La entrevista a Luis Villares, cabeza de lista de
En Marea en las elecciones gallegas del próximo día 25 que aparece hoy en Público tiene mucho interés. Su punto central es el agudamente sintetizado en el titular:
"Si En Marea gana en Galicia, no habrá terceras elecciones en España". A primera vista, este vaticinio parecería contradecir el post de Palinuro de ayer,
Sin novedad en el frente por cuanto dice que el resultado de las elecciones gallegas tendrá una incidencia directa en la política española, al punto de evitar las temidas terceras elecciones. Palinuro sostenía que tanto las elecciones gallegas como las vascas del mismo día no alterarán la situación política general, de acuerdo con los vaticinios demoscópicos. Esto es, que los resultados autonómicos no posibilitarían (ni dejarían de posibilitar) unas u otras coaliciones electorales en el Estado. O sea, que estas elecciones están ya descontadas, son escaramuzas colaterales y no tendrán mayor relevancia.
Pero esa opinión quizá sea errónea. Hasta el domingo no lo sabremos. Palinuro podría estar equivocado. En realidad confieso que si la equivocación fuera en el sentido que señala Villares, esto es, que el PP perdiera la mayoría absoluta en Galicia, nada le agradaría más y lo celebraría con pitos y flautas. ¡El PP a la oposición en Galicia y los gallegos con un gobierno de coalición de izquierda En Marea-PSOE! Un sueño. Ojalá.
Villares hace otras consideraciones en la entrevista verdaderamente enjundiosas. Insiste en distinguir En Marea de Podemos y da a entender que el mando corresponde a En Marea frente a un Podemos más subalterno. Cualquiera que conozca la política en España y las naciones que alberga sabe el alcance de esta afirmación: en concreto que, si en Galicia pierde el PP la mayoría absoluta y cabe formar un gobierno de izquierdas, ese gobierno se formará porque la decisión será del sector por así decirlo "cívico" de En Marea y no de los seudobolcheviques de Podemos que tienen aquí una posición subordinada. Recuérdese que la formación del partido instrumental estuvo a punto de fracasar por la habitual intransigencia y arrogancia de Podemos y que, si se salvó, fue por la intervención del líder Iglesias en el último momento forzando una unidad de acción en contra de la voluntad diz que democrática de las bases y de los entes negociadores de su partido. De no pasar por el aro, Podemos se hubiera quedado fuera de En Marea y, aunque eso refleja mejor su voluntad permanente de dividir la izquierda que no puede controlar, hubiera descubierto demasiado su juego y lo hubiera llevado a la irrelevancia.
Así que, en efecto, es una muy buena noticia que en En Marea haya una voluntad mayoritaria de ir a una alianza de izquierdas y no la vieja obesesión comunista de acabar con el PSOE al precio que sea, incluso de gobierno de la derecha.
Una muy buena noticia que puede luego extrapolarse a la política del Estado en alas de un cálculo inteligente como hace el juez Villares: si hay alianza de izquierdas en Galicia, como de hecho ya la hay en Valencia, habrá gobierno de izquierdas en España. Es casi como un guiño dirigido a los analistas: si en Marea gana en Galicia, en las negociaciones para formar gobierno en Madrid Podemos pintará menos, será marginal la presión anguitiana del sorpasso y hasta es posible que manden a los que lo propugnan (con el sempiterno fin de impedir un gobierno de izquierdas) a escardar cebollinos, que ya va siendo hora.
Así que, en efecto, la entrevista tiene fondo y es muy interesante. Y ojalá se realicen los deseos del juez Villares. Tanto si la fuerza mayoritaria de la izquierda es En Marea como si es el PSGa. Los dos parecen tener claro que el objetivo esencial, fundamental, primordial de la izquierda en España ha de ser poner fin a este atropello, esta vergüenza de un gobierno de ineptos, presuntos corruptos y ladrones y franquistas.
De ser esto así, también Palinuro aplaudiría formar ese gobierno en España (pendiente de resolver el contencioso catalán según el ideario de la izquierda, con un referéndum de autodeterminación) y evitar así las terceras elecciones.
Pero, si no lo fuera, no se olvide. Las elecciones son el mejor modo de encauzar los problemas en las sociedades democráticas.