Acabo de recibir el último número de la revista trasversales, que también sale en la red, aunque sólo con algunos (pocos) artículos del número actual, pero con mucha y muy interesante información. Me gusta esta revista; me parece una de las mejores publicaciones periódicas culturales de la izquierda en España. Aunque confieso que preferiría la grafía "Transversales". Cuando leo "trasversales" pienso en que alguien está tras las versales que son un tipo de letra, concretamente la mayúscula. Claro que, si me hicieran caso, no serían "transversales".
Pues eso, la transversalidad es lo que caracteriza a esta izquierda de la revista que son más o menos los mismos que los de No nos resignamos, esto es gente de izquierda radical pero civilizada, que presta un apoyo crítico al Gobierno del PSOE en la muy razonable asunción (que sólo un orate puede rechazar si es de izquierda) de que más vale un Gobierno del PSOE que uno del PP. Es una izquierda que razona, que critica, que hace propuestas positivas, arrima el hombro donde puede, no se cree en posesión de la verdad revolucionaria, es tolerante y plural. Un mirlo blanco porque la izquierda radical que conozco es de un dogmatismo, sectarismo y, en consecuencia, solipsismo, que mueve a risa. Y es que es difícil tomarse en serio cosas como la "izquierda anticapitalista", o la "verdadera izquierda", de las que están expresamente excluidos el PP (desde luego), el PSOE (no menos desde luego) y buena parte de Izquierda Unida. La pregunta inmediata es: y ¿a quién habla esta verdadera, auténtica izquierda anticapitalista? Por lo que parece, a los abstencionistas. Y no lo digo a humo de pajas; es muy frecuente que esa izquierda celebre las altas abstenciones en las elecciones, dando a entender así, a lo barato, que los abstencionistas rechazan el "sistema" y a los que lo gestionan, que la votarían a ella, vamos. Lo que sucede es que no se presenta a las elecciones para no hacer el juego al "sistema". ¿Capito?
Este número trae un par de artículos valorando la actualidad en perspectiva de las próximas elecciones de Enrique del Olmo y José Manuel Roca que están muy bien. Hablando del juego sucio del PP durante la legislatura, Roca dice:
"¿Cuál es el programa de Rajoy? Aparte de inspirarse en un diccionario de insultos para obsequiar a Zapatero, poca cosa original se le conoce. Hasta ahora, hemos tenido la impresión de que las líneas maestras de la agenda política le han venido marcadas por la FAES y en asuntos de coyuntura por El Mundo, la COPE y Gara". Francamente bueno, José Manuel. Que cada palo aguante su vela.
Hago mío por entero un breve artículo de Luis M. Sáez sobre "la consulta de Ibarretxe", donde se dice lo siguiente:
"Esta consulta sólo puede causar frustración, ya que carece de futuro, y favorecerá a ETA que, sin necesitar pretexto para matar, no hace ascos a que se los regalen". Lo suscribo por entero.La revista tiene otras secciones. En una de "espacios", aquí dedicada a cuestiones de género, hay un artículo de Miquel Montserrat poniendo a caldo el machismo de Arturo Pérez Reverte. Tiene valor Monserrat viendo cómo las gasta Pérez Reverte.
La sección "Travesía" es de carácter más denso y teórico, de lo que se ve poco por ahí. Hay un par de reflexiones interesantes de Yves Sintomer y David Casacuberta sobre democracia participativa y educación para la ciudadanía. Y el plato fuerte es un ensayo de Nathalie Karagiannis, "La democracia como régimen trágico" de fascinante lectura. No puedo citar nada porque la autora lo prohíbe expresamente a no ser que se ponga uno en contacto con ella en el correo electrónico y, bueno, no es uno partidario de andar escribiendo a la genta cada dos por tres. Insisto en que el ensayo está muy bien. Tomando pie en Castoriadis, Karagiannis elabora la relación entre democracia y tragedia (Creonte anda siempre dando vueltas por aquí) y con un sentido "trágico" de esa relación (y una confianza implícita en la democracia que Dios le conserve) se enfrenta a Benjamin y Agambem, quizá uno de los más interesantes filósofos políticos del momento, uno de los que traen al mundo de Guantánamo la teoría foucaultiana de la "biopolítica". Cierto que merece la pena. A ver si la autora saca pronto la versión definitiva citable.
Podría hablar de más cosas meritorias de la revista, que está verdaderamente bien hecha, como poesía o un par de cosas de cine. Muy buena la noticia de Alfonso Goñi sobre Martin Sheen.