dimecres, 26 de juny del 2013
Variaciones moscovitas.
diumenge, 9 de setembre del 2012
A puerta cerrada.
dijous, 16 d’agost del 2012
Van por WikiLeaks.
dilluns, 4 de juny del 2012
El secreto todo lo emponzoña.
dilluns, 27 de febrer del 2012
Ética y Política o WikiLeaks ataca de nuevo.
Anoche coincidieron dos obras en el escenario de la aldea global. De un lado, la concesión de los Óscars y de otro, la noticia de que WikiLeaks filtraba millones de correos de una agencia mundial de inteligencia que nutre la diplomacia y los servicios secretos de medio mundo. Cada cual se ajustó al programa de mano que más le apasionaba. Palinuro lo tuvo fácil porque, aunque fuera la única noticia del planeta, no miraría los Óscars porque lo considera un espectáculo cursi y de un mal gusto apabullante. Así que anduvo fisgando por los territorios WikiLeaks, llenándole de satisfacción que el periódico escogido esta vez para publicar las subsiguientes noticias haya sido Público.es. Mira por dónde, a lo mejor remonta el diario. Ya ha sacado noticias flipantes, como esa de que los agentes de la empresa de espionaje se burlan del derechismo de Aznar.
Es una coincidencia, los Óscars vs. WikiLeaks, pero está cargada de enseñanzas. Lo de la fábrica de sueños es pura propaganda del más descabellado capitalismo, sin demérito para el mucho cine crítico que se hace en Hollywood y al que también se reconoce en la gala. El conjunto del evento es un marketing universal del que los Goya son el Bienvenido Mr. Marshall. No veo por qué dan "Goyas"; mejor daban "PepeIsberts".
Lo de WikiLeaks pinta de otra forma. Sin duda hoy o mañana saldrá algún experto explicando que es una jugada maestra de la CIA (otra), para quitarse de encima a un molesto competidor. Pero la reacción de los poderes, las instituciones, los gobiernos, las autoridades, las iglesias, los poderes financieros y algunos grupos mediáticos darán la medida del hecho. Digo esto porque observo que, esta vez, WikiLeaks no ha recurrido a ninguna de las grandes cabeceras de prensa y supongo que esto tendrá alguna explicación.
Lo importante ahora es comprobar cómo una vez más, la política se da en el ciberespacio, que es ciberpolítica. Teóricamente WikiLeaks estaba acabado. Y no es cierto. Teóricamente el 15-M tambien. Y habrá que verlo.
El ciberespacio, internet, tiene dos reglas de oro: la gratuidad y la publicidad, y las dos ponen en peligro el orden constituido, la una en lo económico y la otra en lo político. Lo económico desemboca en lo político y lo político en lo ético. ¿Qué queremos, enriquecernos o liberarnos? ¿Qué esperamos, tranquilidad o verdad? ¿Qué haremos, lo más más conveniente o lo más justo? El debate es universal, tormentoso, sin reglas ni normas: ¿pueden las sociedades democráticas capitalistas (muchos dirán que esto es una contradicción en los términos) sobrevivir en un mundo en el que todo es gratis y todo de conocimiento, público y en el que no hay costes ni secretos? Es más : ¿puede la civilización sobrevivir en estas condiciones?
El mundo ha cambiado de base y no nos hemos enterado. Ante estos fenómenos, la política tradicional en los marcos de los Estados es una actividad irrelevante.
divendres, 3 de desembre del 2010
Wikileaks: el Imperio contraataca.
Lo siento pero Wikileaks es lo más importante que ha pasado en el mundo en mucho, mucho tiempo. Sobre la crisis económica hay ahora una crisis política que, como aquella, es global. Sólo que en la política la crisis es una guerra: las fuerzas revolucionarias están organizadas, son eficaces, saben lo que quieren y van por ello. Al contrario que en la económica en donde la situación es de marasmo.
Más que una crisis, es una convulsión. El mundo entero está convulso. Dar un paseo por los cinco medios en posesión de los 250.000 papeles es presenciar un espectáculo realmente grotesco. No por lo que hacen los medios, que están mostrando gran profesionalidad, sino por los disparates que perpetran a diario las autoridades, sus trapacerías, servidumbres, salidas de tono. Y los medios tienen todavía material para seguir poniendo en solfa el orden internacional y los Estados.
El punto más sorprendente, me parece, es cómo la comprobación de que la realidad es lo que todo el mundo sabía aunque no lo dijera, ha provocado auténticas iras. ¿Alguien dudaba de que Afghanistán funciona merced a la corrupción? ¿Que Rusia es un Estado mafioso y que produce temor su bien llevarse con Italia porque al parecer Putin y Berlusconi hacen negocios sucios con el gas ruso? ¿Alguien ignoraba que a Berlusconi un día le da algo en sus orgías, que Brown cae mal a todo el mundo, que Sarkozy se cree Napoleón y que Karzai es un paranoico? ¿Alguien dudaba de que Marruecos es una monarquía basada en la corrupción, con el rey a la cabeza? Es de esperar que, con esta noticia, el Gobierno español se arme de valor y, confiando en el apoyo de la Unión Europea, plante cara a Marruecos de una vez, en lugar de escurrir el bulto y reprimir a los que protestan. La condena del Congreso a lo sucedido en el Sahara es todo menos una condena y, a pesar de eso, Marruecos se permite el lujo de presionar a los parlamentarios anunciando que piensa revisar sus relaciones con España, cosa que pone de los nervios a los timoratos que gobiernan el país. Porque la respuesta del Presidente de ofrecer diálogo no es precisamente gallarda. Claro que no conviene olvidar que Ceuta y Melilla quedan fuera del paraguas de la OTAN.
De cualquier modo, todo lo que está sucediendo hoy en el mundo se debe a Wikileaks. Los casos concretos, específicos, de gobernantes, gobiernos, países, son muy numerosos y tienden a serlo mucho más. Alguien ha puesto ya en marcha un buscador especial para los 250.000 cables.
Los árboles no nos dejan ver el bosque y el bosque es que Wikileaks es un ataque premeditado y en toda regla contra el principio, la base misma del orden internacional, fundamentado en la soberanía de los Estados, en la razón de Estado. A su vez, el meollo, causa y efecto de la razón de Estado es el secreto de Estado. Si éste se pierde, los Estados entran en aguas turbulentas. De ahí que todos prevean penas de prisión para quien revele secretos oficiales, un delito cercano al de alta traición.
Así que se ha desencadenado un contraataque en todos los frentes para acabar con Assange y Wikileaks. Palinuro los ha relatado en entradas anteriores. Lo más grave es que haya una orden de busca y captura contra él de un tribunal sueco por un presunto delito de violación y abusos sexuales. Si comparece ante la justicia sueca porque lo encuentre la Interpol o se entregue él mismo, en el tiempo del proceso es posible que la fiscalía estadounidense decida acusarlo de revelación de secretos de Estado y pida su extradición a los EEUU. Y aquí tienen Suecia y la Unión Europea un dilema porque una cosa es procesar a Assange por un supuesto delito común y otra hacerlo por el de revelación de secretos que, en su caso, es un típicamente político, de desobediencia civil. Al fin y al cabo, es uno de los nuestros. ¿O piensan los EEUU poner precio a su cabeza?
Los EEUU no quieren limitarse a capturarlo y procesarlo (si deciden hacerlo) sino que pretenden expulsar a Wikileaks de la red, sacarla del ciberespacio como lo han hecho de Amazon, cerrar la boca al portal y retirar su imagen misma de la red, y esto es ya otro asunto. La pretensión es, en la práctica, una condena de excomunión, más propia de la Iglesia católica que de un senador de trayectoria demócrata como Joe Lieberman. Hay aquí dos preguntas: ¿se debe hacer algo así? ¿Es moralmente aceptable callar y hacer desaparecer de la red, o sea, del mundo, páginas web, portales, plataformas, etc? ¿Vamos a restablecer el Índice? ¿Y hacerlo sin resolución judicial, mediante actos administrativos? ¿Puede haber una resolución judicial por la que se prive a alguien del acceso a la red? ¿No atenta eso contra la libertad de expresión? Cierto que esta libertad no puede ser absoluta; pero que sea limitada no quiere decir que pueda no ser
La segunda pregunta es: ¿se puede hacer? ¿Tenemos los medios para desaparecer a alguien del ciberespacio? Entiendo que sí pero la cuestión es cómo se arbitran esos medios y quién controla el proceso. Supongo que el organismo competente para entender será la ICCAN, la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números. Es un organismo internacional que en principio no depende de ningún país pero en el que, por lo que yo sé, la influencia estadounidense es determinante.
El interesante problema ahora es averiguar si la ICANN cede a las presiones yankies y expulsa de la red a Wikileaks o demuestra ser independiente de verdad. Cuestión de esperar un poco. Pero el problema es curioso. Si la ICANN cierra el ciberespacio a Wikileaks, tendrá que cerrárselo a otras plataformas que hagan algo similar, como Ushahidi. Y por cada Wikileaks o Ushahidi que se cierre se abrirán cien; entre ellas Wikileaks con otro nombre. Porque expulsar páginas, portales, plataformas de la red es como prohibir asociaciones, partidos. Y todavía más interesabte es averiguar si, en esta guerra digital es posible generar un segundo ciberespacio, dotado de otra ICANN en el que se pueda navegar de modo alternativo a internet. Si esto fuera posible, que no lo sé, el dominio occidental y, en último término, yanki de la red se habría acabado a manos, por ejemplo, de otro administrado por la China, y si alguien fuera expulsado de un ciberespacio, podría navegar por otro. Se trataría de una proyección del sistema de Estados de Westfalia al mundo virtual, en donde continuaría una guerra que ya no puede librarse en el mundo real .
De no ser así, el camino de servidumbre en nombre de la seguridad parece trazado: se empieza coartando la libertad de expresión (siempre por causas muy nobles, claro es, como la defensa nacional, la pública moralidad, etc), se sigue con la libertad de asociación y se acaba con la libertad a secas. Entonces la seguridad será máxima. Pero ¿para quién?
(La imagen es una foto de New Media Days, bajo licencia de Creative Commons).
diumenge, 24 d’octubre del 2010
Un héroe de nuestro tiempo.
A estas alturas está ya claro que Julian Assange es más peligroso para los intereses de la gran potencia imperial y sus aliados que el mismo y oculto Ben Laden. Y si detrás de éste hay miles de soldados, mercenarios, cazarrecompensas, agentes dobles y triples y, supongo, rivales que aspiran a sucederle, no es difícil imaginar qué no se habrá ya puesto en marcha para capturar y/o neutralizar al hombre que ha revelado los documentos más secretos de las guerras del Afghanistán y el Irak. O quizá sí sea difícil imaginarlo porque, a la vista de lo que hay, es claro que el establishment de la seguridad de los EEUU y Occidente en general (incluido, claro es, Israel) es capaz de lo inimaginable.
Lo que sí podían hacer y parece que no se les ha ocurrido es acusar formalmente a Assange de terrorista en virtud de la doctrina de Seguridad Nacional de los EEUU, según la cual la guerra contra el terrorismo es de tipo nuevo porque no tiene territorios ni frentes definidos ni los combatientes se identifican formalmente como tales por medio, por ejemplo, de un uniforme. De acuerdo con esto no sólo Assange, cualquier ciudadano es un terrorista potencial. En el caso de Assange se le podría aplicar además la curiosa doctrina penal estalinista de la culpabilidad objetiva, de acuerdo con la cual un reo era culpable de delito por cuanto, aun contra su intención, de su comportamiento se derivaba un apoyo objetivo a la causa del enemigo. ¿Y no ayudan a los terroristas de la Yihad en todas sus manifestaciones las revelaciones de Assange?
El joven científico australiano dice haberse esperado juego sucio del Departamento de Defensa, pero no la acusación de abusos sexuales en un juzgado de Suecia. El asunto tiene, desde luego, toda la pinta de ser un montaje. Pero pudiera ser cierto. En Suecia la justicia no es un cachondeo. Y no hay ser humano perfecto. Si lo fuera sería lamentable para la imagen pública personal de Assange. Pero no empañaría el valor inmarcesible de su hazaña, consistente es revelar los secretos de la guerra del imperio. Robar el fuego, la luz, a los dioses para entregárselo a los mortales, como Prometeo. Prometeo, el héroe filosófico por excelencia, el portador de la máxima de que "la verdad prevalece". Por eso es Assange un héroe de nuestro tiempo. Y si, como Prometeo, ha de pasar el resto de sus días entre crueles tormentos, ello será lamentable, pero seguirá siendo un héroe. Como lo seguirá siendo aunque la asechanza que contra él maquinen los servicios secretos tome otro derrotero.
Un héroe de nuestro tiempo. Oigo emplear mucho por ahí, sobre todo entre la izquierda, una terminología belicosa. Hay quien habla de trincheras y dice estar en lucha permanente y en batalla contra el enemigo. Pero todo el rastro que queda de esas lides ciclópeas son parrafadas en los comentarios a tal o cual articulo de tal o cual opinante en la guerra digital. La izquierda "transformadora" tiene tendencia a parecerse a la filosofía de la que un pragmático inglés decía que "es una cosa con la cual, sin la cual, el mundo permanece tal cual",. ¡Ah! se dice entonces, es que en el estado de fraccionamiento y atomización de la izquierda, ante la falta de unidad, no cabe hacer nada. Julian Assange es una minoría de uno y tiene en jaque el sistema.
En fin, eso no es lo más interesante. Para mí lo es la posición ética desde la que Assange ha lanzado su ataque a las guerras imperiales y que se resume en su cita de la famosa máxima de Hiram Johnson de que "la primera baja en la guerra es siempre la verdad". No es extraño que la recoja: Johnson era aislacionista y senador progresista de California, progre que dicen por aquí. Lo que Assange quiere es revelar la verdad de la guerra, en lo que se detecta cierta contradicción porque ya ha empezado por decir que es la primera baja en ella.
¿Será entonces que pretende que haya guerras en la que los combatientes digan siempre la verdad? Cualquiera sabe que el bando que diga siempre la verdad en la guerra la perderá. Si hay guerra vale todo, digan lo que digan las Convenciones de Ginebra y, si no vale todo y las Convenciones se respetan, el bando que lo haga perderá la guerra. No estoy inventándome nada. Es doctrina estratégica militar clásica y la consecuencia de la teoría de John Yoo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de California según la cual, en estado de guerra la prerrogativa del Presidente como comandante en jefe de la Fuerza se expande hasta soslayar las convenciones de Ginebra. El presidente de la prerrogativa en cuestión era Bush jr. y la guerra, la del terrorismo.
Visto el asunto así, pretender que la verdad reine en la guerra es ir contra la naturaleza misma de ésta. Y ya puestos, lo lógico es pedir la abolición de las guerras. Para esa finalidad las revelaciones de Julian Assange son preciosas porque ¿de verdad queremos seguir apoyando dos guerras, la del Afghanistán y la del Irak, en las que se está devastando dos países, saqueando sus riquezas, aniquilando sus culturas, diezmando a su población civil, aterrorizándola? ¿No sería mucho mejor poner fin a esas guerras de inmediato y llevar a sus responsables ante los tribunales?
(La primera imagen es una foto de espenmoe, la segunda de R_SH, ambas bajo licencia de Creative Commons).
dissabte, 23 d’octubre del 2010
El signo del tiempo.
Wikileaks ha cumplido lo que prometió poniendo a disposición del público mundial cerca de 400.000 documentos secretos del Pentágono que contienen una enorme cantidad de información sobre la guerra del Irak entre 2004 y 2009. Aunque no hay nada que no se supiera ya, pues los informes versan sobre tres aspectos de esa guerra que se han venido tratando a lo largo de los años (muertes de civiles, torturas a detenidos y prisioneros y participación del Irán) lo que aportan las filtraciones son los datos concretos, las pruebas empíricas de lo que en aquel país ha estado sucediendo.
Según parece pueden darse por buenos los datos de la denostada Iraq Body Count que cifra en torno a 100.000 muertos civiles el desastre de esta aventura. La mayor parte causados por soldados y policías iraquíes, aunque los estadounidenses no se hayan privado de asesinar a docenas de civiles con los más nimios motivos. Asimismo se demuestra que la tortura no es excepción sino regla y método en todo tipo de centros de detención de las fuerzas iraquíes con las autoridades gringas en pleno conocimiento de los hechos. Igualmente se ve que la injerencia del Irán en el Irak es masiva, como también lo ha sido el hostigamiento yanqui a las milicias chiíes, que son el brazo armado del Irán en la zona.
Lo dicho, nada nuevo, pero contado ahora con todo lujo de horripilantes detalles. Las autoridades estadounidenses y las de algunos otros países, han venido presionando a Wikileaks para que no difunda la información, pretextando la seguridad de las tropas, los aliados y las mismas fuerzas iraquíes. Los informes caerán inevitablemente, dicen las autoridades, en manos del enemigo. Es seguro. Pero eso no ha disuadido a Julian Assange, el fundador de Wikileaks, de seguir adelante con su proyecto. Al tiempo que toma las debidas precauciones pues con harta razón teme por su vida viendo cómo las gastan los combatientes de la civilización entregó un juego de documentos a los diarios New York Times, The Guardian, Le Monde y el semanario Der Spiegel. España, por lo que se ve, no cuenta, aunque seamos la 12ª patencia mundial; tampoco Italia. El compromiso era que los papeles no verían la luz hasta ayer. Y así ha sido si bien Al Jazeera filtró antes la información y no parece que Wikileaks precisamente tenga mucha fuerza moral para protestar por ello.
En realidad los asuntos de seguridad importan aquí una higa. Lo que importa son otras dos cuestiones una de las cuales encierra el sentido mismo de nuestra tiempo. A saber:
El carácter de la guerra del Irak. Una guerra criminal, absurda, de pillaje por la que habría que enjuiciar a sus responsables, los señores Bush, Blair y Aznar. Se justificó en un primer momento con una mentira de la que los tres, muy probablemente, eran conscientes: la de las armas de destrucción masiva en el Irak. Tras dar la vuelta al país como si fuera un calcetín quedó demostrado que el pretexto era falso si bien los tres incitadores aseguraron que ellos lo habían creído, mirabile dictu, "de buena fe". La justificación recurrió entonces a su texto alternativo: de lo que se trataba era de "liberar" el Irak de un tirano sanguinario e implantar en él la democracia y la modernidad. Ahorcado Sadam, Wikileaks demuestra ahora que de democracia y modernidad en el Irak, nada, que la vida humana vale menos que nada, que las autoridades en cuyas manos queda el país son corruptas y asesinas y que, en definitiva el Irak está ahora peor que en tiempos de Sadam en todos los aspectos, incluido el de los derechos humanos. Y eso ya no tiene vuelta de hoja. Además de ilegal, la guerra del Irak ha sido un fracaso. Sin duda ha mejorado la vida de los señores Blair y Aznar pero ¿merece la pena mejorar la fortuna personal sobre cien mil cadáveres? Parece que sí; depende de cómo sea tu conciencia. En el Irak hay millones de desplazados que lo han perdido todo, pero el neocatólico Mr. Blair se ha comprado una nueva mansión.
La función de la red hoy. Wikileaks, es parte del ciberespacio, navega en la mar océana contemporánea de la red, es descendiente de la venerable abuela Wikipedia, de la dinastía de los "wikis" y cumple con los dos requisitos "wiki": inmediatez y universalidad. La peculiaridad de la casa, el valor añadido, es que se trata de publicar secretos oficiales. Si alguien quiere poner un ejemplo práctico de la tan predicada ventaja de la red de facilitar el acceso universal a la información no se me ocurre nada mejor que la revelación de secretos oficiales. La importancia de lo "wiki" aquí queda clara cuando se recuerda que los Estados suelen abrir la información clasificada a los veinticinco o cincuenta años de producirse. Es la revolución de la red, que va a cambiar la forma de gobernarse (o desgobernarse) el mundo y los Estados que lo componen. Se acabaron las cláusulas secretas de los tratados y la opacidad de la administración. Si los gobiernos quieren dar ejemplo de transparencia y no sólo presumir de ella, lo que tienen que hacer es colgar en la red todas y cada una de las transacciones económicas que hayan realizado y esté realizando. Así no es necesario creerlos bajo palabra y la corrupción habrá desaparecido como por ensalmo.
(La imagen es una foto de Fräulein Schiller, bajo licencia de Creative Commons).