Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris PSOE. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris PSOE. Mostrar tots els missatges

dilluns, 13 de febrer del 2017

Unidad y humildad

Justo los rasgos más obviamente ausentes en Podemos en general y en su secretario general en particular.

Podemos no es ni podrá ser jamás unitario porque está concebido como un mosaico, como un conglomerado de fracciones ideológicas y territoriales que conservarán una apariencia de cohesión mientras tengan expectativas razonables de repartir cargos, prebendas, poder. Y, aun así, tampoco es seguro que el frágil equilibrio que se establezca a raíz del congreso dure mucho tiempo. Es ingenuo pensar que en un conflicto como el vivido por la formación morada, con unos vencedores por avasallamiento y unos vencidos sin paliativos, las aguas vuelvan a su nunca muy tranquilo cauce. Es iluso creer que los primeros resistirán la tentación de perseguir y acabar con los contrarios y que los segundos no soñarán con la revancha, con torcer las decisiones colectivas o con alzarse por su cuenta.

Desde luego, la ingenuidad y la ilusión son rasgos del fanatismo que Podemos inspira a sus seguidores, fervorosos creyentes en el carisma del jefe, un curioso retorno a la enajenación y arrebato de los viejos movimientos milenaristas que se creían desaparecidos. Pero, por muy intensa que sea la pasión acrítica de los acólitos, la dura realidad de los comportamiento colectivos oligárquicos de los partidos se acabará imponiendo.

En realidad, ya lo ha hecho. La lista de los diez candidatos más votados refleja el desequilibrio de la formación: ocho son de obediencia ciega y total a Iglesias, en especial el segundo, Echenique, quien cambió el espíritu anticapitalista como antes había abandonado el de Ciudadanos, para situarse a la vera del ganador, criterio de escasa elegancia pero mucho provecho. Se añaden los tres de más edad o generación veneranda, Navarro, Julio Rodríguez y Cañamero, los tres ligados por una relación personal con Iglesias, e Irene Montero, en situación similar, pero más intensa. Los únicos con algo de peso y autonomía propia, Mayoral y Alberto Rodríguez, también son incondicionales del líder. La tendencia de Errejón (por cierto, desplazado ominosamente al tercer puesto) solo cuenta con dos cargos: él mismo y Rita Maestre. Ninguno para los anticapitalistas, que se conforman con dos en lugares muy inferiores de la lista de elegidos. Y, por supuesto, como cabe esperar del machismo de Podemos, solo dos mujeres y las dos en relaciones personales pasadas o presentes con alguno de los siete-machos de los diez primeros puestos de la direccion. Se le puede llamar como se quiera, dirección, comité, comisión, círculo, en realidad, es un grupo compacto al servicio del líder, una máquina de matar, políticamente, se entiende. 

La aplastante victoria de los neocomunistas de Iglesias ya garantiza la unidad reclamada por las bases, pero no que esa unidad no se haga a costa de las maltrechas espaldas de los errejonistas y, les guste o no, de los anticapitalistas, cuya actitud en esta contienda no ha sido precisamente gallarda.

¿Y qué decir de la "humildad"? A la vista y oída está luego del discurso de Iglesias. Vaya por delante que esa táctica de resumir un resultado electoral beneficioso con una aparente y compungida autocrítica y propósito de enmienda lo hacen todos los políticos. Es parte de su oficio. En 1993, Felipe González había "entendido el mensaje": en realidad, no había entendido nada. En 2004, Zapatero prometió que "no fallaría": fue lo primero que hizo algobernar, fallar. En 2011, Rajoy iba a gobernar sin recortes y no paró de hacerlos hasta la fecha. Las promesas de los políticos al ganar las elecciones (que interpretan siempre como un cheque en blanco) resisten tanto como las plumas al viento. Y, en el caso de Iglesias y la promesa de humildad choca además con su caracter altanero, ególatra y autoritario, el que le hizo postularse para la vicepresidencia del gobierno en diciembre de 2016 y el que le movió a anunciar su dimisión si el congreso no respaldaba sus pretensiones, en una especie de chantaje sentimental copiado del de Felipe González en el famoso XXIX Congreso del PSOE.

La consigna de la victoria, unidad/humildad, apenas durará lo que se tarde en depurar a quienes han tenido la osadía de oponerse al criterio de la jefatura. Luego llegarán los otros elementos de la realidad con la que habrá de bregar una organización que ya se ha definido taxativamente en el panorama político español como el intento de resurrección del comunismo camuflado en IU. La federación dirigida por Garzón ahora tendrá que buscarse alguna retorcida excusa para su habitual bronca interna, cuenta habida de que en Iglesias ha encontrado alguien más papista que el Papa siendo el Papa, el gran enemigo del PSOE, Anguita, referente intelectual de Iglesias según propia confesión de este. 

La promesa de humildad abre camino al firme propósito de seguir siendo útiles a la "mayoría social". Y aquí está el punto vano, si no directamente delirante, del discurso del vencedor: ¿qué mayoría social? Todos los analistas coinciden en algo que Palinuro lleva meses, años, diciendo: si Podemos comete el error de aparecer como los walking dead de IU y del añoso Partido Comunista, retornará a los humildes porcentajes del voto que cosechaba Anguita en sus mejores momentos. La presunción ahora -y no es nueva, porque ya se formuló para ir a las fracasadas elecciones del 26J de 2016- es que, dada la pavorosa crisis del PSOE, esta vez sí, esta vez se dará el sorpasso y los viejos comunistas podrán por fin, hacer realidad su sueño de destrozar a la socialdemocracia que, en el fondo, es su único objetivo.

Dos breves consideraciones, que ya está alargándose en exceso este post: a) lo más probable es que esta crisis del PSOE sea pasajera, que el partido de Pablo Iglesias se recupere y que no haya sorpasso alguno, pero la izquierda quedará dividida y la derecha gobernando; b) si la crisis no es pasajera y se da el sorpasso, la izquierda seguirá tan dividida como antes y la derecha también continuará gobernando. Porque el comunismo, aunque se vista de mona mediática, no gana elecciones democráticas en parte alguna. Pero posibilita el gobierno del PP, cosa en la que le ha salido un competidor, el PSOE, que rivaliza con el otro en dar paso a la derecha.

dilluns, 30 de maig del 2016

Incertidumbre

Suele pasar. Justamente cuando todo parece estar claro acabará siendo más oscuro; cuando todo el mundo espera que algo suceda, deja de suceder y sucede lo contrario; cuando las apuestas van al unísono, suena la nota discordante. El comportamiento de los seres humanos es imprevisible y así seguirá siendo hasta el fin de los tiempos aunque queramos convencernos de que, mediando las correspondientes tecnologías, conseguiremos profetizarlo.

Según parecer casi unánime los resultados de las próximas elecciones del 26 de junio serán un calco de los del pasado 20 de diciembre. Aquellas dejaron una situación de impasse y desconcierto en los partidos que nos ha traído hasta aquí. Si esas son las respuestas de la gente a las preguntas con que después se hacen los sondeos y encuestas, así pudiera ser. Pero solo pudiera. De hecho hay una continua contradicción entre el discurso de la igualdad de resultados y la seguridad de que la combina IU/Podemos finalmente conseguirá el sorpasso al PSOE. Este cálculo está basado en sumar el voto a IU y el voto a Podemos. Pero se trata de una pretensión con muy débil fundamento. Suponer que los votantes de IU van a votar la confluencia o que lo hagan los de Podemos es razonable, pero no es una conclusión avalada por prueba alguna. También puede pasar lo contrario y la confluencia haga perder votos.

De hecho, el PSOE resistió bastante bien la avalancha de Podemos en las elecciones del 20 de diciembre y ahora plantea una campaña electoral de centralidad política, moderación, recuperación del voto perdido. Si no se le tuercen las cosas, puede darle buen resultado pues sus dos principales rivales, PP y Podemos, con notable falta de habilidad se han dejado identificar con aspectos negativos desde el punto de vista de la opinión pública mayoritaria. Nuestra sociedad gusta de verse a sí misma como  moderada y con horror a los extremos. La prueba más clara: los dos líderes políticos peor valorados, casi al unísono, son Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, lo cual no deja de ser extraordinario pues son quienes disfrutan de un tratamiento más continuadamente favorable en los medios, cada uno de ellos con prensa digital a su servicio y cadena de televisión (Rajoy las públicas e Iglesias, la Sexta) y abundante copia de plumíferos riéndoles las gracias. Sin embargo, de ahí no se sigue mayor probabilidad de ser votado. Curioso dato para relativizar ese poder indiscutido de los medios de comunicación.

La imagen de Rajoy, acorralado por la corrupción, indolente, declarado en rebeldía frente al Parlamento, mentiroso casi compulsivo e incapaz de reconocer sus errores, está bajo mínimos. Igualmente la de Iglesias, caracterizado por una trivialidad y oportunismo de juicio que hacen abrigar la sospecha de que ni él ni muchos de su equipo, se toman en serio el asunto de las elecciones. Rajoy no puede sacar la cara a la calle porque se la parten e Iglesias no sale de los platós de televisión, con una política mediática cuya contumacia ha superado ya todos los límites del hartazgo. Según Paracelso, el veneno es cuestión de cantidad y los griegos aconsejaban no tener demasiado de nada. La omnipresente corrupción en torno a Rajoy, como la ubicua presencia mediática de Iglesias acabarán pasando factura en las elecciones sea cual sea la cantinela de los sondeos al día de hoy porque hasta el sufrido pueblo español acaba hartándose de la plúmbea vaciedad de estos simulacros de dirigentes.

La esperanza del PSOE de recuperar los votos díscolos en las anteriores elecciones es legítima pero, para conseguirlo, como sucede a los cristianos con la salvación que tanto les preocupa no basta con la gracia del Señor, se necesita fe y buenas obras, además. De estas, el PSOE tiene pocas; si acaso abundantes declaraciones de su dirigentes pero imprecisas y contradictorias. Y no se hable de la incapacidad de su candidato para decir algo nuevo, original o de interés. Si por él fuera, hasta sería verdad esa insistente trola Errejón (otro convencido de la conveniencia de machacar el hierro en frío) de que el próximo 26 de junio, la gente va a desempatar, cuando no hubo empate.

Dato empírico de nuestro tiempo (y de todos)  las campañas en positivo no suelen atraer la atención de los electores. Hablar bien de los demás no suscita interés. Son mucho más rentables las campañas en negativo y esto los políticos españoles lo bordan. El flanco más negativo de Podemos es precisamente su confluencia con IU y la reaparición del fantasma del Manifiesto del Partido Comunista. Preocupados, los comunistas están ya tocando a rebato afirmando, como hace Garzón y muchos otros, que la gente no tiene miedo al comunismo sino a las dificultades para llegar o no llegar a fin de mes. Son como Franco: no se metan en política y preocúpense por la centa de la compra. Obviamente, no se dan cuenta de que al cuestionar el miedo que puedan suscitar los comunistas, están aumentándolo. Por descontado, los comunistas ya no inspiran miedo pero todavía menos ganas de votarlos. Votar por alguien que esconde su filiación política y, cuando la desvela, lo hace pidiendo que no se le tenga miedo no es una fórmula segura de éxito. Necesita explicación.

La situación  al día de hoy es tan problemática y su resultado tan incierto que hasta Rivera, el de Ciudadanos, ha tenido que ir a buscarse los votos al otro lado del charco, en los confines del imperio. Y aun así, no ha conseguido mantener la buena reputación que tenía entre el electorado y ha entrado en valoración negativa.

Nadie sabe lo que pueda pasar el próximo 26 de junio.

dilluns, 9 de maig del 2016

España es un cortijo

La cómica pareja de personajes al frente del ministerio del Interior no son más que uno de los episodios más vergonzosos y chungos de esta costumbre del partido del gobierno de tratar España como si fuera su cortijo en el que puede hacer lo que le da la gana. El ministro Fernández-Díaz y el director general de la policía, Ignacio Cosidó, creen firmemente que el ministerio y sus competencias son como el patio de su casa y que pueden hacer en él lo que quieran. El ministro se ha pasado la legislatura condecorando estatuas de madera de vírgenes de las que es muy devoto y enviando contingentes de las fuerzas de seguridad a rezar a la Virgen de Lourdes con el dinero de todos los contribuyentes. Cosidó, aparentemnte, ha mangoneado cuanto ha podido en las funciones y competencias de la policía para proteger a sus amigos de investigaciones y pesquisas, como en el caso del ático de González en Marbella o, al contrario para perseguir a sus adversarios fabricando, difundiendo todo tipo de embustes y calumnias sobre ellos, presuntamente valiéndose de su control de las fuerzas policiales. La afirmación de que Podemos es un peligro para la democracia porque tiene algo que ver con ETA es una barbaridad y una injusticia por la que quien la profirió ya estaría en la calle en cualquier país del mundo. Pero no aquí, en donde el personal se dedica a robar cuanto puede de los fondos públicos para sus tenebrosos asuntos. Y en donde los responsables políticos son cualquier cosa menos responsables de sus actos, lo que les permite soltar ristras inverosímiles de dislates sin que ello les acarree consecuencia desagradable alguna.

Utilizar presuntamente a la policía como una agencia privada de delincuentes para obstaculizar o embarrancar otras opciones políticas es una de las numerosas muestras de cómo la derecha entiende  el gobierno de España. Como la administración de un cortijo propio.  Su acción consiste en legislar descaradamente a su favor y el de sus amigos, amnistiarse por los delitos cometidos y entrar a saco en el erario para esquilmarlo a mansalva, tanto en beneficio personal de todos los populares que meten la mano y son legión, como para sus enjuagues de corrupción, malversación, en definitiva, privatización a los que llaman programa político. Algo que lleva el haciendo el PP, por lo que parece, desde su origen hace veintitantos años. 

Y, por supuesto, el Sobresueldos, que pasó unos 20 años cobrando sobres de procedencia dudosa sin que hasta la fecha haya dado muestras de pensar en dimitir por un compotamiento tan bochornoso e inmoral. Por no hablar del hecho de que, según parece, la misma Gürtel que pagaba los trajes de Camps, pagaba los atuendos o viajes de esa auténtica vergüenza nacional. Un gobernante tan desgobernado y autoritario que lleva cuatro meses en rebeldía, negándose a dar cuenta de sus actos ante el Parlamento.

En el gobierno de Madrid hay de todo. Llegó a estar en manos de una ultrarreaccionaria neoliberal, ridícula parlanchina que jamás vigiló un papel ni se ocupó de su puesto para nada y a la que bastaba halagar en su necia vanidad de ser como la dama de hierro, para que hiciera la vista gorda ante elsaqueo sistemático de las arcas públicas, perpetrado por una manga de amigotes suyos, sinvergüenzas a sus órdenes que por todo cobraban y de todo se beneficiaban. 

Santurrones y beatos de misa diaria, eso no impedía que hicieran negocios y expolios al amparo de la Iglesia. Los responsables de organizar una visita del Papa Ratzinger, hicieron prodigios para levantarse unos millones de euros a base de estafas. La pía y devota consejera de educacion de Madrid, la que descapitalizaba los centros públicos, llenaba de subvenciones los privados, ella misma no hacía ascos a beneficiarse de las ofertas que realizaba su gobierno ni a relacionarse -ya se verá en sede judicial cómo- con los granujas que acumulaban fortunas a base de cobrar comisiones por la construcción de centros educativos.

El gobierno como negocio y como robo. Hay sinergia en el atraco. La derecha engancha todo lo que huele a dinero público y da luego una parte a la gran ladrona nacional, la Iglesia católica, cuya codicia es un  pozo tan sin fondo como la ignorancia del clero. Aportaciones directas de las arcas del Estado (más de 11.000 millones de €) para que los curas puedan financiar sus medios audiovisuales, centros de propaganda del oscurantismo y el odio, exenciones fiscales universales (otro tanto), subvenciones encubiertas o sin encubrir a través de esas estafas que llaman "centros educativos", todo lo necesario para propiciar el ánimo de la Iglesia que es hoy más rica que en tiempos de Mendizábal. Lo que se llama compartir un pedazo del cortijo con los de misa y olla.

Se dan casos de chupopterismo y mangoneo alucinantes que ponen en evidencia cómo España sigue siendo el cortijo de corruptos y sinvergüenzas que ha sido siempre. La ex-ministra Mato, una incompetente fabulosa, que hubo de dimitir porque estuvo beneficiándose de continuo presuntamente de los fondos Gürtel, desde las fiestas de cumple de sus hijos hasta los viajes de placer de la familia ha encontrado nuevo destino. Aparte de cobrar la prestación por el paro, una pasta, y de volver a "trabajar" de enchufada en su antiguo curro, ahora le han buscado un  enchufe en algún organismo europeo en el que tendrá ocasión de seguir mostrando que no sabe hacer la O con un canuto, pero cobra una pasta por ello. 

El que fuera ministro de Educación, el negado Ignacio Wert, que comenzara su periodo ministerial con la estupidez de que quería "españolizar a los niños catalanes", acabó teniendo que dimitir, dejando la educación en España sumida en el caos. Pero a la Iglesia muy contenta porque volvió a entregarle   el alma de los niños con la reimplantación de la religión. En premio le han dado la embajada de España ante la OECD en París, asunto del que lo ignora todo y en donde también está su mujer en un puesto de enchufe, ambos cobrando un dineral y descansando en un piso de lujo, todo ello a costa del contribuyente. 

En donde quiera que asientan sus reales los miembros de la asociación de malhechores, PP, vacían las arcas y articulan sus medidas  para estar chupando del bote. A eso es a lo que llaman "política" estos depredadores. Y así han dejado el país, al borde de la bancarrota, lleno de obras faraónicas inútiles, abandonadas y que costaron una millonada a la que habitualmente se sumaba la mordida que el correspondiente pepero reclamaba.

La izquierda, responsable en buena medida de que continúe este expolio por su negligencia o complicidad, no supo hacer frente a la banda de ladrones. Los medios han guardado un silencio muy acusador porque hay que garantizarse las subvenciones públicas directas o indirectas en este perro mundo y peparados para sostener unos negocios ruinosos, a base de propagar las mentiras más evidentes.

Pero la principal responsabilidad sobre este desbarajuste afecta a los electores que siguen votando a esta banda de ladrones.