El barómetro de Marzo del Centre d'Estudis d'Opinió es aplastante. En la línea de fractura independentismo/unionismo se reafirma sin ambages la voluntad independentista. Se puede intentar rebajarla llamándola "soberanista" (para incluir a los de ni carne ni pescado) pero es innecesario ya que la proyección de las hipotéticas elecciones catalanas da una horquilla ganadora entre 70 y 75 escaños a los indepes. Los votos "soberanistas" son innecesarios.
Sin duda, el presidente Sánchez seguirá argumentando su "no" a la independencia catalana en que los indepes son minoría en Catalunya (aparte de lo de la Constitución y el derecho internacional). La encuesta del CEO no le dice nada o ni la ha visto. Él tiene otra mejor, hecha del ejército, la guardia civil, los tribunales, los medios y el 155. No es invento. Acaba de recordarlo él mismo hace unos días: 155 "si hay una quiebra unilateral". O sea, que sí ha visto la encuesta y sí le dice algo: chico, prepara el 155. Y a la sencilla gente del reino, asustada como Cayo Lara de que estos catalanes quieran largarse se le envía el mensaje: tranquilos, que tenemos el 155.
Lo que no "tenemos" es Catalunya y a los catalanes. Miren el barómetro del CEO: la mayoría independentista es abrumadora y se expresa ya a gritos, aunque siempre pacíficos y alegres.
Luego está la parte de los susurros, esto es, la composición interna del independentismo, la relación de fuerzas entre los partidos comprometidos con el mandato del 1-O. Eso que ERC suele mencionar para insistir en las listas separadas: aveeriguar el apoyo de cada cual.
El resultado es tan aplastante como el general de la fractura indepes/unionistas. ERC pasa a la hegemonía en el Parlament, desplazando a C's como primer partido. JxC sufre un descalabro considerable y la CUP recupera el nivel perdido en las últimas elecciones. Que este cuadro sea el que se dé en la realidad cuando haya elecciones catalanas se verá en ese momento. De producirse, cambiaría la orientación política práctica del Govern y, es de suponer, la actitud de la CUP, pero no así los tres principios del movimiento independentista: 1) el mandato del 1-O sigue vigente; 2) la coincidencia en el objetivo estratégico, también; 3) y también la unidad de acción para conseguirlo.
De ser esto así, los susurros serán tan alegres como los gritos.