Al día siguiente del de Sant Jordi nos despedimos de Barcelona visitando el refugi de la Plaça del Diamant, número 232 de los 1400 que hay en Barcelona, construidos, prácticamente desde el comienzo de la guerra civil. Porque la ciudad ostenta el honor de ser la primera de la historia en sufrir bombardeos sistemáticos desde el aire. La aviación italiana y alemana estacionadas en Palma de Mallorca, utilizaban la isla como un portaaviones y lanzaban oleadas de bombarderos de modo sistemático, aunque con pautas variables para causar el mayor destrozo material y desmoralización posibles. En Barcelona la población excavó con pico y mala miles de metros en toda la ciudad para protegerse de las bombas, pues no había otro procedimiento. Los ciudadanos se convirtieron en topos. La República no tenía aviación y la poca que tenía estaba en el frente. Y tampoco había baterías antiéreas, de forma que la ciudad estaba abierta a los bombardeos.
En Madrid que también fue muy bombardeada por los fascistas, se hicieron muchos refugios igualmente. Pero tengo la impresión de que fueron construidos por las instituciones públicas, no por los propios ciudadanos. Tienen mejor acabado. Una de ls consecuencias de ser centro o periferia.
El refugio de la Plaça del Diamant, que se descubrió a fines de los noventa y se abrió al público en 2006, es el que aparece en la novela de Mercè Rodoreda, así que el Ayuntamiento, supongo, mandó erigir al lado de una de las entradas un bronce de Xavier Medina Campeny con la figura de la Colometa en una alegoría de un bombardeo. Aparecen unas palomas y la explicación oficial por doquier es que la Colometa se llama así por las palomas. Y eso no es cierto. Casi desde el momento de conocerla, Quimet decide que su novia Natàlia se llamará la Colometa. Las palomas aparecerán en la historia mucho después, cuando aquel monta un palomar con fines comerciales, creo recordar.
Abrir al público el refugio de la Plaça del Diamant y ponerle una estatua de la Colometa apunta a una política urbanística de relativo buen gusto. La ciudad lleva la huella de su historia. Y si Gràcia es un distrito con personalidad propia, la Plaça del Diamant es un ámbito único dentro de él.Y el refugio, ya ni cuento. Ahí estamos el amic Bernat i jo mateixo al mig d'un des túnels, a mes de 12 metres de profundidat. Donde esperaban doscientas y pico personas en condiciones bastante más duras e inseguras, hasta que sonara el fin de la alarma y pudieran salir a ver qué destrozos habían hecho los facciosos.