dilluns, 5 de juny del 2017
dimarts, 10 d’abril del 2012
El rostro de un cobarde
Aquí está el presidente del gobierno español de la derecha, el que tenía cuajo, el que exigía en tono apocalíptico a Zapatero que diera la cara, el que iba a darla sin esconderse, el líder que esperaban los españoles, a quien no temblaría el pulso, el que sabía lo que había que hacer y lo haría pese a todo, el que tenía las ideas claras y sabía como defenderlas. Aquí está, en efecto, corriendo como una conejo asustado por los pasillos del Senado en una escena que avergonzaría al más pusilánime. Aquí se le ve llegar hasta los periodistas e, incapaz de decir nada, ni de mantener el tipo, dar medio vuelta y salir huyendo como alma que lleva el diablo, seguido por sus guardaespaldas, pelotas y tiralevistas varios, tratando de escaparse.
Un hombre que presume de afrontar los problemas como eso, como un hombre, pero que resulta ser inconstante, imprevisible y temeroso como un cervatillo no es que no merezca ya crédito (no le queda nada después de este fin de semana) es que no merece la consideración ni el respeto de sus conciudadanos.
Ignoro qué manejos tendrán que montar mañana los comics La Razón y el ABC para disimular la vergonzosa huida de Rajoy ante las cámaras, cómo se las ingeniarán para hacerlo aparecer como el gran lider que necesitan los españoles. Y ya, después de lo que hemos visto, da igual. Que vuelvan a poner la foto de los legionarios. Hasta ahora sabíamos que Rajoy era ambiguo, huidizo, oculto, taimado, poco inteligente y muy convencional; pero no sabíamos que, además, es un cobarde.
¿Cómo va a defender a su pueblo un cobarde?
(La foto es una captura de un vídeo de Público.