El referéndum catalán es la cuestión crucial de la política española hoy. Hace años, siglos, que Cataluña es el gran problema de España y la que una y otra vez muestra la falacia de una "nación española". Tal ente de (sin)razón no existe ni ha existido jamás a causa de una oligarquía dominante del Estado, corrupta, autoritaria, reaccionaria y clerical. Esa oligarquía nunca estuvo interesada en fraguar una nación española sino en parasitar un Estado renqueante que, a su vez, vivía de esquilmar todo cuanto había en torno suyo, primero las colonias ultramarinas y luego las peninsulares.
Hace años asimismo que Palinuro viene avisando de que la cuestión central en España es Cataluña. Al principio, me miraban como si me faltara un tornillo; luego como si fuera un enfermo contagioso; más tarde como Pepito Grillo, siempre dando la tabarra; después como un enemigo de España; ahora son ya todos especialistas en Cataluña y tienen la solución al problema dibujada en la servilleta de un bar tomando unas cañas.
En mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado el referéndum català, la porta de la República Catalana, me ocupo de estos asuntos, de cómo la política española hoy, guste o no guste, gira en torno a Cataluña y de las conscuencias que para Cataluña pueda tener el voto de la CUP de rechazo a los presupuestos.
Aquí, la versión castellana:
El referéndum, la puerta a la República Catalana independiente.
El referéndum catalán es la piedra de toque de la política española. No quieren reconocerlo, pero así es. Pedro Sánchez ya dijo en su momento que no hubo gobierno de coalición de progreso después de las elecciones del 20 de diciembre por culpa de los independentistas catalanes. La afirmación es algo exagerada pero demuestra la afirmación de que la cuestión catalana es, en realidad, la cuestión española. Por si hubiera alguna duda, el socialista lo ha repetido: el PSOE no apoyará gobierno alguno de Podemos si este no renuncia a su propuesta de un referéndum catalán.
¿Por qué hay esta inquina al referéndum, hasta el punto de que no parece importar al PSOE el quedar ante la opinión como quien hizo imposible un gobierno de la izquierda en España? Pues simplemente y al margen de otras consideraciones, porque los nacionalistas españoles, sean del PP o del PSOE temen que pueda salir el “sí” a la independencia y eso abriría un camino imparable a través de una República Catalana.
Efectivamente, el susto es mayúsculo. Hasta el punto de que la vetusta Vanguardia manipulaba una noticia sobre un sondeo de intención de voto en relación con la independencia para hacer ver que esta, siendo la opción mayoritaria, no llegaría a la mayoría absoluta. Sin embargo, con los datos de la misma encuesta, sí llegan y sobrepasan holgadamente dicha mayoría absoluta.
Carece de sentido indagar en el pasado para buscar responsables de la situación actual. Hace unos años, la opción independentista era considerable, pero minoritaria. Hoy es mayoritaria y uno de los motivos por los que se ha llegado a esta situación es la particular incompetencia del gobierno español y su leal oposición que, en lo tocante a Cataluña, no se opone en absoluto. En lugar de comprender la situación y cambiar el proceder, quizá arbitrando políticas más flexibles que permitan la negociación, la reacción es típicamente española y consiste en sostenerla y no enmendarla, como siempre. Según Podemos, unos años más de PP y se hace independentista hasta Valladolid. Según lo que muestra la experiencia, unos años más de nacionalismo español, incluido el de Podemos, y la independencia no será la opción mayoritaria en Cataluña, sino la unánime.
En este contexto, suscita especial preocupación la actitud de la CUP de rechazar lo presupuestos de la Generalitat. Sus dos consecuencias –la dimisión de los cupaires de Poble Lliure por un lado y la reafirmación del sector negacionista por otro- no hacen más que intensificar la preocupación. Antonio Baños lo sintetiza muy bien al afirmar que el rechazo a los presupuestos abre la disyuntiva de Puigdemont o elecciones anticipadas Rufian extrae las consecuencias de esa disyuntiva de un modo contundente: si Puigdemont pierde la cuestión de confianza, la reacción del nacionalismo español será “brutal”. O sea, la CUP ha demostrado una falta de capacidad de política parlamentaria muy grave porque con su rechazo a los presupuestos, se ha atado las manos. Llegado el momento, la CUP no podrá votar “no” a la cuestión de confianza a Puigdemont porque, de hacerse, habría elecciones anticipadas, cuyos resultados para la CUP no se prevén óptimos.
El referéndum catalán es el punto central de la política española, el que la condiciona de modo absoluto. Administrar esta condición es vital para la continuidad del proceso y una Cataluña al albur de unas elecciones anticipadas, no podrá hacerlo. El sondeo citado augura un gobierno de la Generalitat con una mayoría reforzada. Pero se trata de un sondeo y el resultado final de la votación puede ser otro. Uno que frustre una ocasión única. Está por verse el resultado de las elecciones del 26J. Si surge una mayoría de izquierda, pero no absoluta, la cuestión del referéndum catalán se planteará con todas sus consecuencias. En ese debate no será lo mismo que el nacionalismo español tenga enfrente una gobierno independentista a que tenga otro de otra naturaleza.