dilluns, 16 de febrer del 2009

Otra historia de la filosofía.

Con este tercer volumen (Los libertinos barrocos. Contrahistoria de la filosofía III, Anagrama, Barcelona, 2009, 312 págs.) continúa Onfray su proyecto de escribir una historia alternativa de la filosofía; alternativa a las historias consagradas, académicas, al uso de las sucesivas generaciones, que le parecen falseadas y sesgadas y cuyos dos primeros volúmenes fueron Las sabidurías de la antigüedad, Anagrama, Barcelona, 2007, 330 págs. y El cristianismo hedonista, Anagrama, Barcelona, 2007, 339 págs.

Para Onfray la escritura de la historia de la filosofía ha sido siempre platónica, lo cual es obvio. Basta recordar el famoso dicho de Whitehead de que la historia de la filosofía no es más que una serie de glosas a los diálogos de Platón. La cuestión consiste en enfrentarse a la filosofía idealista en su triple fórmula platónica, cristiana y alemana contraponiendo la historia de una filosofía hedonista (que él, Onfray, defiende), materialista, atea, existencialista, pragmática y corporal. Merced al triunfo de Platón y sus herederos, los estoicos y los cristianos, se ha impuesto la lógica del odio al mundo terrenal, la aversión a las pasiones, y al cuerpo, todo sacrificado a las pulsiones de la muerte. Pues bien, de lo que se trata es de dibujar otra historia de la filosofía, la del pensamiento contrario al anterior, silenciado, vencido, muchas veces perseguido y eliminado en las hogueras de la inquisición.

En el primer volumen (Las sabidurías de la antigüedad) Onfray atribuía el comienzo de esta otra corriente al materialismo abderita y, en concreto, a la obra de Leucipo y, sobre todo, del gran Demócrito al que las historias al uso consideran "presocrático" cuando es un estricto contemporáneo de Sócrates y de quien corrimos el riesgo de no saber nada si se hubiera cumplido el deseo que , según cuenta Aristoxeno en sus Memorias históricas, abrigaba Platón de quemar todas sus obras; un Platón que no se digna mencionar a Demócrito ni una sola vez en las dos mil páginas de sus diálogos (p.59). De Demócrito resalta Onfray en especial su teoría relativista del conocimiento, su ateísmo (un tema especialmente querido para el autor) y la dietética de los deseos (p. 70).

Este primer volumen repasaba asimismo brevemente las obras de Hiparco, Anaxarco, Antifón (predecesor del psicoanálisis y teórico del hedonismo libertario y el principio de igualdad de los seres humanos) (p. 102), Aristipo de Cirene, los cínicos (Diógenes, Filebo, Eudoxio, Pródico), y el epicureísmo grecolatino.

Dentro de éste especial atención, claro, a Epicuro, cuya doctrina puede resumirse en cuatro puntos: 1) no hay nada que temer de los dioses; 2) ni de la muerte; 3) se puede soportar el dolor; 4) y lograr la felicidad (p. 183). La ataraxia epicúrea es similar a la felicidad ascética con la diferencia del rechazo del dolor (199). Define Onfray el jardín de Epicuro como la anti-república de Platón (p. 211). El paso a Roma, en el llamado epicureísmo de Campania, se hace de la mano de Filodemo de Gadara quien complementa a Epicuro añadiendo a su doctrina una estética y una política hedonistas (240).

Otro punto fuerte de la contrahistoria en Roma es el De rerum natura de Lucrecio, caracterizado por su materialismo radical, su odio a la religión y los sacerdotes y la deconstrucción de los mundos del más allá, todo lo cual fue causa de que San Jerónimo se dedicara a calumniarlo y a tratar de ocultarlo (p. 246). De Lucrecio es la idea de que las religiones nacen de la incultura de la gente lo que, entre otras cosas, explica por qué el poeta se ganó el odio de las masas, los sacerdotes y los príncipes (p. 253).

El segundo volumen, El cristianismo hedonista, daba cuenta asimismo de una larga serie de pensadores normalmente ausentes en las historias ad usum y trataba otros que sí aparecen de forma original. Empezaba reflexionando sobre los gnósticos que no son cristianos, como dice Renan, sino filósofos que caminan por el mismo sendero que Jesús pero con resultados metafísicos contrarios (p. 44), entre ellos Simón "el mago", Basílides, Valentín, Carpócrates, Cerinto, Marcos y Nicolás.

No todo en la Edad Media es oscuridad: Boecio sostiene que la filosofía puede valerse por sí misma, sin necesidad de la teología, Roger Bacon propone una ciencia experimental y Dante y Marsilio de Padua separan lo espiritual de lo temporal (p. 79). La corriente llamada del espíritu libre, relacionada con el milenarismo de Joachim de Fiore recoge casos como el panteísmo de Amaury de Bene o el de Heilwige de Bratislava y las beguinas libertinas (p. 109), entre otros casos, muchos de ellos víctimas de la intransigencia eclesiástica.

El territorio humanista es especialmente rico en hedonistas, que tampoco suelen aparecer en las historias ordinarias. El primero en proponer un cristianismo epicúreo (fórmula a la que se acogerán los otros) fue Lorenzo Valla con variantes como un cristianismo hedonista (p. 150). Tras los pasos de Valla, Marsilio Ficino y Erasmo de Rotterdam, otro cristiano epicúreo.

Casi la tercera parte de este segundo volumen estaba consagrada a los Ensayos de Montaigne y al propio Montaigne, con respeto a la tradición que ve en él un pensador en tres etapas: estoico, escéptico y epicúreo (p. 212), si bien Onfray matiza que el escepticismo del señor de Montaigne no es el de Sexto Empírico sino el de Sócrates (p. 215). Como es bien sabido, los Ensayos son un pozo de todo. Subrayo que Onfray atribuye al autor el descubrimiento del inconsciente y el ser predecesor de Freud (p. 246) y algo más allá y sin que sea necesario decir a quién precede, la idea de que el hombre es un ser para la muerte y la conciencia de no ser sino para la muerte (p. 247).

Lo anterior era necesario como prolegómenos a este tercer volumen de Los libertinos barrocos que versa sobre los autores del Grand siècle francés. Quizá sea esa la mayor crítica que quepa hacer a esta contrahistoria de la filosofía: que es casi exclusivamente francesa. Se queja de que la historiografía, dominada por Le siècle de Louis XIV, de Voltaire, reseñe la obra de Descartes, Corneille, Racine, Pascal, Bossuet, Boileau, Mme. de Sévigné, Molière, La Bruyère y La Rochefoucauld, pero deje fuera a Pierre Charron, De la Mothe Le Vayer, Pierre Gassendi, Cyrano de Bergerac y Spinoza, que son a los que dedica el volumen Onfray bajo la consideracón genérica de "libertinos barrocos" caracterizados por: a) una genealogía montaigneana; b) un método de deconstrucción escéptica; c) una ética radicalmente inmanente; d) una creencia religiosa fideísta (p. 29); o sea, los antecesores del siglo de las luces.

Pierre Charron, el de la "voluptuosidad prudente" fue víctima de la estrategia que señala Diógenes Laercio en la Vida de Epicuro, la de calumniar al hombre para no hablar de la obra. En este caso las calumnias y las infamias fueron a cargo del jesuita François Garasse, en Doctrina curiosa de los espíritus refinados.... Amigo de Montaigne, Charron elabora una obra (un gigantesco De la sabiduría) con una teología inmanente, una ontología monista y una metafísica laica. Dios existe pero, como dicen Epicuro y Lucrecio, no es una amenaza para la vida cotidiana (p. 67). De Charron es la idea revolucionaria (atribuida a Pierre Bayle, que fue posterior) de que se puede ser impío, incrédulo y hasta ateo y virtuoso (p. 74)¡Cuánto está costando liberar al ser humano de las garras de los curas!

De La Mothe Le Vayer dice Onfray que es una mezcla de Pirrón y Jesús, que no está mal (p. 83). Mantiene el criterio de la justa medida, la prudencia, la acatalepsia. Su obra El banquete escéptico es un batiburrillo que recuerda los gabinetes de curiosidades tan de moda entonces: allí se trata de la antropofagia, la homofagia, la cropofagia, la zoofilia, la homosexualidad, el incesto, la masturbación, etc bajo criterio relativista y culturalista (p. 94) y como las cosas obedecen a la relatividad de lugar y tiempo, el sentido se encuentra en la suspensión escéptica del juicio, la epojé (p. 109).

La existencia de Saint-Évremond transcurre entre los campos de batalla y los salones mundanos de parís y Londres, en donde pasó la mayor parte de su vida en el exilio. Un típico autor al que los filósofos consideran un literato y los literatos un filósofo y nadie acaba de conocerlo bien. Su obra es fragmentaria y está dispersa por su actitud contraria a la publicación de trabajos definitivos: "aprecio más una hora de vida bien vivida que el interés por una mediocre reputación" (p. 136). Es un escéptico , también partidario de la epojé (p. 140), un epicúreo pero de influencia de los poetas elegíacos latinos (p. 144), fideísta, libertino, cristiano, epicúreo y católico cabal (p. 153). Una mezcla muy matizada.

Pierre Gassendi tiene la curiosa condición de ser un sacerdote prototipo del libertino (p. 156) cuya divisa es nada menos que sapere aude (p. 160). Polemiza con Descartes hasta que éste abandona la controversia; pero Onfray señala por mor de la justicia que mientras que la Iglesia lanza a los jesuitas contra el autor del Discurso del método hasta incluirlo en el Índice, no hará nada parecido con Gassendi quien siempre fue católico y que, a semejanza de Valla, Erasmo o Montaigne, quiere conciliar el materialismo atomista antiguo y el espiritualismo cristiano, la ética hedonista epicúrea y el ideal ascético paulino, Epicuro y Cristo (p. 183). El cristianismo lo echó a perder, como dice Nietzsche que sucedió con Pascal (p. 193).

Cyrano de Bergerac, uno de mis autores preferidos, sí que no es visitante habitual en las historias de la filosofía que seguramente lo encuentran excesivamente fantasioso. Su vida, presidida por el percance de su nariz, es oscura en todo lo demás. No se sabe si era bisexual u homosexual, si padeció sífilis; ni siquiera se sabe si murió por accidente o asesinado. Su obra, tan desigual como su vida, cubre varios campos pero la principal es ese prodigio (indebidamente ignorado) de literatura utópica que se titula El otro mundo o los Estados e Imperios de la Luna y los Estados e Imperios del Sol. Onfray le atribuye la paternidad de lo que acertadamente llama el "panteísmo encantado" (p. 210) que hace un desmontaje de lo religioso a través de lo cómico. Un ejemplo en relación con la cuestión de la resurrección de la carne: la hipótesis de que nos demos un festín caníbal y nos comamos a un mahometano, ¿qué sucede el día de la resurrección de la carne? (p. 222) Cyrano anticipa varios inventos contemporáneos, como la bombilla eléctrica o el magnetófono. En punto a ética sigue el espíritu de Etienne de la Boétie en su Discurso sobre la servidumbre voluntaria, con la conclusión que siempre me ha parecido certera: pensar es vivir en libertad (p. 227).

Finalmente, Onfray dedica certeras páginas al único filósofo no francés en la obra y que sí aparece en las historias ordinarias, si bien en ellas se subrayan otros aspectos de su vida y pensamiento. La vida de Spinoza es epicúrea a lo que curiosamente ayuda el hecho de que viviendo en un país protestante, es maldecido por "hereje" y excluido de la comunidad judía. Su lema (que no se encuentra en la Ética, sino en una carta a Oldenburg) es "ni reír ni llorar sino comprender" (p. 240). La epistemología es la condición previa de la ética hedonista y hay tres formas de conocimiento (en otras partes, el filósofo dirá que son cuatro): el que nos viene de la experiencia ajena en forma de relato de otros, el de la razón discursiva y el intuitivo (pp. 250/251). La fórmula Deus sive natura encierra el panteísmo espinozista, igual que la dialéctica entre natura naturans y natura naturata. El libre albedrío es una ilusión. Si los hombres supiéramos qué es lo que nos mueve, dejaríamos de recurrir a esta fórmula. Dios es la naturaleza igual que el cuerpo es el alma y el alma el cuerpo. Nada de extraño que Spinoza aparezca como materialista, racionalista y ateo. Por lo demás, su evidente republicanismo y su oposición a la monarquía (del Tratado Teológico-Político) lo convierte en un pensador muy actual. Conocida es su doctrina acerca de la diversidad de sentimientos que procede de la combinación de tres de ellos: deseo, alegría y tristeza. El deseo es el apetito acompañado de la conciencia de sí mismo; la alegría, la pasión por la que el espíritu pasa a mayor perfección; y la tristeza a una menor perfección. Para terminar: relación de pasiones tristes: la vergüenza, el odio, el desprecio, el dolor, la melancolía, el horror, la aversión, la burla, la desesperación, el desdén, el miedo, la humildad, la decepción, el acatamiento, la piedad, la aprensión, la indignación, el pudor, la envidia, el estupor, la cólera, la venganza, la censura, la crueldad, el arrepentimiento, el desprecio de uno mismo y los celos (p. 262). ¿Cómo no iban a odiarlo los curas de todas las confesiones?

Onfray resume este siglo diciendo que en él se da el uso metódico y experimental de la razón y la crítica a la religión como obstáculo al ejercicio de la inteligencia (p. 268). No es un siglo ateo, pero sí conduce al ateísmo (p. 270) que, dentro del programa filosófico de Onfray viene a ser como el fin de la emancipación filosófica del ser humano.

Es de esperar que los tomos que faltan (tiene tres más anunciados) sean tan interesantes como estos. No obstante me queda una duda y ella es si cabe en propiedad llamar a esta obra una contrahistoria de la filosofía; no porque no sea contra sino porque no es historia. Claro que siempre se puede argumentar que nadie sabe qué sea la historia de la filosofía y hasta habrá quien diga que la filosofía carece de historia. Pero, al margen de esto, la cuestión es si el magnífico trabajo de desenterramiento de Onfray es una historia o, antes bien, un relato temático de la sucesión de los filósofos. El tema es el hedonismo y de lo que obviamente se trata es de ir descubriendo aquellos pensadores que, por predicarlo y/o practicarlo, quedaron marginados de las historias "ortodoxas". Pero, al ser un relato tematico, es monocorde, se abordan siempre las mismas cuestiones, siglo tras siglo, y no estoy seguro de que quepa llamar historia (contra o no contra) a esto. ¿La prueba? Que también aparecen arrimados a los pensadores directa o indirectamente hedonistas o epicúreos otros que, no siéndolo, tratan temas que puedan ser tangenciales y que, de paso, recuerden las historias tradicionales de la filosofía. Esa es, me parece, la razón por la que, a veces, emergen autores como La Boétie, Bacon, Marsilio o Dante que no son hedonistas ni epicúreos. Más que de una contrahistoria de la filosofía que implicaría, supongo, una lectura alternativa de los filósofos que la han hecho, se trata de investigar una línea complementaria, aunque suprimida u oculta, de la historia tradicional. Ello no resta mérito a la obra; sólo la resitúa.

diumenge, 15 de febrer del 2009

A toda vela hacia el desastre.

A medida que van conociéndose más detalles de la famosa trama más claro resulta que el Partido Popular se encamina a sendas derrotas electorales el próximo 1º de marzo. La imagen que proyecta lo actuado hasta la fecha y no desmentido es la de una red de delincuentes cuyos cabecillas se encuentran de momento a buen recaudo en la que estaban implicados cargos del PP en las administraciones locales y, cuando menos, en las autonómicas de Madrid y Valencia. Esa misma red actuaba con anterioridad en el plano nacional del PP en tiempos del segundo Gobierno de Aznar pero de los aspectos concretos de estas actuaciones y acerca de quiénes estaban implicados todavía no se sabe nada, aunque debe de haber asuntos de mucha enjundia a juzgar por el pesado manto de silencio que ha caído sobre lo relativo a esos años. El señor Aznar, el señor Agag y hasta el señor Álvarez Cascos están callados como tumbas, cosa extraña con lo parlanchines que han sido siempre, especialmente el primero y el tercero.

Los conservadores están descubriendo que por muy mala que se presente la situación económica y social, por acuciantes que sean los problemas, por mal que actúe el Gobierno, si el partido que hace campaña aparece minado por la corrupción, los electores ya no escuchan nada sobre las demás cuestiones. Es una vieja regla del quehacer humano que tiene muchas fórmulas: "Consejos vendo y para mí no tengo", "cree el ladrón, etc". Los partidos tienen muy mala fama en las democracias; encuesta tras encuesta aparecen valorados en último lugar, la gente no confía en ellos, cree que van a lo suyo, que controlan la política y que se lo llevan crudo... pero los votan también elección tras elección. Sólo en un caso dejan de los electores de votar a algún partido: cuando éste se ajusta a la mala opinión que la opinión tiene de todos los partidos.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).

Chávez.

Hoy se ventila en Venezuela el referéndum de reforma constitucional (o "enmienda", según refinada y manipulada precisión del Tribunal Constitucional) que eliminará el límite de cantidad de mandatos del Presidente establecido en el texto de 1999 adoptada en su día a iniciativa del señor Chávez. Se ve que no contó entonces con algo tan evidente como el paso del tiempo y quiere ahora desfacer su propio entuerto.

En principio no veo por qué tiene que haber límites a la cantidad de mandatos que pueda calzarse un representante de cualquier nivel siempre que las elecciones sean periódicas y libres. Si a la gente le gusta un mandatario y quiere tenerlo diez, veinte, treinta años, ¿por qué no podrá hacerlo? Limitar esa capacidad por ley o Constitución es coartar la libre voluntad del pueblo al que, sin embargo, se proclama soberano. Hay quien dice que así se elimina la alternancia, que es consustancial a la democracia pero esto no es cierto: mientras las elecciones sean libres, la alternancia siempre será posible pues dependerá de los respectivos candidatos. Lo que no es de recibo es imponer la alternancia por criterio legal.

Dicho lo anterior me pregunto si es de recibo que en mitad de su segundo mandato el señor Chávez convoque un referéndum y por segunda vez, pues el anterior lo perdió hace unos meses con el fin de perpetuarse en el poder. Y me respondo que no. No porque no pueda proponerse dicha reforma constitucional sino porque hacerlo cuando está uno en el poder con el exclusivo fin de beneficiarse a sí mismo es un abuso, una falta de ética y de estética. Si el señor Chávez quiere ser presidente vitalicio de la República bolivariana sin recurrir a la intentona militar, que lo haga legalmente y no mediante una burla de la ley, esto es, que cumpla la legalidad, termine su mandato, deje paso a un sucesor y, luego, desde la acción política partidista, presente la propuesta de reforma de la Constitución.

Lo que no sea eso es un abuso de poder y si, además, se da mediante un referendum en el que la gente tiene que responder a la pregunta siguiente, además de abuso de poder y acto tiránico, es una tomadura de pelo. La preguntica de marras es:

¿Aprueba usted la enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución de la República tramitada por la Asamblea Nacional que amplía los derechos políticos del pueblo con el fin de permitir que cualquier ciudadano o ciudadana, en ejercicio de un cargo de elección popular, pueda ser sujeto de postulación como candidato o candidata para el mismo cargo por el tiempo establecido constitucionalmente dependiendo su posible elección exclusivamente del voto popular?".

¿Han entendido algo? No crean que me la he inventado; la he sacado de una tribuna de Ibsen Martínez ayer en El País titulada Otro referéndum para el comandante.

En el ínterin se ha producido el curioso incidente de la expulsión del pais del eurodiputado del PP, señor Luis Herrero. Nuestro Gobierno, haciéndose eco de la escandalera que han motado en la COPE, ha llamado al embajador venezolano para comunicarle, supongo, su malestar y amonestarle en el sentido de que esas cosas no se hacen. Pues no sé yo... ¿Es competencia de los observadores internacionales en un proceso electoral en un país criticar públicamente las disposiciones administrativas del voto y llamar dictador al Presidente de la República? Me da que no. ¿Qué hubiera hecho el Gobierno de España si, habiendo convocado unas elecciones y aceptado la presencia de observadores internacionales uno de ellos se permitiera llamar "dictador" al Jefe del Estado el día anterior a la votación? He de confesar que no sé lo que hubiera hecho el Gobierno de España; sé lo que hubiera hecho yo: poner al insultador en un avión de vuelta a su casa.


Actualización a las 13:00 del 15/02.

Según parece no es cierto que el señor Herrero hubiera ido a Venezuela como observador internacional sino como invitado de la oposición. En tal caso, yo no lo hubiera puesto en la frontera; no le hubiera tocado un pelo y creo que el comportamiento de las autoridades venezolanas es una arbitrariedad y un acto de despotismo.

(Las imágenes son sendas fotos de InSurGente, bajo licencia de Creative Commons).

Peregrino de la memoria (XLII).

Niños.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XLI), titulada Reverberaciones).

Esteban y Beatriz viven en un piso cómodo aunque no muy grande de una casa que debió de construirse hacia 1930: techos altos, suelo de tarima, puertas acristaladas y molduras en los techos. Toda la familia se encuentra en el comedor, tratando de convencer a los niños para que cenen. Cuando estos me ven saltan de las sillas, al grito de ¡abuelo, abuelo! Sus padres los llaman:

- ¡David!¡Nicolás! Venid aquí, terminad de cenar.

Es inútil; no prestan atención. Soy yo, miserable traidor, quien los hace recuperar sus respectivos lugares en la mesa. Pero recuperar los lugares no quiere decir recuperar la cena porque quieren saber si les he traido algo.

- ¡Cómo no: chuches!

- ¡Chuches! -dicen muy contentos- A ver, a ver.

- Chuches -dice Beatriz en tono recriminatorio.- Primero os tomáis la cena y luego ya veremos las chuches.

- Venga, niños -dice Esteban sin mucho ánimo.

- También he traído pasteles para todos.

- Hombre, buena idea. -dice Esteban- Aunque no deberías preocuparte. Yo con las chuches tengo bastante.

- Las chuches no son para los mayores -dice Nicolás.

- ¡Qué sabrás tú!

- No son para los mayores, son para los niños, ¿verdad que sí, abuelo?

- Claro que sí; lo que pasa es tu padre es un niño.

- No es un niño; es un mayor.

- Eso cree él también.

Beatriz está cortándole con unas tijeras unos trozos pequeños de filete.

- Venga, coméos la carne.

- ¿Qué tal el día en la Caja?

- ¡Bah, como todos!

- Quieren cambiarla de sección.

- ¡Ah! ¿Sí? -La verdad es que nunca ha sabido en qué sección de la Caja trabaja Beatriz; es más, nunca he tenido una idea clara de cuál es su trabajo. Siempre me ha parecido que consiste en hacer informes, informes de viabilidad, de aceptación, de denegación, al menos por lo que suele contar, si bien es cierto que, gustándole hablar del trabajo, lo que más le interesa son las luchas por el poder en la sucursal en la que está o la competencia con otras sucursales así como los acontecimientos dentro de su agrupación de economistas en entidades financieras, en donde también hay peleas, alianzas y siempre luchas por el poder. Porque todo son luchas por el poder en la sociedad. Que se lo digan a Foucault que lo veía en todas partes. Algo por lo que la gente lucha, por lo que se cometen delitos y, según cómo y dónde, se asesina, se promueven revoluciones y restauraciones, de esas que se escenifican para quedar incrustadas en la historia. Las luchas por el poder en la Caja tienen menos consecuencia pero no menos intensidad. Este cambio, sin embargo, no parece inscribirse en ninguna de esas luchas.

- Sí; cambio de sección. Han creado una exprofeso para gestionar todos los inmuebles que la Caja está absorbiendo por los impagos de las inmobiliarias.

- Bueno, tampoco has cambiado tanto. Estabas en hipotecas.-

- Mamá, ¿qué son hipotecas?

- Anda, muy bien, a ver cómo explicas a un niño qué es una hipoteca.

- Pues una hipoteca...

- ¡Es un hipo que te cagas!

- Oye qué gracioso. Verás, una hipoteca es que nosotros queremos comprar esta casa, ¿vale?

- ¿No es nuestra?

- Pero imagina que no lo fuera y que queremos comprarla y que no tenemos dinero.

- ¿No tenemos dinero?

- Bueno, algo sí, pero no todo, nos falta parte de dinero, ¿qué hacemos?

- ¡Pedírselo al abuelo!

- ¡Hombre! Buena idea -dice Esteban- Estos niños serán banqueros.

- Bien; suponemos que el abuelo nos da el dinero. Entonces ¿qué?

- Nos compramos la casa.

- Con mi dinero, ¿eh? No se olvide.

- Exactamente y ¿qué hay que hacer entonces? ¿No lo sabéis? ¿No lo sabéis ninguno de los dos? Pues hay que devolvérselo.

- ¿Por qué? Él nunca nos dice que lo devolvamos.

- Vale, pues una hipoteca es...

- Déjalo, Beatriz, les importa una higa. Eso es lo grande, que les importa una higa.

- ¡Cómo nos entendemos, papi. En punto a higas, somos las tres generaciones a las que la hipoteca importa una higa.

- ¡Qué suerte!Pero vosotros estáis pagando una.

- Sí, pero es cómoda. Es de hace ya unos años, desgrava y Beatriz organiza las cosas de cine.

- O sea, que ganáis dinero con ella. Vale mucho Beatriz.

Me cae bien mi nuera. Tiene una personalidad fuerte y mucho sentido práctico pero, al tiempo, no sé por qué, pienso que seguramente tiene también un lado romántico. Es guapa. De rostro redondo aniñado, un mechón de cabello rebelde se le cruza entre los ojos y ha de retirarselo frecuentemente con una mano. Suele vestir con pantalones y camiseta cuando está en casa pero hoy lleva un vestido entallado y de volantes.

- He estado en una fiesta de la asociación -dice cuando observa que le miro el vestido.

- Pues te está muy bien. Debieras ponértelo más a menudo.

- ¿Verdad que sí? Anda, díselo a tu hijo que hace días que ni me ve.

- ¿No? Pues estás de muy buen ver.

- Si te digo yo que mi padre es un ligón.

- ¿Qué es un ligón?

- Que no hables así delante de los niños porque a ver qué les dices.

- Un ligón es una hipoteca que se ha ido de viaje.

- ¿Y por qué se van de viaje las hipotecas?

- A ver mundo.

- Bueno, ya está bien. Los niños tienen que ir a dormir.

- ¡No queremos ir a dormir! ¡Queremos estar con el abuelo!

Aprovecho el nuevo tema de discusión para repartir las chuches y poner en práctica el protocolo de dormir-con-el-abuelo que funciona bastante bien pues consiste en que les pongo los pijamas, los acuesto a cada uno en su cuarto y me quedo un rato hablando con uno de ellos (cosa por la que también suele haber discusión) hasta que se duermen. Después retorno al comedor, en donde ambos han levantado la mesa y están viendo la televisión mientras toman un café. Beatriz me ofrece uno y me pregunta si quiero beber algo más. Pues sí, claro: un whisky. Me gusta el whisky mezclado con coca-cola, cosa que ya me ha costado más de una discusión con alguno de esos puristas del whisky que deben de creer que se trata de la ambrosía de los dioses y condenan con las penas del infierno a quien no lo beba según los cánones que se han inventando, como todos los cánones.

Beatriz y Esteban hacen una buena pareja. Él también tiene algo aniñado en su figura, en su modo de cortarse el pelo y de vestirse, pero también es persona de gran estabilidad emocional y fuerte sentido de la responsabilidad, aspectos ambos muy tranquilizadores para un padre, siempre preocupado por cómo vaya a sus hijos.

- ¿Tienes algún viaje en ciernes?

- Sí uno pasado mañana. Un grupo a Petra, Siria y Jordania.

- Eso lo bordas tú.

- Un día teníais que veniros a Petra. Es un sitio increíble.

- ¿Y quién se cuida de los niños?

- Son unos días. Pueden quedarse con Leticia.

- Voy si me prometes algo: que vas a empezar a viajar menos. No te vemos nunca.

- De eso ya hemos hablado.

Se ve que ha sido objeto de discusión seria en la pareja. Beatriz se levanta con la taza de café en la mano.

- Me voy porque sé que queréis hablar en privado.

Yo no lo sé. Todavía no sé por qué estoy en casa de Esteban. Por un libro que estaba leyendo al parecer creo que me dijo.

- Sí, exacto, es un libro del que quiero hablarte o quizá que me hables tú.

- ¿Por qué?

- Es un libro en el que se habla de tu madre, de mi abuela.

(Continuará).

La imagen es una viñeta de Abrey Beardsley (1894)

dissabte, 14 de febrer del 2009

Dádivas y sobornos.

El sumario del juez Garzón es una mina de sorpresas. El propio juez Garzón en sí mismo ya lo es. Los periodistas debieran hacerle un homenaje. En su intensa carrera ha aparecido ante la opinión pública con muy diversas imágenes. Empezó como esforzado luchador contra el tráfico de drogas, que es donde comenzó a hacerse un nombre, aunque muchos le criticaban que sus sumarios luego quedaban en nada. Después fue el azote de los GAL, en la primera historia de José Amedo; interrumpió su actividad para acompañar a los socialistas en su Gobierno como número dos de la lista por Madrid, creo recordar, detrás de Felipe González. Frustrado, se reintegró a la judicatura y se convirtió en el azote de los GAL y... del PSOE. Añadió luego la muy interesante faceta de adalid de los derechos humanos, defensor de la jurisdicción criminal universal y némesis del dictador Pinochet, lo que abrió una nueva etapa en el derecho penal internacional. Volvióse el juez al país e inició una actividad de acoso a ETA y sus aledaños, bajo el concepto innovador del "entramado" etarra que quizá no fuera entonces de gran claridad jurídica pero sí práctica y de sentido común; el juez se limitaba a decir que era imposible que una organización armada como ETA no tuviera un aparato civil, mercantil, orgánico, empresarial, cultural, etc, que diera cobertura a su actividad delictiva y le permitiera realizarla y reclutar participantes. Algo obvio que ha ido calando en la sociedad..

Sobre él se ha escrito mucho y hasta un libro del que es autora la señora Pilar Urbano que le puso de título Garzón, el hombre que veía amanecer que suena mucho a peli de Hollywood años cincuenta quizá protagonizada por Gregory Peck y Joan Fontaine, por ejemplo; aunque tampoco debe echarse en saco roto la influencia del subconsciente en estos menesteres. El último hombre que veía amanecer en España es el de la "lucecita de El Pardo", "el que no descansa", según decía de sí mismo. Y ahora, el que ve amanecer aparece como látigo de la corrupción en España... y del PP.

Traigo est síntesis biográfica del juez Garzón a coleto para que puedan valorarse las palabras del señor Trillo, que lo presenta como una persona unidimensional, movida sólo por su identificación con el PSOE y su inquina al PP. Como puede verse ojeando el curriculum del citado juez esa afirmación es falsa de toda falsedad.

Pero ¿qué sucede? Que el juez Garzón, en estricto cumplimiento de su deber ha abierto una causa contra una (presunta) organización de delincuentes con la que presuntamente colaboraban en distintos grados de implicación una multiplicidad de personajes, funcionarios públicos y cargos del PP en las administraciones locales y autonómicas de Madrid y Valencia y hasta es posible que en alguna otra autonomía como Castilla y León. Y el problema más gordo es que esos distintos (y presuntos) delitos de corrupción parecen haber hecho metástasis en el partido de la derecha en donde hay verdaderos nervios, se habla de indefensión, se contraataca poniendo en cuestión la administración de justicia y la separación de poderes en el Estado de derecho y se arbitran unas medidas que tratan de paralizar la investigación o, cuando menos, sacar de ella al juez Garzón; es decir, medidas no destinadas a acelerar la acción de la justicia sino a dilatarla y obstaculizarla.

Finalmente, el señor Garzón ha negado que el PP pueda personarse en la causa porque hay pendientes acciones judiciales sobre miembros de aquel pero ha admitido que lo hagan instituciones. De inmediato la señora Aguirre (que no entiendo cómo no está en urgencias, curándose por la quemadura de la mano que puso al fuego por sus consejeros cuando ya tiene uno dimitido y a punto de ser procesado) ha salido diciendo que se personará la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM). Es la grandeza de la democracia y en este caso del juez Garzón, que reconoce derechos incluso a aquellos que van a usarlos torcida e ilícitamente. Porque cualquiera que conozca a la señora Aguirre sabe que para ella la personación en la causa de la CAM significa la personación del PP ya que esta señora cree que la CAM es suya. Pero la CAM no es suya y, si se persona en el proceso, no puede ser en defensa de los intereses del PP sino del de todos los madrileños, de los que han votado y los que no han votado a la señora Aguirre; incluso, aunque ella no lo crea, en representación de los madrileños que no han votado pues la CAM es de todos los madrileños y no sólo de los del PP. Está claro que eso no va a pasar y espero que las otras partes en el proceso impugnen esa personación presuntamente fraudulenta de la CAM.

Porque la CAM es hoy lo que es, es decir, no lo que dice la señora Aguirre de ejemplo de trasparencia y responsabilidad sino, al contrario, ejemplo de opacidad y falta de responsabilidad. Si se requiere alguna prueba, véase lo que está haciendo la mayoría absoluta del PP en la comisión de investigación de la trama de espías: negando información, rechazando la que piden el PSOE e IU y pidiendo, en cambio, información irrelevante, que trata de desviar el objetivo de la investigación a otros asuntos. Menos mal que esta señora no podrá llevar adelante sus torpes designios dado que el presidente de la Comisión que ha impuesto por su sectarismo e intolerancia tendrá que dejar el cargo si, como parece seguro, el juez Garzón lo procesa por corrupción. Un presunto corrupto al frente de la comisión de investigación de la trama de espías. Transparencia, claro está, al estilo Aguirre.

Leyendo los hechos relatados hasta el momento en los autos del juez Garzón se sigue que muchas de las acusaciones se basan en las informaciones que proporcionan los propios acusados en sus conversaciones telefónicas. O sea que a estos los han pillado por bocazas. Sobre todo el tal Correa -Gürtel en alemán, para dar nombre a la operación- no para de darse pote de sinvergüenza, ladrón y extorsionador a través del móvil. De paso se entiende también por qué los funcionarios de la CAM venían cambiando de móvil cada semana: para que no los pillara el juez Garzón.

Los del PP pueden decir lo que quieran, pero están dando una imagen deplorable que los va a hundir en las elecciones. Sobre todo porque el asunto tiene toda la pinta de acabar afectando a la época de Aznar y al propio Aznar. Por cierto, qué silencioso está el expresidente del Gobierno del PP. Él que suele mostrarse tan gárrulo, y qué silencioso también se ha quedado el señor Agag.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).

Peregrino de la memoria (XLI).

Reverberaciones.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XL), titulada Amor a pesar de todo).

Desde el Palace al final de la Reina Victoria hay una tirada que puede llegar a ser muy larga a las siete y media de la tarde de un día de primavera en Madrid. Pero no será un viaje incómodo. El coche que me conduce es de un lujo apabullante: dos asientos comodísimos con un mueble bar y un teléfono entre ambos, y sendos televisores enfrente. Pregunto a Ángel qué coche es. Un Bentley Continental Azure descapotable del año 2005.

- ¿Y cuánto valdrá?

- Unos trescientos mil euros.

El precio de un piso como el que han comprado Esteban y Beatriz y por el que se han entrampado treinta años. Cuando Esteban haya terminado de pagarlo tendrá más o menos mi edad ahora. Laura se permite tener coches de trescientos mil euros. Quiero creer que si yo tuviera tanto dinero no invertiría trescientos mil euros en un coche. Pero en el fondo no sé qué estoy diciendo. Si tuviera dinero y dinero de verdad, a paladas, como el tío Gilito y no unos ahorritos o un "pequeño capitalito" para emplearlo cuando sea viejo no sería como soy ni por aproximación, sería otro que quizá sí se gastara trescientos mil euros pensando que no lo hace en un "coche" sin más, sino en un Bentley, la marca del coche de Estado de la Reina.

El Bentley se desliza por el Paseo de Recoletos en dirección a la Castellana entre muy escaso tráfico para la hora que es. Laura se me hace tan presente como si la tuviera al lado y veo que he estado tratando de quitármela de la cabeza sin conseguirlo. Porque vaya mujer atractiva que ha resultado con esa blusa de la que emergían unos senos retozones como heraldos de una personalidad aplastante, segura del impacto que causa. La verdad es que me pasé casi toda la entrevista mirándoselos descaradamente, cosa que no pareció importarle, y también otras zonas descubiertas, como el cuello o las mejillas. No tiene la piel tersa porque no es joven ya pero tampoco está caída, apagada y muerta como la de los mayores sino que es esponjosa y como palpitante. No tengo más remedio que reconocer que Laura despliega verdadero encanto sin que uno perciba doblez o segunda intención algunas. Mi prevención venía de lo que me había dicho Vlam y si lo considero ahora con detenimiento, tampoco me dijo nada, pero estaba prevenido y por eso le di largas en los contactos por skype. Ahora estoy casi convencido de que metí la pata. Nunca sabe uno qué hacer con las mujeres. Supongo que ellas con nosotros tampoco, pero eso es asunto suyo; el mío mío es que es frecuente que las mujeres me desconcierten, sobre todo si, siendo hermosas e inteligentes, toman la iniciativa. Por eso tengo prevenciones y a veces se mete la pata. La verdad es que debió de hacer conmigo lo que quiso porque ahora, cuando lo intento, no recuerdo nada del diálogo que mantuvimos. Sólo recuerdo con qué tono, con qué gesto, en qué modo me dijo y me puso a sus pies que puede organizarme los viajes que quiera, a mí que tengo alma de peregrino, que lo que me gusta es estar itinerante. Ahí me ganó por entero y ahora sé que mañana habrá encuentro y que, a juzgar por cómo han ido las cosas, seguirán por derroteros que no puedo predecir. Una mujer que se gasta trescientos mil euros en un coche y dice haberse enamorado de ti será capaz de cualquier cosa. Seguro que hay coches mucho más caros; lo que no creo es que se dé en sus dueños el encanto que tiene Laura al unir un rostro de rasgos fuertes como viriles con un cuerpo muy sensual y tratar a todo el mundo con la seguridad que da poseer dinero a espuertas. Una mujer así me había dicho que estaba enamorada de mí. No sé si habrá algún hombre en la tierra a quien moleste que una mujer hermosa le diga que está enamorada de él. Quizá los cristianos, que eso del amor y la carne lo llevan muy mal. Esa situación, el de la mujer hermosa que se ofrece es la que se dibuja en la leyenda de las tentaciones de San Antonio, asunto muy representado artísticamente. Y hay que ver con qué formas satánicas se precisa revestir precisamente eso, la gracia de una mujer hermosa hablando de amor, para convertirlo en el terror de un monstruo serpenteante dispuesto a comerte. No soy el primer San Antonio que combate las tentaciones cediendo a ellas. Bastará con que Laura me diga mañana el sitio y allí iré yo de cabeza, a entrar en posesión de lo que se me ha ofrecido con tanta generosidad. Y justamente eso es lo que a su vez alumbra sus dudas e interrogantes. ¿Qué hace que muchas mujeres encuentren atractivo a un hombre mucho mayor que ellas? A la inversa la cosa se da menos. Hay casos, pero escasísimos y no dan para un mercado mínimamente viable., por decirlo en término que imagino serán coloquiales para Laura- En cambio lo otro sí: ¿qué hacen algunos hombres mayores para resultar atractivos a mujeres mucho más jóvenes que ellos? No sé si harán o no algo y, en general, no creo que esa situación de hombre mayor chica joven o no tan joven deba tener algún tipo de consideración especial como la de un matrimonio en que uno de los cónyuges se ha quedado paralítico en un accidente o algo así. Además, no son tan infrecuentes: suele darse entre profesores y alumnas, escritores célebres, financieros de éxito otro tipo de personalidades: el magisterio, la creatividad, el triunfo son como sustitutos de las cualidades que los hombres mayores hayan perdido. En todo caso, quien espere algún tipo de información práctica acerca de cómo conseguir que la bibliotecaria se fije en él cuando va a pedir un préstamo, que se busque otro libro. Uno de esos de autoayuda. Además que a mí no me importa por qué motivo una mujer hermosa y joven se enamora de un tipo mucho mayor que ella sino qué sucede a continuación. Y el asunto es sencillo: los hombres mayores no tienen el vigor físico de los jóvenes y en ocasiones compensan esa falta de vigor físico con la sabiduría de la experiencia. A veces funciona, a veces, no; a veces sirve para unos y para otros no y a la inversa. La mujer reúne en una figura un padre y un marido y el hombre una hija y una esposa, es decir la realidad se compone de una mezcla de incesto en el fuero interno y matrimonio en el externo.

Cuando el Bentley gira a la izquierda para entrar en Ríos Rosas por la entrada de los Nuevos Ministerios, en donde hubo una estatua ecuestre de Franco, me doy cuenta de que únicamente he venido pensando en Laura, sin acordarme de Esteban o de lo que me esperaba en su casa. Los niños estarán despiertos así que le digo a Ángel que pare en el comienzo de la Reina Victoria y en un comercio de chuches compro algunas para ellos. De mis dos hijos, Esteban es el que más se parece en mí, según general convicción de la gente, de esa que dice que la mitad de los niños se parece al padre y la otra mitad a la madre y luego suelta un chiste sobre el destino de los intermedios. A mi vez siempre he tenido una comunicación especial con él, de las que no se explicitan porque descansan sobre entendimientos hechos de silencios, sonidos no articulados o contactos físicos. El conocimiento que se tiene de las personas se divide en dos grandes apartados y me extraña no haber visto nada escrito sobre ello aunque seguramente se deberá a que es tan obvio que no merece la pena singularizarlo. No la merecerá pero me ha llamado siempre mucho la atención: uno es el conocimiento que se da de las gentes con las que se tiene contacto físico y otro el de aquellos a quienes no se toca, no se huele, no se besa y/o saborea. Vuelvo sobre la diferencia de la información que aportan los distintos sentidos: en el conocimiento con contacto físico (cónyuges, amantes, padres, hijos, etc) intervienen los cinco sentidos; en el conocimiento convencional (casi todas las demás personas) sólo intervienen dos, la vista y el oído y, ocasionalmente, los apretones de manos (muy, muy informativos, desde luego) y los besos en las mejillas; pero nada más. El conocimiento proporcionado por los cinco sentidos es más completo y tiene niveles profundos entre otras cosas porque además suele haber implicaciones afectivas. El de las demás gentes es más intelectivo y en él se dirimen asuntos que salvo que estén mediados por alguna afición no reconocida o explícita (algún tipo de atractivo que una de las partes o las dos no pueden o quieren reconocer, un odio movido por alguna inquina personal) sólo se refieren a territorios racionales, inteligibles aunque tengan elementos emocionales, como el interés, la simpatía, la amistad, etc. El mío con Esteban, como le ocurre a todo el mundo, era de los completos y subterráneos. Esteban y yo siempre nos hemos entendido muy bien y seguimos haciéndolo. Es más, cuando vivíamos todos juntos, solíamos hacer frente común ante la alianza de su hermana con su madre. Y de este modo habíamos establecido una complicidad que no se parecía en nada a la que también tenía por otro lado con mi hija ni tampoco a la que ellos tenían entre sí. Supongo ahora, viendo en retrospectiva aquella vida en familia que tuvimos antes de nuestra separación, que era lo que suele llamarse felicidad. La veo lejana y al mismo tiempo muy próxima y me gusta pensar en ella como una de las cosas buenas que he tenido en la vida.

Esteban se independizó muy pronto. Antes de terminar los estudios de Historia en la especialidad de Medieval ya estaba trabajando. Luego continuó haciéndolo mientras compatibilizaba con los de turismo y, por fin, habíase hecho guía turístico. Su especialidad como medievalista le ayudaba a dar profundidad a sus ilustraciones cuando viajaba, especialmente por Europa y Oriente Medio, aunque tampoco tanto porque acostumbraba a decir que a los turistas no les atrae en especial que el cicerone les meta rollos historiográficos. Un par de anécdotas a ser posible sangrientas o eróticas y eso es todo. Su mérito, sin embargo, es que él les daba fondo. Había conocido a Beatriz en un viaje organizado a Petra. Ella iba con una amiga que acababa de divorciarse, estaba pasándolo mal y quería distraerse unos días, pensar en otra cosa con ayuda de una compañera del colegio. Esteban se mostró comprensivo con la divorciada, dio pruebas de una madurez y una experiencia en asuntos de divorcio que le venían del nuestro, cosa que me dijo en su día, haciendo referencia a ese sobreentendimiento que había entre nosotros dos y, antes de que el viaje acabara ya había ligado con las dos. Beatriz le había dicho que no estaba bien que dejaran sola a la amiga por cuya causa estaba allí y que debían compartir los buenos momentos, así que organizaron una relación triangular que ayudó más a consolar a la joven divorciada que varias sesiones en alguna terapia de apoyo psicológico y contribuyó a consolidar una buena amistad entre los tres ya que la relación amorosa se rompió al regresar a Madrid, conservándose solamente la que había entre Beatriz y Esteban que, andando el tiempo, se convirtió en matrimonio, bendecido más tarde, como decían mis lecturas de adolescencia, con dos hijos.

El Bentley me deja ante el portal de la casa de Esteban. Tiene una imponente puerta de dos hojas de forjado y dentro en el vestíbulo hay, lo sé muy bien, una escalera de mármol con pie flanqueado por dos enormes jarrones como lacados. Contigua al portal hay una pastelería aún abierta. Me decido a completar las chuches que llevo para los niños con una buena bandeja de pasteles. Son las ocho en punto cuando toco al timbre del telefonillo. Responde la voz de Beatriz, le digo que soy yo y suena la chicharra de la cancela abriéndose.

(Continuará).

(La imagen es una viñeta de Aubrey Beardsley, 1894).

divendres, 13 de febrer del 2009

Parar a Garzón como sea.

En el PP unos están que echan las muelas y a otros la camisa no les llega al cuerpo. El procedimiento iniciado por el juez Garzón puede ser demoledor para la derecha española. No es de ayer sino que se inició a fines de 2007 por lo que está claro que el juez debe de haber acumulado una ingente cantidad de información lo que, ante la primera señal de que los principales sospechosos, prevenidos, pudieran poner tierra por medio le ha permitido actuar con la rapidez y la contundencia con que lo ha hecho. Del reciente auto del juez se desprende que la presunta trama corrupta pudo estar sobornando a funcionarios y cargos públicos de los ayuntamientos y las comunidades autónomas de Madrid y Valencia. Lo de los funcionarios es malo, desde luego, pero no necesariamente relacionado con el PP; lo de los cargos públicos ya es más peligroso porque tendrán conexiones con el PP y como todavía no se sabe quiénes puedan ser porque el sumario lleva su ritmo, los nervios están a flor de piel. Lo único que se sabe de momento es que las dos comunidades autónomas en que actuaba la presunta trama de mangantes son Madrid y Valencia, vaya por Dios, los dos baluartes del PP en donde éste obtiene mayorías absolutas, y lleva cuando menos diez años operando, o sea, desde 1999, en pleno gobierno del señor Aznar con mayoría absoluta y tres años antes de que éste casara a su hija more regio en El Escorial actuando de testigo algún cabecilla de la presunta trama de presuntos ladrones.

Así que el ataque de nervios del Partido Popular está siendo de avío, tanto que aquel semeja más una fiera acorralada y enloquecida, lanzando dentelladas y tarascadas en torno suyo con la grupa contra la pared... de Génova 13. ¡Qué foto la de ayer!

El primero que saltó como una flecha, con una velocidad sospechosa, el mismo día que se dio a conocer la trama, fue el señor Agag para distanciarse del hoy principal imputado, señor Correa, precisamente testigo en la boda escurialense. La segunda en hacerlo ha sido la madrina de la misma boda, señora Botella, para pedir el amparo del partido no sólo para su gestión actual sino también la del gobierno de su señor marido que es cuando parece que la trama conoció su momento aúreo. Aunque quizá habría que decir Golden dado que los nombres de la miriada de empresas que, según parece, gorroneaban las administraciones públicas están en inglés, cosas como Roaming the Party (merodeando en la fiesta) o Take the Money and Run, aunque no éstas exactamente, claro.

El Comité Ejecutivo Nacional del partido, reunido de urgencia ayer, dictaminó y el señor Rajoy leyó indignadamente en público en comparecencia de prensa en la que no se admitieron preguntas, que había una "trama contra el PP". Esta expresión es difícil de entender ya que, en principio, parece querer decir que el juez Garzón y el fiscal de la Audiencia Nacional están cometiendo algún tipo de delito pues, por convención, trama es una organización para la comisión de delitos. Probablemente el de prevaricación porque se supone que magistrado y fiscal actúan (o sea, prevarican) a las órdenes del PSOE y del Gobierno del PSOE. Lo cual es grave decir, aunque siempre hay algún alucinado, estilo cenobita de la Tebaida, como el alcalde Valladolid, que le parece poco y afirma que con quien coordina su acción el señor Garzón no es con el gobierno del PSOE sino con ETA.

Este género de cábalas dan cuerpo a las medidas positivas adoptadas por el PP en defensa propia: a) personarse en el proceso contra la trama se supone que como acusación particular; b) recusar al juez Garzón por enemistad manifesta contra el PP; d) denunciar al juez Garzón ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por la cacería de Jaén en compañía del otro gatillo más rápido del Oeste, ministro Bermejo. Tres medidas de largo calado. No estoy seguro de que sean compatibles, aunque eso no importa mucho. Y tengo mis dudas sobre si se puede recusar a un juez por enemistad manifiesta a algo tan etéreo y cambiante como un partido político. Los jueces enjuician comportamientos objetivos de personas físicas y la pertenencia partidista de éstas, como su afición futbolística o su confesión religiosa es asunto que sólo compete a ellas. Por lo demás todos recordamos cómo el mismo juez empapeló y consiguió que procesaran y condenaran a altísimos cargos del Gobierno socialista de Felipe González y hasta lo intentó con el mismo Felipe González, Mr. X, sin que se aceptara recusación alguna contra el señor Garzón por la tal enemistad y mira que el citado tenía motivos, tras haber sido ninguneado, humillado y hasta vilipendiado en sus más sensibles ambiciones políticas. Pero en fin, todo esto son cuestiones menores. Ya veremos qué deciden los órganos pertinentes.

La idea del PP está perfectamente expresada por el señor Trillo al presentar a la prensa la denuncia ante el CGPJ diciendo que todos recordamos la enemistad del señor Garzón hacia el PP. Este señor Trillo no debe de tener en alta estima la capacidad mental de su auditorio o ¿es que él conoce de muchos acusados y quizá condenados que digan que lo han sido porque el juez les profesa una tierna amistad?

En fin, que la orden es zafarrancho de combate e ir por Garzón, parar a Garzón como sea, antes de que deje la cacharrería como el campo de Agramante, sin darse cuenta de que como el campo de Agramante estaban anteriormente. Agora más parecen una falange macedónica pero no sé si les servirá de mucho: la justicia es lenta pero es. Y a saber hasta dónde va a llegar.

(La imagen es una foto de jmlage, con licencia de Creative Commons).

Razón y pasión.

Hemos dado un salto al Teatro Español a ver la obra de Jean-Claude Brisville, El encuentro de Descartes con Pascal joven en versión y dirección de Josep-Maria Flotats sobre traducción de Mauro Armiño. Descartes es Flotats y el joven Pascal, Albert Triola. Está teniendo tanto éxito que prolongan las representaciones hasta el 1º de marzo. Con llenos diarios. Una vez más se prueba que no hay crisis del teatro sino crisis de talento en el teatro que no es lo mismo. Cuando hay algo bueno hecho por alguien bueno, los patios se llenan. No tanto como si fuera una final de liga de futbol pero téngase en cuenta que eso ha pasado siempre. El teatro no es cosa de masas, ni siquiera en donde era cosa de masas, como en Grecia. Tuve que sacar palco, traté de parecer una figura de Manet, pero no creo haberlo conseguido.

Está muy bien la idea. Es un bizcocho en la obra de Brisville, que ya había escrito Le souper, otro encuentro en 1815 (el de Descartes/Pascal es de 1647) entre Talleyrand y Fouché. El de estos dos es más de política, de realismo político y hasta trata del asesinato del Duque de Enghien. El de Descartes y Pascal es un diálogo en el Grand siècle de contenido filosófico y teológico, ¿por qué no? Se sabe que el 24 de septiembre de 1647 Descartes y Pascal estuvieron hablando juntos por única vez en su vida; lo que no se sabe es de qué. ¿Por qué no de filosofía y teología? Parece lo más probable.

La obra está estupendamente escenificada con una sobriedad y sencillez muy del siglo XVII y los dos actores, casi sin moverse en toda la representación, sentados a una mesa con dos velas y una frasca de buen vino, hacen una interpretación soberbia, dan vida a dos personajes que, sobre ser personas individuales concretas con sus caracteres, son también dos símbolos, dos principios filosóficos así como teológicos, el racionalismo católico cartesiano en el que la razón impera independiente en su propio campo y el jansenismo pascaliano que no admite que haya campo alguno en donde la razón pueda imperar independientemente de Dios.

El diálogo es una refinada filigrana en la que el hombre maduro y el joven abordan diferentes asuntos prácticos y teóricos: lo que les gusta y disgusta, cómo ven el tiempo, cuestiones de ética, los fines de la vida, qué nos sea dado esperar, qué hemos de hacer con la ciencia, a qué aspiramos en la vida, a qué renunciamos, cómo nos vemos a nosotros mismos, cuánto queremos saber, a qué nos atrevemos, etc, etc. Y el intercambio que también es como una esgrima de conceptos, de brillanteces, de sobreentendidos y malentendidos con explicaciones, tiene altos y bajos, momentos en que Descartes pasa al ataque y Pascal se defiende y momentos (los más frecuentes porque es el más joven y fogoso) en que Pascal ataca y el autor del Discurso del método se defiende. Descartes cree que la razón está en situación de explicar por entero el mundo de modo exacto, a través de conceptos matemáticos sin necesidad de la hipótesis de Dios que, de todos modos habla con números. Pero ahí está y el hecho de que sea él precisamente lo único que la razón no puede explicar no afecta al de que ésta sí puede explicar toda su obra. Dios se mantiene pero, como el de Epicuro, se hace a un lado y no se ocupa de los asuntos humanos.

Para Pascal esto es insatisfactorio puesto que si la razón es insuficiente para explicar a Dios, debemos olvidarnos de la razón, como Descartes de Dios, y preguntar a éste cómo podemos llegar a entenderlo, a explicárnoslo, a identificarnos con él. Es a Dios a quien hay que comprender porque, comprendido él, estará comprendida su obra que sólo tiene sentido a través de él y más concretamente, de Jesucristo.

Descartes no entiende que un hombre que ha llegado tan alto en el conocimiento matemático lo abandone por algo que es imposible, mientras que Pascal no entiende que Descartes no entienda que lo que él ambiciona no es el conocimiento del mundo, que está muerto sino el de Dios porque eso es conocer el sentido de la vida humana. No podían entenderse y el encuentro tenía que quedar en tablas.

Hay un momento muy significativo de lo que llamaríamos razón práctica o política de razón práctica en que Pascal pide a Descartes que estampe su firma junta a la suya (de Pascal) en un manifiesto de abajofirmantes en defensa de Antoine Arnauld, el jansenista perseguido por los jesuitas que trataban de que la Sorbona condenara sus obras, sobre todo, claro es, las contrarias a la Compañía de Jesús. Descartes, antiguo alumno de los jesuitas, se niega a hacerlo con razones nada convincentes aunque me equivoco mucho o tampoco suenan convincentes las razones esgrimidas por Pascal por las que se debiera firmar el manifiesto. De hecho el propio Pascal se pasó luego los siguientes veinte años escribiendo Les provinciales en defensa del jansenismo y atacando a los jesuitas.

La tensión dialéctica es alta y se mantiene la atención del público toda la obra. En fin que es muy interesante ver lo que Brisville piensa que se hubieran dicho Descartes y Pascal.

dijous, 12 de febrer del 2009

Haciendo el ridículo.

Aquí tienes, oh amable lector/a, la foto que inmortaliza el momento en que el PP salió unido como una piña a apoyar a su lider con cara de ir a su sepelio y que ya ha sido objeto de algún agudo comentario. No es para menos dado que, como siempre, el partido se ha precipitado y el líder ha patinado haciendo otra vez el ridículo en el campanudo y calderoniano estilo que lo caracteriza. Seguramente lo asesoran sus peores enemigos que, por si aún no se ha enterado (ya que no parece enterarse de mucho) moran en su propio partido y, pues están tan bien avenidos, se la pasan espiándose entre sí con cargo a los fondos públicos.

Ese fue el momento, señor Rajoy, en que la madre tierra, la Mamma Chicha, le hubiera hecho un favor tragándoselo. Pues ¿cómo quiere ser reconocido líder un hombre al que cuatro descerebrados/as calientan los cascos y se lanza contra el muro sin reflexión previa, sin contrastar la información, sin distanciamiento ni cálculo de consecuencias? Porque al final ha resultado que esa tenebrosa conchabanza, ese siniestro conciliábulo de los poderes satánicos en contra de un PP inocente y angelical, esa cacería, presuntamente montada contra el PP, no era más que una azarosa y fortuita coincidencia ¡organizada por un hombre del mismo PP! Tierra: sé caritativa y trágatelo.

Porque si alguna queja pudiera suscitar ese episodio cinegético en el que coincidieron de pura chiripa el juez Garzón y el ministro Bermejo en el finde no vendría de la derecha sino de la izquierda. Sabido es: lo de la caza no es cosa baladí y que tenga un pase sin más. Al menos no en este blog radicalmente antitaurino y anticinegético. Como Palinuro no quiere perder el tiempo escuchando por enésima vez las razones que aducen los partidarios de las corridas de toros y la caza, reconoce sin ambages estar movido sólo por dogmas y prejuicios que le hacen pensar que todos esos Reyes, chulos, señoritos y demás bazofia que asesina o contempla como se asesina a animales que no les han hecho nada por mera diversión es mierda. ¿Está claro? Mierda cruel, inmunda y cobarde, ya sean ministros, jueces o simples psicópatas.

Volviendo a lo nuestro, lo que motiva este comentario es que la coincidencia del juez y el ministro en esa vergüenza finisemanal fue totalmente fortuita, casual cien por cien y carece de significado jurídico o político. Tampoco lo tendría aunque no fuera fortuito, pero el hecho es que lo fue. Lo que no impidió que esta derecha alborotada y su atolondrado líder escenificaran esa comparecencia risible en la que volvió a mostrar su intemperancia, su intolerancia y su convicción de estar por encima de la ley, de no querer que se le aplique, y su incapacidad para aceptar la realidad.

La realidad es: que en la Comunidad Autónoma de Madrid unos del PP han espiado a otros del PP con cargo a todos los ciudadanos pero sin que estos lo sepan; que el cabeza de lista por una provincia gallega en las próximas elecciones cobra comisiones de cientos de miles de euros en paraísos fiscales que no declara a Hacienda; que hay una trama de corrupción cercana al PP, que ha vivido de contratas y adjudicaciones del PP, cuyos principales dirigentes están ya en prisión incondicional, en la que también están imputados dos cargos del PP y seguramente habrá más cuando termine la instrucción, según inteligente análisis de Nacho Escolar.

Pero la reacción del PP y de su lider tan en agraz ha sido la acostumbrada desmesura, la abroncada exageración de quienes aún no han comprendido que los aspavientos de la derecha ya no asustan a nadie. Han contestado con un típico overkilling, como lo llaman los ingleses, una sobrerreacción a la que suele recurrir el señor Rajoy cuando se indigna y se pone engolado, que viene a ser casi siempre: ¡ruptura con el ministerio de Justicia! O sea, en términos prácticos, ruptura del pacto por la Justicia. Algo que recuerda la ristra de grandielocuentes rupturas del presidente del PP que luego quedan siempre en una sensación de lamentable ridículo. El señor Rajoy ya ha llevado a su partido a la ruptura con Cataluña, con 59 segundos y con el grupo Prisa. El señor Bermejo, esa Artemisa de cuatro pelos, ya sabe a que atenerse: los del PP y su lider el señor Rajoy no le ajuntarán hasta dentro de dos o tres meses.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).

Glu, glu, glu.

Palinuro me ha confesado hoy que, cuando deje la nave de Eneas por haber llegado a destino, quiere ser como Zygmunt Bauman, al que publican un librete como el presente (Múltiples culturas, una sola humanidad, Barcelona, Katz - CCCB, 2008, 62 págs) con un título casi más largo que el texto y compuesto a base de una conferencia impartida en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y una entrevista concedida a Daniel Gamper Sachse con tan grato motivo. Lo que no sabe el pobre Palinuro es que, para que eso suceda, tienes que ser un célebre sociólogo octogenario polaco y haberte distinguido en el campo de la teoría sociológica contemporánea con, entre otras, la aportación de la teoría de la posmodernidad líquida. O quizá sí lo sepa, dado que no es la primera obra de Bauman que reseña, pues ya lo hizo con Arte ¿líquido? (Es lo líquido lo que se desvanece) y Archipiélago de excepciones (El miedo al desorden) de donde deduzco que quizá anide en él, en Palinuro, cierta animadversión hacia el autor polaco residente en Inglaterra.

La tesis de Bauman en esta obrita es que las múltiples culturas son lo que hemos heredado del pasado y la humanidad única lo que nos proyecta hacia el futuro. En el centro, como pivotando, el concepto de frontera, concepto que quiere analizar señalando que en él anida una paradoja: la de que las fronteras pierden relevancia en el mundo global pero la ganan en nuestro fuero interno, psicológicamente, en cuanto muestran nuestra necesidad de resguardarnos y sentirnos seguros. Las fronteras sirven en el marco de los Estados nacionales pero estos a su vez pierden importancia de modo que "en nuestro mundo cada vez más globalizado, hay política local sin poder y poder global sin política (o sea, un poder sin limitaciones políticas)" (p. 18). Esta conclusión me parece brillante, pero no así su supuesto, ese de que los Estados nacionales están hoy obsoletos en el mundo globalizado que Bauman da por cierto y prácticamente todos aceptan siendo así que no lo es ni lo ha sido y ya veremos si alguna vez lo será. Tal superficial idea se predica siempre como si todos los Estados nacionales fueran iguales; pero no lo son. Hoy hay más de 190 de estas entidades en la tierra. Estado nacional es Zimbabwe y Estado nacional son los EEUU y sus respectivas fronteras no tienen nada que ver. Es posible (casi seguro) que las de Zimbabwe no tengan valor alguno, pero las de los EEUU o las de la Unión Europea son una realidad contundente. Que se lo pregunten si no a los mexicanos en Gringolandia y a los africanos en Europa. No quiero parecer tremendista pero esa teoría de la globalización está aún lejos de ser convincente y no un mero nombre-tapadera de la nueva forma de dominación mundial de las potencias occidentales. .

Hoy, dice Bauman, vivimos en la Unsicherheit. Utiliza el término alemán porque dice que no tiene buena traducción a otras lenguas ya que es un compuesto de incertidumbre, inseguridad y ausencia de protección. Me parece una manía pero no es cosa de discutírselo todo. Más graves se me antojan otras afirmaciones que repite siempre y son parte esencial de su teoría de la realidad líquida: que vivimos en la fragilidad y la indefinible duración de nuestras condiciones (p. 19). Eso, obviamente, no lo dirá por él que lleva sesenta años casado con la misma mujer y de ellos treinta y siete en la misma casa. Palinuro sostiene que quienes predican lo que no hacen o hacen lo que no predican no le merecen crédito. Yo, que soy un conformista burgués, lo tengo por menos grave. Sí puede llegar a molestarme, en cambio, que el señor Bauman se desplace a Barcelona a anunciar a los señores del CCCB como rasgo característico de la posmodernidad líquida que "todo cambia" (p. 21), cosa que ya dijo Heráclito de Éfeso, indebidamente llamado "el oscuro" hace veintiséis siglos sin que, por cierto, las cosas hayan dejado de cambiar ni un solo segundo desde entonces.

Me parece que a Bauman le ocurre lo que a Marx, que acabó proyectando sobre la totalidad de la historia humana las condiciones de lo que él llamaba el "modo de producción burgués". Podría ser verdad, si le echamos buena voluntad, que en los tiempos de la juventud del sociólogo polaco cada cual debía hacerse lo que Sartre llamaba un projet de vie y que eso servía para toda la vie, cosa que hoy no sucede pero sí (insisto), si le echamos buena voluntad, en el siglo XIX. Pero ¿qué sentido tenía, digamos, que alguien hiciera un projet de vie en la Francia de la Guerra de los Cien Años, cuando la vida humana -como, por lo demás, prácticamente a lo largo de toda la historia- pendía de un hilo que podía cortar cualquier cosa, una peste, una invasión, una guerra de religión, un terremoto, una sequía, el capricho del señor, la orden del Rey que, por ejemplo, te convertía en galeote de por vida cuando tú habías querido ser un honrado patán?

Entiendo que éste es el principal problema de la teoría de Bauman, esto es, el presupuesto de que la contingencia de la humana condición es rasgo distintivo de nuestra época cuando lo ha sido de toda la historia. De eso habla Hesiodo; de eso habla hasta el poema de Gilgamesh en el origen de los tiempos. Salvando este pequeño escollo, la verdad es que la teoría de la realidad líquida encaja bastante bien con la realidad contemporánea. Recoge Bauman una idea de Alain Peyrefitte de que los avances "sólidos" anteriores a nuestra época "líquida" se debían a que teníamos tres confianzas (en nosotros mismos, en los demás y en las instituciones) que ahora hemos perdido. Señala igualmente que nuestras ciudades condensan tres tipos de problemas: los globales (cambio climático, inmigración, etc), la contradicción entre libertad y seguridad y el hecho de que son laboratorios de soluciones locales a problemas globales. Es posible. Termina su exposición, por lo demás brillante, se ve que la tiene muy preparada, con la oposición contemporánea entre la proteofilia y la proteofobia, entre la mixofilia y la mixofobia.

Insisto en que la teoría de la realidad líquida puede aceptarse siempre que se le rebane la pretensión de aportar novedad alguna y como prueba final aduzco que precisamente el ejemplo que el autor pone remite al mito griego de Proteo. Se me dirá que si no es nueva para qué sirve y me atrevería a decir que para satisfacer nuestro ego de ser únicos en el universo. En ese sentido Bauman es una buena inversión.

La entrevista concedida a Daniel Samper Sachse tiene el interés de ser una especie de caldo concentrado de la teoría baumaniana de lo líquido. Está bien su precisión de que su idea de lo líquido viene a llenar la penosa laguna conceptual que habían dejado los partidarios de la posmodernidad dado que este concepto no significa nada al margen de algo distinto a la modernidad. La teoría de lo líquido especifica que, a diferencia de la modernidad (que fundía lo sólido para hacer otro sólido) la posmodernidad funde lo sólido para hacer lo líquido, lo que llevado al terreno de la acción social (que es el campo de pruebas de las ciencias sociales) quiere decir que ya nadie va por ahí diciendo que se resuelven los problemas para siempre sino solo a trozos y transitoriamente, en tanto surgen otros. Esto viene a ser la famosa piecemeal social engineering de Popper el venerable.

Por último, encuentro tierno que nuestro autor tenga tan alto concepto de nosotros mismos que nos haga únicos en territorios en que me malicio que somos del puro montón: en mayor grado que en otras épocas necesitamos que alguien nos ayude, alguien nos insufle seguridad entre tanta inseguridad (p. 44). Me parece que la caída del Imperio Romano de Occidente, la del de Oriente mil años después, la peste negra en Europa, la invasión sarracena, etc, etc, no debieron de ser epocas plácidas como el franquismo para el señor Mayor Oreja. Y eso por hablar de Occidente. El tiempo de los reinos combatientes en China, por ejemplo, tampoco.

En fin, hay una conclusión de la entrevista que los editores consideran tan importante que la llevan a la cubierta del libro y reza: "Si perdemos la esperanza será el fin, pero Dios nos libre de perder la esperanza" (p. 60). Dan ganas de tranquilizar a todos, al autor, al editor, al librero y hasta al lector. No cunda el pánico baumaniano: la esperanza, sabido es, es lo último que se pierde. Por volver a Grecia, recuérdese que es lo que quedó y sin escaparse en el fondo de la caja (que era una vasija) que Pandora abrió tan imprudentemente lo que permitió que un filósofo contemporáneo edificase su interpretación del marxismo sobre el Principio esperanza, elemento inherente a la naturaleza humana.

dimecres, 11 de febrer del 2009

ZP, la crisis y un par de propuestas.

Da la impresión de que el señor Rodríguez Zapatero sea ciclotímico. En quince días hemos pasado del exultante optimismo del Tengo una pregunta para usted, cuando era seguro y cierto que saldríamos de la crisis como el barón de Münchhausen salió del pantano, al sombrío pesimismo de la comparecencia de ayer, cuando oímos que aún no hemos tocado fondo y que no se puede prever cuándo se verá la luz al final del túnel. Si añadimos a eso la aciaga confesión del señor Solbes de que ya nos hemos comido el margen de maniobra, se reconocerá que la autoridad no está precisamente animada y que el futuro a corto, medio y largo plazo pinta oscurito. El señor Rodríguez Zapatero tarda en tomar conciencia de las cosas y, cuando lo hace, esa conciencia lo doblega.

No se venga abajo, presidente. Lo que está usted haciendo es parte de lo que hay que hacer. Desde luego mucho mejor que si estuviera en el Gobierno alguno de esos talibanes neoliberales dispuestos a arrasar con lo que queda. Pero no es todo lo que puede hacer. Con ánimo constructivo me permito un par de sugerencias y pido disculpas por mi atrevimiento:

- Concluya ese gran acuerdo nacional con todas las fuerzas políticas, sindicales y empresariales. Y con el PP si se puede y, si no se puede, déjelo al margen. Aproveche para cambiar a los/as ministros/as más quemados/as de su gobierno, empezando por la ministra de la Vivienda por las razones que diré más abajo. Las medidas que hay que tomar requieren un ejecutivo ágil con el mayor respaldo posible.

- No se deje torear más por los bancos que son los responsables secundarios de la crisis (el primario en España es el ladrillo) y oblígueles a abrir el crédito. Si no lo hacen, intervéngalos por ley. Es insultante que unos individuos que han tenido miles de millones de beneficios, reciban decenas de miles de millones de auxilio y sigan restringiendo el crédito.

- Negocie con las pymes medidas de agilización directa del crédito a través del ICO y no toque la regulación actual del despido.

- Recorte el gasto público militar; déjelo prácticamente en cero, empezando por retirar las tropas de Afganistán y otros lugares en donde no sea verdad que estamos en misión de paz.

- Meta en cintura al sector del ladrillo, que es el responsable primero de la crisis en España y sigue siéndolo. Es intolerable que estos pícaros, tras haberse forrado en los años de la burbuja, quieran ahora engañarnos de nuevo y pidan que el Gobierno subvencione los alquileres como fórmula para salir del atasco. Están mintiendo pues se trata de alquileres con opción a compra y lo que quieren es que el Gobierno (o sea, todos los contribuyentes) subvencione la compra de las viviendas a los precios inflados y abusivos a que han estado vendiéndolas hasta ahora. Imagínese usted la injusticia de que un ciudadano que no puede pagar la hipotecaza que le echaron encima los del ladrillo tenga que subvencionar con sus impuestos la compra de la vivienda de otro. Si los constructores quieren vender el millón y medio de viviendas que tienen paradas que bajen los precios. Verá usted cómo si se bajan los precios se animará la demanda, volverá el crédito y empezaremos a ver la luz esa que no ve usted al final del túnel.

- Pero mande a su casa a la ministra de la Vivienda a la que ya no le queda más margen para hacer el ridículo. Ahora quiere animar el crédito apelando a los sentimientos de la banca. Lleva un año haciendo el juego al sector del ladrillo y tratando de engañar a la gente para que compre aun sabiendo que los precios son prohibitivos. Pero esto de los sentimientos de la banca es definitivo. Añade la inefable señora que las cajas "miren con cariño" a quienes van a pedir una hipoteca porque en su mayoría son solventes. ¿De dónde ha sacado usted esta joya?

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

Sueños de juventud.

Estupenda la peli de Sam Mendes, que ya está especializándose en coger el tranquillo a las neurosis colectivas de los gringos, desde que hizo aquella divertídisima American beauty. Ésta, en cambio, no es especialmente alegre sino bastante dramática, incluso con tintes melodramáticos que a veces bordean lo insufrible. Demasiado grito, demasiada tensión, demasiadas bronca y crispación. Menos mal que la pareja protagonista borda sus respectivos papeles y, gracias a la hondura de sus interpretaciones, las aguas turbulentas tienden a serenarse. Kate Winslet y Leonardo DiCaprio de nuevo juntos desde aquel inolvidable Titanic en el que lo más memorable eran ellos dos; más o menos como ahora. Han pasado unos diez años, son más maduros y, desde luego, no han perdido el tiempo. Espero que sigan actuando juntos de vez en cuando. Mendes podía hacer con ellos lo que hizo Truffaut con Jean- Pierre Leaud, siguiendo la trayectoria vital del personaje Antoine Doinel cuya primera aparición fue en Los cuatrocientos golpes. Tendría interés.

El guión de la peli es sobre la famosa novela de igual título (Revolutionary Road) de Richard Yates, publicada en los primeros sesenta en los Estados Unidos y es una historia que rezuma el espíritu delos cincuenta, tratado sin embargo con un descarnado realismo y una crudeza que deja un poso de amargura. Una joven pareja (Frank y April Wheeler) cree que porque ella tiene alguna indefinida dote para la interpretación teatral y en él anida una confusa vocación creadora son algo distinto, diferente del mundo pequeño-burgués, convencional, ramplón, miserable de la vida en la zona residencial (suburbs en inglés, que no son nuestros "suburbios") de Connecticut, EEUU. En poco tiempo descubren que no es así y ello produce una primera crisis de pareja.

Para rescatar su matrimonio y sus ilusiones juveniles ella concibe un plan de ruptura con su anodina existencia y que les permitirá probarse a sí mismos que, efectivamente, pueden llevar otra más auténtica, verdadera, apasionante: dejarán todo en los EEUU (la casita en la zona residencial, el rutinario empleo de Frank en una empresa de computadoras o algo así, su aburrida y mezquina vida social) y se instalarán en París. París como faro de la utopía generacional de los años cincuenta. Se despiden de los vecinos que, por supuesto se mueren de envidia, ponen fin -sobre todo él- a una vida de falsedad y doble moral y deciden asimismo que se despedirá de la empresa y en donde, por cierto, para retenerlo le hacen una proposición de ascenso, más y mejor de lo mismo, que recuerda mucho a las propuestas de empleo que hace un ricachón a la joven promesa de Dustin Hoffman en El graduado, de Mike Nichols, una peli de los sesenta con una temática similar pero, a diferencia de ésta, más optimista y menos amarga.

Lo tienen todo planeado: en París April trabajará en un organismo internacional y Frank podrá, por fin, dar rienda suelta a su creatividad, mientras sus dos hijos crecerán en un clima de genuina libertad, sin ridículos convencionalismos. Lo que sucede después forma parte del interés de la peli y no seré yo quien lo destripe.

La dirección es extraordinaria y la ambientación, muy buena. El estudio psicológico de los personajes del vecindario y los compañeros del trabajo de Frank magníficos. El título, claro, no es inocente. La pareja se encamina a vivir una revolución.

dimarts, 10 de febrer del 2009

La resaca de la borrachera neoliberal.

Los últimos veinte años de turbocapitalismo o capitalismo desregulado, de libre mercado sin cortapisas, de privatizaciones sin límites, de flexibilización, desmantelamiento del Estado del bienestar, vía libre al capital especulativo y a todo tipo de combinaciones financieras oscilando de lo ilegal a lo claramente delictivo han producido la mayor crisis económica que recuerdan los tiempos: recesión, depresión, caída del PIB mundial, desempleo en millones, contracción del comercio, de la actividad industrial, avance de la pobreza y del hambre en el mundo. Todo ello producto directo de las políticas neoliberales que han dominado el planeta sin discusión. El momento del capitalismo es asimilable al del hundimiento del comunismo hace ya veinte años. E, igual que sucedió con el comunismo, los partidarios del capitalismo han desaparecido por ensalmo. Todos los que ayer cantaban las promesas de la mano invisible han enmudecido. Por supuesto, siempre queda algún partidario que, por necedad o interés, sigue proclamando la vieja fe, pero se trata de la llamada "franja lunática" en la discusión: el señor Aznar, sus acólitos en pintorescas instituciones dedicadas a la difusión de la ideología neoliberal y algún columnista de piñón fijo y columna perpetuamente idéntica a sí misma. En el resto del planeta y para la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo el prestigio del capitalismo está por los suelos. Ahora ya no hay duda de que, como sistema, es un fracaso y de lo que se trata es de averiguar con qué será sustituido.

Un buen ejemplo del descomunal desastre que ha provocado el neoliberalismo se encuentra en el país europeo que tiene el triste honor de ser el primero en dar en bancarrota: Islandia. Esta isla de poco más de 320.000 habitantes, era hasta hace seis meses el escaparate junto a Irlanda (probablemente el segundo país en declararse en quiebra en las próximas semanas) del éxito de las políticas neoliberales, de triunfo del turbocapitalismo, capaz de multiplicar la riqueza por arte de birlibirloque y de transformar una sociedad pobre de base agraria en un próspero país de ejecutivos triunfantes que se desplazaban en jets privados. Hoy ha visto que su riqueza se ha volatilizado, sus tres bancos están en quiebra, su moneda se ha hundido, el paro se ha extendido, a la par que la necesidad y la pobreza. Tanto ha sido así que la antaño feliz y despreocupada población islandesa se movilizó hace unos días y consiguió tumbar al gobierno de coalición en favor de otro presidido por una socialdemócrata, Jóhanna Sigurðardóttir, gobierno interino hasta las próximas elecciones del 9 de mayo, a partir de las cuales puede pasar cualquier cosa en Islandia, desde que se promulgue una Constitución nueva hasta que el país se integre en la Unión Europea. Quien quiera información más en profundidad sobre la crisis islandesa puede ir al interesante trabajo de Rebecca Solnit para Znet (en inglés) The Icelandic Volcano Erupts, en el que se basa esta entrada.


¿Y en España?

Además de la secuela de ruina, paro, recesión y miseria, los años de la borrachera neoliberal han dejado un panorama aterrador de actividades delictivas, de ilegalidades, estafas y fraudes, como era de esperar en un mercado desregulado que quedaba confiado a sus mecanismos morales internos, como si hubiera mercado alguno en el mundo que conociera tal cosa ni de lejos: los hedge funds, les MBSs y otros ingeniosos inventos de los especuladores se daban la mano con las estafas clásicas al estilo de Madoff y, claro está que España no iba a ser menos. La fabulosa red de presuntos corruptos, ladrones y sinvergüenzas que han estado parasitando las arcas públicas desde hace años con la no menos presunta connivencia de los cargos electos del PP en las administraciones locales son la versión carpetovetónica del desastre neoliberal mundial, son la secuela de los años locos de los Gobiernos de Aznar, los años de los fabulosos negocios al amparo de la legislación permisiva en materia de suelo, de los pelotazos urbanísticos, el asalto a las costas, las fortunas de un día para otro a buen recaudo en los paraísos fiscales. Son el resultado de las políticas de privatización, de la relación fraudulenta entre lo público y lo privado, los chanchullos, los enjuagues, las recalificaciones, la información privilegiada que han caracterizado con todo descaro a las administraciones del PP entre 1996 y 2004. Es lamentable que el vituperio haya de caer ahora sobre quienes, precisamente, pusieron coto a los desmanes de la corrupción en el PP a partir de 2004, pero es el resultado políticamente inevitable de una ideología y una gestión administrativa en aquel gobierno de mayoría absoluta de Aznar que creyó que sólo el cielo era el límite y, además de meter al país en una guerra criminal de rapiña, permitió (y ahora veremos si se benefició y cuánto) que a su sombra prosperara todo tipo de corruptelas, fraudes y expolios de bienes y caudales públicos.

La señora Aguirre que hace poco decía poner la mano al fuego por sus consejeros y ahora está despidiéndolos por presunta corrupción, antaño tan segura de sí misma y de la superioridad moral del gobierno de presuntos implicados que presidía, lucha denodadamente por conservar su puesto. Pero cada vez está más claro que ese Gobierno, que ya nació en un acto de corrupción, mediante la compra del voto de dos desaprensivos, debe dimitir en pleno y el PP tiene que nombrar una comisión gestora hasta las próximas elecciones.

Porque Madrid hiede.

(La primera imagen es una foto de Alina. La dos siguientes son una de 20 Minutos, y la otra de Público, todas ellas con licencia de Creative Commons).

Eluana.

¡Cuánto camino queda a la humanidad por recorrer hasta verse libre de estos buitres carroñeros, miserables sayones del dolor y del sufrimiento, empeñados en imponer a los demás sus odiosas creencias y en obligarlos a vivir sus vidas como a ellos les parece! Ese Papa nazi ayer y nazi hoy ¿no tiene nada que mejor que hacer que tratar de perpetuar el sufrimiento de una familia con un sadismo tan repugnante como característico de su función, de su religión y de sus dioses?

Piden perdón por los crímenes que cometieron hace cientos de años, pero tratan de seguir cometiéndolos hoy. Dicen preocuparse por el derecho a la vida de cada ser humano individualmente considerado pero los someten a todos a la cuchilla procusteana de sus rígidos dogmas acuñados en su odio enfermizo a la vida, a la belleza, a la alegría y al libre albedrío.

Afirman que la familia es una institución fundada por Dios pero sólo si se organiza y comporta como ellos ordenan; ellos, que no la conocen porque la tienen prohibida, lo que no quiere decir que no reproduzcan algunas de sus ocasionales disfuncionalidades como el vergonzoso abuso de menores que han venido practicando hace siglos y siguen.

Sostienen que su reino no es de este mundo y que no participan en política pero están siempre al lado del poder cuando éste es tiránico, ilegítimo y criminal, como trata de serlo el gobierno de ese siniestro payaso llamado Berlusconi. Su apoyo a los abusos de poder sólo es comparable a su abyecta sumisión a los poderes arbitrarios y entre los dos tratan de formar una coyunda que atenta contra la autonomía y la dignidad de las personas a las que consideran meros objetos para satisfacer sus ansias de poder, su sed de mal, su afición por el maltrato y la tortura.

Feliz Eluana que has conseguido por fin, después de diecisiete años, liberarte de las garras de estas hienas inhumanas. Todo mi apoyo a tu familia que también ha conseguido liberarse del infame estigma de tener que vivir una vida de sufrimiento sólo por dar satisfacción a unos canallas en lo más profundo de su odio a la humanidad; apoyo que se prolongará en los días que vienen, cuando la jauría civil y eclesiástica se le eche encima tratando de culparla, de no dejarla en paz, de convertirla en nueva víctima de su neurosis de esclavos aterrorizados por sus propias creencias.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).