dilluns, 26 de setembre del 2016
Decíamos ayer...
dimarts, 20 de setembre del 2016
No estaría mal
dilluns, 19 de setembre del 2016
Sin novedad en el frente
divendres, 9 de setembre del 2016
Los zagueros entran en escena
dilluns, 22 d’octubre del 2012
En el fondo del pozo.
No es triunfo de la derecha ni mucho menos. En las desastrosas condiciones actuales parece como si la gente hubiera votado lo único visible, por repulsivo que sea. Es una derrota de la izquierda y, más en concreto, un trecho más en la agónica carrera del PSOE hacia la irrelevancia política.
La lectura de lo sucedido en el País Vasco tiene matices propios, sobre todo al hablar de izquierda y requerirá análisis aparte, pero aparece vinculado al caso gallego por el elemento común de que también aquí el castigado haya sido el PSOE.
diumenge, 21 d’octubre del 2012
Galicia y País Vasco. Dos mundos.
diumenge, 15 de març del 2009
A casa, a reflexionar.
Los malos resultados electorales en Galicia para el Partido Socialista de Galicia (PSG) y el Bloque Nacionalista Galego (BNGa) produjeron primero la dimisión del señor Touriño, candidato del PSG y ayer del señor Anxo Quintana, del BNGa. Ambos ha hecho muy bien. Ahora, los dos partidos tienen cuatro años por delante para constituirse en oposición útil a la ciudadanía, algo en lo que no faltará trabajo dada la contrastada tendencia del PP a abusar de su poder con mayoría absoluta, y a reflexionar sobre las causas de su derrota. Aporto mi modesta opinión:
1ª) los dos partidos se dejaron comer el terreno discursivo por el PP; éste determinó los marcos de la campaña en la que se habló de lo que a él le interesaba y como le interesaba. Ejemplo más evidente, el coche del señor Touriño, incapaz de desmontar el bulo probando que los acusadores hacían lo mismo de lo que acusaban. Hay que ser pardillos.
2º) Ausencia de debate público televisado. Al PP jamás le interesan pero lo que es imperdonable es que, ante su negativa a celebrarlo, los otros dos no pusieran uno en marcha reservando una silla vacía para el PP, con el demoledor efecto que esto tiene. Repardillos.
3º) La preprotencia socialista. La imagen de los populares es de caciques, pero de caciques cercanos al pueblo; la de Touriño y su gente era la de unos señoritos estirados de espaldas a o pobo galego. Justo se dejaron imponer la vera imagen de sus enemigos. Requetepardillos.
4ª) La escasa avenencia entre los socios del Gobierno. Cada cual gestionaba su parcela por libre. Aquí la máxima culpa recae sobre el BNGa cuyo afán de protagonismo (especialmente del señor Quintana) lo llevaba a ignorar la función común, tratando de aparecer como un poder autónomo al margen de su aliado. Si la unión hace la fuerza, la desunión hace la debilidad. No conocer algo tan elemental es de archirrequetepardillos.
Así que los dos señores Touriño y Quintana están muy bien de dimisionarios, a ver si con su nueva situación aprenden algo de modestia y ven la realidad, que tampoco es tan difícil.
(La imagen es una foto de Xavier Vásquez Freire, bajo licencia de Creative Commons).
dimarts, 3 de març del 2009
Recuelo.
Las elecciones, dícese, son los momentos más solemnes de la democracia porque por ellas habla el pueblo soberano al que han de escuchar los poderes públicos. Cierto pero eso no es muy entretenido. Lo entretenido, lo que muchas veces llega a ser cómico, es lo que sucede después de ese momento solemne. Claro que no en todos los sistemas políticos. En los presidencialistas y/o mayoritarios, el tal momento solemne no deja lugar a duda alguna: habla el pueblo, elige a un presidente o una mayoría parlamentaria y ya está. Lo divertido es en los sistemas parlamentarios y/o proporcionales como el nuestro y como el de la mayoría de los países europeos: habla el pueblo soberano pero rara vez lo hace de modo concluyente de forma que deja una situación complicada en la que los partidos tienen que hacer equilibrios y volatines para conjugar mayorías y componer gobiernos de coalición que a veces requieren recuelos o trabajos como encaje de bolillos. El penúltimo gobierno en Bélgica tardó seis meses en componerse y eso que en estos países que, como Holanda, no han conocido un sólo gobierno monopartidista desde el año de 1900, suelen contar con una figura especial que tiene diversos nombres como "facilitador" o "componedor" y cuya misión es exclusivamente dedicarse a armar gobiernos con los habitualmente imposibles resultados electorales que haya dejado el ínclito pueblo soberano.
Larga introducción para explicar por qué el País Vasco y Cataluña son las Comunidades Autónomas españolas que más se parecen a los países europeos mencionados. Especialmente el primero en cuya sociedad se da una cantidad de fracturas o contradicciones (cleavages) similar a la que se da en Bélgica: lingüísticas, culturales, territoriales y políticas. Así resulta que componer gobierno en Euskadi es tarea tan ardua como en el viejo Flandes español. Tiene el parlamento de Vitoria 75 y escaños y cuenta con siete partidos representados y un fantasma que arrastra sus ilegalizadas cadenas por los pasillos y lobbies de la cámara vasca. Esto da una media de trece escaños por partido, algo más de nueve si contamos al fantasma, lo que indica cierta fragmentación parlamentaria, fiel reflejo de la que hay en la sociedad.
Frente a la situación vascona, la de Galicia, con todo y ser una sociedad también plural con un hiato lingüístico, casi parece de sistema mayoritario y régimen presidencial. El señor Feijóo, a pesar de ignorar el sexo de las vacas, animal totémico galaico, ha restaurado la tradición conservadora de las mayorías absolutas que, cuando las conseguía el señor Fraga, eran absolutísimas. Y aquí paz y después gloria. La izquierda se llevó el domingo un buen y probablemente merecido revolcón y el lunes el señor Touriño hizo lo único que cabe hacer en democracia en estas o parecidas circunstancias cuando se está en política por convicción: dimitir. Cuando se está por otros motivos no se dimite ni aunque lo pasen a uno por la quilla, como demuestran los casos del señor Rajoy, perdedor de dos elecciones legislativas y de la señora Aguirre, el señor Camps, el señor Fabra y los demás señoras y señores del PP, presuntamente implicados en presuntos escándalos de presuntos delitos y que no dimiten hasta que no se los llevan los alguaciles y eso si no tratan de comprarlos, presuntamente, claro es.
Volviendo al País Vasco detecto cierta contradición entre las necesidades de una compleja política de alianzas florentinas y las capacidades que me parece posee el señor Patxi López. Claro que si el señor Ibarretxe, que se me antoja mucho más romo que el señor López, pudo estar más de once años haciendo equilibrios al frente de sucesivas coaliciones, no se ve por qué no podrá hacerlo también el socialista. Y hacerlo, incluso, en el más difícil todavía: sin coaliciones, sobre todo teniendo en cuenta que no trae proyecto alguno para "portorriquizar" al País Vasco .
Ha bastando que haya una posibilidad de que el PNV abandone el palacio de Ajuria Enea, el poder y su compleja red de influencias sociales, económicas, religiosas para que empiece a expectorar dislates de penosísimo estilo. Esa amenaza de que una alianza entre el PSE y el PP, perfectamente legítima por lo demás, sería considerada como una "agresión" parte del supuesto propio de todos los matones de barrio (y no quiero ofender) de que son ellos quienes definen el alcance de las situaciones: hay una agresión donde ellos dicen que la hay; no en donde la haya objetivamente. Resumen: al margen de si el señor López pacta de una u otra forma con el señor Basagoiti en el País Vasco y al margen de si tal pacto es bueno o no para la estabilidad parlamentaria del gobierno del señor Rodríguez Zapatero, está claro que el PNV necesita una pasada por la oposición y una cura de modestia y humildad. El hecho de que este partido invoque a Dios en su lema no quiere decir que lo sea. Ni que el señor Ibarretxe sea su profeta.
(La imagen es una foto de 20 Minutos (b), con licencia de Creative Commons).dilluns, 2 de març del 2009
Igualdades y diferencias.
Las elecciones de ayer en Galicia y el País Vasco, que dejaron al señor Touriño el rostro que se aprecia en la foto, tienen un par de elementos en común y todo lo demás es peculiar de cada una de ellas como corresponde a dos subsistemas políticos tan diferentes uno del otro.
De los elementos en común, el primero y más notable es el fenomenal mentís que el comportamiento de la abstención ha lanzado a la sabiduría convencional al respecto. En los últimos días venía oyéndose con enfadosa insistencia esa peregrina teoría de que la alta abstención favorece a la derecha porque la izquierda está poseída, al parecer, de una especie de abulia electoral. Así se han podido escuchar encendidas loas a la participación electoral de boca de los candidatos, de sus seguidores y hasta del presidente del Gobierno de España. La participación en Galicia ha sido de más del 70 por ciento, algo sin precedentes, seis puntos porcentuales por encima de la de las elecciones de 2005 y la victoria del PP clara y holgada, como clara y holgada ha sido la derrota del centro izquierda socialista y la izquierda nacionalista. Por el contrario, en el País Vasco se ha dado la circunstancia inversa. La participación ha sido de dos puntos porcentuales inferior a la de 2005 pero los socialistas han pegado un salto considerable y por primera vez en la democracia española es posible que los nacionalistas (entre los que hay de todo, ciertamente pero especialmente derecha) pasen a la oposición y haya un López en la Lehendekaritza igual que hay un Montilla en la Plaza de Sant Jaume. Ojalá sirva esto para no volver a escuchar esas teorías que vinculan la propensión abstencionista a las ideologías políticas. Que los ciudadanos se movilicen o no, vayan o no a votar, depende de muchos factores normalmente contingentes y circunstanciales que afectan a todas las tendencias políticas. Que no es genético, vaya.
El segundo factor en común en el País Vasco y Galicia es la desaparición de Izquierda Unida. En Galicia ya era extraparlamentaria antes y sigue siéndolo ahora con un ridículo porcentaje del voto que no llega al uno por ciento. En el País Vasco la experiencia de Ezker Batua del señor Madrazo parece tocar a su fin: ha perdido dos escaños, queda reducido a uno y ni siquiera es el del propio señor Madrazo. No sé si estos datos son bastantes para mover a una reflexión en Izquierda Unida, tan aficionada a reflexionar sobre sí misma pero lo cierto es que su situación de irrelevancia absoluta quizá debiera actuar como un acicate para un reexamen acerca de lo que ha hecho y sigue haciendo mal, muy mal; entre otras cosas seguir hablando como si fuera imprescindible en una sociedad que se obstina en ignorarla.
En la parte que toca a cada una de las dos Comunidades por separado la situación es muy disímil. En Galicia no hay dificultad alguna porque son habas contadas. Con su flamante mayoría absoluta recuperada el PP formará gobierno monocolor los próximos cuatro años que serán los que tengan el PSOE de Galicia y el BNG del señor Anxo Quintana para reflexionar sobre lo que hicieron mal. Porque si la crisis económica trabajaba en contra de las expectativas de la izquierda en el Gobierno, los escándalos de corrupción y espionaje y los problemas de liderazgo del señor Rajoy lo hacían en contra del PP. Hay quien dice que si el señor Rajoy no hubiera sido gallego el PP hubiera perdido las elecciones; es posible pero indemostrable. Así que lo mejor que puede hacer el tándem Touriño-Quintana, además de pensar en una siempre posible y elegante dimisión, es recapitular sus cuatro años de gobierno y contarnos a los ciudadanos qué creen ellos que hicieron mal. Sería un buen ejercicio y muy ilustrativo porque ese voto gallego tiene un aspecto de voto de castigo al Gobierno saliente que no puede despacharse con el relativismo de "hoy se pierde, mañana se gana", como intenta hacer el señor Touriño.
Por último, todo lo que es claridad, linealidad, nitidez en el caso gallego es tumulto, confusión y lío en el caso vasco. Los nacionalistas no pueden repetir experiencia de gobierno sumando a Aralar porque les falta un escaño. Pero tampoco está tan claro que pueda gobernar el PSE que tendría que sumar los escaños del PP y el de UPyD. Por cierto, menos mal que UPyD ha dicho que apoyará a un gobierno no nacionalista; en otro caso resultaría la llave absoluta de cualquier formación de gobierno en el País Vasco: un solo diputado puede decidir el color de la mayoría de la cámara. Con todo, ésta puede ser una situación transitoria. Es posible que, cuando se escruten los votos por correo, el PSE consiga un diputado más a costa de EA que lo ha ganado por una diferencia de ocho votos. En tal caso PSE y PP no necesitarían a la señora Díez pues tendrían 38 diputados, mayoría absoluta. Pero eso no quiere decir que ya haya Gobierno en el País Vasco ni mucho menos. La alianza de los socialistas con la derecha españolista que fue en cierto modo la fórmula que impuso el PSOE en Navarra el año pasado al permitir el gobierno de UPN puede ser aquí disfuncional ya que desplazaría al PNV de cuyos votos depende muchas veces el Gobierno en el Congreso de los Diputados. Ello sin contar con la dificultad de cohonestar una fórmula de gobierno viable entre dos posiciones tan opuestas como las del PP y el PSE. Tal alianza, una extraña fórmula que contradice la política del Estado, tendría además un irremediable tufo frentista de "españoles" contra "vascos", "nacionalistas españoles" contra "nacionalistas vascos" o "constitucionalistas" frente a "nacionalistas", que es como lo designa el aparato mediático español.
La otra posibilidad sería retornar a la vieja fórmula de la alianza entre el PNV y el PSE (que contaría con 54 escaños, cómoda mayoría) y que los nacionalistas reventaron, pensando que para siempre, cuando se embarcaron en la aventura de Lizarra-Garazi siguiendo al flautista Egibar y el gran estratega Arzallus. Mucha gente cree que esta fórmula que sería muy bien vista en Madrid es la que más conviene. Pero tropieza con una dificultad que se deriva del puro sentido común: ¿cómo podría ser lehendakari de ese gobierno de coalición el dirigente con menos votos? ¿Puede el PNV permitir eso?
Las otras opciones son todavía más abracadabrantes: por ejemplo, un gobierno en minoría del PSE, dependiendo de apoyos puntuales repite la pregunta de ¿por qué del PSE y no del PNV que tiene más diputados? A partir de esta consideración, todas las conjeturas son posibles pero lo que está claro es que estas elecciones tan plácidas en Galicia han dejado un panorama de ingobernabilidad en el País Vasco. Por descontado lo más grato de todo esto es que los etarras y su mariachi se han dado una buena media castaña.
Una última observación en la que coinciden hoy todos los analistas, comentaristas y tertulianos: el señor Rajoy ha salido fortalecido de la prueba y ahora puede afrontar con seguridad el futuro cuando menos a medio plazo: sus enemigos están tocados por los asuntos de corrupción que, como los excrementos, volverán de inmediato a la superficie de las aguas políticas; sus posibles sustitutos, al estilo del taimado señor Rato, retornarán a la oscuridad de sus covachuelas multimillonarias y él tendrá tiempo suficiente para preparar sus próximas elecciones al Parlamento Europeo en las que tampoco puede permitirse un fracaso.
(Las imágenes son sendas fotos de 20 Minutos (a) y 20 Minutos (b), ambas con licencia de Creative Commons).
dissabte, 28 de febrer del 2009
La reflexión.
Anduvo diligente el legislador cuando estableció un día de reflexión antes de las elecciones, un día sin refriega electoral, sin ruido mediático, sin sondeos, un día para rumiar todo lo que se ha oído durante la campaña, para meditar en soledad o debatir con otros, según dicen (u ordenan, que nunca está uno muy seguro con estas doctrinas normativas) las teorías de la democracia deliberativa, discursiva y participante. En este día, es de suponer, las aguas van calmándose, aclarándose, y la suciedad se deposita en el légamo del fondo; la atmósfera se hace más diáfana y los turbiones se alejan en el horizonte del ayer. Momento de hacer balance y tomar una decisión con cuanta información se haya recogido y depurado y teniendo todo en consideración: los intereses propios, los de la comunidad, las expectativas, las lecciones de la experiencia.
Esta última dice que a los votantes fieles y fijos de los partidos la jornada de reflexión les sobra porque suelen tener el voto decidido. En realidad les sobra la campaña electoral íntegra. Pero hay un porcentaje de electores de dimensiones oscilantes, aunque no desdeñables, los famosos "indecisos" que son los que, por lo que dicen a los encuestadores, toman su decisión al final, según lo que oigan y vean durante la campaña. Estos indecisos parecen la personificación de ese público deliberativo, reflexivo, crítico que divinizan las teorías antes citadas ...y los que, en muchos casos, deciden el resultado de unas elecciones que, como éstas de Galicia y el País Vasco, prometen resultados muy justos e inseguros. Los bromistas dicen que es una paradoja que, al final, las elecciones las decidan los indecisos y, en el caso de Galicia, con un doce por ciento del censo expatriado, no sólo las decidan los indecisos sino los indecisos ausentes, a los que únicamente de lejos, a rachas y de modo caprichoso, han llegado los mensajes de la campaña electoral. No hay cuidado, sin embargo, porque otros especialistas dicen que sí, que las elecciones las deciden los indecisos pero que eso de que estos lleguen a su decisión haciendo uso ejemplar y medidativo del día de reflexión es un espejismo y que muchos de ellos se deciden por mimetismo con su medio más cercano o lo confían a su humor del último momento, según se encuentren de ánimo al coger la papeleta para meterla en el sobre si es que se molestan en ir a votar en absoluto y no se transforman de indecisos en abstencionistas.
Esa meditación en el día para ello indicado, en este caso, no va a ser fácil. La campaña electoral ha sido muy bronca, muy ruidosa y bastante "sucia", como ha dicho Anxo Quintana, a quien algún dirigente del PP ha aludido en términos que lo dibujan (a él, no al aludido) como un representante ejemplar de la España eterna, de Covadonga al Valle de los Caídos. Pero, además de esa densidad de agresiones mediáticas, de esa procacidad discursiva que muestra a las claras la endeblez de los discursos políticos, la campaña se ha realizado sobre un doble fondo muy agobiante del que se ha hablado poquísimo, en relación inversamente proporcional a lo que preocupa a la gente: el doble fondo que componen la crisis económica mundial, especialmente destructiva en España y el lodazal de la corrupción que afecta a las administraciones públicas en particular a las gestionadas por el PP pero no sólo por él, como se demuestra por la detención, ayer, del alcalde malagueño del PSOE de Alcaucín bajo las sólitas acusaciones de cohecho, malversación, apropiación indebida, fraude, prevaricación, en fin, lo que el pueblo sintetiza en la admirable y poética fórmula de "llevárselo crudo", expresión que, de haberla conocido Claude Lévy-Strauss quizá le hubiera inclinado a revisar sus inteligentes observaciones sobre lo crudo y lo cocido.
De la crisis poco es lo que cabe añadir excepto que cada vez toma más forma de cuarto jinete del Apocalipsis, que no toca fondo, que las perspectivas son cada vez más negras, que nadie parece ser capaz de adoptar medidas que tengan alguna utilidad real y que puede desembocar en convulsiones sociales que ahora no podemos ni imaginar. Al agobio que este panorama produce, resulta descorazonador añadir los avances de la corrupción como comportamiento cuasi general de las administraciones autonómicas y locales, muy especialmente, por lo que toca esta vez, en el caso del partido conservador. Si uno se toma el trabajo de interpretar los mensajes lanzados en campaña en el contexto de este doble telón de fondo, la conclusión es desoladora. Casi todas las propuestas positivas resonaban irremediablemente hueras en la perspectiva de una actividad económica declinante y de práctico estado de emergencia, con unas administraciones públicas deficitarias que bastante tendrán en el corto y medio plazo con mantenerse en mediano funcionamiento.
Unas administraciones públicas, además, para las que se celebraban elecciones, las autonómicas, que durante la campaña se han presentado como paradigma de la corrupción hasta el extremo de que el PP no se ha atrevido a llevar a Galicia o al País Vasco a ninguno de los dos presidentes de Madrid y Valencia, la señora Aguirre y el señor Camps por miedo a que contaminaran sus resultados con su aureola de escándalos y corruptelas a raudales.
En esas condiciones, el PP tiene una dificultad añadida que no padecen los demás partidos, la de consolidar el liderazgo de su presidente nacional, señor Rajoy que, caso de perder las elecciones, especialmente en Galicia, se enfrentará a una oposición creciente en su partido cuya gravedad no se puede medir hoy día porque éste, el partido, está unido como una piña, formando un cerco como el de las manadas de animales cuando son atacadas por depredadores, para defenderse en los casos de corrupción.
Esa línea de defensa, hecha sobre todo de agresiones, querellas, negaciones, silencios, manipulaciones y, en general, negativa en toda regla a rendir cuentas a los ciudadanos por la gestión realizada, a colaborar con las investigaciones y con la justicia, esa defensa numantina cerrada no reconoce ni lo que aparece con toda evidencia a la luz del día. Los comportamientos de los consejeros de la señor Aguirre no pueden ser más bochornosos, el de la misma señora Aguirre torpedeando descaradamente la Comisión de investigación es como de chiste y los del gabinete del señor Camps en su conjunto, con su destacamento de vanguardia en el Consejo General del Poder Judicial son indignantes. La corrupción asedia a la gestión autonómica de los gobiernos del PP y éste, en lugar de acometer el asunto y resolverlo, traslada a su presidente a patearse las viejas tierras gallegas de caciquismos ancestrales acusando a los demás de corruptos por un coche más caro de lo normal o un viaje en yate de hace tres años.
Si en este día de reflexión los indecisos deciden inclinar la balanza del lado del PP en Galicia (en el País Vasco los conservadores sólo pueden aspirar en el mejor de los casos a ser socio menor en un hipotético y poco probable gobierno de coalición) harán realidad el viejo adagio de que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen.
(La imagen pertenece al vídeo que ha hecho el PP para esta campaña de Galicia, en el sólo aparece el señor Rajoy y el candidato a la Xunta, señor Nuñez Feijóo sólo lo hace un par de segundo y como comparsa del jefe.)
diumenge, 4 de gener del 2009
La nación demediada.
La convocatoria de elecciones autonómicas vascas para el próximo 1º de marzo en coincidencia con las gallegas prueba el nulo respeto del PNV y el presidente Ibarretxe hacia los intereses de uno de los miembros de esa organización Galeuzca de la que tan orgullosos dicen sentirse. Y es prueba asimismo de que el nacionalismo vasco es el más oportunista, de regate corto, el más regionalista de todos los de la Península, a pesar de sus vociferantes protestas de soberanismo, derecho a decidir y peculiaridad vasca. Si cree que puede rebañar unos votos jugando en clave de política española con una artimaña de este jaez, lo hace sin dudarlo. El derecho a decidir del pueblo vasco se reduce al derecho a decidir del señor Ibarretxe, un pollo que ya intentó engañar a cuarenta millones de personas colando un referéndum independentista como si fuera una consultilla parroquial y que ahora recurre a un ardid de tercera regional a ver si lo beneficia.
No hay grandes dudas acerca de la motivación del gobierno vasco al buscar una coincidencia que tanto rebaja su simbología nacionalista y tan alto coste tiene en términos de imagen: cree que así debilitará a los partidos españolistas en Euskadi, singularmente al PSE/PSOE porque obligará a que los dirigentes nacionales se dividan entre las dos autonomías. Es un cálculo verdaderamente provinciano. Casi paleto, por utilizar un término que me parece detestable por la carga discriminatoria que tiene pero que el señor Ibarretxe se ha ganado por derecho propio. Porque sólo a un paleto se le ocurre pensar que el señor Zapatero o el señor Rajoy no puedan estar por la mañana en Puentedeume y por la tarde en Amorebieta y con más facilidad aun en las capitales de provincia.
Compárese este regate oportunista del señor Ibarretxe con el exquisito cuidado que el señor Pujol puso siempre en separar las elecciones autonómicas catalanas de cualquier otra consulta en España consciente como era de que el nacionalismo es, ante todo, una cuestión simbólica que es en el terreno de los símbolos en donde se gana o se pierde la partida. Se verá así la diferencia de categoría entre el nacionalismo catalán y el vasco. El catalán es un nacionalismo de la sociedad civil, burgués; el vasco, un nacionalismo de monaguillos y funcionarios.
Convocando las elecciones el 1º de marzo el señor Ibarretexe sale de perdedor. De hecho aquí ha empezado a perder las elecciones cuyo resultado puede depararnos el hito histórico de un triunfo socialista que demostraría dos cosas: 1ª) que es posible cohesionar territorialmente a España a pesar de las tendencias centrífugas del nacionalismo; 2ª) que el único que está en situación de hacer tal cosa es el PSOE. Es mucho lo que nos jugamos en esas elecciones y el intento del señor Ibarretxe de vender la singularidad nacional vasca por el plato de lentejas del manejo de los presupuestos así lo demuestra.
(La imagen es una foto de jkarteaga, bajo licencia de Creative Commons).
dilluns, 20 d’octubre del 2008
Dos publicaciones interesantes.
El Institut de Ciències Politiques i Socials (ICPS) es un organismo autónomo dependiente de la Universidad Autónoma de Barcelona que realiza una intensa y encomiable tarea de investigación y publicaciones en el campo de las ciencias políticas y sociales. Fundado inicialmente por Isidre Molas y dirigido hoy por Joan Marcet, ha publicado ya docenas de monografías bajo la forma de Working Papers en una amplia serie de temas que van desde aspectos históricos de la política y la sociedad hasta los teóricos, pasando por cuestiones de partidos, de grupos de presión, etc y lo ha hecho en diversas lenguas, catalán, español, francés e inglés principalmente. Esa colección es hoy un instrumento precioso de trabajo para politólogos y sociólogos. Además en tiempos recientes el ICPS ha ampliado su radio de acción con algunas publicaciones de mayor empaque en forma de libro, alguna de las cuales ya reseñó Palinuro en su día, por ejemplo el de Carles Castro Relato electoral de España en el post de 8 de abril de 2008 titulado Una historia voto a voto así como otras de carácter periódico como este Anuario Político (ICPS, Barcelona, 2008, 136 págs) que sale por primera vez y es de esperar tenga feliz continuidad.
El anuario se divide en cinco apartados: procesos electorales, parlamento, gobierno, partidos políticos y ámbito local en los que hay artículos de especialistas y un cumplido acopio de material estadístico muy útil.
En la parte de "procesos electorales", un artículo de Lucía Medina (Les eleccions municipals de 2007 a Catalunya) da cuenta del enunciado del título. Como aspectos más destacados señala que sigue aumentando la abstención que comenzó en 1991 y así una abstención del 39% en 2003 llega en 2007 al 46% si bien está localizada en los municipios grandes por cuanto los pequeños, menores de 5.000 habitantes han tenido un aumento de la participación. Alguna relación tendrá esto con el hecho de que aunque Convergència i Unió (CiU) haya obtenido peores resultados en 2007 (25% del voto) que en 2003 (33%), siga siendo la primera fuerza municipalista, con 419 alcaldes y 3.384 concejales. El Partido Socialista de Cataluña (PSC) mantiene su representación en torno al 33% y acorta distancias con CiU al obtener 277 alcaldes y 2570 concejales, y lo mismo sucede con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que sigue subiendo lentamente en votación desde el 3% en 1991 al 12% en 2007 obteniendo 169 alcaldes y 1584 concejales. El PP e Iniciativa per Catalunya-Els Verts (ICV) se mantienen en torno al 10% del voto. El gráfico de la derecha es ilustrativo.
En el mismo apartado Tània Verge (Impacte de la Llei d'Igualtat en la feminització de la vida política local) prolonga un trabajo publicado en el penúltimo número de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, también reseñado en Palinuro el 15 de septiembre de 2008 en un post titulado Cuestiones de género. Lo centra en los gobiernos locales y sus conclusiones vienen a ser las mismas (y por los mismos procedimientos, más o menos): "la paritat legal no ha aconseguit esborrar l'empremta masculina de la vida política" (p. 16) y como la feminización de la vida pública depende de la voluntad de los actores, no ha avanzado cuanto sería de desear.
En la sección sobre el Parlamento, Ismael E. Pitarch (L'incidència del nou Reglament en el procediment legislatiu) toma nota de la norma al amparo del nuevo Estatuto que redefine la labor parlamentaria en Cataluña y dedica su atención a dos innovaciones: la figura del Relator y la introducción del decreto-ley, hasta ahora reservado al Gobierno de España. Por lo demás el Anuario trae una muy útil relación de datos sobre el Parlamento catalán: su organización, funciones, estructura, representación y actividad legislativa con dieciocho leyes aprobadas (clasificadas por su temática) así como los debates habidos. Llama la atención que, tras el debate llamado de "Política General", un sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat reveló que sólo el 35% de los encuestados sabía que se había producido. Parece poco, pero habría que compararlo con los datos de otras comunidades autónomas si existieran.
El apartado dedicado al Gobierno incluye un artículo de Jordi Matas (Objectiu de govern: estabilitat i desplegament de l'Estatut) en el que lo más significativo es el hecho de que el Gobierno de la Generalitat tuviera que realizar su labor en régimen de coalición demostrando, según dice Matas que "com en la majoria dels països europeus democràticament més avançats, tambén es pot governar en coalició de manera estable, que vol dire governar amb comoditat..." (p. 60), cosa, digo yo, que aún no ha demostrado el Gobierno de España. El anuario incluye datos interesantes como el organigrama del Gobierno. Al respecto, según puede verse en la imagen de la derecha, el Govern todavía tiene un camino que recorrer para hacer realidad el principio de igualdad de género en la administración ya que la proporción de mujeres está entre un 20% y un 33%. También se exponen las líneas de actuación del ejecutivo, el presupuesto de ingresos y gastos por capítulos (es de reseñar que los capítulos de sanidad y educación se lleven más del 61% del presupuesto, 40% para sanidad y 21% para educación) así como los acuerdos de gobierno y unos gráficos acerca de la valoración ciudadana de la acción de gobierno tanto al día de hoy (molt bona y bona: 34,5%; dolenta y molt dolenta: 22,5% y normal: 41%) como en serie histórica desde 1991 en la que puede apreciarse que la valoración molt bona + bona ha bajado unos 10 a 12% puntos porcentuales desde 1991.
En el apartado de partidos políticos, un artículo de Marta Luque (Els partits polítics catalans: entre la reestructuració, la contestació interna i la redefinició ideològica) pasa revista pormenorizada a los acontecimientos que han marcado a los partidos catalanes con bastante buen sentido. Se complementa el artículo con una información de fondo de cada uno de los partidos, su origen, evolución, estructura organizativa, composición actual y series históricas de resultados electorales partido por partido. Echo de menos datos de afiliación, aunque ya sé que es asunto muy difícil. Hay abundancia de información gráfica muy conveniente. Obsérvese el gráfico histórico de la simpatía hacia los partidos catalanes; se verá la clara hegemonía del PSC en torno al 30% prácticamente desde el comienzo lo que, naturalmente, no quiere decir que esa simpatía se traduzca en votos en las elecciones autonómicas, aunque sí en las generales.
El último apartado sobre ámbito local trae un interesante artículo de Jaume Magre (Reformes legals i retorn a l'equilibri sistèmic amb les eleccions municipals de 2007) que da cuenta de cómo ha influido en la organización del gobierno local catalán la reforma del Estatuto. No hace falta decir que el aspecto más interesante con respecto al de 1979 es la aparición de las veguerías, la vieja aspiración territorial catalanista en detrimento de las provincias que se mantendrán como formas organizativas "zombies" (el calificativo es mío) mientras la Constitución siga diciendo que son las circunscripciones electorales.
La otra publicación interesante es el número siete del Observatorio Político Autonómico, una edición conjunta de la Universidad Autónoma de Barcelona, la de Granada, la del País Vasco y la de Santiago de Compostela, bajo la dirección de Joan Marcet, Juan Montabes, Nieves Lagares y Francisco Llera, que contiene un sondeo de opinión en las cuatro comunidades con un cuestionario único que permite hacer comparaciones muy útiles entre las cuatro. Los sondeos se centran en: 1) opiniones sobre la situación política y social de España y de la Comunidad Autónoma; 2) el grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia en España; 3) la valoración que se hace de los gobiernos central y autonómico así como de los principales dirigentes políticos; y 4) algunas de las actitudes políticas básicas. Y los cuadros traen la información pertinente para el año 2007 así como las series históricas de las respuestas a las preguntas desde 2003. Incluyo tan sólo una de las numerosas tablas y gráficos del estudio que encuentro especialmente significativa. Se verá que así como los porcentajes de ciudadanos "muy satisfechos" con el funcionamiento de la democracia en España es más o menos el mismo en Andalucía, Euskadi y Galicia, baja en dos puntos en Cataluña. Cataluña, en cambio, ofrece el mayor porcentaje de "bastante" satisfechos, con un 55,8%, mientras que Euskadi tiene con mucho el más bajo (29,7%). En cambio los "poco" satisfechos en Euskadi representan unos 10 pountos porcentuales más que en Andalucía y Cataluña y lo llamativo es que los "nada satisfechos" con la democracia en España en Euskadi triplican a los de las demás comunidades autónomas. En conjunto, los "poco" y "nada" satisfechos con la democracia española en Euskadi son algo más del 60%, aproximadamente veinte puntos porcentuales por encima de las otras comunidades del observatorio. A los vascos no parece gustarles la democracia española, no sé si por déficit democrático o por ser española ya que en las tablas en que se pregunta por los sentimientos nacionales Euskadi da con mucho el mayor porcentaje de independentistas.
diumenge, 20 de juliol del 2008
La fuerza de la ironía.
Dejamos a nosa terra galega con harto dolor de nuestro corazón y nos trasladamos a Teruel, capital del mudéjar, en el ánimo de participar en unas jornadas de la Fundación Aragón XXI sobre las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en la comunicación política, y de dejarnos caer después por la Expo de Zaragoza. Pero antes visitamos algunas exposiciones en A Coruña de las que me gustaría dejar cumplida cuenta y así iré haciendo en sucesivas entregas. La primera fue una de dibujos de Castelao, de su época de as cousas da vida, que recogen sus aportaciones satíricas, costumbristas, críticas, un poco amargas, para las publicaciones de los años veinte, más o menos contemporáneas de su época macabrista del olho de vidrio.
En el fondo de mi educación, no galleguista, pero sí de culto familiar al galleguismo de mi abuelo Armando hay dos gallegos que ocupan un lugar preferente: Rosalía y Castelao; la poética de la primera, cuyos versos rezuman la magia de un paísaje exterior que reproduce la melancolía del interior y el valor, la crítica, la sátira y sobre todo la ironía fatalista del segundo con sus dotes de publicista que participó activamente en la guerra civil del lado republicano y le costó morir en el exilio.
Los dibujos de Castelao son siempre de trazo limpio y simple, en la línea modernista con claras aportaciones expresionistas. Me recuerda mucho a Bagaria con algunos toques de Penagos y la influencia de las vanguardias de la época, singularmente la catalana de los Rusiñol y Casas, la más abierta a Europa. Eso en cuanto a la forma. En cuanto al fondo Castelao reedita aumentada la tradición ilustrada española de crítica al atraso de la patria a causa de sus defectos de gobierno y organización, a causa de la desigualdad, los abusos, el caciquismo, la desidia económica, la desorganización hacendística, la incuria administrativa, la mano alta del clero. Se refleja así un panorama de abandono y decadencia cuyos resultados son la miseria, la ignorancia, la opresión y, como único modo de escapar a todo ello, la emigración, recurso muy típico de la Galicia de su tiempo y que tanto contrasta con la situación actual de la inmigración en España. El dibujo de la derecha (Aprende, Xan, de 1923) del señoritingo cacique que habla español mientra que el otro fala galego, casi parece una continuación del "vuelva Vd. mañana" de Larra, socialmente empeorado. Toda la serie de as cousas da vida se lee como un largo lamento del regeneracionismo español y específicamente el gallego de cuya profunda esencia resignada y fatalista da cuenta el autor con ironía, a veces dramática, a veces festiva pero siempre con carga social.
Al estallar la guerra civil Castelao se radicalizó, como si el conflicto le hubiera insuflado una nueva fe en la posibilidad de revertir aquel secular e injusto estado de cosas que llevaba años denunciando. Por ello, aunque Galicia cayó pronto en las garras de los sediciosos, él siguió la lucha y puso su fogosa publicística y su arte al servicio de la República y de la denuncia de las barbaridades de los fascistas. Algunas de sus obras más célebres y de mayor fuerza (por ejemplo, A derradeira lección do mestre que nadie me quita de la cabeza que inspiró la magnífica La lengua de la mariposa) datan de esta época. No están en la exposición que sólo versa sobre los fondos de As cousas da vida que tiene la Caixa Galicia, a quien hay que felicitar por esta exposición, pero aprovecharé la primera oportunidad que tenga para dar cuenta de ellas.