165.000 personas votamos ayer en madrid en la consulta popular sobre la privatización del Canal de Isabel II y más del 90% lo hicimos en contra.
En un domingo no muy apacible, sin publicidad, sin medios, con un clarísimo boicoteo de la Comunidad Autónoma que no quería que votara nadie, 165.000 votos son muchos votos y debieran obligar a Aguirre a recapacitar sobre el nuevo pillaje y expolio a que quiere someter un bien público, propiedad de todos.
Pero eso será inútil. La derecha no tiene interés en gobernar si no es para hacer negocios y el más fabuloso consiste en vender a los amigos las empresas públicas levantadas con el esfuerzo de la gente por un precio ridículo. Luego, los amigos te nombran algo cuando has dejado el gobierno y todo sale a pedir de boca en el expolio de lo que es de todos.
No, no creo que este referéndum vaya a cambiar el propósito de Aguirre de arrebatar el agua a los madrileños para dársela a algún compinche. Pero sí podría ser el comienzo de un movimiento de resistencia ante el robo descarado de la derecha. 165.000 son muchos votos y de ellos puede salir el impulso inicial para poner en marcha una plataforma cívica en contra del expolio de los bienes públicos. Algo con más voluntad de continuidad y proyectos a medio y largo plazo. A lo mejor Equo podía ser el partido que encauzara esta protesta porque es el que más se ha movido para conseguir el referéndum.