dimarts, 4 de desembre del 2007

Secuestro de Estado amparado por los jueces.

Ni procedimientos de extradición, ni principio de territorialidad, ni colaboración judicial, ni jurisdicción internacional, ni gaitas. Según el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, las fuerzas de seguridad de este país pueden secuestrar en terceros países a ciudadanos extranjeros (no se hable ya de los nacionales) sospechosos de haber cometido algún delito en Norteamérica y llevarlos a los EEUU para comparecer ante la justicia sin que el modo en que han sido conducidos allí les dé derecho alguno al amparo de los tribunales. Es decir, los Estados Unidos consideran que allende sus fronteras todo es territorio indio, donde no hay leyes ni Estados soberanos ni procedimientos que guardar; donde rige la ley del Colt.

No me invento nada. Saco la noticia de un amplio informe de Der Spiegel, que no es una publicación sensacionalista ni bolchevique y que, a su vez, se remite a una crónica del Sunday Times, que tampoco es un panfleto incendiario o antinorteamericano y ambos dan cumplida cuenta de cómo en una causa seguida recientemente ante el Tribunal de Apelaciones de Londres, el abogado que representaba los intereses de los EEUU explicó a sus señorías que el secuestro en terceros países de ciudadanos extranjeros buscados por presuntos delitos en Norteamérica es legal. Uno de los magistrados londinenses pidió al abogado que hablara en serio y éste dijo que el secuestro en el extranjero es legal en los EEUU porque así lo ha decidido el Tribunal Supremo. El alto tribunal se refiere a una sentencia de 1886 en la que se dice que:

"No hay provisión alguna en la Constitución que obligue a un tribunal a poner en libertad a un condenado en debido proceso sólo porque se haya visto forzado a comparecer ante él en contra de su voluntad".

Esa increíble práctica, llamada rendition, se remonta a los tiempos de los cazarrecompensas, a mediados del siglo XIX y nunca había caído en desuso del todo, pues los yankees se reservaban el derecho a actuar como gangsters especialmente en su "patio trasero" de América Latina. Eso es lo que la policía estadounidense hizo en 1990 con el médico mexicano Humberto Álvarez Machain, acusado de un delito de tráfico de drogas en los EEUU: secuestrarlo en su país y llevárselo. Y, más a lo bestia, lo que el ejército de los EEUU hizo en 1989 con el presidente de Panamá, Manuel Antonio Noriega.

Posteriormente, a raíz de la histeria desatada con los atentados de las Torres Gemelas, los EEUU han intensificado estos procedimientos terroristas -llamados ahora extraordinary renditions- contra sospechosos de lo mismo, terrorismo, y con la abyecta complicidad de los países occidentales, supuestamente amigos, supuestamente aliados, entre ellos Alemania, Italia, España, etc.

Ahora, sin embargo, la amplían a todos los presuntos delincuentes, hayan hecho lo que hayan hecho, tengan la nacionalidad que tengan y residan donde residan, por ejemplo, hombres de negocios, ejecutivos que pueden haber incurrido en delitos de fraude o evasión de impuestos en los Estados Unidos.

Hace relativamente poco un juez canadiense puso en libertad a un detenido británico a punto de ser entregado por decisión administrativa a la policía de los EEUU (es decir, secuestrado) en donde era requerido por una causa de fraude y evasión de impuestos que afectaba... ¡a su tío! El tío, Stanley Tollman, presidente del club de football Chelsea, amigo de la señora Thatcher y propietario de la cadena de hoteles Red Carnation es buscado en los EEUU por fraude y evasión de impuestos. Que se ande con cuidado que un buen día no vuelve a casa a cenar.

Es un buen momento para hacer memoria, recordar y adaptar aquellos famosos versos de Martin Niemöller, que la tradición y el despiste atribuyen a Bertolt Brecht:

Cuando los nazis vinieron por los gobernantes corruptos latinamericanos, yo no hice nada porque no era un gobernante corrupto latinoamericano; cuando secuestraron a los presuntos narcotraficantes, yo no hice nada porque no era un presunto narcotraficante; cuando se llevaron a los presuntos terroristas, yo no protesté porque no era un presunto terrorista; ahora que vienen por nosotros ya no queda nadie que pueda protestar.
(La imagen es un cuadro de James Ensor, llamado Los jueces prudentes, hacia 1894).

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Abajo las armas.

Vean este video. Es bellísimo. Y estremecedor. Con qué elegancia y simplicidad cabe ponernos ante nuestras miserias, contradicciones, indiferencias y conformismos. Privilegios del arte. Dura un minuto y lleva sonido.


(Parad las balas. Acabad con las armas.)

Gracias, Pepe.

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dilluns, 3 de desembre del 2007

Al final, tendrá que callarse.

Parón a la torrencial palabrería bolivariana. Parece que el referéndum salió chungo. Adiós esperanzas de ser reelegido sine die; adiós a las reformas sociales y económicas, como la semana de 36 horas; adiós a la ampliación de poderes del Presidente que aun quería mandar más de lo que manda que es ya mucho mandar; adiós a todo eso. Goodbye to all that

Dado que el señor Chávez se comprometió (creo que con una nieta en brazos) a respetar el resultado del referéndum, fuese el que fuese, no tengo duda de que lo hará. Eso no será óbice para que el hombre siga buscando mecanismos para llevar adelante la llamada "revolución bolivariana" que, por cierto, podía aprovechar este brusco parón que le ha dado la voluntad popular para reflexionar acerca de qué quiere, a dónde va y, sobre todo, ¿qué es? Porque una revolución es una acción autojustificativa, que rompe todo molde de legitimidad. No se hacen las revoluciones desde el poder, sino que al poder se llega desde las revoluciones y sin muchos miramientos. Eso de hacer la revolución desde la más alta magistratura del Estado, la presidencia de la República, sobre ser sorprendente, es una quimera porque, como se ve, la magistratura tiene un plazo mientras que la revolución, no. Las revoluciones no se terminan; las magistraturas, sí. Para acompasarlas hay que contar con la voluntad popular y la voluntad popular dice que "no".

Por supuesto, imagino que el resultado todavía puede variar por algún recuento perdido y que gane el "sí" por décimas. En ambos casos es derrota. La revolución ha de llevarse a la mayoría de calle o renunciar a ser.

De todos modos le queda un tiempito al señor Chávez para poner en marcha algún otro mecanismo que le permita seguir mandando pues parece es cosa que le priva. En esta ocasión, la audiencia le ha dado la espalda. Los venezolanos no son ciudadanos sino que son la "audiencia" de un poder que se manifiesta, sobre todo, a través de la televisión, como los telepredicadores, que eso se le da muy bien al señor Chávez. Por televisión y con su nietecita en brazos salió pidiendo el voto para la revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI. Lo de la nietecita es un reclamo iconográfico elemental: votad por su futuro. ¿Quién no tiene hijos?

Y, a pesar de todo, parece que ha ganado el "no", algo más del cincuenta por cien del sesenta por cien; o sea, un treinta por ciento de la población más o menos, ha parado los pies a Bolívar resurrecto porque sus partidarios son todavía menos. Quizá si, en lugar de andar por ahí de cumbre en cumbre, metiéndose donde no le llaman y soltando baladronadas, el señor Chávez se ocupara de los asuntos internos recuperaría algo del carisma que obviamente ha perdido. Podría dedicarse con mayor provecho para su pueblo a ver de salir adelante en una economía montada en el dólar pero regida de modo aberrante, con una mezcla de libre mercado e intervencionismo que siembra el pánico en los mercados, lo que explica que la gasolina no cueste nada, pero sea dificilísimo comprar un coche. El socialismo y sus malas jugadas.

Al final parece que tendrá que callarse y ponerse a trabajar.

Que vienen los turcos.

La joven investigadora Carmen Rodríguez López ha publicado un interesante libro (colijo que su tesis doctoral) sobre lo que probablemente sea hoy y siga siendo en los próximos años, el problema mayor de la ampliación de la Unión Europea, esto es, la adhesión de Turquía que aun hoy no está del todo clara.

Turquía. La apuesta por Europa (La Catarata, Madrid, 2007) es un estudio exhaustivo de las complejas, sobresaltadas y contradictorias relaciones de Turquía con Europa desde los años de la fundación del moderno Estado turco, en tiempos de Mustafá Kemal Atatürk, el padre de la Patria, hasta nuestros días. La autora explicita los criterios que han guiado de siempre a la UE en sus sucesivas ampliaciones y se concentra luego en los altibajos de las negociaciones con Turquía, aunque engarzando este proceso en la tumultuosa historia de este país en el período de entreguerras y, en especial, en los años de la IIª postguerra y la guerra fría, cuando Turquia -un poco a imagen y semejanza de España- compensaba su falta de integración en el concierto europeo mediante una relación bilateral privilegiada con los EEUU que habían emplazado en ella tanto emisoras de radio, para la guerra de propaganda contra la Unión Soviética, como sistemas balísticos para la posible guerra convencional, una relación mediante la cual Turquía fue aceptada en la OTAN, a pesar de los pesares y de la oposición griega, cosa que los yankees ni siquiera intentaron en el caso de España.

La tesis de Rodríguez es que Turquía ha puesto siempre un enorme interés en estrechar los lazos con Europa e integrarse en ella y quizá como manifestación de una especie de "síndrome de Estocolmo", da la impresión de pensar que no solamente lo merece, sino que, si no se ha producido ya, parte de la culpa recae sobre los europeos. Sin embargo, todo su libro es una espléndida muestra de que esta cuestión es mucho más peliaguda de lo que parece.

Turquía es un país musulmán (no árabe, lo que explica su situación a medio camino entre los tres "pueblos del libro") y este asunto tiene su importancia, aunque los europeos, maestros en esto de la hipocresía, no lo harán constar en parte alguna. De los veintisiete países miembros de la UE, once tienen religión oficial (cristiana) y/o hacen expresa mención en el preámbulo y parte declarativa de sus constituciones bien sea a Dios, a la religión cristiana, a la Santísima Trinidad e incluso... a Cirilo y Metodio. Obviamente, la UE es un club cristiano (católico, protestante, ortodoxo), lo cual tiene su peso, se quiera o no.

Los obstáculos no son solamente de tipo religioso. También los hay de carácter económico (sistema productivo, competitividad, circulación de mano de obra, etc) y, sobre todo, de cultura política. El libro de Rodríguez hace un análisis pormenorizado de la política interior turca especialmente en relación con los partidos y es evidente que hay una gran diferencia entre el modo turco de entender los partidos, las elecciones, el conjunto del sistema político y el europeo occidental. Toda la cultura política. Tómese un solo caso de ejemplo: en muchos países de Europa (no en España) el negacionismo es un delito. En Turquía, el negacionismo del genocidio perpetrado por los turcos contra los armenios no solamente no es delito sino que el delito es precisamente sostener que lo hubo. Lo hubo.

Seguramente será conveniente que, resueltos los problemas pendientes (muy en especial ese increíble de Chipre) , Turquía se convierta en el miembro vigésimo octavo de la Unión, pero el asunto no será fácil. A allanar la tarea contribuirá este libro.

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diumenge, 2 de desembre del 2007

Muerte de guardia civil.

Qué pena ese joven muchacho, Raúl Centeno, de veinticuatro años. Supongo que este asesinato es la respuesta en caliente a la reclamación de Batasuna de ayer o anteayer, cuando pidió algún tipo de reacción a lo que considera una provocación con atropello de que le metan a su gente y allegados en la cárcel por decisión judicial. Indudable atropello a las euskolibertades, indignante humillación a la legendaria raza vasca que está pidiendo venganza a gritos; por ejemplo, matar a alguien de un tiro en la cabeza. Sobre todo, si está desarmado. Un timbre de gloria más que añadir a la heorica leyenda de esa caterva de asesinos y psicópatas que es ETA. Viva la civilización. ¡Qué alto hemos llegado los seres humanos! ¡A qué nobles empeños entregamos nuestras vidas! Especialmente las de los demás.

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Dos elecciones interesantes.

Hoy hay dos votaciones muy importantes en lugares tan distintos como Rusia, donde se elige a los 450 escaños de la Duma y Venezuela, donde se celebra el referéndum acerca de la reforma constitucional que propugna el señor Chávez.

No quiero entretenerme mucho sobre esta votación en la república sudamericana, que luego dicen que la tengo tomada con el señor Chaves que, a su vez, la tiene tomada con el Rey. Si es cierto que el dicho atorrante ha amenazado con nacionalizar el Santander y el BBVA en Venezuela, puede verse la estameña de su liderazgo. Sí señor, puro estilo de caudillaje montaraz; el "socialismo del siglo XXI" y las leyes de la historia. ¿Que otro mandatario te ofende? Se nacionalizan los bienes de sus compatriotas al mejor estilo criollo y aquí paz y después Organización Mundial del Comercio y seguridad jurídica de las transacciones.

Por lo demás, acerca del contenido concreto del referéndum tengo poco que decir. Está prevista una reforma socialista de la Constitución que crea formas nuevas, colectivas, de propiedad, y que amplía los derechos laborales y sociales de los trabajadores. Me parece de perlas. Y tampoco me parece mal que se reforme la Constitución para suprimir la limitación de mandatos del Presidente de la República; creo que ese es un asunto que la gente debe decidir y si la gente, libremente, decide votar siempre al mismo baranda, bueno va.

Lo que me parece mal de la pretensión del señor Chávez es eso de cambiar las reglas del juego a su favor en mitad de la partida. Es un acto de prepotencia y una falta de elegancia propia de chusquero. Si la Constitución de 1999, que es la suya, prevé límite de dos mandatos al presidente, lo lógico es cumplirla y sólo luego pedir su reforma; no pedir su reforma cuando más pueda uno beneficiarse, en clara quiebra del fair play que, aunque a muchos no se lo parezca, es el alma viva de la democracia.

En el otro hemisferio aparece Rusia que hoy elige a los 450 diputados en la Duma para cuatro años con un sistema electoral proporcional puro pues ya no hay escaños de atribución directa en mayoría simple. En estas elecciones se discute si el partido del presidente Putin, Rusia Unida, alcanzará el setenta por ciento de los votos necesario para emprender a solas la reforma de la Constitución. Pero el antiguo funcionario del KGB parece tener las cosas más amarradas que el caudillo latinoamericano. Con más de trescientos escaños al día de hoy (obtuvo 224 en las elecciones de 2003; el resto le han venido de cambalaches y trasfuguismos) Rusia Unida es prácticamente un partido hegemónico. Los demás, caso de que consigan superar la barrera legal del siete por ciento, apenas cuentan, siendo el grupo más numeroso en la Duma actual el comunista, con 52 escaños. El conjunto de ellos, con muchos menos escaños por partido, es políticamente irrelevante pero alguno mediáticamente pintoresco. Por ejemplo, el Partido Liberal del ultranacionalista agresivo Jirinovski, al que todo el mundo toma por un payaso, pero que tiene quinientos mil afiliados, más del doble del Partido Comunista de Gnadi Ziudanov; éste ha de conformarse hoy con ciento ochenta mil afiliados, cuando el Partido Comunista de la Unión Soviética llego a tener veinte millones. Cosas veredes, tobarich Ulianov...

Rusia Unida, presumible ganador de los comicios, y al que Putin ni siquiera pertenece formalmente, es el partido de los nuevos ricos, los empresarios beneficiados por el desmantelamiento de la economía socialista en connivencia con los ex-funcionarios del "otro" partido (el "fetén", el PCUS) para llevar a cabo su fechoría; la oligarquía, en una palabra que, teniendo en abundancia lo que hoy se necesita en Rusia, esto es, dinero, puede prescindir de lo demás: plataforma, ideario, programa electoral. Con un millón setecientos mil afiliados, desde millonetis a nóminas enteras de las grandes empresas privatizadas a los amigos, Rusia Unida hace la campaña electoral a golpe de talonario, consignas breves y medios espectaculares: "¡Votad el plan de Putin!" se lee por doquier. ¡El "plan"! palabra mágica en la Rusia postcomunista. Y ¿cuál es el plan de Putin? Pues mucho más claramente que el de Chávez, perpetuarse en el poder y por medios ras-putinianos (get it?), es decir, sin que lo parezca.

Siendo irrepetible el mandato ¿en qué se notará el triunfo de Vladimir Vladimirovich teniendo en cuenta que en marzo de 2008 hay elecciones presidenciales a las que él no puede presentarse? Hay dos opiniones mayoritarias. Según la una, Putin, presidente cesante, se calzará el cargo de presidente del Gobierno, al que ya se verá si se atribuyen más competencias, incluso mediante una reforma de la Constitución pero, a partir de ahí el puesto importante será el del gobierno. La otra es que Putin accede al cargo de presidente del Gobierno y, luego, el presidente electo de la República dimite. En este caso, al no existir el puesto de Vicepresidente, el heredero es el presidente del Gobierno quien pasa a serlo de la República y aquí tenemos de nuevo a Vladimir Vladimirovich flamante presi por otros ocho añetes. Lo único que se requiere en ambos casos es encontrar un candidato Presidente lo suficientemente pendejo para aceptar ser un figurón al lado del que verdaderamente manda. Y eso es siempre un juego peligroso en el dédalo del poder.

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La belleza está en el aire.

La Fundación Juan March, de la capital, ha inaugurado una exposición de pintura temática con un bonito tema: la evolución del paisaje desde el romanticismo a la abstracción. Y tiene su punto. Se enfoca en el paisaje romántico británico, centroeuropeo y nórdico, buscando siempre la clave mística, como en el caso de los paisajes de Carl David Friedrich, de quien se exponen varias piezas, grabados y dibujos con sus paísajes de montaña en el ocaso presidido por algún crucero.

La idea es que ese espíritu romántico que sacraliza la naturaleza y vierte en ella un contenido mágico salta luego al expresionismo alemán; hay varios cuadros de Emil Nolde, de esas marinas atormentadas que parecen querer captar el furor de los elementos y enlazarlo con algún sentimiento religioso. En el canasto y por derecho propio entra Edvard Munch cuyos paisajes podrían llamarse psicopaisajes, si se me permite el neologismo. Mi discrepancia en cuanto a esta periodificación, sostenida más para variar el tema que por interés en la cuestión en sí, se da en el caso de los dos paisajistas románticos británicos presentes, Constable y William Turner.

Véase en el ejemplo de la derecha, un óleo de Turner titulado Luz y color: la mañana después del diluvio", de 1843, que no se exhibe en la exposición (aunque hay algún otro ejemplo de la época posveneciana del pintor) pero ayuda muy bien a hacerse una idea de lo que aquí está diciendo. Ese lienzo es puro expresionismo y es que es entre el paisajismo de Constable y el de Turner entre los que no hay mucho parecido.

Un detallazo de la exposición es seguir la evolución de la paisajística a través de la pintura estadounidense. Hay buena muestra de Thomas Cole (algunas de cuyas obras utilicé para los posts sobre "las edades de la vida", si bien yo empleé óleos y en la exposición hay básicamente grabados), Frederick Edwin Church y, sobre todo, Alfred Bierstadt; digo sobre todo porque el inmigrante alemán es el que más claramente se esforzó no por imponer en el paisaje atributos simbólicos venidos de fuera sino por sacar de este último, el paisaje, un valor sentimental que emana de la composición en sí misma, sin mayores aspavientos y de esa actitud germánica de divinización de la naturaleza.

En contra de la idea de que todo está en todo y que el paisajismo romántico ya es expresionista (la exposición pasa olímpicamente del paisajismo impresionista, al que trata con cierto desdén, admitiendo tan solo algunas muestras de Van Gogh) milita el hecho de que el expresionismo, a diferencia del impresionismo, ha evolucionado hacia lo abstracto, hasta acabar en las obras de Pollock y Rothko, presentes en la exposicón. Los eslabones intermedios son Mondrian, Klee y, sobre todo Kandinsky, el hombre que acaba excluyendo la figura de la composición y abre la era de lo abstracto.

Resultan especialmente interesantes dos contemporáneos alemanes con los que se cierra la exposición, Anselm Kiefer y Gerhardt Richter, como si se quisiera ilustrar la propuesta de que todo paisaje es, en realidad, paisaje interior, un modo de ver, el retrato de un sentimiento, pintura reflexiva, el itinerario del espíritu cuando se ve a sí mismo ahí fuera.

Gran exposición.

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dissabte, 1 de desembre del 2007

La reforma constitucional del PP.

La derecha española tenía que manifestarse en su prístina esencia. Ha llegado el momento de que lo que el señor Aznar calificaba in illo tempore de "charlotada", esto es, la organización territorial autonómica del Reino, retorne a sus tranquilas aguas centrales. Hay que "cerrar" el modelo autonómico. Casi treinta años de vigencia del orden constitucional han dejado la desagradable impresión (al menos en el espíritu conservador) de que el modelo territorial es inestable, de que a España le crujen las cuadernas, de que hay una permanente "subasta de competencias". No he visto que en este contexto el PP hable de las tensiones soberanistas que esas sí que son peliagudas. Entre otras cosas, probablemente, porque no pueden resolverse mediante una reforma de la Constitución.

La que propone con mucha fanfarria el señor Rajoy en la nueva conferencia de su partido me parece bastante inútil. Esa pretensión de enumerar una serie de competencias exclusivas del Gobierno central es lo que ya hace el artículo 149 de la CE que enumera treinta y dos exclusivas del Estado, siendo la trigésima segunda la autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum, que no sé yo si conoce el señor Ibarretxe. A mi modesto entender lo único que hay que tocar en la CE es el artículo 150, 1) y 2), sobre todo el 2), el que permite que el Estado pueda transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. Ese artículo es el responsable de que el modelo autonómico no esté cerrado. Mientras haya algo que, "por su propia naturaleza" se pueda transferir o delegar, alguien pedirá que se transfiera o delegue. Modificado ese artículo, el resto del Título VIII de la CE es correcto.

Otro cariz tiene la segunda pretensión del señor Rajoy de exigir mayoría de dos tercios cuando hayan de aprobarse normas de reforma constitucional. También está ya previsto en el Título X de la reforma constitucional . Por lo demás, cuando se pidan mayorías reforzadas hay que estar en situación de aprobarlas, al menos, con la mayoría reforzada. No sería admisible que una norma que pidiera una mayoría de dos tercios fuera aprobada por mayoría absoluta o incluso simple.

Resumiendo: la reforma "controlada" de la Constitución que propone el PP no es necesaria y la que en todo caso podría ser necesaria no la propone

(La imagen es un grabado chino anónimo que representa al emperador Qi Shihuang, el unificador de la China, gran reformador empeñado en acabar con el confucianismo, que enterró vivos a cientos de intelectuales e hizo destruir todos los libros, excepto los que consideraba de obligado cumplimiento).

Roma extra muros.

La Fundación del Canal tiene abierta una exposición sobre Roma (monarquía, república e imperio) que es una gran idea porque no son frecuentes las exhibiciones de piezas de arquitectura, escultura y artes menores romanas. Creo no haber visto otra igual. Al propio tiempo, la exposición deja mucho que desear porque apenas si contiene alguna pieza arquitectónica y pocas también escultóricas. Hay en cambio mayor cantidad de esas piezas menores (ánforas, fíbulas, lucernas, relieves funerarios) en las que uno no suele entretenerse en los museos; pero tampoco mucho, siendo así que el legado romano fue fundamentalmente la arquitectura y el derecho, que es otra forma de arquitectura. La exposición es modesta. Han traido casi todo el (poco relevante) material de los museos españoles y alguno otro extranjero como el Museo Capitolino en Roma o el de la "Civiltà romana", una construcción típicamente fascista.

La pieza que más me ha gustado es la cabeza de la estatua colosal de Constantino que se encuentra en el Museo Capitolino. Pero está ahí sola, en su ciclópeo aislamiento, en mitad de esa miriada de productos menores, imprescindibles para la vida cotidiana, desde escalpelos a una respetable ballesta (supongo que reconstruida), pasando por unos pendientes o una parrilla.

Los responsables de la exposición han suplido la escasez de piezas con elementos audiovisuales ingeniosos, en pequeñas pantallas diseminadas por la exposición o en una pantalla media una película de 16' sobre la evolución histórica de Roma, desde los tiempos legendarios de Rómulo y Remo muy original porque está hecha con trozos de pelis de "romanos", lo que pemite reconocer a unos jóvenes Charlton Heston, Stephen Boyd o Victor Mature haciendo de Aníbal

Merece la pena darse una vuelta por este lugar siempre que se rebajen suficientemente las expectativas. Probablemente sea imposible dar una idea de la abigarrada complejidad de la vida romana y así, ajustando lo que se quiere a lo que hay, se podrá admirar la réplica de la mítica loba amamantando a Rómulo y Remo.

Cariño leonino.

Para que luego digan. Si quieren ver una prueba de hasta dónde puede llegar el cariño y la fidelidad de los animales, hasta los más salvajes y fieros, echen una ojeada al video siguiente.

Sorprendente, ¿verdad?

divendres, 30 de novembre del 2007

No es posible.

El Corte inglés ha decretado que estamos en Navidades. Una luminaria gigantesca te saluda cuando sales de la M-30 para entrar en Pozuelo: Felicidades.O sea, dices, Navidad; porque ¿por qué iba a desearnos a todos felicidades el Corte inglés? por ser Navidad. Vaya por Dios, ya está aquí otra vez y, con ella, lo más odioso que tiene, que son los artículos periodísticos en contra de la Navidad. Y los que hablan del despilfarro se llevan la palma plúmbea. Todo el año pillados por la hipoteca y para una vez que te puedes dar el gustazo de gastar sin tino viene la miriada de catones los censores a afearte tu inocente vicio. Malhaya sus muertos.

No es la Navidad lo que no me parece posible, que bien posible es, sino otra cosa, algo que tiene que ver con la política, con los conflictos en este terreno o connivencias entre políticos y medios. Porque leo en Público que Rajoy aprobó la maniobra contra el TC en contra de dirigentes del Partido Popular. Tampoco tiene esto que ser motivo de asombro ya que los errores del señor Rajoy son comidilla de la corte.

Lo digno de reseñar sería que el señor Rajoy no hiciera disparates. Pero es más que un disparate ya que, si he entendido bien la información, lo que el artículo dice es que la prueba en que se iba a basar la recusación de tres magistrados progres se fabricó en una reunión, se le dio forma de noticia y se envió al diario El Mundo que la publicó sin rechistar, sin firmar, sin contrastar. Es que algo así es muy fuerte porque da a entender que hay una unidad de acción entre el periódico y el partido. Se dice (los de Abc, La Razón, etc, no hablan de otra cosa) que El País es el periódico del PSOE o, incluso, lo llaman "el B.O.E.", pero no es fácil imaginarse que las gentes del PSOE se reúnan, den como noticia su deseos y El País la publique sin más, sin citar fuentes ni nada. Ese proceder, por cierto, tiene más valor como literatura que como periodismo.

Moncho Borrajo se va

Que se jubila, que se retira. ¡Y yo, que pensaba que la profesión de showman no tiene jubilación! Bueno, de momento este año y el siguiente va de giras o bolos. En fin que puede que esta despedida dure toda una vida, como sucede con esos comercios que cuelgan carteles de "¡Liquidación por cierre de negocio! ¡Últimas existencias!" y se pasan así los siguientes veinte años.

Porque este Borrajo es un showman (y show woman) capaz de estar dos horas y media hablando sin parar, enlazando un número con otro. Supongo que, al ser la función de despedida, recogería una selección de lo que el mismo Borrajo piense que es lo mejor de su obra y que me he hecho una idea correcta ya que no lo había visto nunca antes. Es un humor muy rápido, trepidante, que se apoya en su portentosa retentiva y tremenda capacidad de improvisación, para dar un espectáculo de tipo rabelaisiano porque, aunque no se hable mucho del yantar y el beber si se hace y continuamente del follar y, además, en plan furibundamente homo. La verdad es que este gallego bajito, como él mismo dice, soltando palabrotas sin parar y dando saltos por el escenario mientras se toca el paquete es un espectáculo en sí mismo.

No me ha quedado claro por qué se retira porque este hombre está en el cenit de su creatividad. Pero, lo haga por lo que lo haga: suerte.

dijous, 29 de novembre del 2007

Los programas electorales.

Es frecuente oír que no merece la pena votar pues los partidos sólo van a lo suyo, no se interesan por los ciudadanos y, además, son todos iguales, dicen lo mismo y hacen lo mismo. Esta idea de la "mismidad" tiene variantes. Los muy de derecha suelen decir que carece de sentido seguir distinguiendo entre derecha e izquierda y los muy de izquierda dicen que la izquierda moderada, democrática y la derecha son iguales, el mismo perro con distintos collares. A su vez, mucha gente dice que todos los partidos, incluidos los muy de izquierda y muy de derecha, son el mismo partido y dicen y hacen lo mismo.

Sin embargo, una ojeada a cualquier escala de autoubicación ideológica muestra que los que son básicamente iguales somos los electores. Cuando se pide a la gente que se sitúe ideológicamente en una escala que va del 0 (extrema izquierda) al 10 (extrema derecha), la inmensa mayoría nos situamos en el centro, de forma que la imagen que se consigue es esa curva unimodal, la parábola que se ve a continuación. Prácticamente todo el mundo es de centro y la mayor cantidad se concentra entre el 3,5 y el 6,5 en la escala. Es decir, ahi es donde está la gran reserva de votos que es lo que los partidos razonablemente quieren captar; de ahí que adapten sus programas electorales y sus manifestaciones públicas a este caladero de votos, con lo que dichos programas acaban pareciéndose bastante. No son idénticos (salvo para quien quiera verlos como idénticos por sus orejeras dogmáticas) pero sí se parecen mucho. Pero no son los partidos los que se asemejan entre sí, sino los electores. Imaginémosnos que, preguntada la gente, el resultado diera una curva bimodal, como la que hay más abajo. Resultaría entonces que sí habría diferencias entre los programas de los partidos porque la había entre las opiniones de la gente. No siendo así, es lógico que los partidos presenten propuestas programáticas relativamente similares o que puedan parecerlo. Luego basta con no ser un zote para ver que, bajo la hojarasca de la similitud, hay diferencias muy importantes que conviene conservar. Ahora mismo, cuando los partidos preparan sus programas electorales para las próximas elecciones de marzo de 2008, estos tienden a convergir, pues otra cosa sería suicida a la vista de lo que el electorado piensa mayoritariamente.

El PP "radicaliza" su programa, lo hace más abierto, más adelantado, más progresista y más atractivo para la gente. Junto al Rajoy que prometió hace unos días subir el mínimo exento a 16.000 euros (lo que es el típico discurso de la derecha conservadora, dispuesta a bajar los impuestos directos pero subir los indirectos y recortar los servicios públicos) resulta sorprendente escuchar los propósitos de los populares: reforma del estatuto de los trabajadores, horarios más flexibles, conciliación de la vida familiar y laboral, amparo a las mujeres que trabajen fuera de casa, mayor control parlamentario del gobierno y política exterior basada en el consenso suprapartidista. Casi se diría que, buscando el centro, el señor Rajoy se hubiera hecho de izquierda.

Para compensar el PSOE se escora hacia la derecha con un programa electoral que trata de no asustar al electorado conservador, especialmente al católico. Así resulta que caen del programa para estas elecciones las propuestas de ampliación del aborto, la regulación de la eutanasia y, sobre todo, la renegociación de los acuerdos con la Santa Sede de 1979. Algunos de estos asuntos ya se han incumplido en esta legislatura de forma que sólo cabe pensar que el señor Rodríguez Zapatero se cura en salud ante un posible "¡Nos fallaste, ZP!", eliminando los compromisos más peligrosos. Igualmente cae la idea de la "ecotasa" para financiar la política del medio ambiente.

Lo del aborto me parece una pacatería; lo de la eutanasia, otra; pero renunciar a la renegociación de los acuerdos con la Santa Sede me parece una cobardía. Supongo que el embajador socialista ante el Vaticano, el beato señor Vázquez (quien más parece embajador del Vaticano en Madrid que de Madrid en el Vaticano) estará satisfecho; pero será el único o quizá lo acompañe en la euforia el señor Bono. Después de la legislatura que la Iglesia ha dado al Gobierno, cuando ya se está preparando un congreso sobre víctimas para enero con la participación de Monseñor Rouco, que más debiera llamarse Monseñor Bronco, donde pondrán al señor Zapatero de chupa de dómine, después de todo eso, digo, lo menos que podía hacer el Gobierno es replantear las bases de la convivencia con una institución tan beligerante. Pero le tienen miedo. Temen perder las elecciones si se enfrentan a la Iglesia cuando ya la Iglesia se ha enfrentado al Gobierno.

Fue sorprendente el altísimo rango de la representación española en la elevación al cardenalato de tres obispos españoles lo que se hará con mucha pompa pero no deja de ser una ceremonia interna de una asociación privada. Espero que cuando la Masonería española ascienda a alguno de sus miembros a particular jerarquía, la señora vicepresidenta del Gobierno se haga tantas mieles con el Gran Oriente como se hacía ayer con el Cardenal Camarlengo, Tarcisio Bertone. Es verdad que la señora Fernández de la Vega dijo a las autoridades vaticanas que "sin respeto no hay democracia" y que seguramente, entre bambalinas, su gente apretaría las clavijas al cardenalato a ver si la Iglesia pone un bozal a la COPE. En todo caso está claro que los católicos no pueden quejarse.

Los dos partidos quieren ganar las elecciones a toda costa y por eso liman sus programas y los aproximan. Pueden aproximarlos tanto que acaben formando una "gran coalición" como ya piden algunos, incluso en el PSOE. Esa sería la única posibilidad formal de reformar la Constitución para arrebatar fuerza y capacidad de presión a los partidos nacionalistas. Porque la dependencia de estos partidos, puesta cruelmente en evidencia en la recusación de la ministra de Fomento, señora Álvarez que salvó la cabeza cuando el gobierno literalmente se la compró a los nacionalistas vascos y los gallegos, es un calvario para los dos grandes.

Pero ahí ya se entra en territorio peligroso.

Cada cual en su sitio.

A propósito de la sarta de mentiras sobre mi modesta persona con que el señor José Luis Gutiérrez, director de la revista Leer, obsequiaba a sus inadvertidos lectores y a la que di cumplida contestación en un post anterior titulado Desmintiendo, decía que tenía pruebas de que era falso que el dicho señor Gutiérrez me hubiera nombrado nada en Diario 16. Aquí está una: es una foto del mes de noviembre de 1990 en la que se presenta el consejo editorial del periódico. Aparecemos de izquierda a derecha y en primera fila Carlos Dávila, Lourdes Ortiz, Justino Sinova, esto es, el director y el que me nombró, Álvaro Delgado-Gal, Juan Tomás de Salas (q.e.p.d.), propietario del diario, un servidor y Amando de Miguel. En segunda fila y siempre de izquierda a derecha Julio Rey, Miguel Ángel Gozalo, Antonio Alférez, Carlos Rodríguez Braun, Ignacio Amestoy, José Luis Gutiérrez, Antonio Alemany, Juan Pedro Aparicio, José Gallego y Javier Tusell (q.e.p.d.). El señor Gutiérrez no nombraba allí nada.

Por cierto, aquel sí que era un consejo editorial plural; el más plural que he visto nunca, con gente tan de derecha como Miguel Ángel Gozalo y Carlos Dávila y tan de izquierda como Lourdes Ortiz o yo mismo. Predominaba la derecha, desde luego, pero también había gente de centro y el equilibrio fue obra de Justino Sinova, probablemente una de las personas más moderadas y respetuosas que me he tropezado en la vida. Y llevo vivido un rato.

Pero no pretendo solamente aquí remachar el desmentido a los embustes del señor Gutiérrez, ya que no merece la pena. Lo que quiero es fijar la atención en un párrafo del artículo en que este señor responde a mi crítica al libelo de Pablo Lizcano que él ha editado y en el que dice lo siguiente:

"El resto, su crítica contra el libro de Lizcano editado por LEER, realizada desde ese engolamiento de ciertos profesores –que no soportan que su notoriedad e influencia intelectual haya desaparecido a favor de otros colectivos, como es el de los comunicadores– que denostan los libros por ser “muy periodísticos” y apartarse de “la historiografía”.

La sintaxis es suya, claro. Como siempre cuando se trata del señor Gutiérrez, la verdad está en otro lado: no somos los profesores quienes no soportamos... etc, etc, sino que son esos "comunicadores" los que no soportan que, gracias a internet, hayan perdido el monopolio que tenían para abusar de las buenas gentes sin darles posibilidad de defenderse. Eso se ha acabado y si el señor Gutiérrez publica un artículo repleto de mentiras y embustes con intención de agredir a un ciudadano, el ciudadano le contesta en su blog como hice yo y lo pone en su lugar.

Este es un caso bien claro, pero puedo poner otros. Ahí va uno: hacia 1994 (no recuerdo bien el año, pero conservo los artículos publicados) el señor Antonio Burgos, un columnista de la derecha más carca y presuntamente "graciosa", me insultó en su columna de El Mundo. Escribí una carta al director que, por supuesto, El Mundo, ese diario que publica noticias falsas, no sacó. A este abuso es al que me refiero y este es el privilegio que estos sujetos han perdido: insultar a los demás y no dejarlos hablar. Mi carta respondiendo como merecía al señor Burgos se publicó en El siglo (y está a disposición del respetable) pero, de no ser por esta revista, yo hubiera sido objeto de un atropello, impedido de responder.

Con internet, con los blogs, con la libertad de acceso a la red y a publicarlo todo de inmediato, esa situación de abuso de los "comunicadores" se ha acabado. Cada cual está en su sitio, el mentiroso queda como mentiroso y eso es lo que el señor Gutiérrez no soporta.

dimecres, 28 de novembre del 2007

El Tribunal Constitucional y la política.

No le salen bien las cosas al PP en los tribunales, en donde carga una parte importante de su acción cuando está en la oposición, ya sea movilizando a la justicia ordinaria mediante continuas denuncias o tocando la jurisdicción constitucional, tratando de condicionar la composición del Tribunal Constitucional, como condiciona de forma muy indebida la composición del Consejo General del Poder Judicial.

Hace poco, una instancia superior a la que habían recurrido los condenados, desbarató la sentencia de la inferior que condenaba a unos policías por "detención ilegal" en un caso en que el partido popular estaba muy interesado por cuanto los perjudicados, las víctimas, habían sido dos militantes suyos. Recientemente, el Tribunal presidido por el juez Gómez Bermúdez ha dictado sentencia en el caso del 11-m desbaratando la teoría de la conspiración, en la que el PP tenía puestas sus esperanzas.

Permítaseme un inciso sobre el episodio de la señora del juez que publica un libro sobre el proceso que su marido ha presidido. Realmente el asunto es de opereta. ¡Tal es la vanidad de la gente! Porque ahora resulta que, cuando el señor juez juzgaba ya sabía que su juicio estaba siendo objeto de una crónica especial, la que estaba redactando su señora. Y la información de la señora era información privilegiadísima.

Eso de que el juez vaya por ahí pidiendo perdón da la medida de hasta dónde ha metido la pata su señoría. Como se descuide, hasta el código penal. ¡Un juez pidiendo perdón! Es fuerte. Sobre todo recordando que, como juez, sabe que aquí no hay perdón, sino justicia,

Ahora el pleno del Tribunal Constitucional no admite a trámite la recusación de tres magistrados progres presentada por el PP, según parece, por venir fundamentada en una noticia falsa del diario El Mundo. Por cierto, vaya galardón, aparecer en los tribunales como falsario... y es un periódico. Está claro que, con esta decisión y la que habrá de tomarse en la de la recusación de los dos magistrados retros presentada por el Gobierno se dilucidará la composición política del Tribunal. Si, como parece probable, el Tribunal acepta la recusación, ello habrá dado vía libre a algunas leyes esenciales en esta legislatura, como la del Estatuto de Cataluña y la de los matrimonios gays entre otras.

La primera acusación que va a lloverle al TC es la de la politización. El TC carece de prestigio y hasta de legitimidad porque está politizado. Lo dirán quienes querían politizarlo... en otro sentido. Tampoco es para ponerse nervioso; no pasa nada. El TC está politizado, sí señor, porque tiene que estarlo, porque es un órgano político revestido de tribunal.

En realidad, podría no haber TC y tampoco pasaría nada. Algunos de los países más democráticos del planeta carecen de TC, como los países escandinavos u Holanda, entre otros. Donde hay tribunales constitucionales, toman las más diferentes formas, desde el Conseil Constitutionnel francés al TC federal alemán. Y en algunos sitios la jurisdicción constitucional recae sobre los tribunales ordinarios, como en los EEUU, donde el Tribunal Supremo tiene jurisdicción constitucional.

Pero, sea como sea, la jurisdicción constitucional está politizada porque tiene que estarlo, porque es política en el más estricto sentido del término. Hasta donde el Tribunal Supremo es constitucional está éste politizado. Nada hay más político que el Tribunal Supremo de los EEUU, magistrados vitalicios nombrados por el presidente de la República con el asentimiento del Senado. Los presidentes republicanos nombran magistrados conservadores y los demócratas magistrados progresistas (liberals, dicen ellos) y todo el mundo echa cuentas de cómo va la alineación para saber si se mantiene la jurisprudencia favorable al aborto (Roe v. Wade) o no.

La cuestión no es si el TC español es un órgano político o no porque todos lo son. La cuestión es si quienes a él recurren lo hacen con el espíritu deportivo, el fair play que hay que presumir siempre a un caballero, cuya primera norma es que uno da por buenas las reglas del juego en el que participa si no las ha impugnado antes pudiendo hacerlo. Si se recurre al TC es para aceptar y acatar su decisión y no hacerlo solamente si esta me beneficia al tiempo que cuestiono su legitimidad si me perjudica. Si el TC acepta a trámite la recusación planteada por el PP, el TC es un órgano ejemplar, si no lo hace el TC es un nido de chequistas. Si el PP razona así, el que está politizado al extremo de no saber lo que dice es el PP.

Porque lo bueno de la jurisdicción constitucional allí en donde existe, como en España, es que se trata de un nivel del Estado de carácter mixto, donde confluye lo político con lo jurídico (en lo jurisdiccional), el pivote mismo del Estado de derecho, consistente en tratar de resolver las cuestiones políticas con los criterios más jurídicos posibles. No es cuestión de preguntarse cómo se las arreglan quienes no tienen esa jurisdicción, aunque parece que muy bien, sino de averiguar si quienes la tienen saben hacer un uso prudente de ella o tratan de instrumentalizarla como si fuera un trabuco.

El TC de mayoría progre que quedará después de este encontronazo tomará sus decisiones con igual competencia y legitimidad que lo ha hecho siempre antes y seguirá haciéndolo cuando vuelva a darse una mayoría retro del alto tribunal.

Cosa que no parece muy próxima viendo cómo enfoca el PP las elecciones.

dimarts, 27 de novembre del 2007

La conferencia de Annapolis.

Annapolis, a unos cincuenta kilómetros de Washington, es una ciudad histórica en los EEUU; sede de la primera convención constitucional en 1786 que dio lugar a la definitiva de Filadelfia al año siguiente, se considera una de las cunas del país. A partir de hoy acogerá una multitudinaria conferencia de paz de un día a la que, además de los palestinos y los israelíes, asistirá el "cuarteto para Oriente Próximo", compuesto por los EEUU, la UE, la ONU y Rusia, bajo la presidencia de Tony Blair, los veintidós Estados de la Liga Árabe, incluyendo -y es un triunfo- Arabia Saudí y Siria y así hasta cincuenta países y organizaciones internacionales. Por estar estará hasta el Vaticano que no quiere perderse tan egregio acontecimiento.

Un acontecimiento del que prácticamente nadie espera resultados tangibles, para variar, por más que el Gobierno del señor Bush lleva dos semanas trompeteando sus alegres esperanzas de conseguir -por fin- un acuerdo de paz duradero entre los dos archienemigos de la zona. Es interesante comprobar cómo las manifestaciones de los políticos suelen ser palabras que se lleva el viento. ¿Quién recuerda los comienzos de esta presidencia, cuando el señor Bush decía que no pensaba hacer nada en Oriente Próximo, que ya lo había intentado el señor Clinton y sólo había conseguido la segunda intifada? Luego vino la exigencia de que Palestina prescindiera del señor Arafat (y su presunto envenenamiento), la famosa "hoja de ruta" y la aceptación de la idea de un Estado palestino. Ahora, la Casa Blanca ha dado un giro de ciento ochenta grados, la señora Rice se ha pateado varias veces la zona y los EEUU abanderan una "solución duradera". Lagarto, lagarto.

¿Qué está sucediendo? Los tres principales dirigentes en este acontecimiento, George W. Bush, Mahmoud Abbas y Ehud Olmert están, posiblemente, en sus horas más bajas. El señor Bush es el presidente más impopular de la historia de los EEUU; al señor Abbas, a quien queda un telediario, pues su mandato vence en enero de 2009, no le hace caso ni el chico de los recados y parte de su teórico territorio, Gaza, está controlado por Hamas, una organización empeñada en que Annapolis fracase, y el señor Olmert, implicado en varias causas penales, aparece como el responsable de la desastrosa aventura del Líbano el año pasado. Los tres, por lo tanto, necesitan focos, candilejas, algo que mostrar y de ahí que acudan a una cita en cuya eficacia no creen ni ellos.

Ciertamente, han sido incapaces de consensuar un documento previo que sirviera de referencia o nueva "hoja de ruta" de la conferencia y ya nadie habla de una declaración final. De los dos objetivos propuestos en un principio, esto es, el máximo (creación de un Estado palestino antes de que termine el mandato del "liberador del Irak") y el mínimo (poner la primera piedra para un proceso de paz más prolongado, que se desarrollará en los próximos años), todas las apuestas van al segundo.

Los asuntos pendientes de dilucidar, que llevan decenios arrastrándose, no pueden solucionarse en veinticuatro horas. Por si alguien lo había olvidado son los siguientes:

  • Fronteras: los palestinos quieren volver a la "linea verde" del armisticio de la guerra de 1948. Los israelíes quieren conservar todas las colonias que puedan a cambio de ceder territorios no poblados en otras partes. Los palestinos lo admitirían si hay compensaciones.
  • Jerusalén. Los dos la quieren como capital. Podría haber acuerdo a lo largo de la "línea Clinton" (2000) que deja la parte oriental, poblada de árabes, a Palestina.
  • Refugiados. Hay cerca de cuatro millones y medio de palestinos refugiados en el Líbano, Siria, Jordania, Egipto, etc. Israel no quiere readmitirlos en su territorio. Palestina exige que acoja cuando menos a una cantidad simbólica; los demás retornarían a territorios árabes o se quedarían en donde están; tendría que haber compensaciones también.
  • Colonias. Hay 450.000 colonos israelíes en Cisjordania y 200.000 cerca de Jerusalén. Podría llegarse a un acuerdo dejando tres enclaves israelíes en el norte (bloque Ariel), el centro (Jerusalén) y el sur (Gush Etzion) y evacuando el resto, como se hizo en Gaza, aunque sea de esperar que con mejores resultados.

    Como se ve, la cuestión no es baladí. A ello conviene añadir que los sirios acuden porque se ha dicho que en Annapolis se hablará de los altos del Golán, supongo que a beneficio de inventario, ¿Y de Gaza, de ese campo de concentración, vergüenza de la humanidad, en donde se hacina casi millón y medio de palestinos desde 1949 en condiciones que ni viéndolas se creen y que, aunque parezca imposible, han empeorado desde el año pasado? De eso no hablará nadie y ya veremos cómo consigue el señor Abbas y su organización Al-Fatah recuperar algún tipo de control, aunque sea nominal, sobre la franja.

    Por supuesto, no hay que perder las esperanzas. Es posible que este trío de patos cojos, Bush, Abbas, Olmert, consiga lo que otros dirigentes anteriores mucho mejor situados no consiguieron. Y sería muy de felicitarse. Pero es improbable: el señor Abbas cuenta con la oposición de Hamas (¡ni una concesión a los sionistas!); el señor Olmert con la del dirigente de la oposición, Benjamin Netanyahu (¡ni una concesión a los terroristas!) y el señor Bush con la de los halcones en la Casa Blanca (¡nada de forzar a Israel a nada!), con lo que esperar resultados concretos a largo plazo es ilusorio. Lo que no quiere decir que no se cierre la ronda con muy buenos propósitos. Ya hay preparada hasta una "comisión de seguimiento" presidida por el "cuarteto comunitario" que, como todo el mundo sabe, es lo que se pone en marcha cuando se quiere que los problemas se pudran.

    Para animar el cotarro, el señor Bin Laden anuncia una próxima alocución dirigida a los europeos en la que sin duda hablará de Annapolis.

    (Tomo la imagen del Frankfurter Rundschau, habiendo traducido lo que considero más conveniente para entenderla. Refleja la evolución territorial del conflicto del Oriente Próximo).

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  • El atorrante erre que erre.

    Leo que el pintoresco mandatario venezolano tiene como asesores a varios profesores universitarios españoles. Acabáramos. Ahora me explico la contumacia del menda que parece haber encontrado la flauta del agujero solo. Esta vez quiere "congelar" las relaciones con España y, probablemente haya decidido de su Minerva "congelar" también las relaciones con Colombia. Cada vez que un gobernante o estadista hace algo que no le place, aunque sea muy personal, va y "congela" las relaciones con el país del precito. Pero no haya cuidado, de inmediato aclara algún asesor que la medida no se refiere al país, España o Colombia, sino a su mandatario. Un "no te ajunto" de cancillería, supongo. Cómo puedan "congelarse" las relaciones con España y Colombia sin congelar las relaciones con Colombia y España es algo que sólo los profesores universitarios españoles saben explicar. ¡Ah! Y en el caso de Colombia, para mayor risa, media la condición "bolivariana" del otro país.

    ¿Es posible tomarse en serio a este hombre? Llena de perplejidad, la Secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, ha consultado al embajador de la República Bolivariana acerca del significado del verbo "congelar" aplicado a las relaciones diplomáticas entre dos países y, según se colige, éste es que las cosas siguen igual que antes. Parece claro que el señor Chávez va a estar dando la barrila hasta el domingo, cuando tiene convocado a su amado pueblo para ofrecerle la sin par felicidad de poder elegirlo hasta el fin de los tiempos.

    Entre tanto, ya me gustaría que las autoridades españolas hicieran lo que cualquier persona haría en este caso: como no hay manera de que el presidente del discurso interminable (al más puro estilo castrista) se calle, callémosnos nosotros y demos ejemplo de serenidad y cordura, ignorando las bravatas bolivarianas. Aunque no sea más que para ahorrar el dinero de los contribuyentes.


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    dilluns, 26 de novembre del 2007

    Mayoría amplia

    Mayoría amplia es lo que pedía ayer el señor Rodríguez Zapatero en el mitin de Fuenlabrada, en el que se le proclamó candidato del PSOE a la Presidencia del gobierno. Recuerda un poco a la "mayoría suficiente" que reclamaba el señor Aznar en las elecciones de 2000. Nadie se atreve a pedir "mayoría absoluta" porque eso de "absoluta" suena mal. Sin embargo, es lo que quieren porque, sin mayoría absoluta, formando gobierno el partido que haya obtenido mayoría simple, está condenado a llegar a acuerdos y compromisos de gobernabilidad con otros partidos que plantean exigencias a veces inadmisibles para el gobierno, lo ponen en un brete y son factor de sobresalto.

    Así pues, mayoría absoluta es lo que los sociatas tratan de conseguir, apoyándose en la labor realizada en esta legislatura que no ha estado mal en conjunto aunque, por supuesto, podría haber estado mejor. Culpa el señor Rodríguez Zapatero a la oposición de "obstruccionismo" y la acusa de no haber "arrimado el hombro" ni una vez. Algo de eso hay, desde luego, aunque tampoco sea para alarmarse. En principio, la oposición no está para "arrimar el hombro", sino para oponerse. No obstante, hay dos aspectos en los que tiene fundamento la queja del presidente del Gobierno: de un lado, el empleo de la política antiterrorista como munición en las lides políticas ordinarias. El PP, presa del recuerdo de su amarga derrota electoral el 14 de marzo de 2004 ha instrumentalizado la política antiterrorista a lo largo de toda la legislatura como un mecanismo de desgaste (creyéndolo muy poderoso) del Gobierno y coordinando para ellos tres planos de acción, el parlamentario, en el que ha hostigado al Gobierno cuanto ha podido; el de la manifa callejera, para lo que se ha valido de la movilización de la AVT; y el del ruido mediático permanente, sobre todo a cargo de la COPE y El Mundo que, a su vez, se concentraron en cuestionar y deslegitimar el proceso judicial por el 11-m, montando una gigantesca máquina de patrañas, embustes y delirios que la sentencia ha venido a desbaratar, dejándolos en una posición desairada que tratan de mejorar prosiguiendo con las fabulaciones.

    El otro aspecto en el que la actividad de la oposición ha sido claramente obstrucionista es el de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la actividad del Tribunal Constitucional. En ambos casos, la línea del PP ha consistido en plantear tales exigencias que han bloqueado las dos instituciones. Parece mentira que un partido prosistema y conservador actúe como dinamitador de las instituciones democráticas pero eso es exactamente lo que ha pasado.

    La cuestión es cómo haya encajado estas circunstancias la opinión pública. Las últimas encuestas no dejan lugar a dudas de que el electorado tiene mejor opinión del Gobierno que de la oposición y muchísima mejor del presidente del Gobierno que del dirigente de la oposición mayoritaria, cuyo grado de impopularidad probablemente sólo sea superado (negativamente) por el señor Mayor Oreja. La intención de voto es favorable al PSOE con un margen de ventaja que de momento es bastante oscilante, entre dos y seis puntos porcentuales. Por tanto, es razonable pensar que ganará las elecciones, de no suceder algún imprevisto.

    El PSOE va a ganar, en parte, por el carácter positivo de su gestión que ha sido indudablemente brillante en cuestiones sociales como la igualdad de derechos de los homosexuales, la legislación contra el maltrato machista, la igualdad de género, la ley de dependencia, etc; y también en una gestión económica que ha mantenido alta la coyuntura con descenso del paro y, hasta estos últimos tiempos, contención de la inflación y buenas perspectivas. El aspecto oscuro en este terreno ha sido la crisis de las infraestructuras catalanas. El hecho de que se haya producido en el último año de la legislatura muestra que en su origen es culpable el anterior gobierno del PP pero también su sucesor del PSOE que tuvo cuatro años para prevenir y no hizo nada.

    La política exterior ha sido un tanto errática. Empezó muy bien sacando las tropas del Irak pero ese mismo éxito dañó las relaciones con los EEUU en el orden de los máximos representantes, cosa que no ha tenido mayor importancia, pero ha sido muy explotado por la oposición con muy escaso sentido de la oportunidad porque el electorado no ve con malos ojos a un Gobierno que no se doblegue a los estadounidenses. El resto de la política exterior, alicorta, en parte porque el impasse del proyecto de Constitución europea ha dejado poco margen de maniobra y en parte porque la política hacia América Latina ha sufrido altibajos, el último a cargo del insoportable señor Chávez, al que la diplomacia española debe ignorar pues no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Si el abusaniños quiere disculpas, que empiece por ofrecérselas él al señor Rodríguez Zapatero por interrumpirle y a todos los miles, millones de personas que querían escuchar al señor Rodríguez Zapatero y no a él. O sea, que se calle de una vez.

    En el capítulo de la organización territorial del Estado, que era un punto fuerte del programa socialista, aunque se ha procedido a renovar con éxito diversos estatutos de autonomía, toda la atención se la ha llevado el desgraciado incidente del estatuto catalán, actualmente varado en el Tribunal Constitucional que ya veremos si puede pronunciarse. Parcialmente a cuenta de las tribulaciones catalanas ha surgido el nuevo partido Ciutadans, del señor Albert Rivera, cuyo impacto de momento, es bastante moderado.

    En la política antiterrorista, donde la oposición de derechas ha concentrado sus baterías, el Gobierno ha hecho lo que ha podido a veces con mejor, a veces con peor fortuna. El episodio de De Juana Chaos, singularmente mal llevado, respondió a unas increíbles declaraciones del entonces ministro de Justicia y una gestión particularmente inepta del asunto que, por fin, pudo reconducirse gracias en parte a que el juego de la otra parte, el propio señor De Juana y sus amigos de ETA todavía fue peor. En punto a las negociaciones, el Gobierno hizo lo que debía hacer y no creo haya prueba más clara de ello que la rotunda coincidencia del PP y Batasuna en valorar su comportamiento como reprobable. Para el primero, el Gobierno estuvo dispuesto a negociar y malbaratar España; para la segunda, las negociaciones fracasaron porque la otra parte jamás quiso arriesgar nada en los tratos. Esa coincidencia de los contrarios es muy favorable al Gobierno. Y, en todo caso, a las deficiencias en este terreno se debe el surgimiento de otro partido, el de UPD, pendiente de recibir su bautismo de fuego electoral.

    Por último, en el terreno simbólico de la memoria histórica el señor Rodríguez Zapatero ha cumplido con la ley que regula esta materia. Se trata de una norma insuficiente, que plantea más cuestiones que las que resuelve pero que era de todo punto necesaria para reparar una injusticia histórica. Ya iremos mejorándola.

    En definitiva, tampoco se olvide que si la labor de gobierno presenta algunas sombras, la de la oposición no muestra ni una sola luz. Su gestión ha sido bronca, montaraz, agresiva, sin ideas y con muy poco calado. La diferencia puede no estar tanto en los votos que gane el PSOE como en los que pierda el PP, pero aquel tiene las elecciones ganadas y es posible que con mayoría absoluta.

    (Saco la foto de El País. En ella no se sabe qué admirar más, si el gesto yankee del candidato que sube al estrado con su mujer o el muy hispánico de todos los ministros alineados como guardias de corps, batiendo palmas ante el jefe).

    Cuestión de honor.

    Coincidiendo con el cuarto centenario del nacimiento de Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), la Compañía Nacional de Teatro Clasíco, dirigida por Eduardo Vasco, ha puesto en escena en el teatro Pavón uno de los dramas más famosos del autor toledano, Del Rey abajo, ninguno, también llamado García del Castañar y El Conde de Orgaz.

    La versión y dirección, a cargo de Laila Ripoll hace lo que puede con una obra especialmente verbosa y con bastantes altibajos en su desarrollo ya que, al parecer, no es de autoría exclusiva de Rojas. Por sus exiguas dimensiones el teatro Pavón no es el más adecuado para una escenificación que trata de agilizar los diálogos intercalando coros y danzas y que, en consecuencia, a veces parecen fuera de lugar. Joaquín Notario hace un don García muy convincente y Miguel Cubero da vida a un Alfonso XI (vestido y maquillado como Felipe IV) francamente bueno.

    El drama, que llegó a ser muy popular en el Siglo de Oro, funciona como una mezcla de menosprecio de corte y alabanza de aldea de un lado y El Alcalde de Zalamea de otro. García del Castañar, un hombre que vive oculto como si fuera un labriego pues su padre biológico, un noble, está acusado de traición al Rey, está casado con doña Blanca que, aunque de apariencia campesina, también es de sangre noble. A cuenta de la belleza de doña Blanca se arma un malentendido que afecta a los puntos del honor marital de don García y que éste acaba resolviendo de forma expeditiva. Los demás, como el público, son espectadores.

    Asimismo este año se cumple el sesquicentenario del nacimiento de mi bisabuelo, Emilio Cotarelo y Mori, quién hacia 1910 publicó un erudito estudio de investigación biobibliográfica sobre Francisco de Rojas. Para celebrar ambas efemérides, la Real Academia de Bellas Arte y Ciencias Históricas de Toledo lo ha reeditado con un amplio estudio introductorio e índice a cargo de Abraham Madroñal, que ha hecho un excelente trabajo. Gracias, Abraham.

    En realidad este año ha sido muy propicio para mi antepasado, ya que se han editado otras obras suyas largo tiempo agotadas, como Iriarte y su época, El Conde de Villamediana y el Diccionario biográfico y bibliográfico de calígrafos españoles, así como los magníficos ensayos sobre las actrices María Ladvenant y Quirante y María del Rosario Fernández, llamada «La Tirana». En próximas fechas postearé algo sobre algunas de estas obras.

    La biografía de Rojas en cuestión, de quien constan muy escasos datos y menos que constaran de no mediar una investigación a fin de hacerlo caballero de la Orden Santiago, que obligó a rastrear papeles y rescatar partidas, dilucida algunos puntos oscuros de la vida del insigne dramaturgo en un trabajo exhaustivo y muy paciente y meritorio de los que don Emilio dejó sobradas muestras. Incluye asimismo un amplio catálogo comentado de las obras de Rojas en el que se ve que mi bisabuelo consideraba la obra que nos ocupa como escrita exclusivamente por el autor siendo la idea de la creación compartida producto de investigaciones posteriores.

    Don Emilio, quien considera a Rojas como "uno de los seis astros de primera magnitud en el cielo literario de nuestra escena", sostiene que es también el creador del género literario de figurón, esto es, comedias jocosas "término medio entre la comedia urbana y las parodias de las llamadas comedias burlescas". Y ya sólo por esto tendría don Francisco de Rojas derecho a figurar en la historia de la literatura.

    Su teatro es extraordinariamente representativo del Siglo de Oro. Influido por don Pedro Calderón de la Barca y, sobre todo, por Lope de Vega, privilegia los asuntos de honor y las intrigas. En Del Rey abajo ninguno, García del Castañar tiene claro que hay que mantenerse a distancia de los reyes:

    "que por acá siempre he oído,/ que vive más arriesgado/el hombre del Rey amado/ que quien es aborrecido."
    El punto de honor es muy complicado por cuanto García cree que es el Rey quien se apresta a mancillar su honor solicitando a su mujer y a eso sólo sabe decir:
    "...pero si Blanca es la causa/ y resistirle no puedo,/que las pasiones de un rey/no se sujetan al freno/ni a la razón, ¡muera Blanca!".
    Cómo cambian los tiempos. Según las concepciones morales del siglo XVII, don García es un héroe que se debate entre el sentido del deber de lealtad al rey (un poco lacayuno, a mi ver, cual se echa de ver en ese "del Rey abajo, ninguno") y su deseo de limpiar con sangre cualquier agravio, al extremo del asesinato. Para la mentalidad contemporánea quizá no pase de ser un maltratador de género.

    diumenge, 25 de novembre del 2007

    Yo no soy machista pero...

    Con motivo del día internacional contra la violencia machista me apresuro a decir que

    yo no soy machista pero...

    … solemos olvidarnos de los malos tratos a los hombres;

    ... además, en esto de la violencia de género hay mucho de políticamente correcto, lo que es algo vomitivo;

    ... …además ellas se lo buscan…

    por odiosas, melosas, infieles, celosas, provocativas, indiferentes, empalagosas, desdeñosas, casquivanas, puritanas, serviles, desagradecidas, frígidas, calientes, chinchorreras, olvidadizas, egoístas, dadivosas, abandonadas, perseverantes, por ser ellas mismas, por no serlo;

    … además a muchas les gusta; les va la marcha, vamos;

    … además en muchos casos los malos tratos son falsos; por ejemplo, denuncian violaciones cuando ha habido relaciones sexuales consentidas;

    … además la culpa la tiene el “sistema” que presiona a los hombres para que se correspondan con un modelo de macho triunfador que no los deja vivir;

    … además, qué caramba, algunas se lo merecen;

    ...además peor las tratan los moros (gracias, Girolamo).

    ¿A que todos hemos oído en una u otra ocasión alguno de estos razonamientos?

    El siguiente video está bien.

    Está en inglés sólo escrito y es muy fácil. Voy a ver si aprendo a poner subtítulos en los videos de You Tube.


    Es un video clarísimo: la única razón segura por la que hay que sufrir violencia es el hecho de haber nacido mujer.

    En verdad es duro vivir porque, miremos a dónde miremos, sólo vemos el mal.

    (La imagen es un episodio de la Historia de Nastagio degli Onesti, de Boticcelli, según el relato de Bocaccio. Son cuatro cuadros. Hay tres en el Museo del Prado -éste es uno de ellos- y el otro pertenece a una colección particular en Suiza. Hace referencia a un hábito muy extendido en el arte occidental de utilizar el maltrato a las mujeres con fines moralizantes. La leyenda de la "doma de la bravía", tan extendida por todas partes).

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