MUGABWE
Ayer surgieron dos o tres causas de esas por las que uno cree que merece la pena hacer algo, que normalmente bien poco es: firmar alguna petición, hacer circular una protesta, indignarse, comentarlo con alguien, patalear. Algo, por no estar de brazos cruzados sintiéndose un poco cómplice por inacción. Doy cuenta de los más significativos por si alguien quiere sumarse al derecho al pataleo.
En primer lugar, los de Avaaz quieren que firmemos una petición para "liberar a Zimbabwe de Robert Mugabe", o sea, para echar a ese viejo carcamal que lleva veintiocho años machacando a su país, robando a sus ciudadanos, encarcelando, torturando y matando a quien le place. Y hacerlo para pedir que se aplacen las elecciones previstas para hoy, que serán una farsa. Si alguien quiere firmar, que pinche aquí.
PRECARIOS
Juan Dorado Romero me manda un texto que resume y denuncia muy bien la condición de los becarios de los programas universitarios de formación de personal investigador. A la incertidumbre y escasez de sus medios económicos, añaden estos becarios demoras y dilaciones de meses y meses de la administración a la hora de convocar los concursos, resolverlos y comenzar a hacer efectivas las dotaciones. Quien quiera hacerse una idea de las condiciones inadmisibles en que se encuentra este personal investigador de la "octava potencia economica del mundo" y a las cuatro años de un gobierno socialista que ya podía haber hecho algo por ellos, que pinche en Precarios.
(La imagen es una foto de aipexa, bajo licencia de Creative Commons).
CAMBIO CLIMÁTICO.
Elsa Pensamiento me manda esta presentación sobre el cambio climático. Es una carta que se supone escrita en el año 2070, con la biosfera en estado irrecuperable y la humanidad en trance de extinción, aquejada de los más diversos, previsibles y devastadores males.
En realidad, este tipo de productos (recuerdo haber visto una historia espeluznante al respecto en los años setenta, Soylent Green, una peli de Richard Fleischer, con Charlton Heston, que acaba de morir; luego han venido otros, Blade Runner es uno de ellos) son narraciones distópicas. Esto es, continúan la tradición utópica que inventó Platón y bautizó Tomás Moro pero con la carga valorativa cambiada. Hace mucho tiempo que la Humanidad ha dejado de ver el futuro con confianza y alegría, incluso con la alegría rabelaisiana de reírse de lo que hay y contraponerlo a lo que pudo ser. Ha dejado de confundirlo con el progreso. Hoy, la idea del futuro es apocalíptica; de una u otra forma, pero apocalíptica. Lo que refleja esta presentación es un Apocalpsis producido por el agotamiento del agua. Se aborda esta situación carencial desde perspectivas prácticas e inmediatas, de cuanta agua hay que beber al día o para qué se usa en relación con el cuerpo humano o la producción alimenticia. Con mi optimismo existencial pienso en lo que será una situación en que haya no escasez sino carencia de aquello de lo que estamos hechos, ya que más de tres cuartas partes del cuerpo humano son agua.