dijous, 12 de febrer del 2009

Glu, glu, glu.

Palinuro me ha confesado hoy que, cuando deje la nave de Eneas por haber llegado a destino, quiere ser como Zygmunt Bauman, al que publican un librete como el presente (Múltiples culturas, una sola humanidad, Barcelona, Katz - CCCB, 2008, 62 págs) con un título casi más largo que el texto y compuesto a base de una conferencia impartida en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y una entrevista concedida a Daniel Gamper Sachse con tan grato motivo. Lo que no sabe el pobre Palinuro es que, para que eso suceda, tienes que ser un célebre sociólogo octogenario polaco y haberte distinguido en el campo de la teoría sociológica contemporánea con, entre otras, la aportación de la teoría de la posmodernidad líquida. O quizá sí lo sepa, dado que no es la primera obra de Bauman que reseña, pues ya lo hizo con Arte ¿líquido? (Es lo líquido lo que se desvanece) y Archipiélago de excepciones (El miedo al desorden) de donde deduzco que quizá anide en él, en Palinuro, cierta animadversión hacia el autor polaco residente en Inglaterra.

La tesis de Bauman en esta obrita es que las múltiples culturas son lo que hemos heredado del pasado y la humanidad única lo que nos proyecta hacia el futuro. En el centro, como pivotando, el concepto de frontera, concepto que quiere analizar señalando que en él anida una paradoja: la de que las fronteras pierden relevancia en el mundo global pero la ganan en nuestro fuero interno, psicológicamente, en cuanto muestran nuestra necesidad de resguardarnos y sentirnos seguros. Las fronteras sirven en el marco de los Estados nacionales pero estos a su vez pierden importancia de modo que "en nuestro mundo cada vez más globalizado, hay política local sin poder y poder global sin política (o sea, un poder sin limitaciones políticas)" (p. 18). Esta conclusión me parece brillante, pero no así su supuesto, ese de que los Estados nacionales están hoy obsoletos en el mundo globalizado que Bauman da por cierto y prácticamente todos aceptan siendo así que no lo es ni lo ha sido y ya veremos si alguna vez lo será. Tal superficial idea se predica siempre como si todos los Estados nacionales fueran iguales; pero no lo son. Hoy hay más de 190 de estas entidades en la tierra. Estado nacional es Zimbabwe y Estado nacional son los EEUU y sus respectivas fronteras no tienen nada que ver. Es posible (casi seguro) que las de Zimbabwe no tengan valor alguno, pero las de los EEUU o las de la Unión Europea son una realidad contundente. Que se lo pregunten si no a los mexicanos en Gringolandia y a los africanos en Europa. No quiero parecer tremendista pero esa teoría de la globalización está aún lejos de ser convincente y no un mero nombre-tapadera de la nueva forma de dominación mundial de las potencias occidentales. .

Hoy, dice Bauman, vivimos en la Unsicherheit. Utiliza el término alemán porque dice que no tiene buena traducción a otras lenguas ya que es un compuesto de incertidumbre, inseguridad y ausencia de protección. Me parece una manía pero no es cosa de discutírselo todo. Más graves se me antojan otras afirmaciones que repite siempre y son parte esencial de su teoría de la realidad líquida: que vivimos en la fragilidad y la indefinible duración de nuestras condiciones (p. 19). Eso, obviamente, no lo dirá por él que lleva sesenta años casado con la misma mujer y de ellos treinta y siete en la misma casa. Palinuro sostiene que quienes predican lo que no hacen o hacen lo que no predican no le merecen crédito. Yo, que soy un conformista burgués, lo tengo por menos grave. Sí puede llegar a molestarme, en cambio, que el señor Bauman se desplace a Barcelona a anunciar a los señores del CCCB como rasgo característico de la posmodernidad líquida que "todo cambia" (p. 21), cosa que ya dijo Heráclito de Éfeso, indebidamente llamado "el oscuro" hace veintiséis siglos sin que, por cierto, las cosas hayan dejado de cambiar ni un solo segundo desde entonces.

Me parece que a Bauman le ocurre lo que a Marx, que acabó proyectando sobre la totalidad de la historia humana las condiciones de lo que él llamaba el "modo de producción burgués". Podría ser verdad, si le echamos buena voluntad, que en los tiempos de la juventud del sociólogo polaco cada cual debía hacerse lo que Sartre llamaba un projet de vie y que eso servía para toda la vie, cosa que hoy no sucede pero sí (insisto), si le echamos buena voluntad, en el siglo XIX. Pero ¿qué sentido tenía, digamos, que alguien hiciera un projet de vie en la Francia de la Guerra de los Cien Años, cuando la vida humana -como, por lo demás, prácticamente a lo largo de toda la historia- pendía de un hilo que podía cortar cualquier cosa, una peste, una invasión, una guerra de religión, un terremoto, una sequía, el capricho del señor, la orden del Rey que, por ejemplo, te convertía en galeote de por vida cuando tú habías querido ser un honrado patán?

Entiendo que éste es el principal problema de la teoría de Bauman, esto es, el presupuesto de que la contingencia de la humana condición es rasgo distintivo de nuestra época cuando lo ha sido de toda la historia. De eso habla Hesiodo; de eso habla hasta el poema de Gilgamesh en el origen de los tiempos. Salvando este pequeño escollo, la verdad es que la teoría de la realidad líquida encaja bastante bien con la realidad contemporánea. Recoge Bauman una idea de Alain Peyrefitte de que los avances "sólidos" anteriores a nuestra época "líquida" se debían a que teníamos tres confianzas (en nosotros mismos, en los demás y en las instituciones) que ahora hemos perdido. Señala igualmente que nuestras ciudades condensan tres tipos de problemas: los globales (cambio climático, inmigración, etc), la contradicción entre libertad y seguridad y el hecho de que son laboratorios de soluciones locales a problemas globales. Es posible. Termina su exposición, por lo demás brillante, se ve que la tiene muy preparada, con la oposición contemporánea entre la proteofilia y la proteofobia, entre la mixofilia y la mixofobia.

Insisto en que la teoría de la realidad líquida puede aceptarse siempre que se le rebane la pretensión de aportar novedad alguna y como prueba final aduzco que precisamente el ejemplo que el autor pone remite al mito griego de Proteo. Se me dirá que si no es nueva para qué sirve y me atrevería a decir que para satisfacer nuestro ego de ser únicos en el universo. En ese sentido Bauman es una buena inversión.

La entrevista concedida a Daniel Samper Sachse tiene el interés de ser una especie de caldo concentrado de la teoría baumaniana de lo líquido. Está bien su precisión de que su idea de lo líquido viene a llenar la penosa laguna conceptual que habían dejado los partidarios de la posmodernidad dado que este concepto no significa nada al margen de algo distinto a la modernidad. La teoría de lo líquido especifica que, a diferencia de la modernidad (que fundía lo sólido para hacer otro sólido) la posmodernidad funde lo sólido para hacer lo líquido, lo que llevado al terreno de la acción social (que es el campo de pruebas de las ciencias sociales) quiere decir que ya nadie va por ahí diciendo que se resuelven los problemas para siempre sino solo a trozos y transitoriamente, en tanto surgen otros. Esto viene a ser la famosa piecemeal social engineering de Popper el venerable.

Por último, encuentro tierno que nuestro autor tenga tan alto concepto de nosotros mismos que nos haga únicos en territorios en que me malicio que somos del puro montón: en mayor grado que en otras épocas necesitamos que alguien nos ayude, alguien nos insufle seguridad entre tanta inseguridad (p. 44). Me parece que la caída del Imperio Romano de Occidente, la del de Oriente mil años después, la peste negra en Europa, la invasión sarracena, etc, etc, no debieron de ser epocas plácidas como el franquismo para el señor Mayor Oreja. Y eso por hablar de Occidente. El tiempo de los reinos combatientes en China, por ejemplo, tampoco.

En fin, hay una conclusión de la entrevista que los editores consideran tan importante que la llevan a la cubierta del libro y reza: "Si perdemos la esperanza será el fin, pero Dios nos libre de perder la esperanza" (p. 60). Dan ganas de tranquilizar a todos, al autor, al editor, al librero y hasta al lector. No cunda el pánico baumaniano: la esperanza, sabido es, es lo último que se pierde. Por volver a Grecia, recuérdese que es lo que quedó y sin escaparse en el fondo de la caja (que era una vasija) que Pandora abrió tan imprudentemente lo que permitió que un filósofo contemporáneo edificase su interpretación del marxismo sobre el Principio esperanza, elemento inherente a la naturaleza humana.

dimecres, 11 de febrer del 2009

ZP, la crisis y un par de propuestas.

Da la impresión de que el señor Rodríguez Zapatero sea ciclotímico. En quince días hemos pasado del exultante optimismo del Tengo una pregunta para usted, cuando era seguro y cierto que saldríamos de la crisis como el barón de Münchhausen salió del pantano, al sombrío pesimismo de la comparecencia de ayer, cuando oímos que aún no hemos tocado fondo y que no se puede prever cuándo se verá la luz al final del túnel. Si añadimos a eso la aciaga confesión del señor Solbes de que ya nos hemos comido el margen de maniobra, se reconocerá que la autoridad no está precisamente animada y que el futuro a corto, medio y largo plazo pinta oscurito. El señor Rodríguez Zapatero tarda en tomar conciencia de las cosas y, cuando lo hace, esa conciencia lo doblega.

No se venga abajo, presidente. Lo que está usted haciendo es parte de lo que hay que hacer. Desde luego mucho mejor que si estuviera en el Gobierno alguno de esos talibanes neoliberales dispuestos a arrasar con lo que queda. Pero no es todo lo que puede hacer. Con ánimo constructivo me permito un par de sugerencias y pido disculpas por mi atrevimiento:

- Concluya ese gran acuerdo nacional con todas las fuerzas políticas, sindicales y empresariales. Y con el PP si se puede y, si no se puede, déjelo al margen. Aproveche para cambiar a los/as ministros/as más quemados/as de su gobierno, empezando por la ministra de la Vivienda por las razones que diré más abajo. Las medidas que hay que tomar requieren un ejecutivo ágil con el mayor respaldo posible.

- No se deje torear más por los bancos que son los responsables secundarios de la crisis (el primario en España es el ladrillo) y oblígueles a abrir el crédito. Si no lo hacen, intervéngalos por ley. Es insultante que unos individuos que han tenido miles de millones de beneficios, reciban decenas de miles de millones de auxilio y sigan restringiendo el crédito.

- Negocie con las pymes medidas de agilización directa del crédito a través del ICO y no toque la regulación actual del despido.

- Recorte el gasto público militar; déjelo prácticamente en cero, empezando por retirar las tropas de Afganistán y otros lugares en donde no sea verdad que estamos en misión de paz.

- Meta en cintura al sector del ladrillo, que es el responsable primero de la crisis en España y sigue siéndolo. Es intolerable que estos pícaros, tras haberse forrado en los años de la burbuja, quieran ahora engañarnos de nuevo y pidan que el Gobierno subvencione los alquileres como fórmula para salir del atasco. Están mintiendo pues se trata de alquileres con opción a compra y lo que quieren es que el Gobierno (o sea, todos los contribuyentes) subvencione la compra de las viviendas a los precios inflados y abusivos a que han estado vendiéndolas hasta ahora. Imagínese usted la injusticia de que un ciudadano que no puede pagar la hipotecaza que le echaron encima los del ladrillo tenga que subvencionar con sus impuestos la compra de la vivienda de otro. Si los constructores quieren vender el millón y medio de viviendas que tienen paradas que bajen los precios. Verá usted cómo si se bajan los precios se animará la demanda, volverá el crédito y empezaremos a ver la luz esa que no ve usted al final del túnel.

- Pero mande a su casa a la ministra de la Vivienda a la que ya no le queda más margen para hacer el ridículo. Ahora quiere animar el crédito apelando a los sentimientos de la banca. Lleva un año haciendo el juego al sector del ladrillo y tratando de engañar a la gente para que compre aun sabiendo que los precios son prohibitivos. Pero esto de los sentimientos de la banca es definitivo. Añade la inefable señora que las cajas "miren con cariño" a quienes van a pedir una hipoteca porque en su mayoría son solventes. ¿De dónde ha sacado usted esta joya?

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

Sueños de juventud.

Estupenda la peli de Sam Mendes, que ya está especializándose en coger el tranquillo a las neurosis colectivas de los gringos, desde que hizo aquella divertídisima American beauty. Ésta, en cambio, no es especialmente alegre sino bastante dramática, incluso con tintes melodramáticos que a veces bordean lo insufrible. Demasiado grito, demasiada tensión, demasiadas bronca y crispación. Menos mal que la pareja protagonista borda sus respectivos papeles y, gracias a la hondura de sus interpretaciones, las aguas turbulentas tienden a serenarse. Kate Winslet y Leonardo DiCaprio de nuevo juntos desde aquel inolvidable Titanic en el que lo más memorable eran ellos dos; más o menos como ahora. Han pasado unos diez años, son más maduros y, desde luego, no han perdido el tiempo. Espero que sigan actuando juntos de vez en cuando. Mendes podía hacer con ellos lo que hizo Truffaut con Jean- Pierre Leaud, siguiendo la trayectoria vital del personaje Antoine Doinel cuya primera aparición fue en Los cuatrocientos golpes. Tendría interés.

El guión de la peli es sobre la famosa novela de igual título (Revolutionary Road) de Richard Yates, publicada en los primeros sesenta en los Estados Unidos y es una historia que rezuma el espíritu delos cincuenta, tratado sin embargo con un descarnado realismo y una crudeza que deja un poso de amargura. Una joven pareja (Frank y April Wheeler) cree que porque ella tiene alguna indefinida dote para la interpretación teatral y en él anida una confusa vocación creadora son algo distinto, diferente del mundo pequeño-burgués, convencional, ramplón, miserable de la vida en la zona residencial (suburbs en inglés, que no son nuestros "suburbios") de Connecticut, EEUU. En poco tiempo descubren que no es así y ello produce una primera crisis de pareja.

Para rescatar su matrimonio y sus ilusiones juveniles ella concibe un plan de ruptura con su anodina existencia y que les permitirá probarse a sí mismos que, efectivamente, pueden llevar otra más auténtica, verdadera, apasionante: dejarán todo en los EEUU (la casita en la zona residencial, el rutinario empleo de Frank en una empresa de computadoras o algo así, su aburrida y mezquina vida social) y se instalarán en París. París como faro de la utopía generacional de los años cincuenta. Se despiden de los vecinos que, por supuesto se mueren de envidia, ponen fin -sobre todo él- a una vida de falsedad y doble moral y deciden asimismo que se despedirá de la empresa y en donde, por cierto, para retenerlo le hacen una proposición de ascenso, más y mejor de lo mismo, que recuerda mucho a las propuestas de empleo que hace un ricachón a la joven promesa de Dustin Hoffman en El graduado, de Mike Nichols, una peli de los sesenta con una temática similar pero, a diferencia de ésta, más optimista y menos amarga.

Lo tienen todo planeado: en París April trabajará en un organismo internacional y Frank podrá, por fin, dar rienda suelta a su creatividad, mientras sus dos hijos crecerán en un clima de genuina libertad, sin ridículos convencionalismos. Lo que sucede después forma parte del interés de la peli y no seré yo quien lo destripe.

La dirección es extraordinaria y la ambientación, muy buena. El estudio psicológico de los personajes del vecindario y los compañeros del trabajo de Frank magníficos. El título, claro, no es inocente. La pareja se encamina a vivir una revolución.

dimarts, 10 de febrer del 2009

La resaca de la borrachera neoliberal.

Los últimos veinte años de turbocapitalismo o capitalismo desregulado, de libre mercado sin cortapisas, de privatizaciones sin límites, de flexibilización, desmantelamiento del Estado del bienestar, vía libre al capital especulativo y a todo tipo de combinaciones financieras oscilando de lo ilegal a lo claramente delictivo han producido la mayor crisis económica que recuerdan los tiempos: recesión, depresión, caída del PIB mundial, desempleo en millones, contracción del comercio, de la actividad industrial, avance de la pobreza y del hambre en el mundo. Todo ello producto directo de las políticas neoliberales que han dominado el planeta sin discusión. El momento del capitalismo es asimilable al del hundimiento del comunismo hace ya veinte años. E, igual que sucedió con el comunismo, los partidarios del capitalismo han desaparecido por ensalmo. Todos los que ayer cantaban las promesas de la mano invisible han enmudecido. Por supuesto, siempre queda algún partidario que, por necedad o interés, sigue proclamando la vieja fe, pero se trata de la llamada "franja lunática" en la discusión: el señor Aznar, sus acólitos en pintorescas instituciones dedicadas a la difusión de la ideología neoliberal y algún columnista de piñón fijo y columna perpetuamente idéntica a sí misma. En el resto del planeta y para la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo el prestigio del capitalismo está por los suelos. Ahora ya no hay duda de que, como sistema, es un fracaso y de lo que se trata es de averiguar con qué será sustituido.

Un buen ejemplo del descomunal desastre que ha provocado el neoliberalismo se encuentra en el país europeo que tiene el triste honor de ser el primero en dar en bancarrota: Islandia. Esta isla de poco más de 320.000 habitantes, era hasta hace seis meses el escaparate junto a Irlanda (probablemente el segundo país en declararse en quiebra en las próximas semanas) del éxito de las políticas neoliberales, de triunfo del turbocapitalismo, capaz de multiplicar la riqueza por arte de birlibirloque y de transformar una sociedad pobre de base agraria en un próspero país de ejecutivos triunfantes que se desplazaban en jets privados. Hoy ha visto que su riqueza se ha volatilizado, sus tres bancos están en quiebra, su moneda se ha hundido, el paro se ha extendido, a la par que la necesidad y la pobreza. Tanto ha sido así que la antaño feliz y despreocupada población islandesa se movilizó hace unos días y consiguió tumbar al gobierno de coalición en favor de otro presidido por una socialdemócrata, Jóhanna Sigurðardóttir, gobierno interino hasta las próximas elecciones del 9 de mayo, a partir de las cuales puede pasar cualquier cosa en Islandia, desde que se promulgue una Constitución nueva hasta que el país se integre en la Unión Europea. Quien quiera información más en profundidad sobre la crisis islandesa puede ir al interesante trabajo de Rebecca Solnit para Znet (en inglés) The Icelandic Volcano Erupts, en el que se basa esta entrada.


¿Y en España?

Además de la secuela de ruina, paro, recesión y miseria, los años de la borrachera neoliberal han dejado un panorama aterrador de actividades delictivas, de ilegalidades, estafas y fraudes, como era de esperar en un mercado desregulado que quedaba confiado a sus mecanismos morales internos, como si hubiera mercado alguno en el mundo que conociera tal cosa ni de lejos: los hedge funds, les MBSs y otros ingeniosos inventos de los especuladores se daban la mano con las estafas clásicas al estilo de Madoff y, claro está que España no iba a ser menos. La fabulosa red de presuntos corruptos, ladrones y sinvergüenzas que han estado parasitando las arcas públicas desde hace años con la no menos presunta connivencia de los cargos electos del PP en las administraciones locales son la versión carpetovetónica del desastre neoliberal mundial, son la secuela de los años locos de los Gobiernos de Aznar, los años de los fabulosos negocios al amparo de la legislación permisiva en materia de suelo, de los pelotazos urbanísticos, el asalto a las costas, las fortunas de un día para otro a buen recaudo en los paraísos fiscales. Son el resultado de las políticas de privatización, de la relación fraudulenta entre lo público y lo privado, los chanchullos, los enjuagues, las recalificaciones, la información privilegiada que han caracterizado con todo descaro a las administraciones del PP entre 1996 y 2004. Es lamentable que el vituperio haya de caer ahora sobre quienes, precisamente, pusieron coto a los desmanes de la corrupción en el PP a partir de 2004, pero es el resultado políticamente inevitable de una ideología y una gestión administrativa en aquel gobierno de mayoría absoluta de Aznar que creyó que sólo el cielo era el límite y, además de meter al país en una guerra criminal de rapiña, permitió (y ahora veremos si se benefició y cuánto) que a su sombra prosperara todo tipo de corruptelas, fraudes y expolios de bienes y caudales públicos.

La señora Aguirre que hace poco decía poner la mano al fuego por sus consejeros y ahora está despidiéndolos por presunta corrupción, antaño tan segura de sí misma y de la superioridad moral del gobierno de presuntos implicados que presidía, lucha denodadamente por conservar su puesto. Pero cada vez está más claro que ese Gobierno, que ya nació en un acto de corrupción, mediante la compra del voto de dos desaprensivos, debe dimitir en pleno y el PP tiene que nombrar una comisión gestora hasta las próximas elecciones.

Porque Madrid hiede.

(La primera imagen es una foto de Alina. La dos siguientes son una de 20 Minutos, y la otra de Público, todas ellas con licencia de Creative Commons).

Eluana.

¡Cuánto camino queda a la humanidad por recorrer hasta verse libre de estos buitres carroñeros, miserables sayones del dolor y del sufrimiento, empeñados en imponer a los demás sus odiosas creencias y en obligarlos a vivir sus vidas como a ellos les parece! Ese Papa nazi ayer y nazi hoy ¿no tiene nada que mejor que hacer que tratar de perpetuar el sufrimiento de una familia con un sadismo tan repugnante como característico de su función, de su religión y de sus dioses?

Piden perdón por los crímenes que cometieron hace cientos de años, pero tratan de seguir cometiéndolos hoy. Dicen preocuparse por el derecho a la vida de cada ser humano individualmente considerado pero los someten a todos a la cuchilla procusteana de sus rígidos dogmas acuñados en su odio enfermizo a la vida, a la belleza, a la alegría y al libre albedrío.

Afirman que la familia es una institución fundada por Dios pero sólo si se organiza y comporta como ellos ordenan; ellos, que no la conocen porque la tienen prohibida, lo que no quiere decir que no reproduzcan algunas de sus ocasionales disfuncionalidades como el vergonzoso abuso de menores que han venido practicando hace siglos y siguen.

Sostienen que su reino no es de este mundo y que no participan en política pero están siempre al lado del poder cuando éste es tiránico, ilegítimo y criminal, como trata de serlo el gobierno de ese siniestro payaso llamado Berlusconi. Su apoyo a los abusos de poder sólo es comparable a su abyecta sumisión a los poderes arbitrarios y entre los dos tratan de formar una coyunda que atenta contra la autonomía y la dignidad de las personas a las que consideran meros objetos para satisfacer sus ansias de poder, su sed de mal, su afición por el maltrato y la tortura.

Feliz Eluana que has conseguido por fin, después de diecisiete años, liberarte de las garras de estas hienas inhumanas. Todo mi apoyo a tu familia que también ha conseguido liberarse del infame estigma de tener que vivir una vida de sufrimiento sólo por dar satisfacción a unos canallas en lo más profundo de su odio a la humanidad; apoyo que se prolongará en los días que vienen, cuando la jauría civil y eclesiástica se le eche encima tratando de culparla, de no dejarla en paz, de convertirla en nueva víctima de su neurosis de esclavos aterrorizados por sus propias creencias.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).

dilluns, 9 de febrer del 2009

Acoso y derribo.

Esta claro: los altos cargos del PP -De Cospedal, González Pons, Aguirre- no es que no sepan qué decir: es que no saben lo que dicen. Han perdido la minerva y andan soltando puros disparates en un estado rayano en la histeria. La señora de Cospedal y el señor González Pons afirman que la última trama descubierta de presuntos mangantes, parásitos, sinvergüenzas que saquean las arcas públicas y roban a los ciudadanos (todo presunto, por supuesto) con la complicidad de los cargos del PP es una invención de la policía y los jueces incitados por el PSOE para que el partido conservador pierda las elecciones. Aparte de que esta mera insinuación roza lo delictivo (y, dicho sea de paso, también lo majadero) ¿cómo explican estos atribulados edecanes el hecho de que, según cuenta hoy El País, la trama haya sido denunciada por militantes y cargos del PP? ¿Son del PSOE los cargos del PP? ¿Tienen doble militancia los conservadores? A estas alturas y tras haber escuchado a la insoportable señora Aguirre negando la existencia de la realidad material, como si fuera el obispo Berkeley puesto que lo que no se ve no existe y ella, bien se ve, no ve nada que le incomode, uno está dispuesto a dar crédito a cualquier fábula. Pero esta parece excesiva.

Y además demuestra que la situación del PP está al borde del colapso cuando son sus propios militantes quienes tienen que acudir de tapadillo a la policía y a la justicia porque no pueden utilizar los cauces internos del partido. ¿Y por qué no pueden utilizar esos cauces ordinarios? Porque al PP le ocurre lo que a los bancos, lo cual es lógico pues tiende a ser su partido, esto es que en su interior nadie se fía de nadie, que reina un ambiente de amenaza y temor producido por las interferencias permanentes entre los cauces ordinarios y las amistades peligrosas de los cargos con estos delincuentes surgidos al socaire de unos municipios administrados con los criterios privatizadores propios de la derecha.

Así las cosas, ¿quién lleva a cabo el acoso y derribo del PP si no es él mismo por los más variados medios? El señor Rajoy repite como un loro que el señor Rodríguez Zapatero es un incompetente, pero él, el prodigio de la competencia, preside un partido en el que los que no se espían entre sí es porque se denuncian; en el que nadie es leal a nada; no existe proyecto identificable ni opinión común en prácticamente nada y en el que cada cual ambiciona el puesto del otro y todos el de un jefe al que ensalzan en público e insultan en privado, en espera del momento de darle la patada definitiva. El competente señor Rajoy es incapaz de mantener en funcionamiento mínimamente aceptable a su partido con lo que no hace falta ser adivino para suponer que el resultado de las próximas elecciones va a ser catastrófico. La cuestión ya es si va a sacar más o menos votos que su rival en su terreno ideológico, UPD.

¿Quién es aquí el incompetente?

(La imagen es una foto de www ukberri net, con licencia de Creative Commons).

Los amigos de ETA, fuera.

Todo según lo previsto. Por enésima vez los tribunales han declarado ilegales a un par de organizaciones-tapadera con las que, también por enésima vez, la izquierda abertzale pretendía perpetrar el fraude de ley acostumbrado en periodo electoral. Es sorprendente la contumacia de esta gente en ir a darse con la testuz contra el muro aunque, ciertamente, también es posible interpretar una actitud tan absurda en clave patriótica. Cabe decir, por ejemplo, que el heroísmo de los abertzales se muestra en su irreductible afición a ir por lana y salir trasquilados. El patriotismo y la imbecilidad, ya se sabe, suelen ir de consuno.

Sólo consigo entrever un punto de racionalidad en esta cerrada obcecación y es que, al fin y al cabo, quienes arman esos seudopartidos saben que, si no pueden presentarse a las elecciones, los votos irán a los partidos nacionalistas que no jalean a los asesinos pero que también se benefician -lo confiesen o no- del imperio de las pistolas en el País Vasco.

Eso puede ser y estamos en un territorio en el que, si no tomamos muy en cuenta el cinismo de quienes recurren a estos procedimientos, podemos entendernos. Lo que ya no merece la pena es responder a las falsificaciones a que recurren los apologetas de los terroristas porque no atienden a los argumentos sino sólo a los disparos de las pistolas:

Nadie en España ilegaliza opción ideológica alguna, como se prueba con la presencia en las instituciones de ERC, un partido tan independentista como los vascos.

Concurrir a las elecciones al amparo del tiro en la nuca no es un derecho.

Nadie en España prohíbe votar a las opciones ideológicas que se quiera como se demuestra por la misma razón ut supra.

Votar a cómplices de terroristas no es un derecho.


Actualización a las 12:00 del 9 de febrero: por si había alguna duda respecto a las conexiones terroristas de las dos formaciones ilegalizadas, los cretinos de las pistolas han respondido a la decisión del Tribunal Supremo con un bombazo.

El ingenio filosófico.

¿Qué es un bufón? En el sentido más tradicional del término un gracioso que hacía reír a los reyes ya sólo con su contrahecha apariencia física pero, sobre todo, con su ingenio que muchas veces rayaba en la insolencia. Un bufón es el que puede decir las verdades más incómodas a los poderosos amparado en la inmunidad de que va revestida su situación. Eso es algo que, según ha descubierto González Calero (La sonrisa de Voltaire. Más filosofía para bufones Ariel, Madrid, 2008, con ilustraciones de Anthony Garner, 175 págs) pueden hacer también los filósofos y con mayor competencia pues no en balde tienen más profundo saber. Así que éste es el segundo libro que el autor dedica a presentar la filosofía en esta, por así decirlo, bufonesca forma, como un torrente de chispas e impertinencias muy ingeniosas.

Como viene pasando con los últimos libros de filosofía que se han reseñado en Palinuro, La sonrisa de Voltaire tampoco es una historia de la filosofía sino una especie de antología de ocurrencias, frases, anécdotas simpáticas, respuestas perspicaces; algo así como la vieja recopilación a cargo de Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno, pero atribuida a los filósofos en las más diversas circunstancias a lo largo de los tiempos y ordenadas, sí, en sentido cronológico. El autor las agrupa en cuatro grandes órdenes: la filosofía antigua, la oriental, la cristiana, la moderna y la contemporánea. El jardín es muy variado y hay muestras de gran diversidad. Unas son más conocidas (algunas son célebres) que otras pero de casi todas ellas pueden extraerse enseñanzas provechosas.

Se entiende por lo demás que es casi imposible reseñar una antología como no sea proporcionando a su vez una muestra de lo que el reseñante, Palinuro en este caso, considera más digno de guardar en la memoria.

Así por ejemplo, es oportuno el conocidísimo apotegma de Gorgias: "Nada existe; si algo existiera no podría ser conocido; y si pudiera ser conocido no podría ser comunicado" (p. 14), el origen mismo de aquella obra radical del español Francisco Sánchez, Que nada se sabe.

En otro punto ilumina la doctrina platónica del conocimiento como reminiscencia con una leyenda hasídica según la cual los niños vienen al mundo sabiéndolo todo pero, en el momento de nacer, un ángel los invita a guardar silencio. (p. 23).

Muy en la línea de Onfray Calero defiende a Lucrecio, objeto de la maledicencia y el desprestigio de San Jerónimo, quien fabuló la leyenda de que el romano epicúreo había tomado un bebedizo que lo hizo enloquecer de amor hasta la muerte (p. 42).

Del capítulo de la filosofía oriental me quedo con la idea confuciana de que las normas de conducta que rigen en el seno de la familia han de tomarse como modelo para el ámbito de la convivencia social y política (p. 53) porque demuestra que la humanidad comparte dos o tres ideas fundamentales en todo tiempo y lugar. Está de la traslación de la familia al orden político o, si se quiere, de la fundación del orden político en el familiar es tópica en Occidente como se puede ver, entre muchos otros ejemplos, en la obra de Sir Robert Filmer (el punching ball de Locke) y la Ciudad antigua de Fustel de Coulanges.

Del capítulo de la filosofía cristiana, resalto la convicción de Tertuliano de que la filosofía es la cuna de la herejía, lo que es una verdad como un templo o, por lo menos, como una hoguera para quemar filósofos.

Igualmente de reseñar la idea gnóstica de que el mundo es la obra de un dios maligno, cosa que siempre me ha parecido una idea sorprendente y, según cuándo y dónde, francamente peligrosa pero que no se me alcanza qué resuelve. Un dios maligno no deja de ser un dios y en Oriente cuentan con varios de esos.

Tiene mucha gracia la crítica de Roger Bacon a los grandes escolásticos, San Alberto Magno y Santo Tomás, de los que decía que querían enseñar "antes de haber aprendido" (p. 72). No sé, por lo demás, si esa no es una idea que tienen todos los profesores a poco pundonorosos que sean. Y en todo caso está claro que este primer Bacon hizo bien en andarse con tiento.

Según parece, atraído por la fama del místico y filósofo Jakob Böhme, Carlos I de Inglaterra envió a un sabio de su corte a conocerlo a Görliz y dice Heine con su habitual elegancia que si bien Carlos I perdió la cabeza en Whitehall, su sabio sólo perdió el entendimiento en Görliz (p.78).

Muy curioso el anagrama de Renatus Cartesius que publicó Chauvin en 1692: Tu scis res naturae; sorprendente el malévolo de Leibniz: Cartesius = Sectarius (p. 84).

Hablando de cómo Kant había despertado de su "sueño dogmático" al leer a Hume pero viendo que siguió postulando la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, Bertrand Russell decía que debió de tomar otro somnífero (p. 110).

Schopenhauer pensaba que la filosofía de Hegel no es más que una sarta de disparates propia de un chiflado. Hay muchos positivistas que piensan lo mismo hoy día. Pero Schopenhauer no tiene razón del todo cuando dice que quien sostiene que "el ser es la nada" debiera estar en un manicomio (p. 124) pues eso sólo es admisible si hacemos al manicomio coincidente con el ser. Y por supuesto que éste es la nada como puede probarse hoy perfectamente preguntando en dónde esté Schopenhauer.

Por último es un consuelo la opinión de Nietzsche de que "hay pensadores que necesitan que nadie los refute. Ellos mismos, sin darse cuenta, se encargan de hacerlo" (p. 136). A poco que hayan vivido y escrito, casi todos.

diumenge, 8 de febrer del 2009

La corrupción está en dónde está.

Es curiosa la unidad de acción de la prensa de la derecha. Ninguno de sus periódicos impresos o digitales concedió ayer titulares a la supuesta trama de corrupción que implica al PP prácticamente a todos los niveles de gobierno. Algunos omitieron la noticia por entero y otros la redujeron a unas líneas perdidas en relaciones de "otras noticias". Hay que ver cómo prevalece la ideología y el partidismo hasta sobre los intereses comerciales. Porque la noticia es un bombazo que tiene un potencial destructivo incalculable.

Pues bien hasta El Mundo, un diario muy atento a las cifras de difusión, se perdía este bocato di cardinale, relegaba la noticia a un lugar poco destacado y, además, la presentaba desmereciéndola y afirmando que alguno de los detenidos por la tal trama de corrupción ya aparecían en informes y dossiers de hace dos años, como si esto restara un ápice de importancia a un asunto que por fin permitirá dilucidar ante los tribunales unos comportamientos y hechos que son de conocimiento general en el país y objeto de todo tipo de habladurías, referentes a las relaciones de los políticos del PP con cargos en las administraciones locales con el mundo de la empresa. Se trata de una tangentopolis gigantesca que afecta a muchos lugares de España y uno de cuyos símbolos es el llamado "caso Fabra" que todavía no ha podido ventilarse judicialmente debido a las maniobras dilatorias de las autoridades conservadoras y en el cual se ha dado el chusco intento de chantajear a un abogado de la acusación protagonizado por unos falsos empresarios que, al parecer, eran empleados de Intereconomía el grupo de comunicación de la derecha extrema que hace unos días patinaba majestuosamente con el vídeo del Gran Wyoming. Todo un portentoso lío.

Luego de un día de silencio, Libertad Digital llevó la noticia a portada, pero para presentarla dando la palabra al inefable señor González Pons para quien dicha supuesta trama se encuadra en una estrategia de eliminación del PP, lo que debe de querer decir que no hay tal trama y que, por lo tanto, la seis personas en los calabozos a disposición judicial deben de ser objeto de una especie de secuestro ilegal perpetrado por la policía y los jueces. No se crea que exagero. El mismo señor González Pons afirma que estos asuntos se mueven por intereses electorales del PSOE que se vale para ello de la justicia y la policía. Por supuesto, afirmaciones que no están respaldadas por prueba alguna, puros disparates.

En esto de valerse (o intentar valerse) de los jueces y la policía para obtener sus objetivos políticos el PP podría dar un máster, como se ha podido comprobar abundantemente en los últimos años, muy en especial durante el proceso por el 11-M en Madrid. A propósito, permítaseme una breve digresión sobre esta socorrida táctica de la derecha de acusar a los demás de hacer lo que ella hace que siempre me ha llamado la atención y que es una mezcla curiosa de comportamientos en la que entran a partes iguales la desvergüenza, la demagogia y la neurosis pero, que yo sepa, carece de nombre. Y habría que ponérselo porque es un recurso muy característico: se crispa la vida política cuanto se puede (por ejemplo en la legislatura anterior, aunque hay muchos más casos) y se acusa a los oponentes de crispar; se manipulan los medios de comunicación hasta convertirlos en oficinas de agitprop (por ejemplo, Telemadrid) y se acusa a los demás (que no han hecho ni la décima parte) de manipular; se instrumentaliza la lucha antiterrorista con fines electorales (por ejemplo, el señor Aznar con motivo del asesinato de Tomás y Valiente) y se acusa al adversario de hacerlo él y así de modo permanente y continuo. Es una táctica inveterada de la derecha y es curioso que no tenga un nombre. Cuando menos no lo conozco. Podría llamarse "el argumento boomerang" que capta la idea, pero no me parece satisfactorio. A ver si a alguien se le ocurre alguno porque es un recurso muy evidente. No es el socorrido "y tú más" que la señora Aguirre borda con su chulapería proverbial sino que consiste en acusar a los otros de hacer lo que uno hace al tiempo que se niega airadamente estar haciéndolo.

En todo caso, por más que se recurra a este y otros procedimientos ya nadie podrá detener la catástrofe del PP al que a dos semanas del comienzo de la campaña electoral le ha estallado en los morros un feísimo asunto de corrupción que viene a agravar el de espionaje en la Comunidad de Madrid que la señora Aguirre trata de ocultar tras la triquiñuela de una comisión amañada sin darse cuenta de que, al haber una investigación judicial paralela, el resultado será demoledor para ella, cuando los tribunales condenen a quienes ella absuelve.

Entiendo los argumentos del señor González Pons al decir, algo angustiado, que su partido es un partido honrado y sus militantes gente honrada. No lo dudo y simpatizo con su queja. El PSOE pasó por una experiencia similar hace unos años, cuando le brotaron docena y media de Rubios, Roldanes, Urralburus y Otanos y ahí se pudo ver que su condición de partido honrado con militantes honrados no era obstáculo para que, si no se da la debida vigilancia, proliferen los ladrones, randas y sinvergüenzas. Pero en el caso del PP hay otro elemento concomitante que no puede ignorarse. ¿A dónde hemos de pensar que dirigirán sus pasos los mangantes y corruptos preferentemente, a un partido que da más valor a lo público que a lo privado o a otro que hace al revés y que, además, tiene como norte y guía privatizar todos los bienes y servicios públicos que pueda? ¿En dónde hay mejores perspectivas de hacer negocios dentro o fuera de la ley? ¿No es obvio? Siempre he encontrado muy significativo que el término inglés para designar a los piratas sea privateers. Efectivamente, la piratería es privatización y en toda privatización hay mucho de piratería.

Peregrino de la memoria (XL).

Amor a pesar de todo.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XXXIX), titulada Esto puede acabar bien).

Se sienta a mi lado, en el sillón contiguo, se alisa la falda con suave manera, me mira sin dejar de sonreir y dice:

- No necesariamente. También podemos quedarnos aquí; se está muy bien. Aunque te advierto que tengo una habitación reservada.

- ¿En el Palace?

En algún momento de la noche anterior o quizá de esta mañana me pregunté a qué me iba a enfrentar, con qué clase de persona tendría que vérmelas y me dije que haría bien en prepararme o, por lo menos, preparar algo, una actitud, un discurso, una excusa, un propósito, algo. Pero creo que no lo hice entre otras cosas porque no conseguía imaginar qué tipo de persona sería Laura o quizá porque en realidad no había tenido tiempo para pensar en ello. Eso que dicen muchas gentes de acción de que actuando se piensa será verdad en algunos casos y en otros, no. Pensar qué actitud debe uno adoptar ante una persona a la que no conoce requiere, me parece, bastante atención y no creo pueda simultanearse con nada más, aunque sea mascar chicle. Ahora lo lamento porque me doy cuenta de que no salgo de mi desconcierto y que ella lleva bastante terreno ganado y sabe emplearlo. En toda mi vida jamás se me ha ocurrido que alguna vez pudiera ocupar una habitación del Palace. Pues puedo.

- Sí claro. Es el lugar más cercano a mis oficinas que están aquí cerca, en el Paseo del Prado.

- ¿En dónde? ¿En el Museo Thyssen?

- No, jajaja. Pero cerca, cerca. Voy con frecuencia, ¿sabes? Tiene cosas que serenan.

- Por ejemplo...

- El retrato de Giovanna Tornabuoni.

- Eso está más visto que el TBO.

- Sí, pero ¿sabías que es un retrato póstumo? Al parecer era costumbre de las familias ricas conservar el rostro de los que morían, sobre todo los jóvenes porque supongo que son muertes más inesperadas. Figúrate: irte dejando detrás tu imagen en el mejor momento de tu vida porque los pintores pintaban no lo que veían, claro, sino lo que imaginaban a partir de lo que veían. Idealizaban porque además había que cobrar.

- Y ¿eso te serena?

- Pues mira, sí.

- ¿De qué?

Aquí me doy cuenta de que vuelvo a quedar atrás. ¿De qué va a ser? De lo que ni me imagino. No tengo en la memoria las palabras exactas de Vlam, aunque sí registradas en el blog, pero Laura tiene algún tipo de próspero negocio delictivo. No sé cuál. Quizá pueda preguntárselo. O quizá más adelante, si hay más adelante. Pero no contesta sino que se limita a encogerse de hombros y cambiar de tema:

- ¿Sabes que dijeron que estaban completos?

- ¿Quiénes estaban completos?

- El hotel, hombre. Le dijeron a Martín, que es mi secretario que no tenían habitaciones libres.

- ¿Y entonces?

- Sí que tienen habitaciones libres.-Me puso una mano en el antebrazo y siguió sin solución de continuidad:- Estoy muy contenta de que que por fin nos conozcamos. Tenía muchas ganas por todo lo que Vlam habla de ti. Pero te has hecho de rogar. Mogollón.

- ¿Vlam habla de mí?

- Mucho. Te admira.

- Pensaba que cree que soy gilipollas.

- Eso es lo que él dice.

- ¿Qué?

- Que piensas que él cree que eres gilipollas.

- ¿Y por qué no me desengaña?

- Id los dos al psiquiatra. A mí qué me cuentas. Yo quería conocerte.

Pero para qué. Eso es lo que me pregunto desde hace días. Para qué. Ahora ya sé además que tengo pendiente una conversación con Vlam. Esperará, supongo, pero de momento tengo que poner atención en lo que está pasando porque algo está pasando. Laura no parece tener cortapisa alguna a abrirme su corazón. Había escuchado atentamente los relatos de Vlam cuando hablaba de mí, de los dos, de nuestras hazañas y buena fe juveniles y poco a poco se había ido haciendo una idea de mí. Luego se dio cuenta de que esa idea le agradaba, fue concentrando en ella sus pensamientos, empezó a pensar que la idea la atraía sentimentalmente y, al final se había enamorado de mí. Creo que es la primera vez que alguien se enamora no de mí, sino de la idea de mí. Si el amor platónico es algo, es esto. Le digo que es imposible pues no me ha conocido sino hasta ahora pero según dice me vio en algunas fotos buscando en la red, porque, al parecer, están los retratos de alguna contrasolapa de algún libro. Ella misma dice que se ha enamorado de una contrasolapa de un libro pero añade que es lo que puede pasarle a alguien que se enamora de un escritor. Sí, claro. Seguimos hablando y hablando. Consumimos un par más de tazas de café y seguimos hablando. Me interesa su biografía. Ella no me pregunta por la mía. Yo sí, yo quiero saber qué sienten las exclaustradas. Pero no parece que el tiempo que profesó en la Franciscanas Mercedarias le haya afectado. Es más, cree que aquel período se pasó volando.

- Antes de ingresar, yo, que ya estaba más o menos como ahora, ya había hecho lo que me dio la gana. Me educaron con bastante libertad; es decir, no me educaron en absoluto. Hice siempre lo que me dio la gana y nadie se encargaba de mí. Mi padre estaba siempre viajando y mi madre muy ocupada con un gran círculo de amigas y algún amante ocasional.

- Y ¿por qué te metiste monja?

- Para llamar la atención, supongo. Pero luego me fui y las cosas empezaron a marchar de forma impensada. Y ahora aquí me ves, hecha una empresaria de éxito.

- Dedicada al tráfico de ¿qué? Vlam me lo dijo, pero lo he olvidado.

- De tráfico, nada, moreno. De muy honrada exportación/importación de objetos de regalo. Somos ya un emporio. Tengo casa en New York -y dice "Nuyoooook"-, en Londres, París y Roma.

- Pero Vlam me dijo...

- Ya lo conoces ¿no? Un bocazas.

Hay que reconocer que algo de eso hay. A Vlam le encanta presumir. De lo que sea, pero presumir. De hampón como de atleta o fogoso amante. En todo caso, como no voy a dejarme avasallar quiero saber qué intenciones trae. Pero dice que ninguna, lo que yo diga le parecerá bien.

- Desde el momento en que estoy enamorada de ti, soy tuya.

Por favor, por favor, nadie habla así ya. Quiero saber qué le hace suponer que yo querré algo con ella. Se ríe de nuevo, me agarra del brazo, se frota contra mí y me dice que porque tiene algo por lo que yo daré lo que sea.

- ¿Y qué es eso?

- Puedo organizarte viajes gratis a donde quieras, cuando quieras y como quieras. Y conmigo. Puedes prescindir de mí si quieres, pero creo que no querrás.

No hace falta que diga que no sé de nadie que pueda negarse a algo así. Yo no, en absoluto. Me quedo impactado y abrumado, como si ya hubiera hecho un par de viajes de miles de kilómetros y ya soy pan comido para Laura que sabe que me tiene a sus pies. Lo único que no acaba de entrarme en la cabeza es qué diablos habrá ella visto en mí para enamorarse. ¿Quizá los relatos de Vlam? ¿Qué andará diciendo por ahí Vlam de mí? Que soy un intelectual, un hipocondriaco, un tipo algo chalado pero buena persona, el Woody Allen que todos llevamos dentro. Pero justamente ¿quién se enamora de Woody Allen? No quién lo quiere sino quién se enamora de él. Poco a poco ha ido entrándose la tarde, el público de la rotonda del Palace ha cambiado un par de veces. Ahora se ha llenado de una gente joven, no muy joven y alguna no tan joven que están preparando algún acto o acontecimiento en uno de los salones laterales. Deben de ser gente de cine o teatro, son muy vocingleros, se saludan unos a otros con mucho gesto y exclamación, se fotografían aquí y allá sonriendo y alguno viene o va haciendo declaraciones a un periodista que lo persigue micrófono en mano. Recuerdo que he dicho a Esteban que sobre las ocho estaré en su casa y son ya las siete. Se lo digo a Laura: que tengo que irme.

- ¿Cuándo volvemos a vernos?

- Cuando quieras.

- ¿Mañana?

- Vale; quedamos por el skype.- Salimos juntos al último tramo de Alcalá antes de la Plaza de Cánovas del Castillo, que la gente llama "de Neptuno" por la fuente con el carro del dios del mar. Quiero coger un taxi pero Laura no me deja.

- No te merece la pena, Ángel te llevará -y me señala un chófer esperándonos a la puerta. Yo volveré dando un paseo. Ángel, llévalo a dónde diga. -Empieza a caminar hacia su oficina. De pronto da media vuelta, me echa los brazos al cuello y me besa en la boca, luego se aparta y dice:

- Hasta mañana.

dissabte, 7 de febrer del 2009

Italia: camino de la dictadura.

Si se me ocurre comparar a Italia en 2009 con Alemania en 1932, a Giorgio Napolitano con el mariscal Von Hindenburg y a Silvio Berlusconi con Adolf Hitler seguramente estaré exagerando. En el caso de Napolitano/Von Hindenburg por exceso y en el de Berlusconi/Hitler por defecto. Que me estoy quedando corto, vaya. El conflicto que ha provocado Il premiere italiano (cuya capacidad histriónica es superior a la del cabo austriaco) pone en jaque al Estado de derecho en Italia desde el momento en que enfrenta al poder legislativo con el Presidente de la República por una parte y con el Poder Judicial (representado aquí por el Tribunal Supremo cuyas sentencia se niega a cumplir el Gobierno del Cavaliere) por la otra. Téngase en cuenta que el dominio que Berlusconi ejerce sobre el parlamento es muy superior al que ejercía al principio A. Hitler sobre el Reichstag en el que no disponía de mayoría absoluta.

Lanzar a unos poderes del Estado contra otros, al tiempo que se controlan los medios de comunicación y se cuenta con el apoyo incondicional del Vaticano (hoy en manos de un antiguo miembro de la Hitlerjugend o "Juventud hitleriana") es una vía distinta a la de la marcha sobre Roma de los fascistas mussolinianos, pero tiene la misma carga de provocar un golpe de Estado.

Abrigo la esperanza de que la Corte Constitucional italiana anule ese esperpento de ley que il Cavaliere pretende que aprueben sus siervos y lacayos en el Parlamento italiano que pasan por diputados. La base de la anulación es obvia: la ley no es una ley sino un fraude de ley pensado para desobedecer el fallo del Tribunal Supremo y soslayar el veto presidencial. Repito, un fraude.

Y si el Tribunal Constitucional fallara, cosa improbable pero no imposible dado que en la Italia de Berlusconi nada es imposible, espero que la Unión Europea intervenga porque no puede tolerar que semejante ataque al Estado de derecho quede impune.

Y a todo esto, qué canallada que la pobre Eluana y sus familiares tengan que padecer la brutal y autoritaria injerencia en los derechos humanos de un neofascista prepotente y la carcunda vaticana que siempre está al lado del poder cuando éste es criminal.

(La imagen es una foto de vas vas, con licencia de Creative Commons).

Os han pillao, tronkos.

NB: cada vez que en esta entrada se hable de algún delito o se le atribuya a alguna persona en concreto o en abstracto se entenderá matizado por los adjetivos "presunto" y "supuesto". En nuestro país rige el principio de presunción de inocencia y hasta el ladrón más desorejado tiene derecho a que se le considere persona honorable en tanto los tribunales no dictaminen lo contrario. Como en el caso de la trama de corrupción más o menos vinculada al PP están los procedimientos en sus inicios, hágase el favor de entender que aquí todo es "presunto" y "supuesto".


Por fin vuelven las cosas a sus cauces naturales. En esa (recuérdese: presunta) trama de corrupción que acaba de descubrirse con todo tipo de delitos hay ex cargos del PP, amigos del PP, conocidos del PP, allegados al PP y administraciones territoriales del PP. Y tiene pinta de ser un bombazo que va a convertir el partido en un cráter. Mira por dónde los otros asuntos del espionaje y las adjudicaciones a la remanguillé del gobierno de la señora Aguirre quedan reducidos a la mínima expresión informativa. Porque en esta trama flotan en el éter de la corrupción, el cohecho, el blanqueo de capitales miles de millones, a cuyo lado lo que hayan podido apañar los beneficiados de la CAM es calderilla.

Las aguas, como digo, a su cauce. Es lógico que salgan estos asuntos de supermangancia descomunal en el partido de la derecha porque la derecha es el partido tradicional de las fortunas, el dinero, las empresas, los pelotazos y los negocios blancos, negros o tornasolados. Cuando la corrupción aparece en los partidos socialistas, que suelen estar compuestos por pobres diablos y pringaos, como sucedió en los tiempos de Felipe González, quiere decir que algunos aprovechateguis, mangantes y arrastraculos, al estilo de Mariano Rubio, Luis Roldán, Urralburu u Otano, meten la mano en la caja común y se llevan unos cuantos millones. Malo, desde luego, condenable, sobre todo por el inmenso daño que hacen a la imagen de un partido con una tradición de izquierda. Pero nada en comparación con los pelotazos de miles de millones que organiza la derecha siempre que puede. Aquí y en todas partes. ¿Ha olvidado alguien que el Gobierno neocon del señor Bush en los EEUU estaba compuesto por mendas que eran accionistas o cargos dirigentes de las empresas tipo Haliburton a las que se encomendó primero la destrucción y luego la reconstrucción del Irak que ellos mismos ordenaron como dirigentes políticos y con las que se forraron como accionistas? Esa es la corrupción de la derecha.

Aquí, en España, la cosa iba en tono menor, casi como si el PP no quisiera estar a la altura de su alma reciamente derechista, como si de verdad estuviera tragándose el rollo centrista: que si el apeadero del AVE en Guadalajara está a trece kilómetros de la capital, en unos terrenos que son de la familia natural o política de la señora Aguirre; que si ese inverosímil campo de golf en pleno centro de Chamberí se hizo adjudicando la explotación y lo que sea a familiares y allegados del adjudicador, el señor vicepresidente del Gobierno, que si una recalificación aquí, una privatización allá, una concesión acullá. Calderilla. Menudeo. Cosa de poca monta. Era inverosímil que con tantos ayuntamientos y gobiernos regionales en manos del PP, con la permisiva legislación en materia de gestión del suelo que promovió el Gobierno del señor Aznar para que el personal pudiera hacer negocios, aun no hubiera aflorado ningún asunto realmente gordo, de esos de los que todo el mundo habla, al rebufo de la gigantesca burbuja inmobiliaria, no se supiera de ningún trinque majestuoso, de los de quitar el aliento y medir con la vara del realismo el fondo real de la acción política de la derecha.

Bueno, pues ya está aquí. Seis ciudadanos en los calabozos, una verdadera trama de corrupción (siempre supuesta, ¿eh? no fastidiemos) con decenas de implicados y ayuntamientos de buena parte de España. Y todo del PP. Como era de esperar para poder responder a la pregunta que todo el mundo se ha venido haciendo desde el comienzo de esta crisis: ¿a dónde ha ido a parar el dineral que se hizo con la burbuja inmobiliaria? Está claro, ¿no?: de un lado, a los paraísos fiscales estilo Islas Caimán, por donde al parecer cobra sus honorarios profesionales cuando menos un militante del PP, hasta ayer candidato en las próximas elecciones gallegas; de otro a los presuntos bolsillos de los presuntos mangantes que presuntamente se valen del PP para forrarse con presuntos miles de presuntos millones.

El pez más gordo de esta última operación desencadenada por el juez Garzón, al que hoy cubrirán de oprobio en todos los medios independientes de la derecha, es el señor Francisco Correa, empresario que organiza quilombos para el PP y que tiene algún tipo de relación con la familia Aznar puesto que fue testigo en la boda de la hija, aparte de estar presuntamente metido en un montón de presuntas trapisondas. Como el mundo es lo que es en punto a maledicencia, solidaridad y otras virtudes, el yerno del señor Aznar, don Alejandro Agag, se ha apresurado a dejar las cosas bien claras con la siguiente declaración con amenaza incluida: "Este señor era amigo mío pero hace mucho tiempo que no le veo. Quiero clarificar que no tengo ni he tenido ningún tipo de relación comercial o de negocios con él y si alguien insinúa lo contrario tendré que tomar medidas." Hace muy bien el señor Agag en tomar distancias y marcar territorios (lo que, de paso, prueba que las cosas deben de ser de avío), no vengan los habituales canallas a insinuar lo que no es cuando, como todo el mundo sabe, si uno necesita un testigo de boda, sale uno a la calle y pilla al primero que pasa.

Imagino que, a tenor del apartado "Y-tú-más" del manual de supervivencia política, los medios de la derecha volverán a batir el cobre como antaño con la letanía Filesa, Malesa, Time Export pero está presuntamente claro que al lado de esta operación de apandadores a la grande aquellos casos no son el chocolate del loro sino el alpiste del canario.

(La imagen, un cartel antiguo de una película del famoso Fantomas, procede de Wikipedia y está en el dominio público).

Peregrino de la memoria (XXXIX).

Esto puede acabar bien.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XXXVIII), titulada Recuerdos militares).

Había amanecido un día radiante en Madrid, cosa de agradecer después de la tormenta de las últimas fechas. Aproveché parte de la mañana para poner al día el blog, lo que me va a permitir contar dos veces alguna cosa, cuando me interese, una mientras pasa y otra mientras pienso en lo que ha pasado. Esta capacidad para revivir lo vivido, recapacitar, repensarlo es la característica más propia del ser humano. O quizá no; quizá sea propia de todos los seres vivos. Será como sea pero es apasionante y por eso la narración forma parte del ser humano en todas sus dimensiones: como narrador, como narrado, como asistente a la narración como el que la contemple en la memoria o vuelve a narrarla. Toda la vida es una narración, un relato. Todos lo tienen. Unos lo escriben; otros, no. Para eso me sirve el blog, para mantener una cadena de reflexión que va desenvolviéndose al correr de los días con algo ajeno, con lo que incluso puedo dialogar. Y hasta hacer que las narraciones se intercalen, ¿por qué no? o vuelvan a contarse algunas pero desde distinto punto de vista, como en Rashomon. Además de actualizar el blog, navegué algo por la red, leí algunos periódicos nacionales y extranjeros y me puse al día. Había un problema con la Constitución de la Unión Europea y se hablaba mucho de la crisis financiera. En esto de la Constitución europea no sabe uno qué pensar: si es conveniente, si es útil, si es posible porque son pensamientos de difíl concreción. La verdad es que si lo primero que hay que dilucidar es si es posible en absoluto algún tipo de Constitución europea, se pregunta uno para qué discutir sobre si será federal o no. Pero, al mismo tiempo, ¿cómo saber si será posible o no? dependerá de cuáles sean sus rasgos sobre si federal o no, por ejemplo.

Soy europeo. Me considero europeo cada vez que salgo de Europa y se lo digo a mis interlocutores: yo soy europeo, con lo que siento plaza de estúpido, aunque me resulta difícil evitarlo. Pero en Europa esa conciencia de europeo no me sirve para nada porque es lo que somos todos y, como no nos distingue, no nos ayuda a entendernos. Para entendernos tenemos que considerarnos y actuar como españoles, franceses, rumanos, suecos o turcos. En el caso de España habría que hacer alguna excepción respecto a catalanes, vascos y gallegos o, por expresarme mejor, tres excepciones.

Como europeo no sé si me importa mucho o influye el hecho de que la Unión tenga una Constitución o no. Supongo que debemos tenerla, pero no me parece imprescindible. Europa ha llegado hasta aquí sin Constitución, quizá pueda seguir algún tiempo más. Podría emplearse en debatir algo más no sólo el tipo de Constitución sino incluso su forma. No es cosa de olvidar que uno de los países más (y, por ello, menos) influyentes en la conciencia europea, Gran Bretaña, carece de Constitución y la única vez que tuvo una escrita era un Instrument of Government, que venía a ser un Instrument of Tyranny. Ya sé que el asunto plantea la muy apasionante cuestión de qué sea "lo" europeo desde el punto de vista cultural y de identidad, con su permanente carácter de ambivalencia o incluso de panvalencia. Decir que "lo" inglés no es "lo" europeo no puede ir contra la idea de que "lo" europeo no puede concebirse sin "lo" inglés. Y lo mismo vale para los otros "loes". Todos los países, todas las naciones europeas son ambivalentes respecto a "lo" europeo: todas son europeas pero a todas hay algo que las separa de Europa. A los británicos el canal de la Mancha; a los españoles, los Pirineos; a los portugueses, los españoles; a los italianos los Alpes; a los alemanes el Rin; a los polacos, Alemania, etc. Europa es Europa para todos los europeos y la Europa que cada europeo imagina es distinta.

Terminé de arreglarme y me dispuse a salir para ir al Palace cuando me llamó mi hijo Esteban para saber por dónde andaba. Le dije que en Madrid, que había salido con ánimo de hacer un viaje por Marruecos, de bajarme al moro, pero todo se había frustrado en Melilla.

- ¿A causa de lío de los inmigrantes ilegales?

- Sí, bueno y de la tormenta, que se suspendieron los vuelos y los ferries.- De pronto me di cuenta de que no me había enterado de cómo terminó el conflicto de la frontera en Melilla. Era como si, al abandonar la ciudad, aquello que tenía que ver con ella se esfumara. Se lo pregunté a Esteban. Me dijo que si no lo sabía yo que venía de allí. Pero como si viniese de la luna. Los viajes, cualquier viaje, cualquier desplazamiento, por breve que sea en el tiempo, introduce uno nuevo, obliga a vivir, aunque sea unos instantes, otra vida. Con mayor razón cuando el viaje es prolongado pues esa nueva vida que se abre se despliega en el trayecto y lo absorbe a uno tan por completo que no volví a sentir necesidad de informarme acerca de cómo habían quedado las cosas por obra del Delegado del Gobierno en la plaza. Ahora parecía que el asunto se había resuelto; había un par de asaltantes en el hospital y la vida seguía con normalidad, lo que quería decir que los otros asaltantes se habían retirado a los montes en torno a Melilla, el Gurugú, por ejemplo, desde el que se dominaba el Barranco del Lobo. En todo caso, él no me llamaba para charlar sobre la Guerra de África, sino sobre algo que quería proponerme. Pretendía que pasara por su casa para hablar sobre un libro que acababa de leer. Le dije que iba camino de citarme con una dama y me preguntó que cuándo quedaría libre.

- ¡Huy, libre! A saber qué es eso.

- Hombre, a saber cuándo vas a ser autónomo, vas a tomar tus decisiones por tu cuenta.

- A saber.

- Pero a saber ¿qué?

- Cuando estaré en situación de hacer esas cosas tan complicadas que dices,

- Venga, no fastidies.

- Es verdad, no fastidio. Voy a veros sobre las ocho y me echáis de cenar.

Esteban vive en un piso relativamente cómodo al final de la Reina Victoria, ya cerca de la casa de Vicente Aleixandre que aún espera que las autoridades se pongan de acuerdo y la compren para conservarla. Es guía turístico y viaja bastante por América Latina, el Mediterráneo y la India, que son sus recorridos preferidos o, como dice ahora todo el mundo por el contagio de internet, "favoritos", siendo así que en el uso del español ese término sólo se usaba en femenino. Su mujer, Beatriz, es economista y trabaja en Cajamadrid. Son una pareja muy normal, con dos críos de cuatro y cinco años y están pagando un apartamento que han comprado en la playa. Me gustará ver a mis nietos. Encuentro que los nietos son muy distintos a los hijos y, desde luego, lo que es muy distinta es la actitud que tenemos frente a ellos. Para un nieto hay el tiempo que no hubo para un hijo, y la paciencia. El cariño es el mismo, pero, claro, para el que lo da, quizá no para el que lo recibe. De ahí que las relaciones padre-hijo sean muy, pero muy distintas de las de abuelo-nieto.

Llego al Palace con un cuarto de hora de adelanto, tomo asiento a una de las mesas con sillones que hay en círculo debajo de la cúpula y me repantingo para contemplarla a mi sabor. Cuando bajo la mirada veo que se acerca sonriendo una mujer espectacular, enfundada en un traje ceñido que ondea las curvas al avanzar sobre unos tacones inverosímiles y se regocija con lo que sin duda debe de ser la expresión de estupor que se me ha puesto al verla. De pronto me parece algo excesiva. Debe de ser más alta que yo, aunque no mucho, pero con unas tetas que parecen querer saltar de una blusa ceñida. La dama es lo más explosivo que he visto en años y tratado en quinquenios. Llega sobre mí, me echa los brazos al cuello, me pega las tetas, me planta dos besos en las mejillas y se sienta en el sillón contiguo sin dejar de mirarme con una sonrisa.

- ¿A dónde vamos? -dice.

- ¿Es que hay que ir a alguna parte?

(Continuará)

divendres, 6 de febrer del 2009

En defensa de Israel.

Israel no está solo, Jehová sea loado. Frente a la oleada mundial de antisemitismo se alza el poderoso brazo del señor Aznar, el guerrero de las Azores, que en una intervención en la Universidad Hebrea de Jerusalén respaldó el reciente bombardeo de Gaza en represalia por los veinte mil cohetes que Hamás lleva lanzados sobre Israel en los últimos ocho años. Por qué haya esperado Israel ocho años a responder no es asunto que interese al adelantado de la cristiandad.

Sí le interesa en cambio seguir presionando para conseguir el ingreso de Israel en la OTAN lo que obligaría a todos los miembros de la Alianza, incluida Turquía, a acudir en ayuda del Estado judío caso de que fuera atacado. Una propuesta de deslumbrante inteligencia.

Tampoco se reprimió el escudo de Occidente en hacer lo que hace con frecuencia, esto es, hablar mal de su país en el extranjero, al rechazar que los tribunales españoles procesen a israelíes por crímenes de guerra en Palestina.

No dejen Vds. de pinchar en el enlace de El País para ver el vídeo en el que Aznar defiende la política de Israel y sobre todo para escucharlo. Su inglés es cada vez mejor. Ahora ya se parece al de Sitting Bull en las pelis del Oeste.

(La imagen es una foto de conecta9, con licencia de Creative Commons).

Contundencia frente al progre.

Así es, señora presidenta, hay que enfrentarse con decisión y coraje a esos progres insidiosos que, respaldados por El País, el infame panfleto vendepatrias, trataron de hacer pasar por verdad su habitual sarta de fabulaciones, calumnias y ficciones para mancillar la noble ejecutoria de su Gobierno. En la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), bajo su esclarecido mandato, no se ha espiado a nadie y los seguimientos que se han detectado serán obra de los propios sociatas y ese Fouché de vía estrecha que es el señor Pérez Rubalcaba. Aquí todos los funcionarios cumplen escrupulosamente con sus tareas dentro de la legalidad vigente. Si hay contratados por razones de seguridad están para eso, para garantizar la seguridad y nada más. En la CAM no se espía a nadie. En la CAM no se hacen adjudicaciones favoreciendo descaradamente a parientes y amigos. En la CAM no hay enchufismo, nepotismo ni clientelismo algunos. Por no haber, en la CAM no hay parientes ni amigos aprovechándose de la situación. Todo en la CAM es limpio y transparente como quedará acreditado a partir de hoy en esa comisión de investigación presidida por los investigados y en la que los investigados tienen mayoría absoluta.

Hace Vd. bien, señora presidenta: hay que parar los pies a estos rogelios y sociatas, enfermos mentales, moralmente inferiores a Vd. y amigos del liberticida Fidel Castro amigo a su vez por cierto de Francisco Franco y compañero de dominó del señor Fraga Iribarne. Hay que recordar a la gente que en este país los únicos que han espiado y siguen haciéndolo a todo dios son los sociatas. Y no se preocupe si alguien le dice que qué tiene que ver eso con el hecho concreto de los espionajes actuales en la CAM. Está clarísimo que la respuesta más adecuada a tanta osadía e inverecundia es su muy rotundo "y tú más" que, como es lógico, deja las manos libres a quien sea en la CAM para seguir espiando por lo menos por lo menos hasta alcanzar el rendimiento de los sociatas en el pasado. Hace Vd. muy bien. Espero que el resultado de la comisión citada sea que el responsable del espionaje en la CAM es don Felipe González, ya sabe, Mr. X. Se supone que los progresociatas votarán en contra pero así se verá cómo no tienen ni han tenido nunca interés en esclarecer la verdad sino sólo en perseguirla a Vd., en convertirla en una mártir política y acabar con su brillante carrera, llamada a más altos destinos para desconsuelo de retroprogres y masones.

(La imagen es una foto de Olmo González, con licencia de Creative Commons).

Muertes filosóficas.

Si hace unos días Palinuro reseñaba un curioso libro que contaba la historia de la filosofía a base de chistes éste no le va en zaga en cuanto a originalidad, si bien no solamente no es tan divertido sino que, por el contrario, tiene aspectos estremecedores. La obra de Simon Critchley (El libro de los filósofos muertos, Taurus, Madrid, 2008, 362 págs.) es, como dice el autor, "una historia de los filósofos más que una historia de la filosofía. Es una historia sobre cómo afrontaron sus últimos momentos una larga serie de criaturas morales, materiales y limitadas, y si lo hicieron con dignidad o con delirio, con nobleza o con sudores fríos." (p. 42) Porque, en definitiva y después de una breve disquisición sobre el inevitable ejemplo de la muerte de Sócrates, el autor repite una idea que cualquier aficionado a la filosofía ha encontrado aquí y allá, esto es, que ser filósofo "es aprender a morir: es empezar a cultivar la actitud adecuada frente a la muerte." (p. 27).

¿La actitud adecuada frente a la muerte? Y ¿cuál es ésta? ¿La resignada, la alegre, la rabiosa, la melancólica, la negativa, la...? ¿Acaso no hemos quedado en que los filósofos pueden haber muerto con dignidad o con delirio, etc? Ciertamente este asunto apunta a la principal insuficiencia de la obra y la que, además, la hace de muy difícil comentario. En efecto, se trata de una historia y de una historia bastante completa. Se habla de unos ciento noventa filósofos, de primera, de segunda y hasta de tercera fila y, en sí mismas, las historias son difíciles de reseñar ya que lo único que cabe decir es si el relato hace justicia a los hechos, si están escogidos y resaltados los más importantes y si no hay lagunas u olvidos que, desde luego, no los hay.

Se da una segunda dificultad, ésta más difícil de salvar: que al tratarse de una historia no hay ni puede haber un tratamiento homogéneo y sistemático del objeto. No es cierto que el libro verse sobre "como afrontaron sus últimos momentos, etc". Eso es así en unos casos (los menos) y no lo es en otros. A veces se narra cómo murió tal o cual filósofo (o filósofa, que uno de los méritos de la obra es dar voz a las pocas mujeres que han descollado en la historia de la filosofía), a veces se examinan sus ideas sobre la muerte y factores concomitantes como la eternidad o no del alma, la resurrección en diversas formas, etc. Y otras veces no se hace ninguna de las dos cosas sino que se dibuja un sucinto tratamiento de la doctrina de algún filósofo concreto.

Siendo esto así la reseña tiene que seguir un ritmo sin ritmo similar, de forma que se limitará a ser una especie de antología de algunos, muy pocos, de los casos que por algún motivo, parezcan dignos de atención o, cuando menos, se lo parezcan a Palinuro.

De Epiménides el cretense cuenta Diógenes Laercio que, habiéndolo enviado su padre a cuidar un rebaño, se quedó cincuenta y siete años dormido en una cueva y, al despertarse y volver a la ciudad ya puede imaginarse la situación de anacronismo que se produjo. La historia, que tiene muchos antecedentes literarios en China, la India, etc es la misma que el famoso cuento de Washington irving, Rip van Winkle. También Diógenes Laercio aporta una tercera versión a la historia de la muerte de Heráclito, que falleció cubierto con boñigas de vaca (p. 57).

Sostiene Critchley, en consonancia con Onfray, que Epicuro es el filósofo mas importante de la antigüedad porque combina una visión científica con una actitud ética. No hace falta recordar cuál es su celebérrima posición ante la muerte, a la que, por cierto, se ajustó la suya (p. 94).

De Séneca, cuya muerte es también de conocimiento general, recoge la idea, nada desdeñable y de la que se hará eco Goethe muchos siglos después, de que la única inmortalidad que nos da la filosofía es permitirnos habitar en el presente, sin preocuparnos por el futuro.(p. 117)

El capítulo feminista trae aquí a la famosa filósofa Hipatia, la sucesora de Plotino al frente de la escuela platónica, con una reflexión de extraordinaria fuerza pero que, al mismo tiempo, predeterminaba su espantoso fin: "Enseñar la superstición como si fuera verdad es la cosa más horrible." (p. 127) Tenía que acabar muerta a manos de las turbas cristianas, fanáticas defensoras de la superstición hasta el día de hoy, que la desollaron con trozos de macetas, trocearon su cuerpo y lo cremaron.

Francis Bacon, por quien siempre he sentido una simpatía mezclada con cierta prevención, murió víctima de su espíritu empírico, por empeñarse en demostrar que la carne podía conservarse en hielo igual que en sal, para lo cual compró una gallina en Highgate y la rellenó de nieve pero, en el ínterin, se resfrió y falleció de las complicaciones posteriores (p. 185).

El autor recala en un filósofo italiano de segundo orden, el conde Alberto Radicati de Passerano (1698-1737) que, en su obra principal, Una disertación filosófica sobre la muerte aborda la cuestión del suicidio que ya había tratado Montesquieu en Las cartas persas y desarrollaría Hume posteriormente. Radicati piensa que el suicidio es un derecho porque los individuos son libres de elegir su propia muerte (p. 222). Su examen saca mucho partido de un opúsculo anónimo publicado en los años de 1690 con el título de Traité des trois imposteurs en el que los tres impostores son Moisés, Jesucristo y Mahoma. No sé si hoy podría publicarse tranquilamente que Mahoma era un impostor sin mayores consecuencias.

Como se decía, Hume piensa que no debiera penarse el suicidio por cuanto es una respuesta razonable a un dolor intolerable (p. 228) No tengo duda alguna de que el cardenal Tarcisio Bertone, un ilustrado jefe de las turbas cristianas mencionadas más arriba, no coincide con el filósofo escocés.

En parcial sintonía con Séneca, como se decía antes, Goethe creía imposible que un ser pensante piense en su propia no existencia, en la terminación de su pensamiento y su vida y esta imposibilidad era la base de la inmortalidad personal (p. 244). Creo recordar que una de las más provocativas obras de Damien Hirst, la de un tiburón en formol, se titula algo así como "La imposibilidad de que los vivos puedan comprender la idea de la muerte". Pero tanto en el caso de Goethe como en el de Hirst, más que de filósofos se trata de artistas.

En Schopenauer la vida no es otra cosa que la expiación del delito de haber nacido (p. 253), una idea con ecos calderonianos y que recorre como un rayo toda la especulación filosófica y la creación poética del mundo.

Es muy interesante el tratamiento del tema en el contexto de la filosofía contemporánea, pero sería prolijo exponerlo. Se cierra la reseña demostrando que si la filosofía no se cuestionara siempre y de raíz a sí misma dejaría de ser filosofía. Al efecto es aleccionador seguir a Derrida cuando rechaza la visión ciceroniana de que filosofar sea "aprender a morir", sustituyéndola por la propuesta, muy sugestiva, de que filosofar sea "aprender a vivir." (p. 334) Y, en definitiva, como muchos filósofos han dicho, ¿no es la muerte parte de la vida?

dijous, 5 de febrer del 2009

Con la banca hemos topado.

Poco a poco va quedando claro quiénes son los villanos de esta obra en la que se ventila la crisis más grave que ha sufrido el capitalismo desde su fundación: los bancos.

Lamento repetirme pero conviene recordar que eran los bancos de inversiones, esos entes descomunales que se desarrollaron en los años de Jauja cuando había dinero en abundancia y todo el mundo se endeudaba alegremente, unos bancos especiales que surgieron al calor de la globalización y de la circulación libre de capitales, entidades opacas a los sistemas tradicionales de control que crecieron en los movimientos especulativos acumulando beneficios enormes, primas y salarios de altos ejecutivos sin parangón. Cuando la burbuja inmobiliaria en los EEUU reventó, todos estos bancos de inversiones (Lehman Brothers, Bearn Stearns, etc) naufragaron. Y no sólo ellos sino también extraños esquemas financieros que en el fondo era estafas, como la de Madoff porque en el capitalismo globalizado la línea que separa las actividades financieras legales y las delictivas es muy tenue; si es que es.

Las quiebras y las intervenciones públicas en situación de emergencia trasladaron la crisis financiera a la economía "real". Los bancos comerciales, no pudiendo saber hasta qué punto estaba comprometido cada uno de ellos con las actividades de la banca de inversiones, empezaron a no fiarse unos de otros y a no prestarse dinero recíprocamente, criterio que se mantiene aunque el euribor haya descendido. Y este credit crunch es el principio del círculo vicioso de la recesión: los hipotecas no se pueden pagar; una ingente cantidad de títulos de créditos no valen ni el precio del papel en que están impresos; falta de crédito, la economía se contrae; la economía contraída es menos empleo y mayor descontento social, más cierres de empresas y más gentes en el paro; menos posibilidades de garantizar los préstamos; menos créditos, etc.

Todos los Gobiernos han intervenido para salvar la situación facilitando liquidez a la banca comercial. ¿Y qué ha hecho ésta en España? Emplear ese dinero en enjugar sus deudas, pero sin abrir el crédito a las familias y a las pymes. Son los bancos quienes, tras haber provocado la crisis, impiden que la economía remonte. Eso es evidente en España y de ahí que un ministro del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero profiriese algún tono más alto que otro a propósito de la banca; pero el segundo del PSOE ya lo ha contrarrestado, en una muestra de celeridad servil que prueba a qué extremos está el gobierno enfeudado a la banca.

La bajada de los tipos de interés, primero en los EEUU y después en Europa, responde al intento de facilitar la recuperación económica. Acorde con ello, también ha bajado el euribor. Pero no para la gente. Ayer, la ministra de la Vivienda, señora Corredor, en un chat con los lectores de 20 Minutos insistió en un par de ocasiones en sus temas preferidos para engañar a los usuarios que buscan vivienda. Aseguraba la señora Corredor que la situación está mejor porque el euribor está bajando. Es imposible que esta señora ignore que, aunque el euribor haya bajado, los bancos no repercuten ese descenso en los clientes porque, en lugar de añadirle un 0,70 por ciento, añaden 2,4 por ciento con lo que las hipotecas siguen igual de caras.

Sí, son los bancos los responsables de la crisis, pero no parece que el gobierno del señor Zapatero haga o vaya a hacer algo que obligue a la banca a facilitar la salida de la crisis.

(La imagen es una foto de Swisscan, con licencia de Creative Commons).

Y con la Iglesia, ni te cuento.

El Vaticano, esa vieja, sabia y cínica diplomacia, nos ha mandado al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado y camarlengo. Es un hombre poderoso en la jerarquía de la Santa Sede: equivalente a ministro de Asuntos Exteriores y, como camarlengo, sustituto del Papa en sede vacante, así que podemos dar su visita como de muy alto nivel; y viene a España, entre otras cosas, a gestionar una invitación al Pontífice a visitar nuestro país en 2010, lo que demuestra la importancia que la Santa Sede concede a sus relaciones con su católica hija España.

Y la que concede el Gobierno a las buenas relaciones con el Vaticano. La vicepresidenta del Gobierno, señora Fernández de la Vega, que se lleva de cine con el clero siempre que sea extranjero, ha explicado al Cardenal Bertone la reforma de la ley del aborto, la ley de libertad religiosa y el espinoso asunto de Educación para la Ciudadanía, ahora que el Tribunal Supremo ya ha dejado zanjada la cuestión. El señor zapatero recibió al Cardenal y el Rey lo invitó a comer. No es que lo traten a cuerpo de rey; es que lo tratan a cuerpo de papa.

Han tenido tiempo más que de sobra para hablar y para llegar a algunos acuerdos a base de lo que Monsignore Bertone sin duda llamará "mutuas concesiones" y que en lo sustantivo, correrán todas a cargo del Estado. El Camarlengo se comprometerá, seguramente, a embridar a la montaraz clerigalla carpetovetónica pues calcula el Gobierno que conchabándose con el Vaticano y aplazando sine die los otros asuntos peliagudos del avance de la laicidad se habrá evitado, cuando menos, la feroz agresividad de los medios de la derecha y de la jerarquía católica española.

Ahora bien, si un gobierno de izquierda gobierna tratando de conseguir el apoyo o, cuando menos, la neutralidad de los banqueros y los curas, y sólo se mueve en lo social y laboral acordando las medidas con los sindicatos y con la patronal ¿qué le queda de izquierda? Sería bueno enterarse para actuar en consecuencia en las próximas elecciones.


(La imagen es una foto de R. Duran, con licencia de Creative Commons).

Doble fracaso.

En Valkiria, Bryan Singer cuenta una historia real, la del fracasado complot de militares y civiles en 1944, el décimoquinto de la serie, para asesinar a Hitler e instaurar en Alemania un gobierno que negociara una tregua con los aliados. Y la cuenta con un estilo como si fuera un thriller, lo que constituye un segundo fracaso por cuanto, como el final es sabido, la historia carece de intriga e interés.

Ese carácter de thriller obliga a una gran economía narrativa que hace prescindir de todo lo que no sea estrictamente elementos de la conspiración con lo cual nos pasamos toda la peli entre botas, gorras de plato, uniformes, abrigazos nazis, correajes, motos con sidecar, coches mercedes, bunkers, oficiales del ejército y armas. Sin embargo, en Alemania había entonces, y hoy, muchísimas más cosas, además del nacionalsocialismo. Pero sólo en un par de ocasiones consigue Claus von Stauffenberg, el coronel que encabeza el atentado, ver a sus mujer y sus hijos y nosotros a alguien que no sea militar. Al prescindir deliberadamente de cualquier contexto, individual o colectivo, de toda referencia a las condiciones sociales de la época, el relato se hace plúmbeo. Al fin y al cabo, Claus von Stauffenberg, vástago de una antiquísima familia de nobles, era un hombre culto y su decisión de asesinar a Hitler debe verse como un deber autoimpuesto en beneficio de Alemania. Hubiera sido interesante profundizar en la psicología de este hombre que regresa del frente mutilado a casa y comprende que su deber es asesinar a Hitler, mostrar algo de lo que le hizo cambiar de opinión, la brutalidad y los crímenes de los nazis, los asesinatos de judíos, algo de lo que vio y que nos haría verosímil su comportamiento en lugar de presentarlo como un hombre que sabe lo que quiere y cómo lo quiere desde el principio.

Esta carencia de contexto de todo tipo, cultural, sociológico, paisajístico, urbano, personal, etc y la correspondiente concentración en los hilos del thriller no son garantía suficiente para que el relato sea claro. Antes al contrario, la cantidad de gente implicada en el complot (entre 200 y 500) y que a su vez están en muy distintas relaciones entre sí hace que a veces sea difícil entender lo que está pasando y que, por momentos, el relato resulte confuso y hasta inexplicable. ¿De dónde salen los conspiradores civiles? ¿Cómo se relacionan con los militares? ¿Cómo se organizan todos? ¿En dónde tienen esas reuniones casi multitudinarias sin que la omnipresente policía se entere? Concentrado hasta extremos solipsistas en la persona de Von Stauffenberg el film avanza penosamente con una acción sin interés pues está en función de un final sabido y con una banda sonora más propia del robo del siglo.