dimecres, 1 de març del 2017
Juzgan ideas, como siempre
dimarts, 22 d’octubre del 2013
El veneno de la "doctrina Parot"
dijous, 18 de juliol del 2013
La mala fe de la derecha.
Y así en todo. ¿Qué tiene esto que ver con la democracia? Claramente, nada. Es una mala fe continua, un permanente fraude de ley, una democracia en la forma y una dictadura en el fondo. La dictadura de un incompetente, embustero y presuntamente corrupto hasta la saciedad. España.
divendres, 22 de juny del 2012
La justicia de Aguirre.
dijous, 21 de juny del 2012
La dimisión que no iba a producirse en el país que no necesita rescate.
Ya a título de consolación: "Soy víctima de una campaña cruel y desproporcionada". Efectivamente, findes, hay que ser cruel y desproporcionado para querer que los jueces cumplan la ley.
diumenge, 17 de juny del 2012
El Rey da esquinazo a Dívar y la gente no traga a Rubalcaba.
dissabte, 16 de juny del 2012
La vida plena del señor juez.
divendres, 1 de juny del 2012
Las cuentas de Dívar y los cuentos de Gallardón.
dijous, 31 de maig del 2012
La pintoresca comparecencia de Dívar
dimarts, 28 de febrer del 2012
El franquismo y la transición según el Tribunal Supremo.
La sentencia de ayer del Tribunal Supremo (TS) absolviendo a Garzón del delito de prevaricación por declararse competente en la investigación de los crímenes del franquismo cierra el tercer acto del drama que, de momento, acaba con la carrera del mentado y molesto juez. El propio Garzón lo ha dicho claramente: con su absolución “El guión se ha desarrollado como estaba previsto”, incluso a costa de alterar los tiempos procesales. Se cierra ese drama, pero se abre otro que no sabemos aún a dónde puede llevarnos. A esos efectos, la sentencia no solo es buena por absolver a Garzón sino por existir en sí misma ya que, por primera vez, disponemos de una decisión judicial al más alto nivel sobre un asunto (los crímenes del franquismo) que hasta ahora quedó al margen de los tribunales.
No estoy seguro de que los magistrados sean conscientes del alcance de su decisión. Si lo hubieran sido, habrían puesto más atención en la solidez de su razonamiento que presenta bastantes inconsistencias, al margen de su interpretación puramente técnica. Sin olvidar que se trata de una reflexión urgente, pretendo concentrarme en los primeros aspectos (los del puro razonamiento lógico), absteniéndome de los segundos por falta de competencia, en la seguridad de que serán tratados en su momento por quien la tenga.
A primera vista está claro que el TS no se ha limitado a entender de la cuestión concreta y específica del supuesto delito de prevaricación. Es tal la convicción ideológica de los jueces sobre el fondo del asunto, que no han resistido la tentación de pronunciarse sobre él y de hacerlo de un modo tan insatisfactorio que plantea más problemas de los que resuelve, si es que resuelve alguno y a no ser que dar carpetazo sin más a un problema lo llamemos resolverlo.
El núcleo del razonamiento del TS (los fundamentos de derecho) es un pequeño embrollo que, debidamente desentrañado, deja al descubierto una sentencia con un claro componente ideológico. Sostiene el TS que Garzón no prevaricó sino que solo erró en su calificación del delito y en su interpretación del derecho positivo, la doctrina y la jurisprudencia. Pero, como no puede limitarse a absolver al reo, procede a explicar en qué consistió ese error, contraponiendo a la garzoniana otra interpretación que prevalece sobre la del juez por razón jerárquica del órgano que la emite, pero no necesariamente por su superioridad racional. Incidentalmente, esta absolución en estos términos es simétrica de la condena previa al mismo acusado por el caso de las escuchas y, como en toda simetría, el orden de los términos está invertido. En la condena se decía que hubo prevaricación porque no se trató de una mera interpretación, sino de una decisión injusta a sabiendas mientras que en este, no hubo decisión injusta sino error de interpretación, con lo que el a sabiendas no cuenta. ¿Pero no contiene esta expresión un fuerte elemento subjetivo, materia de interpretación en sí mismo? En fin, un asunto esencial, sobre el que se discutirá mucho en el futuro y que dará armas al juez Garzón en sus posteriores recursos pero que aquí es secundario.
En su tercer "fundamento de derecho" el TS empieza por decir que Garzón cometió un error de tipificación de los hechos que, de darse, en realidad, hace irrelevante el resto de sus consideraciones. Pero es que lo mismo cabe decir del conjunto de la sentencia, cuyo primer fundamento empieza por decir que los hechos denunciados en su día (los crímenes franquistas) no pueden ser objeto de proceso penal pues no hay a quien imputar la responsbilidad porque a las dos causas tradicionales de extinción de la responsabilidad penal (muerte del reo y prescripción del delito) se añade aquí la sobrevenida de la Ley de Amnistía de 1977.
El TS niega que en España pueda darse un juicio de la verdad, como en otros países porque la naturaleza de este (averiguar la verdad) no casa con el alma del procedimiento penal español sustantivo que consiste en encontrar un culpable y sancionarlo. Lo pintoresco (por eso decíamos antes que es muy importante que esta sentencia exista) es que el alto tribunal reconoce que hay victimas en demanda de tutela judicial que él, dice, no puede brindarles. En cuanto a la averiguación de la verdad, pues no puede tratarse de la judicial, habrá que acudir a la historiográfica. No sé si los magistrados del TS leen la prensa; pero, si lo hacen, habrán visto que la Real Academia de la Historia, en la que un puñado de ideólogos franquistas sienta plaza de historiadores, ya ha establecido que Franco no fue un dictador y de genocidio y crímenes contra la humanidad ni hablamos. No hay verdad judicial y tampoco la hay historiográfica. Con ello se cierra no solo un círculo vicioso sino literalmente pérfido con el que unos ideólogos judiciales y otros historiográficos tratan de blindar una situación en la que no pueda haber justicia para unas víctimas que llevan setenta años esperándola y a algunas de las cuales el TS tuvo que escuchar por primera vez. Pero las víctimas existen, están ahí y nadie podrá seguir ignorándolas, máxime ahora que esta sentencia expresamente las reconoce como tales con lo que, se entiende, habrá que encontrar algún medio de hacerles justicia.
La interpretación que el TS hace de casi todas las demás cuestiones (la eficacia del derecho internacional consuetudinario, la prescripción de los delitos, la cuestión de la retroactividad de las normas penales, etc) es opinable y supongo que será objeto de mucho debate jurídico. Pero hay alguna en concreto que llama la atención por lo falaz de su construcción. Y no es menor, ya que afecta a la visión que de la transición tiene el TS y que era lo que nos faltaba para reavivar la hoguera sobre el carácter profundo de la mutación de la Dictadura en un sistema democrático de modo pacífico.
El TS alcanza tonos ditirámbicos cuando dice que "La idea fundamental de la transición, tan alabada nacional e internacionalmente, fue la de obtener una reconciliación pacífica entre los españoles y tanto la Ley de Amnistía como la Constitución Española fueron importantísimos hitos en ese devenir histórico". Sin embargo, el Tribunal no puede ignorar que la Ley de Amnistía es de 1977 y, por lo tanto, preconstitucional, ya que, en el mejor de los casos, de no pertenecer al orden jurídico franquista, estaría en ese derecho transicional que el mismo Tribunal menciona y que de ser algo sería como el "vertebrado gaseoso" de que hablaba Nicolás Ramiro Rico. Sí dice el TS, curándose en salud, que dicha ley no fue derogada posteriormente por la Constitución pero olvida decir que no lo es expressis verbis, pero que puede defenderse su inconstitucionalidad en función de la cláusula derogatoria genérica que también cuenta. Admitido, quizá esto sea ya un exceso de activismo judicial y no corresponde a los magistrados decidir sobre estas cuestiones. Sin embargo, tampoco les corresponde justificar una determinada forma de transición que mucha gente considera nociva.
Sin duda, como dicen algunos comentaristas, el TS bloquea la posibilidad de investigar penalmente los crímenes del franquismo pero, al mismo tiempo, reconoce la existencia de unas victimas carentes de tutela judicial (aunque en un párrafo que yo tildaría de mezquino, enumera algunas medidas compensatorias ya adoptadas y manifiestamente insuficientes) a las que habrá que otorgársela. Con ello, el TS devuelve la patata caliente al Parlamento, esto es, a la opinión pública. Y, por tratarse de este trágico asunto, a la opinión pública internacional.
(La imagen es una captura del vídeo publicado ayer por El País.)
dilluns, 27 de febrer del 2012
Ja, ja, ja, ja.
Sí, sí, risa, sana risa rabelesiana producen los magistrados del Tribunal Supremo a fuerza de previsibles en sus triquiñuelas. Hace unos dias, Gaspar Llamazares publicaba un estupendo artículo en El País, titulado No acato ni respeto un escándalo supremo que Palinuro hizo suyo en un post titulado Garzón ya está en el mundo porque escaso respeto y menos acatamiento suscitan unas gentes que disimulan su comportamiento de la forma en que lo han hecho. Retrasaron la vista de la causa por prevaricación respecto a la investigación de los crímenes del franquismo para poder condenar al juez previamente por el asunto de las escuchas, que era políticamente anodino. Luego se podrían dar el lujo de absolverlo en la causa del franquismo para no pasar a su vez por unos impenitentes franquistas. Una maniobra que ya había denunciado Palinuro en un post del 10 de febrero titulado: La condena. El pelotón. La ejecución. Así que poco más que hilaridad puede suscitar el perfectamente previsible comportamiento de los magistrados. Por si hubiera lugar a dudas y para saber cómo se hacen las cosas en su exquisitas justas maneras, la absolución de Garzón ha sido por seis votos contra uno mientras que su condena fue por los unánimes siete votos. Quien tenga oídos que oiga y quien tenga ojos que vea. Es obvio que la absolución tiene menos peso (un séptimo menos) que la condena. Para que quede claro y no se apliquen criterios aritméticos. O compensatorios.
En España, líbrenos el Señor misericordioso, la justicia no se aplica en absoluto con criterios políticos. Pero si un animal anda como un pato, habla como un pato y se mueve como un pato, es un pato. Y no digo más.
diumenge, 8 de maig del 2011
La tuerka sobre Bildu en el Constitucional.
Dejo aquí el enlace al último programa de la Tuerka, en TeleK sobre la ilegalización/legalización de Bildu. Cuando se emitió, el Tribunal Constitucional estaba deliberando y no se conocía el resultado. Creo que fue un debate muy interesante y revelador.
Pongo el enlace con una foto fija porque no he conseguido encontrar la fórmula embed en Youtube. De todas formas la foto también enlaza.
dijous, 5 de maig del 2011
La patata ardiendo.
Bildu se la juega hoy en el Tribunal Constitucional, órgano que puede permitir o no en última instancia en España a la coalición concurrir a las elecciones del 22 próximo. Palinuro ya pensó en una entrada anterior, Ilegalizar y..., que la decisión del Tribunal Supremo de inhabilitar las 254 candidaturas de Bildu, así como las agrupaciones de electores, podía no ser prudente ni justa. Sobre todo lo que más clama al cielo es que puedan quedar fuera de las elecciones Eusko Alkartasuna y Alternatiba sólo por compartir candidatura con otros independientes de la izquierda abertzale. Esa prohibición viene a ser de hecho una interdicción de la coalición en general, cosa que ya avisó el ministro de Justicia que no podía hacerse por derecho, pues la Ley de Partidos no lo permite. Además de esto, que ya supone, en cierto modo, un fraude, se da a entender que los magistrados han inhabilitado las listas de Bildu al comprobar una a una que están contaminadas, lo cual es obviamente falso. La prohibición tiene una hipotética motivación ideológica, absurda al tratarse de EA y Alternatiba que aparecen así como seguidores de ETA.
Ya esa prohibición es más que dudosa y, si se le añade la privación de un derecho fundamental de sufragio activo y pasivo a los candidatos de un partido legal, el asunto tiene muy mala pinta, con la posibilidad de que el Tribunal de Estrasburgo falle en contra de España en un seguro recurso de Bildu que pedirá sin duda la anulación de las elecciones. Un panorama poco halagüeño. El Tribunal Supremo razona, como era de prever, que los de EA y Alternatiba ya sabían a lo que se exponían cuando integraron la coalición. Puede ser, pero no está nada claro que haya una proporcionalidad razonable entre la hipotética falta cometida y la sanción que supone privar del ejercicio de un derecho fundamental y, de paso, dejar sin representación política a un sector del electorado vasco.
La única solución posible sería que el Constitucional autorizase todas las candidaturas excluyendo, si lo considera necesario, a aquellos candidatos individuales de los que haya pruebas fehacientes de que están contaminados. Los excluidos podrían ser sustituidos por suplentes o podrían correr los puestos en las listas. Desde un punto de vista jurídico es lo justo y desde uno político, es lo necesario. No sé si cabe llamar democráticas unas elecciones en las que no puede participar un partido legal que quiere hacerlo. No es impensable que el PNV tome posición claramente exigiendo la presencia de EA bajo la amenaza de retirarse él también de la competición electoral, aunque para hacer algo así se requiere gente con más fibra que esos burukides que sólo se las tienen firmes a los micrófonos. Porque tampoco sería de extrañar que estos estrategas de corto vuelo vean la ocasión de recuperar la totalidad del voto nacionalista y caigan en la tentación de aprovecharse de una situación de injusticia que afecta a sus adversarios y competidores.
Aquí el único beneficiado en este pandemonium judicial que pone en un brete la democracia española en el País Vasco es el PP y su estrategia de tierra quemada porque este partido siempre prefiere las situaciones de placidez a las de democracia.
(La imagen es una foto de argazkiak.org, bajo licencia de Creative Commons).
dilluns, 2 de maig del 2011
Ilegalizar y...
Parece como si, llegados a este punto en el interminable proceso de retorno de la Izquierda abertzale a las instituciones, lo más prudente que podía hacer el Supremo fuera lo que ha hecho: ilegalizar las 254 candidaturas de Bildu y ya se verá cuántas de las agrupaciones electorales. Pero que sea lo más prudente no quiere decir que sea lo más justo. Prudencia y justicia suelen ir juntas y los tribunales así proceden. Pero ese maridaje no es automático y a veces tienen que elegir. Como ha hecho la sala 61 del Supremo en la que nueve magistrados han optado por la prudencia y seis por la justicia. Esos seis tienen un argumento poderoso: que los tribunales han de ser justos antes que prudentes.
A una petición previa del PP de que se ilegalizara la misma coalición Bildu respondió el ministro de Justicia que eso no es posible porque la Ley de Partidos permite ilegalizar partidos pero no coaliciones. No es un argumento brillante pero sí formalmente impecable. Por eso el Estado impugnó las candidaturas, por posible contaminación, no la coalición en sí misma por algún motivo ideológico. Sin embargo, al bloquear las 254 candidaturas el Supremo viene a ilegalizar de hecho lo que el Ministro decía que no puede hacerse de derecho, esto es, la coalición. Sólo conozco los razonamientos del Supremo por la prensa pero si es cierto que fundamenta la decisión en que Bildu está controlada por ETA y Batasuna, está claro que opta por la vía ideológica antes que por la de las pruebas materiales de contaminación, caso por caso.
Quizá esto sea ya suficiente para que el Tribunal Constitucional ampare a Bildu. Pero hay más. Es posible que, pese a todo, la decisión tampoco sea prudente. Se haya fundamentado la prohibición como se haya hecho, afecta a todas las candidaturas de Bildu. Pero en éstas, además de los candidatos "independientes", están los de Eusko Alkartasuna y Alternatiba, dos partidos legales que, por mor de la decisión del Supremo, se quedan sin representación local. En el caso de Alternatiba la cuestión es casi simbólica porque al surgir como partido en 2009 de una escisión de Ezker Batua-Berdeak, carece de representantes locales propios. Pero no así con Eusko Alkartasuna, que tiene nueve alcaldes y casi doscientos concejales en el País Vasco, sin contar diputados forales y junteros. Y ¿puede haber elecciones en el País Vasco sin la presencia de EA? Habrá que ver qué dice el PNV pero es claro que, si el resultado es la exclusión de EA y Alternatiba de las elecciones, la decisión podría ser las dos cosas, injusta e imprudente.
Claro que también cabe argumentar que, cuando aceptaron incluir sus candidatos en las listas de Bildu, tanto EA como Alternatiba ya sabían a lo que se exponían y, si aducen que no lo sabían, se les recordará ese astuto concepto de la ilegalidad sobrevenida. Es decir, ahora tendrá que pronunciarse el Tribunal Constitucional en un asunto enmarañado y con dos días de plazo. Jueces que, como los del Supremo, tienen que tomar decisiones con la rapidez de los políticos. Entiendo que si el Constitucional encuentra el modo de mantener la prohibición de Bildu pero permitir que EA y Alternatiba concurran a las elecciones habrá enmendado el destrozo y hasta es posible que puesto en el disparadero a ETA para que comprenda de una vez que tiene que deponer las armas. Pero si no lo consigue tenemos un problema.
(La imagen es una foto de www.larrabetzutik.org, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 24 de març del 2011
Sortu: más allá y más acá del derecho.
Tengo para mí que la decisión del Tribunal Supremo sobre Sortu es la más sabía que cabía tomar dadas las circunstancias. Tanto en el fondo como en la forma. La forma: esos tres votos discrepantes valen su peso en oro porque es la primera vez que se rompe la unanimidad de la sala. Mandan un mensaje de: no desistáis, afinad y acabaréis consiguiendo que esos tres votos convenzan a la mayoría. Confiad en el Estado de derecho.
Pero lo importante aquí es el fondo. El primer acierto fue remitir la cuestión a un órgano judicial y que todo el mundo aceptara la decisión de éste, empezando por Sortu, como así ha sido y como ya decía Jáuregui con su claridad habitual: que lo que diga el Supremo es lo que vale y a pesar de que el temperamental Eguiguren, confundiendo los tirios con los troyanos, culpara del "problema" (como si alguno hubiera) a la falta de valentía de Zapatero, sólo para desdecirse al cuarto de hora. El Supremo habla y todos a acatar. Civilizadamente. La izquierda abertzale muestra su descontento, cual estaba previsto, diciendo que la decisión es política.
Por supuesto. Todo en este proceso ha sido político desde el principio. Política ha sido la decisión de crear Sortu y política la de denegarle la inscripción. Ambas partes acudieron a las armas del derecho para defender sus opciones políticas. Pero esas armas eran inútiles. Sortu tenía que demostrar lo indemostrable, esto es, que el hecho de cumplir la letra de la ley garantizaba que cumpliría el espíritu. Un juicio de intenciones.
A su vez, el tribunal tenía que tomar una decisión sin una sola prueba material, empírica, tangible, en un sentido u otro. Sortu no tenía ni una a favor de su legalización más que su palabra; pero los contrarios tampoco tenían ninguna salvo la palabra de la policía, del fiscal y del abogado del Estado y algunas convicciones de sentido común que siempre son sospechosas. Por ejemplo, la idea de que quienes estuvieron alguna vez ligados a Batasuna están en cierto modo "contaminados" a lo mejor puede aplicarse a los propios jueces. ¿Ninguno de ellos ejerció la judicatura en tiempos de Franco? ¿O haber sido franquista no "contamina" pero haber sido de batasuna sí? Efectivamente, así es: un franquista puede ser juez, pero un ex-batasuno carece de crédito.
El Tribunal tuvo que tomar su decisión por un criterio subjetivo de qué fuera lo mejor. Y la pregunta inmediata es: lo mejor ¿para quién? ¿Para qué? La no menos inmediata respuesta será para España y para el fin del terrorismo o lo que sus señorías entiendan por ambas cosas. En lo de España no me entretendré porque no terminaríamos. Lo interesante es lo del "fin del terrorismo", que es objetivo que hoy, al parecer, comparten todos, incluidos los que han sido excluidos por simpatizar con los terroristas. Tiene gracia.
Con todo y a pesar de lo anterior, el Tribunal ha sido muy sabio. A falta de criterios jurídicos ha aplicado criterios políticos de los que ha habido muchos y muy contrastados. Lo primero que ha visto el Supremo es que habría mucha más unanimidad en los dos partidos nacionales con una decisión negativa que con una positiva porque hasta el presidente del Gobierno salió diciendo que mientras hubiera ETA lo de Sortu sería problemático. Creyendo decir algo valiente, el Lehendakari advirtió de que Sortu no es ETA. Toma, claro, saltó de inmediato el ministro de Justicia, Caamaño, si lo fuera estarían todos en la cárcel. A veces la justicia es divertida porque tiene algo de género chico.
Una mano decisiva ha echado el propio Sortu al formular su posición como una opción de juego: legalizar a Sortu acelerará el desistimiento de ETA, que es el argumento de fondo, político, de Iruin en su alegato. Pero poner las cosas en el frío terreno racional de la teoría de juegos es peligroso porque la otra parte puede encontrar más beneficiosa la propuesta contraria: el desistimiento de ETA aceleraría la legalización de Sortu. Y es la más beneficiosa porque la primera está dictada por la debilidad, la necesidad de sobrevivir. Endurecer las condiciones puede parecer despiadado pero es conveniente.
Por eso la decisión del Supremo es la más sabia. dentro de lo que cabe Ciertamente, política. Pero es que la política, como todo, se divide en buena y mala y ésta es buena. Una de las pruebas es que Sortu, en espera de tiempos mejores, según parece, ha puesto en marcha su plan B: candidatos blancos, o sea, reblancos porque candidato ya quiere decir blanco. Y luego están los que dicen que queda el Constitucional pero eso no cambiará nada ya que el Constitucional no es un tribunal de casación y Sortu ha agotado ya la vía judicial.
Con Sortu no legal, a ETA no le queda más remedio que desistir si quiere que la izquierda abertzale independentista tenga representación en las instituciones. Es preciso que muera lo viejo para que nazca lo nuevo. Tampoco es tan difícil de entender. Es ley de vida.
(La imagen es una foto de josu, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 29 de gener del 2009
Educación para la ciudadanía.
Iba a subir una entrada sobre el fallo de la sala de lo contencioso del Tribunal Supremo acerca de la pretendida objeción a la Educación para la Ciudadanía (EpC) que orquestó la carcunda nacional en el acostumbrado intento de echar para atrás la marcha de la sociedad y el reloj de la historia, pero ese será el contenido de mi artículo de Público de mañana así que para no repetirme, remito al paciente lector a ese periódico. De todas formas, quienes estén interesados en consultar lo que Palinuro tuvo que decir en su momento pueden ir a la entrada del 23 de septiembre del año pasado, titulada El boicoteo a Educación para la Ciudadanía. Porque ese boicoteo, igual que la oposición a los matrimonios homosexuales han tenido la virtud de mostrar cómo en esta España perpetuamente dividida, despertaban y agitaban la calle las tendencias más obtusas de la coyunda católico-reaccionaria que, envalentonada por los incalificables años del Gobierno del señor Aznar, muestra que su apego a la democracia es contingente, circunstancial, táctico pues sólo admite que tengan presencia social sus ideas (si cabe llamar ideas a eso que tiene) y sus creencias que hay que imponer a todo el mundo, guste o no.
Pues eso, nos vemos en Público.
dimecres, 24 de setembre del 2008
Justa retribución.
No han pasado veinticuatro horas desde que el Gobierno socialista y su presidente en concreto, el señor Rodríguez Zapatero, hubieran entregado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en manos de los conservadores cuando estos le han devuelto ya el favor en su estilo más acendradamente agresivo. Si el señor Rodríguez Zapatero creía que renunciando a su derecho (y probablemente a su obligación) de designar a un jurista progresista para la presidencia del CGPJ se ganaría la colaboración de buena fe del PP que renunciaría a sus posiciones maximalistas en pro de la concordia y del bien común está ya claro que no sabía por dónde le venía el viento. A su irresponsable dejación de su deber de garantizar que el gobierno de los jueces refleje la relación de fuerzas izquierda/derecha que han arrojado los resultados de las elecciones de marzo pasado, ha respondido el señor Rajoy con el infumable trágala de imponer para el constitucional a sus dos candidatos preferidos, el señor Francisco José Hernando, expresidente del CGPJ y el señor Enrique López exportavoz del mismo órgano.
Ninguna de las dos propuestas es aceptable para el PSOE a quien retribuye así el PP por su caballerosidad en la propuesta del señor Carlos Dívar, el de las "profundas convicciones religiosas". ¿Y por qué no es asumible ninguna de las dos propuestas para el PSOE? Sencillamente porque tanto el señor Hernando como el señor López han sido virulentamente combativos con el PSOE y con todo lo que huela a progresista en general y, en el caso del señor López, probablemente por su corta edad, se añade el hecho de haber sido protagonista de algunas declaraciones como portavoz del CGPJ que, para decirlo suavemente, provocan una sonrisa cuando no una risa a carcajadas. Los dos por lo demás son los principales responsables de que el CGPJ haya culminado su lamentable trayectoria en la última legislatura con el bochornoso espectáculo de haber perdonado la sanción a la juez rebelde que se niega a cumplir la ley casando parejas de homosexuales.
Estos son los dos personajes que el PP quiere incrustar en el Tribunal Constitucional y no está claro cómo podrá evitarlo el PSOE. Mejor dicho, si atiendo a mi experiencia más inmediata, ni siquiera tenemos claro que quiera evitarlo. Hasta cabría acusarlo de incongruente porque, ¿qué grado de verosimilitud, crédito y confianza hemos de otorgar a unas gentes que se llenan la boca a hablar de las avanzadas leyes en materia de derechos que piensan aprobar pero que facilitan que los órganos judiciales, que posteriormente habrán de interpretar y aplicar dichas leyes, caigan en manos de los elementos más conservadores, retardatarios y contrarios al espíritu del conjunto de la legislación socialista?
Esta actitud de sumisión de la izquierda al ordeno y mando de la derecha o, en general, a su actitud permanentemente autoritaria no es algo circunstancial e imprevisto sino que hace años que se viene observando. Pasa siempre: cuando la izquierda llega al poder legítimamente suele hacerlo tan acomplejada por el alcance de algunos de sus postulados teóricos de la época revolucionaria (lucha de clases, internacionalismo, nacionalización, etc) que siente la irrefrenable necesidad de garantizar a los sectores más reaccionarios respecto a sus intenciones: queremos a la Patria por encima de todo, somos firmes partidarios de un orden público sin fisuras, las fuerzas armadas están para defender a la nación y tienen necesidades que el pueblo no comprende, la bandera alegra nuestros más dulces sueños, a los beneficios del capital que no nos los toquen y menos aun a la Iglesia. Si es preciso ponemos a sus monagos al frente de lo que sea.
Esta actitud de falta de integridad ideológica y de subordinación intelectual no sólo se da con los gobernantes de izquierda que tratan de que se los admita en los círculos fetén a base de ser más papistas que el Papa sino también y muy especialmente con sus intelectuales orgánicos. Ningún articulista, columnista, plumilla o gacetillero de la derecha que escriba en términos críticos (generalmente muy agresivos) de la izquierda sentirá la necesidad de compensar sus ataques con otros mandobles a la derecha. En el caso de los correspondientes de la izquierda la situación es distinta: ningún juntaletras de izquierda que arranque con una crítica o ataque a la derecha se priva de incluir luego algún párrafo para dar estopa también a la izquierda a los efectos de sentar plaza de ecuánime e imparcial. En definitiva los dos, el político u hombre de acción y el escritor o intelectual orgánico comparten el mismo complejo de inferioridad de las clases subalternas de pensar que la derecha tiene una especie de plus de legitimidad. Y así no vamos a sitio alguno.
(La imagen es una foto de Pablovenegas, bajo licencia de Creative Commons).