El sumario del juez Garzón es una mina de sorpresas. El propio juez Garzón en sí mismo ya lo es. Los periodistas debieran hacerle un homenaje. En su intensa carrera ha aparecido ante la opinión pública con muy diversas imágenes. Empezó como esforzado luchador contra el tráfico de drogas, que es donde comenzó a hacerse un nombre, aunque muchos le criticaban que sus sumarios luego quedaban en nada. Después fue el azote de los GAL, en la primera historia de José Amedo; interrumpió su actividad para acompañar a los socialistas en su Gobierno como número dos de la lista por Madrid, creo recordar, detrás de Felipe González. Frustrado, se reintegró a la judicatura y se convirtió en el azote de los GAL y... del PSOE. Añadió luego la muy interesante faceta de adalid de los derechos humanos, defensor de la jurisdicción criminal universal y némesis del dictador Pinochet, lo que abrió una nueva etapa en el derecho penal internacional. Volvióse el juez al país e inició una actividad de acoso a ETA y sus aledaños, bajo el concepto innovador del "entramado" etarra que quizá no fuera entonces de gran claridad jurídica pero sí práctica y de sentido común; el juez se limitaba a decir que era imposible que una organización armada como ETA no tuviera un aparato civil, mercantil, orgánico, empresarial, cultural, etc, que diera cobertura a su actividad delictiva y le permitiera realizarla y reclutar participantes. Algo obvio que ha ido calando en la sociedad..
Sobre él se ha escrito mucho y hasta un libro del que es autora la señora Pilar Urbano que le puso de título Garzón, el hombre que veía amanecer que suena mucho a peli de Hollywood años cincuenta quizá protagonizada por Gregory Peck y Joan Fontaine, por ejemplo; aunque tampoco debe echarse en saco roto la influencia del subconsciente en estos menesteres. El último hombre que veía amanecer en España es el de la "lucecita de El Pardo", "el que no descansa", según decía de sí mismo. Y ahora, el que ve amanecer aparece como látigo de la corrupción en España... y del PP.
Traigo est síntesis biográfica del juez Garzón a coleto para que puedan valorarse las palabras del señor Trillo, que lo presenta como una persona unidimensional, movida sólo por su identificación con el PSOE y su inquina al PP. Como puede verse ojeando el curriculum del citado juez esa afirmación es falsa de toda falsedad.
Pero ¿qué sucede? Que el juez Garzón, en estricto cumplimiento de su deber ha abierto una causa contra una (presunta) organización de delincuentes con la que presuntamente colaboraban en distintos grados de implicación una multiplicidad de personajes, funcionarios públicos y cargos del PP en las administraciones locales y autonómicas de Madrid y Valencia y hasta es posible que en alguna otra autonomía como Castilla y León. Y el problema más gordo es que esos distintos (y presuntos) delitos de corrupción parecen haber hecho metástasis en el partido de la derecha en donde hay verdaderos nervios, se habla de indefensión, se contraataca poniendo en cuestión la administración de justicia y la separación de poderes en el Estado de derecho y se arbitran unas medidas que tratan de paralizar la investigación o, cuando menos, sacar de ella al juez Garzón; es decir, medidas no destinadas a acelerar la acción de la justicia sino a dilatarla y obstaculizarla.
Finalmente, el señor Garzón ha negado que el PP pueda personarse en la causa porque hay pendientes acciones judiciales sobre miembros de aquel pero ha admitido que lo hagan instituciones. De inmediato la señora Aguirre (que no entiendo cómo no está en urgencias, curándose por la quemadura de la mano que puso al fuego por sus consejeros cuando ya tiene uno dimitido y a punto de ser procesado) ha salido diciendo que se personará la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM). Es la grandeza de la democracia y en este caso del juez Garzón, que reconoce derechos incluso a aquellos que van a usarlos torcida e ilícitamente. Porque cualquiera que conozca a la señora Aguirre sabe que para ella la personación en la causa de la CAM significa la personación del PP ya que esta señora cree que la CAM es suya. Pero la CAM no es suya y, si se persona en el proceso, no puede ser en defensa de los intereses del PP sino del de todos los madrileños, de los que han votado y los que no han votado a la señora Aguirre; incluso, aunque ella no lo crea, en representación de los madrileños que no han votado pues la CAM es de todos los madrileños y no sólo de los del PP. Está claro que eso no va a pasar y espero que las otras partes en el proceso impugnen esa personación presuntamente fraudulenta de la CAM.
Porque la CAM es hoy lo que es, es decir, no lo que dice la señora Aguirre de ejemplo de trasparencia y responsabilidad sino, al contrario, ejemplo de opacidad y falta de responsabilidad. Si se requiere alguna prueba, véase lo que está haciendo la mayoría absoluta del PP en la comisión de investigación de la trama de espías: negando información, rechazando la que piden el PSOE e IU y pidiendo, en cambio, información irrelevante, que trata de desviar el objetivo de la investigación a otros asuntos. Menos mal que esta señora no podrá llevar adelante sus torpes designios dado que el presidente de la Comisión que ha impuesto por su sectarismo e intolerancia tendrá que dejar el cargo si, como parece seguro, el juez Garzón lo procesa por corrupción. Un presunto corrupto al frente de la comisión de investigación de la trama de espías. Transparencia, claro está, al estilo Aguirre.
Leyendo los hechos relatados hasta el momento en los autos del juez Garzón se sigue que muchas de las acusaciones se basan en las informaciones que proporcionan los propios acusados en sus conversaciones telefónicas. O sea que a estos los han pillado por bocazas. Sobre todo el tal Correa -Gürtel en alemán, para dar nombre a la operación- no para de darse pote de sinvergüenza, ladrón y extorsionador a través del móvil. De paso se entiende también por qué los funcionarios de la CAM venían cambiando de móvil cada semana: para que no los pillara el juez Garzón.
Los del PP pueden decir lo que quieran, pero están dando una imagen deplorable que los va a hundir en las elecciones. Sobre todo porque el asunto tiene toda la pinta de acabar afectando a la época de Aznar y al propio Aznar. Por cierto, qué silencioso está el expresidente del Gobierno del PP. Él que suele mostrarse tan gárrulo, y qué silencioso también se ha quedado el señor Agag.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).