dissabte, 20 d’abril del 2019

Un debate de opciones

No existe en el ámbito privado, que yo sepa, ningún negocio de negociaciones, al modo en que hay negocios de textiles, hortalizas y miles de cosas más. Tampoco hay en el ámbito público ningún negociado de negociaciones como hay negociados de licencias de armas o de patentes. "Negociación" viene de negociar que cubre una amplia gama de actividades, desde la compraventa directa al descuento de valores. Para los efectos aquí, negociar supone tratar asuntos públicos o privados con vistas a un beneficio. En eso consiste el negocio, en entrar en tratos, conversaciones (diálogo) con vistas al propio beneficio. Si es beneficio de ambas partes, miel sobre hojuelas o, como se dice en la jerga postmoderna, el chinenglish, "win-win".

Del negocio decía López Aranguren en su segunda época, creo recordar, la de la rebeldía, que se trataba del nec otium, esto es, la negación del ocio que, justamente, suele decirse, es la condición del juicio sosegado y certero. Al contrario, el negocio requiere actividad permanente, incesante, incesante negociación que, ya solo por la enorme multiplicidad de variables que han de tenerse en cuenta, conduce a veces a confusión, incertidumbre, juicio erróneo y mal resultado. Por ejemplo, Dante Fachin critica elípticamente las declaraciones de Jordi Sánchez y Junqueras, coincidentes en proponer negociaciones, tildándolas de "negociaciones estériles". Sí, claro, nada más desagradable que la esterilidad cuando se espera descendencia feliz. 

Pero el vaticinio de Dante Fachín no tiene por qué ser más certero que el de los dos presos políticos que fían a las negociaciones el logro de la independencia. Desde luego, la posición del Front Republicà de claridad meridiana despierta mucha simpatía, incluida la de Palinuro, dado que la considera coincidente con la de JxC: se votará no a todo gobierno que no reconozca expresa y eficazmente el derecho de autodeterminación de los catalanes. La advertencia de Dante Fachin afectará en todo caso a ERC, no a JxC. 

Cierto que los dos cabezas de lista por Barcelona, el de JxC y el de ERC, han formulado discursos muy similares de carácter negociador, incluso pactista. Ambos han procurado vincularlos a la firme voluntad de conseguir el objetivo último de la independencia para evitar las críticas a lo que pueda considerarse como concesiones y hasta cesiones. Y, aunque la de Sánchez es algo más radical que la de Junqueras, ambas se parecen mucho: las negociaciones se darán a lo largo de una serie imprecisa de años para llegar al final al objetivo. 

Muy similares, desde luego, pero hay una diferencia esencial entre ambos: Junqueras es el presidente de ERC y con mando en plaza. Sus decisiones funcionan al estilo del viejo centralismo democrático de los partidos comunistas. Sánchez, en cambio, es cabeza de lista de JxC por Barcelona y miembro fundador de la Crida, como lo son los presidentes Puigdemont y Quim Torra. Sus decisiones no tienen la fuerza del centralismo democrático porque JxC no es un partido, sino una amalgama o coalición de ellos. Sus criterios, muy bien traídos y argumentados como están, entran en debate con otros en la coalición, en tratos de negociación, previos a la negociación. En principio la propuesta de JxC es la de Dante Fachin y por eso este, antes de nada, se amistó con JxC. 

La lejanía del otium del juicio sosegado lleva a estas agitaciones y confusiones que, sin embargo, muestran la vitalidad del independentismo. Porque la vida es esto, confusión, incertidumbre, conflicto y azar. La única seguridad de llegar al final proviene de la voluntad independentista de la mayoría de los catalanes, que crecerá a velocidad directamente proporcional a la negativa de Sánchez a reconocerla. Voluntad plasmada en el mandato del 1-O y del que ninguna organización independentista osará apartarse. Lo decía el joven Marx: la teoría se convierte en fuerza material cuando arraiga en la conciencia de las masas. La conciencia de la gente, diríamos hoy con un lenguaje menos arisco. Es la gente la que marca el camino.

Se verá el 28-A, cuando la gente decida entre tres opciones: a) bloqueo a todo gobierno que no reconozca la autodeterminación; b) mismo bloqueo acompañado de política activa de desobediencia pacífica en Catalunya; c) investidura condicionada a una negociación con vistas a un referéndum de autodeterminación.

divendres, 19 d’abril del 2019

Autorretrato

Ayer, el MHP Torra publicaba el tuit que ilustra este comentario, con el lapidario sub-texto: "La bandera d’Espanya, el retrat del rei d’Espanya i un pres polític català essent entrevistat". El Estado reconoce, con su simbólica y sacra presencia, la condición de preso político de Jordi Sánchez. Confiesa en imágenes lo que niega en palabras, sean estas mil o un millón. Es absurdo, patético y uno sospecha la presencia del tradicional inepto hiperespañol que ha decidido perpetrar la simbología no ya del preso político, sino del rehén de Estado. 

Pero hay más. Si pasamos, no al resultado no querido, sino a la intencionalidad de la simbología, la cosa cambia de carácter y se agrava. Porque la intencionalidad evidente es la humillación. Contextualizar la imagen de un Estado en sus dos iconos objetivo y subjetivo cuya generosidad y democrática magnanimidad permiten a su jurado enemigo expresarse con total libertad...en la cárcel. Se pretende que este evidencie por la fuerza la gloria del Estado que le niega sus derechos. 

No me parece humillante la imagen y no solo por lo de que no humilla quien quiere, etc., sino porque evoca otra que tiene la misma intencionalidad, revela la misma inmoralidad y fue perpetrada por los antecesores ideológicos de estos: la imagen de los presos políticos republicanos en los patios de las cárceles de Franco obligados a cantar el Cara el sol brazo en alto. Si no lo hacen ahora es porque no pueden; no porque no quieran. 

Con esta imagen, el que se retrata es el Estado español.

Otra cosa es el contenido de las declaraciones de Jordi Sánchez que se ofrece, según titula Ara.cat como socio estable del PSOE si este acepta hablar del referéndum. De eso y de otras cosas cabe hablar, desde luego. Y debatir y lo haremos junto con otras propuestas de qué pueda hacer el bloque independentista en el Congreso. Un entrevistador apunta a una cierta contradicción entre esta actitud y la de Laura Borràs y Sánchez capea el tema. Hace bien. Porque el tema se las trae. El cabeza de lista de JxC por Barcelona habla de negociar un referéndum como posibilidad en un plazo de varios años. ¿Cuántos años? Ahí hay un peligro de enquistamiento evidente. Y algún otro problema. Sánchez no habla de los presos políticos, lo cual, naturalmente, le honra. Pero que él, por razones fáciles de entender, no hable de los presos políticos ni los ponga como condición de nada, no quiere decir que hayamos de hacerlo los demás. No podemos aceptar como normal una situación con presos políticos. Y, de momento, sea cual sea el resultado de las elecciones, ahí tienen ustedes uno, Jordi Cuixart. 

El lugar del otro

Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado El judici, les eleccions, tot és Catalunya.

Hay un dato curioso en este conflicto: los unionistas españoles son incapaces de adoptar la perspectiva del otro, de los independentistas, incapaces de ponerse en su lugar y de verse a sí mismos con los ojos del otro. Por eso no proponen solución alguna que no sea la represión. No hay más perspectiva que la suya, que incluye Catalunya con ignorancia y desprecio de su voluntad. En cambio, los indepes, además de mantener su perspectiva propia sobre Catalunya, se esfuerzan continuamente en ponerse en el lugar de los unionistas y verse con los ojos de estos a efectos de formular propuestas de solución. De hecho, este es el debate al interior del independentismo: cómo llegar al objetivo último compartido minimizando los costes. Y es un debate muy vivo.

Sea la que sea la vía elegida, claro está que Catalunya condiciona absolutamente la política española. Los unionistas harían bien en ponerse en el lugar del otro, en verse con los ojos del otro. Verían una imagen muy desagradable hasta para ellos.

Aquí el texto castellano.

El juicio, las elecciones, todo es Catalunya

Las barbaridades y exabruptos que se escuchan en las elecciones españolas son de tal calibre que oscurecen el desarrollo del juicio/farsa del 1-O. No en España, en donde apenas se informa de él, sino en la misma Catalunya, en donde impactan las declaraciones más agresivas de Sánchez, prometiendo que no habrá independencia, ni referéndum, ni autodeterminación ni nada de nada . Para respaldar su determinación, el presidente español blande el 155 y amenaza con aplicarlo sin titubeos.

El presidente Torra conmina a Sánchez a dejar de amenazar. Pero con poco éxito porque la campaña va de amenazas. Las ultraderechas amenazan a las derechas, estas a las izquierdas y todos a una a los catalanes. Si Casado puede decir de Sánchez que se va de copas con terroristas y asesinos, este se quita de encima el baldón prometiendo mano dura en Catalunya si alguien se salta la ley. Es la obviedad misma: el gobierno está para hacer cumplir la ley. ¿Alguien imagina esta advertencia hecha a Extremadura o el País Vasco? Precisamente en esa diferencia está la amenaza. No está el horno electoral español para debilidades dialogantes. Te descuidas y el adversario te acusa de pactar con golpistas y gente de gatillo fácil.

No entiende el gobierno que los independentistas rechacen su raquítica propuesta de reformar el estatuto con más autogobierno. O de hacer uno nuevo con más autogobierno. Autogobierno es la palabra que nadie sabe qué es. Pero sí se sabe que nada fuera de la Constitución. O sea, nada, lo que ha sido hasta ahora. Pedro Sánchez es Pedro y el lobo: compradme la propuesta reformista antes de que se haga realidad la involución nacionalcatólica, neoliberal y vivaespañera del trifachito.

Para los independentistas, sin embargo, la alternativa es falsa ya que Pedro es el mismo lobo contra el que previene. Su reiterada referencia al 155 permanente no se diferencia gran cosa de lo que harían los tres caballeros muymucho españoles. El fin es siempre el mismo: negar la condición nacional de Catalunya y su derecho a la autodeterminación y la independencia. Unos con más grosería que otros. La diferencia está en la forma; no en el fondo.

En esa situación de crispación se habla muy poco del tenebroso asunto de la policía patriótica que, según parece, echa sus raíces en la segunda mitad de los noventa. Una trama de corrupción político-policial al servicio del PP en contra de sus adversarios políticos, con especial énfasis en Catalunya. Ahora está claro que quienes fabricaron un montaje de falsedades para hundir a Podemos y Pablo Iglesias son los mismos que trataban de destruir el independentismo catalán con pruebas falsas y hasta sabotajes.

Ha tenido que saltar el escándalo del espionaje y el montaje a Podemos para que se difunda lo que Catalunya lleva años padeciendo: una guerra sucia policial y judicial en contra del independentismo. Entre quienes falsificaron pruebas contra Podemos y quienes las difundieron a sabiendas de su falsedad y quienes llevaban años en la “operación Cataluña” hay algo más que afinidades electivas: mismos personajes, mismos o parecidos procedimientos.

Aun así el tremendo hecho de que el país haya estado gobernado por una mafia policial que continúa apenas concentra atención pública. Los medios en general mantienen ese pacto de silencio que funciona con la Casa Real y otros asuntos igualmente lamentables. Los medios forman parte de este Estado corrupto que encargó la tarea de gestionar el referéndum del 1-O a los efectivos más afines e implicados en la “policía patriótica”, desde de los Cobos el ministro Fernández Díaz.

Y esa viene a ser la base sobre la que está construido este proceso. Unos informes redactados por adversarios ideológicos de los informados, valiéndose de su condición de funcionarios públicos. La conversión de esos informes en diligencias de algún juzgado, su absorción para instrucción en más alta instancia y su conversión por fin en un juicio en el Supremo al independentismo para zanjar jurídicamente un conflicto político de siglos, como si eso fuera posible.

dijous, 18 d’abril del 2019

Cuestión de confianza

Interesantísima entrevista al presidente Sánchez en eldiario.es. En mitad de la batahola de improperios, insultos, barbaridades y puras necedades de esta campaña, se agradece el tono sosegado, las explicaciones y la amplia variedad de temas. Cierto que esto último es más mérito del minucioso entrevistador, pero también se agradece. Lo más cansino de los debates electorales es la reiteración y el argumento monotemático: terrorismo, golpe de Estado, supremacismo, xenofobia, Venezuela, Irán.

La entrevista es muy completa y Sánchez responde ampliamente a todo lo que se le pregunta. Hay materia para mucho análisis en la forma de explicar la acción de gobierno, las políticas concretas, las relaciones con los partidos de la oposición, con los de derechas y  especial con Unidas Podemos, las posibles alianzas. Quizá haya faltado alguna pregunta sobre cómo lleva su propio partido. Pero hay respuesta para las cuestiones más delicadas, aparentes contradicciones en temas como pensiones, concordato con la Santa Sede, el impuesto a la banca, las cloacas de Interior, etc. Cada cual podrá apreciar en qué medida el presidente del gobierno es claro en una gama amplia de asuntos de envergadura. En qué medida es de fiar.

Digo esto porque, sorprendentemente, los verbos "fiar" o "confiar" se han convertido en el eje de la nueva versión de Sánchez sobre Catalunya. Asunto de la máxima importancia; tanta que es el más extensamente tratado, incluso por partida doble, porque el tema sale dos veces. Y no es una obsesión, ¿eh?

La argumentación de Sánchez es la habitual, tanto que ni se molesta en explicarla: en Catalunya, dictamina, no hay un problema de independencia sino de convivencia. Así, porque sí, y sin aportar prueba alguna de algo tan falso. Carga entonces sin más miramientos contra los líderes independentistas porque "no son de fiar". Y ¿por qué no? Sencillamente, porque no aceptan sus puntos de vista. ¿En qué han engañado su buena fe hasta el punto de acusarlos a ellos de mala? En que nunca han aceptado su versión a pesar de que esta ha cambiado varias veces y no acaba de estar clara. No le han engañado nunca. ¿Por qué no son de fiar?

¡Ah! Porque han engañado a los catalanes, haciéndoles ver que un imposible como la independencia era posible. Desde luego, nada de fiar: ¡mira que engañar a millones de catalanes que fueron a votar el 1-O en condiciones que los Sánchez de entonces, los Rajoy, convirtieron en infernales! Les está bien empleado por infelices. ¡Dejarse engañar por un puñado de pillos nada de fiar! Sánchez sabe más que millones de ilusos. Qué desprecio.

 Y ¿por qué es imposible la independencia? No da una sola razón sino que se limita a afirmar que está demostrado que es imposible. Pero prueba no hay ninguna, salvo su voluntad de hacerla imposible. Eso es lo único cierto y lo demás, los tribunales, la justicia, la diplomacia (¡sobre todo, la diplomacia!), meros perifollos para ocultar una pura persecución política. 

Entre la gente no de fiar que arriesga largas condenas de cárcel o años de exilio por sus ideas políticas y la gente de fiar que niega la evidencia y actúa contra la verdad por medio del poder, en favor de sus intereses, no puede haber duda alguna. Los de no fiar son mucho más de fiar que los de fiar, sobre todo si gobiernan.  



dimecres, 17 d’abril del 2019

Todo pasa por la tele

Se adivinan sonrisas de complicidad: feminismo y Catalunya. Claro, los dos asuntos candentes hoy en España. Que, además, son uno. No es infrecuente que los indepes catalanes subrayen el carácter feminista y ecologista de su República. No solo los de la CUP. Todas. En el debate de TVE, la parte española eran cuatro mujeres y la que no se considera española o no del todo española, dos hombres. Predominio de perspectiva de género que se ventiló por los cauces habituales.

En la cuestión catalana similar medianería o mediocridad. Dejando al margen a los representantes de las naciones vasca y catalana, que tampoco estuvieron muy tajantes, las cuatro españolas coinciden en que no habrá independencia de Catalunya, tres de ellas, PSOE, PP y C's (de VOX no se habla por ausencia, pero sería la cuarta) porque la impedirán por la fuerza, mediando el 155 o lo que haga falta. La otra fuerza española, Podemos, confía en que no sea necesario llegar a ese extremo si se apuesta por el diálogo. Es decir, la quinta voz unionista disimulada. Nada que no se supiera en un debate soporífero. Nunca ha estado tan claro que "el medio es el mensaje".

Mucho más interés tuvo otro debate organizado por VilaWeb entre las cuatro opciones soberanistas, JxC, ERC, FR y los comuns independentistas, en el CCCB. Debatieron Laura Borràs (JxC), Gerard Gómez del Moral (ERC), Albano-Dante Fachin (FR) y el independentista de los comuns, Jaume Asens (En Comú Podem). Todas ellas pensando en dos auditorios distintos pero urgentes: el español de las elecciones del 28-A y el catalán por lo que pueda venir.

Los razonamientos explican las diferencias de tácticas en función de las expectativas electorales y no se moverán hasta ver el resultado del 28-A. Entre tanto, ERC concentrará el fuego en un PSC que se supone asciende en apoyo electoral, dejando de lado a JxC, cuyo panorama, según sondeos, es doliente. JxC, a su vez, machacará a ERC con el tema de la unidad, de la que se presenta como abanderada. Quizá lo sea ahora, responden los otros, pero es ahora. Otros tenemos pedigrí.

Sin duda. Una sola observación acerca de JxC, cuya lista por Girona cierra Palinuro. Hay quien la ve como una confusa amalgama de fuerzas creadas sobre la marcha por Puigdemont para desvincularse de la antigua Convergència al tiempo que recogía sus efectivos para la causa independentista. Algo de eso hay. Se trata de crear un movimiento independentista transversal, que abarque todas las clases sociales. De ahí que la consigna de la Crida sea que unen personas, no partidos. Y todo por la independencia y la República.

Los que se enfrentan no son dos futuros, pues la independencia los une, sino dos pasados, cuando uno la quería y el otro no, o sí intermitentemente. Pero el pasado no puede condicionar el presente. JxC es un aluvión de gente de muy distinta procedencia, incluso gente no política, como Borràs o el propio Torra; una especie de confluencia de una generación que ha convertido la independencia en la meta de sus vidas. Una gente que recuerda al viejo Hillel el Sabio: Si no ahora, ¿cuándo? 

De ahí le viene la fuerza para clamar por la unidad hasta la independencia. Es un movimiento que se configura al modo de un rassemblement a la francesa y que comienza con una Crida por la República, un poco al modo del llamamiento de De Gaulle en 1940 y que tiene su mejor garantía en su fundador. Por eso, la mejor baza electoral de JxC es recordar que se trata de la "lista del presidente". Será raro que, con este planteamiento de lista de país, tenga un resultado tan menguado como le vaticinan las encuestas.

Precisamente esa figura del presidente es la que personaliza el primer reproche de JxC a ERC. Puigdemont presidente haría visible la unidad. Pero, para ello, es preciso demostrar que no representa partido alguno, sino al conjunto de la ciudadanía y que no es presidente de un partido, sino de la República. Hay quien dice que así es ya y quien sostiene que es una argucia más de los sempiternos convergentes. 

Esa cuestión es la que se dirimirá el 28-A en relación con Catalunya y por eso el debate de VilaWeb fue mucho más interesante que el de TVE.

dimarts, 16 d’abril del 2019

El palo y la zanahoria

La táctica es viejísima. Se muestra una recompensa y se atiza con el palo. Primero lo uno y luego lo otro; o primero lo otro y luego lo uno; o a la vez. Hasta que quienes tenían una ilusión y un objetivo, se resignen con las migajas de la recompensa para ahorrarse más palos. Es la aterciopelada bravuconada de Teddy Roosevelt: "habla suavemente y lleva un gran garrote". Habla de autogobierno y lleva el 155. "Llegarás lejos", vaticinaba el rough rider.

No está nada claro, sin embargo. En su programa, el PSOE sostiene que "Ni desde el derecho de autodeterminación ni desde un estado de excepción territorial con carácter permanente a través del artículo 155 de la Constitución, puede construirse el futuro." Lo segundo es obvio. Lo primero, no tanto. Que la excepción no puede convertirse en norma es la evidencia misma porque si menoscabar derechos de los ciudadanos deja de ser excepcional para convertirse en permanente, los ciudadanos pasan a ser ciudadanos de segunda. Y eso no puede mantenerlo ni Borrell. En cambio, no está claro por qué el ejercicio del derecho de autodeterminación no permitiría "construir el futuro". Al contrario, sería su base más firme, tanto si ese ejercicio del derecho de autodeterminación afirma como si rechaza la independencia. En el primer caso serían dos futuros y, en el segundo, uno solo.

Lo más interesante del caso es con qué claridad ve el PSOE los inconvenientes ("estado de excepción territorial permanente") de una de las dos posiciones extremas que rechaza como partido. Precisamente porque eso es lo que su secretario general está dispuesto a aplicar como presidente del gobierno. Lo anima su convicción de que prevalecerá el mítico seny catalán cuando los independentistas vean que la alternativa a su ridícula propuesta autonómica es la vuelta a la Edad Media de la mano de esos tres trastornados de la derecha. Sin pararse a pensar que él no propone nada salvo el mantenimiento del statu quo que es, precisamente, lo que ha hecho crisis.

Y, si vamos de examen, miremos la zanahoria. La hortaliza que se ofrece, pensada para las raudas liebres cuando lozana, viene en tal estado que no animaría ni a una tortuga con el síndrome de Aquiles. Considérese la tentadora oferta: redefinir competencias, transferencias, financiación, o sea, más plasta autonómica, coronada, quizá, con una oferta de Estatuto refundido, refundado o refundadá. Ni se menciona el federalismo del que ya hablaba Pi i Margall hace siglo y medio. 

Tal es la zanahoria que se ofrece a una generación que se ha pronunciado por la República y la independencia. 

Esto no puede resolverse a palos. Quedó claro el 1-O. Y menos, procesando a los apaleados.

dilluns, 15 d’abril del 2019

Segundos fuera

Apenas comenzada la campaña, el ardor guerrero ha subido unos grados y el ruido muchos decibelios. Avisa el "sheriff" Sánchez de que se empleará a fondo si hay otro "desafío" en Catalunya y responde el "ranger" Torra que ya está hasta el barret de las baladronadas unionistas. Y acabamos de empezar unas elecciones que se hicieron necesarias a causa de Catalunya y se centran en lo mismo, Catalunya. El problema que el Estado español no sabe resolver.

He leído un interesante artículo de Vicent Partal: sabed por qué El País os exige apartar a Puigdemont en el que explica que Puigdemont es la pieza por batir porque simboliza la realidad y el futuro de la independencia y la República. Igualmente aboga por una forma radical de poner fin a la farsa judicial del Supremo, mediante la presentación de una cuestión prejudicial en función del art. 267 del Tratado, que llevaría el asunto en todo caso a Estraburgo, desharía la estrategia represiva judicial española y haría avanzar mucho el independentismo. Parece bastante acertado y, por probar, no se pierde nada.

Pero la reflexión de Partal se concentra en la cacería a Puigdemont y sus razones, extraídas de un editorial de El País, titulado Apartar a Puigdemont que casi parece un cartel de "Se busca" y una recompensa. En efecto, "El País" está loco por dinamitar el proceso independentista, como se prueba en su lucha contra la unidad del independentismo y su inquina hacia Puigdemont. Sin darse cuenta, por cierto, de que parte del carisma del presidente en el exilio proviene de la inquina que "El País" y todo lo que "El País" representa le profesa. Hasta el punto de pierde el oremus y aplaude la posible creación de otro partido en el espíritu del catalanismo conservador, incluso dando por buena ahora aquella corrupción que antes le indignaba. 

La consigna "¡A por él!" que comparten los medios, las autoridades, los partidos y hasta sectores del independentismo ha acabado por consolidarlo como el líder carismático del movimiento. Y un líder fuera del alcance del Estado español. Pero no al margen en Catalunya. La expresión de Marta Pascal de que no puede gobernarse Catalunya desde Waterloo es una simpleza. Se gobierna desde Catalunya en sintonía con Waterloo. De haber una renovación generacional en el independentismo "burgués", es el que se ha producido en torno a Puigdemont. Atacarlo a él es atacar esa renovación generacional que cristaliza en la Crida y el Consell de la República. 

Puigdemont planta cara al Estado desde fuera y Torra desde dentro. Las próximas elecciones mostrarán por qué vía caminará el independentismo, si por la unilateral e inmediata o la multilateral y postergada.

En todo caso, el ambiente está tan enrarecido que no será de extrañar algún episodio chungo en estas dos semanas. Escuchar el "¡que viva España!", de Manolo Escobar; ver a Savater a la vera de Rivera; escuchar las insólitas majaderías de Casado; olfatear la chamusquina de los de VOX, transporta a otros tiempos pero no otros lugares. El profundo macizo de la Raza frente a la Catalunya desagradecida y sempiternamente secesionista. 

El 28-A sonará la campana del último tiempo. Independencia sí o no. Segundos fuera.

diumenge, 14 d’abril del 2019

El pitorreo de Europa

Me abstengo de decir "cachondeo" porque, por decirlo, la Audiencia de Sevilla condenó en 1985 al entonces alcalde de Jerez de la F., Pedro Pacheco, a dos meses de arresto mayor, multa de dieciséis días e inhabilitación absoluta de seis años y un día. Luego, el Supremo lo absolvió, pero nunca puede uno estar seguro con el cachondeo.

La escandalera que está montándose en Europa con este juicio tan pintoresco, cada vez más parecido a una película de Luis García Berlanga, se acerca ya a las dimensiones a que España está acostumbrada. Recuérdese la movilización internacional por la ejecución de Ferrer Guardia, las repetidas protestas contra los crímenes del franquismo, el juicio de Burgos o las últimas cinco ejecuciones. El trato parece algo dulcificado. No hay ejecuciones o asesinatos, pero hay persecución, cárcel y exilio para los disidentes políticos.

Así que el ministerio de Asuntos Catalanes tiene el trabajo de Sísifo. Cuando cree haber extirpado una campaña antiespañola, movida por el secesionismo catalán, le cae un fuego graneado de declaraciones de premios nóbeles, diputadas y diputados en diferentes cámaras. Imposible responder con la verdad hispánica, luchar contra la leyenda negra, deconstruir el relato separatista. Así que ha tenido que externalizar la tarea y contratar una empresa privada para la tarea de imponer la sana doctrina de España-Estado-democrático-de-derecho-homologable-a-los-vecinos. Philip Marlowe al servicio de la causa de Santiago y cierra España.

El naufragio del montaje policial-judicial para criminalizar el 1-O por la absoluta incompetencia de quienes lo organizaron, lo ordenaron, lo supervisaron y le dieron el vºbº es clamoroso. Y eso que Marchena ha censurado el visionado de las cintas que todo el mundo conoce -los primeros, los testigos-, que demuestran la rotunda falsedad del relato urdido en las alcantarillas de este lamentable régimen.

Si la fábula interior de la violencia, el relato del odio, los objetos voladores no identificados y otras patrañas ha fracasado, la fábula exterior, también. Por más que se desgañiten los funcionarios del servicio de propaganda "España global", nadie en Europa cree que los dirigentes independentistas estén teniendo un juicio justo. Ni por asomo. 

De listas, reyes, juicios, expatriaciones e independencia

Una entrevista en elMón.cat con motivo de la lista de JxC que Palinuro se honra en cerrar. Teniendo en cuenta que comenzó cerrando la de la CUP en 2015 (que no pudo hacerse efectiva por no estar censado en Catalunya el aspirante a candidato) y cerró luego la de ERC en 2017, podría pensarse que se trata de un proceso fulminante de aburguesamiento. Algunos hacen en tres años lo que a otros lleva treinta. Pero no es el caso. Cerrar una lista es un gesto de apoyo y solidaridad y no de partido. Se explica en la entrevista. Cada cual tiene sus ideas políticas y el piloto troyano tiene las suyas. Pero, en este momento, el mandato del 1-O es unitario y prioritario. A su juicio, prevalece sobre cualquier otra consideración.


dissabte, 13 d’abril del 2019

Mucho peor que el Watergate

Según algunos comentaristas este asunto de las cloacas del Estado en tiempos del PP (y actuales) parece un Watergate español. Parece, pero muy, muy de lejos. Si acaso en el escándalo que produce. Pero el "Pisagate" español es mucho más repugnante y delictivo que el estadounidense. En el caso gringo, el sistema funcionó bastante bien; los tribunales cumplieron su parte; los medios, también, a pesar de las presiones de todo tipo. Y el gobierno cayó. En España, el sistema no funciona; los tribunales (no todos) están al servicio del poder; los medios (tampoco todos) son parte de la cloaca y el gobierno del partido más corrupto de la historia de España no cayó, y no hubiera caído de no ser por la llamada "cuestión catalana".

Pero no es solo en las consecuencias en donde se ve la diferencia entre la corrupción española y el Watergate, sino en más aspectos:

1) En Watergate, los republicanos no se valieron de medios públicos estatales para espiar. La banda del PP, sí. Los republicanos contrataron delincuentes. La banda, al valerse de funcionarios, los convertía en delincuentess.



4) En Watergate, el gobierno republicano trató de encubrir (cover up) el escándalo recurriendo a los tribunales contra la prensa. La banda del PP se valía de los medios corruptos a su servicio contra los tribunales.

5) En Watergate, el Congreso fue muy activo en contra del "cover up" del gobierno. En España, el Congreso ha estado tibio y, a veces, el PSOE ha obstaculizado la investigación parlamentaria.

6) En Watergate acabaron en la cárcel varios políticos, ministros y altos cargos republicanos. En España ni se los procesa.

7) En Watergate Nixon admitió su responsabilidad y dimitió antes de que lo procesaran. En la banda, nadie admite responsabilidad alguna ni dimite de nada. Y los medios, callados.

8) En Watergate triunfó la libertad de expresión frente a la corrupción. En España triunfa la corrupción frente a la libertad de expresión.

Y todo eso, presuntamente, claro.

Por cierto, el consejo de "garganta profunda" a Bernstein y Wooward en Watergate, "follow the money" ("seguid la pista del dinero") sigue siendo válido. Estos trataban de hundir a los adversarios políticos para seguir robando. 


divendres, 12 d’abril del 2019

La unidad, una y trina

La unidad del independentismo, como el hombre para Protágoras, es la medida de todas las cosas; de las que son, en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son. La llamada a la unidad es el estandarte del bloque convencionalmente considerado burgués de JxC, que se quiere transversal, republicano y unilateral. La unidad es la medida de lo que es.

 El rechazo a esa unidad es la bandera de la izquierda convencional, ERC, que se presenta como republicana, multilateral y de partido. La unidad es la medida de lo que no es. 

El sector más a la izquierda, convencionalmente llamado "antisistema" de la CUP no se pronuncia. Principalmente porque, aunque la unidad también es aquí factor primordial, al tratarse de elecciones españolas, prefiere inhibirse y dejar la cuestión en el limbo. 

Las elecciones en el horizonte respecto a Catalunya son de tres tipos. Españolas, llamadas "generales", europeas y municipales. En cuenta debe tenerse que el comportamiento electoral de los catalanes se diferencia en función del tipo de comicios. En las elecciones europeas, la "lista del presidente" (Puigdemont) tiene muchas posibilidades por el tirón carismático del que la encabeza. Es un voto más "de país" y viene reforzado con la posición adoptada por el Front Republicà.

Pero las elecciones europeas tienen una importancia interna relativa. Mucho más importantes son las municipales y especialmente la contienda por la alcaldía de Barcelona, símbolo poderoso por el que lucha denodadamente una constelación de fuerzas políticas en un panorama que, si ya es complicado antes de las elecciones, probablemente lo sea más después de ellas. La cuestión es hacia qué campo se orientará más una ciudad "no alineada", si al soberanismo o al unionismo. Y dentro del soberanismo, si al sector independentista o al "posibilista", por llamar de algún modo a quienes, no estando en contra de la independencia, tampoco están a favor. Con un porcentaje de indecisos muy alto, todos los vaticinios son muy arriesgados. La posibilidad de que las formaciones independentistas se encuentren en lados opuestos en la administración municipal de Barcelona solo es una muestra del carácter peculiar de la ciudad, que no tiene por qué influir en la cuestión de la unidad. 

Las generales al Congreso han cobrado una importancia grande dados los acontecimientos de los últimos tiempos: de un lado, la turbulencia de la radicalización de la derecha en España y las dificultades de JxC para articularse como opción atractiva a causa de sus crisis internas y el peso del pasado. Dado que aquí aumenta el porcentaje de indecisos, las precauciones son más que obligadas. 

Las encuestas vaticinan una tras otra una victoria comparativamente aplastante de ERC frente a JxC. La tendencia se explica, quizá contradictoriamente, por la coherencia y limpieza de la formación y su mayor disposición a encontrar fórmulas de compromiso con el unionismo en sus versiones menos agresivas. La idea es: ERC sabe hacer política en Madrid, mantiene una continuidad, es de fiar. En esa idea afirma ERC su preferencia por las listas separadas. 

JxC, aquejada de los factores señalados, tiene difícil hacer creíble su apuesta incondicional por la independencia, incluso unilateral. Salvo que se tome en consideración un factor hasta ahora menospreciado: el de la función carismática de Puigdemont. Decir lista de JxC y lista del presidente es lo mismo y no es lo mismo. Lista del presidente tiene la ambición de ser "lista de país", no de partido. Es imposible saber qué efecto pueda tener orientar la campaña de JxC por la vía carismática porque no se ha hecho. Pero es inevitable. La coincidencia de Puigdemont, Torra y Mas en la defensa de la candidatura da a esta el marchamo de "lista de país". 

No ya la "lista del presidente", sino la "lista de los tres presidentes".

dijous, 11 d’abril del 2019

¿Cuántas vías a la independencia?

Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Campanyes y dedicado a interpretar el contenido de las campañas electorales en España y Catalunya. Bastante diferentes en todo, desde el tono general al contenido de los debates y discusiones. En Catalunya hay un foro público muy vivo e intenso, pero tranquilo. En España hay un pandemónium en donde los argumentos dejan lugar a los insultos y los exabruptos más chocarreros. 

(Nota al margen: y en mitad de un escándalo mayúsculo, el del espionaje gubernamental a Podemos en general y Pablo Iglesias en particular. Espionaje adobado con fabricación policial de dossieres e informes falsos sobre los espiados que se enviaban a medios colaboradores para que los utilizaran como artillería contra la organización morada en una guerra sucia insólita. Escandaloso. Brutal, sin duda alguna. Y con los medios tratando de ocultarlo, de acallarlo. Todo el apoyo a las víctimas de estos delitos cometidos por las autoridades. Se hubiera agradecido también el apoyo a las víctimas de idénticas canalladas practicadas por los mismos canallas cuando se producían en Catalunya en contra del independentismo. No solo no hubo apoyo, sino que algunos se beneficiaron de estas sucias falsedades, como la actual alcaldesa de Barcelona frente al calumniado Xavier Trias. Y del comportamiento de los medios entoncees y ahora en Catalunya, mejor no hablar).

En realidad, lo que interesa es analizar la campaña del independentismo, que se presenta desunido, pero en mitad de un intenso debate sobre si eso es lo mejor o no. La campaña deja entrever tácticas distintas entre los indepes en mitad de movimientos inter e intrapartidistas que preanuncian actitudes posteriores. Sin duda es una crisis que trae ecos antiguos en formas nuevas. 

Aquí merece la pena recordar el viejo dicho de "todos los caminos llevan a Roma". Y tanto da que tomemos la "vía junqueriana" o la "vía puigdemontana". Las dos llevan a Roma/Independencia. Hagan lo que hagan quienes les dan los nombres.

Aquí, la versión castellana:


Campañas
                                                                                                                                              
La diferencia entre precampaña y campaña electoral es la petición expresa de voto. O sea, practicamente nada. Todo es campaña electoral. En España y en Catalunya, aunque hay diferencias muy notables.

En España, las elecciones se presentan muy crispadas por diversos motivos. El panorama de las cuatro jinetes del Apocalipsis, PSOE, PP, C's y VOX, cabalgando hacia La Moncloa es sombrío. Si triunfa una alianza de PP (la guerra), C's (el hambre) y VOX (la muerte), Franco se quedará en donde está y el franquismo, también. Y Catalunya, tierra nuevamente conquistada. Si triunfa el primer jinete, el PSOE (Conquista), según prevé el CIS, lo mismo, pero con diálogo.

La virulencia de la campaña española de las derechas responde a dos razones. Primera, la necesidad PP y C's, de aligerar la carga de sus respectivas corrupciones. Las de C's son recientes, por la juventud del partido, pero ponen en duda su condición democrática. Por eso Rivera eleva el tono patriótico para atacar a Sánchez. Recuérdese que, cuando los canallas, según el irónico Samuel Johnson, buscan un refugio, siempre encuentran el de la Patria.

Los exabruptos de Rivera son casi música celestial comparadas con las barbaridades que dice Pablo Casado. En la mejor escuela de Rajoy, acusa a Sánchez de entregarse en manos "manchadas de sangre". Tamaña burrada solo trata de ocultar el hecho de que su partido, además de ladrones, acoge a espías, chantajistas y otro tipo de criminales.

La segunda razón es la necesidad de que el cuarto jinete, el del caballo bayo, no les gane la delantera en la marcha en la que España volverá a reinar sobre una vencida Catalunya. Aquí solo van a salvarse los de la adoración nocturna, camisa azul y brazo en alto.

Si triunfa el primer jinete, el PSOE, el del caballo blanco de Santiago, lo hará el espíritu de conquista. Pero se vestirá cocn atavíos dialogantes. El PSOE preetende que conquista (o reconquista) de Catalunya se haga a base de mucho diálogo en el que se encuentre alguna solución política hoy aún por formular.

Pero todo el diálogo del mundo no apartará al independentismo de su exigencia de referéndum. Y si la otra parte quiere conquistar y no a la antigua usanza, no tiene más remedio que autorizarlo. Es la conclusión lógica del abundante diálogo. O ¿de qué otra forma pretende el Estado español ratificar cualquier acuerdo a que se llegue en Catalunya si no es consultando a la población catalana en un referéndum?

A su vez, la campaña en Catalunya es distinta como siempre. Los partidos catalanes sucursales de los españoles reflejan el tono general de agresividad y violencia de sus correspondientes hispánicos. El PSC, envalentonado por las buenas perspectivas del PSOE, proclama su orgullo español con el "no es no" a la indpendencia, la autodeterminación y el referéndum. Un paso más allá e Iceta niega su condición de catalán.

Los partidos independentistas, aunque contagiados por la vacua excitación española, mantienen más las formas civilizadas. No obstante, acusan en sus debates la excepcionalidad del momento respecto a la unidad del movimiento. JxC ha hecho de esta un leit-motiv electoral, en tanto que ERC la soslaya y trata de organizar alianzas dentro y fuera de Catalunya con fuerzas que o no son independentistas o lo son, pero no catalanas. La CUP se ha autoinvisibilizado en este asunto y la representación del radicalismo izquierdista queda a expensas de la escisión de Poble Lliure, que se suma en las europeas al bloque unitario de JxC.

Son dos formas de campaña. En la española, mucho ruido, alboroto, escandalera pero, en el fondo, un acuerdo entre los cuatro partidos del sistema (PSOE, PP, C's y VOX) mientras que en Catalunya, en el independentismo, pocos alzan la voz y el debate es formalmente más sosegado, pero no oculta que, por fin, en un momento crucial, aparecen diferencias substanciales, respecto al compromiso con la independencia. Este parece integral en JxC, hasta el punto de arriesgar una escisión interna, y en una fracción escindida de la CUP, mientras que no lo es tan claro en las otras fuerzas, singularmente, ERC. El resultado electoral será determinante para saber cuál de ambas tácticas tiene mayor apoyo.


dimecres, 10 d’abril del 2019

Todo era una trampa. El proceso, también

Lo tenían todo planeado. Harían como que actuaban en coordinación con los Mossos, pero, en realidad, intervendrían por su cuenta, sin avisar y siguiendo un plan de acción elaborado días antes, del que no habían informado a la policía catalana. La intención era provocar un desbarajuste general, con las consecuencias que fueran y culpar luego a los mossos por su pasividad ante la violencia de la gente. 

Convirtieron el plan en relato que luego fueron declamando los testigos: El mando al frente de la operación, Pérez de los Cobos, ordenó la intervención de la policía y la guardia civil al comprobar que los mossos no actuaban y el referéndum se celebraría. Fue una decisión rápida, impromptu, tomada sobre la marcha, que movilizó de golpe todos los efectivos de las fuerzas del Estado quienes, a la velocidad de los míticos minutemen se personaron en los colegios electorales a frenar a los indios, digo, a los votantes.

Las declaraciones del mayor Trapero y sus ayudantes hicieron trizas el cuento de la pasividad (incluso complicidad) de los Mossos y contradijeron fehacientemente las fantasías de Pérez de los Cobos y sus subordinados. Solo quedaba hacer hincapié en la violencia y achacársela directamente a los manifestantes. No pudieron probar ni un miserable acto de esta más allá de algún puntapié, que puede haber sido un acto reflejo pavloviano. Se concentraron, pues, no en la violencia inencontrable, sino en la descripción literaria de las miradas, los gestos, el odio en el ambiente y algún avión de papel. Narraciones que sobrecogían el ánimo vaticinando lo que hubiera pasado de haber pasado lo que no pasó ni hay modo de conseguir que pase, mi capitán. No sé hasta qué punto pueden los magistrados entrar en la hermenéutica literaria de un texto parecido al hundimiento de la casa Usher, pero materia tienen en abundancia. Lo que no tienen es una sola prueba.

Este es el momento en el que el presidente Marchena decide que no ha lugar a contrastar las declaraciones de los agentes con los vídeos oportunos. La separación de los dos momentos sensoriales de acceso a la verdad de un hecho, el visual y el auditivo, empobrece el juicio y demuestra cómo este estaba concebido como la coronación de la trampa policial. Todo trampa: las acuaciones policiales ya en 2016, las de septiembre de 2017, las actuaciones del juzgado nº 13 de Barcelona, la instrucción de Llarena y el proceso del 1-O, que daría un marchamo jurídico a una represalia política. Todo trampa. Como la policía patriótica.

La trampa sigue. El citado juzgado nº 13, procesa a la cúpula de TV3 y 28 cargos públicos de la Generalitat por el 1-O. Trapero continúa procesado. El fiscal ha levantado querella contra nueve ciudadanos catalanes golpeados el 1-O bajo la acusación de resistencia y atentado a la autoridad o algo así. Como cuando el rebelde Franco fusilaba a la gente leal al gobierno acusándola de rebeldía. 

Y estos eran los que venían a poner fin a la "judicialización" de la política aplicada por el PP y a sustituirla por la oferta de medidas "políticas" basadas en el diálogo. Los sondeos del CIS los dan ganadores, con posibilidades de formar gobierno con Podemos o con C's. También puede considerarse una posible coalición PSOE/PP, hoy considerada inverosímil, pero con partidarios. Habrá que ver los resultados. 

El independentismo, no obstante, no puede dejarse condicionar por los avatares políticos españoles. El mejor resultado al que los unionistas aspiran es a prescindir de los votos indepes. Y no parece difícil que lo consigan. Sea cual sea la composición política del Congreso español, siempre habrá multitud de posibilidades de articular mayorías absolutas en contra del independentismo por cuanto más del 90% de la cámara es contrario a la independencia de Catalunya. 

El plazo de dos semanas y media hasta las elecciones opera ya como un imán que todo lo atrae. Pero, una vez el resultado sabido y aquilatadas las fuerzas de cada cual, toca volver al mandato del 1-O y ver qué puede hacerse para implementarlo. Hay quien dice que debe esperarse a la sentencia para articular una respuesta. Pues sí, conviene tener una respuesta preparada para cuando se conozca la santencia. Pero eso no empece que, entre tanto, se siga con la implementación del mandato del 1-O. Y eso puede llevar a una situación que condicione la respuesta que se dé a la sentencia. Incluso si para entonces importa la sentencia. 

dimarts, 9 d’abril del 2019

El factor Europa

Albano Dante Fachin debe se ser el único político que consigue atención mediática sin buscarla, incluso con unos medios indiferentes. Él mismo los cree hostiles porque no hacen un hueco al Front Republicà en las tertulias. Sin embargo, se le ve, se le escucha y se debate con él; especialmente en las redes. Todos se lo toman en serio porque acostumbra a razonar y aportar argumentos, en lugar de consignas.

Su peripecia política, vivida en público, lo ha llevado del soberanismo al independentismo. En el independentismo responde más al espíritu unitario de Puigdemont que al fragmentado de Junqueras. Ha sido un avance velocísimo. Hace unos días, reconocía no haber hablado de unidad con JxC y hoy ofrece hacer "frente común" con JxC en las europeas. El término "frente" es combativo y suena bien. Habrá que registrarlo formalmente como una coalición, aunque nada impedirá que el nombre incorpore el término, por ejemplo, Frente Independentista Català, o algo así. Lo importante es aceptar la urgencia de la unidad.

La insistencia en la unidad no desfallece. JxC sigue pidiendo lista unitaria con Junqueras en cabeza y Puigdemont de segundo. Eso tiene la fuerza de los que predican con el ejemplo. Estar dispuesto a ir de segundo indica una voluntad de lista de país, cosa loable. Pero la propuesta ignora la perspectiva de género y la obligación moral de listas cremallera. Puigdemont no podría ir el segundo, sino el tercero. A su vez, la proyectada segunda posición para Comín pasaría a quinta. Al margen de que esto se produzca o no, de lo que trata es de confluir en una lista unitaria. Dante Fachin lo ha visto y confluye a la lista de país. Junqueras, no. Prefiere una coalición con fuerzas independentistas no catalanas de izquierda, dando a entender que actúa en clave de clase, más que nacional. Como la hipótesis unitaria no va a darse, pues Junqueras no parece proclive a cambiar de opinión, las elecciones europeas tendrán una interpretación en clave catalana, referido ante todo a la debatida cuestión de la unidad.

Estas elecciones europeas tienen una faceta interior catalana y otra exterior. La interior se reduce, en principio, a averiguar con qué apoyo electoral cuenta cada opción independentista, objetivo legítimo, aunque quizá innecesario, dado el margen de acción de los eurodiputados catalanes. Al respecto, de hacerse la comparación entre los votos de JxC o su forma de Frente si así se llama y los de la formación en que se presente ERC, deberá recordarse que, al tratarse de elecciones de colegio nacional único, en esos votos están comprendidos los de Bildu y BNG. 

La exterior tiene otro alcance. Si lo diputados independentistas catalanes actúan en el Parlamento Europeo desde grupos distintos, la unidad de acción será más difícil, quizá imposible. Porque si el peso del independentismo catalán en sus respectivos grupos parlamentarios es liviano, el del independentismo en general en el conjunto del Europarlamento aun lo es más. .




dilluns, 8 d’abril del 2019

La razón de la sinrazón que a mi razón se hace...

Horas de diferencia hay entre la primera y la segunda declaración del presidente Sánchez. Habrá quien las encuentre contradictorias, algo así como el comportamiento del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, un caso de desdoblamiento de la personalidad, William Wilson contra William Wilson.  Pero no es tal. Ambas proposiciones no son contrarias, sino complementarias. La primera está dictada por la experiencia: no es infrecuente que los partidos cambien de criterios, objetivos, actitudes, en fin, de todo, incluidos los principios más sacrosantos. Casi parece una perogrullada. 

La segunda declaración, afirmando rotundo con un "no es no" uno de esos noes que "algunos partidos" revisarán en su momento, da por supuesto que él queda excluido del alcance de la primera declaración. Los partidos, excepto el mío, revisarán sus estrategias, a pesar de que el mío también las ha revisado en numerosas ocasiones. Pero esta vez, no; esta vez "no es no", es "no". ¿Queda claro? 

Sánchez está en precampaña electoral. Necesita asegurarse el voto nacional-español o voto unionista no franquista, parte del cual está en su propio partido. Se afirma la primacía de una España unida, sin veleidades pactistas con el "secesionismo", pero con vocación "progresista". Viene a ser un intento de reconstrucción de un centro/centro izquierda que le permita un margen de maniobra. Pero ese margen se estrecha mucho cuando se trata de abordar el problema mayor de la Monarquía. Tanto que desaparece a manos de los servicios secretos, la policía, los tribunales, las cárceles, el exilio y el universo represivo español. 

Porque el independentismo no ceja. El presidente Torra viene respondiendo a la negación rotunda de Sánchez con su misma contundencia, pero en sentido contrario, que "sí es sí" a la autodeterminación, el referéndum y la República catalana. 

La confrontación política, democrática y pacífica, es inevitable, y la represión, inútil.  

diumenge, 7 d’abril del 2019

Buena solución

Es la más acertada, antes de que esta farsa montada por los servicios de seguridad, la "inteligencia" española, los políticos unionistas, los medios a sueldo de las cloacas, les acabe estallando en los morros a los empingorotados de las puñetas.

Tan acertadísima decisión tiene, dicen, dificultades. Ninguna. Igual que se montó ese ridículo pandemónium por razones políticas, por razones políticas puede desmontarse. Otra cosa es que quieran. Los del PSOE son contrarios a los del PP en todo excepto en relación con Catalunya. Ahí son astilla del mismo palo, muerden con un solo diente y ven con un solo ojo, como las Grayas. Y solo ven el 155.

Pero si quisieran es fácil. Tiene razón Mauri (o "toda la razón", como dicen los tuitaires) cuando sugiere que la fiscalía y la abogacía del Estado retiren los cargos. Solo quedaría la acusación popular, a la que también cabría apartar si el tribunal aplica la "doctrina Botín". Habrá quien lo niegue advirtiendo que se da el supuesto de un ataque a "bienes de titularidad colectiva, de naturaleza difusa o de carácter metaindividual" que anima la "doctrina Atutxa" y que matiza e invalida parcialmente la primera. Pero eso solo si, al valorar la situación, únicamente se atiende a la naturaleza del bien jurídico y no al sentido de la acusación y el agente acusador. Una acusación de un partido político extremo como VOX a otro u otros partidos políticos por razones políticas no es defendible jurídicamente en ningún Estado de derecho.

Deshecho el entuerto, liberados los presos políticas, retornados los emigrados, restaurados en su haber los embargados, archivadas todas las medidas administrativas represivas, podrá volverse a la política en Catalunya, a la normalidad que tanto pregona el presidente Sánchez. Y esa normalidad exigirá sentarse a la mesa a negociar una salida para el actual conflicto España-Catalunya, el más trascendental para ambas naciones. Hasta los de Podemos se han dado cuenta y, aprovechando que pasaba por Catalunya, Iglesias ha informado de que no quiere vivir en un país con presos políticos. Si eso es así, lo mejor que puede hacer es exiliarse o hacerse independentista catalán.

Y habrá negociación. Tengo el presentimiento de que, además, será inmediata a las elecciones del 28-A. Según el resultado, claro. Si hay un gobierno de izquierda, la habrá. No queda otra. Aparentemente, esta presunción choca con la reiterada, hosca, dura, negativa de Pedro Sánchez a nada que huela a independencia, autodeterminación o referéndum. Vade retro, Satanás. Estamos en elecciones y el presidente socialista quiere el mayor apoyo posible. Hasta dice que aspira a gobernar en solitario. O sea, con mayoría absoluta o cercana a ella. Eso es salir muy bravo en busca del voto nacional. Lo que se haga después con ese voto nacional es otro asunto.

Este es un país que tuvo en el gobierno con mayoría absoluta a un hombre, M. Rajoy, que comenzó su mandato afirmando que no había cumplido su palabra, pero sí con su deber. Como si el primer deber de un ser humano no fuera cumplir su palabra.  Si lo hizo uno, puede hacerlo el otro. Y lo hará. 

No queda otra. 

Del 70 al 80% de la población catalana lo quiere, y esa cantidad, aunque Sánchez la mire con las gafas de Borrell, es la mayoría de los catalanes. Es posible que, en efecto, aunque una abrumadora mayoría pida un referéndum, el independentismo, sin embargo, esté en minoría. Sí, es posible, como es posible que los cerdos vuelen. Pero no seguro; ni siquiera probable. Y la única manera de salir de dudas no es precisamente la palabra de Sánchez, que llama minoría a la mayoría, sino el inevitable referéndum.   

dissabte, 6 d’abril del 2019

Gritos y susurros

El barómetro de Marzo del Centre d'Estudis d'Opinió es aplastante. En la línea de fractura independentismo/unionismo se reafirma sin ambages la voluntad independentista. Se puede intentar rebajarla llamándola "soberanista" (para incluir a los de ni carne ni pescado) pero es innecesario ya que la proyección de las hipotéticas elecciones catalanas da una horquilla ganadora entre 70 y 75 escaños a los indepes. Los votos "soberanistas" son innecesarios. 

Sin duda, el presidente Sánchez seguirá argumentando su "no" a la independencia catalana en que los indepes son minoría en Catalunya (aparte de lo de la Constitución y el derecho internacional). La encuesta del CEO no le dice nada o ni la ha visto. Él tiene otra mejor, hecha del ejército, la guardia civil, los tribunales, los medios y el 155. No es invento. Acaba de recordarlo él mismo hace unos días: 155 "si hay una quiebra unilateral". O sea, que sí ha visto la encuesta y sí le dice algo: chico, prepara el 155. Y a la sencilla gente del reino, asustada como Cayo Lara de que estos catalanes quieran largarse se le envía el mensaje: tranquilos, que tenemos el 155.

Lo que no "tenemos" es Catalunya y a los catalanes. Miren el barómetro del CEO: la mayoría independentista es abrumadora y se expresa ya a gritos, aunque siempre pacíficos y alegres.

Luego está la parte de los susurros, esto es, la composición interna del independentismo, la relación de fuerzas entre los partidos comprometidos con el mandato del 1-O. Eso que ERC suele mencionar para insistir en las listas separadas: aveeriguar el apoyo de cada cual.

El resultado es tan aplastante como el general de la fractura indepes/unionistas. ERC pasa a la hegemonía en el Parlament, desplazando a C's como primer partido. JxC sufre un descalabro considerable y la CUP recupera el nivel perdido en las últimas elecciones. Que este cuadro sea el que se dé  en la realidad cuando haya elecciones catalanas se verá  en ese momento. De producirse, cambiaría la orientación política práctica del Govern y, es de suponer, la actitud de la CUP, pero no así los tres principios del movimiento independentista: 1) el mandato del 1-O sigue vigente; 2) la coincidencia en el objetivo estratégico, también; 3) y también la unidad de acción para conseguirlo. 

De ser esto así, los susurros serán tan alegres como los gritos.

Avui a Celrà

Per parlar del Consell de la República.

Sembla que es necessita una mica de pedagogia sobre aquesta eina. Com que és una institució nascuda a l'estranger, pateix d'una certa indefinició i un escàs coneixement interior. Resta per explicar quinas funcions té el Consell i quin rol exacte li correspon a l'estructura  republicana. Per això cal fer treball d'informació. Al menys és como ho interpretat el sentit de la xerrada de demà a Celrà, a les 18:30 al Ateneu de Celrà. Atenció: hi ha un canvi: l'hora és 19:45, o sigui, tres quarts de vuit.

Estic segur que Ribot i Comin aclariran tots els dubtes sobre el functionament pràctic del Consell. Tot dos son veritables fenòmens de l'organizatció, el sentir pràctic y l'eficàçia. Aquesta seguretat em tranquil.litza. No més em resta per saber si seré capaç de exposar un quadre ideològic, polític de la importancia del Consell de la República en l'univers independentista.

Ens veiem a Celrà.


divendres, 5 d’abril del 2019

Avui a Matarò

En un cicle organisat per l'ANC sobre com es veu el món desde diverses perspectivas. Sembla que, sense triar, m'ha tocat parlar de com es veu España des de Catalunya i, la veritat, és un tema força complicat. Enmig d'un conflict amb arrells llunyanes en el temps, amb un judici/farsa en marxa i un enfrontament entre pobles que els unionistes (feixistes en la seva majoria) atien amb l'esperança de convertir-lo en un pretext per intervenir militarment, la visió no pot ser gens tranquil.la ni pacìfica. Des de Catalunya, España es veu amb precaució i temor. Sabem que practicament ningú a la Corte simpatitza amb el proiecte catalá i tratem de minimitzar la agresivitat que aquest projecte de separació amistosa i pacífica suscita en els espanyols, acostumats a dominar altres pobles, però no a respectar-los ni conviure amb ells.

Ens veiem avui a les 19:30 a l'Espai Carassa (Josep Montserrat Quadrada, 1)  a Mataró

Camelot queda lejos

¿Seguro que la CUP "hace visible la debilidad de Torra"? ¿No la de la propia CUP? Aplicando normas y reglamentos, Torra no tiene por qué hacer caso a la moción aprobada ayer. Y no lo hará. Y hará bien. Así que, de debilidad, nada. Al contrario.

Todos hacen cálculos mirando los números. La moción, ganada por mayoría relativa al gobierno, no obliga a este. Solo lo obligaría una moción de censura. Sin duda, los unionistas la presentarían si tuvieran los 68 votos de la mayoría absoluta. Los tendrían si los 4 cupaires votaran a favor. Para conseguirlo estoy seguro de que los unionistas serían capaces de ofrecer la presidencia a la CUP. ¿Por qué no vota esta una posible moción de censura ganadora segura con sus votos? Eso sí que probaría la fortaleza de la organización antisistema y la debilidad verdadera de Torra, sin necesidad de fiarlo a final de año que, según van las cosas, es fiarlo ad calendas. Así que, dada la disponibilidad y falta de escrúpulos de los unionistas, la disponibilidad de los números y la convicción de la CUP de que la legislatura catalana está agotada y hay que ir a elecciones, ¿por qué no vota a favor de la moción de censura?

Aunque parezca mentira, por razones políticas y hasta morales que, sin embargo, no parecen haber entendido del todo. Recuérdense las primeras elecciones después de la muerte de Franco, en 1977. El PSOE estaba dispuesto a participar aunque el PCE no pudiera por seguir prohibido. Por fin el PCE fue legalizado y pudo participar, si bien a su vez se olvidó de que otras organizaciones a su izquierda no pudieron hacerlo por seguir prohibidas. 

En política no rige la regla caballeresca de que ningún caballero justará con otro con algún hándicap.  En las elecciones pasadas del 21 de diciembre de 2017, los partidos concurrieron sin objetar a la situación de inferioridad en que se encontraban las fuerzas independentistas, que tenían candidatos/as en prisión y en el exilio y por tanto mermadas sus posibilidades.

La votación del jueves sobre la moción unionista es un ejemplo manifiesto de la villanía de atacar a un contrincante que está impedido de emplear todas sus fuerzas por la razón que sea y más si es por causa de injusticia.  

Al aceptar la votación, incluso con la abstención, la CUP ha legitimado el secuestro de los 4 votos de JxC por el juez Llarena, que se erige en árbitro del Parlament. Que este proceder desleal sea propio del bloque unionista no extrañará a nadie. Que sea también el adoptado por un sector del independentismo es lo que resulta más inverosímil. 

¿O no? Porque si es que no, ya está tardando la CUP en votar la moción de censura españolista contra un gobierno que, según dice, no tiene voluntad independentista, ni republicana, ni hace nada para romper definitivamente el autonomismo. Cuanto antes se acabe con esta patochada, mejor. Pero, como no se atreve a hacerlo, prefiere alargar la situación, sometiendo a ataque sistemático a un gobierno disminuido por la injerencia judicial y no dejándolo gobernar tampoco. 

Y eso no es legitimar el autonomismo, ¡qué va!.  

Demà a Celrà

Per parlar del Consell de la República. 

Sembla que es necessita una mica de pedagogia sobre aquesta eina. Com que és una institució nascuda a l'estranger, pateix d'una certa indefinició i un escàs coneixement interior. Resta per explicar quinas funcions té el Consell i quin rol exacte li correspon a l'estructura  republicana. Per això cal fer treball d'informació. Al menys és como ho interpretat el sentit de la xerrada de demà a Celrà, a les 18:30 al Ateneu de Celrà.

Estic segur que Ribot i Comin aclariran tots els dubtes sobre el functionament pràctic del Consell. Tot dos son veritables fenòmens de l'organizatció, el sentir pràctic y l'eficàçia. Aquesta seguretat em tranquil.litza. No més em resta per saber si seré capaç de exposar un quadre ideològic, político de la importancia del Consell de la República en l'univers independentista.

Ens veiem a Celrà.


dijous, 4 d’abril del 2019

Un juicio editado

Aquí mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Les paraules i les coses. Un intento de explicar la manía del unionismo español de emprender batallas por palabras con ignorancia de los hechos. La pelea sobre lo que se puede y no se puede decir. Y prohibir, siempre prohibir. Los más viejos del lugar recordarán que, durante la última dictadura había una ley no escrita que prohibía hablar de la "muerte de Franco"; si era necesario había de decirse "el hecho biológico". Lo mismo con los presos políticos.

Poco imaginaba yo que ayer mismo, este insólito proceso nos depararía momentos gloriosos de comprobación de lo que se decía. El jefe de información de la policía española, ahora como testigo, colocó ayer una verdadera novela en la sala. Empezó ocultando haber sido condenado por gatillo fácil en 1988 y luego ya siguió a tumba abierta inventándose hechos con precisión matemática (cinco actos de violencia habría cometido el ciudadano que perdió un ojo por una pelota policiaca) y depositándolos en informes imaginarios que no llegaron a sus destinos o quizá lleguen ahora. Con estos testigos nunca se sabe. Igual son testigos y hablan de lo que pasó que son  profetas y hablan de lo que pasará.

No sería por falta de ayuda de Marchena que ya ha decidido poner toda la hermenéutica jurídica al servicio de la acusación. Su doctrina en passant en la sala sobre si esta tendría o no en cuenta y cómo unos vídeos editados preanuncia el criterio general de la causa. Unos vídeos editados, dice el presidente no son rechazables sin más. Todo depende de quién los haya editado y para qué. Todo cambio posterior en una imagen instantánea que es prueba de un hecho solo puede querer cambiar el hecho y, por tanto, anula su valor como prueba. Curioso que solo se plantee el asunto de la edición (en román paladino, manipulación) de vídeos cuando aparecen los de la policía. Esto no se ha planteado con los demás vídeos de particulares, periodistas, etc. Simplemente, la sala se ha negado a visionarlos. Los verá más tarde, todos seguidos, en sesión continua. Los editados, en cambio, se verán con mayor detalle para averiguar si la edición es o no aceptable.

Así que, con estos criterios, nadie razonablemente puede esperar justicia de semejante adefesio.

Las palabras y las cosas

Si las acusaciones en el juicio/farsa del 1-O han mostrado un nivel en todo análogo al de los testigos de las fuerzas armadas, la Junta Electoral Central todavía desciende un grado más. Al nivel de un patio de escuela de primaria o una corrala de zarzuela. Tras emprender una cruzada contra el color amarillo, la toma ahora con el léxico de los noticiarios y prohíbe el uso de ciertas expresiones invocando la necesidad de garantizar la neutralidad de los espacios públicos. Con ello, lo único que hace es perpetrar la ilegalidad que dice combatir.

La expresión tajantemente prohibida es "presos políticos". Aunque nadie esté muy seguro de qué sea un preso político, la JEC sí sabe que los presos independentistas catalanes no lo son. Son presos que supuestamente han cometido un delito de derecho común. Llamarlos "presos políticos" equivale a justificarlos y muestra cierta complicidad con presuntos delincuentes y de ahí que se prohíba.

Pero no es así. De aceptarse la prohibición de emplear "presos políticos", hay que examinar las dos opciones de la alternativa. La primera, referirse a ellos como "los presos" es absurda porque, al referirse a todos los presos (miles), la única manera de señalar el sujeto es atendiendo a su condición de políticos. Por tanto, siempre que se dijera "presos" se estaría diciendo "presos políticos" y recordando que son aquellos presos precisamente por luchar contra prohibiciones tan injustas como esta. Es algo tan absurdo que solo podía ocurírsele a los de la JEC.

La segunda, "políticos presos" es moralmente inmunda, pues viene a poner a un mismo nivel a Zaplana o Rodrigo Rato y a Oriol Junqueras o Jordi Cuixart y eso clama al cielo, ese en el que dicen creer los canallas qque igualan a los justos con los injustos.

Las dos opciones son inadecuadas (una por absurda y otra por inmoral) para designar una circunstancia política en unas elecciones políticas. En definitiva, prohibir el empleo de la expresión "presos políticos" no solamente no garantiza la neutralidad de los espacios públicos, en este caso audiovisuales, sino que la destruye a favor de una opción unionista tan de partido como la independentista pero mucho más injusta pues se basa en el abuso de poder.

Una superstición típica de los círculos santeros, muy extendidos por todas partes, es que los males desaparecen si no se los nombra. Si se prohíbe hablar de presos políticos desaparecerán los presos políticos, al menos del discurso. Y nada más falso. Aquello que es preciso nombrar pero está prohibido hacerlo recibe muchos otros nombres. Es como Dios que, por no tener nombre, los tiene todos Y todos señalan la misma cosa: unos hombres y mujeres privados arbitrariamente de libertad por sus convicciones políticas. Más que presos y presas políticas son presas y presos de conciencia.

El episodio de la denuncia del PP del hashtag #FAQsPrisisPolíticsTV3' lleva ya esta persecución más allá de los límites del absurdo. Denunciar la expresión prisis pilítics bajo el argumento de que es una variante incluida en la primera prohibición, abre la puerta a que la próxima noticia sobre el indecible"presos politicos" hable de cómo los "caballeros templarios" acudieron a declarar o como "plutonio 239" se quejó de que le habían intervenido el correo. La performatividad del lenguaje depende de contextos a veces muy complicados e incomprensibles para los censores al servicio del fascismo español.

Nada de esto será admisible para el ojo y oído la JEC. Quedarán prohibidas todas las metáforas. Lo que equivale a prohibir el lenguaje, a no ser que se llame a las cosas como la JEC quiere que se las llame. Es decir, a no ser que se acepte la obligación de decir políticos presos a los presos políticos. Con lo que queda claro que la prohibición lleva también una imposición dictatorial partidista y nada neutral a fuerza de unionista.

En el fondo, lo que los miembros de la JEC querrían hacer de buen grado, por razón de ideología y talante, no es garantizar la neutralidad del espacio público en periodo electoral, sino suprimir las elecciones.
Sobre todo, en la colonia.