divendres, 16 de març del 2018
La banda de ladrones y la violencia de su policía
dimecres, 19 de juliol del 2017
El Estado cloaca
divendres, 17 de febrer del 2017
En nombre del partido
divendres, 27 de març del 2015
La Ley Mordaza, vía de vuelta a la dictadura.

El Congreso aprobó ayer el mayor asalto que se ha dado en España a las libertades y derechos de los ciudadanos desde 1978. Una ley y una reforma del Código Penal inspiradas en un espíritu autoritario, ordenancista, intimidatorio y represivo. Unas normas que vienen a institucionalizar un estado de excepción low cost. Una especie de ley de plenos poderes para las fuerzas de seguridad, lo cual da a este golpe a la democracia unos ribetes castrenses pues una de las fuerzas de seguridad, la Guardia Civil, tiene naturaleza militar. Esta ley desprotege a los ciudadanos, les arrebata la tutela judicial en el ejercicio de sus derechos y entrega la potestad indagatoria y sancionadora a las autoridades administrativas y, en concreto, a la policía. Por eso, la oposición, en rara unanimidad, califica la realidad que la norma instaura como Estado policía.
dimecres, 17 de desembre del 2014
La culpa es de la oposición.

Aprovecho que los periódicos todavía pueden mostrar testimonios gráficos de la brutalidad de la policía al servicio de este gobierno autoritario y semifascista. Cuando entre en vigor la Ley Mordaza que han cocinado los psicópatas de Interior, la publicación de estas imágenes que, en cualquier país civilizado harían caer a los responsable políticos de que la policía actúe como una banda de matones, será sancionada con multas estratosféricas y, posiblemente con una buena paliza a los responsables a fin de seguir sembrando un sano terror en España.
dissabte, 6 de desembre del 2014
Vuelve Gran Hermano.

No basta con que esté todo petado de cámaras de vídeo, fisgando los menores movimientos del personal en cualquier parte, incluidas las excusadas. Los gobernantes no se conforman con vernos hasta en cueros como un ubicuo panopticón benthamiano, sin duda por nuestro bien. Ahora quieren también escucharnos, saber qué decimos, a quién, por qué. Reforman la normativa vigente para ampliarla y, de paso, permitir al ministro y al ministro del ministro escuchar conversaciones privadas sin previa autorización de un juez. Eso ya puede hacerse en casos de terrorismo y la nueva demasía se refiere ahora a los delitos de especial gravedad. Esta calificación queda al arbitrio del ministro y el ministro del ministro, dos personalidades compulsivamente autoritarias con tendencia a considerar delito toda manifestación de disconformidad, aunque sea en susurro.
dimarts, 25 de febrer del 2014
Cuatro motivos para destituir fulminantemente al ministro del Interior.
Primero. Su proyecto astro, su Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza, es inconstitucional. Palinuro lleva meses diciéndolo. Pero ahora es el Consejo General del Poder Judicial el que se pronunciará sobre un informe elaborado por dos consejeros que consideran "de dudosa constitucionalidad" muchos de los artículos de su proyecto, todos los que amplían los poderes de la policía para reprimir ciudadanos en ejercicio de sus derechos y libertades y para involucrar en tareas de orden público a vigilantes de empresas privadas. Y de eso de constitucionalidad el Poder Judicial sabe bastante más que el ministro. Ya la anterior Ley de Seguridad Ciudadana, hoy vigente, llamada "Ley Corcuera", del nombre del entonces ministro socialista del Interior, fue cuestionada por el Tribunal Constitucional que, en sentencia 341 de 18 de noviembre de 1993 declaró nulo el apartado 2º del artículo 21, razón por la cual el mentado ministro dimitió. La Ley es hoy conocida como Ley de la patada en la puerta. La agresividad del ministerio se ha intensificado y, en consecuencia, esta ley de Fernández Díaz puede acabar conociéndose como Ley de la patada en la boca. Y, por supuesto, debiera llevar aparejada la dimisión de su máximo responsable.dimarts, 4 de febrer del 2014
A callar.
diumenge, 15 de desembre del 2013
Contra la ley mordaza
Nunca jamás ha servido de nada intensificar la represión para acallar las protestas cuando estas son justas por ir contra los poderes tiránicos como el actual español. Nunca. La experiencia debiera servir de algo, pero no será el caso con este gobierno reaccionario, anclado en el franquismo y menos con los psicópatas que dirigen el ministerio del interior, unos hipócritas fascistas y meapilas que tratan de aterrorizar a la población con normas inicuas y actuaciones brutales de la policía en violación de los derechos políticos de la gente.dijous, 24 d’octubre del 2013
Tragicomedia de España.

Que en el siglo XXI un partido de gobierno de un Estado de derecho en un país civilizado se manifieste en contra de la sentencia de un tribunal de justicia es algo tan asombroso que parece un chiste.
De momento no se le ha visto con alzacuellos ni portando un pistolón pero no es algo impensable.
Siempre que los necios al uso creen estar llamados a resolver los problemas de España solo se consigue que aumenten la confusión, la humillación, el desorden, la injusticia. Y, como directa consecuencia, la policía tiende a extralimitarse en sus funciones. En un par de días las agentes de servicio en el Congreso parecen haber vejado a una invitada obligándola a desvestirse, aunque sostienen que no es cierto; la policía ha entrado en el campus de la Completense en Somosaguas y el de la Autónoma sin permiso de la autoridad académica; unos seis u ocho mossos catalanes parecen haber matado a un hombre a patadas en plena calle. Todo esto para que vayamos enterándonos de cómo las gastan los matones y granujas de uniforme y con armas que pagamos todos con nuestros impuestos; incluidos los que mueren bajo sus coces.
Y así vamos a estar otros dos años. Arreglando los problemas de España.
diumenge, 24 de febrer del 2013
Dimita ya, Cifuentes.
De todas las imágenes que he visto de las manifas de ayer y la brutalidad policial, tanto de la de sus agentes uniformados (pero sin la placa de identificación) como de los provocadores de paisano, la más indignante es esta. Chicos y chicas de rodillas, con las manos en la cabeza, expuest@s en situación humillante al público y custodiad@s por sujetos fuertemente armados y protegidos. Una vergüenza que solo se explica mediante recurso al sadismo de las fuerzas de represión. No basta con prevenir los disturbios -si los hay y no es la misma policía quien los ha provocado- y detener a sus causantes. También hay que ofender y humillar a la gente que pase por allí, tengo o no que ver con los hechos. Hay que tratar de despojarla de su dignidad, obligarla a estar de rodillas para escarmiento de los circunstantes. Como cuando se exhibía a los reos en la picota pública. Si esto fuera una democracia y no el cachondeo de ladrones, sinvergüenzas y fascistas que es, ya se habría identificado a los responsables de este atropello para castigarlos como se merecen.diumenge, 23 de desembre del 2012
El Estado policiaco.
Proyección. Es el término que emplean los psicólogos para designar la táctica preferida de la derecha española. Se trata de atribuir a los demás las intenciones propias, de acusarlos de lo que uno mismo hace. No es el clásico y socorrido "y tú más" sino un intento de ocultar las fechorías de un bando adjudicándoselas al otro. ¿Quién no recuerda a Cospedal hace un par de años denunciando a bombo y platillo el "Estado policial" que había implantado o quería implantar el PSOE? La misma Cospedal afirmaba ser objeto -ella o sus compañeros de partido- de espionaje ilegal. Por supuesto, no puede demostrar nada en los tribunales. Es más, ni siquiera acude cuando es citada en las querellas por calumnias y, cuando acude, no se ratifica en sus acusaciones. Porque son falsas. Son pura proyección pues, además, se hacen en los momentos en que se destapa algún caso propio, como el de esa increíble Gestapillo madrileña.El Estado policial, señora Cospedal, es el suyo.
dijous, 15 de novembre del 2012
Después de la huelga, la manifestación.
La jornada de HG culminó con manifestaciones multitudinarias en muchas ciudades españolas que han permitido visualizar mejor el grado de oposición e indignación suscitado por la política injusta, clasista e inhumana del gobierno. En bastantes lugares se dice que son las más concurridas que se hayan visto. No obstante, Cifuentes, la gobernadora de Madrid, calcula la asistencia en la capital en 35.000 personas. De la falsedad de esta afirmación puede hacerse una idea cualquiera (incluida Cifuentes) que eche una ojeada a esta magnífica foto de Álvaro García en El País, que ha corrido por la red mundial como la pólvora. 35.000 hubo en Santander y en Valladolid. En Madrid, diez veces más. dijous, 18 d’octubre del 2012
El fascismo avanza
Lo que pretende hacer el director general de la policía, Ignacio Cosidó, de impedir que se hagan fotos de la policía "trabajando" (dice; quiere decir, reprimiendo) y penar que se difundan por la red es inconstitucional, ilegal, inmoral y profundamente antidemocrático. Es prueba del talante fascista de los actuales gobernantes. Es el mismo espíritu con el ya trataron de impedir que las televisiones cubrieran la manifa del 25S y hostigaron y amenazaron a los periodistas.dilluns, 1 d’octubre del 2012
Confesiones de un antidisturbios.
"Pues sí, Palinuro, ha sido un placer conocerte. Ahora que nos hemos quedado solos en el bar, agarrados a esta botella que ya va pidiendo otra, de mí para ti, para que me entiendas, te voy a decir lo que pienso yo de toda esta mamonada que se ha montado con los perroflautas, los políticos y los rollos esos. Porque a los antidisturbios nos llaman de todo: cabrones, asesinos, lacayos, perros, torturadores, vagos; bueno, la hostia. Todos esos mierdas hijos de papá que no tienen media leche y no han pegado palo al agua en su vida. Sobre todo ellas, son las que más me joden, esas niñatas que no saben lo que es un tío de verdad, te juro que las estrellaba. Bueno, antes se iban a enterar de lo que vale un buen peine. Y detrás, ellos, todos medio gays, que se dice ahora, gays, gayas, los pringaos esos, que les metía yo la porra por el culo para que espabilaran. Que esos no saben lo que es pasarlas putas; eso lo sé yo, que soy hijo de un albañil. Coño, como casi todos los de mi unidad, todos hijos de currelas, que sabemos lo que nos espera. Pero como salimos cachas y servimos para dar hostias, pues nada, al servicio. Un trabajo como otro cualquiera. ¿Que no? Toma, y más jodido porque no tenemos derechos y nos jugamos la vida porque no todo son los niñatos de la capital; también hay mineros que tiran cohetes y tíos muy bestias por ahí; los vascos, ni te cuento, qué tíos más brutos. Joder, joder. Y todo por la paga. Bueno, cuando vamos de marcha nos dan un sobresueldo. Pero es que, ya te digo, joder, a nadie le gusta que le llamen hijoputa o que le den una pedrada. Y a nadie le gusta zurrar. Bueno, te confieso que, cuando la cosa se calienta, es que se te va la mano casi con alegría, casi ni te enteras. Procuramos apuntar siempre a las piernas, el culo, los brazos, pero a veces se tuerce la cosa y les arreas en la cabeza. Oye y no veas cómo suena eso. Lo siento por los chavales, de verdad. Pero es que son gilipollas. Se dejan manipular por unos cabecillas demagogos y pagan justos por pecadores. Eso nos lo explican en las teóricas en la academia, en donde nos meten los rollos sobre los derechos y eso. El rollo de la identificación. Hay que joderse. Que llevemos la placa para que nos denuncien y luego algún político nos meta un paquete cuando le canten las bolas. Porque si se creen que nos tragamos los rollos de la academia van listos. Son todos iguales. Todos a chupar del bote. A mi me pagan por defenderlos y así, dicen, defiendo la ley y el orden. Y a veces me dan una medalla. Y cuando cambian con las elecciones, los defiendo igual. Estos de ahora entienden mejor a la policía, no como los otros que eran intelectuales, o sea, gays. Y nosotros los entendemos a ellos algo más. Pero no te fíes nunca de un político y menos de los tuyos, si los tienes. Al final somos tan pringaos como los pringaos que tenemos enfrente. Unos nos usan y nos desprecian; otros nos combaten y nos temen. Pero, coño, somos personas. Dicen que torturamos. Te juro que en mi vida, en mi vida, vaya. Pero tienes que entender la situación: llevas ocho horas de pie, con toda la armadura puesta, el casco, corriendo de un lado a otro, aguantando mecha, zurrando cuando te lo ordenan y, al final vuelves a la comisaría o donde coño mierda sea, destrozado, y te encuentras esos mierdas ahí todos gimoteando y piándolas y encima tienes que decirles lo del abogado y la leche, así que a algunos les da por gastarles bromas, los ponen de rodillas, o les dicen cosas, sobre todo a las tías que es que te ponen y mira que las hay feas, o no les dan de beber. Es difícil controlar los nervios de los hombres. Ya verás como a la próxima ponen cámaras de televisión en las comisarías para meternos un puro. Dicen que somos un cuerpo de elite. De elite de mierda, porque todo el mundo nos teme o nos desprecia. Joder, hasta los bomberos los tenemos enfrente que a veces me dan ganas de que se coman el jodido casco que llevan. ¿Qué, no te convence? El mundo es la hostia, amigo. Ya ves, tengo una noche libre y salgo a tomar una copa y le cuento mi vida al primero que llega. Vivo obsesionado, con stress, como todos los compañeros. Fíjate en los que infiltramos. Ahí sí hay que echarle huevos porque te pueden dar de hostias los dos bandos, aunque nosotros vamos ganando. Menudo stress. Nos pasamos el día en el gimnasio y dicen que eso apaga el stress. Ni de coña. Lo sube. Y encima corres el peligro de que a otro le dé por ti y tengas un lío, que hay mucha mala leche por ahí. Jodido clima. Necesitaría un psiquiatra, lo sé. Pero esas son gaitas de los de arriba, que se ponen los cuernos sin enterarse y tienen que contárselo a alguien. Yo, en cambio, ya ves tú, al primero que me encuentro. Porque, vamos a ver, nosotros ¿qué jodida culpa tenemos de que los de arriba sean unos ladrones o no tengan ni idea de lo que hacen? Nosotros cumplimos órdenes, coño, órdenes, ¿lo entiendes? ór-de-nes. Si incumples, date por jodido. Y luego ¿en dónde te van a dar trabajo? En las discotecas, en donde echan unas horas muchos de los nuestros. Oye, es práctica del oficio y no te llaman hijoputa. Pues eso. Que con la crisis que hay aquí todo el mundo tiene que ingeniárselas o comes mierda. Sobre todo las tías. No veas cómo ha aumentado el puterío con la crisis. Van tiradas. Y detrás vendrán los tíos, ya verás, con la cantidad de gays que hay. La vida es una mierda y los de abajo tienen toda la razón del mundo de protestar, joder, claro que sí, lo reconozco. Coño, tengo ojos en la cara. Van de culo. Pero tienen que hacerlo por los cauces legales. Por la ley. Y como las leyes las hacen los de arriba pues, yo qué sé. Yo cumplo órdenes. Si cambia la ley pues nosotros cambiaremos. Pero me da que seguiremos siempre igual. Y no te hablo ya de los mandos. Esos son los peores. Están haciendo carreras políticas y se dan patadas unos a otros en nuestro culo. Y nosotros, a callar, a salir a la calle de Robocops, a meter miedo al personal. Fíjate que algunos, antes de salir a dar hostias, confiesan y comulgan. O sea, antes de dar las hostias, las reciben. Yo, los curas...lejos. Son muy falsos. Por eso se ligan a los chavales, que eso sí que es un asco. Los tenían que capar. Oye y los banqueros, ¿qué me dices de los banqueros? Su oficio es robar y como no saben ni eso, al final mandan a los políticos a robar a la gente para ellos. ¿Lo ves? Estamos todos al cabo de la calle. Mandan los de la pasta, que la tienen hasta cuando no la tienen, que ya es la hostia. Y los demás, que nos den". dilluns, 17 de setembre del 2012
El orden público.
Este del "oden público" es un concepto muy complicado por ser muy subjetivo. Lo que unos llaman "orden", otros lo llaman "desorden". Es decir, es interpretable, aunque la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, parezca creer que es un concepto unívoco, como "piedra pómez", por ejemplo, y coincidente al dedillo con su idea del orden público. Una idea maximalista, cual se echa de ver en el desmesurado lenguaje que emplea al referirse al movimiento/marea ocupa el congreso como un golpe de Estado encubierto. Si se le hace el favor de no preguntarle qué diantres quiera decir "encubierto", el solo término golpe de Estado pone el orden público en términos militares. En un golpe de Estado tiene que intervenir el ejército, por supuesto. Pero solo si se acepta el disparate de llamar a un movimiento cívico pacífico golpe de Estado.divendres, 4 de maig del 2012
Ideas sin fuerza frente a fuerza sin ideas
Es posible que el Año Europeo del Voluntariado sea un programa específico, bien articulado y con éxito (aunque uno sospeche que no están los tiempos para gollerías) pero, en todo caso, el manifiesto no va a empujarlo ni a hacerlo más eficaz. Es un texto de ideas, todas muy bien vistas y tenidas por deseables, aunque ninguna de ellas sea nueva. Son ideas sin fuerza. Tal vez al ser conscientes de ello, los autores incluyen un penúltimo apartado sobre la ironía, sobre la capacidad que tenemos los europeos de "reírnos de nosotros mismos". Quizá para demostrarlo terminan con una especie de jaculatoria al estilo perroflauta llamando a la movilización de "los europeos de a pie actuando en su propio nombre".
Frente a estas ideas sin fuerza se alza rotunda la fuerza sin ideas hoy reinante en Europa, cuya capital accidental fue ayer Barcelona, en donde más de ocho mil policías, algunos de los cuales parecían sacados de un baile de disfraces o de una peli indie, mantuvieron a raya a unos centenares de manifestantes. Su finalidad (la de los policías) era que la cumbre del gobierno del Banco Central Europeo, de cuyas deliberaciones depende el destino de millones de personas, discurriera plácidamente y los gobernadores no se irritaran, que podía ser peor.
Supongo que alguien se acuerda de cuando Dolores de Cospedal acusaba al gobierno socialista de implantar un Estado policial en España, un infundio por el que tendrá que rendir cuentas ante los tribunales según parece, aunque ella tiene por costumbre no asistir en estos casos pues es muy suya. En todo caso, para Estado policial el que llevan camino de imponer los conmilitones de Cospedal o sus allegados políticos nacionalistas. Fernández Díaz, ministro del Interior, no tiene nada que envidiar en punto a autoritarismo a Felip Puig, el consejero catalán de lo mismo. Además de la toma de Barcelona por la policía, se cuenta el episodio del puñado de estudiantes que siguen presos por los hechos del 29-M, cuya libertad se pide en la columna de la derecha de este blog. En Madrid no iban a ser menos. La policía no deja instalar mesas informativas del 15-M en Sol (si fueran petitorias de marujas para el Domund podría hablarse). Un par de diputados de IU van a preguntar al gobierno en sede parlamentaria si es cierto que el ministerio del Interior anda investigando a los dirigentes del 15-M. Es un ministerio que no solamente garantiza la contundencia de sus acciones de orden público sino que también pretende endurecer la ley para reprimir manifestaciones y concentraciones.
Todo lo anterior habla de la fuerza. Es la fuerza la que se está empleando para contener las reacciones de protesta de unas poblaciones cada vez más indignadas por las acciones de los gobiernos, orientadas por un único, rígido, inflexible criterio, más parecido a una obsesión que a una idea, de control del déficit público a toda costa y caiga quien caiga. La cerrazón germánica -que quizá ahora se matice si los franceses eligen a Hollande- no atiende a razones, no considera objeciones, no escucha ideas. Es la fuerza sin ideas. Política de recortes, ajustes, pérdidas de derechos, de capacidad adquisitiva, del mero empleo, que generan más paro, más estancamiento y retroceso, un círculo vicioso que sale de la deuda pero vuelve a la deuda agravada. Una política sin ideas. Y a los descontentos, si pasan de firmar manifiestos en pro del voluntariado, se los trata como un problema de orden público. Política sin ideas pero con fuerza.
En ese desencuentro todos, absolutamente todos, perderemos.
dijous, 8 de març del 2012
El fascismo avanza: interrogatorios con encapuchados.
La monstruosidad contra los derechos de los detenidos se produjo el otro día, después de la manifa contra la reforma laboral. Unos policías que no llevaban identificación y, además, iban encapuchados interrogaron a unos detenidos en una comisaría, privados así de todos sus derechos. No sé si se puede llevar más allá la aberración en todos los sentidos y si se puede ser más descaradamente fascista. Sin duda, la finalidad de quienes consintieron esta bestialidad era ser más eficaces pero, como siempre, el resultado de sus actos fue contrario a sus previsiones. Es incomprensible que la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes, no haya dimitido ya.
Porque, ¿qué garantiza que los encapuchados fueran policías y no criminales o agentes de la mafia? Nada, no lo garantiza nada, salvo la palabra de Cifuentes, que vale menos de nada. Con una capucha no hay diferencia alguna entre un agente del orden y un asesino a sueldo. Dice la delegada que la práctica de los interrogatorios con encapuchados viene de los anteriores ministros socialistas. Un argumento estúpido porque ¿quiere decir que, si fuera verdad ello la facultaría para hacer lo mismo? Si el anterior ministro, pongamos por ejemplo, mataba todos los días un ujier, ¿ella podría hacer lo mismo?
Pero es que, además, estoy seguro de que la afirmación de la delegada del gobierno es falsa y una de sus habituales trampas. No es creíble que Rubalcaba y Caamaño recurrieran a estos procedimientos indignos. Y, desde luego, si lo hicieron, deben dimitir ipso facto de donde estén porque de aquí a detener a alguien, juzgarlo, condenarlo y ejecutarlo sin informarlo previamente de qué se le acusa, como al Joseph K. de Kafka, hay poca distancia. Pero estoy seguro de que no lo hicieron (de otro modo, se sabría), de forma que se trata de una mujer que, por salvar su cuello, no se arredra en calumniar al adversario.
(La imagen es una foto de Keoni Cabral, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 23 de febrer del 2012
El ejemplo de Valencia.
Es el que hay que seguir. Cuando parecía que la gente de Valencia vivía extrañamente subyugada por la manga de granujas y sinvergüenzas que llevan veinte años esquilmando las arcas públicas hasta dejar la Comunidad en la ruina y hasta los votaban por mayoría absoluta, he aquí que se lanza a la calle con un civismo, un pacifismo y una conciencia encomiables. No estaba todo perdido. Quedaba mucha dignidad entre la población que, por fin, consciente de su fuerza y de sus derechos, ha empezado a hablar.
Vuelven los valencianos a pedir la dimisión de Sánchez de León, esa delegada del gobierno entreverada de fascista que ordena apalear niños en la calle. Pero piden también más cosas. Su grado de conciencia política, como decía Palinuro ayer, ha aumentado. Piden que cesen los recortes en educación y que haya una educación de calidad. Y más aun, convierte a los valencianos en la punta de lanza o el mascarón de proa de la nave de la dignidad española, convocan a una huelga en Valencia y piden que se extienda a general en toda España y que los sindicatos la hagan suya.
La lucha de los estudiantes valencianos es la de todos los estudiantes españoles y la de estos, la de todos los españoles progresistas: parar los pies a un gobierno popular antipopular, que se ha estrenado con una batería de agresiones contra los derechos de los trabajadores.
Basta con ver y escuchar a los ministros y políticos conservadores para percibir que lo suyo es un plan premeditado de aniquilar los derechos de las clases populares y cargar falsamente las culpas sobre el PSOE. Basta oír al Director General de la Policía, Cosidó, diciendo que la acción policial el martes fue ejemplar, al ministro Wert seguir mintiendo con que el PSOE apoya manifestaciones violentas siendo no ya solamente su policía la única que recurre a la violencia sino su propio gobierno y el mismo ministro que habla: ¿o atacar los derechos de los trabajadores por decreto no es violencia? ¿No es violencia eliminar la "Educación para la ciudadanía" a fin de dejar a los chavales en manos de las doctrinas de los curas? ¿No es violencia suprimir el derecho al aborto o intentarlo con el matrimonio gay? Violencia es y de la más reaccionaria, de la más baja estofa. Por eso es un derecho de la ciudadanía luchar contra ella, y el camino lo señala Valencia.
(La imagen es una foto de popicinio_01, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 25 d’agost del 2011
Resacas
Strauss-Kahn es inocente y el juez le ha devuelto la libertad. ¿Toda? No, no toda. Hay parte de ella que el juez ni nadie en la tierra es capaz de devolverle. Hay opciones que antes tenía abiertas y ahora le están cerradas. No puede volver al FMI y quizá no pueda ser candidato a la presidencia de la República de su país. No es libre del todo. Un sistema judicial indebidamente sensible al peso social de los justiciables (en un sentido u otro), unos medios proclives al sensacionalismo y unos comentaristas que toman sus prejuicios por la medida racional de las cosas han destrozado la carrera de una persona sometiéndola a un linchamiento inicuo. La víctima tiene ahora que reorientar su vida y seguramente lo conseguirá pues medios no le faltan. Los arriba citados, en cambio, no tienen nada que perder; nadie va a meterse con ellos. Sólo tendrán que hacer frente a su propia conciencia, si la tienen y, si la tienen, ojalá la escuchen. A ver si la próxima vez pesa más en su ánimo el respeto a los derechos de otro que sus prejuicios y su egoísmo.
La foto sólo en parte refleja el increíble estado en que quedó el campo de Cuatro Vientos en el que un millón de gratistotales tuvieron su juerga mística. Una semana (algunos dicen un mes) tardarán los servicios municipales de limpieza y las contratas en retirar las toneladas de porquería a razón de cien camiones diarios. Ya pueden los gratistotales volver a sus países con el alma limpia porque la mierda nos la han dejado aquí, incapaces, al parecer de llevarse cada uno sus tetrabicks vacíos en sus mochilas milagrosas. Digno colofón a un acto que fue una vergüenza de claudicación de los poderes civiles ante una iglesia que actúa como si el país fuera suyo: al final, meados.
En los años cuarenta del siglo XX se inauguró una línea de autobuses Madrid-Valencia que pasaba por Cuenca en uno de cuyos pueblecitos cuyo nombre he olvidado hacía una parada frente al único bar del lugar. Los pasajeros bajaban, estiraban las piernas, meaban en el excusado y volvían a subir al autobús ante la flemática mirada del propietario que decía con la sabia retranca centenaria del pueblo: "algo siempre dejan".
Decenas de vídeos tomados con móviles, videocámaras, etc. muestran que la policía se comportó como una banda de matones y gamberros de extrema derecha en diversas ocasiones con motivo de las manifas de los laicos en días pasados. Los agentes actuaron con una saña y una brutalidad contra los laicos y sólo contra los laicos que sería difícil de creer de no existir las imágenes. Es, además, una brutalidad políticamente motivada. Agreden a ciudadanos pacíficos, no por lo que hacen, que no estaban haciendo nada, sino por lo que piensan. Y eso es muy grave. Que los gratistotales hostigaran a unos ciudadanos madrileños que les habían pagado generosa (aunque no voluntariamente) su estancia aquí era de esperar. Que la policía, después de incumplir su deber de proteger la manifa legal y autorizada de laicos, la emprendiera a palos con estos y siguiera haciéndolo en días posteriores con quienes protestaban por los apaleamientos ya habidos, también era de esperar (a qué engañarnos) pero, a diferencia de los gratistotales que ya se han ido en buena hora la policía se queda. Y tiene que responder ante los ciudadanos del uso del poder y la fuerza que estos le confían. Los contribuyentess no pagan sus impuestos para que los apaleen sino para que los protejan en el ejercicio de sus derechos. Todos los ciudadanos injustamente agredidos deben denunciar los hechos. Y quizá haya que nombrar una comisión parlamentaria que investigue cómo se recluta a los policías en España y qué se les dice respecto a la función de la policía en una sociedad democrática y abierta, que no es sustituir al Papa repartiendo hostias y, encima, equivocándose de parroquia.
(La primera imagen es una foto de Guy Masavi, bajo licencia de Creative Commons). La segunda procede del blog de Juan Francisco González Barón. La tercera es una captura de un vídeo en publicado en El País.
