divendres, 5 d’abril del 2019

Camelot queda lejos

¿Seguro que la CUP "hace visible la debilidad de Torra"? ¿No la de la propia CUP? Aplicando normas y reglamentos, Torra no tiene por qué hacer caso a la moción aprobada ayer. Y no lo hará. Y hará bien. Así que, de debilidad, nada. Al contrario.

Todos hacen cálculos mirando los números. La moción, ganada por mayoría relativa al gobierno, no obliga a este. Solo lo obligaría una moción de censura. Sin duda, los unionistas la presentarían si tuvieran los 68 votos de la mayoría absoluta. Los tendrían si los 4 cupaires votaran a favor. Para conseguirlo estoy seguro de que los unionistas serían capaces de ofrecer la presidencia a la CUP. ¿Por qué no vota esta una posible moción de censura ganadora segura con sus votos? Eso sí que probaría la fortaleza de la organización antisistema y la debilidad verdadera de Torra, sin necesidad de fiarlo a final de año que, según van las cosas, es fiarlo ad calendas. Así que, dada la disponibilidad y falta de escrúpulos de los unionistas, la disponibilidad de los números y la convicción de la CUP de que la legislatura catalana está agotada y hay que ir a elecciones, ¿por qué no vota a favor de la moción de censura?

Aunque parezca mentira, por razones políticas y hasta morales que, sin embargo, no parecen haber entendido del todo. Recuérdense las primeras elecciones después de la muerte de Franco, en 1977. El PSOE estaba dispuesto a participar aunque el PCE no pudiera por seguir prohibido. Por fin el PCE fue legalizado y pudo participar, si bien a su vez se olvidó de que otras organizaciones a su izquierda no pudieron hacerlo por seguir prohibidas. 

En política no rige la regla caballeresca de que ningún caballero justará con otro con algún hándicap.  En las elecciones pasadas del 21 de diciembre de 2017, los partidos concurrieron sin objetar a la situación de inferioridad en que se encontraban las fuerzas independentistas, que tenían candidatos/as en prisión y en el exilio y por tanto mermadas sus posibilidades.

La votación del jueves sobre la moción unionista es un ejemplo manifiesto de la villanía de atacar a un contrincante que está impedido de emplear todas sus fuerzas por la razón que sea y más si es por causa de injusticia.  

Al aceptar la votación, incluso con la abstención, la CUP ha legitimado el secuestro de los 4 votos de JxC por el juez Llarena, que se erige en árbitro del Parlament. Que este proceder desleal sea propio del bloque unionista no extrañará a nadie. Que sea también el adoptado por un sector del independentismo es lo que resulta más inverosímil. 

¿O no? Porque si es que no, ya está tardando la CUP en votar la moción de censura españolista contra un gobierno que, según dice, no tiene voluntad independentista, ni republicana, ni hace nada para romper definitivamente el autonomismo. Cuanto antes se acabe con esta patochada, mejor. Pero, como no se atreve a hacerlo, prefiere alargar la situación, sometiendo a ataque sistemático a un gobierno disminuido por la injerencia judicial y no dejándolo gobernar tampoco. 

Y eso no es legitimar el autonomismo, ¡qué va!.