Sin duda impresionado por un agorero editorial de El País de ayer titulado Izquierda en crisis un amable lector pide a Palinuro que se moje acerca de este por lo demás caro tema para él de la izquierda. De haber esperado a hoy en que el mismo periódico reincide en el asunto con otro editorial titulado La excepción griega quizá se hubiera dado por satisfecho. Si la crisis de la izquierda en Europa procede de sus destinos electorales en los distintos países, es poco lo que cabe decir porque, cuando menos se espera, los hechos señalan en otra dirección y hay que salir al quite hablando de "excepciones".
No obstante, ya que estamos en ello, me atrevo a hilvanar algunas observaciones que quizá no sean del todo insulsas. Veamos:
A) hablar de crisis de la izquierda no es decir mucho. La izquierda lleva en crisis clarísima, cuando menos, desde la caida del comunismo a comienzos de los noventa. Es más, pienso que lo que llamamos "crisis", si hablamos con propiedad, (esto es, aquella situación límite en que se decide si un paciente se cura o se muere) es el estado natural de la izquierda de siempre. No quiero irme muy lejos pero si identifico a la izquierda con una actitud de disconformidad con la realidad existente (lo que la retrotrae al origen de los tiempos y no sólo a la tontería esa de la Revolución francesa) en pro de un ideal de mejora, la crisis es consustancial a la izquierda.
B) vincular la crisis (en el entendimiento de que sea una desventaja) a las fortunas electorales es quedarse en la espuma de los días. Los sistemas democráticos son alternativos y los resultados electorales deben tomarse como indicadores para la determinación del rumbo. A veces se gana; a veces se pierde. A veces se gana mereciendo perder y a veces se pierde mereciendo ganar. Hay de todo. Las fortunas electorales de la izquierda en Europa hoy son aciagas. Ya mejorarán. Cuando la izquierda era boyante, por cierto, nadie entonaba responsos sobre la crisis de la derecha.
C) habría que matizar lo anterior recordando que hay varias izquierdas y que si la hegemónica pierde, las otras parecen ir levantando cabeza. Lo que el segundo editorial de EL País llama despreciativamente "pequeños partidos" son las formaciones de una izquierda más radical que la socialdemocracia que no han quedado mal paradas en Alemania, Portugal o Grecia. Un interesante dato que puede ayudar a hacer propuestas que mejoren la catastrófica situación de Francia o Italia.
D) igualmente es preciso matizar que el gigante del otro lado del Atlántico está gobernado por la izquierda. Izquierda al estilo gringo, pero izquierda al fin y al cabo (y, si no, que se lo pregunten a los fachas de allí y de aquí, a quienes el gobierno de Obama provoca accesos de asesinitis) y eso no es asunto baladí a la hora de hacer dictámenes sobre el paciente en el mundo.
E) yendo al fondo de la cuestión, en algo tenía razón el primer editorial citado: el discurso actual de la izquierda es pobre, desfasado, perdedor y eso en la medida en que existe en el orden europeo y no se limita a una polifonía de Estados nacionales. Se ha vencido el ciclo de las "terceras vías" y los "centros" a la alemana y hay que renovar. Como a la fuerza ahorcan, se renovará. Habrá que perder el miedo al conservadurismo de los electorados y las condiciones adversas de la globalización para recoger las propuestas más viables de carácter radical y articularlas en discursos de gobierno que impliquen transformaciones del modelo productivo. Las propuestas de Rodríguez Zapatero iban en el buen sentido, pero la crisis las ha dejado, al parecer, en agua de borrajas. Es de esperar que se recojan en otros países en que se salga antes del mal paso y se lleven a la práctica.
F) una última consideración: está tardando demasiado la articulación de un discurso transnacional de la izquierda, uno internacionalista. Nunca las circunstancias han sido tan favorables a la vieja tradición izquierdista y nunca, sin embargo, se ha traicionado más el principio en virtud de neurosis nacionalistas de uno u otro tipo.
En fin, Palinuro promete volver sobre el asunto con más sosiego.
(La imagen es una foto de G. Rivas Valderrama, bajo licencia de Creative Commons).