¡Jesús, María y José, qué panfleto se han largado los obispos en contra de todo lo que se mueva en España! Confieso que cada vez estoy más perplejo con el comportamiento de la derecha. Debe de estar muy sonada, pero mucho, si piensa que echarse en brazos de la clerigalla más carcunda mejorará sus expectativas electorales. Parece que no se ha enterado de que la sociedad española es una de las más seculares de Europa. Estos siervos y herederos del franquismo no han comprendido aún que la dictadura nacionalcatólica vacunó al país contra el veneno eclesiástico. Por supuesto, no a todo; siempre les quedarán los ultras y los viejos meapilas. Y no es tan difícil de ver. Basta con reparar en que, aunque el 85% de la población afirme ser católica (entre practicante y no prácticante), el hecho de que, sin la inmigración, la tasa de natalidad sea negativa quiere decir que la feligresía no hace el menor caso al magisterio eclesiástico.
En esas condiciones, es suicida el libelo obispal que repite, calcándolas, las obsesiones del PP: el aborto, la familia (su familia, con prohibición de cualquier otra), la imposición de la religión católica en las escuelas, el rechazo a la asignatura de educación para la ciudadanía, la negativa a toda negociación con asociaciones terroristas. La cosa llega a grados altos de fariseísmo cuando sus señorías se atreven a erigirse en amparadores de los niños, objetos, dicen, de explotaciones y de abusos y lo dicen unos en cuya casa se concentran prácticas de paidofilia y pederastia en proporción mayor de lo que suele imaginarse.
En el PSOE están indignados. Dicen que es inmoral que los obispos comercien políticamente con el terrorismo. Bastante que les importa a los obispos esa moral de los socialistas. Éstos a lo mejor reflexionan ahora sobre lo errónea que fue su política de apaciguamiento con la Iglesia; errónea e ignara. Con la Iglesia no cabe el diálogo. Como buenos totalitarios, los curas creen que si el que tienen enfrente contemporiza es porque es un débil y hay que sacudirle.
Para que no haya dudas acerca de las posibilidades del pluralismo real, no del ficticio, del que habla el señor Aznar, incluyo aquí un enlace a una interesante página de cristianos gays cuya imagen de entrada es la que se ve en la derecha y dedicada a conciliar la fe y la praxis cristiana con prácticas tradicionalmente consideradas vitandas por las iglesias. Cristianos gays, bisexuales, transexuales se quejan de ser minorías en riesgo en sociedades opulentas y algo de eso hay. Pero existen y hacen muy bien en manifestarse y poner a la Iglesia ante sus contradicciones.
Ya va siendo hora de que la fe de cada cual quede reservada para su domicilio donde todas son iguales y que no pueda imponerse una a las demás por medio alguno. Mientras llega el momento, sería bueno que cada cual ajustara lo que dice a lo que hace o lo que hace a lo que dice, cosa prácticamente imposible para una organización que tiene a la hipocresía como fundamento mismo de su doctrina. "no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica, " dicen los monseñores, ganándose de inmediato la mejor buena voluntad del mundo... hasta que añaden que sí pretenden que esos gobernantes "se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo". ¿Está claro?
Sus convicciones son tan excluyentes y totalitarias, sin dejar resquicio a la tolerancia, como siempre. Véase lo que dice el Papa de hoy, según citan los obispos, esto es, que hay que tener cuidado con opciones políticas y legislativas "que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano...". ¿No es obvio que, además de imponer sus convicciones, en su infinita soberbia, el Papa Benedicto está negando la condición de seres humanos a los budistas, confucianos, hinduistas y todos aquellos que profesen otros principios antropológicos y éticos?
Por todo ello, a mi entender, hay que dejarse de contemplaciones con la clerigalla e ir directamente a la separación de la iglesia y el Estado mediante: 1º) cese de la financiación de las iglesias con dineros públicos; 2º) exclusión de las religiones de la escuela pública; y 3º) derogación del Concordato y de los acuerdos de 1979 con la Santa Sede.
Gracias sean dadas a Daniel Ramos Seisas y a Libertad Siete.
(La imagen es el famoso cuadro de Gutiérrez Solana llamdo La visita del obispo, 1926).