Albano Dante Fachin debe se ser el único político que consigue atención mediática sin buscarla, incluso con unos medios indiferentes. Él mismo los cree hostiles porque no hacen un hueco al Front Republicà en las tertulias. Sin embargo, se le ve, se le escucha y se debate con él; especialmente en las redes. Todos se lo toman en serio porque acostumbra a razonar y aportar argumentos, en lugar de consignas.
Su peripecia política, vivida en público, lo ha llevado del soberanismo al independentismo. En el independentismo responde más al espíritu unitario de Puigdemont que al fragmentado de Junqueras. Ha sido un avance velocísimo. Hace unos días, reconocía no haber hablado de unidad con JxC y hoy ofrece hacer "frente común" con JxC en las europeas. El término "frente" es combativo y suena bien. Habrá que registrarlo formalmente como una coalición, aunque nada impedirá que el nombre incorpore el término, por ejemplo, Frente Independentista Català, o algo así. Lo importante es aceptar la urgencia de la unidad.
La insistencia en la unidad no desfallece. JxC sigue pidiendo lista unitaria con Junqueras en cabeza y Puigdemont de segundo. Eso tiene la fuerza de los que predican con el ejemplo. Estar dispuesto a ir de segundo indica una voluntad de lista de país, cosa loable. Pero la propuesta ignora la perspectiva de género y la obligación moral de listas cremallera. Puigdemont no podría ir el segundo, sino el tercero. A su vez, la proyectada segunda posición para Comín pasaría a quinta. Al margen de que esto se produzca o no, de lo que trata es de confluir en una lista unitaria. Dante Fachin lo ha visto y confluye a la lista de país. Junqueras, no. Prefiere una coalición con fuerzas independentistas no catalanas de izquierda, dando a entender que actúa en clave de clase, más que nacional. Como la hipótesis unitaria no va a darse, pues Junqueras no parece proclive a cambiar de opinión, las elecciones europeas tendrán una interpretación en clave catalana, referido ante todo a la debatida cuestión de la unidad.
Estas elecciones europeas tienen una faceta interior catalana y otra exterior. La interior se reduce, en principio, a averiguar con qué apoyo electoral cuenta cada opción independentista, objetivo legítimo, aunque quizá innecesario, dado el margen de acción de los eurodiputados catalanes. Al respecto, de hacerse la comparación entre los votos de JxC o su forma de Frente si así se llama y los de la formación en que se presente ERC, deberá recordarse que, al tratarse de elecciones de colegio nacional único, en esos votos están comprendidos los de Bildu y BNG.
La exterior tiene otro alcance. Si lo diputados independentistas catalanes actúan en el Parlamento Europeo desde grupos distintos, la unidad de acción será más difícil, quizá imposible. Porque si el peso del independentismo catalán en sus respectivos grupos parlamentarios es liviano, el del independentismo en general en el conjunto del Europarlamento aun lo es más. .