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dimarts, 10 de setembre del 2013

A relaxing cup of café con leche.


La intervención de Botella se ha viralizado. Las diversas versiones colgadas en Youtube suman casi un millón de visitas en veinticuatro horas. El cachondeo es planetario. Hay quien dice que la derecha española no caerá por la oposición sino por la risa de la gente. Me parece poco probable. Esa derecha carece del único sentido que Pío Baroja consideraba esencial a los españoles, el del ridículo. Porque ridícula es la alocución de la alcaldesa a extremos insólitos. No por su espantoso acento; no porque fuera la  escenificación de un breve parlamento aprendido de memoria y representado con las dotes escénicas de un chimpancé. Lo verdaderamente atroz fue su contenido. Donde los turcos defendieron su caso argumentando la paz en Oriente Medio y los japoneses la recuperación del tsunami, esta majadera largó un estúpido discurso de vendedor de viajes de tercera: España, tierra de alegría y jolgorio, festival de la vida, sol, bares, descanso y relajantes cafelitos. Le faltaron los toros y el flamenco. O, como dice una diputada conservadora británica, el burro y la sangría. Es el patriotismo de la derecha.

Pero les da igual. Ya se encarga La Razón de explicar que ese lamentable patochada equivale a la escenificación del mejor monólogo shakesperiano haciendo justicia a los matices del genio de Stratford-on-Avon. Ellos a lo suyo; a mangar. Fueron más de trescientos los invitados al jolgorio bonaerense con el dinero de todos los españoles, incluso amigot@s de francachelas, como Rita Barberá, posible imputada en la Gürtel, que tiene tanta relación con los Juegos como Palinuro con la Bolsa. Trescientos gorrones que se zumbaron las existencias de alcohol en el vuelo de ida y ni siquiera suprimieron la fiesta nocturna al saber que la candidatura había fracasado. Así que todo Buenos Aires se dio cita a celebrar a costa del contribuyente español la derrota de España en el COI. De los 300 mendas -que no fueron los de Leónidas-, los políticos se alojaron todos en el Hilton y los deportistas, como corresponde a su condición socialmente inferior, en un NH cualquiera. La oposición debe pedir las cuentas de este enorme dispendio, euro por euro. Tenemos que saber cuánto ha costado la megalomanía de estos andobas, en qué se ha gastado y por qué. Este cachondeo no se puede consentir. Y los socialistas pueden ir cambiando el chip. Ya han hecho bastante el majadero arrimando el hombro a una candidatura que era una chapuza pensada para tapar el caso Bárcenas y que, si llega a salir, los hubiera hundido para ocho o doce años más.

Los barandas (Florentino Pérez, que se llevó a Ignacio González y Rajoy, que se llevó a Botella) pusieron pies en polvorosa en jets particulares y dejaron tirada a la claque de chupones y aprovechados. También se lo ofrecieron a Nadal (como si el avión fuera suyo en el caso de Rajoy que, efectivamente, así lo cree), pero aquel, en un gesto de dignidad, lo rechazó. En cambio, Palinuro, el reportero más duro, aprovechó el último momento de confusión y se coló en el jet presidencial, lo que le permitió grabar la siguiente conversación:

Botella: Quiero morder, Mariano. Quiero morder. Diez horas preparando el discurso ante el espejo y van los muy cerdos diciendo por ahí que si he hecho el ridículo y si...
Rajoy: La traducción, no te la habrá hecho Carromero, ¿verdad?
Botella: No, hombre. La sacamos del traductor de Google.
Rajoy: ¿De dónde?
Botella: Déjalo, Mariano. Tú de esto no entiendes. Ni de nada, hijo, por cierto. Tu gobierno no ha sabido manejar el asunto. ¿Para qué te sirven los ministros, hombre? Ese Margallo, que se pone chulito con los ingleses cuando necesitamos los votos de los suyos. Y lo que me fastidia es que ya está Aguirre metiendo el hocico y riéndose de mi inglés.
Rajoy: Ana, te juro que estaba todo amarrado. Teníamos 56 votos. Nos lo dijo un Mr. no sé qué de una empresa americana. Nos cobró dos millones de euros...
Botella: ... y nada. Los hombres sois unos inútiles. Lo mismo le pasó a mi Jose: dos millones de euros le soplaron por una medalla del Congreso americano que luego no le dieron.
Rajoy: lo de menos son los millones. Esos los pagan los ciudadanos. Lo malo es que no puedes confiar en nadie. Y este desastre, perdóname, pero va más allá de tu inglés, al fin y al cabo bastante mejor que el mío. ¿Sabes que me encontré a Obama en San Petersburgo cuando íbamos al retrete de caballeros y me dijo no sé qué con ese acento yanqui y, como no sabía qué contestarle, le dije: Mi tú, como me han enseñado.
Botella: ¿Mi tú?
Margallo (que está al otro lado de la mesa, haciendo risas con Moragas y, sospecho, algo sobados ambos): Me too, Mariano, le contestaste (correctamente) Me too.
Rajoy: luego me enteré de que Barack había alabado las reformas que hacemos en España y que me invitaba a la Casa Blanca. Lo leí en la página web de La Moncloa. Así que, ¿le contesté bien?
Moragas (haciendo un guiño a Margallo): perfectamente, presidente, para nota.
Rajoy: Pero ¿qué le dije?
Margallo: Le dijiste que tú también.
Rajoy: Yo también, ¿qué?
Moragas: Que tú también lo invitabas a la Casa Blanca.
Botella (furiosa): No les hagas caso, Mariano. Están sopa perdidos. ¿Qué decías?
Rajoy: Que el asunto no solo es tu inglés, perdóname.
Botella: Te perdono pero, ¿qué más tiene el asunto?
Rajoy: Todos teníamos esperanzas en el Madrid 2020 y nos hemos quedado con el culo al...
Botella: Marianooooo
Rajoy: El pompis al aire. Fíjate en el Príncipe Felipe. Venía ya como Rey in péctore. Era su ocasión. También traía un discurso...
Botella: ... que no escuchaba nadie. Leticia -que, entre tú y yo, es insoportable- tuvo que mandar callar a este  y a la Barberá.
Moragas: "Este" tiene un nombre, Ana. Soy yo. Y precisamente estaba tratando de acallar las bobadas de Barberá que, cuando se pone...
Rajoy: Bueno, pues eso, el príncipe se quedó kao.
Botella: ¿Kao?
Rajoy: KO, coño.
Botella: Marianoooo. ¿KO?
Rajoy: Mujer, es inglés, no me interrumpas. El príncipe, para los cochinos. El Rey, ni te cuento.
Margallo: Para mí, el Borbón se alegra. Se ha escaqueado, ha dejado el marrón al tontaina del hijo y ya no tendrá que abdicar hasta...
Moragas: ... hasta la próxima candidatura. ¡Brindemos por Madrid 2024!
Botella: Ya. Y yo, ¿cómo resuelvo las elecciones de 2015?
Palinuro (emergiendo grabadora en mano de detrás de una cortina): ¿No piensa usted dimitir antes?
Botella: ¡Anda! Y este ¿quién es?
Rajoy: No sé. Un pringao que me ha mandado un cuestionario y quiere que le conteste. Me ha dado pena, como Bárcenas, y lo he dejado colarse. Pero es inofensivo. Escribe.
Margallo: ¡Hombre! Tengo escritas unas memorias. A lo mejor puedes corregírmelas.
Rajoy: Déjate de bromas, Pepe. Claro que Ana no va a dimitir. Conmigo no se dimite. (A Ana) Pero lo de las elecciones está crudo. Según mis noticias, los madrileños, incluso los nuestros, prefieren de alcalde a Mario Conde, que luce bien en Intereconomía. Y de Aguirre ni te cuento. Menuda es. Estoy hablando con ella; me levanto para ir al lavabo; vuelvo y se ha sentado en mi silla. Pero no te preocupes, peor lo tiene Nacho González.
Moragas: Sí. Es bastante más feo. (En ese momento hay una turbulencia, el avión cae bruscamente un trecho, Moragas se golpea la cabeza con una samsonite y se queda frito.)
Botella: ¿Nacho? ¿Qué le pasa a Nacho?
Rajoy: Pues que, como los japoneses se han llevado los juegos, el millonetis de Eurovegas...
Margallo (dirigiéndose a Fátima Báñez, que ha ocupado el lugar de Moragas) Eurovergas.
Botella: Pepe, eres un grosero. Mira cómo se sonroja la pobre Fátima.
Báñez: Claro. No voy a hacer strip-tease como Cospedal.
Rajoy: menuda es esa. Menuda lengua.
Botella: Vale, pero ¿qué pasa con el señor Adelson, el "millonetis"?
Rajoy: Quiere llevarse Eurovegas a Tokio.
Moragas (recuperando el sentido): ¿Asiavegas? ¿Nipovegas? ¿Tokiovegas? No me suena.
Margallo: Hirovegas o Vegasaki.
Rajoy: Total; si se lleva el tío la pasta, a González le huele el culo, el pompis, a pólvora. No lo vota ni la Falange. Pero, con todo, el peor parado he sido yo, así que no me vengáis con monsergas. Vaya racha. Lo tengo todo en contra.
Botella: ¿Por qué? ¿Qué culpa tienes tú?
Rajoy: Ya. Culpa, ninguna. Es toda de Zapatero. Pero cuéntaselo a Pedro J.
Báñez: Presidente, creo que debes echarlo del periódico. ¿Quieres que se lo pida a la virgen del Rocío? Tiene poder. El mes pasado, 31 parados menos.
Rajoy: Es inútil, Fátima. Quieren mi cabeza. Quieren crucificarme, echarme a los leones, descuartizarme. Me dice el médico que empiezo a estar paranoico. Pero no es verdad: me persiguen. No es una invención mía. Ese odioso Bárcenas me tiene manía; quiere hundirse conmigo. De aquí a las elecciones de 2015 tengo que reinvertarme.
Báñez: Re... ¿qué?
Rajoy: Reinventarme. Es el consejo sacado de un libro muy bueno que es estoy leyendo de Dale A. McKenzie. Se llama Cómo triunfar y hacer amigos sin abrir el pico.. Un best seller. ¿No lo conocéis? Tengo que reinventarme, conseguir ser otro. Así, podré presentarme en su momento como yo y no yo al mismo tiempo. Prometeré hacer lo contrario de lo que he hecho hasta ahora.
Margallo: Aunque sigas haciendo lo mismo. Eso se te da muy bien.
Rajoy: Gracias, Pepe. Por supuesto.
Palinuro (perplejo): Perdone, usted ¿tampoco piensa dimitir?
Rajoy: Pero, bueno, ¡qué manía! ¿Por qué voy a dimitir, vamos a ver? No he hecho nada.
Palinuro: Parece que no se sabe lo que ha hecho. Y eso es peor.
Rajoy: ¿Peor? ¿Por qué, joven? La política es secreto. ¿No ve usted cómo gobierno? Nadie sabe nunca nada de lo que hago. Nadie sabe si vamos o no a la guerra de Siria; nadie si lo del Peñón va en serio; nadie si voy o no a cambiar el gobierno; nadie si estoy poniéndome de acuerdo con Artur Más. Nadie sabe lo que hago. Ni yo mismo. La segunda base del éxito es el secreto. Lo dice también McKenzie: "la vida es como un juzgado: todo lo que digas puede utilizarse contra ti". Así que todo el mundo punto en boca. Bárcenas no existe.
Palinuro: Pero el país puede írsele de las manos.
Rajoy: ¡Qué va, hombre! ¡Qué poco conoce a los españoles! Ha viajado mucho, ¿verdad? Se le ve a la legua. Ha perdido el feeling con sus paisanos. No conoce la acrisolada doctrina del Caudillo, cuya vida no conservó Dios suficientes años, para ponernos a prueba: "menos viajar y más leer el Informaciones, hoy La Razón. ¿Qué se apuesta usted, pelagatos, a que volvemos a ganar por mayoría absoluta, sobre todo si sus vísperas catalanas se ponen bravías?

dilluns, 9 de setembre del 2013

Del diario de viaje de Rajoy, III.


Bueno, yo estaba en donde debía estar, dando la cara, respondiendo preguntas, prodigándome en explicaciones. A las duras y a las maduras. Vayan luego los de siempre a decir que rehúyo el bulto, cuando lo que quieren es poner palos en las ruedas, esparcir insidias y rumores, debilitar mi querida Marca España. Mi deber era estar en Buenos Aires y hasta aquí he venido.

Sinceramente,  no nos merecíamos lo que estos del COI nos han hecho. Han jugado sucio. Así lo ha trasmitido fielmente mi palafrenero en La Razón, que habla de Tongo olímpico y, como siempre, ha sido el único en decir la verdad en un panorama de medios en España de tinte bolchevique. Con todo, me queda la duda de si no nos estaremos pasando. Hablar de tongo cuando se pierde en un juego es muestra de mal perder. Y no es nuestro caso porque, cuando hacemos tongo, siempre ganamos; por ejemplo, las elecciones, que financiamos ilegalmente, como Dios manda. No es eso lo preocupante de hablar de tongo sino que estemos acusando de ello a los miembros del COI con lo cual, si nuestras posibilidades eran pocas, ahora serán ya cero. He de hablarlo con García Margallo, a ver si lo distraigo de la conquista del Peñón, por donde puede llegarnos otra castaña fenomenal.

Confieso no haber estado muy feliz ayer al declarar que “A veces se gana y a veces se pierde. La clave es hacer todo cuanto está en tus manos para que las cosas salgan bien". Estaba muy cansado. Volar de San Petersburgo a Buenos Aires, del mundo eslavo al latino, de la selecta cumbre de los barandas mundiales a la chusma bonaerense, es agotador. Y luego está claro que conseguimos jugar bien nuestras cartas. Llevamos un séquito de 180 personas a todo pagado. Los japoneses, cien y los turcos, 75. No tenían media torta. Además, los nuestros iban calientes porque, al parecer, se echaron al coleto 350 cubas libres durante el trayecto. No entiendo qué pasó. No lo entiende nadie. 180 de claque y perdimos. Y ya verás ahora. Como al perro flaco las pulgas, van a llovernos impertinencias. Ya hay quien quiere ver las cuentas del Madrid 2020, a cuánta gente llevamos y por qué razón. Hasta hay quien pregunta qué pintaba Álvarez del Manzano en la fiesta. Si empezamos con pequeñeces...

La verdad, cundía el desánimo. Wert se escondía por los rincones, me malicio que algo avergonzado, García Margallo quería hacer sushi con un japonés pequeñito y los demás tragando saliva al escuchar a Ana Botella en uno de esos discursos en los que parece que está regañando al parvalurio y en cualquier momento va a ponerse a repartir guantazos. Y mira que se lo he dicho muchas veces, siempre con el debido respeto: "Ana te pierde tu temperamento". El momento inglés de la alcaldesa ya me dejó flipando el colores. Menos mal que los de La Razón dejaron constancia del elegante y fluido inglés de Ana. Ahora respiro tranquilo porque, desde luego, yo no entendí nada y, por lo que sé de mi fiel Marhuenda, él tampoco. Pero a ese no le hace falta entender para hablar, pues le pago por hacerlo sin tener ni idea. Y lo borda el hombre. Tanto que van a contratarlo en todas las cadenas de TV todo el día porque es el único del que puedo fiarme. Marhuenda por la mañana, por la tarde y por la noche. Eso es pluralismo informativo cristiano.

Ya más descansado, hoy he hecho otras declaraciones que los chicos de La Moncloa han recogido al pie de la letra, como está mandado: esta decisión no va a afectar al ánimo del país y el Gobierno seguirá apoyando el deporte. ¿Qué? ¿Soy o no soy un hombre previsible? Seguiremos apoyando el deporte. Conste que podríamos no hacerlo, que podríamos castigarlo por su mal comportamiento, como hemos hecho con la salud, la educación, la dependencia, la cultura, etc. Podríamos, pero no lo haremos pues somos unos caballeros. Un periodista (¡malhaya el cuerpo!) me ha dicho que, en cualquier caso, qué culpa tiene el deporte de que los gobernantes sean unos inútiles. Quizá no lo haya dicho así, pero era lo que quería decir. Pues sí, claro, pero no pretenderá el señor periodista que me eche las culpas a mí mismo. Eso es absurdo. Yo doy siempre la cara, ya digo, pero, como todo el mundo sabe, la culpa del desastre de Buenos Aires es de la política exterior de Zapatero. Espero que le hagan un escrache. Ya está bien de hundir España, hombre.

El Príncipe estuvo sublime al decir que Toda España quiere los Juegos Olímpicos. Pues claro porque quienes no los quieren no son España, son la Antiespaña, que ha vuelto a levantar su odiosa cabeza de Hidra de Lerna, aprovechando que el caudillo no ha resucitado. Cierto, luego el muy ladino se calló, hizo mutis por el foro con su esposa, y me dejó solo ante el morlaco. Es un Borbón típico, o sea, un felón.

Pero de esos morlacos me ventilo yo media docena. El verdaderamente peligroso, el de auténtico trapío, Bárcenas, me espera en casa, tras las rejas del toril. Por eso me fastidia haber perdido la votación del COI. Ahora podía estar yo de vuelta en España, entrando en Madrid entre los aplausos de la muchedumbre entusiasta, retornando victorioso de la guerra de la Pampa, con los bolsillos llenos de promesas de negocios para los nuestros en los próximos siete años. Bárcenas y sus sobresueldos caerían en el olvido y yo recuperaría el crédito que tengo algo perdido.

La realidad es muy otra. Tenía un sueño, mejor que el de Martin Luther King, pero el islámico y los taimados nipones lo han reventado. Hubiera pisado la cabeza a Rubalcaba, en sentido figurado, se entiende, como cuando Rubens pintaba a Enrique IV pisoteando cuerpos convulsos de infieles vencidos. Ahora tendré que hacer frente a su moción de censura. La moción del odio, el rencor; la moción del mal perdedor. Y otra vez a hablar de Bárcenas, como si no fuera bastante lo dicho el pasado 1º de agosto, cuando brilló mi inocencia en sede parlamentaria. Si Jesús Posada, el edecán que tengo en el Congreso, vuelve a plantearme una pregunta o interpelación de estos pulgosos del PSOE, lo mando a letrinas.

Ya ni las vísperas catalanas me sirven para ocultar la corrupción en la que sobrenada el partido, el gobierno y yo mismo. Cada vez nos parecemos más a los personajes de las escenas escatológicas de Bocaccio. La mierda (con perdón) llega ya a la altura del micrófono. Tengo a Mas modulando su lenguaje, pues ya habla de una consulta tolerada por el Estado. Esto de las palabras tiene su intríngulis. Hay que entender sus muchos sentidos. "Tolerar" no es "permitir". Pero tampoco prohibir. Y no creo que quienes mandan me dejen no prohibir. La verdad es que, con Bárcenas entre ceja y ceja, es difícil pensar en estas cosas.

¡Malditos nipones!

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

diumenge, 8 de setembre del 2013

Oro en incompetencia.


El batacazo del gobierno en Buenos Aires es impresionante. La Razón y el ABC tendrán que hacer filigranas para convertirlo una vez más en : a) un triunfo en toda línea de Rajoy; b) un fracaso sin remedio de Zapatero. Pero lo intentarán. Les va en ello la paga. Y no sé a quién convencerán porque está claro que el fracaso no es solo del gobierno, sino de España. De la España cuya marca va vendiendo el gobierno y que ha obtenido, bien se ve, el oro en incompetencia.

Incompetencia fabulosa originada en lo esencial en la gestión de unos gobernantes que no tienen ni idea de sus posibilidades reales ni del mundo exterior más allá del círculo de enchufados, asesores y tiralevitas de que se rodean. Ya en el fracaso del intento olímpico anterior (que debía ser, a su vez, el segundo o el tercero) quedó patente la ignorancia e incompetencia de los españoles en el mundo interno de las decisiones del Comité Olímpico Internacional (COI). No solamente no tienen atisbo de la muy compleja teoría de las coaliciones sino que tampoco saben nada de la práctica más pedestre de cómo se mueven las alianzas estratégicas, qué voluntades pueden propiciarse y cuáles otras neutralizarse. Patente ha quedado en la votación bonaerense. España por detrás de Turquía. Dicho está todo.

Tirando hacia arriba, la acción exterior de los gobernantes es de risa. Tiene uno en gran respeto la diplomacia en general, dada su capacidad de dobles y triples juegos, hasta que topa con la española que no sabe jugar ni un solo juego. Veamos: ¿cuántos miembros del (COI) pertenecen a la Commonwealth, la comunidad angloparlante, antiguas colonias y dominios de Gran Bretaña? ¿A quién se le ocurre plantear un conflicto (y un conflicto colonial) con Inglaterra justo en vísperas de una votación en la que hay que conseguir votos de la Commonwealth? Obviamente, al gobierno de España, al ministro de Exteriores, a quien no se le alcanza que quizá convenga preguntar, antes de soltar bravatas, si estaba el horno para bollos. Esto se llama descoordinación y el que se descoordina en un órgano colegiado es un verdadero asno. Pero es que el gobierno de España es hoy una recua de asnos dscontrolados. Eso sí, todos pagadísimos de sí mismos.

¿Qué fue a vender a Buenos Aires esa ridícula comisión olímpica cuya finalidad era nutrir las páginas de la prensa rosa con la presencia de los Príncipes de Asturias y las viñetas de humor con los disparates provincianos y engreídos de Botella? Fue a vender la capital de la corrupción europea y, dentro de esta, la peor de todas en la ocasión, el dopaje. Aunque los gobernantes españoles no lo crean, los demás, especialmente los miembros del COI, están informados de lo que les interesa y utilizan esa información para beneficiar su causa y perjudicar la del adversario. ¿Creen los españoles que el COI ignora los asuntos de dopaje en España cuando son de conocimiento mundial?

Es igual. Llega Rajoy, en gira triunfal, y reafirma solemne que España es un éxito financiero y un socio fiable en todo, también en la lucha contra la “lacra” del dopaje, como se demuestra por el hecho de que una de las más famosas deportistas, la señora Domínguez, salpicada por un asunto de dopaje, es senadora del PP y, en consecuencia, está aforada, es decir, protegida. ¿Cómo contrarrestar la interpretación de que el gobierno de España protege el dopaje? No pasa nada. Tanto en el exterior como en el interior nadie concede crédito a la palabra de Rajoy, cuya función no es sino negar los hechos más flagrantes. ¡Pero si el dopaje se practica hasta en las elecciones legislativas, según denuncia reiterada de Cayo Lara!

Es erróneo tachar de episódico el ridículo de Ana Botella con la traducción simultánea en la rueda de prensa. No fue algo accidental, sino que es constitutivo de la dama. El ridículo es algo tan inherente a su identidad como el croar a las ranas. Es más, parece ser estructural a las señoras de la derecha. Quien ensamble el vídeo bonaerense de Ana Botella con el de los medicamentos que curan de Ana Mato, la virgen del Rocío de Fátima Báñez y el finiquito en diferido de Cospedal puede ganar un premio internacional de cine cómico antifeminista. Por favor: ”A relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor”. Por favor. ¿Qué hemos hecho los madrileños para merecernos esto?

Fracaso redondo, sin paliativos de la Marca España. Todas las esperanzas de Rajoy de enterrar bajo promesas de toneladas de oro, plata y bronce el hediondo asunto de su amigo Bárcenas, al garete. Ahora, a seguir aguantando el cirio que le ha puesto Cospedal en el palo y con el cirio y el rabo entre piernas, de vuelta a casa, a seguir escondiéndose como sea. Y la Marca España a esperar otros cuatro años, a lo cual anima esa prodigiosa nonentity,, Felipe, Príncipe de Asturias, patria querida.

¿Y la oposición? Ese fervoroso apoyo al Madrid 2020 de Lissavetzky y Rubalcaba hace honor a su empeño por prestar leal colaboración en los “asuntos de Estado”. Y demuestra asimismo su despiste –ya casi culposo- su endeblez argumental, su seguidismo del PP, en definitiva, su parte de incompetencia. Para entenderlo basta con plantear dos simulaciones:

Simulación a). Si la situación hubiera sido la inversa, el PSOE gestionando el Madrid 2020, ¿cuál habría sido la actitud del PP? ¿No andaría Aznar predicando por el mundo que España no merecía los juegos? ¡Ah, pero eso es cosa del “y tú más”, propia del PP, pero no del PSOE. De acuerdo.

Simulación b). De haber salido el Madrid 2020, ¿acaso no lo utilizaría el PP como claro signo del éxito del gobierno (no de España) y una ocasión única para tener una cortina de humo de siete años frente a Bárcenas? ¿Acaso no pondría a todos sus esbirros mediáticos a insultar a la oposición acusándola de haber intentado boicotear el éxito? Lo haría sin dudarlo, por supuesto, y en el PSOE no pueden ser tan necios que lo ignoren.

Entonces, ¿qué? Simplemente, que el PSOE es incapaz de articular un discurso leal al Estado pero crítico con el PP y el gobierno. Aterrorizado por el efecto negativo que para sus expectativas de voto pueda tener una campaña del PP acusándolo de antipatriota, incluso de antiespañol, el PSOE marca el paso en donde le dicen y depone toda actitud crítica. Lo mismo le ocurre con la organización territorial del Estado y la forma de gobierno. Muertos de miedo de que la derecha los ataque por separatistas o rojo-republicanos, los socialistas aparecen como centralistas y monárquicos. Y ese es el problema: el miedo del PSOE al PP.

Los aparatos de propaganda del gobierno se encargaron de difundir que el 90 por ciento de los españoles apoyaba fervorosamente la causa de Madrid 2020, lo cual ha de echarse en la cuenta de su inveterada costumbre de mentir. Somos muchos quienes no apoyábamos el Madrid 2020 y no por eso sentamos plaza de antipatriotas o “antiespañoles”. Al contrario, muy al contrario. Sabemos que en el extranjero las cosas se hacen en serio y por eso no podíamos apoyar un proyecto de prisa y corriendo, una chapuza, más pensada como cortina política de humo y negocio en la vertiente de la corrupción (como el que todo el mundo espera en Eurovegas) que como otra cosa.

Nos callamos por prudencia, porque no somos el rencoroso Aznar ni ninguno de esos felones estilo Montoro, (que caiga España, que ya la levantaremos nosotros) y por sentido del ridículo. Queríamos evitar a nuestro país el enésimo bochorno de una derrota sin paliativos. ¿Si nos alegramos por ello? Sí, claro que sí, en la medida en que el resultado evidencia que por ahí fuera las cosas funcionan de verdad y nosotros no nos merecíamos lo que solicitábamos. Puede ser la alegría de Casandra, pero es. Y no por eso somos antiespañoles. Antiespañoles serán (en la medida en que pueda emplearse tan estúpido término) quienes llevan a España de ridículo en ridículo. Claro que nos alegramos y a ver si, por una vez en la vida esos sedicentes "analistas políticos" que no dicen más que tonterías, son capaces de decir la verdad si acojonarse.

Hasta hay una vertiente olímpica de las vísperas catalanas. Se deduce de la sospecha de que, para los nacionalistas españoles, Madrid 2020 suponía sacarse la espina de los juegos olímpicos de Barcelona, 1992. Una cuestión de envidia, de cochina envidia. Ya que no consigue sacarse la espina del Peñón, ni extirpar el forúnculo de Bárcenas, cuando menos, la espina "polaca". Pues ni esa.

Acabo de leer en Twitter que Rajoy justifica el revolcón del siguiente modo: “A veces se gana y a veces se pierde. La clave es hacer todo cuanto está en tus manos para que las cosas salgan bien". ¿Se dan cuenta? Es imposible tomarse en serio a gente así, que solamente gana cuando miente.

dissabte, 7 de setembre del 2013

Del diario de Rajoy, II


Esto va viento en popa. Ayer teníamos a los españoles pendientes de nuestras ruedas prensa en lugares exóticos, como Ana Botella en Buenos Aires, yo en San Petersburgo u otros muy castizos, como mi buen amigo y hasta ayer compañero de partido, De los Cobos, el presidente del Tribunal Constitucional en Madrid. Y he decir que, cada cual a nuestro modo, superamos la prueba con elegancia y el laconismo militar de nuestro estilo, sin merma de la cazurrería que, cuando queremos, como gente auténticamente popular, nos caracteriza.

La rueda de prensa, siempre lo he dicho, es el momento cumbre de la democracia. En las elecciones, el pueblo soberano decide quién gobierna. En las ruedas de prensa ese mismo pueblo soberano se entera de qué piensan aquellos a quienes ha votado. En las primeras, habla la masa; en las segundas, la élite, o sea, nosotros. Son ámbitos de absoluta libertad. Cada cual pregunta lo que quiere y el preguntado contesta lo que le da la gana. Quien pide libertad para sí debe estar dispuesto a reconocérsela a los demás. Libertad para todos. Y, ya digo, ayer lo bordamos, cada uno en nuestro estilo.

De los Cobos, insuperable guía, habló meridianamente antes de la propia rueda de prensa, contestando a las preguntas que fueran a hacerle en ella porque en ella no pensaba contestarlas dado que el asunto de las presumibles está bajo consideración de los magistrados. Y contestó alto y claro: “No tengan duda de que pienso seguir en mi puesto”. Es un maestro, capaz de elevar a categoría metafísica lo cotidiano. ¿Dimitir nosotros por algo? Pregunta tan recurrente como impertinente en las ruedas. Ni hablar. La dimisión del cargo en el PP es un imposible metafísico. Haya pasado lo que haya pasado. Todo tiene una explicación. Y, si no aparece a primera vista, De los Cobos sabrá encontrarla.

En Buenos Aires, Ana Botella, defendiendo la candidatura de Madrid a los JJOO de 2020, estuvo sublime. Dice la fementida canalla que, por tirarse el pliego de saber lenguas, nuestra alcaldesa renunció a la traducción simultánea, no entendió ni torta de una pregunta en inglés y la contestó erróneamente. Falta de percepción de esta gente. Nada de error: agilidad mental, cintura. No era una pregunta sino una insidia, de esas que padecemos los del PP, a fuer de gentes de bien, en todo momento; fue una trampa para desviar la atención de la verdad objetiva de las infraestructuras de Madrid a ese otro concepto ambiguo, manipulable, escurridizo, del paro. Muy bien contestado, Ana: por peteneras. La conspiración judeo-masónica, con Pedro J. a la cabeza (quién iba a decírnoslo, oh, manes de Aznar), no descansa ni un minuto en su tarea de desprestigiar a España. No era que la alcaldesa no supiera para qué sirve la traducción simultánea. En absoluto. La prueba es que se encasquetó los auriculares cuando le hicieron una pregunta en español. Quería recibirla en inglés, idioma del que, como sabe todo el mundo, no tiene ni idea. Al igual que yo. Y a mucha honra. El español es tan lengua universal como el inglés. Madrid será sede de los JJOO. Lo aseguraré yo, con el sentido común que me caracteriza y, como Dios, que habla castellano del Imperio, manda.

Hasta San Petersburgo llegó el aullido de la canallesca. Dos periodistas, subgénero de marujonas de pueblo, me preguntaron por Bárcenas a más de 3.000 kilómetros del lugar. Me despaché con soltura, explicando que el asunto no había suscitado interés en el G-20 y que no se había tratado. Cosa lógica. En el G-20 no estamos a las pequeñeces y miserias de la vida de un descuidero de tres al cuarto. Eso no es competencia, hombre. Nosotros estamos a las grandes faenas, a invadir unos países, expoliar otros. Somos jefes de Estado y de gobierno y quizá tengamos algo de randas; pero a lo grande. Eso no le entiende la prensa que padecemos. Quiere carnaza, sangre, algo para vender. Lo llaman “información”, pero es mero cotorreo y ganas de fastidiar.

Que si yo cerré el trato con Bárcenas, que si tal y que si cual. Todas cuestiones ya respondidas en sede parlamentaria en su momento. Según cuentan, María Dolores de Cospedal descargó en mi persona toda la responsabilidad de haber llegado al acuerdo con Bárcenas para que no empezara a largar por ahí. Bueno, ¿y qué? Ya dije el 1º de agosto que me equivoqué con Bárcenas. Si esa explicación vale para el Rey y un elefante, no veo por qué no para mí y Bárcenas que, además, no tiene trompa. ¿En dónde está la mentira de que me acusa el frente marxista, Lara y Rubalcaba? Me equivoqué y lo confesé noblemente. Creí que Bárcenas no era un delincuente cuando lo era, igual que el Rey pensó que el elefante era un pato de feria. Somos humanos, cometemos errores y por los míos ya está pagando mi amigo Bárcenas.

No tengo la menor intención de comparecer de nuevo en el Parlamento. Posada lo está haciendo muy bien con nuestros equipos jurídicos, probando en legítima doctrina que las preguntas de IU y el PSOE no se ajustan a los requisitos del reglamento. Aunque, la verdad, los veo un poco condescendientes. Lo suyo no es argumentar que las preguntas no se ajusten a lo previsto en el reglamento de la cámara y la Constitución; lo suyo es demostrar de una vez por todas, caramba, que lo que no se ajusta al reglamento ni a la Constitución es esa puñetera manía de preguntar.

Y, ya puestos, el mismo criterio debiera aplicarse a las ruedas prensa. Estas deben ser como las del pavo: para lucirse y sin preguntas. Solo con exclamaciones y aprobatorias. Así, las ruedas de prensa serán la sublimación de la democracia plebiscitaria.

Al estilo de la que quiere Mas en sus preparativos de las vísperas catalanas. Ya lo tengo medio convencido de arreglarnos con un pacto fiscal entre bambalinas. Por eso habla ahora de unas elecciones plebiscitarias en 2016, para el caso de que no pueda celebrarse la consulta de 2014. Pues claro que no, hombre, siente usted la cabeza. ERC sostiene que la consulta ha de hacerse en 2014, sí o sí. Pero ¿qué disyuntiva es esa? Si ERC, además de regalar camisetas en el Congreso, quiere que se la entienda, debe convocar una rueda de prensa.

divendres, 27 de juliol del 2012

Tres reflexiones melancólicas.

I.- Fuera.
Todo el mundo lo señaló: unas palabras ambiguas de Draghi, una llamada a la fe y a la creencia en él, tuvieron un efecto balsámico rotundo sobre los escocidos lomos hispánicos que llevan más palos recibidos que don Quijote y Sancho Panza juntos. Era algo diabólico pero es de creer que Rajoy no hablaba porque ya sabía que, en cuanto lo hiciera, nos llovería otra mano de estacazos y la prima seguiría escalando. Resultado y conclusión perfectamente visible de este maravilloso triunfo de la etérea palabra: en España manda Draghi y quien a Draghi dé las órdenes. Merkel, por ejemplo. Los mercados no escuchan a Rajoy y, si lo escuchan, hacen lo contrario de lo que él quiere. Pero a Merkel sí la escuchan. ¿Alguna otra duda? Rajoy ha recibido a los dos capi sindicales, no porque se haya convertido de repente a las doctrinas sindicalistas sino porque Méndez y Toxo se han visto con la Führeresa (como diría la lideresa), y quiere saber qué dice la jefa por ahí. A Rajoy no se le caen los anillos de recibir a dos proletas en La Moncloa cuando se trata de salvar a la Patria. Para colaborar al entendimiento, los empresarios (que esos sí se ven mucho con el presidente) piden otra reforma laboral, o sea, despido gratis total y que se eche a todos los funcionarios, incluidos los porteros de La Moncloa. Rajoy puede abrir la puerta a las visitas ya que, de todas formas, no gobierna.

II.- Dentro. 
 La comparecencia de Rato ha sido muy curiosa. Él lo hizo todo bien y si, luego ("luego" es 24 horas después de su comunicado de despedida según el cual dejaba una entidad boyante) ha habido un desastre, la culpa ha de ser de otro, pues él lo hizo de cine. Ese otro es el Banco de España. Bien, es posible, pero la culpa ¿de qué? Aquí los términos se hacen vagarosos y hasta poéticos: de un "desastre", de un "desfase", de un "agujero" gracias al cual Bankia necesitaba 30.000 millones de euros (creo recordar o algo así). Bien de nuevo, pero ¿para qué? ¿Para cubrir riesgos o encubrir delitos? En todo caso, sea cual sea la teoría, se trata de situaciones de quiebra, quizá fraudulenta, que se arrastran desde hace años. ¿Por qué ninguna autoridad de ningún tipo dijo nada? Si los bancos, los gobiernos, las entidades financieras, las comisiones de vigilancia se confabulan en contra del interés general, ¿qué confianza se puede pedir a los ciudadanos para los planes de reconstrucción pergeñados por quienes han ocasionado la gran destrucción?

III.- De ayer a hoy. 
Es un puntazo periodístico la foto del anciano atleta español y la historia que se insinúa de tratarse de un "niño de la guerra" que llegó a competir en natación en representación de España en las olimpiadas de 1948. No acaba de encajarme, aunque la explicación, sin duda, estará en el reportaje completo. Siempre he creído que lo de "niños de la guerra" se refería a los críos que salieron de España como refugiados de guerra o familiares de exiliados. Dudo que alguno de esos compitiera nueve años después en representación de España. A lo mejor es un "niño de la guerra" del bando sublevado, que también los tendría, al menos como refugiados. Sea como sea, debe de ser emocionante ir a contemplar algo en lo que tú participaste hace 64 años.  La melancolía viene de que he ido a consultar el palmarés de esas olimpiadas. España mandó 64 atletas y recogió dos platas en hípica, probablemente dos militares o nobles. No digo más.

Una gran portada la de El País. Agenda setting lo llaman los especialistas, con conclusión lapidaria: los que gobiernan no gobiernan y cuando gobiernan, no dicen la verdad.

dissabte, 9 d’agost del 2008

Fuegos artificiales y fuego real.

Menudo espectáculo montaron ayer los chinos en la inauguración de los Juegos. Según Le Monde tuvieron una audiencia de cuatro mil millones de telespectadores. Ni Dios mismo que bajara de los cielos a dar un mensaje a la humanidad despertaría tanta atención. Todos los corresponsales que he leído y he visto estaban literalmente destripados de admiración y se hacían lenguas de lo que veían o habían visto, casi babeando. Desde luego que el espectáculo que el cineasta Zhang Yimou lleva tres años preparando fue grandioso, incluso fascinante en varios sentidos, la sincronización, los fuegos de artficio, las gentes volando, el ritmo de masas, las referencias al pasado milenario. El mundo se quedó con la boca abierta y anheló ser un poco chino. Fue el momento de la afirmación mundial de loa República Popular China. China is back! en la historia y en el escenario mundial, orgullosa, consciente de sí misma.

Y no vengan Vds. tocando los sanfermines con eso de los derechos humanos que ni Vds. mismos respetan ni saben qué son. Nadie puede dar lecciones a la milenaria cultura china que sabe por su larguísima experiencia qué tiene que hacer. El mensaje estaba claro en esos 12.000 participantes, bailarines, tamborileros, atletas, figurantes que ejecutaban sus tablas de forma exacta, milimétrica. De ellos, 9.000 eran soldados del Ejército Popular de Liberación, la columna vertebral del régimen chino. Lo cual explica que las tablas salieran perfectas. Pero también ilustra de cómo ve ese régimen la cuestión de los derechos humanos que es cosa que trata de los individuos y, según pudo verse ayer, el Estado chino lo que quiere son masas, masas disciplinadas. Los individuos aquí cuentan poco y eso de que sean "fines en sí mismos", como dice Kant y el valor máximo sobre la tierra no significa gran cosa en una sociedad que, no siendo igualitaria, es muy colectivista.

El reconocimiento de la grandiosidad y suntuosidad de la apertura no obliga a deponer la actitud crítica en relación con la China. El Estado les dará el valor que quiera pero los derechos humanos lo tienen y muy alto. Que los Estados occidentales, a su vez, los usen para disimular sus tropelías no les resta ni un adarme de ese valor. Junto a Confucio, el filósofo del Estado y el estamento, se encuentra Lao Tsé, el del cosmos y el individuo, no menos chino que el anterior, aunque los que organizan desfiles y paradas (pues desfiles y paradas fueron las de anoche) suelen olvidarlo.

En fin que me hubiese gustado estar allí pero a esa misma hora (local aquí) estaba en el parque de El Retiro, pues llevamos a Ramoncete a ver los guiñoles (post más abajo).

El caso es que, mientras los ojos del mundo estaban pasmados viendo la que habían montado los chinos, los georgianos ocuparon la separatista Osetia del Sur y machacaron su capital, Kinvali, con carros y artillería pesada. Un golpe premeditado con alevosía para aprovechar el momento. La misma milimétrica exactitud que mostraron los chinos en sus fuegos de artificio mostraron los georgianos en los fuegos reales. Los rusos respondieron de inmediato, enviando una columna de blindados y artillería, que entraron en Osetia y ayudaron a repeler a los georgianos. Al final la capital ha quedado muy dañada y no está claro en manos de quién ha caído. Ha habido muchos muertos pero la cifra es insegura. El presidente de Osetia, Eduard Kokoity, habla de 1.800, cantidad sin confirmar.

El caso es que hay guerra entre Rusia y Georgia. Era de ver cómo conferenciaban muy serios los señores Bush y Putin, los dos en Pekin mirando embobados los fuegos artificiales. Los occidentales piden un alto el fuego inmediato y los rusos dicen que están repeliendo un ataque y defendiendo a los suyos tanto a las fuerzas de paz como a sus nacionales en Osetia. No hay que olvidar que Osetia tiene una composición étnica de 65% de osetios y 35% de georgianos pero, de la mayoría osetia muchos tienen nacionalidad rusa. Por supuesto, los osetios o la mayoría de ellos quieren la independencia de Georgia (en realidad ya tienen una independencia de hecho que sólo reconocen ellos) y su integración en Osetia del Norte, dentro de Rusia. Por eso han pedido formalmente la intervención rusa.

Ésta puede darse y está dándose de dos modos: mediante la invasión militar tradicional, ocupando Osetia e incluso Georgia; o mediante la llegada de voluntarios. El ataque georgiano ha levantado las iras de Osetia del Norte que está enviando voluntarios; también se suman los temibles cosacos del Don, que disfrutan de un privilegio especial y colaboran con la milicia y la policía rusa. En el mapa (del International Crisis Group, que autoriza su reproducción libre sin condición alguna) puede verse la difícil situación de la pequeña república de setenta mil habitantes: los georgianos sólo controlan la zona que ocupan las ciudades que administran, un tercio del país, y la capital está bajo control osetio. Por eso han intentado destruirla.

A su vez, el presidente de Georgia, Mijail Saakaschwili ha pedido la intervención de los Estados Unidos (EEUU). Ya tenemos el esquema de la guerra fría: las dos superpotencias frente a frente. Se recordará que en abril de este año, en una cumbre de la OTAN, el señor Bush vino pidiendo que se admitiera a Georgia y Ucrania, cosa a la que los demás miembros se negaron. Si hubieran aceptado, a lo mejor se encontraban los países de la OTAN, entre ellos España, en guerra con Rusia, perspectiva poco halagüeña. Recuérdese que la doctrina OTAN presupone que cada miembro considera como un ataque cualquier ataque que se haga a otro miembro, doctrina de la intervención forzosa.

No hace falta decir que el asunto está mezclado con el de la geopolítica energética mundial. Georgia es punto de paso de importantes oleoductos, Osetia del Sur lo es de los mayores proyectos rusos de oleoductos y gasoductos. Si hay un escenario típico para mostrar una guerra posmoderna o guerra del petróleo es éste. En los próximos días se verá si este conflicto hace palidecer a la olimpiada de Pekín o, al contrario, los juegos se imponen y fuerzan una solución diplomática de un conflicto que, si no se resuelve pronto, puede poner el petróleo todavía más por las nubes.

(La imagen es una foto de anwer 2007, bajo licencia de Creative Commons).