dimecres, 30 de gener del 2008

Los 400 urillos.

¡Cómo se ha puesto el patio con la ocurrencia del señor Rodríguez Zapatero de dar un dinerete de cuatrocientos euríviris a trabajadores y pensionistas, creo, descontando a los autónomos, al menos de momento. Ha faltado tiempo al PP para decir que esta medida es una cacicada con la que se compran votos con el dinero de todos. Pues sí, es verdad. No se compran votos directamente, de tú a tú, como hacía el conde de Romanones, pero se le acerca. Claro que lo mismo hacen los del PP. Así, cada vez que anuncian alguna nueva merced, por ejemplo, los 1.000 euritos que se iban a dar a las mujeres trabajadoras, lo que quiere decir que las mujeres no trabajadoras se quedan a la luna de Valencia, aunque se maten a trabajar en el hogar como amas de casa, ocupación extenuante pero no reconocida como tal, digo como ocupación con relevancia laboral. El asunto se puede ver por un lado o por el otro, pero si ofrecer cuatrocientos euros a unos por algo es comprar el voto, ofrecer mil a otras por otro algo también es comprar el voto igual aunque a lo mejor más caro. Lo que es verdaderamente necio es hablar de "compra" de voto porque, para que algo pueda comprarse ha de estar en venta y si vas diciendo a la gente que vende el voto no vas a ganarte muchos amigos.

Lo que me preocupa de estos generosos dispendios del señorRodríguez Zapatero es una simple cuenta de la vieja, a la que suelo recurrir porque se entiende muy bien. Si capto la idea del Presidente, la cosa consiste en ir remediando situaciones específicas y objetivas de necesidad mientras haya superávit. Pero esos gastos luego se consolidan o al menos es lo que yo he escuchado, lo que quiere decir que habrá que pagarlos todos los años, incluso cuando no haya superávit. Veinte mil millones, que se funden a cuatro dádivas de estas dimensiones. No sé yo si esta política es sabia. Seguramente es bienintencionada, pero da la impresión de que errónea y más parece estar dictada a golpes del corazón que de acuerdo con un plan general racional. Hasta puede dudarse de que tal plan exista. Resultaría así que el "socialismo del siglo XXI" por estas latitudes sería retornar a la beneficencia, a la caridad pública y nunca mejor dicho. No me convence.