El Corte inglés ha decretado que estamos en Navidades. Una luminaria gigantesca te saluda cuando sales de la M-30 para entrar en Pozuelo: Felicidades.O sea, dices, Navidad; porque ¿por qué iba a desearnos a todos felicidades el Corte inglés? por ser Navidad. Vaya por Dios, ya está aquí otra vez y, con ella, lo más odioso que tiene, que son los artículos periodísticos en contra de la Navidad. Y los que hablan del despilfarro se llevan la palma plúmbea. Todo el año pillados por la hipoteca y para una vez que te puedes dar el gustazo de gastar sin tino viene la miriada de catones los censores a afearte tu inocente vicio. Malhaya sus muertos.
No es la Navidad lo que no me parece posible, que bien posible es, sino otra cosa, algo que tiene que ver con la política, con los conflictos en este terreno o connivencias entre políticos y medios. Porque leo en Público que Rajoy aprobó la maniobra contra el TC en contra de dirigentes del Partido Popular. Tampoco tiene esto que ser motivo de asombro ya que los errores del señor Rajoy son comidilla de la corte.
Lo digno de reseñar sería que el señor Rajoy no hiciera disparates. Pero es más que un disparate ya que, si he entendido bien la información, lo que el artículo dice es que la prueba en que se iba a basar la recusación de tres magistrados progres se fabricó en una reunión, se le dio forma de noticia y se envió al diario El Mundo que la publicó sin rechistar, sin firmar, sin contrastar. Es que algo así es muy fuerte porque da a entender que hay una unidad de acción entre el periódico y el partido. Se dice (los de Abc, La Razón, etc, no hablan de otra cosa) que El País es el periódico del PSOE o, incluso, lo llaman "el B.O.E.", pero no es fácil imaginarse que las gentes del PSOE se reúnan, den como noticia su deseos y El País la publique sin más, sin citar fuentes ni nada. Ese proceder, por cierto, tiene más valor como literatura que como periodismo.