divendres, 8 de febrer del 2008

Gracias a los amigos.

Decía servidor que hoy quizá "posteara" algo sobre Ibiza/Eivissa, dado que fuimos a visitar algunos lugares de esos que las agencias de viajes llaman "paradisíacos", pero más altas empresas reclaman mi atención, de forma que me limito a poner la foto de la izquierda, en la que se ve a Ramoncete descubriendo los misterios de las playas en la zona de San Antonio en compañía de su madre y dejo para otro momento más propicio (quizá el finde, cuando estemos de vuelta) un par de consideraciones sobre las peculiaridades de la isla.

Mi amigo Pepe Palao me ha enviado una presentación sobre la Barcelona de mediados del siglo pasado que en nada tiene que envidiar a la que puse hace un mes y algo sobre el Madrid del pasado y ya la he colgado en la barra de la derecha. Gracias, Pepe, es magnífica e impresiona ver a qué velocidad cambian los entornos urbanos.

Mi también amigo Pedro Luis me ha hecho llegar un video muy bueno cuya contemplación puede animar a votar en las próximas elecciones del 9 de marzo a los abstencionistas más recalcitrantes siempre que sean de izquierda. Dice Pedro Luis que es de aficionado. Es posible, no lo dudo; a mí me parece de gran maestría, no por la perfección técnica, que me importa una higa, sino por la contundencia del mensaje sin estridencias, sin insultos, sin abusos, simplemente dejando hablar a las imágenes y si, luego de verlo, alguien de izquierda se queda en casa el próximo nueve de marzo, es que no tiene arreglo. Aquí está. Gracias, Pedro Luis.

Por cierto, considero que es tan bueno que debiera figurar en la columna de la derecha hasta las elecciones y he intentado ponerlo ahí empleando la utilidad de blogger de videoshow pero debo de ser muy negado o la utilidad funciona como las cercanías de Barcelona porque me saca ¡cuatro vídeos! El que yo quiero y tres más que no tienen relación con él. Si alguien más competente que este bloguero tiene alguna conseja que darle, será muy apreciada y el bloguero quedará muy agradecido.

dijous, 7 de febrer del 2008

La defensa de la democracia.

ETA es una organización terrorista de asesinos. Asesinos muy patrióticos, desde luego. No es extraño que el patriotismo lleve al asesinato ya que, en esencia, consiste en creer que el amor a la patria lo justifica todo, asesinato incluido.

Además es una organización de asesinos de izquierda. Algún lector bienintencionado me ha dicho que si ETA es una organización terrorista no puede ser de izquierda. Muy sentimental y romántico, pero falso. Ya Marx, a raíz del fiasco de la revolución de 1848, en una famosa circular de 1850, defendió tácticas terroristas, y Marx es uno de los referentes de la izquierda, por no hablar de Lenin o Stalin. Y, desde entonces, muchas organizaciones de izquierda en todo el mundo han defendido las vías violentas y terroristas. Organizaciones asesinas de izquierda son las FARC colombianas o lo fueron la RAF alemana, las Brigate Rosse italianas, etc. Terroristas, asesinos e izquierdistas. No hace falta decir que la mayoría de izquierdistas que en el mundo somos repudiamos estos métodos, pero no estamos ayudando a acabar con esta lacra si nos negamos a admitir que un terrorista y un asesino es un asesino y un terrorista aunque sea de izquierda. Igual que las derechas no progresan cuando sostienen que los asesinos nazis o fascistas no son de derechas por el hecho de ser asesinos. Y ambos, derecha e izquierda, daremos muestras de alarmante decrepitud moral si llegamos a sostener que, por ser de derecha o de izquierda, alguien está legitimado para recurrir a la violencia o al asesinato en un sistema abierto y democrático.

ETA es, además, una organización con fuertes vínculos religiosos. En sus cuarenta años de existencia, en los que ha asesinado a policías, guardias civiles, militares, jueces, periodistas, catedráticos, concejales, políticos, gente de la calle, etc, jamás ha tocado a un cura o un obispo. Jamás. Y ya hay curas españolistas a los que la organización podría considerar "enemigos del pueblo vasco". No sé qué cantidad de creyentes habrá en ETA, pero es evidente que ésta cuenta con la simpatía y el apoyo de parte del clero vasco. Es decir, hay curas católicos cómplices y encubridores de asesinos.

Y no solamente curas. A lo largo de su existencia, ETA ha creado un complejo entramado de cómplices, auxiliares, recaderos, tapaderas y simples monigotes para llevar a cabo sus designios de asesinar gente, aprovechando los múltiples intersticios que la legalidad democrática española tiene, valiéndose de las garantías de la democracia y el Estado de derecho. Quizá el mérito mayor del enfoque de la lucha antiterrorista practicado por el juez Garzón haya sido acometer la tarea de desmantelar las tapaderas de los terroristas en todas sus manifestaciones, arbitrando procedimientos que, juntamente con los legales (por ejemplo, la vigente Ley de Partidos) permitan que la democracia pueda defenderse frente a quienes pretenden valerse de ella para destruirla. A Garzón corresponde el mérito de haber puesto en marcha métodos prácticos para resolver el sempiterno problema de la defensa de la democracia.

Tarea difícil porque en ella no hay que hacer frente solamente a los terroristas, los asesinos y sus cómplices y encubridores sino también a sus apologetas y legitimadores. Los primeros asesinan a inocentes, los segundos justifican los asesinatos tratando de deslegitimar el orden democrático que aquellos quieren reventar, sosteniendo que el país no es una verdadera o auténtica democracia, como si pudiera compararse la democracia más imperfecta que quepa imaginar con la inicua barbarie de una banda de canallas que se arroga el derecho a decidir por su cuenta quién debe morir y quién no.

Por descontando, estos métodos de defensa de la democracia son excepcionales (de hecho, no hay inconveniente en incluirlos dentro de las medidas de excepción para hacer frente a circunstancias también de excepción) y peligrosos, y hay que estar muy pendientes para que no se perviertan. Pero ese es un riesgo que todo demócrata estará dispuesto a correr a cambio de evitar la degradada situación en la que unas gentes, organizaciones y partidos consideran aceptable defender posiciones políticas en íntima conexión no sólo ideológica, sino orgánica, financiera y material con quienes asesinan a sus adversarios políticos, extorsionan, secuestran y aterrorizan a los ciudadanos que no son de su credo.

Tampoco hace falta decir aquí que quienes, sin formar parte directa del llamado "conflicto", por motivos religiosos o políticos (esto es, por el hecho de ser de izquierdas) atacan sin más todo mecanismo de defensa de la democracia no solamente dan pruebas de una considerable deficiencia moral sino también mental. La función de patrocinadores de los asesinos que algunos intelectuales adoptan es éticamente peor que la de sus patrocinados porque, cuando menos, estos arrostran los riesgos de su actuación delictiva, cosa que no hacen los primeros.

Las ilegalizaciones de fuerzas políticas, aun con todas las garantías jurídicas exigibles en un Estado de derecho, igual que las encarcelaciones de sus dirigentes y militantes, son medidas desagradables y excepcionales que hay que tomar para garantizar los derechos democráticos del conjunto de la población. Cuando el Tribunal Constitucional Federal alemán, en sendas sucesivas sentencias en los años de 1950 prohibió los partidos neonazi y comunista, estaba recurriendo a medidas excepcionales pero necesarias para salvaguardar la democracia de todos. Algo parecido está sucediendo en España hoy y está bien que suceda. Los asesinos deben ser perseguidos sin tregua y lo mismo sus cómplices, apologetas, encubridores e intermediarios. Con todas las garantías del Estado de derecho, pero con toda la contundencia de una sociedad democrática que no se deja intimidar. Pues cuando las cosas se hacen legal y legítimamente no pasa nada, no arde nada, ni se produce levantamiento alguno porque todo el mundo sabe que, existiendo la posibilidad de defender pacíficamente todos los programas políticos, el recurso a la violencia y el asesinato por vía directa o mediante complicidad y encubrimiento, debe estar penado y los culpables puestos a buen recaudo. E, insisto, no pasa nada.

Uno de los argumentos que suelen escucharse en contra de las medidas de defensa de la democracia es que las ilegalizaciones y encarcelamientos de los complices y encubridores de los asesinos que forman organizaciones "legales" dejan sin derecho real de sufragio al porcentaje de ciudadanos que los votan. Pero esa es una falacia. Negar el derecho de sufragio pasivo a los criminales no equivale a negar el activo a los electores. Estos siempre pueden votar a opciones políticas que defiendan los mismos objetivos que los otros por vías pacíficas y legales. Si de la independencia se trata, decenas de veces se ha dicho que nadie impide el derecho de voto de y a los independentistas catalanes. Lo que no se puede es pedir el voto para organizaciones que encubren a asesinos o colaboran con ellos. No se puede, lógicamente, pedir el voto para la Mafia o la Camorra. Y si en su día se hubiera prohibido pedir el voto para el partido nazi y el partido comunista alemán la magnífica República de Weimar estaría hoy a punto de cumplir noventa años y la Segunda Guerra mundial no se habría producido.

Saludos ibicencos.

Aquí nos ha traído el destino, a la incomparable isla de Ibiza, a los exámenes de febrero. Hasta ahora no he tenido tiempo de ver nada porque he estado liado de hoz y coz, mañana y tarde con las pruebas en el centro de la UNED que, por cierto, está magníficamente bien organizado y funciona envidiablemente en lo referente a las pruebas presenciales mediante valija virtual. Una prueba más de que la informática ha sido la revolución que más ha cambiado nuestras vidas. Todavía me acuerdo de cuando, hace más de veinte años, teníamos que salir a examinar por los caminos y senderos de la vieja España casi como si fuéramos Miguel Strogoff.

A partir de hoy tendré algunos momentos libres que pienso aprovechar para explorar este sitio encantador. Por cierto, se admiten sugerencias, ya que es un lugar absolutamente nuevo para mí y lo que más me ha llamado la atención es que la población de la capital casi parece un melting pot. Junto a los ibicencos nativos y baleares en general, hay muchísimos peninsulares, sudamericanos, árabes y subsaharianos, en lo que forma una de las mezclas más abigarradas que he visto. Sorprendente la cantidad de locales dedicados a los más diversos cultos cristianos, que si pentecontalistas, Iglesia de los santos, etc, lo que suele ser muestra inequívoca de densa población latinoamericana. En fin, me parece un lugar estupendo y quizá postee algo más antes de regresar a la península. Algo, quizá, sobre la fascinante vegetación mediterránea. Los almendros en rabiosa flor en los primeros días de febrero son todo un espectáculo.

Por cierto, parece que hoy hay una manifa en Madrid en apoyo del doctor Montes y el resto de víctimas de la arbitrariedad del Gobierno de la Comunidad de Madrid. No podré ir, desde luego, pero me solidarizo de todo corazón con ella y suscribo todas las iniciativas de la plataforma Que me atienda Montes. Es preciso que haya una reacción de la sociedad civil contra estos ultrarreaccionarios dedicados a destruir la sanidad pública en provecho de sus negocios privados o los de sus allegados.

(La imagen es una foto de Xosé Castro, bajo licencia Flickr. Creative Commons).

dimecres, 6 de febrer del 2008

Noche de nervios.

Todos los medios lo predecían: primarias sin precedentes. Y así ha sido o está siendo hoy por la mañanita temprano, con casi todos los distritos escrutados tras una jornada de muy alta participación y un par de feroces tornados que han dejado víctimas mortales en los estados de Tennessee y Arkansas (los dos, por cierto, a favor de Hillary Clinton) en este país continente.

En el campo demócrata las cosas están muy equilibradas. Ciertamente, la señora Clinton ha ganado en los dos estados decisivos de Nueva York y California, así como en Arkansas en el que su marido fue gobernador. En total, ocho estados para la mujer del ex-presidente. Pero Mr. Obama le sigue de cerca como puede apreciarse en el mapa de la derecha que saco (y arreglo) del New York Times y que muestra su victoria en catorce estados. Falta Alaska. Todavía no sabemos cuántos delegados corresponderán a cada uno dado que el escrutinio no está cerrado al cien por cien, pero sí parece claro que el proceso de nominación seguirá en los más o menos veinte estados que quedan y hasta la convención nacional del Partido Demócrata en agosto. Leo en el análisis de Lluís Bassets en El País de hoy que Timothy Garton Ash proponía hace unos días la fórmula que yo reputaba imposible ayer: tándem Clinton/Obama u Obama/Clinton, aunque él, más definido, sugería la señora Clinton de presidenta y el señor Obama de vicepresidente. Sigue pareciéndome no sólo improbable, sino poco posible, aunque uno pueda sentir secretas simpatías por la fórmula. Parece como si cuando un presidente no es un wasp, no pueda ser un Full President y tenga que compartir poder con otro proyecto. Los Estados Unidos son un sistema anglosajón, de cultura política mayoritaria y esas fórmulas de coalición que ponen a colaborar a enemigos jurados en supuesto beneficio de la "cosa pública" y por las que los europeos continentales nos inclinamos con fruición italiana y hasta florentina, no están en su tradición.

En todo caso, la batalla demócrata sigue con gran intensidad y si, como es de esperar, los dos contendientes llegan a la Convención Nacional igualados, tendrán que encontrar alguna fórmula de consenso. Lo que parece cierto es que el hartazgo de los siete (va para ocho) años de política arrogante, ciega, cerradamente procapitalista, agresiva y (en mi opinión) inconstitucional del señor Bush, ha movilizado al electorado demócrata como nunca. Eso es lo que se deja entrever en los dos emocionados discursos de ambos candidatos demócratas al final de la noche.

En el campo republicano los asuntos están más confusos. Fue éste el que dio la primera sorpresa de la noche, cuando el cura Huckabee ganaba Virginia Occidental gracias a los votos prestados de Mr. McCain en segunda vuelta. Así se destapó la estrategia que ha acabado dando una victoria al septuagenario excombatiente de Vietnam y moderado republicano sobre sus dos rivales, esto es, el apoyo a Huckabee para derrotar al mormón millonario. Y, en efecto, como pude verse en el mapa más arriba, Mr. McCain aparece como ganador entre los republicanos (donde, además, rige el principio mayoritario por lo general) en mucha mayor medida que la señora Clinton entre los demócratas. La estrategia tiene el riesgo de que, al mantener en la carrera a Huckabee, los dos candidatos conservadores, el cura baptista y Mr. Romney se alíen para derrotar a Mr. McCain que todavía ayer sufría ataques dialécticos fortísimos de parte de los sectores más reaccionarios del Partido Republicano. Todo eso son futuribles, desde luego. Lo que queda de esta noche en el campo republicano es una clara victoria de Mr. McCain (que se lleva California, Nueva York y otros estados "liberales" de la costa Este), a bastante distancia de sus competidores, muy igualados entre sí.

En resumen, Mr. McCain parece claro destacado en la carrera a la nominación en el campo republicano, lo que indica un viraje importante de esta tendencia hacia políticas más moderadas, alejadas del integrismo neocon del actual mandatario, cuya ejecutoria, que no puede ser más lamentable en los tres órdenes esenciales de las libertades civiles, el bienestar económico interno y la política internacional, no reivindica nadie en su propio partido y sólo encuentra admiradores en el PP español y su órgano mediático, la COPE.

En el campo demócrata se afianza la revolución de los nuevos tiempos. Parece que, como era de prever, ganará la señora. Pero, para satisfacción de quienes simpatizamos con esta orientación, gane el que gane (la mujer o el afroamericano), significará un notable adelanto para los Estados Unidos y, por extensión el mundo entero: los EEUU avanzarán hacia formas más reales de Estado del bienestar (poniendo fin a la estúpida pesadilla del neoliberalismo más selvático), mayores garantías de Estado de derecho, una política internacional menos agresiva, respetuosa con la legalidad internacional y, last but not least, a tono con las preocuaciones actuales con las urgentes cuestiones del cambio climático y la cooperación internacional.

El arte de las mujeres.

La Fundación MAPFRE, que tiene la buena idea de organizar exposiciones temáticas sobre asuntos poco frecuentes, autores injustamente olvidados u obras difíciles de encontrar, presenta una ahora dedicada a un tema que encuentro de sumo interés: las mujeres pintoras, algo de lo que casi no se habla dado que la pintura, como muchas otras actividades humanas, acostumbraba a ser territorio exclusivamente masculino desde sus orígenes hasta la segunda mitad del siglo XIX, con las muy notables y contadas excepciones de Hildegarde von Bingen en la Edad Media, las hermanas Anguissola, Lavinia Fontana, la Tintoretta, Catherina van Hemessen en el Renacimiento, Artemisia Gentileschi, Rosalba Carriera o Judith Leyster en el barroco, Angelica Kauffmann, Adelaide Labille-Guiard y Elisabeth Vigée-Le Brun en el XVIII, entre otras, prácticamente ninguna de las cuales es conocida del gran público. Y no era fácil que lo fueran en un mundo abrumadoramente de hombres en el que las mujeres no tenían acceso a actividades profesionales o gremiales (la pintura fue un gremio desde el comienzo bajo la advocación de San Lucas, l Evangelista pintor) o, incluso, a los estudios.

Esa tendencia empieza a romperse con la implantación de la ley del mercado en la producción artística, especialmente la pictórica, a partir de la segunda mitad del XIX, coincidiendo con la aparición del impresionismo. Surgen así mujeres que van dejando su impronta en el arte plástica por excelencia y abren el camino al día de hoy, cuando la pintura contemporánea cuenta con un abundante plantel de creadoras de todos los países. A ellas está dedicada la exposición de MAPFRE que tiene un gran interés.

Vienen a ser unas cuarenta mujeres que representan a todos los países y prácticamente todos los estilos y con un variado grado de reconocimiento general. Así, mientras que algunas, como la modernista Tamara de Lempicka, la impresionista Mary Cassat o l muy personal Frida Kahlo tienen un prestigio y aceptación que en nada desmerece a los de muchos de sus contemporáneos, como Adolphe Mucha, Gustave Caillebotte o Diego Rivera, el marido de Kahlo, otras son mucho menos conocidas, como Maria Blanchard o Natalia Goncharova. Y, por supuesto, también faltan algunas que podrían figurar aquí tan dignamente, como Berthe Morisot.

Como es de suponer, no hay muchos elementos en común entre tantas y tan distintas creadoras que siguen estilos muy diferentes, algunas como verdaderas creadoras, aunque sí es cierto, me parece, que se da cierta constante genérica en cuanto a los temas, sin duda por la posición socialmente subordinada de las mujeres hasta hace muy poco: escenas íntimas, familiares, niños y bebés (Cassat, por ejemplo, prácticamente no pintó otra cosa), retratos y paisajes tranquilos. Escasísimas alegorías, mitologías, escenas bélicas o acontecimientos sociales, temas literarios o pompa y circunstancia.

Casi todas las mujeres aquí reunidas me parecen admirables, pero tengo especial predilección por Leonora Carrington (la imagen superior, llamada Bath Birth) que, además de gran pintora fue una extraordinaria mujer, miembro del círculo surrealista francés en los años de 1930, compañera y amante de Max Ernst, cuya influencia es visible en su obra, recluida en un campo de concentración, exiliada luego en México, así como los EEUU y el Canadá, realizó una muy notable obra no sólo en el campo pictórico, sino también en el literario. Por todo ello me extaña que la exposición no incluya ninguna muestra de la que fue su íntima amiga, la española Remedios Varo, otra biografía tubulenta, también introducida en los cículos surrealistas, esposa de Benjamin Péret, con quien compartió exilio en México y prolífica pintora (véase una estupenda obra a la izquierda) prematuramente desaparecida y que solía referirse a Carrington como "mi alma gemela artística".

En resumen, una admirable iniciativa de la Fundación Mapfre que hay que saludar por la oportunidad que ofrece de visitar un territorio poco frecuentado y muchas veces negado por el machismo imperante, esto es, el de la capacidad creadora de las mujeres.

(La primera imagen, portada del catálogo de la exposición, es un mgnífico y conocido retrato de Tamara de Lempicka de no recuerdo qué condesa. Las otras dos son de Carrington y Varo y no están en la exposición).

dimarts, 5 de febrer del 2008

¡Qué chorreo, monseñores!

No puedo retener mi satisfacción por la magnífica reacción de la sociedad civil española ante la demasía de los prelados que, después de llevar cuatro años torpedeando las políticas progresistas del Gobierno socialista, manifa va, manifa viene, y de dar rienda suelta a los insultadores oficiales que tiene en nómina en la COPE, arremete con una traca al final del mandato mediante una última manifa llena de embustes y acusaciones injustas y una nota, prodigio de hipocresía y fariseísmo, tratando de empujar a su grey a votar al PP y no hacerlo por el PSOE.

Tanto desafuero tenía que encontrar condigna respuesta en la izquierda, desde la moderada a la más radical, que parece estar dándose cuenta de que la política de entendimiento y moderación con la jerarquía no tiene sentido porque esta última está movida por su eterno afán de imponer sus particulares creencias como si fueran de obligada y universal observancia.

Empezó la respuesta el señor Bono, un reconocido católico, hasta un poco beato, recordando algo de Perogrullo: que Veinte obispos no son la Iglesia universal. Obvio. Aplausos al señor Bono.

Siguió el señor Guerra, que estuvo moderado, para lo que es su estilo, diciendo que los obispos no van a dejar otro camino que revisar los acuerdos con la Santa Sede. Ahí les duele. Aplausos reforzados para el señor Guerra.

Salió después el señor Torres Mora, católico ferviente que yo sepa, insistiendo en que, después del nueve de marzo debe haber cambios en la autofinanción de la Iglesia. Más aplausos con algunos pitos. Supongo que los monseñores empezarán a gimotear que se sienten insultados. Siempre que ven que les tocan la caja de las subvenciones del Estado dicen que los insultan.

Doña Maribel Montaño, secretaria de igualdad del PSOE, pide a los obispos que cumplan la ley y la Constitución e incorporen a las monjas a la jerarquía. Sí señor, tal cual. Ya está bien de este estamento exento que se cree por encima de la ley pero pretende dar lecciones a todos los demás. Aplausos y pitos atronadores a la señora Montaño. Es cierto: primero, que cumplan la ley; luego, ya veremos.

El señor Joaquín Leguina, conocido por su carácter sentencioso y rotundo, llama en su blog a los obispos cuadrilla de necios. Supongo que algún sinsorgo dirá que eso sí es un insulto cuando, a la vista del tomate, es una exquisita definición con la que, probablemente, estará de acuerdo el presidente de la Conferencia Episcopal, el prudente y silente Monseñor Blázquez quien aún no ha dicho esta boca es mía, asustado, sin duda, de la necedad de sus colegas. Aplauso a Leguina y ovación.

En el momento de recoger su Goya como mejor actor, el señor Alberto San Juan dice -y resume un sentir muy generalizado en España incluso entre católicos practicantes y no practicantes- que "La Iglesia es una catástrofe que insiste en jodernos la vida" y añade que hay que disolver la Conferencia Episcopal. No le acompaño en el deseo porque es bueno que la carcunda hable para que se produzcan sanas reacciones del cuerpo social como la suya. Entre tanto, aplausos y gran ovación.

Finalmente, coronando tan sensatas como oportunas opiniones y poniendo un broche de oro con bíblica ironía, el señor Llamazares que cada día está mejor y más votable enuncia un decálogo (muy bueno, don Gaspar, es el lenguaje que los prelados consideran familiar; añada que se lo ha dictado Dios en la vasta soledad de Sinaí) de un verdadero Estado aconfesional, que empieza por denunciar los acuerdos inconstitucionales de 1979 y termina pidiendo la apertura de un registro de apostasía. Ni más ni menos. Aplausos, ovaciones y vítores, don Gaspar.

Culmina el desfile el presidente del Gobierno en una magnífica entrevista publicada en tres días en el Veinte Minutos en la que deja claro que "Hay un contrato entre el PP y el sector más duro y radical de los obispos", si bien luego, muy en su papel de político demócrata, tolerante, dialogante y respetuoso con la ley y la Constitución, dice que no piensa tomar represalia alguna con la clerigalla. Añade el señor Rodríguez Zapatero que, si bien la Constitución dice que España es un Estado no confesional, también dice que ese Estado debe tomar en consideración que la católica es la religión de la mayoría de la población. Muy cierto, muy cierto, don José Luis, el Estado, el Gobierno, deben tomar en consideración a la mayoría de la población; no a la jerarquía. Y si quiere saber por dónde van los tiros, pregunte Vd. a esa mayoría de la población, católicos practicantes y no practicantes. La mayoría de esa mayoría está hasta las narices de la intemperancia y la insolencia de los obispos.

Francamente, creo que se trata de una reacción ejemplar del cuerpo social contra este intento de dominación por aplastamiento de un clero montaraz y enemigo de la libertad, el pluralismo y el respeto a los derechos de todos.

Día D.

Hoy se decide casi todo en el proceso de primarias para la nominación de los candidatos de los dos grandes partidos en los EEUU. El supermartes, al que también llaman ya "Tsunami-martes". Por supuesto, si es Vd. uno de esos avispados que dicen que tanto da quien resulte elegido presidente del país más poderoso del mundo porque son todos iguales, es mejor que no siga leyendo, ¿para qué va a perder el tiempo? Esto está escrito para quienes creen que hay una diferencia entre republicanos y demócratas, entre gente como Clinton y gente como Bush, igual que la hay -y mucha- entre el señor Rodríguez Zapatero y el señor Rajoy y, por descontado, entre el señor McCain y el señor Romney. La política es cosa de matices; pero los matices sólo cuentan para quienes tienen capacidad de apreciarlos.


El post tampoco presenta el menor interés para quienes sostienen que los Estados Unidos no son una democracia ad intra (otra cosa, desde luego, es su comportamiento, generalmente odioso, ad extra) y se cargan de razón sosteniendo que los elevados índices de abstención la deslegitiman, con lo que habitualmente muestran que razonan sin información y con prejuicios (si eso puede llamarse "razonar") y perfecto olvido de lo que suelen tener en su propio patio, desde el que acostumbran a dar lecciones de democracia a los demás.


El día de hoy es decisivo porque se eligen los delegados en veinticuatro Estados, entre ellos los que los envían a las respectivas convenciones en mayor cantidad, California y Nueva York. Si se observa en el gráfico que reproduzco (traducido) del Frankfurter Rundschau, se verá que, en efecto, en el día se elige la mitad o más de la mitad de los delegados que cada partido necesita para nominar a un candidato, esto es, 1.193 en el caso de los republicanos (que precisan 1.191 para la nominación) y 2.075 para los demócratas (que imponen 2.025 para lo mismo), lo que quiere decir que, tras el día de hoy no es que la suerte esté echada (puede haber sorpresas de aquí a las convenciones nacionales de los partidos en el verano) pero casi, casi.


En el campo republicano, tras el abandono del fugaz señor Giuliani, et al., la batalla estará entre el señor McCain -un republicano moderado al que los conservadores en su partido miran con suspicacia, una especie de Mr. Gallardón septuagenario- y el señor Romney, el millonario mormón que presume ahora de duro tras haber presumido de todo con anterioridad. El señor McCain (el favorito del New York Times), respaldado por Mr. Giuliani y el gobernador de California, Mr. Schwarzenegger, aspira a ganar en New York y va por delante en las encuestas. Ojalá salga. El señor Romney cree tener seguro el voto del Estado de Utah, donde hay mayoría de mormones, su religión, y en los Estados pequeños en los que el señor McCain no ha podido hacer campaña por falta de fondos. El tercer candidato, el cura Huckabee parece que no tiene muchas posibilidades. Desde el punto de vista de este bloguero, mejor. Los curas no deben meterse en política.

Entre los demócratas la cosa está reñidísima y tiene el mayor interés. Retirado el último wasp, Mr. Edwards, quedan frente a frente la señora Clinton y el señor Obama. Una mujer y un negro. Gane el que gane, habrá un cambio considerable. El New York Times apoya a Mrs. Clinton, pero Mr. Obama está prácticamente empatado con ella. Según los sondeos, la señora tiene casi seguros Nueva York y Massachusetts, mientras que Mr. Obama se impone en Illinois y Georgia y cuenta con una base considerable en Harlem, NY. Mr. Obama parece arrastrar más voto negro que la señora Clinton voto femenino. Pero tiene un handicap considerable en el voto latino, que representa casi el nueve por ciento del total de los EEUU, muy favorable a la señora Clinton. Personalmente no me inclino por ninguno de los dos. Creo que el ideal sería un tándem Clinton/Obama, Obama/Clinton, tanto monta monta tanto. Pero eso parece imposible. En el límite me parece que ganará la señora porque Mr. Obama no arrastra suficiente voto blanco que, al fin y al cabo, es el predominante. En todo caso, no se olvide, los demócratas pueden seguir quedando muy igualados después de hoy ya que en sus primarias los delegados se reparten proporcionalmente, cosa que pasa mucho menos entre los republicanos que recurren en mucha mayor medida al procedimiento mayoritario de "ganador se lo lleva todo".

No me resisto por último a dejar un enlace a un magnífico artículo de Elisabeth Wehling, también en Frankfurter Rundschau, titulado Ja, wir können! y que es un estupendo análisis textual de los dos discursos de la señora Clinton y el señor Obama, siguiendo la teoría del Frame analysis. Por desgracia, está en alemán. En síntesis viene a decir que la consigna de Obama (Yes, we can!) es empática, solidaria, descansa en valores y moviliza, mientras que el de Clinton (Hillary: solutions for America) es frío, tecnocrático y escasamente movilizador. Es un análisis brillante, de esos que a uno le hubiera gustado escribir pero, con todo, creo que ganará la señora Clinton por lo dicho más arriba, aunque quizá con escaso margen por lo también dicho.

dilluns, 4 de febrer del 2008

Obispaña.

¡Más madera, que es la guerra! gritaba Groucho Marx en Los hermanos Marx en el Oeste. ¡Más bronca, que hay elecciones! gritaban ayer los monseñores, anardecidos, a punto ya de sacar en procesión a los fieles contra el Anticristo monclovita. (Si alguien cree que exagero, aquí dejo el enlace que prueba cómo no hace mucho la Falange y el PP se manifestaban en Murcia al grito de ¡Zapatero, Anticristo!) El coro episcopal fue ayer ensordecedor. Monseñor Cañizares, bravo cruzado de la fe proclamaba en la catedral de Toledo ante una audiencia tan exigua como provecta que la Iglesia

"proclamará sin cesar y reivindicará en cualquier circunstancia la dignidad e inviolabilidad de todo ser humano y los derechos fundamentales que le corresponden al hombre, incluidos los de la libertad de conciencia y de libertad religiosa en toda su extensión, así como todos los correspondientes a la libertad de la educación".

Los maliciosos que piensen que esa Iglesia debe de ser otra de la que todos conocemos con su pasado de intolerancia, autos de fe y matanzas sin cuento en nombre de Dios, aparte de condenarse para siempre, harán bien en recordar cómo no hace ni meses, esa misma Iglesia ponía de patas en la calle a una profesora de religión para que ejercite su libertad de conciencia con mayor holgura o cerraba una parroquia en el extrarradio de Madrid para que sus curas rebeldes recuperen la dignidad perdida en el ejercicio del Evangelio mal entendido.

El mismo belicoso obispo, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, afirmaba a continuación que, con su famosa nota, la CEE no quería contentar a los hombres.

sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones. Nunca hemos tenido palabras de adulación, ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres."

Es decir, hablan en nombre de Dios, Dios está con ellos, los demás son unos sindiós, incluidos el ministro Moratinos, el embajador Vázquez y el candidato Bono, todos ellos fervorosos católicos.

Dicen los obispos que se sienten insultados. Aunque así fuera (que no lo es) ¿qué tal vendría a su soberbía ponerse en el lugar de aquellos a quienes su emisora lleva años insultando groseramente? Es tal la ira clerical que hasta los obispos catalanes, normalmente más moderados que los del Celtiberia Show, han perdido los nervios y hablan de... ¡linchamiento!

Vale. Pongamos un ejemplo: el obispo de Sigüenza-Guadalajara, monseñor José Sánchez, dice que criticar a la jerarquía "puede desequilibrar el país". Si eso no es soberbia y envanecimiento, que venga el Dios de Monseñor Cañizares y lo vea. El mismo monseñor Sánchez asegura que "poner sanbenitos en la historia ha traído pésimas consecuencias para el país". ¿Cómo suena eso, teniendo en cuenta que los sanbenitos los inventó la Iglesia y se los impuso a los herejes, relapsos, "marranos", en fin, a todos los que durante siglos persiguió, quemó vivos, desterró y destruyó? Claro que los sanbenitos han traído "pésimas consecuencias para el país". Entre otras, la existencia de gentes como José Sánchez, el obispo Cañizares y otros curas trabucaires dispuestos a dar la batalla electoral en tono aguerrido y fuerte, ahora que los conmilitones de la derecha parecen bastante desnortados.

Y más que estarán en los próximos días como no se desmarquen de las soflamas de la clerigalla. ¿O cree el señor Rajoy que el hecho de que el PSOE saque 6,4 puntos en intención de voto al PP según el Publiscopio de Público o que él mismo sea el político peor valorado según una encuesta del Instituto DYM para el otrora fiel ABC se debe a las asechanzas de Satanás?

Dice el señor Rodríguez Zapatero que los obispos pueden votar a quien quieran y que no hace falta ser adivino para averiguar a quién lo harán, sin duda presumiendo que votarán al PP. Para mí que al PP del señor Rajoy, the ugly loser, no lo votan ya ni los obispos.

Al rico culebrón.

Los cínicos tan abundantes en los mentideros literarios de la Villa y Corte solían decir que el verdadero premio Planeta era el finalista y que el premiado era un mero figurón para vender libros. Quizá eso fue cierto en el pasado; hoy, no. Al menos no en la última edición del premio en la que el galardonado fue Juan José Millás y el finalista el autor de esta aburrida cuanto interminable historia de casi quinientas páginas. Y no es que esté mal escrita o el autor carezca de recursos literarios, pues maneja bien la metáfora y tiene riqueza léxica. Es que la narración es una montaña de topicazos pretenciosos, cursilerías melodramáticas, trivialidades grandielocuentes y ñoñería por un tubo. En definitiva, madera pura de culebrón.

La obra quiere ser la historia de los destinos de dos hermanas, especialmente la pequeña, la heroína, engarzada en el acontecer de la historia de Venezuela hacia la mitad del siglo XX. Lo de las dos hermanas acaba produciendo verdadero hartazgo a fuerza de reiterativo y superficial y el acontecer venezolano no pasa de ser un confuso relato carente de valor.

Por partes. El episodio histórico, el que más interés hubiera podido tener, se sitúa entre la caída del dictador Juan Vicente Gómez, que gobernó a lo caudillo tradicional desde 1908 a 1935 y la del siguiente, Marcos Pérez Jiménez, que a su vez lo hizo a lo desarrollista entre 1952 y 1958, refugiándose a su caída en España en donde murió en 2001. Venezuela parece ser país proclive a los gobernantes pintorescos (basta con ver el que hay ahora) y en aquellos años, recién estrenada la riqueza petrolera, el pintoresquismo fue especialmente acusado. Pero nada de esto se refleja en la novela. Se pasa de puntillas por la dictadura de Gómez, se hacen una o dos crípticas referencias a los interregnos de Rómulo Betancourt y el fugacísimo del ínclito Rómulo Gallegos (por cierto, excelente novelista) y se cala un poco más, pero no mucho, en la dictadura de Pérez Jiménez. Decir que ello equivale a un retrato de la Venezuela de la época es una exageración injustificada.

En cuanto a la historia de los personajes, la trama propiamente dicha, no es más feliz ni tiene más interés que el pretendido contexto histórico. Los personajes, todos ellos, con alguna excepción, pintados como burguesía adinerada y arribista al amparo de las corrupciones de las sucesivas dictaduras son estereotipados y lieralmente de cartón piedra pues el autor se empeña en prestarles, en especial a la heroína, un grado de cultura, refinamiento y savoir vivre imposibles en el contexto biográfico en que los ha colocado. La pareja de insoportables hermanas, la guapa y la lista, así como sus respectivos maridos (el intelectual frustrado y el héroe superhombre) carecen de todo relieve, verosimilitud o profundidad psicológica. Y los ambientes, tanto los venezolanos como los de Trinidad parecen sacados del National Geographic. De los demás personajes prefiero olvidarme, cosa que, me temo, no me será posible con la cantidad de melodramáticas peripecias que el autor acumula como si fueran gemas: la muerte del padre, el secuestro y muerte de la madre, la violación y preñez de una hija (no especifico para no fastidiar el argumento), la muerte por asesinato de otro padre, la muerte del niño al nacer, la invalidez de la madre, el suicidio de otro hijo, el asesinato de una amiga y más muertes y violencias entre orquídeas (esenciales en la primera parte y desaparecidas en la segunda) coches de altísima gama y mansiones de lujo.

Dejo lo de las mansiones para el final, porque también está al final de la novela que, repentinamente, toma un tinte pseudopolítico y pseudoarquitectónico. Ese arquitecto italiano que tercia en la fiesta con su genio y su amor, creando una situación de triángulo que el autor no sabe resolver, recuerda tanto el nudo también triangular de Domique Francon, Howard Roark y Gail Wynand en El Manantial, de Ayn Rand, que dan ganas de reír.

Quienes hayan declarado finalista a esta novela tienen una idea aproximativa de la literatura.

diumenge, 3 de febrer del 2008

Hasta la coronilla de los obispos.

Los mismos que pasaron cuarenta años llevando bajo palio al criminal que sojuzgó otros tantos al país mediante la tortura y el asesinato, o sus herederos y discípulos; los mismos que llamaron "cruzada" a un alzamiento de militares felones contra un gobierno legítimo y a la subsiguiente guerra civil; los mismos que se beneficiaron a manos llenas de un régimen tiránico y corrupto son los que ahora levantan la voz contra un gobierno legítimo y democrático que tiene el apoyo de la mayoría de la población.

Y no sólo ahora. Llevan cuatro años haciéndolo, desde las elecciones de 2004, en perfecta sintonía con el Partido Popular y la Asociación de Víctimas contra el Terrorismo, el otro puntal de la reacción contra un gobierno socialdemócrata de izquierda moderada que ha traído un notable avance a la sociedad en materia de derechos de las minorías, igualdad de género, protección contra la violencia machista (que ellos siguen llamando "doméstica", claro), libertades civiles para quienes no las habían tenido hasta la fecha, cuidados a los dependientes, ayudas a los jóvenes, derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, libertad de educación y educación cívica.

Cuatro años de beligerancia antisocialista. Los hemos visto manifestarse en la calle, todo un espectáculo del pasado más oscurantista, en contra de la igualdad de derechos, de la libertad de educación, de la protección a las minorías, de todo lo que es abierto y progresista. Ellos que en tiempos de Franco hacían la pelota al dictador sin reparo alguno como bien se ve a la derecha. En cambio no los hemos visto manifestarse, ni siquiera mencionar los problemas de los inmigrantes, de los parados, de los marginales, de los niños sometidos a abusos, de las mujeres maltratadas, de las prostitutas, de los drogadictos, de los jóvenes que no pueden emanciparse. Todo eso les importa un bledo. Su obsesión es derribar este gobierno y reemplazarlo por otro obediente a los designios de un Papa ultramontano y un clero reaccionario, que suprima los derechos de los homosexuales, la igualdad de las mujeres, los derechos de los pacientes (¡cómo les gustaría tener a un señor Lamela de ministro de Sanidad, uno que garantice que la gente se muera rabiando de dolor!), el divorcio, el aborto y nos retrotraiga a los tiempos del nacionalcatolicismo franquista, que es lo que les gusta.

Cuatro años atacando a un Gobierno progresista, un Gobierno que ha hecho todo lo posible por evitar esta confrontación, que ha enviado de embajador al Vaticano al más beato de sus afiliados con ánimo de congraciarse con la Santa Sede, que ha tratado de apaciguar los ánimos, de moderar sus medidas, de hacerlas más relativistas, que ha garantizado recientemente una vez más que no tiene ánimo de revisar los acuerdos de 1979 que tan ventajosos son para la Iglesia y tan desventajosos para el Estado, un Gobierno que ha actuado con exquisito tacto y guante de cabritilla y que, en contrapartida, ha recibido el ataque frontal más duro que pueda articular el clero al margen de la excomunión que no andará lejos.

Y a lo que se ve, no les basta con sacar a sus incondicionales a la calle a atacar al Gobierno con falsedades y embustes sobre la democracia y los derechos fundamentales y con petición expresa de que no se le vote en las próximas elecciones sino que niegan a los agredidos el derecho a defenderse. Ahora dicen (ellos, que no han parado de atacar a los gobernantes bien directamente bien a través de sus asalariados en los medios, especialmente la COPE) que se sienten atacados e insultados.

Lo que la jerarquía parece ignorar y con ella los reaccionarios de la derecha que capitanean hoy el PP es que la sociedad española es una de las más avanzadas de Europa y que el efecto de tanto ataque carcunda está siendo justo el contrario del que pretenden. No se dan cuenta de que sus agresiones, sus descalificaciones, sus embustes y amenazas generan oposición en la gente. Véase a la izquierda el resultado de la pregunta planteada por El País ayer sobre si deben revisarse los Acuerdos con la Santa Sede. ¡Un 93% a favor! Y supongo que irá creciendo. Somos los lectores de El País, desde luego, pero no somos estraterrestres, somos españoles y el diez de marzo se enterará la clerigalla de cuántos. Para entonces hay que exigir a este Gobierno que se deje de contemplaciones y acometa la tarea pendiente: revisar esos vergonzosos e inconstitucionales acuerdos y poner a los curas en su sitio, esto es, en las sacristías o en la política (en las filas del PP, por ejemplo), pero no en ambos sitios al mismo tiempo. La Iglesia no debe hacer política porque al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios que, aunque los monseñores no lo crean, no incluye a lo del César.

Una última observación: dice el señor Rajoy que el presidente del Gobierno pierde el tiempo peleándose con unos y otros para no tratar de la economía. Es un razonamiento que lo retrata como lo que es, un perdedor que trata de recurrir al juego sucio, que pretende sembrar confusión, embarullarlo todo a ver si sale beneficiado. Porque debe de ser el único español que no sabe que el presidente no se pelea con nadie (ni con él), pero que sí está siendo innoblemente atacado. Un ataque que debiera encontrar en el señor Rajoy el mismo rechazo que en el señor Rodríguez Zapatero pues, de lo contrario, ya saben quienes votan al señor Rajoy que votan a los curas.

Madrid, ese poblachón manchego.

El Museo Municipal de Arte Contemporáneo, sito en el antiguo y madrileñísimo Cuartel del Conde Duque, con su portal churrigueresco, alberga una interesante exposición fotográfica sobre Madrid en el cine. Es decir, no es propiamente fotográfica porque lo que se expone son tomas y carteles de las películas de tema madrileño o que se han rodado en Madrid, desde La malcasada, de Francisco Gómez Hidalgo (1926) hasta De Madrid a la luna. Historia oculta de los 60, de Carles Balagué (2006); ochenta años de cine en la capital que han ido viendo cómo cambiaba la ciudad, primero lentamente, hasta finales de los años de 1950 (con el feroz intermedio de la guerra civil en la que Madrid fue una ciudad sitiada durante casi toda ella) y luego de un modo tumultuoso, acelerado de los años de 1960 en adelante hasta la fecha de hoy, en que se ha convertido en una ciudad moderna, tan llena de Starbucks y ciber-cafés como cualquier otra.

Para quienes nacimos y crecimos aquí la exposición no tiene precio porque, sobre traernos a la memoria las películas que vimos de niños y mozos en los cines de barrio, nos permite recuperar la ciudad que vivimos entonces. Yo nací en Claudio Coello pero viví mi infancia y adolescencia en la calle San Bernardo, lo que quiere decir que he visto buena parte del Madrid que se retrata en la exposición: Gran Vía, Callao, Cibeles, Retiro, Atocha, Lavapiés, Cascorro de un lado, Viaducto, Plaza de España, Argüelles y La Moncloa por otro y los Cuatro Caminos, Tetuán, etc por otro, si bien estas zonas eran ya limítrofes con el extrarradio cuando yo era chaval. Pues son los dos Madriles que el cine ha retratado: el del centro urbano (castizo o desarrollista), como en Las chicas de la Cruz Roja, Tres de la Cruz Roja, Manolo guardia urbano, Parque de Madrid, Es mi hombre o Murió hace quince años o el de los arrabales, como Surcos, de José Antonio Nieves Conde (¡qué impresionante resultaba esa peli en los años 1950!), Felices Pascuas, Mi tío Jacinto, Fulano y mengano, Los golfos o El Lute, camina o revienta.

Por lo demás la exposición es modesta: aproximadamente doscientas tomas con escenas de las pelis, una docena de carteles y tres documentales breves por cierto muy interesantes. Pero transmite la visión cinematográfica de una ciudad porque consigue convertirse en una especie de ámbito mágico en donde cobran vida algunos de los actores y actrices que poblaron nuestro mundo de críos y muchachos, el mundo español que convivía (pero no se mezclaba) con el estadounidense, dos territorios perfectamente diferenciados. El nuestro, el castizo, estaba poblado por Pepe Isbert, Manolo Morán, Alberto Closas, José Luis López Vázques, Fernando Fernán Gómez, Magda Carr, Lina Canalejas, Concha Velasco, Vicky Lagos, Elvira Quintillá o Emma Penella.

Detesto parecer nostálgico porque, si bien me gusta -y mucho- recordar el Madrid de mi infancia, la ciudad (a la que siempre he vuelto, tras prolongadas estancias en el extranjero) ha seguido gustándome al día de hoy. Lo pasado ya no está pero lo que hay en su lugar no desmerece en absoluto y lo pasado vuelve a nuestra memoria precisamente con exposiciones tan interesantes como ésta.

dissabte, 2 de febrer del 2008

Seísmo en la red.

Microsoft, o sea, Bill Gates, está a punto de lanzar una OPA hostil sobre Yahoo! Treinta mil millones de euros ofrece por ella. Yahoo! sigue siendo la primera plataforma de correo electrónico pero lleva más de un año de capa caída ya que no ha resistido la competencia de Google como buscador. Mientras éste copa más del cincuenta por cien de todas las búsquedas del mundo, Yahoo! está en un pobre catorce por ciento. Lo que significa menos publicidad, menos ingresos. De hecho, las acciones de Yahoo! estaban bajando cuando Microsoft lanzó la oferta. Ahora suben.

Por lo demás, Microsoft adoptó desde el principio una actitud errónea frente a internet tanto en lo referente al correo electrónico como las redes sociales como MySpace o Face Book, razón por la cual su cuota en la red es menos de cuatro por ciento, lo que no da para mucho.

Microsoft calcula que, sumando Yahoo! obtendrá sinergias que le permitirán competir con Google. Pero eso es difícil de ver porque la competencia en este terreno no depende del volumen de la empresa sino de que se disponga de un buscador más rápido y mejor pensado que el de Google. Me temo que no es el caso y por tanto todo seguirá como está, al menos al principio, con este último dominando algunos mercados, como el español casi al noventa por ciento.

Tiene gracia que el invento de una pareja de estudiantes de doctorado de los EEUU (uno de ellos, un ruso) en el garaje de la casa que tenían haya dado origen a una de las más exitosas empresas puntocom. Diez años después, Google es un gigante informático y el ojo del Gran Hermano orwelliano. También tiene gracia el origen de l término Yahoo! Pocos en España saben que "yahoo" es el término que utilizan los Houyhnhnms, esto es, los caballos que son los animales racionales que rigen la isla del último viaje de Gulliver, para referirse a unos seres grotescos, muy parecidos al propio Gulliver, o sea, los seres humanos, que son los esclavos de los caballos.

Acabar con las corridas de toros.

Parece que TVE1 no volverá a retransmitir corridas de toros. Sabia decisión. Enhorabuena. Un paso más para acabar con este espectáculo que tiene mucha estética, desde luego, es tradicional y popular en España y está tan imbricado en la cultura española que gran cantidad de sus expresiones forman parte de siempre de la lengua coloquial, como "estar para el arrastre", "dar la puntilla", "torear mirando al tendido", "faena de aliño", "entrar a matar", "salir a hombros", "no hay quinto malo", etc, etc.

El problema es que esta fiesta, este espectáculo, descansa sobre el sufrimiento, el martirio y muerte atroz de unas pobres bestias que no han hecho mal a nadie. Es decir, el espectáculo es muy hermoso pues todo en él lo es, desde los colores, los atuendos, las fanfarrias hasta el arte del toreo propiamente dicho, la lidia que es una especie de trágico ballet en el que a plena luz del sol la inteligencia y la agilidad tratan de burlar a la fuerza bruta. Con el morboso aliciente añadido de que, a veces, no lo consiguen y el torero pierde la vida en su empeño. Montado sobre la crueldad, el espectáculo no puede tener dimensión estética alguna. Pero admito que la crueldad parece ejercer un atractivo morboso sobre los seres humanos. Ver sufrir a un animal no provoca a mucha gente sentimientos de compasión sino una especie de exaltación que le hace disfrutar. A mayor sufrimiento del animal, más disfrutan quienes los contemplan. Debo advertir que no por ello se me antoja la llamada "fiesta nacional" algo digno de conservar. Al contrario: cuanto antes se supriman, mejor. ¿Que qué hacemos con las plazas de toros? Teatros, pistas de patinaje, cualquier cosa donde la gente no vaya a saciar sus más bajos instintos.

Con motivo de la acertadísima decisión de TVE1, mi amiga Marita me envía una serie de vídeos para difundir en los que se documenta plásticamente la crueldad con que se trata a estos animales. Hace falta bastante estómago para verlos. Me limito a reproducir uno rodado en Francia en 2004 y advierto de que es bastante duro de mirar.

Pues claro que hay que abolir las fiestas de toros. El argumento de que si se suprimen se pierde uno de los filones artísticos españoles más típicos como son las tauromaquias no quiere decir nada. También las epopeyas son manifestaciones sublimes del genio humano pero no por ello dejamos de decir que hay que acabar con todas las guerras.

divendres, 1 de febrer del 2008

La brigada de Dios pasa al ataque.

¡Jesús, María y José, qué panfleto se han largado los obispos en contra de todo lo que se mueva en España! Confieso que cada vez estoy más perplejo con el comportamiento de la derecha. Debe de estar muy sonada, pero mucho, si piensa que echarse en brazos de la clerigalla más carcunda mejorará sus expectativas electorales. Parece que no se ha enterado de que la sociedad española es una de las más seculares de Europa. Estos siervos y herederos del franquismo no han comprendido aún que la dictadura nacionalcatólica vacunó al país contra el veneno eclesiástico. Por supuesto, no a todo; siempre les quedarán los ultras y los viejos meapilas. Y no es tan difícil de ver. Basta con reparar en que, aunque el 85% de la población afirme ser católica (entre practicante y no prácticante), el hecho de que, sin la inmigración, la tasa de natalidad sea negativa quiere decir que la feligresía no hace el menor caso al magisterio eclesiástico.

En esas condiciones, es suicida el libelo obispal que repite, calcándolas, las obsesiones del PP: el aborto, la familia (su familia, con prohibición de cualquier otra), la imposición de la religión católica en las escuelas, el rechazo a la asignatura de educación para la ciudadanía, la negativa a toda negociación con asociaciones terroristas. La cosa llega a grados altos de fariseísmo cuando sus señorías se atreven a erigirse en amparadores de los niños, objetos, dicen, de explotaciones y de abusos y lo dicen unos en cuya casa se concentran prácticas de paidofilia y pederastia en proporción mayor de lo que suele imaginarse.

En el PSOE están indignados. Dicen que es inmoral que los obispos comercien políticamente con el terrorismo. Bastante que les importa a los obispos esa moral de los socialistas. Éstos a lo mejor reflexionan ahora sobre lo errónea que fue su política de apaciguamiento con la Iglesia; errónea e ignara. Con la Iglesia no cabe el diálogo. Como buenos totalitarios, los curas creen que si el que tienen enfrente contemporiza es porque es un débil y hay que sacudirle.

Para que no haya dudas acerca de las posibilidades del pluralismo real, no del ficticio, del que habla el señor Aznar, incluyo aquí un enlace a una interesante página de cristianos gays cuya imagen de entrada es la que se ve en la derecha y dedicada a conciliar la fe y la praxis cristiana con prácticas tradicionalmente consideradas vitandas por las iglesias. Cristianos gays, bisexuales, transexuales se quejan de ser minorías en riesgo en sociedades opulentas y algo de eso hay. Pero existen y hacen muy bien en manifestarse y poner a la Iglesia ante sus contradicciones.

Ya va siendo hora de que la fe de cada cual quede reservada para su domicilio donde todas son iguales y que no pueda imponerse una a las demás por medio alguno. Mientras llega el momento, sería bueno que cada cual ajustara lo que dice a lo que hace o lo que hace a lo que dice, cosa prácticamente imposible para una organización que tiene a la hipocresía como fundamento mismo de su doctrina. "no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica, " dicen los monseñores, ganándose de inmediato la mejor buena voluntad del mundo... hasta que añaden que sí pretenden que esos gobernantes "se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo". ¿Está claro?

Sus convicciones son tan excluyentes y totalitarias, sin dejar resquicio a la tolerancia, como siempre. Véase lo que dice el Papa de hoy, según citan los obispos, esto es, que hay que tener cuidado con opciones políticas y legislativas "que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano...". ¿No es obvio que, además de imponer sus convicciones, en su infinita soberbia, el Papa Benedicto está negando la condición de seres humanos a los budistas, confucianos, hinduistas y todos aquellos que profesen otros principios antropológicos y éticos?

Por todo ello, a mi entender, hay que dejarse de contemplaciones con la clerigalla e ir directamente a la separación de la iglesia y el Estado mediante: 1º) cese de la financiación de las iglesias con dineros públicos; 2º) exclusión de las religiones de la escuela pública; y 3º) derogación del Concordato y de los acuerdos de 1979 con la Santa Sede.

Gracias sean dadas a Daniel Ramos Seisas y a Libertad Siete.

(La imagen es el famoso cuadro de Gutiérrez Solana llamdo La visita del obispo, 1926).

La culpa y la gloria.

Los jueves, cine, así que ayer nos fuimos a ver la peli de la izquierda cuyo título han traducido al español como Expiación, lo cual es correcto, habiendo alguien añadido luego entre paréntesis ("Más allá de la pasión") que debe de ser uno de los últimos chisporrotazos de ese genio típicamente hispánico para la traducción interpretativa que floreció durante la dictadura, el que hizo que North by Northwest, de Alfred Hichtkock, pasara a llamarse "Con la muerte en los talones" o que I soliti ignoti, de Mario Monicelli, se llamara "Rufufú". Así que no quiero ni pensar qué dirá la versión doblada de esta Atonement.

La peli es muy desigual. Tiene una primera parte brillante, exquisita, un acierto de interpretación, dirección, ambientación, movimiento de cámara, y otra segunda aburrida, interminable, falsa y desequilibrada. La primera parte, la recreación de un Manor eduardiano que a los ingleses les sale de miedo: la familia rica con posesiones territoriales de tradición victoriana con esa curiosa contradicción de una moral muy cerrada y una particular relevancia de la posición social de las mujeres. Por cierto, hay una banda sonora con una composición agilísima reproduciendo el chasquido de las teclas de una antigua máquina de escribir "Corona" que es todo un acierto.

La otra parte, mucho menos lograda y, a ratos hasta algo cómica, un escenario de la segunda guerra mundial en Europa justo a los comienzos y más concretamente, la retirada de Dunquerque. Planos y planos y planos que quieren ser una especie de retablo de los desastres de la guerra pero que tampoco pueden serlo porque se trata de los inicios de la contienda y los efectos especiales son pobrísimos. Salvo de este desastre unos planos en los que el héroe, Robbie (James McAvoy) pasa delante de una pantalla en la que se está proyectando una película francesa, en concreto un primer plano de un beso entre un hombre y una mujer en los que creí reconocer a Michelle Morgan y Jean Gabin seguramente en El muelle de las brumas, de Marcel Carné, 1938. El episodio del embarque en Dunquerque trata de abrirse en un gran escenario con mucho extra y gran obra de máquina de guerra, pero no consigue ni una parte del efecto dramático que logra luego al intercalar dos trozos de documental de la retirada real de los ingleses.

Entre la primera y la segunda partes, una historia muy curiosa que está sacada de una novela que no conozco y en la que se basa el film. Seguramente la novela tiene un tiempo de desarrollo algo alambicado que el director ha querido trasladar a la peli a su modo pero que no acaba de encajar en la narración cinematográfica. Si no quiero estropear a nadie el final puedo decir que la segunda parte sólo se entiende como una especie de flash back con sorpresa final. Pero ésta seguramente está descartada en la novela y eso es lo que da a esta película este aspecto de desajustada.

Pero merece la pena verse aunque sólo sea por la brillantísima primera parte que, en realidad, es donde pasa todo lo que importa, donde se hace una exhibición de buen cine, un estudio psicológico matizado de los personajes y sociológico de la interacción entre clases sociales en la Inglaterra de los años treinta del siglo XX, tradición imperial y crisis de un orden social en quiebra con ascenso de nuevas fuerzas empresariales. Y todo esto en muy buena medida visto desde la perspectiva de una niña fantasiosa de trece años.

dijous, 31 de gener del 2008

¿Qué es una fascista?

La definición más sencilla y que todo el mundo entiende de esta ubicua y multívoca condición humana es la que señala que un fascista es quien atenta contra el principio aristotélico del hilo de oro de la ley, esto es, la convicción de que la dignidad de los hombres depende de que únicamente estén sometidos al mandato impersonal de la ley y no a la voluntad (siempre arbitraria) de un dirigente, jefe, leader, duce, Führer o caudillo. Un fascista es un enemigo del Estado de derecho y del imperio de la ley.

A continuación examínense las declaraciones de la señora Aguirre a raíz de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional por la que éste rechaza el recurso del PP contra la ley de igualdad del PSOE. Dice la citada señora, sin duda pensando hacer un alarde de ingenio, que está en contra de todas las discriminaciones, incluida la positiva. Ciertamente, esto no es más que una afirmación demagógica que contradice lo que ella y su partido llevan meses proponiendo: tratamientos diferenciados para mujeres que trabajan, jóvenes sin acceso a vivienda, etc, etc, discriminaciones positivas en una palabra. La declaración no pasa de ser otra muestra de que la señora carece de luces, pero no la convierte en una fascista sin más. Lo que la convierte en tal es la continuación, en la que la señora de la sonrisa postiza dice que fue el anterior presidente del Gobierno José María Aznar, del PP, "el primero en fomentar ese tipo de iniciativas al colocar a mujeres en posiciones que nunca antes habían sido ocupadas, sin necesidad de cuotas ni tampoco de discriminación positiva". Esto es, en román paladino: nada de leyes o normas impersonales y racionales; nada de derechos. Lo mejor es someterse a la voluntad omnímoda del dirigente carismático que ya sabrá él hacer las cosas en beneficio de todos; depender del favor del Jefe. He aquí una mentalidad fascista en estado puro. Porque el fascismo no está en lo que se viste, no en el uniforme, sino en lo que se dice, lo que declara el alma de cada cual, como bien se pudo ver en la escena del Florida Park ayer que traen hoy todos los periódicos. A muerte; están a muerte.

Se entiende por qué recurrió la derecha la ley y por qué ésta saca a aquella de quicio: porque es una ley de igualdad, concepto aborrecible para los fascistas, que creen que las personas somos desiguales por naturaleza, ya que unos son superiores y otros inferiores, y estamos inmersos en relaciones jerárquicas, relaciones de ordeno y mando, que son las que esta señora parece entender bien. Pero sólo esas. La idea del Estado de derecho como aquel en el que el ciudadano está sometido a la majestad de la ley y no a la arbitrariedad de las personas le es completamente ajena. Y es licenciada en Derecho.

(La imagen es de Olmo González, bajo licencia Flickr).

Monarquía o República.

En las últimas fechas se han visto acontecimientos que están en la mente de todos: el lío penal por la famosa portada de El Jueves, la quema de la efigie del Rey, el ultrafamoso ¿Por qué no te callas? o el reciente cumpleaños del Monarca, en el que he visto alguno de los más innobles ejercicios de sumisión cortesana de antaño ariscos intelectuales de insobornable republicanismo. Todo ello ha dado pie a que de nuevo se plantee esa cuestión abierta del acontecer español, que es la de saber si España debe ser una Monarquía o una República.

De nuevo, cómo no, han salido mis amigos los republicanos a reafirmar la justeza de sus planteamientos y a exigir que se devuelva al pueblo español, a la nación española, el derecho a decidir cuál haya de ser la forma política de su Estado. Y lo han hecho como acostumbran, con civismo y energía y con algún toque de alegre festejo popular, como el del aportado por Jaume d'Urgell, que arrió en público una bandera borbónica e izó en su lugar una tricolor, por lo que ha sido procesado y condenado a un año de prisión. Por cierto, dejo aquí la dirección del Manifiesto por la libertad de expresión, por si alguien quiere sumarse.

Y de nuevo han salido también las gentes sensatas, de izquierda, muchas republicanas, a decirnos que no es el momento de plantear tan enojosa cuestión. Nunca es el momento de plantear tan enojosa cuestión. Al fin y al cabo, las cosas han ido bien, la gente está contenta, los "juancarlistas" reticentes se han hecho fervorosos monárquicos, el Rey lo hizo de cine y ojo a ver la que vamos a armar como se toque el pie de banco de la Monarquía.

Nada nuevo bajo el sol. Hasta que el otro día publicó en El País el señor Peces-Barba un artículo, magistral como todos los suyos, titulado El valor de la Corona que es un paso de gigante en la elaboración de una doctrina política del socialismo monárquico puesto que ya no se acude al expediente de defender la Monarquía como mal menor, a simulado regañadientes, como tributo que hay que pagar a cambio de la democracia sino que se hace directamente una apología de la Monarquía como positiva en sí misma y se acompaña de una crítica al republicanismo. La argumentación del profesor Peces-Barba es muy respetable y aparentemente sólida. Veamos si resiste una crítica de fondo.

Empieza distinguiendo entre Monarquía parlamentaria y monarquía constitucional, punto académico que no está de más porque en el ámbito mediático suelen emplearse erróneamente como sinónimas. Y viene luego a decir que frente a la Monarquía parlamentaria a imitación de la anglosajona y nórdicas, las que llama "las viejas críticas republicanas", a las que reconoce que pueden ser "bienintencionadas", ya no tienen razón de ser porque el objeto de su crítica, la Monarquía Constitucional, ha desaparecido como por arte de birlibirloque, como el gato de Alicia, dejando detrás solamente la sonrisa del señor Peces-Barba.

Luego veremos pero, antes, ¿cuáles son esas "antiguas críticas republicanas"? Pues, sencillamente:

se acusa su carácter no electivo y, según esas críticas, no democrático (de la Monarquía), y que la sucesión se produzca en el interior de una familia, la familia real, sin ninguna intervención popular. También se afirma que es una institución cara y poco transparente. Incluso esos sectores, si son bienintencionados conceden que el rey Juan Carlos ha cumplido un papel decisivo en la instauración de la democracia y en la elaboración de la Constitución, para a continuación sostener que quizás ya sea bueno restablecer la República.

Con permiso, se me antoja que aquí hay bastante simplificación. Los republicanos no cuestionamos los dineros ni el funcionamiento interno del sistema monárquico (hasta nosotros entendemos que la monarquía descansa sobre la sucesión en una sola familia) sino una cuestión de principio, esto es, la falta de legitimidad de origen de la Monarquía española, instaurada por un general felón, después de un golpe de Estado, una guerra civil y cuarenta años de régimen tiránico que no respetó los derechos fundamentales de los ciudadanos, ni siquiera los de la familia real, pues dejó arbitrariamente fuera de la sucesión en el trono al padre del actual Monarca felizmente reinante. Un asunto este que manda narices porque viene a ser que Franco es el padre adoptivo del Rey, habiendo sustituido a su padre carnal.

¡Ah, no! Saltan los monárquicos demócratas, socialistas y hasta comunistas, que de todo hay en la viña del Señor, la Monarquía se ha relegitimado: Franco está olvidado, a Dios gracias, don Juan renunció (ni abdicar pudo el pobre) en la persona de su hijo por el bien de Ejjpaña y el pueblo otorgó su colectivo placet democrático al nuevo Monarca mediante el referéndum de aceptación de la Constitución Española, uno de cuyos meritorios redactores fue el mismo señor Peces-Barba.

¿Eso lo sostiene también el señor Peces-Barba? Efectivamente, en el citado artículo y al pie de la letra:

"En primer lugar, podemos señalar su origen democrático, que establece su legitimidad de origen que se complementa con la histórica, en la figura de don Juan Carlos, y en su continuidad con el príncipe de Asturias. El referéndum constitucional del 6 de diciembre de 1978 expresa esa aprobación democrática de la forma política del Estado español."

El primer párrafo, para escurrir el bulto de la falta de legitimidad histórica es de antología. Y en el segundo es donde resulta obligado rechazar la propuesta tan respetuosa como firmemente: todos los actos del pueblo español hasta después de la aprobación de la Constitución de 1978 fueron actos condicionados por unos poderes fácticos que limitaban su soberanía. La aprobación de la Monarquía no fue libre, sino un requisito que se impuso -en función de la voluntad de Franco, de cuya ejecución se sentía garante el Ejército- para poder alcanzar la libertad y la democracia, secuestrada hasta entonces por la dictadura y sus administradores, empezando por la llamada "Monarquía del 18 de julio". Y eso lo sabe el señor Peces-Barba como competentísimo académico. La cuestión de principio queda en pie y la crítica republicana a la Monarquía es tan válida hoy como ayer y como mañana porque las cuestiones de principios no se resuelven con invitaciones a lo pragmático, como también sabe el señor Peces-Barba.

Su recurso a la otra forma de legitimidad, por si le falla -que le falla- la primera es muy curioso pero igualmente inapropiado. Dice el citado autor que:

"Además, la legitimidad fáctica se expresa también por su contribución decisiva para que fuera posible la vuelta a la legalidad democrática, renunciando a ser un poder del Estado, favoreciendo la realización de unas elecciones libres y contribuyendo a las deliberaciones libres en las Cortes Generales hasta alcanzar la aprobación de la Constitución."

Y digo que es inapropiado porque con tanto "renunciar" y tanto "favorecer" va a resultar que la Constitución tiene algo de carta otorgada, cosa que repugna a la ética cívica y al sentido común. Pero, como es así, mejor será no invocar esa "legitimidad fáctica" tan cuestionable.

El último párrafo del magnífico artículo comentado pone de relieve la falacia de la alambicada construcción promonárquica:

No es necesario elecciones periódicas para ratificar el ejercicio legítimo de su función. Basta con la lealtad y el desarrollo de sus funciones de acuerdo con la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, después del respaldo popular inicial.

No hay duda de que, cuando se acepta como legítima una monarquía, se renuncia a la elección periódica del Jefe del Estado pero ¿en dónde está la aceptación de la legitimidad de la monarquía? ¿En el respaldo popular inicial? El señor Peces-Barba sabe que no hubo tal. El pueblo no pudo elegir entre Monarquía o República, sino entre Monarquía o Dictadura. Y eligió sabiamente. Pero la sabiduría de entonces no se aplica al día de hoy. Y las "viejas críticas republicanas" bienintencionadas son más jóvenes y actuales que las jóvenes y actuales defensas bienintencionadas y hasta socialistas de la Monarquía.

Y deseo dejar constancia de que en ningún momento he dicho que mi opinión hacia los Borbones y su derecho a reinar en España es el mismo que el de los marinos sublevados el 18 de septiembre de 1868 o quienes ganaron las elecciones del 12 de abril de 1931. Dos veces los ha echado el pueblo y dos veces han vuelto de la mano de los militares. Eso dibuja una circunstancia histórica que no puede resolverse ni con un artículo del señor Peces-Barba.

Si quieren quedarse, que sometan la Monarquía a referéndum.

(La imagen es una foto de sheeshoo's photostream, con licencia Flickr).

dimecres, 30 de gener del 2008

Los 400 urillos.

¡Cómo se ha puesto el patio con la ocurrencia del señor Rodríguez Zapatero de dar un dinerete de cuatrocientos euríviris a trabajadores y pensionistas, creo, descontando a los autónomos, al menos de momento. Ha faltado tiempo al PP para decir que esta medida es una cacicada con la que se compran votos con el dinero de todos. Pues sí, es verdad. No se compran votos directamente, de tú a tú, como hacía el conde de Romanones, pero se le acerca. Claro que lo mismo hacen los del PP. Así, cada vez que anuncian alguna nueva merced, por ejemplo, los 1.000 euritos que se iban a dar a las mujeres trabajadoras, lo que quiere decir que las mujeres no trabajadoras se quedan a la luna de Valencia, aunque se maten a trabajar en el hogar como amas de casa, ocupación extenuante pero no reconocida como tal, digo como ocupación con relevancia laboral. El asunto se puede ver por un lado o por el otro, pero si ofrecer cuatrocientos euros a unos por algo es comprar el voto, ofrecer mil a otras por otro algo también es comprar el voto igual aunque a lo mejor más caro. Lo que es verdaderamente necio es hablar de "compra" de voto porque, para que algo pueda comprarse ha de estar en venta y si vas diciendo a la gente que vende el voto no vas a ganarte muchos amigos.

Lo que me preocupa de estos generosos dispendios del señorRodríguez Zapatero es una simple cuenta de la vieja, a la que suelo recurrir porque se entiende muy bien. Si capto la idea del Presidente, la cosa consiste en ir remediando situaciones específicas y objetivas de necesidad mientras haya superávit. Pero esos gastos luego se consolidan o al menos es lo que yo he escuchado, lo que quiere decir que habrá que pagarlos todos los años, incluso cuando no haya superávit. Veinte mil millones, que se funden a cuatro dádivas de estas dimensiones. No sé yo si esta política es sabia. Seguramente es bienintencionada, pero da la impresión de que errónea y más parece estar dictada a golpes del corazón que de acuerdo con un plan general racional. Hasta puede dudarse de que tal plan exista. Resultaría así que el "socialismo del siglo XXI" por estas latitudes sería retornar a la beneficencia, a la caridad pública y nunca mejor dicho. No me convence.