dilluns, 4 de febrer del 2008

Obispaña.

¡Más madera, que es la guerra! gritaba Groucho Marx en Los hermanos Marx en el Oeste. ¡Más bronca, que hay elecciones! gritaban ayer los monseñores, anardecidos, a punto ya de sacar en procesión a los fieles contra el Anticristo monclovita. (Si alguien cree que exagero, aquí dejo el enlace que prueba cómo no hace mucho la Falange y el PP se manifestaban en Murcia al grito de ¡Zapatero, Anticristo!) El coro episcopal fue ayer ensordecedor. Monseñor Cañizares, bravo cruzado de la fe proclamaba en la catedral de Toledo ante una audiencia tan exigua como provecta que la Iglesia

"proclamará sin cesar y reivindicará en cualquier circunstancia la dignidad e inviolabilidad de todo ser humano y los derechos fundamentales que le corresponden al hombre, incluidos los de la libertad de conciencia y de libertad religiosa en toda su extensión, así como todos los correspondientes a la libertad de la educación".

Los maliciosos que piensen que esa Iglesia debe de ser otra de la que todos conocemos con su pasado de intolerancia, autos de fe y matanzas sin cuento en nombre de Dios, aparte de condenarse para siempre, harán bien en recordar cómo no hace ni meses, esa misma Iglesia ponía de patas en la calle a una profesora de religión para que ejercite su libertad de conciencia con mayor holgura o cerraba una parroquia en el extrarradio de Madrid para que sus curas rebeldes recuperen la dignidad perdida en el ejercicio del Evangelio mal entendido.

El mismo belicoso obispo, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, afirmaba a continuación que, con su famosa nota, la CEE no quería contentar a los hombres.

sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones. Nunca hemos tenido palabras de adulación, ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres."

Es decir, hablan en nombre de Dios, Dios está con ellos, los demás son unos sindiós, incluidos el ministro Moratinos, el embajador Vázquez y el candidato Bono, todos ellos fervorosos católicos.

Dicen los obispos que se sienten insultados. Aunque así fuera (que no lo es) ¿qué tal vendría a su soberbía ponerse en el lugar de aquellos a quienes su emisora lleva años insultando groseramente? Es tal la ira clerical que hasta los obispos catalanes, normalmente más moderados que los del Celtiberia Show, han perdido los nervios y hablan de... ¡linchamiento!

Vale. Pongamos un ejemplo: el obispo de Sigüenza-Guadalajara, monseñor José Sánchez, dice que criticar a la jerarquía "puede desequilibrar el país". Si eso no es soberbia y envanecimiento, que venga el Dios de Monseñor Cañizares y lo vea. El mismo monseñor Sánchez asegura que "poner sanbenitos en la historia ha traído pésimas consecuencias para el país". ¿Cómo suena eso, teniendo en cuenta que los sanbenitos los inventó la Iglesia y se los impuso a los herejes, relapsos, "marranos", en fin, a todos los que durante siglos persiguió, quemó vivos, desterró y destruyó? Claro que los sanbenitos han traído "pésimas consecuencias para el país". Entre otras, la existencia de gentes como José Sánchez, el obispo Cañizares y otros curas trabucaires dispuestos a dar la batalla electoral en tono aguerrido y fuerte, ahora que los conmilitones de la derecha parecen bastante desnortados.

Y más que estarán en los próximos días como no se desmarquen de las soflamas de la clerigalla. ¿O cree el señor Rajoy que el hecho de que el PSOE saque 6,4 puntos en intención de voto al PP según el Publiscopio de Público o que él mismo sea el político peor valorado según una encuesta del Instituto DYM para el otrora fiel ABC se debe a las asechanzas de Satanás?

Dice el señor Rodríguez Zapatero que los obispos pueden votar a quien quieran y que no hace falta ser adivino para averiguar a quién lo harán, sin duda presumiendo que votarán al PP. Para mí que al PP del señor Rajoy, the ugly loser, no lo votan ya ni los obispos.

Al rico culebrón.

Los cínicos tan abundantes en los mentideros literarios de la Villa y Corte solían decir que el verdadero premio Planeta era el finalista y que el premiado era un mero figurón para vender libros. Quizá eso fue cierto en el pasado; hoy, no. Al menos no en la última edición del premio en la que el galardonado fue Juan José Millás y el finalista el autor de esta aburrida cuanto interminable historia de casi quinientas páginas. Y no es que esté mal escrita o el autor carezca de recursos literarios, pues maneja bien la metáfora y tiene riqueza léxica. Es que la narración es una montaña de topicazos pretenciosos, cursilerías melodramáticas, trivialidades grandielocuentes y ñoñería por un tubo. En definitiva, madera pura de culebrón.

La obra quiere ser la historia de los destinos de dos hermanas, especialmente la pequeña, la heroína, engarzada en el acontecer de la historia de Venezuela hacia la mitad del siglo XX. Lo de las dos hermanas acaba produciendo verdadero hartazgo a fuerza de reiterativo y superficial y el acontecer venezolano no pasa de ser un confuso relato carente de valor.

Por partes. El episodio histórico, el que más interés hubiera podido tener, se sitúa entre la caída del dictador Juan Vicente Gómez, que gobernó a lo caudillo tradicional desde 1908 a 1935 y la del siguiente, Marcos Pérez Jiménez, que a su vez lo hizo a lo desarrollista entre 1952 y 1958, refugiándose a su caída en España en donde murió en 2001. Venezuela parece ser país proclive a los gobernantes pintorescos (basta con ver el que hay ahora) y en aquellos años, recién estrenada la riqueza petrolera, el pintoresquismo fue especialmente acusado. Pero nada de esto se refleja en la novela. Se pasa de puntillas por la dictadura de Gómez, se hacen una o dos crípticas referencias a los interregnos de Rómulo Betancourt y el fugacísimo del ínclito Rómulo Gallegos (por cierto, excelente novelista) y se cala un poco más, pero no mucho, en la dictadura de Pérez Jiménez. Decir que ello equivale a un retrato de la Venezuela de la época es una exageración injustificada.

En cuanto a la historia de los personajes, la trama propiamente dicha, no es más feliz ni tiene más interés que el pretendido contexto histórico. Los personajes, todos ellos, con alguna excepción, pintados como burguesía adinerada y arribista al amparo de las corrupciones de las sucesivas dictaduras son estereotipados y lieralmente de cartón piedra pues el autor se empeña en prestarles, en especial a la heroína, un grado de cultura, refinamiento y savoir vivre imposibles en el contexto biográfico en que los ha colocado. La pareja de insoportables hermanas, la guapa y la lista, así como sus respectivos maridos (el intelectual frustrado y el héroe superhombre) carecen de todo relieve, verosimilitud o profundidad psicológica. Y los ambientes, tanto los venezolanos como los de Trinidad parecen sacados del National Geographic. De los demás personajes prefiero olvidarme, cosa que, me temo, no me será posible con la cantidad de melodramáticas peripecias que el autor acumula como si fueran gemas: la muerte del padre, el secuestro y muerte de la madre, la violación y preñez de una hija (no especifico para no fastidiar el argumento), la muerte por asesinato de otro padre, la muerte del niño al nacer, la invalidez de la madre, el suicidio de otro hijo, el asesinato de una amiga y más muertes y violencias entre orquídeas (esenciales en la primera parte y desaparecidas en la segunda) coches de altísima gama y mansiones de lujo.

Dejo lo de las mansiones para el final, porque también está al final de la novela que, repentinamente, toma un tinte pseudopolítico y pseudoarquitectónico. Ese arquitecto italiano que tercia en la fiesta con su genio y su amor, creando una situación de triángulo que el autor no sabe resolver, recuerda tanto el nudo también triangular de Domique Francon, Howard Roark y Gail Wynand en El Manantial, de Ayn Rand, que dan ganas de reír.

Quienes hayan declarado finalista a esta novela tienen una idea aproximativa de la literatura.

diumenge, 3 de febrer del 2008

Hasta la coronilla de los obispos.

Los mismos que pasaron cuarenta años llevando bajo palio al criminal que sojuzgó otros tantos al país mediante la tortura y el asesinato, o sus herederos y discípulos; los mismos que llamaron "cruzada" a un alzamiento de militares felones contra un gobierno legítimo y a la subsiguiente guerra civil; los mismos que se beneficiaron a manos llenas de un régimen tiránico y corrupto son los que ahora levantan la voz contra un gobierno legítimo y democrático que tiene el apoyo de la mayoría de la población.

Y no sólo ahora. Llevan cuatro años haciéndolo, desde las elecciones de 2004, en perfecta sintonía con el Partido Popular y la Asociación de Víctimas contra el Terrorismo, el otro puntal de la reacción contra un gobierno socialdemócrata de izquierda moderada que ha traído un notable avance a la sociedad en materia de derechos de las minorías, igualdad de género, protección contra la violencia machista (que ellos siguen llamando "doméstica", claro), libertades civiles para quienes no las habían tenido hasta la fecha, cuidados a los dependientes, ayudas a los jóvenes, derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, libertad de educación y educación cívica.

Cuatro años de beligerancia antisocialista. Los hemos visto manifestarse en la calle, todo un espectáculo del pasado más oscurantista, en contra de la igualdad de derechos, de la libertad de educación, de la protección a las minorías, de todo lo que es abierto y progresista. Ellos que en tiempos de Franco hacían la pelota al dictador sin reparo alguno como bien se ve a la derecha. En cambio no los hemos visto manifestarse, ni siquiera mencionar los problemas de los inmigrantes, de los parados, de los marginales, de los niños sometidos a abusos, de las mujeres maltratadas, de las prostitutas, de los drogadictos, de los jóvenes que no pueden emanciparse. Todo eso les importa un bledo. Su obsesión es derribar este gobierno y reemplazarlo por otro obediente a los designios de un Papa ultramontano y un clero reaccionario, que suprima los derechos de los homosexuales, la igualdad de las mujeres, los derechos de los pacientes (¡cómo les gustaría tener a un señor Lamela de ministro de Sanidad, uno que garantice que la gente se muera rabiando de dolor!), el divorcio, el aborto y nos retrotraiga a los tiempos del nacionalcatolicismo franquista, que es lo que les gusta.

Cuatro años atacando a un Gobierno progresista, un Gobierno que ha hecho todo lo posible por evitar esta confrontación, que ha enviado de embajador al Vaticano al más beato de sus afiliados con ánimo de congraciarse con la Santa Sede, que ha tratado de apaciguar los ánimos, de moderar sus medidas, de hacerlas más relativistas, que ha garantizado recientemente una vez más que no tiene ánimo de revisar los acuerdos de 1979 que tan ventajosos son para la Iglesia y tan desventajosos para el Estado, un Gobierno que ha actuado con exquisito tacto y guante de cabritilla y que, en contrapartida, ha recibido el ataque frontal más duro que pueda articular el clero al margen de la excomunión que no andará lejos.

Y a lo que se ve, no les basta con sacar a sus incondicionales a la calle a atacar al Gobierno con falsedades y embustes sobre la democracia y los derechos fundamentales y con petición expresa de que no se le vote en las próximas elecciones sino que niegan a los agredidos el derecho a defenderse. Ahora dicen (ellos, que no han parado de atacar a los gobernantes bien directamente bien a través de sus asalariados en los medios, especialmente la COPE) que se sienten atacados e insultados.

Lo que la jerarquía parece ignorar y con ella los reaccionarios de la derecha que capitanean hoy el PP es que la sociedad española es una de las más avanzadas de Europa y que el efecto de tanto ataque carcunda está siendo justo el contrario del que pretenden. No se dan cuenta de que sus agresiones, sus descalificaciones, sus embustes y amenazas generan oposición en la gente. Véase a la izquierda el resultado de la pregunta planteada por El País ayer sobre si deben revisarse los Acuerdos con la Santa Sede. ¡Un 93% a favor! Y supongo que irá creciendo. Somos los lectores de El País, desde luego, pero no somos estraterrestres, somos españoles y el diez de marzo se enterará la clerigalla de cuántos. Para entonces hay que exigir a este Gobierno que se deje de contemplaciones y acometa la tarea pendiente: revisar esos vergonzosos e inconstitucionales acuerdos y poner a los curas en su sitio, esto es, en las sacristías o en la política (en las filas del PP, por ejemplo), pero no en ambos sitios al mismo tiempo. La Iglesia no debe hacer política porque al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios que, aunque los monseñores no lo crean, no incluye a lo del César.

Una última observación: dice el señor Rajoy que el presidente del Gobierno pierde el tiempo peleándose con unos y otros para no tratar de la economía. Es un razonamiento que lo retrata como lo que es, un perdedor que trata de recurrir al juego sucio, que pretende sembrar confusión, embarullarlo todo a ver si sale beneficiado. Porque debe de ser el único español que no sabe que el presidente no se pelea con nadie (ni con él), pero que sí está siendo innoblemente atacado. Un ataque que debiera encontrar en el señor Rajoy el mismo rechazo que en el señor Rodríguez Zapatero pues, de lo contrario, ya saben quienes votan al señor Rajoy que votan a los curas.

Madrid, ese poblachón manchego.

El Museo Municipal de Arte Contemporáneo, sito en el antiguo y madrileñísimo Cuartel del Conde Duque, con su portal churrigueresco, alberga una interesante exposición fotográfica sobre Madrid en el cine. Es decir, no es propiamente fotográfica porque lo que se expone son tomas y carteles de las películas de tema madrileño o que se han rodado en Madrid, desde La malcasada, de Francisco Gómez Hidalgo (1926) hasta De Madrid a la luna. Historia oculta de los 60, de Carles Balagué (2006); ochenta años de cine en la capital que han ido viendo cómo cambiaba la ciudad, primero lentamente, hasta finales de los años de 1950 (con el feroz intermedio de la guerra civil en la que Madrid fue una ciudad sitiada durante casi toda ella) y luego de un modo tumultuoso, acelerado de los años de 1960 en adelante hasta la fecha de hoy, en que se ha convertido en una ciudad moderna, tan llena de Starbucks y ciber-cafés como cualquier otra.

Para quienes nacimos y crecimos aquí la exposición no tiene precio porque, sobre traernos a la memoria las películas que vimos de niños y mozos en los cines de barrio, nos permite recuperar la ciudad que vivimos entonces. Yo nací en Claudio Coello pero viví mi infancia y adolescencia en la calle San Bernardo, lo que quiere decir que he visto buena parte del Madrid que se retrata en la exposición: Gran Vía, Callao, Cibeles, Retiro, Atocha, Lavapiés, Cascorro de un lado, Viaducto, Plaza de España, Argüelles y La Moncloa por otro y los Cuatro Caminos, Tetuán, etc por otro, si bien estas zonas eran ya limítrofes con el extrarradio cuando yo era chaval. Pues son los dos Madriles que el cine ha retratado: el del centro urbano (castizo o desarrollista), como en Las chicas de la Cruz Roja, Tres de la Cruz Roja, Manolo guardia urbano, Parque de Madrid, Es mi hombre o Murió hace quince años o el de los arrabales, como Surcos, de José Antonio Nieves Conde (¡qué impresionante resultaba esa peli en los años 1950!), Felices Pascuas, Mi tío Jacinto, Fulano y mengano, Los golfos o El Lute, camina o revienta.

Por lo demás la exposición es modesta: aproximadamente doscientas tomas con escenas de las pelis, una docena de carteles y tres documentales breves por cierto muy interesantes. Pero transmite la visión cinematográfica de una ciudad porque consigue convertirse en una especie de ámbito mágico en donde cobran vida algunos de los actores y actrices que poblaron nuestro mundo de críos y muchachos, el mundo español que convivía (pero no se mezclaba) con el estadounidense, dos territorios perfectamente diferenciados. El nuestro, el castizo, estaba poblado por Pepe Isbert, Manolo Morán, Alberto Closas, José Luis López Vázques, Fernando Fernán Gómez, Magda Carr, Lina Canalejas, Concha Velasco, Vicky Lagos, Elvira Quintillá o Emma Penella.

Detesto parecer nostálgico porque, si bien me gusta -y mucho- recordar el Madrid de mi infancia, la ciudad (a la que siempre he vuelto, tras prolongadas estancias en el extranjero) ha seguido gustándome al día de hoy. Lo pasado ya no está pero lo que hay en su lugar no desmerece en absoluto y lo pasado vuelve a nuestra memoria precisamente con exposiciones tan interesantes como ésta.

dissabte, 2 de febrer del 2008

Seísmo en la red.

Microsoft, o sea, Bill Gates, está a punto de lanzar una OPA hostil sobre Yahoo! Treinta mil millones de euros ofrece por ella. Yahoo! sigue siendo la primera plataforma de correo electrónico pero lleva más de un año de capa caída ya que no ha resistido la competencia de Google como buscador. Mientras éste copa más del cincuenta por cien de todas las búsquedas del mundo, Yahoo! está en un pobre catorce por ciento. Lo que significa menos publicidad, menos ingresos. De hecho, las acciones de Yahoo! estaban bajando cuando Microsoft lanzó la oferta. Ahora suben.

Por lo demás, Microsoft adoptó desde el principio una actitud errónea frente a internet tanto en lo referente al correo electrónico como las redes sociales como MySpace o Face Book, razón por la cual su cuota en la red es menos de cuatro por ciento, lo que no da para mucho.

Microsoft calcula que, sumando Yahoo! obtendrá sinergias que le permitirán competir con Google. Pero eso es difícil de ver porque la competencia en este terreno no depende del volumen de la empresa sino de que se disponga de un buscador más rápido y mejor pensado que el de Google. Me temo que no es el caso y por tanto todo seguirá como está, al menos al principio, con este último dominando algunos mercados, como el español casi al noventa por ciento.

Tiene gracia que el invento de una pareja de estudiantes de doctorado de los EEUU (uno de ellos, un ruso) en el garaje de la casa que tenían haya dado origen a una de las más exitosas empresas puntocom. Diez años después, Google es un gigante informático y el ojo del Gran Hermano orwelliano. También tiene gracia el origen de l término Yahoo! Pocos en España saben que "yahoo" es el término que utilizan los Houyhnhnms, esto es, los caballos que son los animales racionales que rigen la isla del último viaje de Gulliver, para referirse a unos seres grotescos, muy parecidos al propio Gulliver, o sea, los seres humanos, que son los esclavos de los caballos.

Acabar con las corridas de toros.

Parece que TVE1 no volverá a retransmitir corridas de toros. Sabia decisión. Enhorabuena. Un paso más para acabar con este espectáculo que tiene mucha estética, desde luego, es tradicional y popular en España y está tan imbricado en la cultura española que gran cantidad de sus expresiones forman parte de siempre de la lengua coloquial, como "estar para el arrastre", "dar la puntilla", "torear mirando al tendido", "faena de aliño", "entrar a matar", "salir a hombros", "no hay quinto malo", etc, etc.

El problema es que esta fiesta, este espectáculo, descansa sobre el sufrimiento, el martirio y muerte atroz de unas pobres bestias que no han hecho mal a nadie. Es decir, el espectáculo es muy hermoso pues todo en él lo es, desde los colores, los atuendos, las fanfarrias hasta el arte del toreo propiamente dicho, la lidia que es una especie de trágico ballet en el que a plena luz del sol la inteligencia y la agilidad tratan de burlar a la fuerza bruta. Con el morboso aliciente añadido de que, a veces, no lo consiguen y el torero pierde la vida en su empeño. Montado sobre la crueldad, el espectáculo no puede tener dimensión estética alguna. Pero admito que la crueldad parece ejercer un atractivo morboso sobre los seres humanos. Ver sufrir a un animal no provoca a mucha gente sentimientos de compasión sino una especie de exaltación que le hace disfrutar. A mayor sufrimiento del animal, más disfrutan quienes los contemplan. Debo advertir que no por ello se me antoja la llamada "fiesta nacional" algo digno de conservar. Al contrario: cuanto antes se supriman, mejor. ¿Que qué hacemos con las plazas de toros? Teatros, pistas de patinaje, cualquier cosa donde la gente no vaya a saciar sus más bajos instintos.

Con motivo de la acertadísima decisión de TVE1, mi amiga Marita me envía una serie de vídeos para difundir en los que se documenta plásticamente la crueldad con que se trata a estos animales. Hace falta bastante estómago para verlos. Me limito a reproducir uno rodado en Francia en 2004 y advierto de que es bastante duro de mirar.

Pues claro que hay que abolir las fiestas de toros. El argumento de que si se suprimen se pierde uno de los filones artísticos españoles más típicos como son las tauromaquias no quiere decir nada. También las epopeyas son manifestaciones sublimes del genio humano pero no por ello dejamos de decir que hay que acabar con todas las guerras.

divendres, 1 de febrer del 2008

La brigada de Dios pasa al ataque.

¡Jesús, María y José, qué panfleto se han largado los obispos en contra de todo lo que se mueva en España! Confieso que cada vez estoy más perplejo con el comportamiento de la derecha. Debe de estar muy sonada, pero mucho, si piensa que echarse en brazos de la clerigalla más carcunda mejorará sus expectativas electorales. Parece que no se ha enterado de que la sociedad española es una de las más seculares de Europa. Estos siervos y herederos del franquismo no han comprendido aún que la dictadura nacionalcatólica vacunó al país contra el veneno eclesiástico. Por supuesto, no a todo; siempre les quedarán los ultras y los viejos meapilas. Y no es tan difícil de ver. Basta con reparar en que, aunque el 85% de la población afirme ser católica (entre practicante y no prácticante), el hecho de que, sin la inmigración, la tasa de natalidad sea negativa quiere decir que la feligresía no hace el menor caso al magisterio eclesiástico.

En esas condiciones, es suicida el libelo obispal que repite, calcándolas, las obsesiones del PP: el aborto, la familia (su familia, con prohibición de cualquier otra), la imposición de la religión católica en las escuelas, el rechazo a la asignatura de educación para la ciudadanía, la negativa a toda negociación con asociaciones terroristas. La cosa llega a grados altos de fariseísmo cuando sus señorías se atreven a erigirse en amparadores de los niños, objetos, dicen, de explotaciones y de abusos y lo dicen unos en cuya casa se concentran prácticas de paidofilia y pederastia en proporción mayor de lo que suele imaginarse.

En el PSOE están indignados. Dicen que es inmoral que los obispos comercien políticamente con el terrorismo. Bastante que les importa a los obispos esa moral de los socialistas. Éstos a lo mejor reflexionan ahora sobre lo errónea que fue su política de apaciguamiento con la Iglesia; errónea e ignara. Con la Iglesia no cabe el diálogo. Como buenos totalitarios, los curas creen que si el que tienen enfrente contemporiza es porque es un débil y hay que sacudirle.

Para que no haya dudas acerca de las posibilidades del pluralismo real, no del ficticio, del que habla el señor Aznar, incluyo aquí un enlace a una interesante página de cristianos gays cuya imagen de entrada es la que se ve en la derecha y dedicada a conciliar la fe y la praxis cristiana con prácticas tradicionalmente consideradas vitandas por las iglesias. Cristianos gays, bisexuales, transexuales se quejan de ser minorías en riesgo en sociedades opulentas y algo de eso hay. Pero existen y hacen muy bien en manifestarse y poner a la Iglesia ante sus contradicciones.

Ya va siendo hora de que la fe de cada cual quede reservada para su domicilio donde todas son iguales y que no pueda imponerse una a las demás por medio alguno. Mientras llega el momento, sería bueno que cada cual ajustara lo que dice a lo que hace o lo que hace a lo que dice, cosa prácticamente imposible para una organización que tiene a la hipocresía como fundamento mismo de su doctrina. "no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica, " dicen los monseñores, ganándose de inmediato la mejor buena voluntad del mundo... hasta que añaden que sí pretenden que esos gobernantes "se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo". ¿Está claro?

Sus convicciones son tan excluyentes y totalitarias, sin dejar resquicio a la tolerancia, como siempre. Véase lo que dice el Papa de hoy, según citan los obispos, esto es, que hay que tener cuidado con opciones políticas y legislativas "que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano...". ¿No es obvio que, además de imponer sus convicciones, en su infinita soberbia, el Papa Benedicto está negando la condición de seres humanos a los budistas, confucianos, hinduistas y todos aquellos que profesen otros principios antropológicos y éticos?

Por todo ello, a mi entender, hay que dejarse de contemplaciones con la clerigalla e ir directamente a la separación de la iglesia y el Estado mediante: 1º) cese de la financiación de las iglesias con dineros públicos; 2º) exclusión de las religiones de la escuela pública; y 3º) derogación del Concordato y de los acuerdos de 1979 con la Santa Sede.

Gracias sean dadas a Daniel Ramos Seisas y a Libertad Siete.

(La imagen es el famoso cuadro de Gutiérrez Solana llamdo La visita del obispo, 1926).

La culpa y la gloria.

Los jueves, cine, así que ayer nos fuimos a ver la peli de la izquierda cuyo título han traducido al español como Expiación, lo cual es correcto, habiendo alguien añadido luego entre paréntesis ("Más allá de la pasión") que debe de ser uno de los últimos chisporrotazos de ese genio típicamente hispánico para la traducción interpretativa que floreció durante la dictadura, el que hizo que North by Northwest, de Alfred Hichtkock, pasara a llamarse "Con la muerte en los talones" o que I soliti ignoti, de Mario Monicelli, se llamara "Rufufú". Así que no quiero ni pensar qué dirá la versión doblada de esta Atonement.

La peli es muy desigual. Tiene una primera parte brillante, exquisita, un acierto de interpretación, dirección, ambientación, movimiento de cámara, y otra segunda aburrida, interminable, falsa y desequilibrada. La primera parte, la recreación de un Manor eduardiano que a los ingleses les sale de miedo: la familia rica con posesiones territoriales de tradición victoriana con esa curiosa contradicción de una moral muy cerrada y una particular relevancia de la posición social de las mujeres. Por cierto, hay una banda sonora con una composición agilísima reproduciendo el chasquido de las teclas de una antigua máquina de escribir "Corona" que es todo un acierto.

La otra parte, mucho menos lograda y, a ratos hasta algo cómica, un escenario de la segunda guerra mundial en Europa justo a los comienzos y más concretamente, la retirada de Dunquerque. Planos y planos y planos que quieren ser una especie de retablo de los desastres de la guerra pero que tampoco pueden serlo porque se trata de los inicios de la contienda y los efectos especiales son pobrísimos. Salvo de este desastre unos planos en los que el héroe, Robbie (James McAvoy) pasa delante de una pantalla en la que se está proyectando una película francesa, en concreto un primer plano de un beso entre un hombre y una mujer en los que creí reconocer a Michelle Morgan y Jean Gabin seguramente en El muelle de las brumas, de Marcel Carné, 1938. El episodio del embarque en Dunquerque trata de abrirse en un gran escenario con mucho extra y gran obra de máquina de guerra, pero no consigue ni una parte del efecto dramático que logra luego al intercalar dos trozos de documental de la retirada real de los ingleses.

Entre la primera y la segunda partes, una historia muy curiosa que está sacada de una novela que no conozco y en la que se basa el film. Seguramente la novela tiene un tiempo de desarrollo algo alambicado que el director ha querido trasladar a la peli a su modo pero que no acaba de encajar en la narración cinematográfica. Si no quiero estropear a nadie el final puedo decir que la segunda parte sólo se entiende como una especie de flash back con sorpresa final. Pero ésta seguramente está descartada en la novela y eso es lo que da a esta película este aspecto de desajustada.

Pero merece la pena verse aunque sólo sea por la brillantísima primera parte que, en realidad, es donde pasa todo lo que importa, donde se hace una exhibición de buen cine, un estudio psicológico matizado de los personajes y sociológico de la interacción entre clases sociales en la Inglaterra de los años treinta del siglo XX, tradición imperial y crisis de un orden social en quiebra con ascenso de nuevas fuerzas empresariales. Y todo esto en muy buena medida visto desde la perspectiva de una niña fantasiosa de trece años.

dijous, 31 de gener del 2008

¿Qué es una fascista?

La definición más sencilla y que todo el mundo entiende de esta ubicua y multívoca condición humana es la que señala que un fascista es quien atenta contra el principio aristotélico del hilo de oro de la ley, esto es, la convicción de que la dignidad de los hombres depende de que únicamente estén sometidos al mandato impersonal de la ley y no a la voluntad (siempre arbitraria) de un dirigente, jefe, leader, duce, Führer o caudillo. Un fascista es un enemigo del Estado de derecho y del imperio de la ley.

A continuación examínense las declaraciones de la señora Aguirre a raíz de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional por la que éste rechaza el recurso del PP contra la ley de igualdad del PSOE. Dice la citada señora, sin duda pensando hacer un alarde de ingenio, que está en contra de todas las discriminaciones, incluida la positiva. Ciertamente, esto no es más que una afirmación demagógica que contradice lo que ella y su partido llevan meses proponiendo: tratamientos diferenciados para mujeres que trabajan, jóvenes sin acceso a vivienda, etc, etc, discriminaciones positivas en una palabra. La declaración no pasa de ser otra muestra de que la señora carece de luces, pero no la convierte en una fascista sin más. Lo que la convierte en tal es la continuación, en la que la señora de la sonrisa postiza dice que fue el anterior presidente del Gobierno José María Aznar, del PP, "el primero en fomentar ese tipo de iniciativas al colocar a mujeres en posiciones que nunca antes habían sido ocupadas, sin necesidad de cuotas ni tampoco de discriminación positiva". Esto es, en román paladino: nada de leyes o normas impersonales y racionales; nada de derechos. Lo mejor es someterse a la voluntad omnímoda del dirigente carismático que ya sabrá él hacer las cosas en beneficio de todos; depender del favor del Jefe. He aquí una mentalidad fascista en estado puro. Porque el fascismo no está en lo que se viste, no en el uniforme, sino en lo que se dice, lo que declara el alma de cada cual, como bien se pudo ver en la escena del Florida Park ayer que traen hoy todos los periódicos. A muerte; están a muerte.

Se entiende por qué recurrió la derecha la ley y por qué ésta saca a aquella de quicio: porque es una ley de igualdad, concepto aborrecible para los fascistas, que creen que las personas somos desiguales por naturaleza, ya que unos son superiores y otros inferiores, y estamos inmersos en relaciones jerárquicas, relaciones de ordeno y mando, que son las que esta señora parece entender bien. Pero sólo esas. La idea del Estado de derecho como aquel en el que el ciudadano está sometido a la majestad de la ley y no a la arbitrariedad de las personas le es completamente ajena. Y es licenciada en Derecho.

(La imagen es de Olmo González, bajo licencia Flickr).

Monarquía o República.

En las últimas fechas se han visto acontecimientos que están en la mente de todos: el lío penal por la famosa portada de El Jueves, la quema de la efigie del Rey, el ultrafamoso ¿Por qué no te callas? o el reciente cumpleaños del Monarca, en el que he visto alguno de los más innobles ejercicios de sumisión cortesana de antaño ariscos intelectuales de insobornable republicanismo. Todo ello ha dado pie a que de nuevo se plantee esa cuestión abierta del acontecer español, que es la de saber si España debe ser una Monarquía o una República.

De nuevo, cómo no, han salido mis amigos los republicanos a reafirmar la justeza de sus planteamientos y a exigir que se devuelva al pueblo español, a la nación española, el derecho a decidir cuál haya de ser la forma política de su Estado. Y lo han hecho como acostumbran, con civismo y energía y con algún toque de alegre festejo popular, como el del aportado por Jaume d'Urgell, que arrió en público una bandera borbónica e izó en su lugar una tricolor, por lo que ha sido procesado y condenado a un año de prisión. Por cierto, dejo aquí la dirección del Manifiesto por la libertad de expresión, por si alguien quiere sumarse.

Y de nuevo han salido también las gentes sensatas, de izquierda, muchas republicanas, a decirnos que no es el momento de plantear tan enojosa cuestión. Nunca es el momento de plantear tan enojosa cuestión. Al fin y al cabo, las cosas han ido bien, la gente está contenta, los "juancarlistas" reticentes se han hecho fervorosos monárquicos, el Rey lo hizo de cine y ojo a ver la que vamos a armar como se toque el pie de banco de la Monarquía.

Nada nuevo bajo el sol. Hasta que el otro día publicó en El País el señor Peces-Barba un artículo, magistral como todos los suyos, titulado El valor de la Corona que es un paso de gigante en la elaboración de una doctrina política del socialismo monárquico puesto que ya no se acude al expediente de defender la Monarquía como mal menor, a simulado regañadientes, como tributo que hay que pagar a cambio de la democracia sino que se hace directamente una apología de la Monarquía como positiva en sí misma y se acompaña de una crítica al republicanismo. La argumentación del profesor Peces-Barba es muy respetable y aparentemente sólida. Veamos si resiste una crítica de fondo.

Empieza distinguiendo entre Monarquía parlamentaria y monarquía constitucional, punto académico que no está de más porque en el ámbito mediático suelen emplearse erróneamente como sinónimas. Y viene luego a decir que frente a la Monarquía parlamentaria a imitación de la anglosajona y nórdicas, las que llama "las viejas críticas republicanas", a las que reconoce que pueden ser "bienintencionadas", ya no tienen razón de ser porque el objeto de su crítica, la Monarquía Constitucional, ha desaparecido como por arte de birlibirloque, como el gato de Alicia, dejando detrás solamente la sonrisa del señor Peces-Barba.

Luego veremos pero, antes, ¿cuáles son esas "antiguas críticas republicanas"? Pues, sencillamente:

se acusa su carácter no electivo y, según esas críticas, no democrático (de la Monarquía), y que la sucesión se produzca en el interior de una familia, la familia real, sin ninguna intervención popular. También se afirma que es una institución cara y poco transparente. Incluso esos sectores, si son bienintencionados conceden que el rey Juan Carlos ha cumplido un papel decisivo en la instauración de la democracia y en la elaboración de la Constitución, para a continuación sostener que quizás ya sea bueno restablecer la República.

Con permiso, se me antoja que aquí hay bastante simplificación. Los republicanos no cuestionamos los dineros ni el funcionamiento interno del sistema monárquico (hasta nosotros entendemos que la monarquía descansa sobre la sucesión en una sola familia) sino una cuestión de principio, esto es, la falta de legitimidad de origen de la Monarquía española, instaurada por un general felón, después de un golpe de Estado, una guerra civil y cuarenta años de régimen tiránico que no respetó los derechos fundamentales de los ciudadanos, ni siquiera los de la familia real, pues dejó arbitrariamente fuera de la sucesión en el trono al padre del actual Monarca felizmente reinante. Un asunto este que manda narices porque viene a ser que Franco es el padre adoptivo del Rey, habiendo sustituido a su padre carnal.

¡Ah, no! Saltan los monárquicos demócratas, socialistas y hasta comunistas, que de todo hay en la viña del Señor, la Monarquía se ha relegitimado: Franco está olvidado, a Dios gracias, don Juan renunció (ni abdicar pudo el pobre) en la persona de su hijo por el bien de Ejjpaña y el pueblo otorgó su colectivo placet democrático al nuevo Monarca mediante el referéndum de aceptación de la Constitución Española, uno de cuyos meritorios redactores fue el mismo señor Peces-Barba.

¿Eso lo sostiene también el señor Peces-Barba? Efectivamente, en el citado artículo y al pie de la letra:

"En primer lugar, podemos señalar su origen democrático, que establece su legitimidad de origen que se complementa con la histórica, en la figura de don Juan Carlos, y en su continuidad con el príncipe de Asturias. El referéndum constitucional del 6 de diciembre de 1978 expresa esa aprobación democrática de la forma política del Estado español."

El primer párrafo, para escurrir el bulto de la falta de legitimidad histórica es de antología. Y en el segundo es donde resulta obligado rechazar la propuesta tan respetuosa como firmemente: todos los actos del pueblo español hasta después de la aprobación de la Constitución de 1978 fueron actos condicionados por unos poderes fácticos que limitaban su soberanía. La aprobación de la Monarquía no fue libre, sino un requisito que se impuso -en función de la voluntad de Franco, de cuya ejecución se sentía garante el Ejército- para poder alcanzar la libertad y la democracia, secuestrada hasta entonces por la dictadura y sus administradores, empezando por la llamada "Monarquía del 18 de julio". Y eso lo sabe el señor Peces-Barba como competentísimo académico. La cuestión de principio queda en pie y la crítica republicana a la Monarquía es tan válida hoy como ayer y como mañana porque las cuestiones de principios no se resuelven con invitaciones a lo pragmático, como también sabe el señor Peces-Barba.

Su recurso a la otra forma de legitimidad, por si le falla -que le falla- la primera es muy curioso pero igualmente inapropiado. Dice el citado autor que:

"Además, la legitimidad fáctica se expresa también por su contribución decisiva para que fuera posible la vuelta a la legalidad democrática, renunciando a ser un poder del Estado, favoreciendo la realización de unas elecciones libres y contribuyendo a las deliberaciones libres en las Cortes Generales hasta alcanzar la aprobación de la Constitución."

Y digo que es inapropiado porque con tanto "renunciar" y tanto "favorecer" va a resultar que la Constitución tiene algo de carta otorgada, cosa que repugna a la ética cívica y al sentido común. Pero, como es así, mejor será no invocar esa "legitimidad fáctica" tan cuestionable.

El último párrafo del magnífico artículo comentado pone de relieve la falacia de la alambicada construcción promonárquica:

No es necesario elecciones periódicas para ratificar el ejercicio legítimo de su función. Basta con la lealtad y el desarrollo de sus funciones de acuerdo con la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, después del respaldo popular inicial.

No hay duda de que, cuando se acepta como legítima una monarquía, se renuncia a la elección periódica del Jefe del Estado pero ¿en dónde está la aceptación de la legitimidad de la monarquía? ¿En el respaldo popular inicial? El señor Peces-Barba sabe que no hubo tal. El pueblo no pudo elegir entre Monarquía o República, sino entre Monarquía o Dictadura. Y eligió sabiamente. Pero la sabiduría de entonces no se aplica al día de hoy. Y las "viejas críticas republicanas" bienintencionadas son más jóvenes y actuales que las jóvenes y actuales defensas bienintencionadas y hasta socialistas de la Monarquía.

Y deseo dejar constancia de que en ningún momento he dicho que mi opinión hacia los Borbones y su derecho a reinar en España es el mismo que el de los marinos sublevados el 18 de septiembre de 1868 o quienes ganaron las elecciones del 12 de abril de 1931. Dos veces los ha echado el pueblo y dos veces han vuelto de la mano de los militares. Eso dibuja una circunstancia histórica que no puede resolverse ni con un artículo del señor Peces-Barba.

Si quieren quedarse, que sometan la Monarquía a referéndum.

(La imagen es una foto de sheeshoo's photostream, con licencia Flickr).

dimecres, 30 de gener del 2008

Los 400 urillos.

¡Cómo se ha puesto el patio con la ocurrencia del señor Rodríguez Zapatero de dar un dinerete de cuatrocientos euríviris a trabajadores y pensionistas, creo, descontando a los autónomos, al menos de momento. Ha faltado tiempo al PP para decir que esta medida es una cacicada con la que se compran votos con el dinero de todos. Pues sí, es verdad. No se compran votos directamente, de tú a tú, como hacía el conde de Romanones, pero se le acerca. Claro que lo mismo hacen los del PP. Así, cada vez que anuncian alguna nueva merced, por ejemplo, los 1.000 euritos que se iban a dar a las mujeres trabajadoras, lo que quiere decir que las mujeres no trabajadoras se quedan a la luna de Valencia, aunque se maten a trabajar en el hogar como amas de casa, ocupación extenuante pero no reconocida como tal, digo como ocupación con relevancia laboral. El asunto se puede ver por un lado o por el otro, pero si ofrecer cuatrocientos euros a unos por algo es comprar el voto, ofrecer mil a otras por otro algo también es comprar el voto igual aunque a lo mejor más caro. Lo que es verdaderamente necio es hablar de "compra" de voto porque, para que algo pueda comprarse ha de estar en venta y si vas diciendo a la gente que vende el voto no vas a ganarte muchos amigos.

Lo que me preocupa de estos generosos dispendios del señorRodríguez Zapatero es una simple cuenta de la vieja, a la que suelo recurrir porque se entiende muy bien. Si capto la idea del Presidente, la cosa consiste en ir remediando situaciones específicas y objetivas de necesidad mientras haya superávit. Pero esos gastos luego se consolidan o al menos es lo que yo he escuchado, lo que quiere decir que habrá que pagarlos todos los años, incluso cuando no haya superávit. Veinte mil millones, que se funden a cuatro dádivas de estas dimensiones. No sé yo si esta política es sabia. Seguramente es bienintencionada, pero da la impresión de que errónea y más parece estar dictada a golpes del corazón que de acuerdo con un plan general racional. Hasta puede dudarse de que tal plan exista. Resultaría así que el "socialismo del siglo XXI" por estas latitudes sería retornar a la beneficencia, a la caridad pública y nunca mejor dicho. No me convence.

Rudy: no te quieren.

El voto de ayer en Florida, con una participación altísima afianza la competición en el campo demócrata y parece aclararla en el republicano. En el demócrata ha sido una victoria incontestable para la señora Clinton. Con el 79% del voto escrutado, rondaba el 50%, mientras que el señor Obama se quedaba en un 32,7% y el señor Edwards no llegaba al 13%. Parece razonable esperar la retirada de Mr. Edwards, a no ser que decida continuar hasta la Convención del partido en el verano con el fin de negociar con sus delegados a favor de uno de los dos candidatos mayoritarios. Ya se verá.

En las primarias demócratas de Florida no había ningún delegado en juego pues el Comité Nacional Demócrata los ha suprimido como castigo al Estado por adelantar la primarias y los candidatos no hicieron campaña en el Estado. Pero la señora Clanton/Clinton celebra su victoria como un impulso que la ayudará a prevalecer sobre Obama. Desde luego, la situación está muy igualada y, por tanto, reñida. De momento, como se ve en el cuadro más abajo, traducido del New York Times el señor Obama tiene más delegados (a pesar de haber ganado en menos Estados que ella) y a la espera de que se asignen los correspondientes a Nevada, una elección que la señora Clinton ganó con un margen de cinco puntos porcentuales. Con todo, Obama seguirá yendo por delante.

Mucho más decisivas han sido las primarias en Florida para el campo republicano. Como se ve en el cuadro, McCain ha batido a Romney y, al ser primarias por sistema mayoritario, se lleva todos los delegados. En perspectiva, McCain se consolida, con tres primarias ganadas y ochenta y nueve delegados, muy por delante de su principal rival, el millonario mormón Mitt Romney, con veintisiete. El creacionista Huckabee, con siete aparece ya como perdedor, aunque pueda consolarse pensando que siete son la virtudes teologales y cardinales y los pecados capitales. Lo más llamativo es el fiasco de Mr. Giuliani cuya estrategia de ignorar todas las primarias y caucus anteriores a Florida y concentrarse en el "estado del sol" ha resultado un fracaso sin paliativos, con cero delegados a estas alturas, tiene un 15% del voto en el estado que iba a ver su lanzamiento, ligeramente por delante del baptista Huckabee.

De lo visto hasta la fecha, si hubiera que profetizar, podría decirse que McCain será el nominado del Partido Republicano, un halcón moderado, si se permite el oximoron, pues es partidario de seguir en el Irak, pero también de cerrar la prisión de Guantánamo. No todos los republicanos pertenecen al universo concentracionario, si bien todos son halcones, pues todos aprueban la invasión del Irak y se niegan a irse; todos excepto Ron Paul, un ultralibertario que no tiene posibilidad alguna pero, que de salir elegido, retiraría las tropas del país mesopotámico como si fuera Rodríguez Zapatero.

El asunto dista de estar claro en el Partido Demócrata. La señora Clinton ha ganado en más sitios que Mr. Obama pero éste tiene más delegados que Mrs. Clinton. Los demás no pueden hacerles sombra, pero ellos dos están muy igualados. Hay que esperar al martes cinco de febrero para saber quién lleva delantera y también es posible que el resultado no despeje dudas y así puede llegarse a la Convención de agosto, donde será preciso negociar. A lo mejor para esa negociación está acumulando delegados el tercer candidato demócrata, Mr. Edwards.

Al final, van a salir nominados los dos que favorecía el New York Times, recuérdese,Hillary Clinton y John McCain , para que luego se hable de la influencia de los medios de comunicación, típicos Kings' makers. De todas formas, esperemos al "supermartes", dentro de nada.

dimarts, 29 de gener del 2008

Florida Florida.

Luego del aplastante triunfo del señor Obama en Carolina del Sur, lo que pase hoy en las primarias de Florida puede ser muy significativo. En principio, al ser Florida uno de los Estados a los que el Comité Nacional Demócrata ha privado de delegados por organizar primarias prematuras, los candidatos se habían comprometido a no hacer campaña. De hecho, ninguno de ellos ha aparecido por allí, pero los sondeos dan victoria a la señora Clinton y ya se han producido más de cuatrocientos mil votos. Será muy difícil que, aun sin delegados, Mrs. Clinton se resista a proclamarse vencedora en Florida, a donde irá, cerrados ya los colegios, a una celebración. De algún modo tiene que compensar la señora Clinton el formidable empujón que los Kennedy han dado al candidato afroamericano. Supongo que los Clinton pasarán a ser más Clanton que nunca.

Del lado republicano, también estás primarias (ambas son cerradas) serán muy significativas. También el Comité Nacional Republicano ha castigado a Florida por el mismo motivo que el Demócrata pero, en lugar de quitarle todos los delegados sólo le ha quitado la mitad. Ahora, al ser primarias por el sistema mayoritario (el ganador se lo lleva todo) es cosa de ver quién será el agraciado en el aun profuso campo republicano. McCain y Romney van por delante en las encuestas (con un 32% y 31% respectivamente), mientras que Mr. Giuliani aparece el tercero (con un 14%) y, en útimo lugar el pastor Huckabee (13%). De un lado tenemos aquí el muy significativo duelo Mr. McCain-Mr. Romney, que llevan un par de días poniéndose verdes; de otro, se verá si la táctica del ex-alcalde de Nueva York, Giuliani, de reservarse hasta las primarias de Florida, dejando pasar todas las demás, funciona o se convierte en su tumba.

Mañana lo sabremos; pero la cosa está que arde.

La política de la torpedera.

Felicísimo el final del llamado "caso del hospital Severo Ochoa" o "caso Leganés", el de las supuestas "malas prácticas" o incluso homicidios en las sedaciones de casos terminales a cargo del Dr. Montes que queda exonerado tras la última y definitiva decisión de la Audiencia Provincial de Madrid. Estamos todos de enhorabuena: el citado Dr. Montes y todos sus colaboradores, los pacientes del hospital y los ciudadanos indignados de ver cómo desde el Gobierno de la CA de Madrid se atacaba a un servicio público, se difamaba a sus profesionales, se sembraba la duda y la zozobra entre los pacientes con la muy evidente finalidad de torpedear la prestación sanitaria pública y justificar así la voracidad privatizadora de esta derecha que trata de quedarse con el país a precio de saldo.

Dice el señor Montes -y tiene mi aplauso- que no piensa otorgar perdón alguno y que tratará de sentar al señor Lamela (el consejero de Sanidad de la CA que comenzó la agresión contra el hospital público y acusó falsamente al doctor Montes) en el banquillo de los acusados. Deseo fervientemente que lo haga. Dice asimismo el ministro de Sanidad, señor Soria, y lo dicen muchas otras personas, que la señora Aguirre y el Gobierno que preside deben pedir perdón públicamente a los profesionales a los que en su día insultaron y calumniaron. También aplaudo fervorosamente pero soy muy escéptico respecto al resultado de esta intención. No está en el carácter retrógrado, agresivo y manipulador de la señora Aguirre pedir perdón por algo. Al contrario, que se prepare el doctor Montes para las seguras represalias que le lloverán a partir de ahora.

El ataque a la sanidad pública orquestado por la CA de Madrid en 2005 no era un hecho fortuito ni aislado, sino que responde a una política deliberada de hostigamiento, abandono, deterioro y desmantelamiento de los servicios públicos a favor del sector privado.

Lo mismo, exactamente lo mismo acaba de perpetrar la CA en contra de las clínicas que practican abortos legales en Madrid: persecución y amedrentamiento de las usuarias las cuales no sólo no parece puedan contar con el preceptivo amparo judicial sino que se encuentran que los jueces son los primeros en perseguirlas, de acuerdo con los deseos de los políticos carcundias.

Es el estilo propio de gobierno de la señora Aguirre, el que podemos llamar de la torpedera, que consiste en tirar en contra del sector público siempre que se pueda con el fin de destruirlo, descapitalizarlo y entregárselo luego a empresas privadas en claro detrimento de los intereses públicos. Que consiste asimismo en torpedear sistemáticamente toda iniciativa del Gobierno socialista: lo ha hecho con la ley contra el tabaquismo, resultando así que Madrid es la CA en la que se permite fumar en muchísimos bares o establecimientos cerrados; lo ha hecho con la Ley Orgánica de la Enseñanza, a la que la presidente Aguirre no prestó atención alguna, hasta que vió que se podía empler como arma para hostigar al Gobierno nacional; y lo ha hecho también con la asignatura de Educación para la ciudadania que este año no podrá cursarse en Madrid.

La señora Aguirre entiende que su función al frente de la Comunidad de Madrid es cortocircuitar todas leyes del Parlamento que no le gusten o con las que no esté de acuerdo. Es una actitud de rebeldía y boicoteo permanente que lesiona los intereses de los ciudadanos madrileños que son madrileños, sí, pero también españoles y tienen derecho a que se les aplique el mismo régimen legal que a sus compatriotas y no el peculiar que le pete a la señora Aguirre, en función de sus convicciones o manías personales.

Se trata de un estilo de hacer política que ya quedó retratado en la forma vergonzosa en que la señora Aguirre se calzó la presidencia de la Comunidad Autónoma a raíz de las elecciones de 2003, aprovechándose de dos tránsfugas inmorales que fueron en contra de su propio partido en medio de sospechas de compra del voto y soborno. Y todo en la actitud de la señora es de este jaez: maniobras, boicoteo, artimañas (la última la ha padecido su compañero de partido, señor Ruiz Gallardón), acusaciones infundadas, manipulación de los hechos, recurso a la vía judicial siempre que se pueda para enredar al adversario político; una táctica que la señora ha copiado de su mentor, el señor Aznar.

El procedimiento es siempre igual: se formula una denuncia -tenga o no fundamento, eso es igual- contra un adversario político y se le embarranca en los tribunales. En los meses -normalmente, años- en que el contencioso se substancia, los medios afines al denunciante, singularmente la COPE y El Mundo largan un alud de insultos, descalificaciones, injurias. Cuando, por fin, se pronuncia la justicia -como en este caso del doctor Montes- los perseguidos quedan moralmente restablecidos pero el daño político ya se habrá producido, así como el beneficio económico para el denunciante, sus allegados y sus dos o tres corifeos en los medios, mientras que los responsables se llaman andana, como acaba de suceder en el caso del doctor Montes. El señor Güelmes por el señor Lamela o el señor Privatín por el señor Privatón, nadie tiene que pedir perdón porque la denuncia fue institucional y las instituciones sirven para esconder la mano que tiró la piedra.

A la vista de la decisión del tribunal, la señora Aguirre ha dicho que ella "no tiene nada personal" contra el doctor Montes y que se hará lo que se tenga que hacer. A duras penas oculta su ira la señora. Ya la excusa mueve a risa: claro que no hay nada personal; si en lugar del doctor Montes fuera el doctor Valles, su Gobierno hubiera hecho lo mismo, esto es, acusar falsamente y organizar un pifostrio para arruinar el prestigio de la sanidad pública. Claro que no hay nada personal, por supuesto; lo que hay es político.

En algunos países civilizados del mundo, por ejemplo los EEUU, existe una institución que se llama revocación, esto es, la posibilidad que conserva el electorado de destituir a un cargo electo en mitad de su mandato cuando haya realizado actos contrarios a los intereses de quienes lo eligieron. En mi opinión es claramente el caso de la señora Aguirre quien utiliza el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid para ir contra el Gobierno de España, en función de los intereses de su partido; y quien también va contra los intereses de su partido en función de los de ella misma, la "lideresa", la única. Lo que no sea allanar su camino hacia La Moncloa es confusión y socialismo.

La gente pide la dimisión de esta señora, pero es poco probable que una persona capaz de llegar a donde ésta ha llegado y con la falta de escrúpulos que muestra y su escasa sensibilidad sienta el impulso moral de dimitir de algo.

No, la señora Aguirre debiera ser revocada por la ciudadanía por entender el gobierno de la Comunidad como un negociado de intereses.

(La primera imagen es de Olmo González con Licencia Flickr.

La otra es de fenriquedice, también con licencia Flickr.

dilluns, 28 de gener del 2008

Campaña del 80%.

En esto de las elecciones andamos todos muy preocupados con la participación. Mi amiga Marita me envía un pásalo con una bienintencionada campaña que se ha puesto en marcha en pro de alcanzar el 80 por ciento de participación. La ha iniciado el blog La sombra de Aznar y quien quiera leer el manifiesto, que vaya a la entrada correspondiente al día seis de enero en curso en dicho blog.

La idea es que el electorado de derechas está mucho más movilizado y que acude en masa a votar a los suyos como un solo hombre, mientras que la izquierda es un voto más crítico y desconfiado, que exige tener las cosas claras o se abstiene. La división y las banderías de la izquierda son ya historias antiguas que hay que revivir periódicamente. ¿Qué le interesa a la derecha en estas elecciones? Está claro: una alta abstención. Una participación lo más baja posible, la desmovilización de la izquierda. ¿Qué le interesa a la izquierda? La más alta participación posible.

La campaña viene acompañada de un video explicativo de la necesidad de alcanzar el 80% de participación.

Por lo demás, no es la única campaña en la red. Hay otras que no tienen un tono tan exclusivamente socialista, sino que están abiertas a más formaciones de la izquierda. Así, por ejemplo, los de No nos resignamos tienen también su campaña en pro de una alta participación y llamando a votar a la izquierda, a cualquier izquierda no terrorista. Su idea es que el voto izquierdista no se quede en casa, no se abstenga; que vote a cualquier sector de la izquierda pero que vote. Lo importante es que no gobiernen los señores Aznar y Rouco Varela por la persona interpuesta del señor Rajoy.

Almoneda.

Como si de gordos tempranos se tratara un veintidós de diciembre, aún no ha empezado la campaña electoral y los partidos han largado ya las promesas más voluminosas. Ayer el señor Rodríguez Zapatero clausuró la Conferencia de su partido para hacer el programa electoral anunciando que, si ganan las elecciones, el Estado nos devolverá 400 euros de los que le pagamos hace unos meses como impuesto de la renta o IRPF. En realidad esto es lo mismo (aunque a otra escala) que lo que ha anunciado el señor Bush de devolver impuestos a los contribuyentes para hacer frente a la amenaza de recesión en los EEUU; sólo que aquí se hace para captar el voto de la gente.

¿Son lícitas o no estas prácticas? En principio, sí, aunque no sean muy elegantes. Dice el señor Arias Cañete que se trata de "comprar el voto con el dinero de todos los españoles", profunda observación que sería muy digna de tenerse en cuenta de no ser porque lo mismo cabe decir de las promesas del señor Rajoy de rebajar 1.000 euros de una tacada en el salario de las mujeres si es él quien gana las elecciones. Porque ¿con qué dinero piensa hacerlo? ¿Con el de su peculio? ¿Con el del señor Arias Cañete?

No menor importancia tienen las promesas de crear puestos de trabajo. Se recordará la metedura de pata de don Felipe González prometiendo crear ochocientos mil empleos, cuando lo único que sucedió al acceso de los socialistas fue que el paro aumentó. Se recordará asimismo cómo el señor Rodríguez Zapatero o alguno muy próximo a él, con cierta desmemoria, volvió a prometer setencientos u ochocientos mil puestos de trabajo. Pues bien, el señor Rajoy ha decidido dejarse de minucias y promete crear dos millones doscientos mil (2.200.000) empleos. Propongo que uno de ellos sea el de "atador de perros con longanizas", de recia estirpe ibérica.

Por lo demás, el mismo señor Rajoy ha estado ocho horas confesándose con el señor Ramírez en otra entrevista de esas maratonianas que no se hacen para desentrañar algún misterio o explicar el significado de algo complejo, sino para darse pote. El momento más simpático de este infumable interrogatorio es cuando el señor Ramírez pregunta: "¿Cuándo decidió usted que Gallardón no iba a ir en las listas? A lo que el señor Rajoy contesta: "Es difícil saber exactamente cuándo lo decidí". Y tanto, sospecho, puesto que no lo decidió él sino que se lo decidieron. Como casi todo lo que dice el señor Rajoy, es producto o está controlado por la Triple A (Acebes, Aguirre, Aznar) que es la que manda en el PP.

El cine como parábola.

El cine es el arte más característica del siglo XX y probablemente también la manifestación más cercana que quepa pensar al ideal wagneriano de la "obra de arte total" ya que en él se dan (o pueden darse) cita todas las demás, desde el teatro a la música, desde la pintura a la literatura. Consecuentemente sobre el cine se ha escrito prácticamente de todo, ensayo filosófico, musical, literario, poesía e historia.

Era sólo cuestión de tiempo para que alguien descubriera y explorara la idea de convertirlo (el cine) en una especie de vademecum profesional del directivo informático. Que es lo que hace Pedro Maestre en este libro (Un informático en el cine, Madrid, Fundación Dintel, 2007). Esta Dintel es una fundación consagrada a difundir las ingenierías informática y de telecomunicación y el libro, una agenda parte de esa tarea. Su contenido se compone de trescientas sesenta y cinco películas de las que se recoge una ficha técnica (título en español y año, nacionalidad, intérpretes, guión, música, fotografía, dirección, producción y género) y una breve sinopsis comentada. Por cierto, estos comentarios son en muchos casos spoilers, esto es, que revelan el final de la película, incluso cuando es policiaca, de intriga o de misterio. Menos mal que la lista contiene películas clásicas y modernas y que lo más probable es que ya se hayan visto todas. En caso contrario, convendrá no leer aquellas que no se conozcan. Pero, en principio, es un repaso al dicho siglo XX y a la historia que uno ha vivido, a través de sus obras cinematográficas más representativas, lo que contiene un punto de nostalgia.

La selección de títulos no parece seguir orden alguno, salvo el que dicte el gusto del recopilador lo que, tratándose de cine, es un criterio tan bueno como cualquier otro. Se incluyen tres índices, uno de títulos, otro de directores y otro de intérpretes todos ellos por orden alfabético, si bien se trata de orden alfabético de nombres, que es una costumbre muy típica de la informática. Dado que es en los índices y clasificaciones donde la informática más relumbra, podría haber otros, uno por géneros, por ejemplo o por países. Por curiosidad lo he hecho yo a mano y, título arriba, título abajo, de las 365 me salen 276 películas estadounidenses, 27 británicas, 18 italianas, 16 españolas, ocho francesas, cinco alemanas y 15 de diversas nacionalidades (japonesas, suecas, danesas, argentinas, australianas y mexicanas), lo que refleja la realidad de las cosas, esto es, la abrumadora hegemonía del cine estadounidense en todo el mundo y en la selección que ha hecho el autor, con el que coincido aproximadamente en un ochenta por cien; en el otro veinte, hubiera recortado películas estadounidenses (especialmente de Clint Eastwood) y hubiera metido más cine francés, en especial de Renoir, Goddard, Chabrol o Truffaut. Pero eso va en gustos.

Lo más notable de la obra, sin embargo, y lo que justifica el título es el hecho de que, tomando cada película por separado, el autor añada a lo anterior un comentario, una "explicación" o "ilustración" de la película respecto a algo del mundo de la informática aplicada a la dirección de empresas. De ahí que hable del cine como parábola: de cada película se extrae una enseñanza que, al modo de los antiguos almanaques, consiste en la reflexión del día. El texto viene así a ser una especie de prontuario moral, breviario de recomendaciones, análisis estratégico, arte de saber vivir y manual de campaña, al estilo de los viejos tratados filosóficos, militares o de costumbres. Es curioso observar que aun tratándose del ámbito específico de la informática y la dirección de empresas, las enseñanzas combinan puntos de vista nuevos con los viejos postulados de la sabiduría ancestral: la importancia del comportamiento ético (a propósito de Excalibur, la de la tenacidad bien empleada (Moby Dick), el convencimiento personal (Ciudadano Kane), la flexibilidad ante situaciones comprometidas (Juana de Arco), el saber retirarse a tiempo (La condesa de Hong Kong), el valor de la amistad (Klute), no atarse al pasado y saber adaptarse a las innovaciones (El último mohicano), la autenticidad personal y el no dejarse doblegar por la opinión (Las cuatro plumas), tener claro el orden de prioridades (El puente sobre el río Kwai), la necesidad de atenerse a la legalidad y la moralidad (Vacaciones en Roma), etc.

No está de más que, aparte de los valores estéticos de las películas se subraye su valor instrumental y pragmático para la tarea de la dirección de empresas. El libro es, pues, útil por lo que revela acerca de un mundo poco conocido.

diumenge, 27 de gener del 2008

El alcance de la crisis.

Hasta los analistas financieros se han enterado ya de que esta crisis es crisis de confianza o sea, de crédito porque la confianza es la base del crédito. Y por ahí sigue la doctrina de que en algún momento hemos de enterarnos de quiénes están pringados en los subprimes y, mientras no haya trasparencia total, seguirán los sobresaltos como los batacazos y rebotes de las bolsas la semana pasada.

Pues sí, está claro; pero hay otra vía de acceso a la información con la que hasta ahora nadie ha parecido contar, que es la judicial. El ministerio fiscal del Estado de Nueva York ha empezado una investigación acerca de qué fondos, qué bonos, quiénes están "contaminados" por los subprimes y ahí van a salir muchas cosas sobre todo porque parece que una agencia tasadora de la solidez de los préstamos hipotecarios para los bancos de inversores colabora con el ministerio público. Está claro que ya no se trataría de simples errores de cálculo o decisiones poco avisadas sino directamente de delitos. Es posible que los bancos de inversiones ocultaran a los clientes la información de que disponían sobre la salud de los productos que les estaban colocando.

La crisis, se dice, es financiera, como si se quisiera decir: no hay cuidado, no tocará a la "economía real" y, por lo tanto, no afectará a la vida de la gente. Lo cual no es decir nada: claro que es financiera y muy centrada en el sector inmobiliario porque ese capital financiero se ha hecho a base de hipotecas. Si las hipotecas fallan, ¿cómo diablos no va a verse afectada la vida cotidiana de la gente?

(La foto es de xeni's photos y con una licencia Flickr).

Obama en Carolina.

Mr. Obama ha batido en toda regla a Mrs. Clinton en Carolina del Sur pues la ha más que doblado en cantidad de votos. En un tercer vergonzante lugar aparece el candidato de la izquierda demócrata, Edwards. Parece lógico pensar que la carrera por la nominación en el Partido Demócrata será entre la señora Clinton y el señor Obama.

Ambos llegan muy igualados al "supermartes", cinco de febrero. Cada uno de ellos ha ganado en dos circunscipciones: la señora Clinton en New Hampshire y Nevada y el señor Obama en Iowa y Carolina del Sur. La victoria de Mrs. Clinton en Michigan no es significativa dado que en ese Estado no se presentaron Mr. Obama ni Mr. Edwards. Pero hay una diferencia importante: las victorias del senador por Illinois son más holgadas que las de la senadora por Nueva York. En New Hampsire la distancia entre los dos candidatos fue de unas tres décimas y en Nevada, aunque la señora Clinton obtuvo más votos, el señor Obama se llevó más delegados. En estas condiciones todas las opciones están abiertas, como dicen los yankees y el señor Obama puede ganar la nominación como puede hacerlo la señora Clinton. Lo lleva claro Mr. Obama pues de aquí al cinco de febrero puede pasar cualquier cosa; hasta que vuelva a aparecer el señor Clinton atacándole y haciendo campaña en favor de su mujer y con el fin de retornar a la Casa Blanca, esta vez como primer esposo.

¿Cómo no van a despertar interés las elecciones en los EEUU si por primera vez en la historia puede ganarlas una mujer o un negro? Lo curioso de este enfrentamiento es que la señora Clinton, que se presenta como feminista, ocupa en esta relación el territorio que normalmente ocupan los hombres: es la mayor de los dos, la que acumula más experiencia, la que reside en una gran ciudad y la que representa los intereses creados de las maquinarias electorales de los partidos.

Si el "supermartes" gana el señor Obama, habrá ganado el sentido de rebelión frente al establishment del partido. Todo muy moderadamente, desde luego. Pero, mira, menos da una piedra.

Nuestro lugar en el mundo.

Mi amigo François me manda el enlace de este vídeo en el que se pueden ver claras algunas proporciones que nos afectan como pertenecientes al primer Mundo. Sirve para ilustrarnos sobre una situación de gran injusticia. Está en inglés.

La extremada pobreza y la extremada opulencia conviviendo en el mundo de hoy.

Gracias, François.