dissabte, 24 de novembre del 2007

Vuelven las manifas del señor Alcaraz.

Se echan de nuevo a la calle. Es la octava manifa de la AVT y organizaciones simpatizantes con ella, así como del PP que la alienta y secunda con entusiasmo, sin olvidar al núcleo de comunicadores de la derecha que jalea toda la operación en la esperanza de verla convertida en un ariete en contra del Gobierno socialista de España.

Lo que sucede es que, si en las manifas anteriores quedaba claro por qué se producían, a favor o en contra de qué y qué motivo concreto podía aducir en cada caso el responsable para sacar sus huestes a la calle, en el caso de ésta, la razón concreta de la convocatoria no aparece por parte alguna, ya que no se ha producido hecho alguno ni el Gobierno ha tomado medida alguna que justifiquen la protesta callejera. De tal modo que es legítimo pensar que la manifa se produce porque el señor Alcaraz considera que es llegado el momento de agitar la cuestión del terrorismo y las víctimas para volver a introducirla en el debate político y traerla al proceso electoral porque vive de eso y muy bien, al parecer.

O quizá el señor Alcaraz piense que los españoles echamos de menos su presencia en el ámbito público y estamos anhelantes por escucharlo para que nos ilumine respecto a las aviesas intenciones del Gobierno, como ya hace cada lunes y cada martes el señor Mayor Oreja, quien sabe mejor que el Gobierno lo que el Gobierno piensa hacer, esto es, traicionar a España negociando de nuevo con los criminales etarras. En verdad sólo conozco algo más estólido que el exministro del Interior: un mojón de los caminos.

El señor Alcaraz habla en nombre de las víctimas, pero no de todas. Las víctimas están divididas en distintas asociaciones siendo la AVT, la que hoy se manifiesta, la más vinculada a un partido, el PP y su política, al extremo de que no se sabe si es la asociación la que, en esta materia, dicta su política al partido o el partido el que dice a la asociación lo que hay que hacer. En cualquier caso, las víctimas son el pretexto para hacer política. Ayer mismo publicaba en El País Francisco Laporta un muy pertinente artículo titulado El lugar de las víctimas en el que abogaba por apartar a las víctimas del proceso político y legal, puesto que permitir que se personen en él equivale a admitir la justicia de parte y nada hay más contrario al Estado de derecho. Tiene razón, pero eso es muy difícil de argumentar en un clima caracterizado por la más desaforada demagogia en el que basta con aparecer en los medios esgrimiendo la condición de víctima para que el principal partido de la oposición haga suya la causa y trate de imponerla en el proceso legal o judicial. ¿Acaso no es la finalidad de la manifa de hoy conseguir que el Congreso revoque su decisión de hace tres años de autorizar las conversaciones con ETA conducentes a la paz bajo ciertas condiciones? ¿No la ha hecho suya el PP que apoya la manifa aunque no asista el candidato a la presidencia del Gobierno? ¿Y no es este el partido que votó originariamente en contra de la medida que ahora quiere revocar por otro procedimiento?

No obstante, aunque los medios de la derecha llevan toda la semana batiendo tambores para que la manifa de hoy luzca, los dos rostros más característicos del la derecha no comparecerán. Alguien parece haberles dicho que el acto puede convertirse en una apoteosis franquista llena de rojigualdas flameando al frío sol del otoño. A lo que hacen los señores Aznar y Rajoy llaman las gentes del común "poner una vela a Dios y otra al diablo". Eso mismo da tanta mayor fuerza de ejemplo a la presencia del nuevo partido UPD y el también reciente Ciudadanos que, al secundar la convocatoria de la asociación de víctimas, prácticamente movida por el Partido Popular y sus medios de comunicación, delimitan claramente su terreno de acción electoral: la derecha

(Saco la foto de El País correspondiente a cualquiera de las siete anteriores manifas de la AVT en Madrid).

Chavezadas.

Corro el riesgo de que mis amigos de izquierda y chavistas se enfaden conmigo porque diz que posteo demasiado sobre Chávez, sin tener en cuenta que es un líder democrático, legítimo, con apoyo mayoritario del pueblo, que se las tiene tiesas al imperialismo estadounidense y representa la recuperación de la dignidad venezolana invocando una llamada concepción bolivariana, de cuyo contenido nadie da cabal explicación. Si ha de ser así, sea, pero antes miren el video siguiente en el que se ve al señor Chávez sosteniendo el micrófono a una niña para que ésta cante las excelencias de la revolución bolivariana, como el que recita el Catón.

Una vergüenza, un asco, indignante. Y lo siento por mis amigos chavistas pero, si esto es la izquierda, yo no soy de izquierda.

Gracias, Pilar.

divendres, 23 de novembre del 2007

Blogorismo del pasmao.

Leo en Periodista Digital, en una sección que se llama Los debates de PD y en una crónica de una entrevista con el señor Alcaraz, el azote de este Gobierno sociata, este Gobierno revientaespañas, genuflexo ante ETA, zapador (que no zapatero) de la unidad nacional, escarnecedor de las víctimas y vendepatrias, leo, digo: “las mentiras del Gobierno” nos han llevado a que Cuando sale una información en Gara, ETA tiene más credibilidad que el Gobierno. Presumo que las comillas en el primer enunciado y las cursivas del segundo denotan literalidad de lo expresado. El señor Alcaraz ha dicho esa barbaridad.

Habrá quien diga que es legítimo, que el señor Alcaraz lo que hace es lamentar que se haya llegado a ese extremo por culpa de "las mentiras del Gobierno". Será por las mentiras, por las verdades o por el sursum corda, pero el señor Alcaraz da más crédito a ETA que ataca a la nación que él defiende, que al Gobierno, que defiende la misma nación que ETA ataca. Muy bien, es muy libre; pero será él. Que pida escribir una columna semanal en el Gara. A lo mejor lo contratan por aquello del pluralismo, que tanto brilla en los medios críticos, esos que dicen que la prensa comercial no tiene pluralismo. Cierto; no hay más que ver la polifonía de Gara, donde todos los artículos, literalmente todos, son el mismo artículo. Igual que Libertad Digital pero al revés. Y ya ni de eso estoy seguro.

Entre tanto, ¿no es para preguntarse lleno de pasmo qué pinta al frente de la AVT alguien que da más crédito a ETA que al Gobierno?

Iberia sí, Iberia no.

El señor Gunther Grass ha echado una mano a su colega señor Saramago diciendo que el vaticinio de éste de que España y Portugal acabarán fusionándose en Iberia está muy puesto en razón. No sé cuál será la que haya llevado al señor Grass a decir tal cosa fuera del hecho de que, como escritor, crea que debe manifestarse sobre las declaraciones de otro escritor. Los escritores están para opinar; sobre todo para opinar sobre lo que opinan los escritores.

Tampoco sé (y creo sea imposible saberlo de antemano) si esta fusión sería beneficiosa o perjudicial. Claro está que no parece verosímil, así en un horizonte visible; en los invisibles, todos los gatos son pardos y todas las utopías realidad. Estos dos viejos Estados podrían convertirse en uno solo. Desde luego; y en siete u ocho. Hay tantas razones objetivas para lo uno como para lo otro, porque los Estados no son jamás productos de planes racionales, acuerdos o meros intereses. Los Estados son los resultados históricos e históricamente variables de las relaciones de fuerzas políticas que los integran y de las que hay entre ellos mismos y otros Estados.

Entre otras cosas, todas muy respetables por supuesto, Portugal y España son Estados distintos porque ambos están regidos por oligarquías políticas, económicas, militares, religiosas, académicas, mediáticas, interesadas en el status quo. A la gente en general el asunto da la impresión de traerle perfectamente sin cuidado en ambos lados de la raya. Queda así el ideario iberista reducido a las especulaciones de los intelectuales, que si Pi y Margall, que si Fernando Garrido, Menéndez Pelayo, Oliveira Martins, etc.

Pero lo que más me llama la atención de la idea del señor Saramago y el señor Grass es la escasa o nula confianza que manifiestan tener en el proceso de unificación europeo. ¿No será mejor fundirnos todos en una nación europea que andar formando parejas y parejas como la hipotética hispano-portuguesa que sería de convivencia accidentadísima. De entrada, ¿cuál sería el sistema político de Iberia? ¿Monarquía o república? Y, si Monarquía, ¿en la dinastía de los Borbones o en la de los Braganzas? También puede pensarse en una figura mixta, una república monárquica o una monarquía republicana. Aunque no parece probable. Es cierto que el Imperio Austrohúngaro fue "Imperial y Real" al mismo tiempo al ser Austria imperio y Hungría reino. Pero hay aquí una unidad de testas coronadas al fin y al cabo que no puede darse en el híbrido monarquía/ república.

¿Y la capital, en dónde estaría la capital? Los madrileños dicen que en Madrid y los lisboetas que en Lisboa. Y, si se abre el turno, seguro que los barceloneses dicen que en Barcelona y excusado decir Sevilla, A Coruña u otros lugares no menos gratos.

Esto de la fusión de Portugal y España "para tener más fuerza en Europa", que dice el señor Grass, revela escaso europeísmo. Y, por lo demás, no interesa a nadie; quiero decir que nadie se lo toma en serio. Si alguien lo hiciera, ya se habría creado un partido político, tanto en Portugal como en España en favor de la unificación por las vías democráticas. A ver cuántos votos obtenían. Que las cosas tienen las posibilidades reales que les dan los votos que obtienen. Y no veo yo ese partido cercano. Las dos oligarquías nacionales están demasiado encastilladas en sus predios.

La propuesta iberista es simpática y tiene muchos apoyos en la historia, desde la de Viriato a las obras de Gil Vicente y cada vez será más verosímil si deja que los pueblos, las gentes, se relacionen entre sí, comercien, se visiten, se peleen y se casen, o al revés. Al final, la frontera se ha hecho tan porosa que es preferible no conservarla. Es el proceso por el que se ha ido dando la UE, el famoso "funcionalismo", que profesaba la oposición democrática española.

Se hace camino al andar.Y lo demás son monsergas. ¿Para qué queremos fusionarnos con los portugueses o viceversa? ¿No estamos fusionándonos todos con todos? ¡Ah! Para tener "más fuerza en Europa". Y ¿para qé queremos tener más fuerza en Europa? Para imponer nuestros puntos de vista e intereses. ¿Es que nuestros puntos de vista e intereses son mejores que los otros? No necesariamente; sucede que somos más. Este criterio, que es el núcleo mismo de la democracia (la decisión de la mayoría) es, al mismo tiempo, inaceptable en muchas circunstancias. Si nuestros intereses son inmorales el hecho de ser mayoría no los convierte en morales; pero si son ilegales, sí puede convertirlos en legales. Es el mecanismo de la democracia, pero no tiene nada que ver con el iberismo porque las dos naciones (o estados) se han desarrollado por separado hace siglos. El hombre del tiempo jamás vaticina el tiempo en Portugal, sino que Portugal es ese vacío al Occidente de la península por donde entra el ciclón y el anticiclón.

(La imagen es el mapa de España, que he sacado de Wikipedia referido a la extensión de las lenguas prerromanas, lenguas indoeuropeas y lenguas no indoeuropeas. Las manchas negras es el cartaginés.)

dijous, 22 de novembre del 2007

La izquierda crítica.

Acabo de recibir el último número de la revista trasversales, que también sale en la red, aunque sólo con algunos (pocos) artículos del número actual, pero con mucha y muy interesante información. Me gusta esta revista; me parece una de las mejores publicaciones periódicas culturales de la izquierda en España. Aunque confieso que preferiría la grafía "Transversales". Cuando leo "trasversales" pienso en que alguien está tras las versales que son un tipo de letra, concretamente la mayúscula. Claro que, si me hicieran caso, no serían "transversales".

Pues eso, la transversalidad es lo que caracteriza a esta izquierda de la revista que son más o menos los mismos que los de No nos resignamos, esto es gente de izquierda radical pero civilizada, que presta un apoyo crítico al Gobierno del PSOE en la muy razonable asunción (que sólo un orate puede rechazar si es de izquierda) de que más vale un Gobierno del PSOE que uno del PP. Es una izquierda que razona, que critica, que hace propuestas positivas, arrima el hombro donde puede, no se cree en posesión de la verdad revolucionaria, es tolerante y plural. Un mirlo blanco porque la izquierda radical que conozco es de un dogmatismo, sectarismo y, en consecuencia, solipsismo, que mueve a risa. Y es que es difícil tomarse en serio cosas como la "izquierda anticapitalista", o la "verdadera izquierda", de las que están expresamente excluidos el PP (desde luego), el PSOE (no menos desde luego) y buena parte de Izquierda Unida. La pregunta inmediata es: y ¿a quién habla esta verdadera, auténtica izquierda anticapitalista? Por lo que parece, a los abstencionistas. Y no lo digo a humo de pajas; es muy frecuente que esa izquierda celebre las altas abstenciones en las elecciones, dando a entender así, a lo barato, que los abstencionistas rechazan el "sistema" y a los que lo gestionan, que la votarían a ella, vamos. Lo que sucede es que no se presenta a las elecciones para no hacer el juego al "sistema". ¿Capito?

Este número trae un par de artículos valorando la actualidad en perspectiva de las próximas elecciones de Enrique del Olmo y José Manuel Roca que están muy bien. Hablando del juego sucio del PP durante la legislatura, Roca dice:

"¿Cuál es el programa de Rajoy? Aparte de inspirarse en un diccionario de insultos para obsequiar a Zapatero, poca cosa original se le conoce. Hasta ahora, hemos tenido la impresión de que las líneas maestras de la agenda política le han venido marcadas por la FAES y en asuntos de coyuntura por El Mundo, la COPE y Gara". Francamente bueno, José Manuel. Que cada palo aguante su vela.

Hago mío por entero un breve artículo de Luis M. Sáez sobre "la consulta de Ibarretxe", donde se dice lo siguiente:

"Esta consulta sólo puede causar frustración, ya que carece de futuro, y favorecerá a ETA que, sin necesitar pretexto para matar, no hace ascos a que se los regalen". Lo suscribo por entero.
La revista tiene otras secciones. En una de "espacios", aquí dedicada a cuestiones de género, hay un artículo de Miquel Montserrat poniendo a caldo el machismo de Arturo Pérez Reverte. Tiene valor Monserrat viendo cómo las gasta Pérez Reverte.

La sección "Travesía" es de carácter más denso y teórico, de lo que se ve poco por ahí. Hay un par de reflexiones interesantes de Yves Sintomer y David Casacuberta sobre democracia participativa y educación para la ciudadanía. Y el plato fuerte es un ensayo de Nathalie Karagiannis, "La democracia como régimen trágico" de fascinante lectura. No puedo citar nada porque la autora lo prohíbe expresamente a no ser que se ponga uno en contacto con ella en el correo electrónico y, bueno, no es uno partidario de andar escribiendo a la genta cada dos por tres. Insisto en que el ensayo está muy bien. Tomando pie en Castoriadis, Karagiannis elabora la relación entre democracia y tragedia (Creonte anda siempre dando vueltas por aquí) y con un sentido "trágico" de esa relación (y una confianza implícita en la democracia que Dios le conserve) se enfrenta a Benjamin y Agambem, quizá uno de los más interesantes filósofos políticos del momento, uno de los que traen al mundo de Guantánamo la teoría foucaultiana de la "biopolítica". Cierto que merece la pena. A ver si la autora saca pronto la versión definitiva citable.

Podría hablar de más cosas meritorias de la revista, que está verdaderamente bien hecha, como poesía o un par de cosas de cine. Muy buena la noticia de Alfonso Goñi sobre Martin Sheen.

Algo más debe mencionarse. Dan noticia de dos libros que voy raudo a hacerme con ellos. Uno es la segunda parte de la trilogía de Ángel Viñas sobre la República donde al parecer se abordan asuntos espinosos, como el oro de Moscú o Paracuellos. No quiero ni pensar en lo que dirá el señor Moa. El otro libro es unas memorias de Anna Lárina, la esposa de Nikolai Bujarin; se llaman Lo que no se debe olvidar y está en el Círculo de Lectores. Bujarin, uno de los más interesantes bolcheviques de la vieja guardia, una especie de benjamin del estado mayor revolucionario, preferido de Lenin y autor de muy interesantes libros, unos de mayor profundidad (como una sobre Materialismo histórico) y otros (como El ABC del Comunismo, con Preobrajenski) de menos, pero siempre con gancho, el hombre que se alió con Stalin contra Trotsky y, por fin, tras protagonizar uno de aquellos infames procesos de Moscú, fue fusilado por su "amigo" Koba. Leí en su día la deposición judicial de Bujarin (pues los soviéticos estaban tan convencidos de que aquellos crímenes judiciales eran el apogeo de la revolución que publicaron las actas taquigráfica) y puedo asegurar que es algo demencial. Ese libro tiene que ser extraordinario.

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Murió Balarrasa.

Nos acompañó en los años oscuros del franquismo. Con su aspecto desgarbado, el pelirrojo narigudo que parecía hablar con el gaznate era un símbolo de nobleza, discreción, saber hacer e integridad. Destacaba con luz propia en el territorio del espectáculo en aquel tiempo de ordinariez, mal gusto y ramplonería generales. En él intuíamos la entereza de un espíritu que, sin alharacas, no se doblega; una forma, a su manera, de lo que mucho después se llamaría "el exilio interior". Y tan interior: había conservado la nacionalidad argentina y no se nacionalizó español, creo, hasta los años ochenta.

Siempre estuvo rodeado del respeto, el cariño y la admiración de quienes lo trataron. No lo conocí de niño, pero el matrimonio Fernán-Gómez/María Dolores Pradera vivía en la misma calle que mi abuela materna, un par de números más abajo y mi primo, que también vivía allí, jugaba con los dos hijos del matrimonio, de los que siempre habló muy bien. Igual que de sus padres. Como lo hacía todo el mundo.

No estoy inventándome nada. La fotografía que reproduzco la he encontrado en la página web del gran poeta José García Nieto quien en el año de 1950 organizó un almuerzo en el Café Gijón en homenaje a Fernando Fernán-Gómez al que se sumaron todas las letras españolas del momento: Jacinto Benavente, Wenceslao Fernández Flórez, Gerardo Diego, Melchor Fernández Almagro, Mario Pena, Adriano del Valle, Enrique Jardiel Poncela, José López Rubio, César Gonzalez Ruano, Eduardo Llosent, Conrado Blanco, Camilo José Cela, Víctor Ruiz Iriarte, Pedro de Lorenzo, Antonio Buero Vallejo, Mariano Rodriguez de Rivas, Mercedes Fórmica, José Suárez Carreño y José García Nieto. Impresionante. En la foto creo reconocer a algunos de ellos y, en todo caso, es un documento histórico.

Propulsado por este reconocimiento espontáneo y fervoroso que siempre le tributó el público -incluso los niños de entonces, que siempre son los críticos más temibles; hay que ver qué gancho tenía para los niños-, así como sus pares y la sociedad civil y no, por supuesto el oficialismo del régimen, Fernán Gómez ha tenido el privilegio de hacer una larga, brillante y fructífera carrera en la que se han acumulado películas (como actor y director), novelas, alguna poesía, mucho teatro y bastante televisión. Una vida plena, voto a tal. Y se mantuvo como referente vivo en la cultura española hasta el día de hoy, agigantándose con el tiempo y resistiéndose con gran exito a ser convertido en un icono de universal veneración pero irrelevante. A sus ochenta años, Fernán-Gómez seguía siendo Fernán-Gómez, capaz de interpretaciones como la de La lengua de las mariposas.

Uno se había acostumbrado a verlo aparecer así, como un mito, un hombre orquesta y una opinión de peso y autorizada. Pero, para mí, Fernando Fernán-Gómez será siempre el curita Javier Mendoza, de Balarrasa, una magnífica peli de 1951 de José Antonio Nieves Conde, con guión de Vicente Escrivá, en la que también trabajó todo lo que sería el estrellato español de cine y teatro de los años cincuenta, Prendes, Bódalo, Fajardo, Caba Alba, etc. Una historia que era como un colofón a la guerra civil y que retrataba la España de entonces con un grado de precisión, lirismo y competencia cinematográfica como he visto poco por ahí. Imposible olvidar ese carácter de truhán calavera que se encuentra cara a cara con la muerte en la guerra civil, lo que le hace sentir el llamado de Dios, cambia radicalmente, simpre movido por intensas pasiones, profesa cura... y se mete en un follón que recordará en un larguísimo flah back muchos años después en los hielos de Alaska.

Adiós, Balarrasa.

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dimecres, 21 de novembre del 2007

El atorrante sigue adelante.

El insoportable señor Chávez, el militar golpista reciclado en presidente populista con amplio apoyo social, faro, guía y luz de una izquierda europea desnortada, cuyo discurso se reduce a jalear las bravuconadas de estos caudillos antinorteamericanos y su retórica hueca, da otra vuelta de tuerca a su indisimulada rabia por lo que considera injusta humillación que le hizo el Rey. No hubo tal, como todo el mundo sabe, sino que el Borbón, perdiendo la paciencia, lo mandó callar porque no dejaba hablar a nadie.

Habiendo terminado el espectáculo que ha dado en la cumbre de la OPEP con un fracaso de sus intenciones, trata de cambiar el tema y saca de nuevo y mantiene vivo su contencioso con el monarca para evitar que alguien ponga en solfa sus ocurrencias cuarteleras, como ese increíble intento de poner en pie una "coalición del no", cual si entre Venezuela y el Irán hubiera algún punto en común distinto del interés que cada uno tiene en valerse del otro para sustentar su posición antinorteamericana. Nada menos que la "caída del imperio estadounidense" prevé este zahorí tropical a quien nadie en su país rechista porque no deja hablar a nadie.

¿Y es posible que las buenas gentes de izquierda que, en un primer momento, dejándose llevar de su generosidad, el afecto a los oprimidos pueblos de América Latina, y un sano republicanismo, reprocharon al Rey su exabrupto y se pusieron del lado de Chávez sigan manteniendo esa posición? Porque que lo hagan los medios subvencionados con generosidad por los petrodólares bolivarianos está dentro de la dura lógica de las cosas, pero no sería tan de recibo que continúen haciéndolo las personas independientes, los espíritus libres a los que no puede escapar que las intenciones de este caudillo no son sino justificar su permanencia ilimitada en el poder mediante una mezcla de adoctrinamiento mediático (del que se encarga él personalmente a través de su progama de TV), farfolla teórica "bolivariana" y del "socialismo del siglo XXI" y baladronadas a cuenta de todo lo que se mueva y no sea de su agrado. ¿Qué no daría este héroe de la revolución porque el Rey o el presidente del Gobierno lo distinguieran con alguna otra referencia directa?

Asegura el gárrulo Presidente que el Gobierno de España le envía recados para hacer alguna declaración conjunta. Espero que no sea verdad. Y, si lo es -la vergüenza caiga sobre vosotros-, que pare de inmediato. Lo único que, a mi modesto entender, debe hacer el Gobierno es no responder a las provocaciones, no tomar una sola iniciativa, armarse de paciencia y esperar. Estos bravucones acaban cansándose.

El Gobierno podría aprender de la famosa anécdota de don Pío Baroja. Cuéntase que, en cierta ocasión, un escritor novel publicó un artículo furibundo contra el ya por entonces célebre novelista vasco. Respondió éste con otro defendiéndose. Como se vio contestado por la celebridad, el joven volvió al ataque con un artículo más duro que el anterior. Esta vez, don Pío se limitó a responder con una frase: "Dios lo ampare hermano, que yo ya lo hice una vez".

Haga lo mismo el Rey pero sin decirlo, por favor, que le da cuerda para otro mes y medio.

Palomino, STTL.

Un par de atentos lectores ha echado de menos algún comentario en este blog acerca del asesinato del joven Carlos Javier Palomino a manos de un neonazi que es, al mismo tiempo, soldado del ejército español. Pues sí, tienen razón. Anduve pensando en escribir algo pero no estoy seguro de si fue la angustia la que no me dejó, o la rabia impotente o la desesperación o todo junto. Lo que tengo que decir al respecto aparte, claro es, de lamentar amargamente la desaparición de un joven, casi un adolescente, víctima de la insania asesina, no le concierne tanto a él como a nosotros y la sociedad en que vivimos.

Es bien visible cómo esta sempiterna historia de los chulos fascistas, los provocadores (normalmente en grupos y armados) de extrema derecha se repite una y otra vez, aquí y en otras partes de Europa, y cómo los órdenes democráticos parecen maniatados, inermes ante los brotes periódicos de los criminales. Esos órdenes democráticos que no permiten prohibir partidos políticos y grupos de acción del jaez de Defensa Nacional a la que pertenece el asesino de Palomino. Da rabia saber que estos canallas se valen de las garantías del Estado democrático de derecho (que ellos abolirían si pudieran) para perpetrar sus fechorías. En cuanto al modus operandi, los criminales de extrema derecha se parecen mucho a los de ETA y sus secuaces y auxiliares.

Pero creo ver una diferencia que no me complace en modo alguno: así como no tengo duda de que los cuerpos y fuerzas de seguridad persiguen sin tregua ni descanso a los etarras y sus cómplices, no estoy seguro de que quepa decir lo mismo de las bandas de asesinos de extrema derecha. Así que la primera conclusión que yo extraería de la muerte de Palomino es la exigencia a las autoridades de que se empleen tan a fondo en perseguir a los criminales de extrema derecha como lo hacen con los etarras. Igual. Y que presenten resultados.

¿Cómo es posible que un soldado del ejército español milite en una banda de asesinos? La pregunta es retórica pero apunta a la necesidad de que los mentados cuerpos y fuerzas de seguridad escudriñen bien en su interior, así como en el ejército para reprimir sin contemplaciones toda complicidad de sus miembros con las bandas fascistas. Porque ¿acaso hemos de creer que se trata de un hecho aislado? No es preciso ser muy mal pensado para maliciarse que estos casos de "doble militancia", en la policia, la Guardia Civil o el ejército y las bandas fascistas no es cosa infrecuente. Como tampoco lo es que, ante una exigencia de investigaciones y depuraciones, se pongan en marcha los mecanismos de solidaridad corporativa y encubrimiento en función de un compañerismo mal entendido. Hay que exigir al Ministerio del Interior que se emplee a fondo en investigar a sus agentes que son funcionarios públicos o al de Defensa entre sus soldados para erradicar las actividades de la extrema derecha entre ellos, para disipar toda sospecha al respecto. Como, por lo demás, debiera el primero haber hecho ya ( y no lo ha hecho) a fin de cerrar el paso a las acusaciones de torturas en comisarías y cuartelillos.

Añado otro factor. Desde la extrema derecha mediática (Libertad Digital, por ejemplo) hay un interés en presentar estas noticias como si se tratara de reyertas entre bandas criminales más o menos en pie de igualdad, ocultando que la tasa de agresiones personales (terrorismo, en definitiva) a cuenta de la extrema derecha decuplica las de la extrema izquierda y son mucho más peligrosas; ocultando que la violencia de la extrema izquierda, cuando se da, es reactiva, de respuesta a agresiones y ataques, mientras que la de la extrema derecha suele ser activa, premeditada y planeada. El intento de confundirlas trata, por un lado, de criminalizar a la extrema izquierda y, por otro, exonerar a la extrema derecha. Ayer mismo, dando cuenta de cómo un grupo de unos setenta extremistas de izquierda, en solidaridad -reactiva, por tanto- con Carlos Javier Palomino, hicieron un par de pintadas en la Facultad de Derecho de la Complutense y rompieron con una valla de obras un cristal de la puerta de entrada, el citado periódico titulaba el video en que podía contemplarse los lamentables cuanto relativamente insignificantes hechos así: Radicales de Izquierda destrozan la facultad de Derecho de la UCM.

Respecto a la muerte de Carlos Javier, al bárbaro hecho por el que un canalla segó una vida, silencio. Carlos, sit tibi terra levis, que la tierra te sea leve.

dimarts, 20 de novembre del 2007

Caleidoscopio del lunes.

Los lunes son días trepidantes. Las líneas de acción y reacción van y vienen y los rostros suceden a los rostros en los televisores que casi parece una carrera. De la conferencia del PP en el finde para lanzar al candidato señor Rajoy nunca más se supo. A este ya no lo lanzan ni con catapulta, sobre todo después de la puñalada trapera que diz que le asestó el domingo el señor Ramírez desde su periódico dándolo ya por amortizado.

Lo único de esa Conferencia que revoloteó algo en las ondas fue la promesa de los dieciséis mil exentos que cayó como un pato gordo ante el rifle del ministro Solbes, quien cuantificó el lucro cesante estatal en veinticinco mil millones de euros y preguntó con sonrisa florentina con qué pensaban compensar.

Cambio de escenario y vemos al señor Acebes explicando la curva de Laffer: a menos impuestos más consumo de la gente y mayores ingresos para las arcas públicas, sobre todo si subes los impuestos indirectos, que es lo que se suele hacer. Ese discurso vino acompañado de un ataque al PSOE digno de reseña. Afirmaba el señor Acebes que el PSOE quiere ingresos públicos para financiar sus campañas de autobombo. De eso hay pocas pruebas (aunque algún caso habrá), nada en comparación con las fastuosas campañas de propaganda que organizaban los ministerios del PP, sobre todo el del señor Zaplana.

El PSOE tenía que defenderse de la acusación de haberse vuelto a ver con ETA, retornando a las andadas de la infausta negociación. Crecido que se estaba el señor Mayor Oreja que viene vaticinando eso mismo. Y ahora era corroborado por El Mundo. Nada menos. Parece, no obstante, que es noticia falsa, pero destinada a caldear el ambiente para la próxima manifa de la AVT del señor Alcaraz, que vuelve a la carga con la regularidad del Tenorio, aunque con peor facha. Facha de rostro, no crean.

Para desmentir salió el ministro del Interior, a quien debió de parecerle que, ya que estaba allí desmintiendo los contactos, por qué no lanzar una bomba fétida en el campo enemigo. Así que dijo que ETA jamás preguntó por los ("sus", creo haber oído al Ministro) presos. Ahí queda eso, que parece concebido en un instituto de investigaciones sobre propaganda y guerra de nervios. A ver cómo reacciona el llamado "colectivo" de presos etarras que, hayan asesinado o no, se consideran presos políticos. Quieras que no, Koldo, la vida pasa.

La inevitable nota vasca vino con un artículo del señor Ramón Jáuregui en El País, titulado PNV, anatomía de una crisis (pongo el enlace pero no estoy seguro de que funcione ya que estos de El País no se aclaran sobre si van en abierto o no), en el que sostiene que el plan Ibarretxe no es más que la aplicación práctica del programa de ETA, autodeterminación y territorialidad porque sí, "a la vasca" o, como decía un periódico inglés dando cuenta hace unos años de un asesinato de un magistrado en plena calle de un tiro en la cabeza, basque style. Referéndum de autodeterminación basque style. Pues eso, la gran esperanza de ETA es el señor Ibarretxe y viceversa. ¿Cómo no lo entendieron antes?

Del nacionalismo vasco suele la crónica nacional pasar a las regiones celestiales, que son similares. Y ahí estaba Monseñor Blázquez ("un tal Blázquez") presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) diciendo en su alocución de despedida del cargo, de modo indirecto y con circunloquio, como el que no quiere la cosa, de un modo serpentino, que la Iglesia tendría que pedir perdón por lo que hizo mal en el pasado en España. Ahí topa Monseñor con la Iglesia. Y no es poco topar. Que si una vez hubo un "Tarancón al paredón", hoy puede darse un "Blázquez, que te aspen". Porque, ¿de qué tiene que pedir perdón la Iglesia? No de haber asesinado a este o aquel miliciano o de haber bendecido los fusilamientos, sino de haber apoyado a uno de los bandos, de haberse identificado con él, de ser ella misma bando, con olvido del mandato cristiano con respecto a la reconciliación con el hermano que es cosa muy pertinente en una guerra civil. Y, si hace eso, a ver cómo sigue luego con el proceso de canonización multitudinaria que inició con pompa y boato en San Pedro hace unos días. Monseñor, que os perdéis.

Ya los gobernantes no necesitan el palio eclesial. Vienen otros a traerlo. Estaba refulgente el señor Rodríguez Zapatero, siendo amparado por la sombra protectora de un ex-presidente estadounidense ya que el incumbent no lo quiere nada. De hecho, el señor Rodríguez Zapatero se refirió al señor Clinton como "Presidente". El palio presidencial lo ha cobijado, aunque sea de un ex. Claro que no nos ha salido gratis. Menudos son los gringos. Clinton quería que España contribuyera a su fundación sobre medio ambiente, Initiative Clinton, venía a hacer lobby, a echar unas risas con el Rey en un restaurante privado y a llevarse una pasta. Y debe de haber sido respetable porque se ha hecho lenguas de la política mediambiental de España, acerca de la que sospecho que no tiene ni guarra. Cómo es la vida, ¿verdad? Por cierto, ¿se ha observado el exquisito cuidado del señor Clinton en no abordar nada que toque de lejos la política de su país? Ni palabra. Ahora comparen Vds. con el señor Aznar. Esa diferencia entre los señores Clinton y Aznar es la que los demás españoles queremos suprimir. Pero los aznares no nos dejan.

Al cierre, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, ese organismo de impronunciables siglas, suspendía la cotización de la inmobiliaria Astroc, que ya venía perdiendo a lo largo de la jornada. Reaparece la sombra de la crisis del sector, que se cierne sobre el plácido señor Solbes y todo el mundo cruza los dedos para que eso que ya se adivina que es inevitable y llaman "el aterrizaje", no sea brusco; vamos, que no se nos caigan los ladrillos sobre la cabeza como el templo a Sansón. Y es que es difícil acostumbrarse a la idea de que la teoría de la "sociedad del riesgo" nos afecta tanto a nosotros como a los habitantes de Tabasco o de Bangla Desh.

(La imagen es una ilustración de Boticcelli para la Divina Comedia y representa el infierno con sus correspondientes círculos en los que Dante metió a muchos de sus contemporáneos, como si fuera el mismo Dios, incluido su maestro de niño. Cómo lo odiaría.)


dilluns, 19 de novembre del 2007

La americanización de la política.

Es el nombre que le dan los franceses, l'américanisation du politique, según la cual los países europeos imitamos las formas, modos, enfoques, discursos y puntos de vista de los estadounidenses en materia política. En efecto, basta con mirar a los congresos y las campañas electorales, a las que ya sólo faltan desfiles con majorettes, los debates centrados en las imágenes y no en los conceptos, en las personas y no en las ideas. En algunos casos también se da un seguidismo en los contenidos. Mayormente en España. Los conservadores han concluido su conferencia finisemanal de proclamación de su candidato a la presidencia del Gobierno, el devaluado señor Rajoy, y lo han hecho con lo que piensan que son sus mejores fuegos de artificio, lo que suena a música celestial a todos los oídos, esto es, una reducción fiscal que beneficiará, según sus cálculos, a siete millones de contribuyentes; siete millones de votos que piensan haberse metido en el bolsillo. El otro día oí a la señora Aguirre, presidenta de la CA de Madrid, explicar a un periodista su fe en la curva de Laffer.

Eso de reducir impuestos y, a pesar de ello, aumentar los ingresos públicos (que es el milagro de la curva de Laffer) ya fue bandera electoral de Reagan en los años ochenta del siglo pasado. La americanización de la política llega con veinticinco años de retraso, pero llega. Y con tiempo suficiente para evaluar resultados. La presidencia de Ronald Reagan dejó el mayor déficit de la historia de los Estados Unidos. Y la culpa no es de la curva de Laffer ya que ésta no dice que a menos impuestos más ingresos públicos a secas sino a menos impuestos más ingresos públicos, hasta cierto punto llamado de equilibro y que en la curva corresponde a una presión fiscal con tipos del cincuenta por ciento. Por debajo de eso los ingresos también disminuyen. Otra cosa es que no nos importe, como parece sucedía con el señor Reagan, porque tenemos otros mecanismos compensatorios, esto es, subir los impuestos indirectos o dejar de proveer servicios públicos. Los dos están basados en una ley psicológica que ya había descubierto Keynes según la cual la gente encaja peor un descenso en su salario nominal que en el real. Triquiñuelas electorales que en países como EEUU funcionan, pero no es claro que lo hagan en otras partes.

En esencia, el debate sobre la presión fiscal es un debate sobre el tipo de sociedad y aquí se contraponen dos modelos, el europeo (especialmente europeo del norte), basado en impuestos altos y tupida red de servicios públicos de calidad y el estadounidense (conjuntamente con el japonés), basado en impuestos bajos y malos o inexistentes servicios públicos. En España que salió del sistema franquista muy americano pues no había presión fiscal alguna y los servicios públicos eran una pena, los españoles tienen la democracia asociada a la creación de un impuesto universal sobre la renta. No es muy seguro que crean en las exenciones fiscales, pues siendo España un país con baja presión en relación a la media europea todos suponemos que la rebaja fiscal se traducirá en un mecanismo compensatorio de algún otro tipo tan oneroso como el anterior o más.

No obstante esas promesas electorales de amplio aliento suelen ser muy bien recibidas y levantar coros de admiración. Es posible, es posible que la derecha se ocupe de los menos acomodados. La necesidad de conseguir votos es perentoria y los votos están en donde están. Puestos a ofertar en almoneda, el PP promete guarderías universales de cero a tres años de edad sin explicar cómo van a financiarlas ni caer en la cuenta de que esa medida está ya parcialmente prevista en los presupuestos de este año, pues fue una de las transacciones entre Izquierda Unida y el PSOE. ¡Santa María, el PP ganando por la izquierda a IU, en donde anida el siempre peligroso Partido Comunista de España! Aquí hay algo raro, ¿no? Las derechas deben de ver las elecciones muy perdidas.

La Conferencia ha soslayado los asuntos con los que el PP ha saturado la paciencia de todo el mundo a lo largo de la legislatura, en especial el España se rompe y el queremos saber. Que válgame el señor. El señor Zaplana quedó a cargo de aliñar la faena de salir airoso del barrizal de tres años, cosa que hizo con una elegante verónica mirando al gobierno: sobre el "Prestige", el Yak 42, el Irak y el 20-m el que ha mentido ha sido el gobierno. El resto del personal, a ganar las elecciones.

El señor Rajoy se envolvió en la bandera de la gran nación-no-hay-más-que-una, que le priva mucho, probablemente por la razón que apunta el doctor Johnson. Pero en este territorio de la fiel infanteria, el Gobierno ha ganado de calle aireando la bandera en los exclaves en territorio del infiel. Con su primera visita en 2006 y la de los reyes ahora, el señor Zapatero se ha ganado el apelativo cariñoso de Zapa el Africano, cosa que no es mucho en comparación con la gesta de Perejil, pero más de lo que cabía esperar de un socialista que, al fin y al cabo, siempre será un izquierdista.

Al final de la conferencia del PP da la impresión de que las posibilidades del señor Rajoy son como las que eran al comienzo de ella, esto es, bajísimas. Habrá que esperar a los próximos barómetros del CIS para calibrar el impacto de esta pólvora de artificio de la rebaja fiscal sobre la intención de voto. A mi modesto entender el señor Rajoy entró perdedor de las elecciones en la conferencia de su partido y sale igual de perdedor. Y eso que han debido de narcotizar al señor Aznar que no ha aparecido.

Dos infancias.

Dos estupendos escritores, José Saramago y Juan José Millás, acaban de publicar sendos relatos de memorias sobre sus respectivas infancias. Son dos libros curiosos, en una línea fronteriza de géneros, medio memorias medio literatura o unas memorias concebidas como una obra de ficción. En las dos se descubren interesantes paralelismos y no menos interesantes discoincidencias, siendo uno de aquellos el hecho de tratarse de dos novelistas, premio Nobel uno y reciente premio Planeta el otro, dos fabuladores que relatan su infancia, los dos convencidos de que se trata de una época en la vida en la que es difícil reputar como propios los recuerdos pues muchas veces pueden ser inducidos por parientes, amigos o pura regurgitación posterior, de donde se sigue que no habrá gran preocupación por ceñirse a unos hechos que pueden ser ficticios y de los que no se sabe si dieron lugar a determinados comportamientos o se manifiestan porque estos se produjeron.

Describir qué sienta o piense un niño es tarea harto compleja incluso cuando ese niño fue el edulto que hoy lo recrea, entre otras cosas porque aquí es donde más evidente se hace esa realidad que Wordsworth supo condensar en el bello verso de que el niño es el padre del hombre. Siendo esto así, ese viaje al pasado en el que los dos escritores bucean a la búsqueda de su padre (y de su madre, tan importante como el otro o más), bien puede interpretarse como un intento de terminar con él, siguiendo la imaginación freudiana. Los dos quieren entender al padre, al niño que fueron, asimilarlo y, con ello, apropiárselo, matarlo, emerger ellos mismos por fin con la autonomía de los adultos que son. De ahí que los dos libros sean tan curiosos y al estar además magistralmente escritos, cada uno de ellos en su personalísimo estilo, inviten a una aventura exótica, de profunda liberación personal.

En el caso de Saramago, me parece, el asunto salta como hacia el final de la obra, cuando el autor hace confesión de una mala acción de niño que lo ha estado atormentando toda su vida, sin que nunca lo haya manifestado en público, una situación de agonía que recuerda aquel pasaje de Las confesiones de Rousseau en que éste reconoce y explicita por primera vez los terribles remordimientos de conciencia que siempre lo asaltaron, al permitir que se pusiera en la calle a una sirvienta acusada de haber cometido un hurto del que él era responsable. La mala acción en el caso de Saramago consiste en haberse aprovechado de una mazorca de maíz que en buena ley hubiera correspondido a su primo, José Dinis, muerto prematuramente. Puede parecer trivial pero el propio Saramago nos da hoy, con más de ochenta años la medida de lo importante que esa trivialidad ha sido en su existencia cuando dice medio en broma medio en serio: "...sospecho que en el día del juicio final, cuando se pongan en la balanza mis buenas y malas acciones, será el peso de aquella mazorca lo que me precipitará en el infierno...".

El libro de Millás, cuya portada no reproduzco porque, siguiendo maldita e inveterada costumbre, he perdido la sobrecubierta que es muy vistosa, y la cubierta en cartoné no tiene ningún atractivo, se llama El Mundo, es el premio Planeta de este año y, como el del premio Nobel, es una narración sobre la infancia del autor, una búsqueda de la edad de la inocencia que se da en un entorno muy distinto al de Saramago ya que, si bien los dos narran infancias de muchas privaciones y gran pobreza (los sabañones de que habla Millás equivalen a las cucarachas que corrían libremente por el cuerpo de Saramago cuando se tumbaba en el suelo a dormir), la del novelista valenciano es la de un niño urbano, que crece en el medio de una ciudad mientras que la del escritor portugués es la de un niño en un medio básicamente rural. Pero también aquí se da el punto del engarce con una espina de la infancia que ahora se saca, si bien es de condición distinta a la de Saramago. Aparece, además, oculta detrás de una primera relación mucho más vistosa a la que está consagrada buena parte de la obra, la que tiene con un compañero de juegos infantiles, llamado el vitaminas que lo influyó mucho, mucho más que sus numerosos hermanos de los que apenas si habla y que, como el primo de Saramago, también falleció prematuramente. Detrás de este personaje, crucial en las experiencias infantiles de Millás aparece su hermana, María José, a cuyas manos crueles sufriría un par de desengaños en temprana edad el autor ("tú no eres interesante (para mí)") y de la que sin embargo, toma cumplida venganza andando el tiempo, ya de mucho mayor, es decir, ahora, escribiendo el libro. Casi se diría que esa licencia (que sólo se permite el autor en un par de ocasiones) de contraponer el niño que fue al adulto que ahora es, tomándose como punto de referencia, se justifica por la necesidad de ajustar cuentas con María José, el único personaje al que sigue en su evolución hasta el día de hoy, del que traza un retrato destructivo, casi me atrevería a decir cruel. Dado que el libro es de memorias, no quiero ni pensar en cómo habrá de sentirse la dama en cuestión que se ve descrita y expuesta por tanto al escrutinio público a una luz muy poco favorecedora. Tiene que ser duro verte convertida en personaje de mala en una obra quizá inmortal.

Esa diferencia de ritmo en el tratamiento del tema, esto es, infancia narrada y juicio sobre el hombre que es el narrador ahora conduce a lo que entiendo que es la gran diferencia entre las memorias ordinarias y estas otras concentradas de modo casi exclusivo en la niñez. En las primeras, esas que escribe la gente con intención de abarcar desde sus primeros pasos al momento mismo en que sostiene la pluma o teclea en el ordenador, el relato se extiende ante nosotros como una alfombra o un continuum que tiene su propia cadencia y no necesita fragmentarse de vez en cuando para compararse con algún punto de referencia como sucede con los relatos que empiezan y acaban en la infancia y sólo son inteligibles si alguien los describe desde un punto de vista privilegiado: el de aquí ahora.

Los dos libros tienen un discurrir sobresaltado, sin estructurar, dado que su materia prima se presenta con contornos borrosos y quebrados, sin pauta ni unidad de medición, que viene siempre impuesta desde fuera, desde un mundo de los mayores en donde se toman las decisiones que afectan a los niños de entonces, al extremo de determinar cosas esenciales, como en dónde se duerme, cuándo y cómo se come, con quien se convive, etc. Estas decisiones generan efectos autónomos que quizá determinen el posterior desarrollo del niño pero que, a pie de obra, carecen de explicación, al haberse tomado en regiones que ese mismo niño no dominaba y, en consecuencia, tampoco puede hacerlo su hijo, el hombre que relata su infancia y que sólo puede suponer lo que pensaba su padre.

Teniendo en cuenta que ambos escritores manifiestan un escrupuloso apego a la verdad, se entiende por qué estos relatos parecen y son fábulas. Haya tranquilidad, que no he de decir que se requiera un escritor para relatar una infancia.

diumenge, 18 de novembre del 2007

Arauco tiene una pena...

El atorrante señor Chávez no ha dejado de hacer lo que mejor sabe: dar la brasa desde el día en que el Rey lo mandó callar porque no había quien lo aguantara. Ahora dice que no oyó ni vio al Borbón imponiéndole silencio, que si lo llega a ver u oír, iba él a decirle esto y lo otro y lo de más allá. Pues debe de haber sido el único habitante del planeta que no vio ni oyó nada. Claro que lo hizo pero, como buen matón, se achanta con quien le planta cara para ir luego por ahí galleando entre los incondicionales.

El merecido corte que le dieron y que tanto le escuece le ha servido como excusa para recitar la melopea habitual de los quinientos años, el expolio, el genocidio y la inhumana crueldad de la colonia. Una desmesura muy propia de este tipo de pintorescos políticos populistas. Porque es posible que la conquista y colonización españolas fueran lo que dice él, pero no cabe olvidar que se llama Chávez, casi como el presidente de la Junta de Andalucía y, en consecuencia, es descendiente de los conquistadores y/o colonos. Con mayor o menor mestizaje, pero descendiente de los que conquistaron, esquilmaron, degollaron y asesinaron. Una muestra más de ese absurdo intento de la izquierda latinoamericana de enarbolar la bandera indigenista, identificándose genéticamente con los aborígenes y tratando de hacer olvidar que ella misma es de ascendencia española.

Quienes así hablan son los que heredaron las colonias y las administraron durante doscientos años de independencia sin que la condición de los indígenes de verdad (no la suya, que suele ser próspera) haya mejorado en absoluto.Todo el cuento chino de "nosotros somos descendientes de Caupolicán" es una patraña destinada a seguir engañando a la indiada. Se argumenta que el hermanamiento con los masacrados autóctonos, la pretendida afinidad, son electivos, metafóricos, ideológicos y que no se trata de una descendencia de estirpe. Pero eso mismo pueden decir (y muchos lo hacen) los españoles residentes en España a quienes el señor Chávez pretende culpabilizar de la degollina.

También suele argumentarse que no se está culpabilizando a "los españoles" como agregado de individuos, sino a ese ente abstracto al que se llama España. De eso sé decirle al señor Chávez que casi la mitad de los españoles no pronuncia el nombre y a la otra mitad no se le cae de la boca, como al mismo señor Chávez. Pero mencionada o no mencionada, como sujeto moral, España no es responsable ni culpable de nada. Y en todo caso doscientos años de autogobierno son tiempo más que suficiente para que los criollos dejen de echar las culpas de su indescriptible incompetencia a los demás, ya sean los conquistadores españoles, los gringos imperialistas o las fuerzas del hado. La pena que tiene Arauco, la "injusticia de siglos" que cantaba Violeta Parra, prosigue hoy su andadura, de la mano de estos oportunistas que se visten las plumas del indigenismo para ocultar la secular alternancia en que se debate la región entre la corrupción y la demagogia.

Dice igualmente el señor Chávez que él no hizo nada y que espera una excusa. Que espere sentado. ¿Cómo que no hizo nada? No dejaba hablar a quien estaba en el uso de la palabra y trataba de imponerse sobre el conjunto de la audiencia para no permitir a nadie escuchar al señor Rodríguez Zapatero. Es el estilo de un gobernante que tiene un programa diario en la tele, llamado Aló Presidente por el que se despacha a su gusto todos los días y sin dejar hablar más que a quien él quiere; un telepredicador, vamos. Un telepredicador que puede permitirse cerrar el canal de la competencia para así aumentar su audiencia.

Una de las consecuencias más desagradables de esa farfolla chavista (y hay bastantes) es que, al atacar con tanta grosería al Rey, tras haber dado pruebas de su falta de educación en la cumbre, está consiguiendo que la figura de aquel se consolide, se afiance en España y tenga cada vez más adictos, que haya cada vez más monárquicos. El asunto no es una cuestión de legitimidad o no, como pretende el señor Chávez y quienes con él simpatizan en España, sino de meras buenas maneras; eso lo ve la gente que, ante los reiterados excesos verbales del mandatario venezolano, está cerrando filas en torno al Rey, lo que pone las cosas difíciles para los republicanos, que estamos esperando la ocasión propicia para deshacernos de él mediante un referéndum.

En su bronca con la corona, a Chávez se le han sumado los señores Lula (Brasil) y Castro (Cuba). Su sueño sería que se provocase un problema regional latinoamericano con España. Así se consuelan de ese inmenso complejo de inferioridad del que, como dice Kant de la inmadurez, sólo ellos son responsables.

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dissabte, 17 de novembre del 2007

Mío o de la muerte.

La politización de la función jurisdiccional que ha realizado el PP en esta legislatura ha llevado a situaciones inverosímiles que la ciudadanía contempla con verdadero pasmo. Empezó el asunto cuando un tribunal condenó por detención ilegal a unos policías que habían interrogado a dos presuntos energúmenos que habían intentado agredir al ministro Bono en el curso de una manifestación y eran mlitantes del PP. Aquí salieron a relucir el estalinismo, Beria, la Lubianka, Vichinsky y la GPU, y el PP se sintió sometido a una persecución no sólo ilegal sino directamente criminal. Una sentencia de una instancia superior anuló después esta condena surrealista.

Es el PP asimismo el que tiene bloqueada la renovación del Consejo General del Poder Judicial como todo el mundo sabe pues precisa de una mayoría cualificada del Congreso para darse que es imposible se produzca sin los votos del propio PP. Digo lo de "como todo el mundo sabe" porque, cuando preguntan a alguien del PP, lo habitual es que culpe al Gobierno y eche sobre los hombros de éste (si los gobiernos tienen hombros) la responsabilidad de la parálisis del órgano, generalmente a base de un mero juicio de intenciones.

Ese fenómeno de que se pueda decir lo contrario de lo que muestra la realidad, esa fabulosa capacidad de la derecha para invertir la carga de la prueba, esa indiferencia ante los menores requisitos de veracidad del discurso propio requieren al menos una reflexión paralela porque no es cosa habitual. No tienen otra explicación posible que la dirección del PP cree que la gente se traga lo primero que se le cuenta, que no compara ni analiza, que le basta con que le echen cada día su ración de bazofia doctrinal. De otro modo, ¿puede alguien explicar cómo va ayer el señor Zaplana a la Conferencia del PP que está celebrándose este finde y dice desde la tribuna que defiende la "dignidad de su partido" frente a las mentiras del Gobierno con el Yak-42, el Prestige, Irak y el 11-M.¿Mentiras? ¿Del Gobierno? ¿En el Yak-42, el Prestige, el Irak y el 11-M? Pero éste ¿de qué va? Quien así se expresa en público debe de creer que la gente sólo lo escucha a él, no tiene ojos en la cara y, por lo tanto, no lo vio a él mintiendo como un bellaco en todos y cada uno de los casos citados, en compañía de los señores Aznar, Rajoy, Acebes, Mayor Oreja, Astarloa, Ignacio del Burgo, Aguirre, etc. Porque está bien claro (y quien no lo vea así es una canalla traidor a la Patria, masón, terrorista, islamofascista y etarra) que los cadáveres del Yak-42 se identificaron correctamente, la decisión de alejar el Prestige de las costas fue la más atinada, la de ir a la la guerra en el Irak la más justa y oportuna y el 11-M lo perpetró un primo de Josu Ternera. Y menos viajar y más leer el Arriba, quiero decir El Mundo.

Por último está la complicada maniobra del PP para hacerse con el Tribunal Constitucional o, si no lo consigue, cargárselo, en función de la disyuntiva de la vieja copla, de mía o de la fría tumba. Una prueba más de que para los conservadores españoles la política es una mezcla de griterío en el Parlamento y triquiñuelas de leguleyo entre bambalinas en los procesos jurisdiccionales. Cualquiera que haya seguido los meandros que ha tenido la trifulca del Tribunal Constitucional la habrá visto como una manifestación de Diez negritos, aunque los magistrados sean doce. Empezó de nuevo el PP con una chapucera recusación del magistrado Pérez Tremps, con lo que los magistrados quedaron en once. Siguió el Gobierno recusando a dos de ellos por manifiesta falta de imparcialidad. Y los magistrados bajaron a nueve. Vino por fin la triple recusación del PP, también por falta de imparcialidad en virtud de una noticia que había publicado El Mundo. Y los magistrados quedaban reducidos a seis, la mitad de la composición ordinaria del Tribunal y éste carente de quórum e incapacitado para resolver el problema que se le planteaba. Se acabaron los negritos.

Dos de los magistrados conservadores, separándose de los intereses del PP, han dejado en claro que la base de la última recusación de éste es falsa, que la noticia de El Mundo es falsa lo que, a su vez, no es una noticia. No obstante lo cual o precisamente por ello, vaya Vd. a saber, el PP ha decidido mantener la recusación. ¿Qué estábamos diciendo?

(El grabado es de Albert Anders y representa la disolución de la Cámara de Dresde, luego de la revolución de 1848).

De si los gringos son estúpidos.

Mi amiga Pilar Ruiz-Va me envía este video que tiene bastante gracia. Trata de en donde creen los estadounidenses que está Irán o cuál es el país que prefieren invadir la próxima vez. Hay uno que se pronuncia por Italia. Tiene subtítulos en español.

Cae bien la gente diciendo unos disparates tan colosales con tal cara de felicidad. Y se admiten apuestas. Yo creo que unos realmente no tienen ni guarra pero que otros van de coña. Es imposible (supongo) que alguien mayor de edad en los EEUU crea que Fidel Castro es un cantante. Y que una señora con pinta de hija de la Revolución pintada por Grant Wood no sepa qué es el Reino Unido. Otras veces, las respuestas son lógicas desde el punto de vista del país. Efectivamente, Utah es un Estado que empieza por "U".

divendres, 16 de novembre del 2007

Abolir la pena de muerte.

La Tercera Comisión de las Naciones Unidas, de Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales, aprobó ayer por amplia mayoría de 99 países, con 52 en contra y 33 abstenciones un proyecto de resolución que pide establecer una moratoria en la aplicación de la pena de muerte en todo el mundo con vistas a su total supresión. Hay pocas dudas de que la resolución saldrá adelante en la sesión plenaria de la Asamblea General.

Como debe ser porque hay que acabar con esta lacra, esta vergüenza de la Humanidad.

La propuesta lleva las firmas de Albania, Angola, Brasil, Croacia, Gabón, Filipinas, México, Nueva Zelanda, Portugal (en representación de la UE) y Timor Oriental. Y ya se han levantado las habituales críticas y objeciones:

I.- Que la abolición es un intento de Occidente y más en concreto de la Unión Europea por imponer coactivamente a todo el mundo sus criterios en materia de derechos humanos. Ya se sabe, el famoso eurocentrismo con el que los europeos, que carecemos el menor respeto por la diversidad cultural, pretendemos obligar a todo el mundo a marcar el paso a nuestro antojo.

II.- Que la Unión Europea, ese club de viejas y ajadas metropolis, sigue sin entender que los felices tiempos del imperialismo pasaron hace ya muchos años. Que ya no está el horno para andar dando órdenes donde no se pinta nada.

III.- Que la pena de muerte, que no es cosa de derechos humanos, sino de derecho penal interno de los países, pertenece al ámbito de la soberanía de cada Estado y toda decisión al respecto de la Asamblea General será un acto de injerencia en los asuntos internos de los Estados Miembros.

El proyecto lo han apoyado países europeos y no europeos. Para seguir sosteniendo que se trata de un gesto eurocéntrico hay que decir que Filipinas, Gabón, Timor Oriental, etc toman sus decisiones al dictado de las viejas metropolis imperiales. Cosa tan sensata como sostener que quienes no votan como nosotros son unos vendidos, unos badulaques, están engañados y van en contra de sus intereses. Un tipo de reproche que no suele formularse a las claras, pero que está en la base de muchos análisis, en especial de la izquierda. Y que simplemente no es aceptable.

Las resoluciones de las Naciones Unidas no son vinculantes para los Estados Miembros con lo que es claro que ésta en concreto, además de no ser una prueba de podrido eurocentrismo, no es ni puede ser una imposición porque no tiene fuerza coactiva. La tiene, sí y mucha, moral. Y eso es lo que fastidia a críticos y objetores, esto es, que están obligados a salir en defensa de una práctica que nadie gusta de defender porque, a mi entender, es indefendible. Y no les gusta quedar como lo que son cuando se firman y llevan a cabo penas de muerte: como asesinos. Prefieren que no se hable de ello, que no se mencione, que se ignore. Por eso hay que hablar, debatir, someter el asunto a consideración pública.

Merece la pena ver el video que he colgado sobre la abolición. Está en inglés, pero es muy clarito. Se cuentan casos concretos de ejecuciones lastradas por algún horror, de esos que, cada uno de ellos por sí solo es un argumento definitivo contra esta odiosa práctica:

a) Error judicial. En Uganda, un hombre pasó diecinueve años en la cárcel condenado a muerte por un crimen que no había cometido. En China, se ejecutó a un hombre en 1995 por el asesinato de su esposa que apareció viva en 2005.

b) Crueldad de la pena. En Guatemala se ejecutó a un hombre mediante inyección letal. Tardó dieciocho minutos en morir, episodio emitido íntegro por la televisión. En Kuwait, un ejecutado en la horca tardó cinco horas en morir.

c) Falta de garantías procesales. En Arabia Saudí se ejecuta a inmigrantes africanos tras someterlos a procesos en una lengua que no entienden y, muchas veces, sin llegar a informarlos de que han sido condenados a muerte.

Eurocentrismo o no eurocentrismo, hay que acabar con un hábito tan inhumano. Algunos países que aplican la pena de muerte, como los EEUU, el Japón, etc, argumentan que dictan y ejecutan esta pena con todas las garantías procesales y pleno respeto a los derechos humanos. Respetan los derechos humanos pero atentan contra el fundamental, que es el derecho a la vida. Es curioso que los más acérrimos defensores de la pena de muerte suelan ser también los más acérrimos enemigos del aborto. Reconocen el derecho a la vida al feto y se lo niegan al adulto en pleno uso de sus facultades mentales. Esta contradicción muestra a las claras un núcleo de razonamiento viciado. Son igualmente los que se oponen denodadamente a cualquier forma de eutanasia.

Hay que abolir para siempre esta execrable costumbre.

La última bellota.

Mi hijo Andrés me envía este video que me parece estupendo y cuelgo aquí para general solaz. Scrat sabe muy bien lo que quiere y lo procura con denuedo pero al final puede con él su codicia. Triste y humano destino. Snifffs.

dijous, 15 de novembre del 2007

¿Por qué no se calla Vd., señor Chávez?

¿No se da cuenta de que está Vd. resultando cargante? ¿Qué pretende Vd.? ¿Entretener a su gente en el interior generando un conflicto en el exterior, como aquellos generales argentinos que provocaron una guerra con el Reino Unido para ver si conseguían que sus compatriotas dejaran de considerarlos insoportables? Dado que la opción armada queda aquí descartada, ¿hasta dónde quiere llevar sus provocaciones? ¿Va a residenciar a las empresas españolas, los bancos, que allí actúan? ¿Se toma Vd. por el país, igual que Franco sostenía que ofendía a España quien lo criticaba a él? ¿O sólo se lo hace? ¿Qué sentido tiene actuar a impulsos de la vanidad personal, jugando con el bienestar de la gente y la prosperidad de los países? ¿Qué excusas le debe el Rey? Excusas las debe Vd. por no dejar hablar a la gente. Y más que sigue debiendo por continuar emponzoñando las relaciones bilaterales y multilaterales pues, según leo, ha comenzado Vd. a amenazar a terceros países si no le complace la actitud que adopten frente a España. Eso es lo que se llama "doctrina Hallstein" pero en versión de risa.

¿Por qué no se calla de una vez y deja de agitar el patio con el sempiterno y confuso agravio de los quinientos años? ¿Que lo siguen a Vd. sus dos aliados, señores Ortega y Morales y cuentan con el apoyo lejano pero tonitronante del Comandante? Pues eso es lo más penoso de la izquierda latinoamericana, que reproduce el viejo discurso de la oligarquía criolla, con ignorancia de los últimos doscientos años (ciento nueve en el caso de Cuba) en los que las relaciones entre los dos lados del atlántico se han intensificado mucho. Primero fueron los españoles quienes emigraron a América y hace ya algunos años que son los americanos quienes emigran a España. Actualmente, casi el diez por ciento de la población española es de origen extranjero, unos cuatro millones de personas, de los que cerca de un millón y medio son sudamericanos. No venga a envenenar las relaciones, buen hombre. No chingue, hombre, no chingue. Y no amenace, caramba. Sosiéguese si su insufrible garrulería se lo permite. O sea, cállese.

Salud, don Gaspar.

Era de prever que el señor Llamazares se impusiera claramente a la candidata que la prensa llama "del sector crítico", esto es, básicamente la dirección del Partido Comunista, a la que repatea el médico asturiano. Durante unos días corrieron dos o tres especies alarmistas. La más inocente cuestionaba la validez del censo, elaborado sobre una militancia hinchada por exigencias congresuales. Es muy verosímil pero irrelevante ya que afecta por igual a ambos candidatos. La segunda especie era más corrosiva por cuanto sostenía que al tener la señora Sanz los apoyos del PCE, barrería en muchas más circunscripciones de las que se creía en un principio. No era cierto pero así se minaba la posición del señor Llamazares.

Ese sesenta y cinco por ciento del voto es un espaldarazo para la actual dirección de Izquierda Unida. Los sectores contrarios o "criticos", esos que elevan el tono de voz para ocultar la falta de voces, dirán que ha triunfado la blandenguería socialdemócrata, el entreguismo al segundo pedal de la bici capitalista, pues cuando pillan una idea no la sueltan así como así. El hecho es que, con el sesenta y cinco por ciento del voto para el señor Llamazares, los señores Alcaraz y Frutos podía ir presentando la dimisión.

La cuestión ahora se va a ventilar relativamente pronto pues consiste en averiguar cómo recibe el electorado el resultado de las primarias. IU está en uno de sus momentos parlamentarios más bajos. Por mal parada que salga en marzo 08 es difícil que empeore. Se da también la novedad del partido UPD. Izquierda Unida podía avisar de su disponibilidad para una alianza de gobierno con el PSOE. Eso que llaman los críticos "seguir perdiendo perfil". A lo mejor le da más votos; más que con el perfil de la famélica legión.

Vetusta Express.

Vaya con don Gonzalo Suárez, que ha vuelto a sorprender con su última peli, Oviedo Express, con la que, para no faltar a la costumbre, ha cosechado denuestos y aplausos casi a partes iguales. Es una virtud esta de no dejar indiferente a nadie. Sé poco del señor Suárez pero, por lo poco que sé, es hombre de mi predilección porque se me antoja una especie de maldito contemporáneo, ese tipo brillante de cuyo genio se hace lenguas todo el mundo pero a quien nadie quiere ver cerca de sí, no vaya a decir o hacer alguna inconveniencia.

Bueno, el caso es que, según parece, ha hecho una adaptación libre de un cuento de Stefan Zweig que se llama Angustia y es la historia de una adúltera a la que chantajean. Yo la llamaría mejor Miedo porque el título alemán es Angst. Por cierto, que ya se han hecho otras adaptaciones del cuento en cuestión, una de ellas, de Roberto Rosellini, llamada La paura, con la que entonces era su mujer, Ingrid Bergman. Pero no sólo es una adaptación libre del cuento de Zweig, sino una réplica de La Regenta por cuanto la historia tiene como eje una compañía de teatro que ensaya una versión teatral de la novela de Clarín que, precisamente, se estrenará en el Teatro Campoamor de Vetusta. La historia la cuenta un ángel y la mujer del alcalde, veinte años menor que él, se llama Emma. Con esos ingredientes, ¿qué se le puede pedir al señor Suárez? Pues que responda a la pregunta que el director de la obra en la peli se hace sobre si se puede llevar al teatro La Regenta. Y la respuesta es sí. Obsérvese que es exactamente la situación que aquí se comentaba con la versión cinematográfica de Tristram Shandy, donde la respuesta también es sí, todo depende de cómo se enfoque. Garantizado queda el logro si, en vez de contar la historia al estilo tradicional, se cuenta que se cuenta mientras se cuenta lo que sucede al contarlo. No es un trabalenguas, sino desconstrucción posmodernista.

Hay mucha gente que se enfada por lo que cree que es un vodevil. Y mucho más que debieran enfadarse porque, además de vodevil (y con gracia) es un tebeo, un comic en el que el desarrollo de la trama y las escenas se tratan como si fuera una especie de farsa. Sólo la escena en que la adúltera descubre en el armario a la amante de su amante es un toque de genialidad. Y con continuos guiños cinematográficos; el más obvio, el de los planos con la estatua de Woody Allen y con otros bastante claros: el ángel procede del cine de Frank Capra y la escena final remite directamente y prácticamente reproduce la de Sunset Boulevard. Los actores están bien, aunque son muy desiguales, los diálogos son muy ingeniosos y, para consuelo de los indignados por el vodevil, que echen cuenta del melodrama en el que no falta el recurso escénico por excelencia del teatro del siglo XIX, esto es, el pistoletazo en escena. En resumen, a mi modesto entender, una película inteligente, sutil, muy bien llevada, con oficio y agilidad y que se ríe de todo, incluso de sí misma. A lo mejor fastidia por eso.

dimecres, 14 de novembre del 2007

Fascistas.

Estoy desconcertado. Decía servidor hace un par de posts, en uno titulado Chévere, muchachos que

"Lo único, pero muy interesante, que he sacado en limpio del lamentable incidente en la cumbre hispanoamericana es que todo dios considera que llamar "fascista" a alguien es insultarlo."
Tal cual parece. No amaina la bronca montada con el "fascista" que el señor Chávez ha obsequiado al señor Aznar, quien se pasea ufano y mudo por América Latina. Y por si fuera poco creo haber visto que la señora San Sebastián ha demandado o va a demandar a alguien por llamarle "fascista". Pues no sé yo. Desde luego, con esta unanimidad, no cabe sino admitir que llamar "fascista" a alguien, como llamarle "nazi", es un insulto. Pero ¿lo es en sí mismo? Por lo que sabemos del sistema fascista italiano, si por fascista se entiende el partidario de ese sistema tal como se produjo, desde luego. Y eso mismo podrá decirse del régimen nazi, del soviético y de todos los comunistas. Pero lo habitual es soslayar la acusación asegurando que se es "fascista" o "nazi" o "comunista", sin estar de acuerdo con lo que los diversos sistemas perpetraron. Siendo esto así, entendiendo por "fascista" al que suscribe y defiende algún lindo programa de voluntariosa regeneración nacional (habituales entre fascistas) el término no connota insulto.

Sucede, por lo demás, que eso del insulto y la injuria es asunto sumamente oscuro pues tiene un elemento componente subjetivo fundamental. Para que haya un insulto tiene que haber un insultado. No es posible insultar al vacío. Un insultado que se sienta ultrajado, vejado, por alguna manifestación del insultador. En estos términos, ¿acaso no es cierto que habrá gente que se sienta insultada aunque el supuesto insultador se haya limitado a decir "Hola, buenos días"? Y al revés.

Toda la bronca viene porque esa especie de telepredicador que los venezolanos han elegido como presidente llamó "fascista" varias veces al señor Aznar en una intervención en la reciente cumbre hispanoamericana. Se cumplía así una vez más la famosa Ley de Godwin porque todo ha saltado por los aires. Al Rey, pobre, ahora que pierde un apoyo en la familia, le han sacado a Mitrofán, los conquistadores, el expolio, su origen romano, la muerte de su hermano, el nombramiento digital de Franco, lo que cobra, lo que gasta, lo que viste, los vicios de familia, sus andanzas y devaneos y lo que se tercie.

La acusación más frecuente que se le hace (al Rey) es que carece de legitimidad para mandar callar a un Jefe de Estado electo. Claro, esa legitimidad descansa en exclusiva y para este asunto concreto en la presidenta de la sesión, señora Bachelet, quien no la ejerció. En todo caso, se acusa al Rey de faltar a las formas. Pero ¿cuáles eran las formas del señor Chávez? Sigo pensando que lo que hizo el Rey estuvo muy bien. No hay quien soporte a los atorrantes que interrumpen a quien está en el uso de la palabra, negando a todos los demás el derecho a escucharlo y a no escucharlo a él y en eso no tiene nada que ver la legitimidad o no legitimidad. Insisto, yo hubiera hecho lo mismo. Lo que no sé es si me hubiera atrevido.

En cuanto a los fascistas, las cosas están claras. Llamar "fascista" a alguien no es insulto en sí mismo. La primera foto la he obtenido en un web que se llama Ilduce.net destinada a glorificar el recuerdo de Benito Mussolini y el fascismo, gente muy satisfecha de que se la considere fascista y a la que el término no resultará insultante en modo alguno sino encomiástico. La otra foto, la de policía, la he encontrado en la red, en la página web del profesor de Física Andreas Aste. Parece que Mussolini fue detenido por vagabundería en Basilea en 1903 y que esa es la foto de archivo de la policía de Berna.

La pregunta es si es insulto llamar a alguien seguidor del señor Mussolini con sus antecedentes policiales. Hitler los tuvo penales, bien es cierto que por preparar un golpe de Estado. ¿Queda la doctrina estigmatizada por el hecho de que su fundador haya pasado por los calabozos de la pasma por vago y quizá malhechor? En mi opinión, no, pero tampoco me parece asunto de interés.

En último término recurrir al latiguillo de "fascista" quizá sólo denote falta de vocabulario. Uno puede decir que el señor Aznar es arrogante, intemperante, autoritario, faltón, trivial y de escasas luces y no se le está insultando porque no se le llama "fascista". Claro que si no se le llama, ¿cómo saber que no se esté hablando del señor Chávez?

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