dijous, 16 d’abril del 2009

Una historia española.

Cogieron los sesenta y dos cadáveres de unas personas que posiblemente murieron por la incuria y la negligencia si no algo peor de las autoridades de que dependían para la seguridad de su vuelo y las metieron de cualquier forma en sesenta y dos ataúdes. Treinta de los cadáveres iban sin identificar. Pero el señor ministro de Defensa, el señor presidente del Gobierno, el señor rey del Reino no podían esperar. Habían organizado un solemne funeral de Estado en el que pensaban lucirse y convocado a los familiares, los deudos, amigos, la prensa. No iban a permitir que tan importante ceremonia se desluciera por una futesa de una identificación más o menos. Así que entregaron los féretros cerrados a los familiares y les ordenaron no abrirlos, no fuera a descubrirse el macabro pastel que aquellos granujas habían cocinado.

El funeral resultó de cine. Discursos emocionados, palabras sonoras y grandiosas, consuelo y solidaridad, dolor compartido, la Patria invocada, el valor de los muertos no hace falta decirlo, chorreo de medallas, toques fúnebres, emoción contenida, camaradería de la milicia, heroísmo, sacrificio. Todo de pacotilla, todo de mentira, todo una macabra burla que varios (¿cuántos?) de los allí compungidamente presentes sabían de sobra. El ministro, el presidente y el Rey quedaron como pinceles y pasaron a más importantes asuntos a que sus altas responsabilidades los llamaban.

Pero las familias no se resignaron y hace casi seis años iniciaron diversas acciones primero para saber de cierto la horrible verdad: que a treinta de ellas les habían entregado féretros con cuerpos de otros y, aun más siniestro, a algunas con trozos de varios cuerpos. Luego para exigir las correspondientes responsabilidades. Porque esta es la hora en que en esta canallada sin nombre nadie todavía ha admitido la menor responsabilidad penal ni política. Se enfrentaron entonces las familias a una actitud oficial de engaño, desprecio, ocultación o llano desplante. Nadie les dijo la verdad. Todos intentaron siempre encubrir el desaguisado. El señor ministro de defensa, Federico Trillo Figueroa, quien finalmente pidió disculpas a los familiares con la boca chica, no solamente tuvo gestos que no habría tenido un matón de taberna, como arrojar un euro a una periodista que le preguntó por el caso, sino que como hemos sabido ahora intentó anular el caso Yak moviendo todos los resortes del Estado que pudo, es decir, intentó, presuntamente, obstruir la acción de la justicia.

No sirvió de nada. Con una tenacidad ejemplar las familias se impusieron a la falta de colaboración y las actividades de desvío de las administraciones públicas y a una actitud reticente cuando no francamente hostil de unos tribunales de justicia que, en principio, hubieran debido ampararlas. La última muestra de esto se tiene en el hecho de que el juez que juzga el caso, señor Gómez Bermúdez, se había negado a escuchar las declaraciones de unos testigos turcos que han resultado decisivas para esclarecer responsabilidades y han sido las familias quienes han tenido que costear el desplazamiento de dichos testigos, los dos forenses turcos que han probado que los militares imputados en la causa probablemente han estado mintiendo para salvar sus pellejos. Ahora está claro y claro ante un reticente tribunal de justicia, ante el que, al parecer, los imputados han mentido cuanto han podido y han trasladado las presuntas mentiras del señor Ministro, que la historia es la narrada más arriba: los cadáveres llegaron a España sin identificar a sabiendas de los altos mandos militares que los repatriaron y que por tanto mintieron a las familias y, con las familias, al país entero, afirmando que estaban todos identificados. El funeral fue una farsa y una burla. Los militares, probablemente, serán condenados por los delitos que el fiscal les imputa. Hasta la fecha, el señor Trillo también ha sabido salvarse cucamente del proceso penal pero ya es inverosímil que él no supiera nada de este atropello y más que, en buena lógica, tendría asimismo que responder en un procedimiento penal. Igual que el señor Aznar de quien tampoco es razonable pensar que no supiera nada, aunque no me extrañe que ambos intenten salvarse dejando a sus subordinados en la estacada. Es su estilo.

Y eso en cuanto a lo penal. En cuanto a lo político es pasmoso que el citado señor Trillo tenga el rostro de seguir siendo diputado de la nación española de la que supuestamente se mofó con el asunto del Yak. Como pasmoso es que sus compañeros de partido lo amparen y que la portavoz parlamentaria de éste pueda decir que basta con aquella lejana (y sin duda falsa) petición de disculpas del señor Trillo por lo que, también pasmosamente, el señor Rajoy llamaba un error. De error nada, un presunto delito. Pero lo verdaderamente pasmoso es que los demás diputados de los otros grupos parlamentarios todavía no hayan declarado al señor Trillo persona non grata.

En fin, una historia española, una historia de españoles, gentes acostumbradas de siglos a que los poderosos los vilipendien y los maltraten. Pero esta vez, aunque sólo fuera por estar a la altura de estas dignísimas familias, los señores diputados de la izquierda podrían sacudirse su miedo servil, mostrar algo de coraje y tomar las medidas que el abominable proceder del señor Trillo merece.


La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons)

Con razón o sin ella.

Es mi tercer intento fallido de ir a ver la exposición de pintura veneciana del settecento que se exhibe en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La primera vez fallé porque fui el lunes, olvidando que casi todos los museos cierran los lunes. Mea culpa. La segunda porque al ir a mediodía, a las 14:15, que es la única hora en que puedo visitar exposiciones, resultó que ésta en concreto ya había cerrado para el almuerzo. Ayer, que fui a las 15:30 resultó que los responsables aún no habían vuelto de su almuerzo que, al parecer, se prolonga desde las 14:00 a las 17:00. Así, ¿cómo vamos a ser europeos? ¡Tres horas para papear! Tendré que ir un día de fiesta porque no me quedo sin verla aunque he de confesar que estos pintores venecianos, Canaletto o su sobrino Bellotto me van poco porque me parecen pintores de postales. Pero tienen su encanto.

El caso es que, por no dar el viaje por perdido, aproveché mi hora libre para visitar la exposición permanente de este notabilísimo museo, sito en el corazón de Madrid, a cien metros de la Puerta del Sol, en precioso edificio del siglo XVIII, en la calle de Alcalá y habitualmente vacío, incluso los días en que es gratis. Tiene una de las mejores colecciones de pintura española del XVI al XIX, así como escultura y buen fondo de medallas, porcelanas, etc. Pero, vamos, lo que me parece interesante es la pintura, cuyo plato fuerte son varios Goyas muy famosos: un retrato de Godoy, otro conocidísimo de María Dolores Fernández, La Tirana, cuya biografía escribió mi bisabuelo, otro ecuestre de Fernando VI, así como algunos muy famosos de la serie negra; tiene también notabilísimos Zurbaranes, Murillos, algún Greco, Carreño de Miranda, Madrazos, Juan de Juanes, etc, así como verdaderas curiosidades que siempre es un placer encontrar, como una primavera de Arcimboldo y, lo que poca gente sabe: el original de la muy original estatua del Ángel Caído cuya copia en bronce engalana la salida del paseo de coches del Retiro madrileño.

El caso es que la Academia alberga también el Museo de Calcografía Nacional y que en éste se encuentran expuestas las planchas originales en las que Goya compuso los desastres de la guerra, placas de cobre grabadas al aguafuerte. Se ven con dificultad porque la luz es tenue, para no dañar las planchas y porque el metal es oscuro. Pero lo que no se ve se recuerda y, además, claro, se recuerda con la imagen invertida. En todo caso, ¡qué imágenes las que nos ha dejado Goya! ¡Qué barbaridad! Hay recordar que, según deja constancia él mismo en sus leyendas, vio personalmente muchos de aquellos desastres por llamarlos de algún modo.

He seleccionado dos que me parecen especiales, aunque tendría que poner la serie entera, que no tiene desperdicio. El del comienzo, Con razón o sin ella resume en frase lapidaria la barbarie de toda acción colectiva agresiva, las de los ejércitos, las naciones, los grupos, los partidos, las pandillas. "Con razón o sin ella" deben defender los legionarios al camarada que se halle en apuros según rezan sus compromisos, redactados por Millán Astray que mi amigo Javier gusta repetir. Lo mismo en inglés, My country right or wrong. Con razón o sin ella. La acción política fanática, la nacionalista, por ejemplo, pero no la única, debe prescindir de todo juicio moral y/o racional ya que impone el deber de acción al miembro del grupo con indeferencia de su opinión personal. ¿Hay algo más inhumano? ¿Algo más bestia que actuar sin preguntarse si lo que se hace es justo o no? Pues ese es el fondo de todo patriotismo.

El otro grabado, también muy duro, Estragos de la guerra es estremecedor: hombres asesinados, mujeres violadas y también asesinadas. Recuerdan los grabados de Castelao durante la guerra civil o los de Eduardo Vicente, en la misma época. E igualmente son de indudable actualidad: son escenas que hemos visto en la antigua Yugoslavia y que, cambiando el color de la piel, vemos hoy en varios puntos del África. El genial clasicismo de Goya se debe a que los temas que trata son eternos. Y esto es algo notable: las brutalidades de la guerra no se ceban solamente en los hombres, sino que tienen un sesgo especial para las mujeres a través de la violación. La violación es un arma de guerra y es un arma de guerra transversal a la divisoria que se ventile en la contienda. No es infrecuente que los dos bandos violen igual que los dos degüellan y torturan porque la violación es una humillación infligida a la mujer y, a través de ella, también al hombre que es así doblemente vencido. De ahí que, al día de hoy, las violaciones en masa de las mujeres de enemigo suelan ser políticas deliberadas de guerra. Demuestra que hay cosas que son muy viejas. Otra de ellas: el concepto de guerra total como aquella en la que las acciones bélicas toman como objetivo a la población civil. Pues eso es lo que fueron las atrocidades de los franceses en la Guerra de la Independencia. Y hasta hoy. Me quedé si ver la pintura veneciana del settecento, pero vi lgo más impresionante.

dimecres, 15 d’abril del 2009

Consulta a la blogosfera.


¿Alguien sabe cómo subir una animación en página excel a blogger? Tengo una buenísima que me gustaría compartir pero no consigo averiguar cómo subirla y blogger no da ninguna pista. Si alguien cree que puede echar una mano y necesita la página, que me escriba a través de Contact y se la envío por correo. Cualquier consejo será bienvenido.

Salud a tod@s.



(La imagen es una foto de Smeerch, bajo licencia de Creative Commons).

Balance y perspectivas.

El señor Rodríguez Zapatero hizo ayer balance de su primer año de gobierno en su segunda legislatura ante los suyos y aprovechó también para desgranar sus intenciones inmediatas. Era un público entregado y todos, el presentador y el auditorio, acabaron encantados de sí mismos y optimistas frente al futuro. Estaría bueno.

A mi entender, el Gobierno perdió mucho tiempo negando la crisis y si bien es cierto que, cuando la admitió, reaccionó con relativa contundencia y rapidez, no está bien pasar por alto que aquellos meses de abril a octubre (más o menos) que se perdieron por la inepta obcecación en negar lo evidente no dan para muchos alardes. Igualmente es cierto que, una vez caídos del guindo, los gobernantes actuaron con rapidez y eficacia; pero también lo es que lo hacían sobre un terreno menos minado que en los demás países porque aquí la crisis no ha sido tanto financiera como industrial y laboral. Hasta la fecha no ha hecho falta intervenir más que una entidad de crédito relativamente modesta (y, probablemente, por razones que no tengan nada que ver con la crisis) y ningún banco ha sufrido los problemas que se han dado en otros lugares. En cambio, la destrucción de empresas y puestos de trabajo no admite parangón y, aunque las medidas del Gobierno han sido céleres, en particular ese Plan de Estímulo a la Economía y el Empleo dotado con 40.000 millones de euros, todavía no han dado resultados tangibles. Es de esperar que las nuevas ministras encargadas de la tarea tengan mayor éxito.

En el campo exterior, me parece, los gobernantes han cosechado merecidos éxitos por su tenacidad. La presencia del señor Rodríguez Zapatero en las tres cumbres de hace unos días y no como mera comparsa sino con peso en las decisiones ha significado mucho para el prestigio de España, en especial la recomposición de las relaciones con los EEUU al más alto nivel con el señor Obama quien, afortunadamente para el mundo, no tiene nada que ver con el sujeto sin categoría alguna que lo precedió en el mando.

Por último, el Gobierno se apunta como éxito el "mantenimiento y mejora de las políticas sociales". Mantenimiento es cierto y no es nada desdeñable con lo que está cayendo, pero lo de "mejora" no me lo parece tanto. A las pruebas me remito: la aplicación de la emblemática Ley de Dependencia ya ha pasado por tres departamentos ministeriales distintos y su grado de aplicación deja tanto que desear que muchos creen que sólo se aprobó cara a la galería pero que no se aplica y lo mismo sucede con otras políticas sociales.

En fin, si uno tiene que hacer un balance del balance del Gobierno uno lo califica de razonable y porque tiene uno cierta parcialidad que no va a ocultar a estas alturas. Por supuesto, la oposición dice que el balance es un desastre y de eso sabe mucho porque ella, la oposición, lleva cinco años instalada en otro mucho mayor al que ahora ha venido a añadirse una fabulosa saga de corrupción y mangancia que afecta ya a una retahíla de políticos del PP y parece que afectará a bastantes más sin que, de momento, se sepa a qué niveles y jerarquías llegará la riada del escándalo.

El señor Rodríguez Zapatero hizo resumen de perspectivas y sonó bastante bien. Claro que en esos trinos al futuro hace falta ser merluzo para deslizar una nota falsa, de forma que, en cosa de semanas, tendremos financiación autonómica, el plan de choque de infraestructuras en marcha, la TVE en regla y sin publicidad y una batería de leyes muy necesarias en el Congreso para que el señor Rajoy pueda decir eso tan ingenioso de que el Gobierno oculta su inacción en asuntos graves ocupándose de otros que "no interesan a nadie", como el aborto, la violencia de género, etc. Bueno, ya veremos cómo pinta todo a la vuelta del verano.

De momento este comentarista sólo quisiera señalar las anomalías de la ministra de Cultura, señora González Sinde, que no parece estar encontrando el tono adecuado a su alta responsabilidad. Fastidiado ministerio ese de Cultura que mucha gente no enteramente desinformada cree que debiera desaparecer; fastidiado porque tiene que tratar con personal de colmillo muy retorcido. Y no da la impresión de que esta señora sepa en dónde se ha metido. Imagino que medio país encontrará muy simpático que la ministra haya hecho hace poco o ahora o no sé cuando, pública profesión de su pasión por las corridas de toros. Para otro medio país, en el que Palinuro se encuentra tan a gusto, eso la descalifica como ministra y precisamente de cultura, igual que su afición a la caza, a mi entender, descalificaba al señor Bermejo como ministro... de Justicia. En un caso y en el otro no entiendo cómo se puede ser de izquierda y entretenerse en matar o ver cómo matan a animales indefensos y en el caso de los toros con tortura incluida para regodeo de muchedumbres cuyo silencio en expectación de alguna barbaridad a esta señora parece antojársele tan sublime como el cielo estrellado a Kant.

Pero hay más en el caso de la señora González Sinde: su respuesta a la oposición radical de los internautas ha sido bochornosa porque les ha perdonado la vida diciendo que no se preocupen, que internet seguirá siendo el medio principal de difusión de la cultura. ¡Cáspita! ¿Cree esta señora que podría impedirlo? Exactamente ¿quién cree que es? En fin, no hay que calentarse; tenga la señora cien días para mostrar de lo que es capaz pero, por favor, que mida sus palabras o se asesore de alguien que sepa de qué va esto.

(La imagen es una foto de El Enigma, bajo licencia de Creative Commons).

Bien por Evo Morales.

Habiendo conseguido su objetivo de que el Parlamento boliviano apruebe la ley reguladora de los próximos comicios generales en diciembre, el señor Evo Morales ha puesto fin a la huelga de hambre que inició con otros seguidores suyos el jueves pasado. La ley aprobada ha sido resultado de una transacción final en la que el oficialismo ha hecho algunas concesiones en cuanto a la cantidad de escaños reservados a los indígenas, el voto de los bolivianos residentes en el extranjero y la elaboración del padrón; pero ha salido adelante. Y lo ha hecho gracias a la actitud del primer mandatario cuyas formas y estilo rompen las convenciones de los sistemas políticos occidentales. Que el presidente de la República comprometa su salud y su vida con una medida de gobierno demuestra que tiene una alta idea moral de la política que lo engrandece a él y dignifica su acción. Compárese al señor Morales con el señor Fujimori y dígase qué lugar ocupa cada uno en la escala de valores que el mundo dice respetar.

Viendo las imágenes del señor Morales en huelga de hambre me vinieron a la memoria las del Mahatma Gandhi en igual tesitura en varias ocasiones y por motivos más o menos similares. Los dos, el Mahatma Gandhi y el indio Morales, son guías espirituales de sus pueblos y los dos merecen el reconocimiento de quienes creemos que la política es actividad al servicio de nobles ideales y del bien común.

(La imagen es una foto de Periódico La Democracia, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 14 d’abril del 2009

Mal empezamos.

Tengo la mejor opinión del señor Ramón Jáuregui. Me parece un hombre inteligente, moderado, honrado y un político clarividente. Estoy de acuerdo con Iñaki Gabilondo cuando dice que no se le ha aprovechado suficientemente. No sé hasta qué punto esta obvia falta de atención dolerá al señor Jáuregui aunque supongo que un hombre de experiencia como él sabrá que las organizaciones no siempre cooptan a los mejores. Muchas veces, el indiscutible reinado de los mediocres y los envidiosos consigue su objetivo de ningunear a la gente de valía, no permitir que sobresalga, hacerla de menos.

Sin embargo, no me parece bien que vaya el número dos en la lista del PSOE al Parlamento Europeo. Es más, me parece mal, rematadamente mal. ¿Para qué diantres estamos legislando sobre paridad? Todos los estudios (y son muchos) hechos hasta la fecha muestran que uno de los mecanismos a que recurre el machismo residual en nuestras organizaciones es a reflejar la paridad en las listas poniendo a las mujeres en la zona inferior. Por eso, el remedio a este atropello es que las listas sean de cremallera. Todas. Siempre. El número dos en una lista electoral encabezada por un hombre tiene que ser una mujer. Y estoy seguro de que al señor Jáuregui, a quien han tenido que sorprender en su buena fe, tanto le da ir de número tres.

Lo contrario es un fraude. Y no solamente un fraude: es una solemne majadería que sólo puede habérsele ocurrido a un majadero porque por ahí se empieza a perder las elecciones. Y lo digo en serio: si la lista no es de cremallera, con mi voto que no cuente.

Que ya está bien.

(La imagen es una foto de Pablo G. Pando, bajo licencia de Creative Commons).

Se ha hecho justicia.

¿Recuerdan que este señor Fujimori fue presidente democráticamente electo del Perú? ¿Se acuerdan de que gobernó de 1990 a 2000 como presidente legal? ¿Se acuerdan de que reformó la Constitución para eliminar la prohibición de un tercer mandato y se salió con la suya, ganando una tercera elección? ¿Se acuerdan de con qué discurso ganó las elecciones? ¿Se acuerdan de lo que decían entonces los medios? Fujimori era el "técnico apolítico", el ciudadano de la calle, el hombre del pueblo, sin partido; Fujimori iba a sacar al Perú de la corrupción de la clase política, iba a regenerar la vida pública, eliminando a los políticos (todos iguales, todos ladrones, etc) y acabando con el clientelismo, el caciquismo y, por supuesto, las amenazas terroristas. En su primera elección ganó de calle a un hombre honrado, aunque quizá no muy experimentado, como el señor Vargas Llosa.

En resumen, Fujimori era el político "antipolítico". Un corrupto, ladrón, asesino, torturador, criminal, condenado como tal en un tribunal de justicia de su país.

Los políticos profesionales son muchas cosas, desde luego, y hay que vigilarlos. Pero son una garantía frente a estos canallas que embaucan a la gente con la demagogia antipolítica.

La izquierda atribulada.

Este libro (Almudena Grandes y Gaspar Llamazares, Al rojo vivo. Un diálogo sobre la izquierda de hoy., Madrid, Antonio Machado, 2008, 210 págs) es, cosa rara, lo que su subtítulo indica, un diálogo sobre (parte de) la izquierda de hoy y pongo el paréntesis porque, aunque los autores sean personas razonables, abiertas y tolerantes, también son de los que creen que no hay más izquierda que la que ellos representen; los demás, aunque digan ser de izquierda, no lo son. El diálogo, por otro lado, según propia confesión de los autores, no se reproduce diacrónicamente sino que se ha troceado y reagrupado por temas probablemente para hacer más legible el texto y porque, siendo un intercambio muy vivo y espontáneo, hubo saltos, reiteraciones, etc, que aconsejaron proceder editorialmente como lo han hecho. Y por la misma razón, esta reseña reagrupará los temas para reflejar el interesante contenido del libro según un relato que me propongo trazar aquí.

Vaya por delante que la obra me parece nuy oportuna y útil, llena de enseñanzas y que tengo el máximo aprecio por los dos dialogantes. Ella me parece una gran novelista y él un gran político. Y lo que dicen suscita abundante reflexión. Creo, además, que ambos son de izquierda -como se encargan los dos de recordar al comenzar su encuentro- y precisamente por eso espero entiendan que esta crítica está hecha con el mismo espíritu constructivo con el que ellos dialogan, como aportación modesta a ese torrente de perpetua indagación insatisfecha, ese permanente interrogarse sobre sí misma que es y será siempre la izquierda.

La primera pregunta a la que, de modo implícito, parecen querer responder los dos autores cada uno por su cuenta es a la de qué sea la izquierda hoy y, si repasan sus respuestas, estarán de acuerdo en que bien poca cosa. Para Gaspar LLamazares parece consistir en "recuperar el ideario básico republicano y de izquierdas" (p. 29) y la defensa del Estado del bienestar y los servicios públicos (p. 36). En esto coincide con Almudena Grandes para quien, como ya no puede hacerse ninguna revolución, "la defensa de los espacios públicos debiera ser el espacio natural de la izquierda" (p. 37). Se añade alguna diatriba acerca de que la izquierda no tiene medios de comunicación (pp. 53, 57) y a que hoy día, los ciudadanos, según dice Llamazares, son tratados más como clientes que como ciudadanos (p. 61) y poco más en el terreno teórico. En el terreno práctico, Llamazares insiste bastante en la necesidad de reformar la muy injusta ley electoral (pp. 105 y ss.) que él y su formación han tenido que sufrir en las pasadas elecciones generales del 1º de marzo. Puedo estar de acuerdo con Grandes cuando señala que "en este país habría futuro para un partido como Izquierda Unida, un partido que se cuestionara sensatamente lo que decíamos al principio, o sea, en qué sociedad vivimos, cuál es la sociedad en que queremos vivir, qué significa la izquierda en una sociedad como ésta..., etc" (p. 95); puedo estar de acuerdo, digo, en abstracto porque en concreto y a la vista de lo que ella misma aporta en esa "primera parte", verá que no es tan fácil eso de "cuál es la sociedad en que queremos vivir", que un programa no se improvisa y que la carencia -rayana en el secarral propositivo- de la izquierda es precisamente ese de las propuestas programáticas. Porque ambos, espero, coincidirán en que la respuesta no puede ser el sorprendente oxímoron con que Llamazares despacha la cuestión, diciendo que reivindica una "IU utópica pero con los pies en el suelo, una utopía constructiva" (p. 143) pues, en la medida en que esto quiera decir algo, chocará de frente con uno de los postulados esenciales de la tradición teórica de la que dice proceder: la sustitución del socialismo utópico por el socialismo científico. A más interés, vista esta curiosa reivindicación de la utopía, el típico dictamen comunista con el que el mismo Llamazares descalifica al PSOE y los demás partidos socialistas porque, dice: "ha renunciado a transformar el capitalismo en socialismo e incluso rechaza cualquier intervención en el libre mercado de las empresas y las finanzas" (p. 131) no es de fácil intelección. Lo segundo, lo de la intervención, no es cierto y a la vista está hoy mismo; en cuanto a lo primero, ¿puede extrañar que alguien se resista a transformar el capitalismo en una utopía?

Permítaseme una breve reflexión sobre las propuestas del párrafo anterior. Que el representante de la izquierda comunista (y postcomunista) prácticamente agote su pretensión en el horizonte republicano casa mal con la tradición de la izquierda en nombre de la que habla. Palinuro es conocida y rabiosamente republicano y agradece toda ayuda en pro de nuestra preterida República, el único momento de libertad y dignidad que ha conocido nuestro país en toda su historia, incluidos los que vivimos que no son del todo malos (peor hemos estado) pero no son de plena libertad democrática. Ya sé -y en el libro se recuerda varias veces y sobre ello se hablará de nuevo en esta reseña- que el PCE ha blasonado siempre de su defensa de la IIª República y hasta cierto punto es verdad. Pero sólo hasta cierto punto. La República se proclamó un 14 de abril de 1931 con un minúsculo PCE sosteniendo entonces que había que luchar contra ella en pro de la revolución bolchevique etc, etc. Sólo después, con motivo del giro de la IIIª Internacional y la política de los Frentes Populares, el PCE admitió alianzas tácticas con otras fuerzas hasta entonces "socialfascistas", "burguesas", etc. Y, luego, con la guerra, Stalin el primero y los comunistas españoles detrás, creyeron que había que defender la República y ganar la guerra al fascismo (frente a los delirios revolucionarios de anarquistas, socialistas de izquierda y trostkistas) pero sólo como una etapa en el camino. El PCE jamás fue republicano, sino que siempre ha querido instrumentalizar la República para una finalidad "más alta", "socialista". Y éste ha sido uno de sus vicios fundamentales (si no el fundamental) que explica su decadencia y práctica desaparición tanto en España como en los demás países europeos. Lo mismo sucede con la defensa del Estado del bienestar. Palinuro es uno de sus más aguerridos defensores. Por eso no puede olvidar cómo en los años sesenta y setenta, los comunistas se contaban entre los principales enemigos del Estado del bienestar (junto a los neoliberales, aunque con argumentos distintos) por cuanto sostenían que era una argucia de la burguesía y sus criados socialdemócratas para comprar a la clase obrera con unas migajas y limarle las uñas revolucionarias, aguzadas, en cambio con el inmarcesible ejemplo de los países del "socialismo real", benditos sean los dioses. Muy celebradas eran entonces las gracias de los más conocidos economistas marxistas, como Paul Sweezy que sostenían que el Welfare State (Estado del bienestar) era en realidad un Warfare State (Estado bélico). Así que es bueno dar la bienvenida a la izquierda comunista y postcomunista en la defensa del bienestar pero no estará mal que afine sus juicios sobre quién defiende qué y cómo. Es cierto que, en los últimos tiempos, los partidos socialistas, contagiados del discurso neoliberal y necesitados de ganar elecciones (ahora hablaremos de eso) han aplicado políticas económicas contrarias a la tradición del Estado del bienestar y que eso debe criticarse y corregirse, pero quede claro que, si no hubiera sido por los partidos socialdemócratas, el señor Llamazares no tendría Estado del bienestar que defender frente a los socialdemócratas.

En el terreno práctico de la ley electoral, Llamazares tiene toda la razón a mi juicio. Esa ley es un golazo que las derechas metieron a las izquierdas en los enguajes de la elaboración de la Constitución. Está pensada para yugular la representación de izquierda de ámbito estatal y beneficiar a la derecha. Lo que sucede es que como el PSOE también se beneficia (aunque mucho menos que el PP) no se le ve muy dispuesto a hacer lo único que una actitud de izquierda puede pedir: la reforma de la ley electoral y la substitución por otro sistema electoral realmente proporcional.

Me temo, sin embargo, que el problema de la escasa relevancia parlamentaria de los comunistas y postcomunistas no radique sólo en la mecánica electoral. Una ojeada a otros países occidentales con muy distintos sistemas electorales pone de relieve que los comunistas son una fuerza menguante, cuando no extinguida. Insisto, el problema es otro: es el de la necesidad de articular propuestas que ganen mayorías en elecciones democráticas libres. Si han de ganar mayorías, esas propuestas rara vez podrán ser radicales porque las mayorías son, por lo general, centristas y centristas en proporción de cuatro a uno. Ocurre como con lo que decía arriba de la República. La historia del comunismo y la democracia es bien conocida. Marx los identificaba y creía que el proletariado podría llegar al poder con un programa revolucionario en aplicación del sufragio universal. Marx era un demócrata, aunque a veces tuviera tentaciones antidemocráticas. Pero su seguidor Lenin, padre indiscutible de los comunistas (muchos de los cuales siguen teniéndolo como ejemplo), no lo era en absoluto. Tras el golpe de mano de octubre de 1917, Lenin permitió que siguieran adelante las elecciones legislativas a la Duma que ya estaban convocadas y como los bolcheviques no las ganaron (obtuvieron el veinticinco por ciento de los votos) cerró la Duma y nunca más volvió a haber elecciones libres en Rusia hasta la caída del comunismo. Al contrario, elaboró una teoría antidemocrática que compraron y todavía hoy repiten muchos comunistas en el mundo entero, incluida España, según la cual la democracia "burguesa" no es una "verdadera" democracia, sino una dictadura, mientras que la dictadura del proletariado era la "verdadera" democracia. Esto suena a doblehabla orwelliana pero ha sido consumo teórico comunista hasta hoy. Esta actitud acerca de la democracia, que ya enfrentó a Lenin con Rosa Luxemburg para quien el socialismo sin democracia no era socialismo, es lo que también enfrentó a la socialdemocracia con los seguidores de Lenin en el mundo entero en los años veinte del siglo pasado y de esa polémica nacieron los partidos comunistas. Y qué le vamos a hacer pero algo de eso sigue sonando en la idea de Almudena Grandes cuando propone que distingamos entre "democracia numérica y republicana" (p. 45). La democracia es la democracia a secas y se mide en cantidad de votos y todo lo demás (que si democracia orgánica, popular, bolivariana, numérica, republicana) huele a chamusquina a una legua. Esto de hablar de democracia burguesa o formal y negarle el marchamo de "verdadera" democracia funcionó durante el estalinismo en que los partidos comunistas prosperaron, pero ya después de la segunda guerra mundial empezó a verse que, con ese discurso, los partidos comunistas no ganaban ni ganarían elecciones. Es díficil que un partido cuyo fin es abolir la democracia formal gane unas elecciones en esa democracia formal (de hecho, sólo conozco dos casos en el siglo pasado: los nazis alemanes en 1933 y los comunistas checos en 1948; lo de Allende fue distinto porque no era un partido, sino un movimiento y no pretendía abolir la democracia formal) porque la gente no es tonta. Los comunistas acabaron dándose cuenta de ello y pasaron a formular una creencia en la democracia no como un medio o instrumento sino como un fin en sí mismo y a eso lo llamaron Eurocomunismo. Con el Eurocomunismo, entiendo, los comunistas venían a dar la razón a Rosa Luxemburg frente a Lenin cincuenta años después pero sin reconocerlo y sin separarse de Lenin, lo que hacía su movimiento sospechoso. Y, por si fuera poco, la propuesta tampoco saldría porque ese territorio de "socialismo más democracia" ya estaba ocupado por los odiados socialdemócratas que se obstinaban en no desaparecer. Con el hundimiento de la URSS (del que los comunistas todavía no han dado explicación convincente alguna) también se hundió ese bienintencionado giro eurocomunista de Carrillo, Berlinguer y Marchais.

Actualmente no hay duda de que los comunistas y postcomunistas, habiendo aprendido la dura lección de la historia, son genuinos demócratas "burgueses", dispuestos a jugar limpio el juego electoral y parlamentario. Pero se encuentran con esa maldición, señalada más arriba: los programas radicales no suelen tener apoyo mayoritario y generalmente sólo lo tienen testimonial. Pero con un apoyo testimonial, sin poder formar gobierno ni tener representación parlamentaria tangible es ridículo llamarse "izquierda transformadora". Nuestras sociedades sólo se transforman por la acción del Gobierno basada en la ley y si no formas parte del Gobierno ni eres relevante en el proceso legislativo, ¿de qué hablas cuando hablas de transformar? Por esa amarga experiencia han pasado todos los partidos socialdemócratas, que han tenido que moderar y edulcorar sus programas para ganar elecciones y poder gobernar. Porque, si no lo hacen, gobierna la derecha y, aunque la izquierda comunista, reducida a rezongar por los rincones, diga lo contrario, hay diferencia -y mucha- entre los gobiernos socialdemócratas y los de derechas. Como hay diferencia -y mucha, muchísima- entre el señor Obama y el señor Bush y sería ya hora de que los que han estado diciendo que son lo mismo lo repitieran en público.

En democracia sólo se gobierna ganando elecciones y, para ganar elecciones, además de una ley electoral aceptable, hay que tener un programa que la mayoría vote. Lo que no sea eso será muy parecido a mirarse el ombligo, actividad en la que me da la impresión de que IU carece de competidores.

Debo repetir aquí que los dos autores de este libro me parecen personas honradas e inteligentes y que he leído la obra con verdadero interés, pues si no lo tuviera, no me molestaría en hacer una reseña tan pormenorizada. Creo que los dos son sinceros y están genuinamente preocupados por la suerte de la (parte de la) izquierda que representan y creo asimismo que esa actitud es muy respetable y la mejor forma de manifestar ese respeto es discutir con ellos con su mismo espíritu abierto y sin dogmas. Porque, con todo, los dos me parecen también presos de sus arquetipos. Creen ser críticos y libres pero viven dentro de un mundo cerrado, sin tomar distancias, autorreferencial, contradictorio y repleto de disonancias cognitivas. Su diálogo me recuerda el de Vladimir y Estragón, pero Godot sigue sin aparecer. Almudena Grandes dice en un par de ocasiones que sólo habla en nombre propio, que no representa a nadie, pero tiene un punto de vista ortodoxo y vive en un mundo de socialización comunista acrítica que asoma la oreja casi de modo continuo. Los dos parten de una visión del pasado del PCE idealizada que no se compadece del todo con la realidad (pp. 67-77). Grandes confiesa una afinidad sentimental poderosa con el PCE al que dice haber estudiado mucho y al que está muy "vinculada emocional, afectiva, política y todos los mentes que quieras" (p. 93). Tiene una visión idealizada, ditirámbica, absolutamente irreal del PCE que parece nacida de aquella Breve historia del PCE, bochornoso manualito ensalzando desvergonzadamente un PCE ficticio, al estilo de las correspondientes historias de los PCs del mundo, copiadas servilmente de la Historia del PCUS(b) de los tiempos de Stalin, un conjunto de mentiras. En el extremo de su pasión por ese PCE (que no dudo sea sincera y muy digna de encomio) Grandes asegura que el PCE "no fue un partido que tuviera nada que ver con las purgas de Stalin ni con el socialismo real" (p. 143). La evidente falta de conexión entre esta peregrina afirmación y la historial real más patente demuestra a contrario que la señora Grandes habla en serio. Muy en serio. Habrá estudiado mucho, pero no sabe lo que dice. EL PCE estuvo siempre absoluta, completa, total y todos los mentes que se quiera sometido a la voluntad omnímoda de Stalin desde los primeros años treinta hasta la muerte del Mariscal en 1953. Sólo un par de datos con nombres propios: ¿sabe Almudena Grandes quién mató a Andreu Nin tras torturarlo salvajemente, dicen que despellejándolo; por orden de quién, en casa de quién y con la colaboración de quién? ¿Sabe Almudena Grandes qué función cumplía en el Buró Político del PCE Francisco Antón, el amante de Dolores Ibarruri y qué pasó con él cuando ella decidió vengarse de él? ¿Sabe Grandes cómo y por qué y a mano de quién murió Gabriel León Trilla, uno de los fundadores de ese PCE legendario que ella idolatra? ¿Cree en serio Grandes que un partido cuya Secretaria General, Pasionaria, residía en Moscú en los años cuarenta no tuvo nada que ver con las purgas de Stalin? No creo exagerar si digo que entre 1939 y 1964 (sí, sí, 1964, fecha de la expulsión de Semprún y Claudín) el PCE fue, entre otras cosas, una máquina de depuraciones. y, hasta 1953 siguiendo consignas estalinistas. Esto es algo así como cuando Llamazares habla de la "tradición unitaria de los momentos más luminosos del PCE" (p. 71) que no sé de dónde se lo ha sacado: el PCE, como casi todos los partidos comunistas del mundo, surgió de una escisión y su historia no ha sido otra cosa que una sucesión ininterrumpida de escisiones, exclusiones, purgas, separaciones y expulsiones hasta el día de hoy mismo y, si no, que se los digan al propio señor Llamazares.

Con lo anterior no pretendo demonizar en absoluto al PCE ni a ningún otro partido comunista sino invitar a los autores del libro a que maticen sus juicios y muestren menos credulidad. La historia del PCE y de todos los PCs es, como todas las historias, un relato con luces y sombras. En los partidos comunistas ha habido héroes y canallas, grandes heroicidades y tremendas traiciones. El Partido Comunista Francés, por ejemplo, al amparo del Pacto Germano-Soviético (cuyo enjuiciamiento moral es muy contradictorio) llegó a pedir su legalización a las autoridades títeres de Vichy en el colmo del colaboracionismo y la estupidez más pronunciados. Cuando Alemania rompió el pacto e invadió la URSS, ese mismo partido pasó a la resistencia del maquis y su sacrificio fue tal que al final de la guerra se había ganado el sobrenombre de parti des fusillés. Y de estos casos de blanco y negro se pueden poner muchos y me extraña que no lo tenga en cuenta la señora Grandes, capaz de escribir algo tan inteligente como: "no hay nada que me dé más miedo en este mundo que la palabra pureza, ¡porque es tan inhumana!" (p. 143). Pues eso.

Los dos autores están descontentos con la situación actual de la izquierda en cuyo nombre hablan, pero no estoy muy seguro de que acierten al diagnosticar los males de que se quejan. Sostiene Almudena Grandes en sentido admirativo que IU es una rareza "una perla negra en el mundo de la politología mundial" (sic., p. 88). No tanto. Parece una típica "organización de masas" de acuerdo con el más estricto criterio leninista que ahora, además de pretender los objetivos de penetración comunista en ámbitos sociales con menor conciencia de clase, tiene la funcionalidad de servir como camouflage para unas siglas, PCE, y un símbolo, la hoz y el martillo, que no pasan por sus momentos más brillantes. Al final del diálogo y en un apartado con el título de Con voz propia, que trae unos interesantes artículos de ambos, Grandes afirma que el proyecto de IU está acabado, que "ha dejado de tener sentido" (p. 155) y que ahora necesitamos un "partido nuevo". No sé qué pueda entender la autora por esto, cuenta habida que tiene a IU por un partido pero, sea lo que sea, deberá reconocer que, siempre en la estela del hombre que más ha sabido nunca de partidos, Lenin, un partido es un instrumento para llevar adelante un programa y un programa es un discurso, un relato y ¿en dónde está el relato que ponga en pie un nuevo partido en lugar del PCE y/o IU? Dice la señora Grandes que "fundar un partido nuevo da vértigo, lo sé" (p. 159). Es posible, pero ahí tiene a la señora Rosa Díez con un nuevo partido flamante y no parece que le haya afectado gran cosa. Ya sé que es un partido con el que la señora Grandes, supongo, no coincidirá y yo tampoco; pero el hecho es que ahí está porque tiene un discurso detrás.

Parecidas contradicciones muestra el señor Llamazares que, en un alarde de sincretismo imposible aspira a una IU que sea plural y unitaria porque si por un lado aplaude el pluralismo de IU y se queja de que hoy se ha perdido pluralismo (p. 89), por otro se lamenta de que la coalición proyecta una imagen de cacofonía, de peleas internas, de Babel (p. 91) que es justo lo que trae el pluralismo. Imagino que el señor Llamazares dirá que él propugna un pluralismo ordenado, sosegado, dialogante pero me temo que eso solo sucede en los partidos cuando ganan las elecciones y tienen de dónde tirar y qué repartir, mientras que al perro flaco todo se le vuelven pulgas.

Y si, encima, su amo no lo saca de paseo porque está muy ocupado discutiendo con los camaradas, la cosa se pone brava.

dilluns, 13 d’abril del 2009

Las europarlamentarias.

Ya están aquí las elecciones al Parlamento europeo y, según vaticina el Publiscopio de Público El PP parte con ventaja y el PSOE va por detrás, echando el bofe, a más de 4,5 puntos de distancia y al candidato socialista, Juan Fernando López Aguilar, no lo conoce ni dios. Con decir que la gente recuerda más al señor Mayor Oreja, que es el candidato de la contraparte, está todo dicho.

Los especialistas clasifican las elecciones europeas como "de segundo orden" porque en ellas no se debaten asuntos verdaderamente europeos sino cuestiones domésticas de cada país , la participación es muy baja y la gente se las toma como un voto de castigo al Gobierno. Pero precisamente por ello, fungen como un anticipo de las generales subsiguientes. Aquí quedan tres años hasta las próximas legislativas pero en el PP ya andan diciendo que, si el PSOE pierde por mucho en las europeas, habría que disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas. Siempre que el PP pierde unas elecciones, al día siguiente está pidiendo que las haya anticipadas. Ahora también, pues no soportan estar en la oposición.

Ambos grupos pierden diputados porque la cantidad adjudicada a España pasa de cincuenta y cuatro a cincuenta y la encuesta citada atribuye tres pérdidas al PSOE y una al PP. Es opinión general que esos 4,5 puntos que lleva de desventaja el PSOE miden el voto del castigo al Gobierno por la crisis. El señor López Aguilar tiene unos dos meses para hacerse más conocido que el señor Mayor Oreja, cosa que no parece difícil, y dar la vuelta a los sondeos. Facha, tiene; telegénico es un montón y encima cultiva el estilo Obama, en mangas de camisa, sin corbata. En cambio, su adversario va vestido de señor mayor. En imagen, la campaña está ganada. Incluso aunque el señor Mayor se haga acompañar por el señor Rajoy, no dejaran de ser un par de señores mayores con barba gris, uno de ellos franquista, para más señas, mientras que si a López Aguilar lo apoya Rodríguez Zapatero, será una pareja más joven, algo más de este tiempo.

En efecto, la campaña está ganada para el PSOE en imagen que ya se sabe que vale por mil palabras. Ahora se trata precisamente de eso, de palabras., cosa nada fácil, vive el cielo, porque no basta con el careto: hace falta tener ingenio. Es preciso que López Aguilar o quienes le asesoren en la campaña, encuentren una o dos, no más, una consigna, algo que se identifique con su rostro y con el programa electoral del PSOE para el Parlamento europeo. Porque ahí es donde se la juega el candidato: en lo que diga. Y dado que, según convicción general, es la crisis la que tiene en horas bajas la fortuna electoral del PSOE, que éste la mencione relacionándola con Europa, algo así como: en Europa para salir de la crisis o a más Europa, menos crisis.

(La imagen es una foto de Pablo G. Pando, bajo licencia de Creative Commons).

El líder natural.

Si alguien es aclamado como "líder natural" de un pueblo es porque cualquier otro líder ha de considerarse "artificial", supongo. Es uno de los sentidos de "natural". Hay otro que no es tan favorable, cuando se establece por similitud con los hijos. Si uno es líder "natural" es porque el otro es "legítimo", igual que el hijo "natural" se contrapone al "legítimo", símil que aquí no es pertinente porque lo que el PNV intenta ante todo es deslegitimar al gobierno de Euskadi.

El problema está en el empleo de ese término "natural", sea cual sea su significado que presupone, en definitiva, la no aceptación de los resultados electorales del 1º de marzo pasado. Eso es lo que permite decir a los jeltzales que el PSOE se dispone a gobernar contra la mayoría social y política del País Vasco. Pero lo único aquí cierto es que la mayoría política es la que apoya al Gobierno del PSE. La mayoría social, como cualquiera otra que no se cuantifique en votos, pertenece al brumoso mundo del organicismo nacionalista, el de los "verdaderos" hijos de la madre tierra y semejantes fábulas contadas por amama al amor de la lumbre.

Sostiene el PNV que es el mismo parlamento de Vitoria el que no es representativo porque las elecciones se hicieron con una ley de partidos que considera injusta y si esa ley injusta no existiera, ellos, el PNV, podrían contar con los votos de la izquierda abertzale impedida de presentarse. Está bien esta afirmación porque confirma lo que todos sabemos pero el PNV juega a ocultar: que el PNV cuenta siempre con los votos de la izquierda abertzale que no hace ascos a la violencia para conseguir sus objetivos, o sea, los subalternos de ETA. ¿No dijo el señor Ibarretxe que para sacar adelante su plan no iba a aceptar votos de la violencia pero el plan del señor Ibarretxe pasó el trámite parlamentario de Vitoria con los votos que no iba a aceptar?

Finalmente las jeremiadas del señor Urkullu por la pérdida de Sión se resuelven en dos patadas. Quien no quiera verse perjudicado por la ley de partidos, quien quiera verla suprimida sólo tiene que hacer una cosa: acatarla y obedecerla, que no es tan difícil.


(La imagen es una foto de kontrainformatu, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 12 d’abril del 2009

Una forma de razonar.

Hay muy pocas imágenes de María Dolores de Cospedal en la red en creative commons. Es una pena. El PP le interesaría dejar reproducción libre de imágenes de una persona tan fotogénica, tan guapa y tan seductora. Al fin y al cabo, lo que el partido quiere es que se vean los rostros de sus líderes, que el nombre y logo del partido vayan asociados a imágenes gratas y es el caso de esta señora, a quien da gusto ver. Y esto, por cierto, no tiene nada de machista. También se dice de los hombres. Todo el mundo sabe que en España hemos tenido dos presidentes del Gobierno guapos, Adolfo Suárez y Felipe y dos feos, Leopoldo Calvo-Sotelo, que más que feo era "saborío", y Aznar López, feo sin paliativos. Rodríguez Zapatero ocupa un tertium locum, el de los "guafeos" o "feoguas"; a algunos les parece guapo, a mí como el culo de una mona.

Pero lo que me interesa de la señora De Cospedal es lo que ha dicho en una entrevista en la COPE, ayer sábado de Gloria.

Escuché la entrevista íntegra y aún no salgo de mi asombro. El razonamiento de la señora De Cospedal parece no tener nada que ver con la lógica ordinaria de las cosas, es un conjunto de enunciados surrealistas que dejan pasmada a la gente pero por lo absurdo y sin sentido. Veamos: insistió varias veces, hasta el aburrimiento en que los nombramientos de nuevos ministras eran un fracaso del señor Rodríguez Zapatero, sobre todo en el caso de los dos nuevos vicepresidentes porque, en lugar de nombrar gentes capaces de hacer políticas contrarias a las que se estaban haciendo y tenérselas tiesas al presidente, ha venido a nombrar dos "Ángel Síseñor". Se queda uno un poco perplejo, ¿verdad? Esta señora piensa en serio que el deber de un presidente del Gobierno es nombrar ministro de Hacienda a alguien que vaya a hacer lo contrario de lo que él opina. Y, si no lo piensa, ¿por qué lo dice? ¿Porque sí piensa que el señor Rodríguez Zapatero es tonto y va a hacer lo que ella le diga? ¿Más tonto que ella?

Sostiene asimismo la señora De Cospedal que los andaluces quieren elegir a su presidente, vamos que es un clamor abrumador en Andalucía porque los andaluces, dice, "están desconcertados" pues a menos de un año su presidente los deja para más altos vuelos. Pero no sé si estarán más desconcertados que ella. No parece entender que los andaluces no eligen presidente. Los andaluces ni nadie en España. Aquí se eligen diputados de partido que es (el partido) el que decide quién será presidente. Y eso de que los andaluces quieran elegir otro presidente (o lo que sea) debe de habérselo soplado el Espíritu Santo, dado que nos acercamos a Pentecostés. Otra cosa es que hable en nombre del señor Javier Arenas que se ve abocado a perder las próximas autonómicas en 2012 frente a "un tal Griñán" y quiere ver si puede batirlo ahora mientras todavía se oye responder: "un tal ¿qué?".

La guinda vino al final. Había la señora criticado que el señor Chaves estuviera de vacaciones en Huelva después de que el presidente hubiera dicho que los ministros iban a trabajar en fiestas. Cuando criticaba ya todo el mundo sabía (al parecer menos ella) que el señor Chaves había pasado el día anterior con el señor Blanco y el siguiente seguía con el via crucis laboral con que los castigó el señor Rodríguez Zapatero. Faltó a la verdad la señora de Cospedal, ella dirá si voluntaria o involuntariamente. De lo que no hay duda es de que, preguntada al respecto, dijo que ella estaba de vacaciones en Málaga. La mentira suele ir coronada con la hipocresía.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

Caudillo López

La definición es de ETA que así pone de relieve el carácter siniestramente españolista del señor López. Usan el término con el que se designaba al dictador, el gallego Francisco Franco. Franco era caudillo por la gracia de Dios; López por la de ETA. Caudillo era también el Cid Campeador, cabdiello que venia a decirse en la época, es decir, el que va en cabeza y por lo tanto dirige, el dirigente, leader, lehendakari. Lehendakari es caudillo en vascuence que siempre gratifica los oídos de la gente de estos valles rumorosos.

En realidad las declaraciones de ETA vienen a ser el contrapunto de las del PNV en este tristísimo Aberri Eguna, Otumba de las huestes nacionalistas. Un contrapunto como los dos bocinazos que da Harpo Marx en Un día en la Ópera por cada orden de Groucho que luego los traduce como: "¡y dos huevos duros!". El contrapunto ya no es de huevos duros sino dos tiros, que los tiempos y costumbres han cambiado algo.

Lo gracioso es que estos bocazas podían empezar por aplicarse sus propias reglas: esa de que "no renunciará a la lucha con las armas mientras no se pase de los discursos a los hechos". Que lo mismo se puede decir de ellos: menos palabras y más hechos. Mientras ladran no muerden.

(La imagen es una foto de kontrainformatu, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 11 d’abril del 2009

La estafa de la enseñanza concertada.

A la hora de decidir qué educación recibirán sus hijos, Vd. puede enviarlos a una escuela pública, (enseñanza gratuita y nivel variable, generalmente satisfactorio excepto en las Comunidades gobernadas por PP, empeñado en desamparar la educación pública y privilegiar la privada concertada). También puede enviarlos a una escuela privada no concertada, (la enseñanza le costará un pico, pero podrá Vd. elegir la que prefiera en concreto y tendrá una calidad satisfactoria). Por último, cabe optar por la enseñanza privada concertada, mayoritariamente religiosa y subvencionada con dinero público (la enseñanza también le saldrá gratis y podrá Vd. elegir el tipo de educación que quiera). Pero es muy frecuente que esa enseñanza no sea gratuita sino que tenga un coste. Véase este vídeo para hacerse una idea.

Está claro ¿no? La ley dice que no se paga, pero muchos centros se las ingenian para cobrar por unos u otros conceptos, con unos u otros pretextos y con más o menos morro. En teoría esto es una estafa y parece que la presentadora del programa, señora García Campoy así lo piensa y así lo denuncia.

Según las estadísticas del Ministerio de Educación, el año pasado el 67,4 por ciento de los alumnos de enseñanzas no universitarias las cursaron en centros públicos, el 26,0 en centros privados no concertados y sólo el 6,6 por ciento en centros privados no concertados. Es de suponer que no todos los centros concertados recurran a estas prácticas fraudulentas pero está claro que éstas están muy extendidas sin que, sin embargo, la denuncia que hace la presentadora se haya trasladado a la calle. ¿Por qué?

Muy probablemente porque, aun pagando, las familias piensan que obtienen un beneficio: no pagan tanto como en la enseñanza privada no concertada, sino mucho menos, entre una tercera y una cuarta parte y, a cambio, se garantizan una educación para sus hijos más acorde con sus convicciones y, lo que no es asunto baladí, evitan la concentración de hijos de inmigrantes en las aulas. Según datos del mismo Ministerio el porcentaje de hijos de inmigrantes en la enseñanza no universitaria española es del 9,4 por ciento pero ese porcentaje está muy desigualmente repartido. La gran mayoría de esos casi 700.000 alumnos extranjeros se concentra en los centros públicos. De hecho hay zonas del país en las que los extranjeros son más que los autóctonos, con las consecuencias que son fáciles de imaginar. Mientras que ese porcentaje desciende drásticamente en los colegios privados concertados, entre otras cosas porque ese sobreprecio que estos cobran ya disuade a las familias inmnigrantes de enviar a ellos a sus hijos.

En consecuencia, el sobreprecio que cobran los colegios privados concertados que lo hacen es una estafa con la que los estafados parecen estar muy de acuerdo pues no se denuncia. Y no se denuncia porque es una garantía de que sus centros educativos, sostenidos con los dineros de todos, no entrarán los hijos de los inmigrantes o lo harán en una proporción irrisoria en comparación con los centros públicos. ¿Queda claro?

Siempre a tu lado.

Ha fallecido Corín Tellado, una escritora prolífica, al parecer la más leída en español después de Cervantes. Reconozco que sólo leí seis novelas de su ingente producción y eso por casualidad. Veraneábamos hace ya mucho años en Santoña porque nos pillaba cerca del penal de El Dueso a donde mi madre iba a cumplir tareas de socorro a los presos políticos y nos alojábamos en una casa de huéspedes. Un verano de los dos o tres que pasamos allí, se encadenaron varios días de mal tiempo con lluvias tan intensas y persistentes que no se podía salir de casa. Descubrí entonces un lote de novelas de la autora que alguien había dejado en la mesilla y las devoré. No recuerdo nada de las respectivas tramas que tenían notables similitudes y, por supuesto, menos los títulos, pero sí me hice una idea del estilo, la narrativa, el ambiente en que bañaba sus relatos, todos con conflictos amorosos en tercera persona en los que solía triunfar el amor, la belleza y el deseo por encima de las acechanzas no sólo de adversarios exteriores sino, lo que era más frecuente, de las incomprensiones, los equívocos producidos muchas veces por presunciones y prejuicios. Siendo novelas absolutamente especializadas y unidimensionales resultaban realistas porque se ambientaban en lo cotidiano de aquella España de los años cincuenta. Las profesiones de los chicos, las ambiciones de las chicas, las relaciones familiares, el mundo inmediato, todo era perfectamente reconocible, natural, ordinario.

Leo en la prensa que los grandes monstruos de la literatura contemporánea, García Márquez, Vargas Llosa, Cabrera Infante tienen en alta estima a Corín Tellado porque dicen que acercó la literatura a la masa de la población. Seguramente. A la femenina. Estoy convencido de que su público era casi exclusivamente de lectoras. Dudo de que hasta quienes, como los citados, la valoran, siendo hombres, la hayan leído. Los chicos, simplemente, no leían a Corín Tellado, ni los jóvenes, ni los mayores. Era una autora de mujeres; pero de esas, la leían todas, las chicas y las mayores. Y sería interesante averiguar algo de su impacto por clases sociales. Supongo que la autora era bastante transversal. Confieso que yo no la hubiera leído de no haberme encontrado atrapado por el mal tiempo en un pensión de Santoña.

Buscando imágenes de la novelista he encontrado en Flickr ésta tan curiosa que demuestra que Corín Tellado también se implicaba en cuestiones colectivas, aunque fueran tan problemáticas como la de la cooficialidad del bable.


(La imagen es una foto de doilacara, bajo licencia de Creative Commons).

Peregrino de la memoria (LVI).

Me sumerjo.


Como este relato se ha hecho ya muy complicado y me obliga a continuas revisiones que fuerzan a cambiar los textos anteriores, lo que me da excesivo trabajo, he decidido suspender su publicación. Es decir, sigo escribiéndolo y colgándolo en el blog porque he descubierto que es una buena disciplina para estructurar la narración, pero no de forma visible, sino como borrador que sólo puedo ver yo. Y paso a bortador también todos los anteriores. Continúo, pues, trabajando en él, sobre todo ahora que, habiendo alcanzado un volumen respetable, requiere mucha atención. Cuando lo tenga terminado daré aviso. Para entonces ya no tendrá sentido subirlo al blog sino que lo publicaré en papel.

divendres, 10 d’abril del 2009

Vuelven los curas pederastas.

En realidad nunca se han ido. Están siempre por aquí, tratando de aprovecharse de los chavales a los que los incautos padres católicos ponen entre sus perversas manos. Por eso no extraña nada leer en Público que Miles de menores sufrieron abusos de sacerdotes, según el arzobispo de Dublín. Esos miles se suman a los cientos y miles de los Estados Unidos, España, Italia y otras partes. A saber qué habrán hecho en América Latina y el África. La pederastia no es el comportamiento excepcional de un desequilibrado sino la regla de la congregación en cuanto entra en contacto con los niños.

Hacen voto de castidad pero son sacos de inmundicia.

La pederastia es el aliviadero de ese disparate del celibato del clero. Y además...

Estos pedófilos impenitentes que no pueden contenerse cuando tienen un niño cerca, a pesar de la maldición que cae sobre ellos en el Evangelio, son los que se permiten después escuchar en confesión los pecados ajenos.

Esta congregación de pederastas que abusa de la inocencia de los críos es la que después va por ahí oponiéndose el aborto en nombre del derecho a la vida. Quieren que nazcan más y más niños para abusar de ellos.

¿Cómo puede esta asociación de pervertidos arrogarse autoridad moral alguna para decir a la gente lo que tiene que hacer en ningún aspecto de la vida?

(La imagen es una foto de juglar del zipa, bajo licencia de Creative Commons).

Sin vacaciones.

Lo primero que hay que agradecer al nuevo Gobierno es que no haya tratado de dárselas de ejemplar y trabajador, dejando sin vacaciones a los funcionarios, que fue más o menos lo que hizo el primer Gobierno de Felipe González para dar imagen de entregado a la causa. Nadie obliga a los políticos a ser políticos y, por lo tanto, si quieren dar ejemplo, que lo hagan entre ellos y no obliguen a quienes no son políticos sino que se limitan a ganarse la vida como pueden a hacer lo que no quieren hacer.

El segundo agradecimiento tendrá que ver con la ya manifiesta voluntad de los nuevos gobernantes de ponerse manos a la obra, a tomar medidas que palíen en algo este desastre que se nos ha venido encima. Lo más importante, en efecto, el capítulo de obras públicas, en donde el Gobierno debe echar el resto. Pero sin descuidar los otros flancos. Es de esperar que haya planes en marcha para rescatar a las entidades de crédito si, como es de temer, la burbuja inmobiliaria sigue desinflándose y la morosidad y los impagos ponen a aquellas en peligro. Un plan de nacionalización de bancos no estaría nada mal. Y se supone que los conservadores no se opondrán ya que, como se sabe, es la línea que está tomando el Gobierno estadounidense, punto de referencia para la derecha española.

Y no son solamente los mencionados ministerios los que deben mostrar resultados ya. Lo mismo deben hacer otros: Agricultura, Industria... ¿A qué se dedica la ministra de la Vivienda? Porque si algunos van a quedarse sin vacaciones para calentar sus poltronas, más vale que se vayan. Así no consumen electricidad.

Haciendo coalición y pasando el cazo.

Joaquín Artés Caselles, Gobiernos minoritarios y promesas electorales en España, CIS, Madrid, 2008, 212 págs.

Un interesante trabajo de considerable base empírica para responder a dos preguntas encadenadas, una de orden general y otra más específica: ¿en qué medida cumplen las fuerzas políticas las políticas económicas propuestas durante la campaña electoral? ¿En qué medida se han cumplido las promesas electorales de Convergencia i Unió (CiU) en las cuatro últimas legislaturas y cuánto se ha beneficiado de ello la coalición? Para responder a ambas cuestiones el autor hace un estudio estadístico de los programas electorales de los partidos, en este caso, CiU, PP y PSOE. Ha codificado las promesas en función de una serie de variables y les ha aplicado unas técnicas estadísticas de las que dos en concreto, el análisis de correspondencias múltiples y el análisis cluster (o de conglomerados) son innovaciones. El trabajo se refiere a los casos de gobiernos minoritarios en España sostenidos mediante coaliciones parlamentarias.

Dibuja previamente el estado de la cuestión de las teorías de las coaliciones a partir de la obra iniciática de Downs, desarrollada luego por Riker y su supuesto de que siempre se llegaría a coaliciones mínimas ganadoras (CMG) y, cuenta habida del olvido del factor ideológico en la obra rikeriana, corregida después por el modelo de Leisserson que, sin embargo, también considera residual la ideología. Expone por último el giro de De Swaan, que cambia la perspectiva office seeking por la policy seeking, y consigue justificar la formación de gobiernos excedentarios no forzados fatalmente a las CMG, si bien tampoco está libre de críticas por su unidimensionalidad (p. 13). En los años 80 y 90 aparecen nuevos modelos que explican la formación de coaliciones políticas a base de juegos de estrategia mezclando la idea de la policy seeking y las constricciones institucionales en busca de equilibrios. Una de las conclusiones principales es que el partido que obtenga más votos siempre entrará en el gobierno, cuestión que el propio autor relativiza a la vista del caso actual de Cataluña (p. 20) y, con posterioridad, lo que parece está a punto de suceder en el País Vasco.

Existen varios métodos para ubicar a los partidos en el espacio de la escala izquierda-derecha, como encuestas a votantes, consultas a los expertos y los análisis estadísticos de los documentos políticos que es el preferido por el autor por ser el más objetivo, aunque laborioso (p. 26). Entre los documentos políticos, los más adecuados para el análisis son los programas electorales . El análisis estadístico de estos sigue las pautas del Comparative Manifest Group del Consorcio Europeo de Investigación Política, luego convertido en Comparative Manifest Project. Éste toma como unidad de análisis la cuasi-frase que luego se clasifica por categorías; se calcula el porcentaje de unidades de cada programa dedicado a cada categoría y se clasifica cada categoría en la escala izquierda-derecha (p. 51). La pertinencia de este análisis viene dada por la "paradoja del votante", esto es, los votantes no creen que los programas se cumplan y, sin embargo, las pruebas empíricas muestran que se cumplen en altos porcentajes porque, como dice Downs, cumplirlos es lo racional (p. 62).

En el caso español el estudio toma cinco elecciones generales, 1989, 1993, 1996, 2000 y 2004 y cuatro legislaturas, un gobierno de mayoría absoluta del PSOE, dos de mayorías relativas del PSOE y del PP respectivamente y uno de mayoría absoluta del PP. Los documentos analizados, los programas electorales de los citados CiU, PSOE y PP por cuanto CiU constituyó alianza parlamentaria para sostener un gobierno minoritario del PSOE en 1993 y uno minoritario del PP en 1996 (p. 69). El autor hace una base de datos con las promesas electorales de contenido específico: 1739; de ellas, 1026 de CiU, 362 del PP y 351 del PSOE. Las variables son: materia, grupo favorecido, tipo de medida, instrumento y órganos de cumplimiento (p. 79) conformadas en una serie de categorías. Luego hace un análisis multivariable (correspondencias múltiples) de las promesas electorales que se completa con otro de conglomerados, todo coronado con uno de regresión logística para ver las probabilidades de cumplimiento de cada promesa electoral en función de sus características (p. 80). Después se especifican los datos en función de las materias (agricultura, comercio, energía, política fiscal, etc), los destinatarios (consumidores, empresarios, exportadores, trabajadores, etc), los medios de actuación, esto es, los tipos de medida (legislación, gasto, ingreso, etc) e instrumentos (legislación general, tasas, IRPF, etc) y órgano encargado del cumplimiento (ejecutivo, legislativo). De todo ello se sigue que el programa electoral de CiU es "flexibilizador en materia laboral y liberalizador en materia económica", lo que lo distancia del del PSOE. A su vez, se acerca al del PP, con el que coincide más en materia económica (p. 111). Por cierto que el análisis de conglomerados permite visualizar las correctas distancias entre CiU, PSOE y PP, al tomar en consideración el doble eje izquierda-derecha y nacionalismo-no nacionalismo en el caso del CiU, una interesante precisión (p. 131).

Al analizar cómo ha ido a CiU en cuanto a cumplimiento de sus promesas electorales entre 1989 y 2004, plantea el autor tres preguntas: 1ª) si la colaboración con los gobiernos centrales (1993, 1996) ha sido beneficiosa para la coalición; 2ª) si la colaboración con el PP ha sido más beneficiosa que con el PSOE; 3ª) en qué parte del programa cabe esperar un grado de cumplimiento más significativo cuando cambia el partido en el Gobierno central o el poder parlamentario de CiU (p. 119). Para responder desglosa el autor los datos en cinco modelos en los que la variable dependiente es la probabilidad de cumplimiento de las promesas electorales y las dependientes las categorías de todos los datos. Las conclusiones muestran que hay un aumento muy significativo de cumplimiento en las legislaturas en que hubo gobiernos minoritarios con apoyo de CiU y, además, a la coalición le resulta más rentable colaborar con el PP que con el PSOE. La tercera pregunta, en cambio, no tiene una respuesta unívoca (p. 125).

Cierra el autor el estudio comprobando el conjunto de hipótesis respecto a la racionalidad política en materia económica, de las que se corroboran todas menos una: 1ª) la de la salience theory; 2ª) los programas de los partidos se cumplen (teoría del mandato electoral); 3ª) las promesas de los partidos que forman gobierno tienen más probabilidades de cumplirse que las de los que forman oposición; 4ª) en un gobierno minoritario la política del gobierno es una combinación de las preferidas por los partidos que forman la coalición parlamentaria de apoyo; 5ª) las promesas de los partidos de gobiernos minoritarios tienen menos probabilidades de cumplirse que las de los gobiernos mayoritarios; 6ª) los gobiernos minoritarios son una solución racional al juego coalicional; 7ª) la cercanía ideológica entre los miembros de la coalicion favorece el cumplimiento; 8ª) las promesas electorales en las que coincide más de un partido de los que forman la coalición tienen más probabilidades de cumplirse; 9ª) las promesas electorales reflejan el fenómeno de la "ilusión fiscal"

Como puede verse, las conclusiones del análisis empírico coinciden con lo que dicta la sabiduría convencional y el sentido común. Pero es importante que su fundamento sea empírico porque, de este modo, cuando se hagan las propuestas en momentos de deliberación, tendrán mayor peso.

dijous, 9 d’abril del 2009

Franco se va de Melilla.

Según parece, las autoridades melillenses van a dar por fin cumplimiento a la llamada Ley de la Memoria Histórica y, en los próximos días, retirarán la estatua de Franco que, a estas alturas, debe de ser una de las últimas, si no la última, de las que había en España. Bien hecho. Las generaciones futuras no entenderán cómo pudimos tener durante más de treinta años estatuas y otros monumentos de un asesino en plazas y calles de nuestras ciudades.

Esta estatua de Melilla, por cierto, no está mal y tiene cierta originalidad. No es ecuestre, sino que representa a Franco pie a tierra, como la que había en Guadalajara. Pero no con capote militar y rango de general, como en la capital alcarreña, sino con uniforme de regulares de África y grado de comandante que era el que tenía al llegar a la plaza.

No es esa la única peculiaridad de la estatua melillense. La otra, más significativa, es que la erección de la estatua la decidió el entonces Ayuntamiento de la ciudad en 1975 y se puso sobre su pedestal en 1977. Es decir, es una estatua póstuma de Franco.

Que ya hace falta ser franquistas...

Semana Santa.

Cuando era chaval, en lo más negro del negro franquismo, la Semana Santa era algo insufrible. En aquellos días encarnaba en la realidad el fundamento ideológico mismo del régimen, el nacionalcatolicismo. Los curas se apropiaban de las callas y plazas; se suprimían todos los espectáculos públicos; los teatros cerraban; la programación habitual de cine se sustituía por unos espantosos engendros sobre la pasión de Cristo generalmente hablados en mexicano; la radio enmudecía y sólo trasmitía música religiosa; los espacios públicos, calles, plazas, jardines, estaban a entera disposición del clero para sus chundaratas y procesiones. En estas últimas, que invadían, las calles, cortaban el tráfico y daban la murga cuanto podían, participaba el ejército, normalmente con escuadras de gastadores y bandas de música así como todas las autoridades civiles y militares.

Hoy día las cosas han cambiado un poco, aunque supongo que a los curas más burros les parecerá que hemos llegado a la degeneración del Anticristo, y la iglesia no puede obligar a cerrar espectáculos o a proyectar determinado material. Además la gente toma las de Villadiego y se va a torrarse a la playa. No obstante, por lo que sé, y lo sé de oídas y leídas, las procesiones siguen como antaño. Esas ceremonias en que se glorifica la muerte, la sangre, la tortura, el sufrimiento continúan circulando por las calles para edificación de las jóvenes generaciones que, con un poco de suerte, pueden ver cómo unos enajenados pasan descalzos, arrastrando cadenas y sacándose literalmente la piel a tiras con unos vergajos. Por supuesto, todo ello con entero desprecio a quienes abominamos de tan bárbaros ritos, pero tenemos que soportar que algún otro orate nos ilustre sobre las arraigadas y ancestrales costumbres de nuestro pueblo.

Según noticias, en esta ocasión, además de escenificar la habitual orgía de martirio y sufrimiento, los curas pretenden instrumentalizar eso que se conoce como la "piedad popular" para hacer campaña en contra del proyecto de ley que regula el aborto, pidiendo que los participantes luzcan unos lazos blancos. Pero parece que el tiro está saliéndoles por la culata. Me alegro.

PS: el valor de la piedad, la devoción y la profunda religiosidad de estos actos públicos lo da, entre otras cosas, el hecho de que un personaje como el señor Trillo sea costalero en una procesión.


(La imagen es una foto mía de la procesión del Divino Cautivo de 2007).