dimarts, 25 de setembre del 2007

Ley de la memoria histórica.

¿Puede lo ilegítimo ser legal?

Por supuesto que puede. Siempre que la legalidad sea ilegítima, la ilegitimidad será legal. En el extremo, es el punto de vista del positivismo jurídico: no hay más cera que la que arde y no hay más legitimidad que la legalidad, de forma que hablar de legitimidad al margen de lo legal es hablar por hablar. ¿Y para quienes no seamos positivistas? Está claro: la legalidad basa su fuerza en la legitimidad. Hay, sin duda, legalidad ilegítima cuando aquella descansa en la violencia, el terror, el crimen, como fue el caso del franquismo. Cuando sobreviene una legalidad que quiere ser legítima, como la actual, no es posible admitir una legalidad ilegítima, que es lo que está intentando hacer el Gobierno con esa trampa de declarar "ilegítimos" los juicios del franquismo, pero no nulos de pleno derecho.

La transición se basó precisamente en un quiebro de ruptura de legitimidad mediante una trampa ante la que todos hicimos la vista gorda pues, con las "leyes constitucionales" (la legalidad) franquista en la mano, la Ley para la Reforma Política, que abrió el camino al restablecimiento de la democracia no hubiera podido prosperar. Era claro que para romper la ilegitimidad de la dictadura había que quebrantar su legalidad.

Y ahora que se trata de terminar la obra entonces comenzada declarando nulos los actos de la Dictadura, los gobernantes socialistas se echan para atrás afirmando que tal cosa rompería el principio de seguridad jurídica y sembraría durante años el caos en la administración de justicia. Pura pacatería y miedo pues el caos lo sembró quien se alzó en armas contra el gobierno legítimo, emprendió una guerra civil de tres años que dejó al país destruido y estableció luego una dictadura criminal que atropelló los derechos fundamentales del pueblo y lo sometió a un régimen de terror hasta el último día de la vida del dictador. Casi cuarenta años de inseguridad jurídica y caos.

Me temo que, con la tendencia de este Gobierno al oportunismo y al pasteleo, acabe sacando una Ley de la memoria histórica alicorta, timorata y, en definitiva, injusta. Y todo porque los beneficiarios y herederos de aquel régimen indigno siguen teniendo gran capacidad de presión y chantaje y continúan sin aceptar una solución justa a aquella barbarie que sus mentores y dirigentes desencadenaron sobre España.

Si esto ha de ser así creo que sería mejor que el Gobierno retirara el anteproyecto, esperara al resultado de las elecciones y, de ser éste favorable, volviera a presentar al nuevo Parlamento un proyecto que haga justicia de verdad a los miles de perseguidos, secuestrados, torturados y asesinados durante la guerra civil y los largos años de la dictadura. Eso será mejor que una norma ambigua, que no reponga a las víctimas en la plenitud de sus derechos.

(La imagen es el cuadro de Goya, La verdad, la historia y el tiempo. Alegoría de la Constitución de 1812).

Risas en la red.

En el correo de ayer y con el alarmante título "Muy importante. Urgentísimo", encontré el texto siguiente que corto y pego:

Asunto: ¡¡ IMPORTANTÍSIMO!!
DILE A TODOS TUS CONTACTOS QUE TENGAS EN TU LISTA QUE NO ACEPTEN AL CONTACTO josealzira66@hotmail.com ES UN VIRUS QUE TE FORMATEA TU
ORDENADOR, EL DE TUS CONTACTOS Y TE QUITA TUS CONTRASEÑAS HOTMAIL.
SI ELLOS LO ACEPTAN LO PILLARÁS TU TAMBIÉN
REENVIALO, ES URGENTE.
Me quedé pensando quién sería ese buen hombre de José Alzira al que la blogosfera quiere aislar como se aislaba a los leprosos en la Edad Media y me fui a Google a ver qué encontraba. Tecleando "josealzira66" había 331 resultados. El que más me gustó es éste que encontré en el blog Con los botos puestos que es estupendo y divertidísimo.

(La ilustración es "La araña sonriente", de Odilon Redon, 1881).

dilluns, 24 de setembre del 2007

El culebrón de ETA.

Finalmente, los de Gara cumplieron su amenaza de largar el serial completo de las negociaciones entre el Gobierno y ETA. Un cuadernillo de sesenta y cuatro páginas con el relato pormenorizado, detallado, al minuto, de esa negociaciones que ETA se cargó por el procedimiento habitual en estos casos, dando una coz al tablero en forma de bombazo de la T-4 en Madrid. La finalidad del culebrón, que comenzó este verano con grandes alharacas de esas de "vamos a destapar la verdad verdadera", era justificar la coz en el tablero probando que el Gobierno ya había desbaratado toda posibilidad de acuerdo, es decir, culpar al Gobierno de la ruptura.

Lo que sucede es que esa pretensión no es posible porque hasta el más pollino sabe que el responsable de dar coces al tablero es siempre el que las da y que carece de justificación alguna. Quizá en el PP no lo sepan y por eso piden comparencias del Gobierno para que aclare los extremos que Gara y/o ETA le achacan; lo cual es literalmente absurdo precisamente porque ya lo aclaran suficientemente Gara y/o ETA cuando dicen que el Gobierno pretendía negociar "un proceso de rendición". ¿No es eso lo que están siempre exigiendo los señores del PP?

Parece evidente que el culebrón no interesa ya a nadie. Los medios apenas se hacen eco del asunto. La presión policial y judicial y el aislamiento social lo están consiguiendo: ETA y la izquierda abertzale van de capa caída. La finalidad de la enésima edición de los protocolos de los sabios de Loiola no es informar a nadie pues todos estamos informados. Es dar munición a las baterías del PP para amargar la vida al gobierno del PSOE. Pero los del PP hacen mal en instrumentalizar las campañas de ETA pues todos los regalos de ésta están envenenados. ¿Cómo va a explotar electoralmente un fracaso de las negociaciones con ETA que se da porque el Gobierno no está dispuesto a quebrantar en lo más mínimo el ordenamiento constitucional?

Lo que está esperando todo el mundo, hasta los suyos, no son sesenta y cuatro páginas de relatos, sino sesenta y cuatro líneas diciendo que dejan las armas y explicitando la localización de los zulos que las contienen. Todo lo demás es perder el tiempo.

El paisaje interior.

El domingo, entrada libre a la exposición de Patinir que hay en el Museo del Prado, así que allí nos fuimos, a ver al padre de la paisajística flamenca y no flamenca. El paisaje es el marco de diferentes acciones humanas y motivos generalmente religiosos pero, al mirar con mayor detenimiento, se ve que es mucho más que un marco pues tiene vida propia y narra su historia, habitualmente muchas y en el que las figuras principales son como pegotes. En este "Descanso en la huida a Egipto" esa virgen que tanto recuerda a las de Van der Weyden o Gérard David, aparece como sobrepuesta en un escenario que tiene sus proporciones y su armonía sin ella . Una vez que el paisaje atrapa la atención se abre como una historia de forma que en este descanso vemos a un hombre arando, otro segando, varios más patrullando, otros degollando inocentes, etc, todos ellos dedicados a múltiples actividades en un mundo que aparece como suspendido, con el tiempo detenido, en el sosiego de la paz interior.

También se expone aquí "Caronte cruza la laguna Estigia" en el que el paisaje no es solamente ya marco, sino el elemento decisivo, la frontera y, por lo tanto, lo que separa y une a dos partes, el bien y el mal, en este caso, el cielo a la izquierda y el infierno a la derecha, en cada una de las cuales hay actividades propias de su condición: las bienaventuranzas de los justos, los ángeles por doquier, los dulces meandros de los ríos de la vida que van al común desembocar y los horribles tormentos de los condenados, los monstruos y las entrañas ardiendo de la tierra. El paisaje adquiere una condición metafísica porque se vincula como escenario a los momentos trascendentales de la existencia.

La exposición está muy bien. Reúne casi todas las obras de Patinir, como treinta, e ilustra acerca de sus antecedentes, esto es, los pintores que más influyeron en él, así como consecuentes. Las influencias más notorias proceden del Bosco, al extremo de poder confundirlo con él en algún momento. Pero Patinir tiene un un espíritu más sosegado. Incluso tratando las postrimerías, las composiciones crean un mundo mágico, como encantado, raramente apocalíptico.


diumenge, 23 de setembre del 2007

Blogorismo VII. Fuego amigo.

Según parece el acto en memoria del señor Polanco en el Círculo de Bellas Artes, con el que coincidimos cuando fuimos a ver Cravan vs Cravan, transcurrió como un servicio en la sinagoga, con los asistentes rezando sus cumplidas oraciones en público pero murmurando por lo bajo sobre la "guerra del futbol" entre Sogecable (o sea Prisa, o sea el difunto Polanco) y Mediapro (o sea los de Público, o sea los amigos del señor Rodríguez Zapatero) que es el tema de los mentideros capitalinos.

Por su parte el señor González, suelta lo del "fuego amigo" que, dice, no le gustaría nada a Polanco. A nadie le gusta el fuego amigo o enemigo. Matan igual. Pero con la idea de "fuego amigo" viene aparejada la certidumbre de que se trata de bajas causadas por equivocación e involuntariamente. Y creo que esos son los rasgos que faltan en este "fuego amigo" que, en realidad, es "fuego enemigo". Fuego enemigo desde las propias filas.

Blogorismo VIII.- Un chalet en el Caribe.

Cuando lo vi en la tele no daba crédito a mis sentidos. El señor Rajoy diciendo que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero es tan incompetente, insubstancial y disparatado que nadie debe extrañarse si promete chalets para todos en el Caribe y, si no, concluyó, "al tiempo". ¿A cuánto tiempo? Por si acaso, exijo que, pasado el tiempo que sea, al señor Rajoy no le corresponda ningún chalet, para que se fastidie por aguafiestas, como Moisés se quedó sin pisar la tierra prometida.

Para el señor Rajoy el señor Rodríguez Zapatero es el hijo pródigo, que ha dilapidado en locuras y placeres la fortuna del padre, que es el PP. Pero no es así. El señor Pródigo Zapatero sólo ha comprometido un diecisiete por ciento del superávit de este año. O sea que aún puede seguir dilapidando en políticas sociales a favor de los jóvenes o de los matrimonios con bajos ingresos; cosas que, como se ve, sacan de sus casillas al señor Rajoy y le hacen perder el juicio.


Los dioses se muestran.

Por consejo del marido de prima Carmen, un hombre profundamente religioso, culto y de refinada sensibilidad, hemos ido a ver la exposición que alberga el Centro Cultural de la Villa en Madrid, con ese título tan curioso, de lejanas reminiscencias cortazarianas. La expo está muy bien y montada con originalidad. La patrocina y organiza tal cantidad de instituciones y asociaciones, todos cuyos máximos responsables han escrito prólogos en el catálogo, que cabía temer lo peor. Pero no, probablemente porque la exposición es obra de los especialistas de la Asociación Museo de Europa y porque intervienen en ella algunos artistas con propuestas muy curiosas, el hecho es que el recorrido es ameno e instructivo pues tiene mucho espíritu pedagógico. Explica las religiones con comprensión y empatía y sin adoctrinamiento alguno, bendito sea el Señor.

La expo consigue hacer visibles los aspectos esenciales de bastantes de las religiones más importantes, como el cristianismo, el islamismo, el judaísmo, el jainismo, el hinduismo, el budismo, el sincretismo, el animismo, el sintoísmo, el sijismo, con incursiones en el catolicismo, el cristianismo ortodoxo, el confucianismo, las sectas, como la de la Cienciología o el Opus Dei.

Mediante comparaciones trasversales, sobre asuntos concretos (las representaciones de los respectivos dioses, los ritos de tránsito, las vestimentas, las prácticas culinarias y dietéticas, los templos, etc) se aprecian las similitudes y diferencias entre las religiones. Algunas son llamativas. Por ejemplo, la distancia que hay entre las religiones que conocen representaciones plásticas de sus dioses y las que las prohíben, como el islamismo, el judaísmo y, en alguna medida, el protestantismo. Siempre me ha llamado la atención el proceso por el que el amorfo Jehová de la Biblia acaba tomando la forma de un anciano de luenga barba blanca cuyo canon configura Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. ¿Por qué Dios Padre ha de tomar esa figura de anciano y no la de un hombre (o mujer) en la plenitud de la vida?

Hay un apartado dedicado a los novísimos, que se materializa a través de explicaciones tomadas en video de seguidores normales de las distintas religiones, grabadas a gentes anónimas creyentes en las calles de Bruselas: quiénes creen que hay un más allá, quiénes no, quiénes piensan en los ciclos del Karma, etc. Escuchándolos queda claro cómo las religiones son la respuesta de los seres humanos a la conciencia de mortalidad. Hay una sección dedicada a los intermediarios y los "profetas autoproclamados", en donde se recogen las biografías de gentes muy diversas, como Monseñor Escribá de Balaguer, Billy Graham, el Dalai Lama o bien Ron H. Hubbard (el fundador de la cienciología), el Reverendo Moon o el señor Elijah Muhammad, el de la Nación del Islam, que sostiene la superioridad de la raza negra ya que los blancos son una mutación monstruosa. No quiero ser chinchorrero pero llama la atención la cantidad de estos profetas o iluminados que han tenido problemas con la ley. Cuesta ver a Billy Graham, Luc Jouret o Edir Marcedo y no pensar de inmediato en Elmer Gantry pues la naturaleza imita al arte, como decía Oscar Wilde.

La verdad es que merece la pena acudir a la exposición aunque sólo sea por ver la imagen de la derecha, que representa a fieles hinduistas tan contentos pues van a darse un baño en el Ganges, con lo que se purificarán. Ya hace falta tener fe para pensar que sumergiendo a esa muchedumbre polvorienta en el río saldrá alguien "purificado".

Y hay más cosas, hasta una obra de teatro sobre "Conflictos y convivencia" que no llegué a ver porque tiene unos tiempos y hay que esperar a que comience.

¡Ah! Y tiene entrada gratuita, cosa nada baladí.

dissabte, 22 de setembre del 2007

Más sobre Público.

Parece que sí, que Público tendrá su edición digital. No sé de dónde saqué que no la tenía. En todo caso me alegro porque un diario sin edición digital no tendría buena andadura. Y yo se la deseo inmejorable pues pienso que la libertad en gran medida es posibilidad de elegir entre opciones alternativas, incluida la opción de no elegir. Por tanto, a mayor cantidad de periódicos o de partidos, más libertad. Por eso me alegro de que haya un periódico nuevo, Público, y un partido nuevo, UPD, con independencia de que lo vote o lo lea.

Ahora bien, tanto los diarios como los partidos tienen algo en común con el común de las mercancías, esto es, son productos que es preciso "vender" en el mercado, han de conseguir lectores y electores; si no los consiguen, tendrán que echar el cierre. Por supuesto, hablamos de sociedades libres. A las de partido único y prensa monocorde no se les presenta ese problema, pues los lectores y electores no tienen nada que elegir. Y, además de hablar de sociedades libres, conviene que las empresas que fabrican esos productos (que, por supuesto, son mercancías sui generis) estén sanas, sean prósperas, obtengan beneficios. Si no son fuertes, si no tienen beneficios sino pérdidas, los diarios y los partidos, para sobrevivir, han de conseguir subvenciones y cabe recordar que "quien paga, manda".

¿Y qué es lo primero que se hace con una mercancía o producto nuevos? Estudiarlo, examinarlo, atender a lo que dice el fabricante y ver si se corresponde con la realidad. En cuanto a Público, si me dicen que va a ser un diario de izquierda, progresista, que no va a tener editoriales, que va a privilegiar la información gráfica, que su estilo no será difícil sino llano, que reequilibrará la relación entre política, economía, ciencia, etc en favor de las últimas y que dará especial importancia al deporte, al punto de equipararlo a la política para quienes decidan empezar la lectura del diario por la última página; si me dicen todo esto, pienso que ese diario no coincide en absoluto con la idea de izquierda que yo tengo. Quizá sea un anticuado pero no entiendo cómo alguien puede decir que un diario va a ser de izquierda y progresista pero no va a tener editoriales porque "las personas jurídicas no tienen opinión". Entonces ¿quién tiene la opinión de izquierda y progresista en el diario? Supongo que no los columnistas que, en principio, hablan por ellos mismos e imagino y espero que habrá de todo. ¿Se manifestará la opinión en la información? Bueno eso es lo que pasa de ordinario, pero contradice la regla número uno del periodismo que obliga a diferenciar opinión e información, al menos en teoría. Y, en todo caso, como se diga que la opinión impregnará la información auguro a Público tantos lectores como al Telegrama de Valdelapuerca.

He dicho que no coincide con la idea de izquierda que tengo yo, no que sea o no de izquierda porque en esto de qué sea o no "de izquierda" en nuestras sociedades hay tanto acuerdo como acerca del sexo de los ángeles, y especialmente en la izquierda. Basta con leer precisamente las noticias sobre el mencionado diario. Según quién las dé vemos en el horizonte la aurora roja de un Kronstadt mediático victorioso o la puesta en marcha de un periódico progubernamental a seis meses de las elecciones, para que el PSOE tenga su medio de expresión, igual que lo tiene el PP con El Mundo, el ABC y la La Razón. Porque, obviamente, todo el mundo sabe que El País no lo es. También puede encontrarse la "explicación" de que Público será el enésimo intento de la burguesía de tratar de engañar a la gente mediante medios cuya única consigna es la manipulación. El único que no manipula, http://www.iskra.rev.

Es ingenuo juzgar a las gentes de Público por lo que dicen o digan. Hay que hacerlo por lo que hagan. Y si hacen lo que han dicho y lo he interpretado bien, el diario no me parecerá de izquierda, aunque haya gente que así lo crea.

Por descontado, este criterio es ético, no estético y no tiene nada que ver con el juicio de calidad que pueda merecer el producto en otros aspectos, como diseño, maquetación, etc. Me da que va a tener demasiado color, con lo que habrá quien lo tome por un comic, lo que tampoco tiene por qué ser necesariamente malo.

Por descontado asimismo mi fidelidad a El País, no es prueba empírica del carácter inelástico de la oferta/demanda de prensa, ni producto de un interés inconfesable pues bien se ve que no tengo nada que ver con él, ni se debe a que me gusten doña Rosa Montero o el señor Juan Cruz, a quienes hace años que no leo por encontrarlos insoportables. No, mi fidelidad a El País en donde escribe gente muy variada a la que leo nada, a veces, con frecuencia pero nunca siempre, se debe a que, a mi modesto entender, con todos sus defectos (cargante elitismo, exclusivismo, clientelismo, etc.) es el mejor periódico en España con mucho de acuerdo con criterios bastante objetivos como rigor de la información, abundancia de documentación, profesionalidad en la redacción, pluralismo en la opinión. Los demás van por detrás; algunos, mucho.

Por último, si se escora poco o mucho a la derecha suele depender de los momentos pero, en general El País es bastante conservador, especialmente en asuntos atingentes al País Vasco y Cataluña.

Finalmente me resulta muy difícil entender cómo se trata de competir con El País aplicando criterios no ya distintos, sino contrarios a los que han llevado a este diario al triunfo de ser el primero de España.


La mota roja.

Hay en los nacionalismos algo de sectas y en las sectas algo de asesinas. Ese sumergirse en un mundo cerrado sobre sí mismo, con sus pautas, sus ritos, sus juicios tajantes sobre el bien y el mal, el amigo y el enemigo, su cultivo del odio al distinto, al forastero; ese aniquilar la voluntad personal, al servicio de una causa colectiva, ese monólogo perpetuo, el mantra invocado hasta la saciedad, tiene que dar comportamientos neuróticos, agresivos, asesinos.

El cartel que, al parecer, estaba ayer en el portal del señor Rivera, dirigente de Ciutadans, con el cartucho clavado en la frente del interesado recordaría a uno de aquellos Readymades de Marcel Duchamp y suscitaría el jolgorio que siempre mueven las piezas surrealistas de no ser porque detrás de ésta en concreto puede encontrarse cualquier asesino, dispuesto a cometer el crimen anunciado en pro de la Patria mancillada por la bota extranjera, el imperialismo español o alguna sandez de ese tipo.

¿Qué otros comportamientos o fenómenos trae a la memoria esta siniestra hazaña del cartelito? Todas las señales y signos que se usan en las guerras de religión, en las limpiezas étnicas, en los pogroms, en los actos de racismo colectivo, en las actividades de la mafia, en las prácticas de la delincuencia organizada.

Da vergüenza que pasen estas cosas.


divendres, 21 de setembre del 2007

Bienvenido, Público

Se ha presentado en Madrid el nuevo diario Público, que estará en la calle el próximo veintiséis de septiembre, que costará 0,50 euros, carecerá de editoriales, no dará especial relevancia a la política, traerá mucha ciencia y economía, tendrá una última página de deportes, quiere captar lectores juveniles y reñirle el terreno de la izquierda a El País.

No sé yo. Como lector de El País tendré que tener algo mejor para cambiarme de periódico, si no, ¿por qué lo haría? No parece que quienes presentan el producto lo consigan. Algunas innovaciones que se anuncian pueden ser contraproducentes. Por ejemplo, eso de que el periódico no tendrá editoriales bajo el argumento de que las personas jurídicas no tienen opinión. Un diario sin editoriales es una novedad; pero no necesariamente bneficiosa. Los editoriales sirven para atribuir una posición determinada al periódico, del tipo de "el País dice hoy...", etc, en el fondo una licencia literaria similar a la que permite a muchos periodistas escribir cosas como "París rechazará el tratado" o "Londres duda de las intenciones de Moscú". En fin, no seré yo quien defienda los editoriales, lugares donde los periódicos pretenden adoctrinar a sus lectores, pero no acabo de ver un diario sin ellos.

Si no hay editoriales, en ¿qué se notará que el diario es progresista, de izquierda? En los columnistas, que lo harán explícito (aunque nunca se sabe con esta subfamilia del homo sapiens, especialista en sobrevivir en contextos hostiles) y en el modo de enfocar las noticias, donde habrá más carga implícita.

Por todo lo que va viéndose, parece tratarse de una reedición de aquel proyecto que lanzó un grupo español en común con la Bertelsmann alemana, un diario popular que se definía como el "diario de los que no leen diarios". Este Público dice venir ahora en busca de los nuevos lectores que, como a la perdices los perros, han levantado los diarios gratuitos. Deben de haber hecho un sondeo y descubierto que a la gente le giban las cosas muy densas y elaboradas, algo de lo que se acusa a El País como periódico demasiado elitista, pero el caso es que este tipo de conciudadano a quien se quiere vender el nuevo diario es más una ficción que una realidad. ¿Mendas dispuestos a pagar 0,50 euros por leer? No creo sean muchos. Es más o menos el mismo dibujo de clientela de Izquierda Unida, gente más radical que el PSOE, más cercana al mundo del trabajo, con menor nivel educativo (como media) y que prefiere leer cosas más livianas. Pero el respaldo electoral de Izquierda Unida no da magnitudes halagüeñas para el éxito empresarial de un proyecto.

Uno de los cálculos más habituales en relación con el nuevo partido de los señores Díez, Savater etc consiste en averiguar a cuál de los otros restará votos la nueva formación. Lo mismo cabe decir del nuevo periódico, esto es, a cuál de los establecidos causará mayor merma de lectores. Los comentaristas insisten en que, a tenor de la proclamación programática de la izquierda y el progresismo, el afectado será El País. Me da la impresión de que por el tipo de lectores que dicen ir buscando, el más afectado será El Mundo.

Me parece que no anuncian edición digital. Es sorprendente, teniendo en cuenta que varios de los que lo hacen son blogueros de éxito y/o veteranos y saben que lo que no está en la red no está en el mundo.

Craving for Cravan.

En el cine del Círculo de Bellas Artes de Madrid ponen -creo que hoy es último día- el documental de la imagen, una peli de Isaki Lacuesta con Frank Nicotra y la decisiva participación de Eduardo Arroyo y María Luisa Borrás estrenada en 2002. El film es una indagación en la corta y extravagante vida de Arthur Cravan y su no menos misteriosa muerte. Arthur Cravan, cuyo verdadero nombre era Fabian Avenarius Lloyd, nació en Lausanne en 1887 y debió de morir, pues no se sabe de cierto, en algún punto del Golfo de México cuando se embarcó con un amigo en un barquito con ánimo de alcanzar las costas de La Argentina.

Di con Cravan hace hace ya algunos años, cuando empecé a interesarme por los fenómenos de desdoblamiento de personalidad, los dobles, en la literatura. Más específicamente, cuando buscaba autores que hubieran utilizado heterónimos, como Pessoa, por ejemplo. Cravan los batía a todos. Publicó durante un par de años una revista literaria llamada "Maintenant" hacia los años de 1912/1915 en la que él escribía todos los artículos, poemas, críticas (algunas de ellas realmente feroces, como la que dedicó al Salon des independents, a los que calificaba de "farsantes") y crónicas. Todo. Y firmaba cada pieza con distintos seudónimos. Lo cual coincidía con su forma de vivir. En los años que residió en París, antes de la Primera Guerra Mundial, tenía a gala crear un personaje distinto de sí mismo cada semana.

Tanto la revista como el autor se encuadran claramente en el dadaísmo y el surrealismo. Pero en mi opinión Cravan fue más allá porque no solamente escribía (y está por ver si también pintaba, porque no es cien por cien seguro que sean suyos los cuadros que se le atribuyen) en lo que después sería dadaísmo y surrealismo sino que vivía como un dadaísta o surrealista. Francis Picabia o Marcel Duchamp, entre sus amigos surrealistas, eran verdaderos burgueses a su lado.

Era sobrino de Oscar Wilde y este parentesco lo tuvo en ascuas toda su vida. Aunque no llegó a conocer a su famoso tío, sí acabó publicando en su revista que se lo había encontrado en París (por entonces Wilde llevaba nueve años muerto) y que vivía, noticia que recogió el New York Times y, en consecuencia, se columpió.

Además de poeta, crítico, fanfarrón, bebedor, pendenciero, Cravan era boxeador. Esta faceta pugilística del personaje ha fascinado a mucha gente, entre la de hoy, el pintor Eduardo Arroyo. Precisamente hace unos meses, visitando una exposición de Arroyo, encontré los dibujos sobre Cravan con grata sorpresa. En la peli, Arroyo se explaya sobre las razones de su dedicación a Cravan. Éste desafió al campeón del mundo de pesos pesados, Jack Johnson, el combate tuvo lugar en la plaza de toros de Barcelona en 1916 y Cravan fue literalmente arrollado por el campeón y si duró seis asaltos fue porque había tongo, aunque consiguió el dinero suficiente para pagarse un viaje a los EEUU, en donde buscaba refugio como desertor, razón por la que acabó en México, en donde desapareció.

Todo un personaje este Cravan. Entre las teorías o leyendas que circulan sobre él, está la que asegura que Cravan no murió, se quedó en Mexico y publicó sus obras siguientes firmando como B. Traven. Se hace difícil admitir que un dandy nacido en Suiza pueda escribir novelas como El tesoro de Sierra Madre, Gobierno o El barco de la muerte. Por muy dadaísta que sea.

dijous, 20 de setembre del 2007

¿El bueno y el malo?

Cualquiera que haya atendido a las recientes comparecencias de los señores Rodríguez Zapatero por un lado y Nicolas Sarkozy por el otro puede haber concluido en una primera impresión que están claras las diferencias entre la izquierda y la derecha. La izquierda redistribuye, ayuda a los más necesitados, endereza los entuertos del mercado y amplía derechos; la última prueba, la pedrea de doscientos diez euros para los jóvenes entre veintidós y treinta años que ganen menos de veintidós mil euros brutos al año, lleven cuatro residiendo en España y no alquilen a parientes. Espero haber reproducido correctamente las cifras. La derecha debilita la protección jurídica del trabajo (contratación), reduce o elimina subvenciones y prestaciones sociales y pasa por encima de derechos adquiridos tras años, decenios, siglos de lucha. La prueba esa oferta de "nuevo contrato social" del señor Sarkozy, que quiere acabar con los regímenes especiales de la seguridad social (asimilándolos al régimen general), la semana de treinta y cinco horas, el tratamiento favorable de las prejubilaciones y la obligatoridad del retiro a los sesenta y cinco años.

Piano, piano. Ni lo primero tiene que ser necesariamente de izquierdas ni lo segundo de derechas. La política es un espectáculo, sí, pero no hay que dejarse engañar por él pues nada es enteramente como parece y a veces hasta es como no parece. Lo de menos es si la medida sobre la vivienda del Gobierno socialista es o no "electoralista", signifique esto lo que signifique. Y es lo de menos porque faltan unos seis meses para las elecciones y para entonces ya se le puede haber sacado la punta negativa, que la tiene y gorda. Lo primero que se me ocurre pensar de este Gobierno tan europeísta es qué significado tiene el requisito de los cuatro años de residencia en España. Supongo que pretende excluir a muchos extranjeros y me pregunto si ese requisito se puede mantener frente a una impugnación en virtud del estatuto de la ciudadanía europea y la libre circulación de las personas en la UE. Supongo que sí, pero podría intentarse la impugnación.

Por lo demás, el punto oscuro de la medida es su impacto en el mercado y la previsible reacción de éste, consistente en incrementar los alquileres. Si esto sucede, la medida no beneficia especialmente al sector enfocado y, en cambio, perjudica claramente a quienes tienen menos de veintidós y más de treinta años, ganen más de veintidós mil euros al año, lleven menos de cuatro residiendo en el país o hayan alquilado a parientes. Este es un problema que tienen siempre las llamadas "leyes medida" propias del Estado del bienestar, que son leyes pero no son leyes pues carecen de universalidad y generan agravios o, como dice el señor Sarkozy, con mucha razón generan "más injusticias que justicias". Por descontado que todo cuanto se haga por remediar el problema de la vivienda será poco y que las medidas de alivio, mitigación, protección, etc también son necesarias sobre todo para el "aquí y el ahora" que la gente quiere ver. Pero estos problemas tienen causas estructurales del sistema productivo en su conjunto que hay que abordar a medio y largo plazo y, de eso, me da la impresión, el Gobierno socialista no parece enterarse, absorbido como está en explicar y justificar la gestión pasada y ganar las próximas elecciones. Una situación que no es la más propicia para políticas de principios sino más bien de gestos.

Por el otro lado, el programa reformista del presidente Sarkozy, expuesto ayer en el Senado. Este Sarkozy tiene mucha miga. Cuando las pasadas elecciones presidenciales, servidor era partidario cerrado de la señora Royal. Y perdimos, porque la señora Royal no consiguió convencer a la mayoría de los franceses. Obvio. Pero el señor Sarkozy está resultando ser un presidente de talla insospechada. En poco más de cuatro meses, ha afirmado la posición de Francia tous azimuts. Ha incorporado a personas de izquierda a su gobierno, se ha reconciliado con los yankees, ha impulsado de forma decisiva el proceso de unidad europea, se ha mostrado duro con los inmigrantes y los delincuentes sexuales y quiere reformar el estado del bienestar de un modo radical porque, según él, no es "sostenible financieramente". A uno le gustan unas decisiones más que otras, pero lo que es evidente es que el señor Sarkozy no quiere ser un presidente ausente. Casi nadie conoce el nombre del primer ministro francés, Mr Fillon; en cambio todo el mundo sabe que el señor Sarkozy y el señor Brown andan pensando en meterse por su cuenta en una guerra contra el Irán. Esto, la verdad, ya parece una pura rebatiña a ver quién pilla más petróleo.

El rollo ese de la "bancarrota del Estado" ya en la forma de "crisis fiscal" ya en alguna otra es la agorería en que coincidieron los críticos conservadores y los marxistas del Estado del bienestar en los años setenta. "Caballeros, ¡así vamos a la ruina!". Casi cuarenta años después, aquí estamos y de ruina, nada. Es lo malo que tiene profetizar a años vista; mejor hacerlo a siglos, incluso a milenios; es más seguro. Por supuesto, ha habido que reformar y se ha reformado, provocando a veces muchos enfrentamientos sociales pero en líneas generales el modelo se ha mantenido.

Y en algunas de las reformas que propone el señor Sarkozy tiene toda la razón. Es verdad que muchas prestaciones por desempleo y otras frenan el empleo. Sabemos que es así, los llamamos "efectos no queridos" de ciertas políticas sociales. Será bueno que se haga algo contra los "efectos no queridos". ¿Y qué decir de los "regímenes especiales", verdaderas excepciones privilegiadas a favor de cientos de miles de empleados públicos? ¿Es de izquierdas mantener el régimen especial de jubilación del personal de la Ópera de París, establecido por decisión de Luis XIV, el Rey Sol, en 1698? ¿O el de la marina comercial y de pesca, establecidos en 1709? ¿Es de izquierda conservar relaciones jurídicas del ancien régime evidentemente gremiales, como si la Revolución francesa no hubiera tenido lugar? Estos y otros casos no menos interesantes, como los ferroviarios, los mineros, el personal de la Comédie Française, etc son los que permitieron a los teóricos políticos de los años ochenta y noventa hablar del "neocorporativismo" de nuestras sociedades. La fuerza se basa en el carácter monopólico de ciertas actividades públicas que defienden privilegios frente al régimen general de la seguridad social. Los regímenes especiales, innecesario decirlo, suelen ser deficitarios años tras año.

Si tuviera que decidir cuál de las políticas analizadas beneficia más al Estado del bienestar, me atrevería a decir que las del señor Sarkozy. Pero también es cierto que no es razonable juzgar la tarea de un gobierno por una medida específica en una situación concreta y hay que hacer un juicio de conjunto.

¡Felicidades, Sofía!

Ayer cumplió dos años mi nieta Sofía, que tiene como veinticinco días menos que su tío, mi hijo Ramón y año y medio más que su otro tío, mi hijo Héctor.

Por supuesto tuvo su tarta que, como se aprecia, es de chocolate con piñones y nueces. Ahí se la ve quién sabe si meditando sobre lo rápido que pasa el tiempo (caramba; parece que fue ayer cuando saqué la cabeza al mundo en un hospital de Barcelona). O quizá se pregunta qué significado tendrá ese signo cabalístico con una lucecita en la chorola (¿y qué querrán estos mayores que haga yo con la lucecita? En otras palabras, ¿qué se espera de mí?). Bueno, en todo caso, la llama es siempre símbolo de la vida y si ahora no "entiende" el significado de lo que sucede, lo hará dentro de unos años, cuando vea esta foto, amorosamente guardada junto con otras de la infancia en algún álbum.

El caso es que, a poco de encontrarse con el fenómeno, entró en escena el torbellino del mundo y resultó que no bastaba con contemplar con asombro sino que era necesario hacer algo. ¡Ay madre mía!

¡Soplar! ¡Hay que soplar! Y héteme aquí que aparece tu madre, mi hija Inés, convertida en diosa de los vientos que logra el milagro de extinguir la llama para robarle el misterio de la luz y guardárselo en el bolsillo porque ahora tienes un año nuevo que vivir y no es cosa de que el dos se derrita que, además, pondría perdida de cera la tarta.

Ayer descubrimos que Sofía cumple años a dos días de su santa. Nos enteramos porque los Príncipes de Asturias celebraron la onomástica de su segunda hija, una muy reciente. Nuestra Sofía es mayor.


dimecres, 19 de setembre del 2007

La unidad de la izquierda (II).

Un lector me acusa de perder de vista el hecho de que los explotados de hoy día están en el sector servicios y que, a los efectos del carácter explotador del capitalismo, todo sigue igual. Seguirá, para qué vamos a discutir; incluso puede haber empeorado. Pero los trabajadores del sector servicios no son proletarios. Marx había escogido el término para significar a los que no tenían otra cosa que vender que su fuerza de trabajo, los que no tenían nada que perder. Sobre sus hombros descansaba el protagonismo revolucionario de la historia. Los trabajadores del sector servicios están explotados sin duda alguna pero tienen algo que perder, diversos tipos de propiedades (con las que se endeudan más o menos), ciertos niveles de consumo, etc. Son propietarios (o eso creen ellos), el resultado de lo que la señora Thatcher llamaba el "capitalismo popular".

Es cierto que la izquierda tiene que dirigirse a estos sectores explotados y a otros que mencionaremos a continuación. Pero no puede hacerlo con el discurso a los proletarios porque no lo son. Junto a estos sectores de explotados, la izquierda debe atender a los inmigrantes, que ya son una magnitud estadísticamente relevante y las minorías discriminadas por diversos motivos. Los inmigrantes son los más cercanos a la condición proletaria. Pero son extranjeros y aunque muchos quieren echar raices en el país de acogida, otros sólo quieren hacer un dinero y volver a su país.

La defensa de las minorías se me antoja un objetivo típico de la izquierda por cuanto viene a hacer realidad el principio de la igualdad. Nadie debe verse perjudicado por razón de su opción sexual, religiosa, familiar, etc. Y este es un terreno en el que el debate está siendo particularmente enconado. La apertura de las instituciones sociales a la minoría de los homosexuales, por ejemplo, está costando más que los procesos de emancipación de los judíos que tuvieron lugar en siglo XIX y suscitaron asimismo mucha oposición. En este campo, cuando menos, debiera haber unidad de la izquierda y es llamativo que no la haya.

En esto de la unidad, por último, no debe perderse de vista algo que la autoconciencia de la izquierda sostiene que no le afecta y es sin embargo una de sus características: la vanidad. En las condiciones actuales de la izquierda en España, la cuestión se da entre un partido con no muchos militantes pero notable peso electoral y una colición de fuerzas de baja representatividad entre las cuales se cuenta el Partido Comunista de España, cuya cuota electoral oscila entre el cinco y el nueve por ciento. La izquierda es particularmente propicia al personalismo, cosa menos frecuente en la derecha, aunque pueda resultar paradójico.

Poner en marcha un conciliábulo de amigos y allegados que hace un llamamiento a la recomposición de una izquierda revolucionaria, siempre bajo su esclarecida guía, claro está, es un ritual tan frecuente en el campo de la izquierda que parece consubstancial a su forma de ser, que siempre tendrá algo de conspiradora.

(La imagen es un cuadro de Giuseppe Pellizza, titulado El espejo de la vida(1895-98).Pellizza es también el autor de la imagen de ayer, llamada El cuarto estado, que Bertolucci utilizó como reclamo para su film Novecento.)

Cumplir la ley.

Trataba de ver ese programa de Sáenz de Buruaga en Tele Madrid, titulado "Madrid opina" pero es difícil porque tiene un grado de manipulación subido. En la sesión de ayer se quería zaherir al Gobierno por el asunto de la enseña nacional y contraponer la heroica Regina Otaola al vendepatrias y pisabanderas Rodríguez Zapatero. Había tres periodistas de El Mundo, uno del ABC y una de El País y Pedro Calvo Hernando, que no sé en qué periódico está pero es hombre de gran profesionalidad y objetividad. Esa clara desventaja de El País frente a los periodistas de la derecha debe ser para contrarrestar el abominable monopolio de la información del grupo Prisa. Había además dos políticas, la señora Cospedal, candidata del PP a la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha y la señora Rosa Díez que, se supone, representa a su nuevo partido o quizá siga yendo por la parte del PSOE. A esta feria la llaman "composición" plural y equilibrada de un foro.

Un espectáculo, de verdad. Un guirigay con todos a una contra el Gobierno por no cumplir la ley de banderas. Y eso que contamos con una sentencia del Tribunal Supremo diciendo que hay que cumplir la ley, que ya es sentencia. Salió la señora Otaola y el señor Zapatero estaba ya quedando como un patriota de boquilla, que habla mucho de España pero permite que no se cumpla la ley -cumplimiento que todos consideraron la esencia misma de la democracia- en asunto tan esencial como la exhibición de la bandera que simboliza, según la señora Díez, los derechos de todos, y todos los derechos, especialmente el de la vida. Esta señora Díez tiene toque para el melodrama. Ya su libro, titulado Porque tengo hijos, lo muestra.

¡Cúmplase la ley! era el grito unánime de aquel puñado de Catones y ciudadanos ejemplares cuando el señor Calvo Hernando planteó una cuestión que los dejó a todos descolocados y en una posición francamente ridícula. De acuerdo, vino a decir el señor Calvo Hernando, cúmplase la ley, cúmplanse las leyes; la de Educación para la Ciudadanía también. Se quedaron todos en blanco y hubo una sensación de bochorno general que irradió del aparato de TV, o eso me pareció. Hasta el señor Sáenz de Buruaga, de ordinario muy seguro, perdió los papeles. Al final, la señora Díez, cuyo sentido del ridículo es obviamente inexistente, zanjó señalando que la observación del señor Calvo Hernando es como la hipocresía de los nacionalistas vascos que no querían condenar un atentado específico, sino todas las formas de violencia. En efecto, grandes dotes para el melodrama y para la demagogia que suelen ir juntas.

Injusticias de la vida. Te pasas un tiempo planeando un programa bien manipulador y un contertulio te lo despedaza con un rasgo de ingenio. Porque, diga lo que diga la señora Díez, la doblez del personal , capaz de pedir que se cumpla esta ley pero que se incumpla aquella otra, quedó patente.

(La imagen es un lienzo de Jean Béraud, que se llama L'escrimeuse y se encuentra en Art Renewal).


dimarts, 18 de setembre del 2007

La unidad de la izquierda (I).

Pensaba escribir algo sobre la festividad del comienzo del año judicial, que tiene aspectos para sacarle tema: el Rey, en cuyo nombre se administra la justicia (lo que nos pone de los nervios a los republicanos) allí presidiendo; el señor Fiscal General del Estado, dibujando la patología penal nacional, el panorama de los delitos que se cometen en España, con lo que eso da para la demagogia política; el señor presidente del Tribunal Supremo y por ello mismo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un señor que es prácticamente un becario del PP, partido que se niega hace diez meses a renovar el CGPJ para no perder la mayoría que ostenta en él, correspondiente a otra composición parlamentaria y en un alarde de concepción política de la justicia.

Pero es un asunto aburrido. Esa oposición que ejerce el PP y que desborda el ámbito político y se lleva a los demás órdenes de la vida politizándolo todo puede sacar de quicio al santo Job, huelga decir a quienes no lo somos. Porque además es una práctica deliberada de instrumentalización partidista de las instituciones al grito de que eso es lo que hacen los demás. Morro, vamos.

Por eso pensé abrir una reflexión sobre esa posibilidad que ha emergido hace poco de una unidad de la izquierda, que es un tema de mucho interés sobre al que la izquierda le gusta discutir y discutir. Y con razón porque es muy sorprendente que, siendo el sistema electoral como es, que premia la unidad y castiga la fragmentación, la izquierda se presente siempre dividida. Y con el ejemplo de la derecha bien a la vista pues reúne en un solo partido desde el centro-derecha a la extrema derecha. En la derecha no se habla de unidad sino que se hace, en la izquierda se habla mucho porque no se hace.

Y la cuestión es si buenamente se puede. La división entre una izquierda templada, reformista y otra radical y revolucionaria se ha dado siempre. El comunismo nació como una escisión izquierdista en el seno del movimiento socialista y enfrentado a éste y así ha seguido hasta nuestros días, con algunos momentos excepcionales, como los de los Frentes Populares en los años treinta, la Unidad Popular de Allende o el programa común de la izquierda en Francia en los años setenta. El resto ha sido enfrentamiento y no parece que vaya a cambiar en un futuro próximo. Para la izquierda radical y revolucionaria, el socialismo, la socialdemocracia no es izquierda, sino una de las dos patas sobre las que camina el capitalismo. Esto es bastante cierto pues ningún partido socialdemócrata aspira a una transformación completa, revolucionaria, del orden socioeconómico. Lo que sorprende es que la izquierda radical se niegue a reconocer que hay dos patas, una la izquierda y otra la derecha y que no son iguales.

Uno de los argumentos de los partidarios de la unidad de la izquierda llama la atención sobre el hecho de que en muchos municipios haya gobiernos de unidad de la izquierda. Eso es verdad y suele explicarse apuntando a la naturaleza de la política local, de carácter más patrimonial que la nacional y donde la incidencia personal de las medidas adoptadas es más evidente, pero no sirve para hacer deseable la unidad de la izquierda en el orden nacional.

Como socialdemócrata partidario del reformismo más descarado que no cree sea posible ni conveniente el hundimiento revolucionario del mercado, que es el corazón mismo del capitalismo, me pregunto cómo prueba la izquierda revolucionaria su creencia en la revolución siendo así que su sujeto y protagonista tradicional, el proletariado, ha ido mermando en lugar de ir aumentando, como sostenía la visión marxista, hasta el extremo de que apenas alcanza el treinta por ciento de la población activa. En cuanto al auxiliar, cuya importancia se descubrió en la praxis revolucionaria del siglo XX, esto es, el campesinado, su destino ha sido peor que el del proletariado. Entre el dos y el cinco por ciento de la población activa trabaja el campo. Con un treinta y cinco por ciento de la población activa no puede darse movimiento revolucionario alguno. Sí puede darse un golpe de Estado siempre que se cuente con un partido disciplinado y unido, dirigido por un político con mentalidad de estratega, como era Lenin. En esa imagen se ha quedado anclada la visión de la izquierda revolucionaria y por eso añora la existencia de un único partido que funcione como un pequeño pero decidido ejército revolucionario. Es el momento dorado de los comunistas del que sacaron un espíritu que llamaron "bolchevización del comunismo occidental" y que de inmediato hubieron de acallar y guardar en el baúl de los recuerdos.

Desde entonces hasta hoy, esa izquierda revolucionaria ha puesto sus esperanzas de transformación radical del orden social no en la conciencia revolucionaria de su sujeto ni en el funcionamiento inexorable de las leyes de la historia, sino en la aparición afortunada y excepcional de algún dirigente carismático. Esa esperanza es difícil de articular con una alianza programática con otra fuerza o corriente política nada interesada en su realización.

Paseando por la vida.

Mi hijo Andrés, que por fin se ha decidido a actualizar su blog, llamado Androides de segunda, ha puesto un video que también ha colgado en Youtube, sobre él mismo, una especie de recorrido fotográfico de infancia y adolescencia que está muy bien. Reconozco a la persona que retrata cada foto (son todas de carné, de photomaton, todas primeros planos frontales), la he tratado, la he tocado, he hablado con ella y la he visto crecer. La verdad es que impresiona. Impresiona ver cómo en el Andrés niño estaban inscritos los rasgos del Andrés adulto que, a partir de algún momento, dejó se sonreír . Ya le volverá la sonrisa. La vida es larga, aunque para el arte sea breve.

En fin, he pensado que puede tener interés para otros. Es como el recorrido gráfico y veloz de una maduración. Por eso, tras pedir el correspondiente permiso, helo aquí.

Como padre, además, lo encuentro muy guapo. Dice que lo ha hecho con un programa muy sencillo. Pues le ha salido muy bien sincronizado. Tengo que pedirle que me pase el programa.

dilluns, 17 de setembre del 2007

Arden los Reyes en efigie.

Ya están la Fiscalía y el Tribunal de Orden Público (perdón, quiero decir la Audiencia Nacional, se entiende) otra vez en plan guerrero a cuenta de un supuesto delito contra el Jefe del Estado, sus símbolos, sus allegados, su efigie o todo lo que le toque. Con otro frente abierto por un chiste en una revista de humor esto no puede ser bueno para la Monarquía que debe de ir mal si tanto necesita que la protejan. Igual que la portada de El jueves puede ser injuriosa para la Casa Real, ahora dizque quemar a los Reyes en efigie es insultarlos. No veo la relación lógica por lado alguno. Es perfectamente posible quemar a alguien en efigie o en persona real sin insultarlo, incluso haciéndolo con el mayor de los respetos. No creo que los funcionarios que acompañaban a las esposas del maharajah muerto a la pira funeraria fueran insultándolas.

Espero que sea obsequiosidad de los servidores públicos que aquí parecen adscritos a la Casa Real como porteros de noche. Quiero creer que los Reyes admitirán que entra en su sueldo (esa pasta gansa que la colectividad les paga y sobre la que hay tanta especulación, especulación en sentido metafísico, claro, no financiero) el admitir que alguien pueda quemarlos en efigie, aunque no sea más que por razón similar a la que los mueve a ellos a rendir tributo anual a Santiago Matamoros, cuya actividad esencial fue la de cargar contra la morisma en Clavijo y abrir cuantas cabezas de infieles pudo. Quiero decir que ambos hechos, el de quemar la efigie de los Reyes y homenajear a Santiago Matamoros, en culto de dulía como Dios manda, remiten a idéntico orden alegórico y simbólico que pertenece al ámbito de las creencias colectivas. Y esto es aun más acentuado en el caso del empleo del fuego porque este elemento está en creencias ancestrales que perviven en ritos y prácticas actuales de la más diversa índole, empezando por la explicación mitológica de su origen a través de la leyenda de Prometeo.

El uso del fuego en las manifestaciones políticas tiene su intríngulis. El quemar una efigie o un símbolo (sucede mucho con las quemas de banderas españolas, estadounidenses, etc) equivale a un acto de magia, a un deseo de quemar aquello que los símbolos simbolizan, España, los EEUU, sin ignorar que, por su naturaleza, los Estados son incombustibles. Cuando los nazis (o los bomberos de Fahrenheit 451) quemaban libros era la cultura lo que querían quemar, también incombustible a fuerza de intangible.

Desde el origen de los tiempos está el fuego presente en los ritos iniciáticos y de purificación. En el canto XXVII del Purgatorio de la Divina Comedia Virgilio explica a Dante que tras la purificación por el fuego estará en situación de acceder al Paraíso, cosa que a él le está vedada y así sucede. Por el fuego se purificaba en Occidente a los judíos, los herejes, los relapsos, etc mediante los autos de fe. Ritos de iniciación y purificación por el fuego que se conservan hoy, por ejemplo en la masonería, aunque supongo que serán purificaciones tan simbólicas como lo que pretenden conseguir; vamos que lo harán siguiendo la sabiduría de las antiguas prácticas chinas que llamaban purificación por el fuego a juguetear con una pieza de jade.

Así que, cuando estas tribus nacionalistas queman efigies de los Reyes o banderas españolas están en ritos de tránsito o de exaltación grupal imprescindibles para la conservación de sus identidades colectivas, esas que el ordenamiento constitucional vigente incita a respetar, proteger e incluso mimar como prueba de la gran "diversidad de los pueblos de España", tanta diversidad que algunos de entre ellos dicen no ser España. No me parece que un rito de este tipo sea materia delictiva, por más vueltas que quieran darle los cortesanos. Con desórdenes en la vía pública (siempre puede chamuscarse alguien) van que (se) chutan.

En el asunto concreto de la pequeña cremá gerundense hay que recordar que los pacíficos catalanes celebran su diada el 11 de septiembre, fecha en la que conmemoran amargamente la derrota de Cataluña a manos de las tropas de Felipe de Borbón, Felipe V de España. Ya es significativo que un pueblo tenga su signo distintivo en celebrar una derrota y no una victoria. No sólo se celebra la Patria sino que se la celebra en estado de postración. Tanto que alguien en la Casa Real debiera haberle dicho al Rey que la Diada no es el mejor día para ir a darse una vuelta por Girona (sede del más denso independentismo catalán) si uno se apellida Borbón. No voy a decir que esta metedura de pata real sea como cuando el bruto de Sharon se presentó con mil policías en la explanada de la Mezquita, esto es, una provocación pero, si no se anda por ahí es que el conocimiento que tiene la Casa Real de Cataluña es rayano en cero.

(La ilustración es La prueba del fuego de Pedro de Berruguete, donde se ve al inquisidor Santo Domingo de Guzmán siendo testigo de cómo el libro santo no sufre daño mientras que los escritos heréticos son devorados por el fuego.

diumenge, 16 de setembre del 2007

El espíritu de Galeuzca .

Reunidos en Barcelona los tres mandatarios supremos de los tres nacionalismos moderados, es decir, no asesinos, el gallego, el vasco y el catalán, parecen dispuestos a firmar un pacto de sangre, en expresión algo truculenta del señor Mas para oponerse con todas sus fuerzas a cualquier intento de reforma de la Constitución que vaya en merma de su influencia política en España. En este ágape se ha escuchado al señor Mas y al señor Imaz. Al señor Quintana se le ha visto pero no se le ha oído nada, lo que quizá pueda entenderse como una táctica o un sino galaicos.

Es imposible ver reunidos a los nacionalistas periféricos de mayor peso electoral y no recordar el proyecto Galeuzca, la coordinación política de Galicia, Euzkadi y Cataluña con finalidad fieramente independentista que surgió en los años veinte del siglo pasado y tuvo una oscilante existencia hasta que prácticamente desapareció mediado el régimen de Franco. Pareció que resucitaba el espíritu "galeuzcano" durante el mandato de Aznar en la famosa Declaración de Barcelona de 1998. Pero fue el propio Jordi Pujol, si no recuerdo mal, quien se apresuró a disipar las reminiscencias trinitarias.

Este pacto de sangre trae de nuevo efluvios galeuzcanos, aunque nadie haya hablado de ellos. La fórmula es romántica pero se orienta a una finalidad práctica obvia: evitar toda reforma de la Constitución y del sistema electoral que disminuya el peso parlamentario de las formaciones nacionalistas. Pero por mucha sangre que mezclen, si el PP y el PSOE se pusieran de acuerdo en alguna reforma de la Constitución y el sistema electoral, no se podría bloquear. La manera real de evitar una "gran coalición" a la española sería que los nacionalismos fueran leales a la Constitución española como Constitución y como española.

Pero eso es pedirles que renuncien a la ventaja que tienen en el sistema político español consistente en obtener sus pretensiones en el momento presente al tiempo que no solamente no se apartan sino que se avivan las opciones independentistas de futuro. Mucho, demasiado pedir. Los nacionalismos periféricos disfrutan de una ventaja estratégica en el sistema político que les permite definir sus relaciones con el Estado de manera doble: de un lado, como partes componentes de ese Estado, de otro como partes iguales en una unión aeque principaliter, lo que permite a los nacionalistas intervenir en los asuntos de todos y reservarse al mismo tiempo un ámbito territorial del que están excluidos todos menos ellos. Es la Scottish Question aplicada a España. Y no es mal negocio.

Y la cosa parece quedarse de momento en ese terreno. El señor Imaz ha soltado un discurso casi españolista; españolista para el coturno vasco, bien entendido. Eso de decir que hay que colaborar con el Estado y tratar de conseguir uno plurinacional suena a música celestial en los oídos españoles y los compensa por las disonancias y cacofonías del discurso soberanista de los señores Ibarretxe y Egibar que quieren agarrar ya las de Villadiego o convertirse en algo así como un Estado libre asociado pero no exactamente como Puerto Rico.

Al pacto de sangre debe de pasarle como a la Triple Alianza de la Galeuzca primera, que es muy difícil de tomar en serio cuando se piensa en que se trata en cierto modo de conjuras en contra de un enemigo común, España, que han de organizarse y mantenerse en la lengua de ese enemigo, el español, que es la franca, aquella en que se entienden todos.

En el otro extremo de la tensión entre nacionalismos periféricos y nacionalismo español es un placer observar con qué decisión, denuedo y coraje se ha apresurado el señor Rajoy a exigir que la bandera de España ondee en todos los edificios públicos, según preceptúa la ley. De inmediato le han contestado del Gobierno que cuando él, él mismo, fue ministro del Interior o ministro de la Presidencia, las banderas españolas no ondeaban en muchos edificios municipales vascos y catalanes sin que entonces le pareceiera el asunto tan feo como ahora. Es lo malo que tiene ser oposición cuando se ha sido gobierno, que te sacan los colores cada dos por tres.

Ya, ya sé que el señor Rajoy entiende la rojigualda por bandera de España. En este blog se entiende que la bandera de España es la tricolor y, como no es organismo público ni edificio oficial, es la tricolor la que ondea.

Enviar este post a Menéame

dissabte, 15 de setembre del 2007

El impacto de la crisis.

Se reúnen los ministros de Economía y Hacienda de la UE en Oporto, ciudad que da nombre a un famoso vino dulce, se supone que para preparar el próximo Ecofin y largan mensajes de tranquilidad y sosiego. El señor Solbes afirma que el impacto de la crisis de las hipotecas basura en los EEUU en Europa será escaso y en España mínimo pues aquí todo el mundo es muy solvente. Los otros ministros repiten que no hay motivos para ser pesimistas. Está por ver que haya crisis.

Claro, en esta crisis todo está por ver; es la crisis del está por ver porque es la de la opacidad. Lo llaman crisis de "confianza", de falta de certidumbre. Esto de los subprime es como lo de los virus: vete a saber quién los tiene. Nadie se fía de nadie, los bancos no se prestan dinero entre sí (a esto lo llaman "crisis de liquidez"), los bancos centrales tienen que intervenir, antes de que el sistema financiero reviente y aun así, a alguno lo pillan. Como es el caso del Northern Rock (vaya con la roca) que ayer sufrió un pánico de sus impositores y sus acciones se desplomaron. Un pánico a la antigua usanza, con colas de gente para sacar sus dineros y meterlos bajo el colchón.

El pánico del Northern Rock se producía en el momento en que los ministros de Economía y Hacienda, reunidos en Oporto, decían que nada de impacto de la crisis de los subprimes en Europa. Por si acaso, el ministro británico de Economía, parte directamente afectada en la crisis de la "Roca septentrional", pide una regulación internacional que garantice la estabilidad bancaria europea, cosa que se me hace complicada. Y el Gobierno español, a su vez, mientras afirma que el sistema fianciero de nuestro país es muy sólido, va a poner en marcha un mecanismo para garantizar el pago de las hipotecas de aquellos que no puedan hacerles frente. Si siendo "sólido" hay que recurrir a medidas del tipo de generar fondos especiales, qué será cuando no sea "sólido".

Convendría que las autoridades comprendieran que sus intervenciones "tranquilizadoras" actúan como intranquilizadoras. El pánico del Northern Rock se produjo a raíz de que éste recurriera al fondo de emergencia del Banco de Inglaterra (BdI) y que este librara el dinero a un interés superior al fijado por el BdI. Precisamente el citado BdI acababa de hacer una de esas declaraciones alarmantes a fuer de estúpidas. Pretende el BdI que sólo acudirá en auxilio de las entidades "solventes" que, por serlo, no necesitan auxilio alguno.

Una crisis de confianza como las que desatan las intervenciones de las autoridades y los bancos centrales que el mercado ya descuenta en cuanto se producen y tienen, a veces, el efecto contrario a aquel para el que se decidieron. Precisamente esta relación entre las crisis y la actividad del banco central es la que ha puesto en solfa el largo mandato de Alan Greenspan al frente de la Federal Reserve que ahora se revisa en sentido crítico, viendo que ha sido siempre una actividad expansionista que, además de provocar la crisis bursátil de 1987, ha alimentado diversas "burbujas". Ya se le conoce como "Mr. Burbujas". La última, esta inmobiliaria merced a la cual los precios de las viviendas se han cuadruplicado y quintuplicado con el riesgo de una crisis en el momento en que esos comiencen a bajar.

Según dicen las gentes informadas la Fed se divide hoy entre partidarios de Greenspan y partidarios de su sucesor Ben Shlomo Bernanke que es como decir entre partidarios de seguir las indicaciones del mercado y partidarios de disciplinarlo algo más. Las dos políticas que pueden seguirse en el capitalismo, un sistema económico que lleva incorporadas las crisis como las sandalias incorporan el polvo de los caminos.

(Las ilustraciones son miniaturas del Livre des très riches heures du Duc de Berry (1498/09) y representan las leyendas de San Jerónimo y San Martín de Tours. Se encuentra en el Musée Condé, en Chantilly).

divendres, 14 de setembre del 2007

La nación española.

En los debates sobre la nación suelen volar los insultos, las amenazas y, si se tercia, algo más, apenas se dan comenzados. Basta que un patriota vea que su interlocutor no entiende igual que él la patria común para que intente llegar a las manos. Hay cosas de las que no se puede hablar porque, apenas se mencionan, alguien empieza literalmente a mugir. Por ejemplo: ¿es divisible la patria? Muuuuuuu, muuuuuuu.

Al mismo tiempo la parte esencial del debate político español es sobre cuestiones que tienen que ver directa o indirectamente con la nación. Que si España es una nación, que si no, que si las naciones son Cataluña, País Vasco, Galicia y Castilla, que también Andalucía, Aragón..., que nación de naciones, que el Estado por un lado y la nación por el otro, que el derecho a decidir, la autodeterminación, la soberanía, el vals de las banderas, las competiciones deportivas, la Unidad Militar de Emergencia. ¿Quién da más? Lo único que queda claro a la vista del guirigay es que quienes aseguran muy ufanos que en España no hay un problema nacional no saben de qué hablan.

Precisamente el único problema que tiene la democracia española es el de la organización territorial del Estado. Un problema real y nada baladí. El Estado de las Autonomías no sirvió para contener los programas independentistas sino, al contrario, para acicatearlos. Y ahora volvemos a las andadas con las llamadas "relaciones centro-periferia".

Ayer, cuatrocientos independentistas catalanes protestaron por la visita de don Juan Carlos a Girona. Decían los manifestantes, mientras quemaban retratos del monarca, que éste había dicho que nunca se persiguió la lengua catalana en el Estado. ¿Que no? La ilustración es un cartel de la República, que he sacado de la colección del ministerio de Cultura que traía el otro día InSurGente. En él se ve cómo la autoridad (fascista) multaba con doscientas pesetas de entonces (1938) a dos personas por "hablar catalán de mesa a mesa en el comedor de un hotel" en San Sebastián. La persecución es patente.

No obstante, las manifestaciones de los jóvenes independentistas, que se parecen a los actos de kale borroka no pueden ser motivo de gran preocupación para la autoridad competente.

Mucho más deben preocupar esos desplazamientos de las respectivas burguesías catalana y vasca a favor del soberanismo. Y más el Cercle d´Estudis Sobiranistes que están montando unos intelectuales nacionalistas catalanes con ánimo de crear una casa común en la que pueda convivir todo el nacionalismo, el de CiU y el de ERC, sin excluir otras formaciones. Una de las voces cantantes de esta nueva pulsión independentista es el vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), señor Alfonso López Tena quien sostiene que, como Cataluña es una nación, debe tener su Estado independiente de España. Muchos comentaristas se han preguntado si es compatible ser independentista y vocal del CGPJ. Es claro que sí. A mi juicio, lo significativo no es que el señor López Tena sea vocal del CGPJ sino que sea notario. Uno tiende a pensar que si un notario avala una opción política, ésta será algo serio. El contraejemplo es la Fuerza Nueva del notario Blas Piñar. Es esa radicalización independentista de la clase media la peligrosa. El independentismo no es reivindicación del radicalismo político sino también objetivo del nacionalismo llamado "moderado".

En concreto, el aspecto más problemático de la intensificación del nacionalismo no español es la insistencia en la celebración de referéndums de autodeterminación. El señor Carod-Rovira quiere celebrar el suyo en 2014, tricentenario de la pérdida de las libertades y fueros catalanes. El señor Ibarretxe quiere convocar en cuanto pueda y, según parece, con independencia de si ETA sigue o no matando. Ese es el aspecto más difícil de tragar del plan del lehendakari, que pretenda ignorar las diferencias reales que se dan en los derechos de la gente según sea nacionalista vasca o nacionalista española en razón de la amenaza permanente de ETA sobre la población civil. No me resulta de recibo que el señor Ibarretxe diga que ETA no va a marcar la agenda política en el País Vasco, cuando es exactamente lo que hace. El señor Ibarretxe tiene que entender que si un solo ciudadano está amenazado, lo estamos todos.

Si este irritante asunto de la violencia tan injustificado como primitivo se liquidara definitivamente podría hablarse de muchas cosas, de autodeterminación, de independencia ¿por qué no?


dijous, 13 de setembre del 2007

Empiezan a irse.

Cualquiera que siga los acontecimientos en el Irak estará perplejo. Hace seis meses, el señor Bush insistía en que no había otra vía que keep course, esto es, mantener el rumbo y el rumbo era quedarse en el Irak hasta garantizar su pacificación y el funcionamiento de las instituciones democráticas. Desde que las últimas elecciones legislativas dieron una mayoría demócrata en la Cámara de Representantes se han venido produciendo rifirrafes entre el Gobierno y la Cámara Baja a propósito del Irak. La Cámara quiere retirar las tropas y acabar con la aventura sin grandes pérdidas. Keep course es lo contrario. Pero esa es la Cámara; el Senado suele ser de otra opinión y en él, la mayoría demócrata de 51 contra 49, con un senador que entra y sale de la UVI, no es tal. De hecho, el último rifirrafe terminó con un triunfo del Gobierno que incrementó la cantidad de soldados en el Irak en más de treinta y cuatro mil, dentro del espíritu del keep course.

La perplejidad se suscita cuando se observa el Comandante en Jefe de los ejércitos, señor Bush, presentarse sin avisar por razones de seguridad en la provincia de Anbar en la que, según dicen, funciona el plan de pacificación y, una vez allí, anunciar un plan de retirada gradual de tropas. Hasta treinta mil soldados volverían a casa antes de julio de 2008. Tiene razón la señora Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes al decir al señor Bush que no está retirando tropas, sino rebajando el incremento que él mismo había puesto en marcha unos meses antes.

La retirada de los invasores del Irak está siendo un hecho, aunque estos aseguren que no hay tal cosa. Hace un par de semanas, los británicos abandonaron la base de Basora para acantonarse en el aeropuerto. El señor Brown dice que no se trata de una derrota. No, claro, se trata de una retirada estratégica para evitar la derrota. Lo mismo que sucede con los Estados Unidos (EEUU).

Repentinamente, el partidario del keep course se ha hecho flexible y acepta que hay que retirar tropas, exactamente las que había enviado antes. A pesar de que el último informe del general Petraeus viene a reconocer el fracaso político de la situación y a recomendar la retirada, el presidente Bush es partidario de mantener la situación, aunque con este simulacro de retirada. En algún momento de 2003, el señor Bush proclamó a los cuatro vientos que la misión estaba cumplida y la guerra ganada. Ni lo uno ni lo otro.

¿De qué se trata, pues? De ganar tiempo para cubrir el último cuarto de la legislatura en paz y sosiego. El señor Bush ya sabe que él no va a ganar la guerra; pero tampoco quiere darla por perdida. ¿Resultado? Dejar la patata caliente al sucesor; dejarle en herencia un embrollo. Porque el Irak es como un segundo Viet Nam. Es curioso que se haga realidad el deseo del Che de que surjan uno, dos, muchos vietnams. Sólo que el que los provoca es el propio imperialismo.

Imaz.

La dimisión de Josu Jon Imaz ha pillado a todos los yoyas del Reino (los de yo ya lo sabía) en Babia. Como suele suceder, el señor Rodríguez Zapatero sintetizó muy bien el sentir general del país, reconociendo que se sentía perplejo. El señor Rajoy que cada vez se parece más al señor Fraga, aseguró que a él sólo le interesa España. El resto de los políticos se hicieron lenguas del señor Imaz, quien se había ganado muchos amigos en el centro del Imperio, lo que nunca es buena práctica en el seno de la familia nacionalista. Al señor Imaz lo tildan los independentistas de cipayo y eso nunca es bueno en el contexto vasco. Te puede caer una chufa por cipayo.

Por lo demás, la dimisión ha sido el resultado de la última votación en el Euskadi Buru Batzar (EBB) en la que el señor Imaz vio que no tenía los apoyos que creía tener. Un lider de un partido dividido o que, como fue el caso, acuerda por consenso una posición que no es la suya no es líder de nada y el señor Imaz ha hecho muy bien en irse. Esta dimisión tan espectacular recuerda un poco la de Felipe González en el XXVIII Congreso del PSOE de 1979. Pero hay una diferencia esencial: Felipe pudo volver, Imaz no.

El señor Imaz da a entender que renuncia como una invitación a que la otra parte del PNV renuncie a su candidato, Egibar, para que la elección respalde a una presidencia de integración y acuerdo. Sobre eso ya se verá qué sucede.

En el PNV la cuestión es quién será su próximo presidente. Parece que el señor Urkullu tiene muchas papeletas. Hay incluso quien sostiene que la dimisión del señor Imaz es una maniobra a medias con el señor Urkullu para postularse luego como candidato a la Lehendakaritza. Sería divertido, desde luego, pero poco probable.

De lo que se trata, en definitiva, al margen de las personas, es de qué línea política llevará el PNV. Y aquí parece bastante claro que gana el sector soberanista, el de Ibarretxe y Egibar. El PNV se sube al carro de más presión nacionalista. Hace escasas fechas que CiU ha puesto en marcha una especie de think tank en pro del soberanismo en Cataluña. Esta es una situación nueva que el país tendrá que manejar con flexibilidad e inteligencia. Porque no cabe decir que ciertas cosas (por ejemplo, la independencia) no se pueden formular y mucho menos llevar a la práctica. La posibilidad de que haya que volver a tocar la distribución territorial del Estado es cada vez más distinta. Y tampoco es tan extraño. A los belgas está pasándoles. Y a los británicos.

Lo que sí va quedando claro, después de todo este tiempo, es que el asunto es endiabladamente complicado. Por eso cuesta tanto resolverlo.