El gobierno fasciberal o liberofascista de Aguirre no tolera más medios de comunicación que los que le rinden abyecta pleitesía. Por ejemplo, Telemadrid, remedo de televisión en el que unas docenas de paniaguados regiamente pagados con dineros públicos cantan diariamente las excelencias de Aguirre y sus secuaces mientras denigran, insultan e injurian a quienes tengan opiniones no coincidentes con el mando cuartelario del seudoliberalismo de que se disfraza actualmente el nacionalcatolicismo más rancio.
Si las fuerzas democráticas y progresistas del país no hacen frente a esta nueva agresión a la libertad de expresión, los fascioliberales se crecerán y mañana repetirán, irán por otro medio crítico y así hasta llegar a El País, al que se la tienen jurada. No es exageración alguna. Ya lo intentaron hacer en 1996 Aznar, Cascos y otros gobernantes de la misma cuerda que Aguirre. Con la ayuda de un puñado de periodistas corruptos, jueces prevaricadores y simples delincuentes, intentaron cerrar el periódico y encarcelar a sus responsables. Entonces no lo consiguieron. Pero su émula Aguirre seguirá intentándolo. El ataque a TeleK es el primer paso.
Los fascioliberales no pueden soportar la democracia ni las libertades.