontano clero español y éste sabe además que no están las cosas para plantear más conflictos de los que ya hay, su posición se desdibuja, pierde fuerza. Resulta triste comprobarlo una vez más, pero la Iglesia sólo interpreta satisfactoriamente su papel cuando combate, ataca e impone a la fuerza sus principios y convicciones. Cuando no puede hacerlo, su mensaje se torna arbitrario, caprichoso e incomprensible. Tiene graves problemas para adaptarse a una sociedad democrática en la que conviven creencias o falta de creencias distintas y esos problemas la afectan en su propio cuerpo de creyentes (excusado decir los que no lo somos) muchos, muchísimos de los cuales, a fuerza de demócratas no quieren vivir en una sociedad que imponga sus valores como los únicos legales y aceptables. Eso es algo que la jerarquía católica no acaba de entender y va a costarle muy caro porque, si no lo acepta, acabará identificada con las opciones políticas de la extrema derecha, cosa que en esta ocasión ha conseguido evitar a costa de la claridad de su mensaje.
Al final, cabe preguntarse razonablemente: ¿para qué se reunieron ayer cien o doscientas mil personas en la plaza de Colón? Y la respuesta es bien enteca: para escuchar misa. Santas y buenas.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 3 de gener del 2008
La familia: obispos demócratas contra socialdemócratas totalitarios.
Por más que he leído dos veces (es breve, por fortuna) y con suma atención el comunicado de prensa del PSOE en respuesta a las mentiras, infundios y agresiones que profirieron los obispos en en el acto político pro PP que organizó el arzobispado de Madrid el sábado pasado, no he acertado a ver qué sea lo que hay en él que pueda calificarse de "absolutamente desmesurado y radical", como asegura el señor Astarloa y me gustaría que el citado señor, en lugar de suponer que su fogoso verbo deba aceptarse como verdad sin más, tuviera la gentileza de señalar en qué párrafos o expresiones del comunicado se traslucen desmesura o radicalismo algunos. No es difícil pues ya he señalado que el texto es breve y es seguro que hasta el señor Astarloa podrá leerlo y probar la exactitud de lo que dice. De no hacerlo quedará como un mendaz demagogo, cosa que ya se echa de ver en ese típico empleo del adverbio "absolutamente", al que suele recurrir este tipo de personas pensando que así dan más crédito a sus palabras cuando lo que hacen es quitárselo.
El texto del PSOE no sólo no es desmesurado ni radical, sino que es excesivamente moderado a mi parecer (aunque menos da una piedra) pues se limita a recordar a los curas que en España nos regimos por la Constitución y no por la ley de Moisés ni por los Evangelios. Bueno, por los Evangelios tampoco se rigen los curas. Basta con saber lo que se dice todos los días por la COPE. Aunque ahora entiendo (qué bueno es esto de escribir y cómo aclara las ideas) qué hay de desmesurado y radical en el comunicado del PSOE a ojos del señor Astarloa: la referencia a la Constitución. ¿Cómo no me habré dado cuenta antes?
Y no es el señor Astarloa el único absolutamente que ha salido a laminar al PSOE. Según el señor Jorge Fernández, secretario general del grupo popular en el Congreso, el PSOE muestra un anticlericalismo absolutamente decimonónico y casposo. Además del "absolutamente", don Jorge echa mano del socorrido "anticlericalismo décimonónico", una de esas expresiones que prueban hasta qué punto chupan rueda los carcas del lenguaje del progresismo tradicional. Porque, si el anticlericalismo es "décimonónico", el clericalismo que respiraba la concentración de curas, monjas, beatos y meapilas del sábado ¿qué es? ¿el siglo XXII? Apañados estamos.
Por último, un tercer Demóstenes de la derecha, el señor Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, ha acusado al PSOE de tener un ego totalitarista, lo que es maravilloso. Totalitarios no son los que quieren imponer un único modelo de familia, obligar a los demás a aceptarlo o quedarse sin derechos, sino quienes amparan los derechos de individuos diferentes, protegiéndolos jurídicamente en su diferencia frente a gentes como el señor don Benigno Blanco.
Es obvio que la Iglesia católica española ha entrado en campaña electoral y que lo ha hecho a favor del PP, partido que ha salido en su defensa y en su mismo estilo, esto es, faltando de frente a la verdad, injuriando, insultando y tergiversando los hechos.
Lean, lean el comunicado del PSOE y digan qué hay ahí de desmesurado, radical, anticlerical, décimonónico, casposo o totalitario. Quienes dicen tamañas insensateces, ¿en qué mundo creen que viven?
(Innecesario decir que la imagen es el famoso lienzo de Goya, "la familia de Carlos IV", que se halla en el Museo de El Prado. Una típica familia "tradicional", por cierto.)
dimecres, 2 de gener del 2008
La familia y los obispos.
Según parece, el PSOE y su Gobierno tienen intención de salir hoy al paso de las mentiras y los ataques con que les obsequiaron los obispos el pasado día treinta en el curso de la manifa a favor del PP (disfrazada de acto eclesial en pro de la familia cristiana) convocada por el arzobispado de Madrid y jaleada a voz en cuello por los medios de la derecha y el Gobierno de la comunidad autónoma madrileña. Ya era hora de que comprendieran lo que hasta Aznar dice haber comprendido: que la política de apaciguamiento con los totalitarios, los integristas, los fanáticos no sirve de nada y es contraproducente pues les da alas permitiéndoles pensar que las concesiones que se les hacen no responden a un afán de diálogo o concordia sino al temor y al acobardamiento. La contemporización con los nacionalcatólicos ha sido el error más garrafal del señor Rodríguez Zapatero y no los dos que reconoció hace unos días ya que esos (la ruptura de la tregua y la llegada del AVE a Barcelona) no lo eran propiamente pues ambos dependían de factores ajenos. El servilismo ante los curas y sus desorbitadas pretensiones, en cambio, no fue un error sino una dejación, un abandono de los principios laicos, una traición al "no nos falles" con que se coreó la llegada del señor Rodríguez Zapatero a La Moncloa. Dicen los mentideros de la Villa que la principal defensora de esa abyecta política de concesiones al nacionalcatolicismo ha sido la señora Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno. Pues con todo lo bien que me cae dicha señora, si eso es cierto, entiendo debiera hacer pública confesión de arrepentimiento y prometer que nunca más volverá a ponerse ridículamente meliflua con clérigo alguno.
Puede parecer exagerado que se hable de totalitarismo en relación con la iglesia católica española. No hay tal. Los dirigentes obispales, con Monseñor Rouco Varela a la cabeza, son una wild bunch de teócratas que aspiran a que España vuelva a ser reserva de la cristiandad, martillo de herejes, azote de gays y lesbianas, némesis de los abortadores. Creen estos ultramontanos retardatarios que van por buen camino, a imagen y semejanza de la revolución de los neocons estadounidenses, que son en parte "teocons" y en parte "leocons", en reconocimiento de la influencia que Leo Strauss ejerció sobre muchos de ellos. (Sobre el ascenso de las nuevas formas de fascismo cristiano en los EEUU puede verse el post siguiente).
Es ya hora de que alguien con autoridad diga a los obispos que "no se metan en política" (como hacían cuando Franco, al que llevaban bajo palio), menos a favor de un partido, el PP, y menos aun en periodo preelectoral. Esas prácticas, al estilo de Divorcio a la italiana y aunque ellos mismos no lo crean, aparte de moralmente detestables son pragmáticamente desastrosas pues enemistan a muchos electores, en especial entre los cristianos
En el ínterin, representantes de las familias orilladas, ninguneadas, criminalizadas en el acto de exaltación a la cristiana se han puesto de acuerdo para salir en defensa de las familias homosexuales o monoparentales, de hecho o como sea y han puesto en marcha una especie de movimiento en la red llamado Por la diversidad familiar y en sólo cuatro o cinco días, ya cuentan con medio centenar de blogs de apoyo, entre ellos éste. Habrá quien piense que es mucho, pero no lo es cuando se recuerda que, según Technorati hay más de cien millones de blogs en el mundo.
Aprovecho la ocasión para traer el video de la campaña por la diversidad familiar, que me parece bien aunque un poco ñoño, peligro éste frecuente en la izquierda. Y para recordar que, además de acceder a la página güeb de la iniciativa pinchando en el banner de la derecha (jobá con el lenguaje blogosférico), donde quien quiera puede agregar su blog, es posible firmar onlain; toma ya. Es preciso meter en el tarugo de estos integristas católicos españoles que los homosexuales, los transexuales, etc tienen los mismos derechos que ellos porque son algo diferente, distinto, y no una degeneración de ellos. No parecen entenderlo y mira que es sencillo a nada que se reflexione que se puede ser, por ejemplo, maltratador de género y heterosexual u homosexual indistintamente. Pero, salvo los casos excepcionales de los hermafroditas y bisexuales, no se puede ser homo y heterosexual al mismo tiempo. El homosexual no es una condición errónea del heterosexual, sino que es un ser distinto. Caramba, no es tan difícil de comprender; hagan un efuerzo en pro de la convivencia.