dimarts, 22 d’octubre del 2013
El veneno de la "doctrina Parot"
dijous, 5 de maig del 2011
La patata ardiendo.
Bildu se la juega hoy en el Tribunal Constitucional, órgano que puede permitir o no en última instancia en España a la coalición concurrir a las elecciones del 22 próximo. Palinuro ya pensó en una entrada anterior, Ilegalizar y..., que la decisión del Tribunal Supremo de inhabilitar las 254 candidaturas de Bildu, así como las agrupaciones de electores, podía no ser prudente ni justa. Sobre todo lo que más clama al cielo es que puedan quedar fuera de las elecciones Eusko Alkartasuna y Alternatiba sólo por compartir candidatura con otros independientes de la izquierda abertzale. Esa prohibición viene a ser de hecho una interdicción de la coalición en general, cosa que ya avisó el ministro de Justicia que no podía hacerse por derecho, pues la Ley de Partidos no lo permite. Además de esto, que ya supone, en cierto modo, un fraude, se da a entender que los magistrados han inhabilitado las listas de Bildu al comprobar una a una que están contaminadas, lo cual es obviamente falso. La prohibición tiene una hipotética motivación ideológica, absurda al tratarse de EA y Alternatiba que aparecen así como seguidores de ETA.
Ya esa prohibición es más que dudosa y, si se le añade la privación de un derecho fundamental de sufragio activo y pasivo a los candidatos de un partido legal, el asunto tiene muy mala pinta, con la posibilidad de que el Tribunal de Estrasburgo falle en contra de España en un seguro recurso de Bildu que pedirá sin duda la anulación de las elecciones. Un panorama poco halagüeño. El Tribunal Supremo razona, como era de prever, que los de EA y Alternatiba ya sabían a lo que se exponían cuando integraron la coalición. Puede ser, pero no está nada claro que haya una proporcionalidad razonable entre la hipotética falta cometida y la sanción que supone privar del ejercicio de un derecho fundamental y, de paso, dejar sin representación política a un sector del electorado vasco.
La única solución posible sería que el Constitucional autorizase todas las candidaturas excluyendo, si lo considera necesario, a aquellos candidatos individuales de los que haya pruebas fehacientes de que están contaminados. Los excluidos podrían ser sustituidos por suplentes o podrían correr los puestos en las listas. Desde un punto de vista jurídico es lo justo y desde uno político, es lo necesario. No sé si cabe llamar democráticas unas elecciones en las que no puede participar un partido legal que quiere hacerlo. No es impensable que el PNV tome posición claramente exigiendo la presencia de EA bajo la amenaza de retirarse él también de la competición electoral, aunque para hacer algo así se requiere gente con más fibra que esos burukides que sólo se las tienen firmes a los micrófonos. Porque tampoco sería de extrañar que estos estrategas de corto vuelo vean la ocasión de recuperar la totalidad del voto nacionalista y caigan en la tentación de aprovecharse de una situación de injusticia que afecta a sus adversarios y competidores.
Aquí el único beneficiado en este pandemonium judicial que pone en un brete la democracia española en el País Vasco es el PP y su estrategia de tierra quemada porque este partido siempre prefiere las situaciones de placidez a las de democracia.
(La imagen es una foto de argazkiak.org, bajo licencia de Creative Commons).
divendres, 14 de desembre del 2007
Batasuna en Estrasburgo.
Aprovechando que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha admitido a trámite una demanda de Batasuna contra su ilegalización por violación de los artículos 10 y 11 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, un lector hace un par de días escribía un comentario insultándome (desde el anonimato, claro) y diciendo que hay muchas posibilidades de
"... que la siniestra Ley de Partidos sea declarada contraria al Tratado de Roma de Derecho Humanos . Supongo que en dicho caso , tendrá usted el valor de rectificar sus muchas sandeces , y pedir disculpas a quienes de forma continuada ha calumniado . Aunque no creo que este acto le aporte ningún beneficio en el partido , sería un acto que le devolvería el respeto de quienes , a pesar de todo, creemos que usted puede aportar mas, mucho más, a este debate. Saludos."Supongo que a estas alturas es inútil manifestar el hastío que produce esta gente que no sabe hablar sin agredir ni insultar, ya sean de derechas o de izquierdas, locutores de la COPE o miembros de Batasuna o de cualquier organización de ese tipo. Si por calumnias entendemos lo que hay que entender (atribuir a alguien falsamente la comisión de algún delito), jamás he calumniado a alguien; respecto a si digo o no sandeces, la opinión es libre; y lo del partido, tratándose de mi modesta persona, que no pertenezco a ninguno ni por asomo, sólo delata que este insultador debe de creer que todos somos como él. Me dejan perplejo quienes entran aquí a cabrearse con lo que escribo y, en consecuencia, a insultar. Es algo absurdo. No sé si los señores Luis Del Pino (¿es Luis?) o Pernando Barrena tendrán blogs; pero sí sé que, si los tienen, no los leeré nunca y mucho menos perderé el tiempo en redactar comentarios insultándolos
Todas las entradas de este blog son abiertas, por lo que desafío al anónimo lector a que busque y cite en cuál de ellas se ha calumniado a alguien. Si no lo hace, quedará a su vez como calumniador porque la calumnia es un delito. Claro que, yendo de bravo anónimo supongo que no le importará porque al fin y al cabo nadie salvo su conciencia lo sabrá, y ésta última tiene pinta de ser muy holgada.
En cuanto al fondo del asunto, que es aquí lo importante, me gustaría matizar, no por el comentarista (al que no juzgo capaz de apreciar matices ni interesado en hacerlo) que siempre me opuse a la Ley de Partidos y jamás la aplaudí. Yo no la hubiera aprobado y entendí entonces que el PSOE no debió apoyarla en su día, cosa tanto más innecesaria cuanto que el PP tenía en aquellas fechas mayoría suficiente para sacarla adelante sin los votos socialistas. Lo que también he dicho siempre es que, una vez que está en vigor, a mi modo de ver, el procedimiento habría de ser acatarla y, luego, promover su derogación. Admito otra fórmula: incumplirla y aceptar la pena que el incumplimiento de toda ley conlleva, que es en lo que consiste la desobediencia civil, práctica por la que tengo mucho respeto por parecerme moralmente digna. Lo que no admito es quebrantar la ley vigente porque sí y no querer sufrir la sanción correspondiente, burlarla, defraudarla y pretender impunidad. No me gustan los trágalas ni las políticas de hechos consumados. Si eso le parecen sandeces al ilustrado comentarista, con su pan se lo coma. Así que si el TEDH ampara a Batasuna y declara que hubo violación de los derechos proclamados en los artículos 10 y 11 del Convenio, cosa que está por ver, quizá sea una buena ocasión para revisar esa malhadada ley, si no para derogarla sin más, habida cuenta de que, para proceder contra Batasuna, basta con el Código Penal.
Termino: aseguro al anónimo comentarista que no tengo el menor interés en ganarme el respeto de insultador alguno. Al contrario: si así fuera me preguntaría qué haya hecho mal.
dimarts, 15 de maig del 2007
El Tribunal de Estrasburgo, Mister X y aquella conspiración.
Habiéndose aclarado ya que la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del otro día sobre el recurso planteado por don Rafael Vera es una especie de "presentencia" que viene a adelantar el contenido de la sentencia dentro de unos meses, parece que queda algún tiempo para reflexionar sobre este interesante asunto. La "predecisión" invita al señor Vera a determinar el tipo de reparación que estime oportuno, adelantando así que el Tribunal considerará que su proceso y condena a 10 años por el asunto de Segundo Marey fueron injustos, a pesar de mediar una sentencia del Tribunal Supremo español, corroborada por otra del Tribunal Constitucional.
Las relaciones entre el Tribunal de Estrasburgo y las instancias judiciales y jurisdiccionales nacionales de los países signatarios del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, entre ellos España, son complejas y ambiguas. Las decisiones del Tribunal de Estraburgo son obligatorias en los países, pero las del Tribunal Supremo y el Constitucional español son inalterables. De ahí que el efecto del pronunciamiento del Tribunal Europeo sea exclusivamente moral.
Moral, pero con la fuerza de un terremoto. Quienes sostuvimos que el proceso, la sentencia del Supremo y la del Constitucional fueron injustos, tuvimos que callarnos para que no se nos acusara de desacato a la justicia. Pero ¿qué justicia? ¿Qué justicia había en una instrucción realizada por el juez Garzón con el fin de vengarse de quienes él creía que se la habían jugado cuando estuvo en el ministerio del Interior con un cargo del Gobierno socialista? Una instrucción en la que fueron piezas esenciales sicofantes como Amedo. ¿Qué justicia en una sentencia condenatoria del Supremo sin pruebas materiales y basada tan solo en la apreciación subjetiva de dos careos? Un proceso realizado en mitad de un clima de ley de Lynch ¿Qué justicia en la decisión del Tribunal Constitucional dando por bueno este atropello? Ahora, la decisión de Tribunal de Estrasburgo ha venido a levantar la losa que pesaba sobre quienes consideramos que aquellos veredictos eran injustos y a reponer al señor Vera (y, por extensión, al señor Barrionuevo) en el ejercicio de su derecho, conculcado precisamente por los jueces. No lo digo yo; lo dice el Tribunal de Estrasburgo.
Un terremoto. Después de esto queda claro que tanto el señor Garzón como los magistrados del Supremo y los del Constitucional que votaron a favor de la condena (hubo cuatro que lo hicieron en contra) no actuaron como jueces sino como parte de aquella histérica campaña política y mediática de linchamiento que trataba de destrozar al gobierno socialista de entonces, valiéndose para ello de la justicia. Una auténtica vergüenza. Los políticos del PP, los periodistas que los azuzaban (especialmente el señor Ramírez, siempre perejil de estas operaciones turbias) fijaron el objetivo de la cacería en don Felipe González, a quien tildaron de "señor X", ingeniosa denominación que puso en marcha el señor Garzón y que desde entonces han repetido no solamente los miembros y beneficiarios directos de esta conspiración, sino también algunos descerebrados que dicen ser de izquierdas. Para tratar de conseguir su objetivo no dudaron en pasar por encima del derecho a la presunción de inocencia del señor Vera, no vacilaron en condenador injustamente a dos personas, en deshacer sus vidas.
Y esto ¿va a quedar así? ¿Los responsables de este atropello van a irse de rositas? De Ramírez, Álvarez Cascos y otros de esa cuerda, acostumbrados a decir o dejar de decir según les vaya en la feria no hay que esperar nada. Pero el señor Garzón, así como los magistrados que condenaron injustamente al señor Vera y los de Constitucional que sancionaron la injusticia, personas de honor, es de suponer, tienen el deber moral de pronunciarse sobre el parecer del Tribunal de Estrasburgo y decirnos a los justiciables qué opinan del fallo cuando se produzca.