dimarts, 19 de juliol del 2016
El franquismo sigue vivo y gobierna
dilluns, 18 de juliol del 2016
La neurosis española
dijous, 4 de juny del 2015
Con esto, ¿tampoco va a pasar nada?
dijous, 8 de gener del 2015
El derecho a la Justicia.
El gobierno ha encargado a un grupo de expertos un informe acerca de cómo adecuar la legislación española a las insistentes recomendaciones de los organismos internacionales, en especial la ONU, sobre el tratamiento de los derechos humanos en España. Los expertos lo han redactado y entregado pero, al parecer, el gobierno lo ha censurado o secuestrado. Ahora los autores anuncian que lo publican en la editorial valenciana Tirant Lo Blanch, mi editorial. Aplausos entusiastas. Y pitos a un gobierno que tiene miedo a todos los papeles, los de Bárcenas, los de los jueces, los de los expertos y académicos, aunque por razones distintas.
Mientras tal cosa no se haga, llamar "gran nación" a esto es de risa.
dimarts, 10 de desembre del 2013
¡Qué alto hablan los muertos!
Los muertos. Los asesinados, paseados, fusilados, desaparecidos y enterrados en las innumerables fosas comunes a lo largo y ancho de España.
dimarts, 1 d’octubre del 2013
Buscadlos, desenterradlos, hacedles justicia.
La transición se hizo con olvido de las víctimas del franquismo. Los derrotados de la guerra tuvieron que aceptar la segunda derrota de la memoria: a los cuarenta años del fin de la contienda, seguirían sin existir. Pero ahora han pasado casi otros tantos y es claro que los efectos negativos que para la reconciliación pudieran haberse temido en 1978 (que jamás fueron reales) ya no pueden invocarse.
El reconocimiento del carácter criminal de la dictadura y la garantía de justicia a las víctimas sería en verdad el acto de grandeza de la derecha que cristalizaría en la auténtica reconciliación de los españoles. Mientras eso no se haga, las heridas continuarán abiertas, entre otras cosas porque los descendientes o herederos políticos de quienes las infligieron consideran que las víctimas se lo merecían.
Ese es el problema.
(La imagen es una foto de El reñidero, bajo licencia Creative Commons).
dijous, 19 de setembre del 2013
Vuelve Franco.
El revival franquista del verano alcanza su apogeo. Los zangolotinos de Nuevas Generaciones poblaron las redes de fotos celebrando el fascismo con banderas franquistas, brazo en alto y acudieron en escuadra falangista a arropar a Cospedal en su declaración ante el juez. Porque son franquistas, sí, pero del PP y no parece que sean casos de doble militancia. Los gerifaltes del partido consideran que se trata de "chiquilladas" y no merece la pena tomar medidas disciplinarias. Varios alcaldes del PP, que parecen sacados de un álbum de fotos de la época de Bienvenido Mr. Marshall, también han dado fe de su inquebrantable fidelidad a Franco. Estas, claro es, no son chiquilladas; son alcaldadas seniles y, por lo tanto, tampoco censurables. Un grupo de matones del fascio entre los que hay de todo, incluido un pariente de un miembro del gobierno, asaltan la librería Blanquerna. Actos aislados, insignificantes, dirá el ministro del Interior.
dijous, 22 de novembre del 2012
Suspendido el acto de homenaje a Franco.
Prohibir el homenaje a un dictador asesino en Madrid.
dimecres, 4 d’abril del 2012
Robar muertos, robar vivos.
Entre las atrocidades a que se consagraron los franquistas durante la guerra civil y después de ella, por largos años, ocupan lugar destacado los asesinatos sistemáticos de civiles y sus parientes y el robo de los hijos de los rojos. Tanto es así que sus repercusiones se hacen sentir aún hoy, como si fueran réplicas de aquel terremoto, trasmitidas de generación en generación. Ambas prácticas son piezas claves de una tragedia que ensombrece el imaginario colectivo de los españoles. La negativa de la derecha a encarar estos hechos como requiere una ética elemental (y, desde luego, la cristiana), su defensa del olvido con la metáfora errónea del peligro de reabrir heridas, su intento de equiparar contra toda razón las atrocidades de los unos y los otros, solo demuestra su mala conciencia, incapaz de reconocer que aquellas atrocidades se cometieron en nombre de su dios y de sus creencias e intereses. Comprendo que fastidie reconocer que los discursos patrióticos, los pomposos ideales, los sueños imperiales, la dogmática de la nación católica rezumen sangre de inocentes. Pero mientras esto no se reconozca, mientras los curas no relaten lo que hicieron en la guerra y en la posguerra y no pidan todos perdón por tanta crueldad, las heridas no estarán cerradas.
No hace falta ser de izquierda para darse cuenta de que, con más de 100.000 asesinados, ejecutados extrajudicialmente, paseados, fusilados en sacas de las prisiones y enterrados en fosas comunes, anónimas, España no es otra cosa que un cementerio de víctimas de la barbarie y el odio. Y que los españoles caminamos literalmente sobre los huesos de las víctimas de un genocidio. Ahora mismo están unos geólogos excavando una fosa común en el jardín de una vivienda privada. Y ahora también, merced al descubrimiento de una peineta en una calavera queda probado lo que todo el mundo sabía: que, además de asesinar a los rojos, los franquistas asesinaban también a sus mujeres. Iban por ellas como iban por los hijos, los hermanos, los padres o los abuelos. El terror sembrado fue infinito y dura hasta hoy. Es un crimen de lesa Patria, cometido por quienes se pasan el día hablando de ella.
La otra atrocidad fue el robo de hijos de republicanos. Ahora ya sabemos mucho de esa práctica inhumana. Sabemos que esperaban a que las condenadas dieran a luz para fusilarlas y quedarse con los críos; sabemos que se llevaban los hijos de las presas y ya no se los devolvían; sabemos que secuestraban a los hijos de los exiliados mediante el servicio exterior de la Falange; sabemos que el robo de niños estaba amparado en las doctrinas inenarrables de un psiquiatra, Vallejo-Nájera, con calle en Madrid, que, en su demencia, consideraba, por ejemplo, que el marxismo era una enfermedad y que no tenía mucho que envidiar a los racistas alemanes.
Con el paso del tiempo seguramente empezaron a escasear los hijos de rojos que pudieran robarse y fue necesario buscar suministro en otra parte porque, muy probablemente, ese delito del robo de niños se había convertido en un negocio. Así, por lo que vamos sabiendo de esta siniestra trama en la que, cómo no, está mezclada la iglesia católica a través de sus curas y monjas, la actividad duró hasta fines de los años setenta y primeros de los ochenta. Que haya monjas metidas en este crimen demuestra hasta qué punto l@s religios@s católic@s hacen lo contrario de lo que predican. Se oponen a la contracepción y, con uñas y dientes, al aborto en nombre del supremo valor de la vida humana en abstracto, pero su respeto por la vida humana en concreto termina en el momento en que esta sale del seno materno.
La imagen de esa madre reunida con su hija de 29 años, que le fue robada nada más nacer, podría titularse rostros que irradian felicidad y la hacen contagiosa. Una felicidad mayor que los 29 años de sufrimientos impuestos por una gente desprovista no solo de corazón sino también de entendimiento. Fanátic@s y/o canallas.
(La primera imagen es una foto de Foro Cultural Provincia de El Bierzo, bajo licencia de GNU Documentación libre.). La segunda es la portada de El País de hoy.
dijous, 2 de febrer del 2012
Los genocidios nacionales.
En España ha habido hasta la fecha dos genocidios. Uno de ellos se perpetró con la conquista y colonización del Nuevo Mundo, en las que perecieron cientos de miles, millones de indígenas, torturados, degollados, ejecutados, esclavizados en las encomiendas, en las minas, en las obras públicas. Matanza por razón de la raza. El segundo genocidio se perpetró a raíz de la guerra civil y durante la postguerra, cuando cientos de miles de ciudadanos fueron perseguidos, encerrados, torturados y unos ciento treinta mil asesinados y enterrados en fosas comunes anónimas. Matanza por razón de las ideas políticas. Y sin contar las decenas de miles de niños secuestrados.
Por supuesto, no hay acuerdo acerca del nombre de genocidio en ambos casos. Mucha gente los llama de otro modo. Al genocidio americano, "evangelización y civilización del Nuevo Mundo"; al genocidio de la postguerra, "liberación nacional". Pero eso pasa siempre. Los turcos no reconocen el genocidio de los armenios y mucha gente en Occidente, más de la que parece, niega el Holocausto.
Pues bien, ahora mismo, con el llamado juicio de la vergüenza a Garzón, está perpetrándose el tercer genocidio; de modo simbólico, metafórico pero, curiosamente, muy real. Consiste no solo en negar la justicia a las víctimas del genocidio anterior sino también en procesar al juez que quiso hacérsela.
Los impresionantes testimonios que se oyeron ayer en la sala, dos ancianas que contaron realidades espeluznantes y pidieron justicia, primeras de una serie de otras quince intervenciones, expusieron en sede judicial el horror del exterminio sistemático perpetrado durante quince años que era, precisamente, lo que se trataba de ocultar con la querella contra el juez Garzón. Conclusión: esa lamentable querella, lamentablemente auxiliada por un juez instructor "progresista", va a conseguir lo contrario de lo que se proponía. No es muy inteligente pero sí lo que sucede cuando se actúa cegado por las pasiones. Una vez el mundo entero haya terminado de oír esos relatos de aceite de ricino, rapaduras al cero, violaciones, palizas, torturas, secuestros, asesinatos, tendrá los elementos de juicio para comprender cómo fue la vida de una población inerme entregada a un proyecto sistemático de exterminio y de terror durante años a manos de pandillas de matones falangistas o de la policía o la guardia civil, que se diferenciaban en poco, muchas veces con el concurso del cura del lugar.
Un plan sistemático de exterminio que está documentalmente probado (del puño y letra del general Mola) y prácticamente comprobado en los miles de excavaciones que están haciéndose es un genocidio. Y así será calificado antes o después por los tribunales de justicia, primero probablemente por los extranjeros y luego por los nacionales porque el delito de genocidio no prescribe.
Y porque si no se hace así, estará perpetrándose el tercer genocidio español, un genocidio moral en los descendientes de las víctimas del genocidio anterior. Algo que quedará patente a la luz del día. Le ha costado una indigna persecución al juez Garzón. Pero ¡qué gran servicio ha hecho a la causa de la justicia y de la memoria histórica en España al poner al descubierto precisamente lo que se quería mantener oculto!
dijous, 28 d’octubre del 2010
Antígona y la memoria histórica.
Cuando Creonte ordena que no se dé sepultura al cuerpo de Polinices porque atacó la ciudad, dicta una norma positiva en principio acorde con la razón de Estado. Como lo está la decisión de tributar honras fúnebres a Eteocles, el hermano de aquel, por haber muerto en defensa de esa misma ciudad. Pero es una norma que va contra la costumbre y contra la "ley de la sangre" o la "ley natural" que manda a los parientes, especialmente a las mujeres, (ya que las "leyes naturales" suelen ser muy patriarcales) honrar a sus muertos sin preguntarse por el valor moral de la causa a la que sirvieron. Así que Antígona arrostra la muerte por enterrar a su hermano rebelde y sienta con ello un ejemplo que nutre los debates de filosofía moral y política hasta el día de hoy y hasta el que hay en España sobre la memoria histórica y la llamada "impunidad de los crímenes del franquismo".
Con la cuestión de la memoria histórica España se ha llenado de Antígonas que quieren a toda costa dar sepultura a los suyos para lo cual antes han de encontrarlos y desenterrarlos de donde estén. Porque, a diferencia de Creonte, los franquistas no ordenaron dejar sin enterrar a las víctimas de sus crímenes sino que se las enterrara en cualquier parte, a las escondidas y que, a ser posible, no quedara recuerdo de en qué lugar se hallaban para que los familiares no pudieran ir a llorarlas. Y esa situación se mantuvo casi cuarenta años.
Pero los muertos pugnan por salir porque los vivos tiran de ellos y es sólo cuestión de tiempo para que se abran todas las fosas del franquismo, y son cientos, y se identifique a la mayor parte de los asesinados por las escuadras falangistas, la guardia civil o los señoritos del pueblo. Como lo es que se identifique a las personas vejadas, humilladas y perseguidas durante la Dictadura, muchas veces con el auxilio del clero y se haga lo mismo con los victimarios. Se trata de una cuestión que, por muy diversos motivos, quedó pendiente en la Transición o, mejor dicho, quedó resuelta de un modo viciado con la Ley de Amnistía de 1977, que era una ley de autoamnistía de los franquistas.
Esta transacción, consistente en aceptar una democracia a cambio de no remover el pasado y, con el pasado, los huesos de los asesinados podrá enjuiciarse hoy de forma más o menos benévola o crítica, pero lo que no puede hacer es negar la legitimidad del cambio de régimen que tuvo y sigue teniendo un apoyo ampliamente mayoritario entre los españoles. Enjuiciar la Transición como un modelo es una ilusión y tacharla de traición, otra. La historia es un sucederse de cambios de juicio moral sobre los hechos; algo de lo que una época se enorgullece, otra se avergüenza. Hasta es posible que quienes se enorgullecieron se contagien de la vergüenza y viceversa. Está en la naturaleza humana, sobre todo cuando actúa a los dictados del miedo. Y miedo hubo mucho durante la Transición; el miedo que habían infundido los crímenes franquistas y que se palpaba en la calle en momentos críticos, como la matanza de los abogados laboralistas de Atocha o el golpe de Estado de Tejero, Armada y Milans del Bosch.
Aquel miedo quizá guardó la viña antaño, pero ya no la guarda hogaño. Los hijos, las hijas, sobrinos, nietas de los paseados, fusilados, asesinados sin más y enterrados por las cunetas del país forman una especie de Antígona colectiva. Cargada con la razón moral de la tragedia de Sófocles no parará hasta conseguir su propósito de honrar a sus muertos, un anhelo que nadie se atreve a negar a otro. Es decir, la recuperación de la memoria histórica en España es imparable hagan lo que hagan las autoridades, los legisladores -cuya timorata norma ya ha sido superada por la movilización social- y hasta los jueces, cuya indefinición y marrullería corren el peligro de que otra justicia, en este caso la argentina, recabe para sí el conocimiento de un presunto delito de genocidio que los tribunales patrios se niegan a reconocer.
Porque esa parece ser la cuestión, un debate más o menos abstracto acerca de si hubo o no genocidio en el franquismo, un debate tan inane como el de dilucidar si la razón de Estado sui generis que se invocó para justificar la transición (el advenimiento de la democracia) sigue o no siendo válida. Y son inanes porque el discurso que tienen enfrente ya no es otra abstracción, las víctimas del franquismo, sino los relatos de vidas y muertes concretas de gentes concretas, con nombres y apellidos, con un rostro y una peripecia vital. Surgen como espectros de un pasado que es imposible mantener sellado; son como voces que llaman a la conciencia colectiva de los españoles haciéndoles ver que tienen que compartir una memoria histórica común y muy amarga porque cuenta la historia de lo que, efectivamente, fue un genocidio.
Que el único pendiente de responder ante los tribunales sea precisamente el juez que pretendió investigar el presunto genocidio es, en verdad, alucinante.
(Las imágenes son sendas fotos de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons. Se trata de republicanos fusilados por los golpistas en 1936).
dimecres, 4 de novembre del 2009
El horror de Katyn.
Vuelve Andrej Wajda a sus ochenta y dos años con su consumada maestría de cineasta de alta categoría y con una historia terrible: la matanza de veinte mil oficiales polacos a manos de los soviéticos en 1940 y para la cual sólo en los últimos tiempos hemos encontrado un nombre: genocidio. Durante la guerra fría y los años de las dictaduras comunistas en los países del Este europeo la tesis oficial fue que la masacre la habían cometido los nazis. Es imposible fabular una mentira de este descomunal tamaño sin que por mil poros, circunstancias personales diversas, recuerdos, testimonios individuales, meras casualidades, descuidos, fallos insignificantes la verdad aflore casi de inmediato. Pero ¿qué era la verdad en aquellas sociedades comunistas orwellianas en las que el ministerio de ella misma servía para cocinar la mentira sistemática? Algo de lo que no se hablaba en público, simulando todos comulgar con las ruedas de molino de la propaganda oficial; algo de lo que apenas se susurraba en privado, en la intimidad de las familias y siempre con mucho cuidado porque en aquellas sociedades hasta tu cónyuge podía ser agente de la policía política y delatarte a lo mejor para quedarse con el apartamento.
Está claro que la orden de acabar con aquellos veinte mil prisioneros de un disparo en la nuca asimilaba la política soviética a las técnicas nazis de exterminio científicamente planeado y ejecutado con eficacia industrial de grupos humanos enteros. El pacto germano-soviético dio sus frutos. Pero en el caso de Katyn, a diferencia de lo sucedido luego en Dachau, Auschwitz, Mauthausen, etc, la justificación ideológica de la barbarie no hablaba de una raza superior en trance de exterminar a Juden und Untermenschen ("judíos y subhombres") sino que, al contrario, aunque no se dijera, se trataba de una decisión deliberada de exterminar a un sector completo de la población polaca: a la élite militar, intelectual, industrial y artística. Era el racismo de clase. El modo bolchevique de resolver el problema de la hegemonía de la clase dominante, el exterminio de la pujante sociedad civil polaca con la finalidad de sojuzgar después a la población a base de las elementales patrañas de la propaganda comunista.
La peli es muy dura, está magistralmente rodada, a veces con innecesarios regodeos preciosistas y a veces, también, un poquito confusa, pero siempre con una gran capacidad de relato que tiene al espectador con el alma en un puño del principio al final. Y a ello se añade un factor personal nada baladí que dejo para lo último aunque el director lo adelante ya en el comienzo dedicando la peli a sus padres: su padre fue uno de los oficiales polacos asesinados en Katyn. Piénsese ahora lo que ha tenido que ser la vida del autor de Cenizas y diamantes, trabajando y produciendo durante el régimen de la llamada "Republica Popular de Polonia" bajo la tiranía de no poder decir la verdad: que a tu padre lo asesinaron los camaradas soviéticos y no los nazis, un sistema en el que se ha dado vuelta a la clásica definición weberiana del Estado como "monopolio legítimo de la violencia" sustituido por la de "monopolio legítimo de la hipocresía". Esta película tiene algo de exorcismo, de psicoanálisis, de triunfo final de la verdad y ¡a qué precio!
dimecres, 16 de setembre del 2009
Crímenes de guerra.
El informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU concluye que posiblemente el ejército israelí cometió crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en su reciente campaña de bombardeo de Gaza. Añade que también los de Hamas se pasaron, en un prurito de imparcialidad que mueve a risa. Estos informes no sirven para nada si los Estados sobre los que versan no quieren tomar medidas. De momento, el israelí ha dicho que lo estudiara con atención y, sin duda, lo archivará también con atención, como ha hecho con los anteriores. Pero está bien que se hagan, que la opinión sepa qué nombre tienen los actos de cada cual, que los Estados Unidos, con a sin Obama, se retraten una vez más en el Consejo de Seguridad vetando cualquier decisión que pueda poner en apuros a Israel, que la Unión Europea muestre también su entraña manteniendo relaciones privilegiadas con un Estado que comete crímenes contra la humanidad.
Por cierto, quede claro que llamar genocida al Gobierno o al ejército israelíes no tiene nada de antisemita; es un simple enunciado de hecho.
(La imagen es una foto de claudia vieira, bajo licencia de Creative Commons).
dimecres, 9 de setembre del 2009
Esos jueces fascistas.
Fascistas con todas las letras. ¿En dónde están esos jueces que administraron la "justicia" de Franco? ¿En dónde los que dictaron sentencias en el Tribunal de Orden Público conculcando sistemáticamente los derechos humanos? ¿En dónde los jueces de instrucción ante los que comparecían personas que habían sido torturadas pero jamás abrieron causa alguna por tortura? En definitiva, ¿en dónde están los fascistas en general, los cientos de miles, quizá millones, de ciudadanos que apoyaron aquella vergüenza de la Dictadura, los franquistas? Cada uno en su sitio. Los catedráticos en sus cátedras, los curas en sus iglesias, los jueces en sus tribunales pues aquí no se depuró a nadie. Y siguen en lo suyo. Quienes no se hayan jubilado continuarán administrando justicia Ahora es la de la democracia y, por supuesto, son más demócratas que nadie, aunque a su manera. ¿Pueden ser los que han condenado a Jaume d'Urgell por hacer algo que muchos ciudadanos hubiéramos hecho también pues creemos que es obligado devolver al republicanismo el uso de sus símbolos, secuestrados por los fascistas y los acomodaticios? ¿Pueden ser los que se aprestan a juzgar al juez Garzón por haber intentado instruir una causa por genocidio en contra del franquismo? ¿Qué puede pasar aquí si el único juez que ha tenido el coraje, la honradez y la decisión de hacer justicia a la víctimas del genocidio franquista, hombres y mujeres secuestrados, torturados y asesinados, niños robados, es a su vez procesado por prevaricación?
No quiero ni pensarlo.
(La imagen es una foto de Carolonline, bajo licencia de Creative Commons).
divendres, 6 de febrer del 2009
En defensa de Israel.
Israel no está solo, Jehová sea loado. Frente a la oleada mundial de antisemitismo se alza el poderoso brazo del señor Aznar, el guerrero de las Azores, que en una intervención en la Universidad Hebrea de Jerusalén respaldó el reciente bombardeo de Gaza en represalia por los veinte mil cohetes que Hamás lleva lanzados sobre Israel en los últimos ocho años. Por qué haya esperado Israel ocho años a responder no es asunto que interese al adelantado de la cristiandad.
Sí le interesa en cambio seguir presionando para conseguir el ingreso de Israel en la OTAN lo que obligaría a todos los miembros de la Alianza, incluida Turquía, a acudir en ayuda del Estado judío caso de que fuera atacado. Una propuesta de deslumbrante inteligencia.
Tampoco se reprimió el escudo de Occidente en hacer lo que hace con frecuencia, esto es, hablar mal de su país en el extranjero, al rechazar que los tribunales españoles procesen a israelíes por crímenes de guerra en Palestina.
No dejen Vds. de pinchar en el enlace de El País para ver el vídeo en el que Aznar defiende la política de Israel y sobre todo para escucharlo. Su inglés es cada vez mejor. Ahora ya se parece al de Sitting Bull en las pelis del Oeste.
(La imagen es una foto de conecta9, con licencia de Creative Commons).
diumenge, 25 de gener del 2009
Estado de la limpieza étnica en Palestina.
Ahora que los sionistas han puesto fin momentáneo a sus bombardeos sobre Gaza indefensa; ahora que la "comunidad internacional" ha empezado a hacer lo único que se atreve a hacer: convocar conferencias de donantes para reconstruir lo destruido por los sionistas con cargo a los contribuyentes; ahora que el nuevo presidente de los Estados Unidos ya ha dejado oír su voz de respaldo sin fisuras al derecho de Israel a defenderse, o sea, a masacrar civiles palestinos a mansalva; ahora que prosigue el bloqueo israelí a Gaza, se puede hacer balance de cómo lleva Israel su política a largo plazo de limpieza étnica de Palestina y de despojo de los territorios palestinos. La ilustración es suficientemente significativa y habla por sí sola acerca de cómo los palestinos han perdido prácticamente todo el territorio que venían habitando desde tiempos inmemoriales. La última etapa, correspondiente al año 2000 deja ya claro cual fue el propósito originario de Israel, a qué se ha dedicado todos estos años y qué finalidad perseguía el último ataque a Gaza, planeado minuciosamente hace meses: despojar a los palestinos de las tierras miserables que aún les quedan, encerrarlos en dos o tres campos de concentración (Gaza y los dos en que probablemente partirán Cisjordania en los próximos años: norte y sur). Y todo lo más que permitirán que se erija en esos campos de concentración serán bantustanes, al estilo de los que montaron los racistas sudafricanos del Apatheid. Jamás un Estado palestino independiente y viable.
dimarts, 20 de gener del 2009
Como estaba planeado.
Hoy, cuando el presidente in pectore Obama tome posesión de su cargo, los israelíes se habrán retirado de Gaza. Como estaba previsto cuando empezaron a planear esta matanza hace meses, cuando calcularon que, ganara quien ganara las elecciones en los Estados Unidos, habría un vacío de poder entre el cuatro de noviembre y el veinte de enero que ellos podrían aprovechar para adelantar en su política deliberada de genocidio en Palestina. Y es lo que han hecho. Lo demás son excusas: ruptura de alto el fuego, cohetes de Hamás, hostigamiento de los israelíes; excusas, pretextos para justificar la barbarie de un bombardeo de veinticinco días sobre una ciudad inerme cuyos habitantes no podían protegerse.
Ahora se han retirado porque quieren dar la mejor impresión ante el nuevo presidente. Pero dejan detrás mil trescientos muertos (de momento: ya se verá cuántos son en realidad cuando se desescombre la ciudad), miles de heridos, cuatro mil casas destruidas y muchas más dañadas. Una ciudad reventada sobre la que ha caído de todo, incluido fósforo blanco como se aprecia en la foto en lugar del azufre que su dios hacía caer sobre las ciudades que quería destruir. Que les viene de lejos la costumbre a los israelíes.
dissabte, 17 de gener del 2009
La desvergüenza de los genocidas.
En esta atroz masacre de civiles que está perpetrando Israel impunemente desde hace veinte días con el aplauso de los Estados Unidos y la Unión Europea, adalides putativos de los derechos humanos, lo que más llama la atención es la absoluta desvergüenza con que los genocidas retuercen los conceptos y rompen las reglas de la lógica. Ahora andan considerando decretar un "alto el fuego unilateral". ¿Alguien sabe de alguna guerra, guerra de verdad, con dos bandos combatientes relativamente equiparables, en que uno de ellos pueda decretar un "alto el fuego unilateral" sin correr el peligro de que el enemigo lo borre del mapa? ¿Qué demuestra esto? Pues lo que es patente: que no es una guerra ni nada que se le parezca sino una atroz matanza de civiles indefensos y sin escapatoria por un ejército armado hasta los dientes, probablemente el hecho más repugnante que se haya producido en siglos y en el que términos como "tregua", "avance", "ofensiva", etc no significan otra cosa que matanza, matanza y matanza.
Con un alto el fuego unilateral los judíos detienen la masacre, que es lo que pide la humanidad horrorizada, pero no tienen por qué retirarse ni cumplir ninguna de las condiciones de Hamás. Es decir, dejan momentáneamente de matar, pero siguen hostigando y oprimiendo a los palestinos en Gaza. Por lo demás, no haya duda de que esta matanza se detendrá el día veinte, día de la investidura del señor Obama, cosa que estaba prevista ya desde que empezó, el veintisiete de diciembre pasado. "Chicos, dijo entonces el Estado mayor israelí a las tropas, tenéis veinticuatro días para machacar Gaza y destripar a la mayor cantidad de gente que podáis, niños, mujeres y lo que sea. Cuantos más mejor. Recordad que el día veinte de enero paramos porque para entonces hay sheriff nuevo y es menester guardar las formas". Que esto es así, que se trata de un genocidio fríamente calculado, planeado y ejecutado con meticulosidad se echa de ver mirando los mapas de la derecha en los que se observa con toda claridad cómo los territorios palestinos van desapareciendo paulatinamente, absorbidos por los israelíes. Y con los territorios, la población que los habitaba.
A los israelíes les molesta sobremanera que los comparen con los nazis sobre todo porque esa comparación rompe el monopolio que pretenden tener de haber sido las únicas víctimas del delirio pardo. Pero no deben preocuparse pues ambas cosas son compatibles: sus padres y sus abuelos fueron víctimas, si bien no las únicas, del holocausto y merecen y tienen el reconocimiento y el afecto del mundo entero. Los hijos y los nietos son unos genocidas canallas que no merecen sino desprecio. Los dos grupos son israelíes.
(Las imágenes son sendas fotos de Amir Farshad Ebrahimi y de Farfahine, las dos con licencia de Creative Commons).
divendres, 16 de gener del 2009
Firmas para detener el genocidio en Gaza.
Los de Avaaz están recabando firmas para pedir un alto el fuego en Gaza. Quieren llegar al millón. De momento (cuando yo firmé) llevaban 488.625. Seguro que lo consiguen. Quieren publicar un anuncio en el Washington Post y en otros medios rechazando la política de imponer condiciones por la fuerza y reclamando la vuelta a las negociaciones entre las partes con un alto el fuego. Insisto en que estas medidas no causarán el menor impacto en la política genocida israelí que lo tiene todo calculado: hasta el 20 de enero, día de la investidura del señor Obama, seguirá aprovechando el vacío de poder en los Estados Unidos para machacar Gaza y asesinar palestinos. Luego, ya se verá qué sucede cuando enfrenten al señor Obama con los hechos consumados de Gaza rasa como la palma de la mano. Pero los anuncios, las protestas y todo tipo de actividades sí pesarán en el ánimo del nuevo Presidente a la hora de tomar decisiones y es importante influir en él en un sentido de equidad y justicia para los palestinos masacrados por esa atroz maquinaria del genocidio israelí. Ese espanto.
Quien quiera firmar que pinche en la ilustración para ir al formulario o lo haga aquí.