Me recordaba ayer mi amigo Javier Paniagua en plan de guasa, que él se mueve siempre por el espíritu 4, "de unión y socorro" de la Legión, A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio. Lo que en Javier eran bromas, en Aznar son veras. Aznar siempra va de veras. Hasta gastando una broma es una broma seria, trascendental. Está movido por un espíritu de caballero legionario. Y un sentido del deber que se agudiza cuando ve a la Patria en necesidad o peligro. Estados que aprecia él libérrimamente.
Ya le han salido seguidores, los de Hazte Oír, la web del ciudadano activo que pide al prócer alce facción con un nuevo partido. La extrema derecha al moderno estilo Trump quiere imponerse, arrebatar la iniciativa a una derecha corrupta y acomodaticia que ha sacrificado los principios a las conveniencias hasta el punto de ofrecer diálogo a los separatistas y permitir el aborto libre. Si se le pide, Aznar vuelve. En el fondo, está pidiendo que se lo pidan. El héroe de las Azores, el comunicador del 11M, el ideólogo de la derecha sin complejos, quiere ser el salvador de España, el garante de su integridad; una España única, nacional-católica, neo-liberal y firme defensora de los valores atlánticos. Y él, el líder de la Nueva España.
Una extrema derecha de ese jaez absorbería seguramente formaciones como Vox, mientras el PP lo haría con C's, y dividiría el bloque general de la derecha. El panorama sería de cuatro fuerzas relativamente equilibradas: una extrema derecha integrista, una derecha posibilista, una izquierda reformista y otra radical. Eso en la medida en que todas ellas (especialmente las dos izquierdas) consigan clarificar sus posiciones ideológicas.
Y cuando lo hayan hecho, si lo hacen, aparecerá el fantasma del independentismo catalán, la llamada "cuestión catalana", para la cual ninguna de las cuatro fuerzas parlamentarias españolas tiene una solución satisfactoria, satisfactoria para ellas, naturalmente. La que más se aproxima, a juicio de Palinuro, es Podemos, que admite un referéndum, si necesariamente pactado con el Estado o no, no lo tengo claro.
La imposibilidad de encontrar una solución pactada a esta situación (lo que llevará a los independentistas a los actos unilaterales) se echa de ver en la famosa sentencia de Aznar, "antes se romperá la unidad de Cataluña que la de España" de la que se deduce la absoluta incomprensión del problema por parte del nacionalismo español. ¿O no está claro que, si uno cree que Cataluña es España, al romperse Cataluña se rompe España?
No hay solución porque ninguna de las tres fuerzas reconoce a los catalanes la condición de nación. Esa se la reservan para quienes ellas consideran que forman la nación española. Una actitud que trae su fuerza de sus firmes convicciones y del art. 2 de la CE. Si se reconoce condición nacional a alguna minoría que no se conforma con ser tildada de "nacionalidad", se hace insistiendo en que es afectos culturales y folklóricos, pero no políticos o jurídicos.
La cuestión es cuánto tiempo podrá sostenerse esta ficción, sobre todo si la minoría nacional se obstina en ejercer el derecho a decidir mediante un referéndum con consecuencias políticas y jurídicas.