Ayer, el MHP Torra publicaba el tuit que ilustra este comentario, con el lapidario sub-texto: "La bandera d’Espanya, el retrat del rei d’Espanya i un pres polític català essent entrevistat". El Estado reconoce, con su simbólica y sacra presencia, la condición de preso político de Jordi Sánchez. Confiesa en imágenes lo que niega en palabras, sean estas mil o un millón. Es absurdo, patético y uno sospecha la presencia del tradicional inepto hiperespañol que ha decidido perpetrar la simbología no ya del preso político, sino del rehén de Estado.
Pero hay más. Si pasamos, no al resultado no querido, sino a la intencionalidad de la simbología, la cosa cambia de carácter y se agrava. Porque la intencionalidad evidente es la humillación. Contextualizar la imagen de un Estado en sus dos iconos objetivo y subjetivo cuya generosidad y democrática magnanimidad permiten a su jurado enemigo expresarse con total libertad...en la cárcel. Se pretende que este evidencie por la fuerza la gloria del Estado que le niega sus derechos.
No me parece humillante la imagen y no solo por lo de que no humilla quien quiere, etc., sino porque evoca otra que tiene la misma intencionalidad, revela la misma inmoralidad y fue perpetrada por los antecesores ideológicos de estos: la imagen de los presos políticos republicanos en los patios de las cárceles de Franco obligados a cantar el Cara el sol brazo en alto. Si no lo hacen ahora es porque no pueden; no porque no quieran.
Con esta imagen, el que se retrata es el Estado español.
Otra cosa es el contenido de las declaraciones de Jordi Sánchez que se ofrece, según titula Ara.cat como socio estable del PSOE si este acepta hablar del referéndum. De eso y de otras cosas cabe hablar, desde luego. Y debatir y lo haremos junto con otras propuestas de qué pueda hacer el bloque independentista en el Congreso. Un entrevistador apunta a una cierta contradicción entre esta actitud y la de Laura Borràs y Sánchez capea el tema. Hace bien. Porque el tema se las trae. El cabeza de lista de JxC por Barcelona habla de negociar un referéndum como posibilidad en un plazo de varios años. ¿Cuántos años? Ahí hay un peligro de enquistamiento evidente. Y algún otro problema. Sánchez no habla de los presos políticos, lo cual, naturalmente, le honra. Pero que él, por razones fáciles de entender, no hable de los presos políticos ni los ponga como condición de nada, no quiere decir que hayamos de hacerlo los demás. No podemos aceptar como normal una situación con presos políticos. Y, de momento, sea cual sea el resultado de las elecciones, ahí tienen ustedes uno, Jordi Cuixart.
Otra cosa es el contenido de las declaraciones de Jordi Sánchez que se ofrece, según titula Ara.cat como socio estable del PSOE si este acepta hablar del referéndum. De eso y de otras cosas cabe hablar, desde luego. Y debatir y lo haremos junto con otras propuestas de qué pueda hacer el bloque independentista en el Congreso. Un entrevistador apunta a una cierta contradicción entre esta actitud y la de Laura Borràs y Sánchez capea el tema. Hace bien. Porque el tema se las trae. El cabeza de lista de JxC por Barcelona habla de negociar un referéndum como posibilidad en un plazo de varios años. ¿Cuántos años? Ahí hay un peligro de enquistamiento evidente. Y algún otro problema. Sánchez no habla de los presos políticos, lo cual, naturalmente, le honra. Pero que él, por razones fáciles de entender, no hable de los presos políticos ni los ponga como condición de nada, no quiere decir que hayamos de hacerlo los demás. No podemos aceptar como normal una situación con presos políticos. Y, de momento, sea cual sea el resultado de las elecciones, ahí tienen ustedes uno, Jordi Cuixart.