diumenge, 17 de març del 2013

La destrucción del pacto social.

Desde el principio estuvo claro que la derecha venía a desmantelar el Estado del bienestar en cuanto dispensador de bienes no mercantilizados. Las doctrinas empresariales aplicadas a la administración pública dan dos conclusiones: los servicios deficitarios se cierran; los no deficitarios se privatizan. Así pueden seguir bajándose los impuestos, que es de lo que se trata. El dinero, dicen, está mejor en los bolsillos de la gente. La gente que tiene bolsillos, claro. No hay razón para que los de los bolsillos hayan de financiar un Estado providencia que despilfarra el dinero en cuidarse de los sectores no productivos de la sociedad: los parados, los enfermos, los dependientes, los jubilados. Que cada cual aguante su vela y el capital a la rapiña con la ayuda de los gobernantes corruptos.

No estaba tan claro al principio que, además del Estado del bienestar, el propio Estado de derecho se vería atacado. Las drásticas medidas de recortes se imponen por decreto. El legislativo carece de poder no ya para controlar el gobierno sino hasta para legislar, pues lo hace aquel. No controlado de modo efectivo en la cámara, el Gobierno no se siente en la obligación de dar cuenta de sus actos ante ningún foro. Aplica una doble política de silencio y mentira. El silencio afecta a la corrupción: el nombre de Bárcenas no se pronuncia; no hay declaraciones sobre el problema. Solamente las incidencias procesales. Es como si el gobierno, en este asunto, se despojara de su condición pública y se convirtiera en un ente privado que lucha por sus intereses en los tribunales. Sin ningún lazo entre ambos, sin explicación alguna.

La mentira afecta a las declaraciones institucionales. La última, la información de Rajoy de que el déficit de 2012 es del 6,7% cuando, si no se maquillan las cuentas, resulta ser del 10,2%. El recurso a la mentira es estructural. Rajoy admitió públicamente haberse servido de ella. El valor de los pronunciamientos de las autoridades es nulo porque probablemente serán falsos. El poder confía en que sus medios de comunicación crearán, como hacen, el clima de opinión capaz de admitir la mentira como forma de expresarse de aquel. Es lo de "son todos iguales",  "la clase política" y otras falacias. En estas condiciones el debate se degrada a extremos inimaginables incompatibles incluso no ya con las convenciones democráticas sino con el mero intercambio civilizado.

Por si fuera poco, el partido del gobierno parece recurrir a la intoxicación de las redes sociales. El descubrimiento de ese llamado lapsus mail demuestra que el PP tiene adiestradas nubes de trolls en las redes a los que adoctrina con argumentarios. Este comportamiento rompe todo criterio de "juego limpio" que es propio del Estado de derecho.

Además del Estado de derecho, el ataque se dirige al mismo pacto que hace posible el orden social. El corralito chipriota lo deja bien claro. El gobierno español recurre por enésima vez a la mentira afirmando que se trata de una buena medida y no puede hablarse de Corralito. No hay inconveniente. Tengo otro nombre para el "impuesto excepcional y extraordinario" chipriota: confiscación. Lo que está claro, a raíz de este atraco por sorpresa del gobierno y la troika, es que la propiedad privada no está garantizada en Chipre. Ni en España en donde, probablemente, el gobierno esté preparándose para meter la mano en el famoso bolsillo de los ciudadanos para hacer lo que hace siempre desde que comenzó esta legislatura: robarles. Si los ciudadanos pueden ser sometidos a exacciones arbitrarias del poder político en connivencia con unos prestamistas extranjeros no solo el Estado de derechs sino el mismo fundamento de la sociedad quiebra al quebrar el carácter sacrosanto de la propiedad privada. Al menos, desde el punto de vista precisamente de quienes perpetran los atracos.

Por supuesto, no habría inconveniente en suscribir una aportación general, popular, para salir de la crisis siempre que esa aportación se hubiera decidido democráticamente, tras deliberación y no por imposición foránea. Pero además, y sobre todo, sería admisible si diera a la gente la posibilidad de controlar aquellos bancos que se ve obligada a rescatar. Si se reconoce que una de las causas de la crisis es la mala gestión de la banca raya en lo estúpido sacarla de la quiebra para dejarla en las mismas manos que la llevaron a ella.

Pero ese no es el criterio de la derecha que acude al célebre principio de socializar las pérdidas y privatizar los beneficios.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 16 de març del 2013

Gobernar mintiendo.

No vi Jaguar alguno en el garaje de mi casa.- Crearemos 3.500.000 de empleos.- Pagamos el finiquito en diferido.- Cuando yo gobierne bajará el paro.- Naturalmente que me pago mis trajes.- Yo haré en España lo que Matas en Baleares y Camps en Valencia.- Ese señor no tiene nada que ver con el PP.- Todo es falso excepto alguna cosa.- Jamás tocaré la sanidad ni la educación, son las líneas rojas.- Es una regulación de activos financieros, no se amnistían delitos.- El déficit de 2012 fue del 6,7% del PIB, no del 10,2% como dice la Leyenda Negra.- El PP es el partido de los trabajadores.- Hay que modular el derecho de manifestación.- ¡Que se jodan! Nos querellaremos contra todos los que difundan las calumnias de Bárcenas.- Jamás he cobrado dinero en negro: muestro mi declaración de la renta.- Nadie podrá demostrar nunca que Bárcenas no es inocente.- El PP es el partido más transparente.- ¡Se acabaron las mamandurrias! El cristianismo ha traído la libertad a Occidente.- Mis negocios no son incompatibles con mi puesto de presidente Balear porque yo no mando.- Lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder.- Miro mi cuenta a fin de mes porque lo necesito.- Esperanza Aguirre es cojonuda. No he cumplido mi palabra, pero sí mi deber.- La educación segregada no es descriminatoria.- Tengo los problemas que tienen los ciudadanos.- ¿Que cuanto gano? Más que usted.- Carromero es un héroe en la lucha por la libertad.- Los médicos van a las urgencias a dormir.-  Si los funcionarios no fueran a trabajar saldría más barato.- Para eliminar la "violencia estructural" sobre las mujeres hay que prohibirles abortar.- Los parados se compran televisiones de plasma.- Muchas veces no llego a fin de mes.- Los profesores no trabajan.- Pregúntenle a pío, pío, pío.- No subiré el IVA de los chuches.- No tocaré las pensiones.- Los ciudadanos deben pagar tasas para que la Justicia sea gratuita.- También deben pagar medicamentos para que lo sea la sanidad.- Los jóvenes se van al extranjero no por necesidad sino a hacer auto-stop.- Yo no hago lo que no llevo en mi programa electoral.- Hay que trabajar más y ganar menos.- La culpa es de la herencia recibida.- La libertad de expresión debe tener límites.- El matrimonio homosexual hace peligrar la supervivencia de la especie.- Son los niños los que provocan la pederastia.-  El aeropuerto de Castellón no es para los aviones, sino para las personas. En Ourense, la oficina de empleo es Baltar.- En Eurovegas, lo es el alcalde del PP.- La Infanta no tiene nada que ver con Noos.- El Rey tampoco tiene nada que ver con Urdangarin, ni con la infanta, ni con Corinna.- No nos constan los sobre en el PP.- ¿Bárcenas? ¿Quién es Bárcenas? Todos los políticos reciben regalos. No privatizamos servicios: los racionalizamos.- En el PP, el que la hace la paga.- El PP es incompatible con la corrupción.-

La peineta y el reino.

Olvídense de las cuitas del déficit, del impacto de la corrupción sobre la legitimidad de las instituciones. Hagan caso omiso del desmantelamiento del Estado del bienestar e ignoren el desvergonzado clima de propaganda de las autoridades y sus medios al insistir en que el desmantelamiento es conservación y robustecimiento del sistema de servicios públicos. No se den por enterados de la concepcion descaradamente patrimonial de la administración, basada en el expolio de lo público en beneficio de intereses privados todo ello sembrado de enchufismo. Son futesas. El símbolo definitivo es el del dedo enhiesto, la peineta. Ahí está BB (Bomba Bárcenas) al regreso de unas vacaciones merecidas por su intenso trabajo, esperado por las turbas periodísticas, haciendo una robusta peineta al mundo entero, al país, al gobierno, a su presidente. En esa peineta se resume la rebelión de la sentina del buque contra el puente de mando. Ese dedo, digno de un Moisés de Miguel Ángel, y ese gesto desafiante son la iconografía del momento.

Y no solo de este momento sino de muchos otros. El hoy embajador Trillo se marcaba una peineta como esquinada con motivo de algún jolgorio oficial de la Comunidad valenciana que le salió agrio por las protestas. Lleva una mano sobre el hombro del entonces presidente Camps, el protagonista de uno de los episodios más cómicos y cutres de las corruptelas españolas, al modo en que se toca el santo. Se escorza a la izquierda con una sonrisa que da grima y muestra el tieso dedo, la peineta esencial de la política española en el concepto de la derecha. Esos son los gestos que perduran en la historia. Definen al personaje y complemetan aquel estentóreo ¡Viva Honduras! ¡Viva Honduras con peineta! Juegos de manos, juegos de villanos. Y así va la cosa en el solar patrio: de jayanes mostrando la peineta a la concurrencia. Es esta, señora, tierra de bravos. No manca finezza, como decía Fanfani. Manca forza, manca bravura!

Debe reconocerse en honor a la verdad que no toda peineta de la derecha tiene ese aspecto entre vulgar y jesuítico. También hay una gloriosa peineta neoliberal en el contexto de Alma Mater. Ahí es nada ese perfil aguileño recortado a buril sobre la puerta del Aula Magna y ese dedo enhiesto en forma tan poco frecuente. El líder es único hasta para construir la peineta. Esas falanges que se doblan sumisas ante la superioridad del Jefe son prueba clara de lo que llaman "comunicación no verbal". Es el halcón mirando a las palomas con ojo depredador. Y al otro lado, fuera de campo, pues este está determinado por la peineta aznarina, unos estudiantes protestando contra la presencia allí del profesor de Georgetown. Es una peineta en passant. La gloria y el triunfo haciéndosela a los protestatarios, los envidiosos, los fracasados.

La testa coronada de España también hace la peineta con donosura. Es una muestra de ese carácter campechano y populachero de los Borbones y que tanto los hermana con sus amados pueblos o tal cosa afirman los cortesanos. Es una peineta real o Peineta King Size. Coincide además con un gesto amable de la Reina, una palma alzada medio a la romana y medio a lo siux que sirve para demostrar dos cosas: la primera, que la Reina es una dama; la segunda, que es un matrimonio maravillosamente concertado y seguramente bien avenido. Hay una evidente continuidad entre el gesto de Bárcenas y el del Rey. Es la línea de mando del orden constituido. Una jerarquía que arranca de la sentina y llega hasta la cúpula del Estado, todos con el dedo erguido. Los estudiantes, los periodistas, los vascos, los ciudadanos en general, peineta.

Faltan algunas peinetas en la galería, especialmente la empresarial, la eclesiástica y la bancaria. Pero no es difícil imaginarlas. Son las imaginarias peinetas de un Díaz Ferrán, un Rouco Varela o un Rodrigo Rato. ¿Los clientes, los trabajadores, los fieles, los creyentes, los impositores, los accionistas? ¡Peineta, hombre, peineta! Y, ya puestos, peineta a los suicidas. "No haberse endeudado", como decía una exministra socialista de la Vivienda, la que coincidió con la burbuja inmobiliaria y no hizo nada por pararla o lo que hizo no lo consiguió

En el repertorio de gestos políticos, ¿qué lugar ocupa la peineta? No es el puño levantado, que remite a la guerra de clases, ni el saludo brazo en alto, alborada de imperios. No; es un gesto más concreto, más de tú a tú, menos ampuloso, es un "te jodes, que tú estás ahí, pegando berridos y yo hago lo que me cantan las partes. ¿Comprendido, pringao?"

(Las imágenes proceden de la red. No he conseguido establecer la autoría. Palinuro no tiene inconveniente en atribuir la autoría que corresponda, ni tampoco en retirar la imagen si el autor así lo desea y en substituirla por un enlace a su sitio original).

divendres, 15 de març del 2013

El silencio.

El silencio goza de buena fama. Se lo asocia a la prudencia, la sensatez, el recogimiento, la reflexión. Siempre recuerdo la leyenda del famoso autorretrato de Salvator Rosa: Calla salvo si lo que tienes que decir es mejor que el silencio. Pues es de este silencio del que se trata aquí: la ausencia de palabra, no de ruido. Podemos no oír el ruido. Según los pitagóricos, llamamos silencio al sonido de las esferas celestes que todo lo invade. Es mucho más difícil no oír las palabras. Estas nos entran provistas de un salvoconducto poderosísimo, el significado. Oímos con el pensamiento, con la conciencia, con el juicio. Oímos y, a continuación, interpretamos, juzgamos. Así que el silencio está sobrevalorado. Hay silencios muy reprochables.

Del nuevo Papa se dice que colaboró con la dictadura de Videla. Pérez Esquivel ha salido en su defensa negando cualquier vínculo del Papa con la dictadura argentina y Pérez Esquivel sabe de lo que habla. Lo de si administró o no la eucaristía a Videla me parece asunto menor. Si acaso remite a la congruencia de la conciencia religiosa de cada cual. Está claro que Videla comulgaría de cualquier forma, le administrara el sacramento uno u otro cura. Administrar sacramentos, uno de los ritos ordinarios de la Iglesia, no parece razón suficiente para vincularla con las actividades políticas de los comulgantes.

Lo llamativo y lo problemático es el silencio del superior de los jesuitas, Bergoglio, ante los desmanes de la dictadura genocida. El hoy Papa declaró en su día que intercedió un par de veces ante Videla en favor de unos clérigos. Pero eso no es romper el silencio ante la injusticia. No puede equivaler a una declaración pública de la Iglesia argentina de repudio y condena de la dictadura militar. Y ahí el silencio fue espeso como el alquitrán. Al contrario, lo que parece haber sucedido es que Francisco propició el silencio de la Iglesia por temor a un triunfo del marxismo. De ser así, desde luego, el pntificado de Francisco arranca bajo la sombra de la sospecha.

Silencio es también lo que ha ordenado el presidente del gobierno con respecto al asunto Bárcenas. Silencio. Omertà. Todos callados. Ya escampará. Ni mencionar se puede el nombre del réprobo de forma que en lugar de Bárcenas se ha oido hablar de esa persona, ese individuo, el extesorero. Otro silencio culpable. Pero no acerca de asuntos de hace treinta o cuarenta años sino de realidades actuales, cotidianas. El gobierno no puede responder con el silencio al alud de acusaciones que se le ha venido encima como gobierno y como partido.  Según los papeles incriminatorios este lleva años financiándose de modo ilegal. Cabe pensar que esa ilegalidad reiterada es la que le ha dado las victorias electorales.

Silencio era la respuesta a la creciente demanda de acción respecto a los desahucios, hasta que se ha visto roto por dos vías. La primera, los 1.400.000 votos que Ada Colau puso sobre la mesa en el Congreso para forzar la consideración de una iniciativa legislativa popular sobre desahucios. La segunda, la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia declarando ilegal la legislación hipotecaria española.

Silencio y silencio moralmente reprobable es el que afecta a las decenas de miles de compatriotas que aún yacen en fosas comunes en las cunetas de España desde la insania del franquismo. Un silencio cada vez más insoportable porque está artificialmente mantenido por los herederos ideológicos de sus asesinos que siguen sin condenar los asesinatos.

El silencio no es admisible. Hay que romperlo. Hay que obligar a los poderes públicos a dar razón de sus actos. Mientras el gobierno se niegue a hablar, a rendir cuentas, carecerá de autoridad para ejercer su tarea.

(La imagen es una foto de presidencia.gov.ar, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 14 de març del 2013

El PSOE no se encuentra.

Ley ineluctable: todo cuanto puede ir a peor, va a peor. Versión popular: al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Corolario moralizante: no hagáis leña del árbol caído.

En sus declaraciones, Pérez Tapias no dice nada que no sepa todo el mundo. La inoperancia como oposición, los conflictos con los conmilitones catalanes y gallegos y las meteduras garrafales de pata como la de Ponferrada tienen a los socialistas en una situación de irritado desconcierto. Reciben caña por todos lados y no se ven capaces de responder. La conclusión de Tapias es también compartida: el liderazgo de Rubalcaba está muy erosionado. Mucho. En realidad, es inexistente. Pero los de Izquierda Socialista (IS), con gesto caballeresco, reconocen que deben lealtad al líder que eligieron.

Lealtad es un buen término. Con él se mide el poder. ¿Quién es más leal, quien repite muy bueno lo tuyo, jefe, aunque sea un desastre o quien avisa del desastre? Eso, a su vez, depende de en nombre de qué se ejerza ese poder. Si se ejerce en provecho propio, el leal es el pelota. Si se ejerce en nombre de una idea, el leal es el crítico. Como siempre en política, muy complicado y muy claro al mismo tiempo.

Dicen los de IS que el PSOE tiene que encontrar un nuevo lenguaje y proponen substituir la conferencia política de octubre por un congreso extraordinario. Va de suyo que en este último, además de redactar un programa nuevo en un lenguaje nuevo, se elige un líder que lo hable.

El PSOE tiene que elaborar un discurso en donde clarifique su actitud con respecto a varios asuntos esenciales de la Constitución (dando por supuesto que se propone su reforma del alcance necesario), la Monarquía, la separación de la Iglesia y el Estado y la planta territorial de este, comprendida la cuestión de la autodeterminación. Incluso deben pronunciarse sobre el llamado proceso constituyente. Están en lo cierto los de IS: no se trata de asuntos para dictámenes de expertos sino de decisiones políticas que debe tomar el partido. No su secretario general.

Humilde y mínimo.

Después de dos o tres fumate nere, fumata bianca. Habemus Papam. Se ha bautizado en el solio de San Pedro como Francisco. No Francisco I, cual le correspondería al serlo; sin duda por tacto gálico. Hasta ahora el gran Francisco I de la historia es Francisco I Capeto, también conocido como Francisco El narizotas y a quien Carlos I llamaba primo porque pasó media vida combatiéndolo. Así pues Francisco a secas. Por no emular al Rey, prefiere emular al Santo de Asís. El primer jesuita papa se nos hace franciscano. Seguramente esto quiere decir mucho en el inefable lenguaje de la Iglesia. Al parecer en su tierra era conocido como el cardenal de los pobres. Es lógico que, al aumentar su parroquia, aumente su rango.

Los medios, sobre todo internet, ferozmente aferrados al tiempo real, el directo y la hemeroteca, han exprimido una biografía de Jorge Mario Bergoglio en un par de horas. Ya se sabe que es conservador y furibundamente contrario al matrimonio homo. Tampoco es saber mucho. No me parece que se pueda esperar otra cosa de los curas, desde los diáconos a los sumos pontífices. Más vidrioso es el asunto del comportamiento con la dictadura de los espadones. Porque es la dictadura de los desaparecidos, los torturados, los robos de niños, los vuelos de la muerte. Circula por la red una foto en la que parece verse a Bergoglio administrando la comunión a Videla. No es seguro que sea él, aunque se le parece mucho. Tampoco estoy seguro de si este mero hecho convierte al prelado en colaboracionista de la dictadura. También circulan textos en los que, si no como colaborador, aparece como encubridor. La veracidad de estos datos se aquilatará en poco tiempo y será el momento de preguntarse por el alcance de los hechos, si los ha habido. Porque, obviamente, colaborar con la dictadura de Videla (en el robo de niños, por ejemplo) o encubrirla cuando se tienen cuarenta o cincuenta años y se es obispo o cardenal no es lo mismo que haber pertenecido a la Hitlerjugend cuando se tenían dieciséis o diececiocho y no se era nada o se era seminarista.

En fin, el Vaticano, ensimismado en sus turbulencias internas. Coincido sin embargo con la hermana Teresa Forcades, médico, teóloga y benedictina en que lo más urgente para la Iglesia ahora es renovarse y, en concreto, plantearse su actitud hacia las mujeres. Por cuanto sabemos eso será lo último que haga la Iglesia católica, probablemente la organización más misógina del mundo. No es la suya una actitud de ignorancia o aprovechamiento y explotación de las mujeres, como suele darse. Es una actitud de hostilidad o de odio. La mujer es el vaso del diablo. El celibato del clero puede entenderse como una muestra de esa enemistad. La renuncia al trato carnal simboliza el repudio a las mujeres en la única función que la Iglesia les reconoce a regañadientes: la reproductiva.

Hacer justicia a las mujeres es, en efecto, una tarea urgente de la Iglesia. Pero esta hará ver a la hermana Forcades, si no es ya plenamente consciente de ello, que el significado de "urgente" para una organización que se considera eterna carece de perentoriedad. Dios dispone de todo el tiempo. ¿Cómo urgirlo? Y ojo al pecado de soberbia. ¿Quién como Dios?

dimecres, 13 de març del 2013

Rajoy habla francés.

Los sempiternos maledicentes del Reino hacen chirigota de las escasas habilidades de Rajoy para las lenguas extranjeras. Es imposible, se burlan los plumillas, que quien no habla ni pronuncia bien su propia lengua pronuncie o hable bien la del prójimo. Zapatero era un convidado de piedra en las reuniones al otro lado de los Pirineos, en cuanto se comenzaba a hablar en esa jerigonza incomprensible del inglés. Pero, al menos, en español se le entendía. Rajoy es otra cosa y a lo mejor es por lo que se niega a que le hagan preguntas. No porque no tenga nada que responder sino porque no sabe cómo hacerlo.

Todo eso son infundios movidos por la envidia. A ver si no se entiende a la maravilla al presidente cuando da por superada "la enorme crisis financiera y de deuda pública". Con los responsables de los sindicatos y el patrón de los patrones presentes, Rajoy inicia la senda de la recuperación en el marco de la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016, una improvisación más en su carrera de fantasmadas, un caos sin financiación; nada. Se trata, en su opinión, sin embargo, de un hito que en el futuro permitirá ver cómo el primer trimestre de 2013 tuvo lugar el take off, el despegue de la economía, gracias a las acertadas, aunque dolorosas, medidas de su gobierno.

Justo en el mismo momento, Hollande, el presidente de la República francesa, proclamaba muy ufano que que lo peor de la crisis ha pasado, gracias a las políticas de su gobierno que "ha logrado más en diez meses que otros Gobiernos anteriores en diez años". Es el tradicional sentido francés de la modestia. Bueno, refunfuñan los españoles, pero el gabacho no ha cumplido el objetivo del déficit pues este está en el 3,7% del PIB y debería estar en el 3%.

Ya hablaremos de esto de que los franceses y alemanes incumplan los objetivos del déficit cuando les place pero aprieten a los demás y no les dejen hacer lo mismo. El caso es que, con estar mal, Francia tiene un déficit del 3,7% y una tasa de paro del 10,7%, algo con lo que los españoles ni sueñan. No importa, según Rajoy, estamos saliendo de la crisis, igual que los franceses. Nuestro déficit es del 10,2% del PIB antes de maquillarlo y del 6,7% después de hacerlo y es la cifra con la que el presidente pretende engañar a una opinión que está al cabo de la calle. Con un desempleo del 26% y prácticamente todas las magnitudes a la baja, incluido el crecimiento negativo del PIB, hablar de recuperación carece de todo fundamento. Ciertamente -y a ello se aferra el gobierno- pagamos menos intereses que los italianos. Pero se olvida que los italianos están sin gobierno, lo cual es una situación que los mercados suelen castigar. Entienden que no estar gobernados es peor que estarlo por Rajoy. Algo altamente cuestionable.

Vamos, que el gobierno ya no se atreve a hablar de brotes verdes pero sigue hablando de brotes verdes. De Bárcenas, ni pío. Bárcenas, el hombre de los mil papeles. Cospedal piensa haber sido rehabilitada por el espaldarazo de un Rajoy que huyó por la puerta trasera en enésima manifestación de su proverbial valentía. Pero está muy tocada por la famosa comparecencia del finiquito en diferido. Su carácter agresivo y el más que probable recrudecimiento del caso Bárcenas, le harán meterse en un nuevo lío.

Por más que pretendan distraer la opinión, el meollo de la política española hoy es la corrupción y el caso Bárcenas y la evidente responsabilidad política de Rajoy, como presidente del partido y del gobierno, no puede ocultarse tras un injustificado triunfalismo.

(La imagen es una captura del vídeo La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 12 de març del 2013

Gobernar por la puerta trasera.

Rajoy ha hecho una de sus peculiares comparecencias en el Forum Europa en apoyo de Dolores de Cospedal. Ni una declaración; ni una respuesta a una sola pregunta; ni una pregunta. Llegó, soltó lo que quería decir y puso pies en polvorosa por una puerta trasera del Ritz. ¿No se dan ustedes cuenta de que la situación es insostenible? ¿No ven ustedes que no es de recibo tener un presidente obligado a salir de los actos públicos por la puerta de servicio? Según noticias fue a apoyar a la secretaria general, acosada en el interior de su partido. ¿Qué apoyo puede prestar un presidente que se escurre camino de la salida?

Un gobierno serio no puede embarcarse en procedimientos judiciales luchando por su supervivencia. Forzosamente desatiende sus funciones originarias y causa un daño a la comunidad. Pero hay más. El destrozo puede alcanzar los fundamentos mismos del Estado de derecho. Leo en un magnífico artículo de Gonzalo Boye Tuset en el diario.es, titulado La estrategia del PP para desinflar el caso Bárcenas la estrategia judicial que está desplegando el gobierno directamente y por medio del partido para dejar en nada el caso Bárcenas. En él se nos explica que: Poco más hay que decir sobre cómo se ha estructurado una línea de defensa que impida que los denominados "papeles de Bárcenas" pueda dañar irremediablemente al Partido Popular. Se han puesto en funcionamiento todos los resortes del Estado, que además como Gobierno responderían a sus directrices, para impedir que "acusaciones populares" pudiesen formar una investigación que permitiese aclarar la verdad y que demostrase que todo esto es uno de los mayores escándalos de la historia reciente de España.

Implementar toda esta estrategia no sólo requiere de una mente jurídica privilegiada como para poderla diseñar sino, también, aunar muchas voluntades diversas pero coincidentes en algo: confunden el Estado de Derecho y lo que es la separación de poderes con un servilismo indigno de un estado democrático y, además, pervertir el uso de la "acusación popular", concebida como participación directa de la sociedad civil en la administración de Justicia.

Mientras todo esto sucede sin que muchos se den cuenta y otros miren a ninguna parte, todos dicen que Rajoy permanece inactivo; si a esto se le llama inactividad entonces no sabemos qué podría pasar el día que se ponga en movimiento.
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Está claro: la actividad del gobierno (que controla, entre otras cosas la Fiscalía) y la de su partido y sus gentes presentando demandas civiles y constituyéndose en partes en los procesos abiertos es una actividad si no ilegal, profundamente inmoral, porque rompe el principio de que no se puede ser juez y parte. Los procedimientos versan sobre actividades del propio partido y, supuestamente, en concreto de su presidente. Mientras este gobierno y su partido sigan personados como demandantes allí en donde son demandados o acusación allí en donde sean acusados, no habrá verdadero Estado de derecho en España. Que el gobierno ponga por encima de la ley el mismo gobierno utilizando para ello todos los resortes del Estado es algo inadmisible, pero probable.

Además, la estrategia puramente judicial será portentosa, como dice Boye, pero dura tanto como la arboladura de un velero en la tormenta. Apenas se ha pensado un plan de acción cuando el panorama se complica extraordinariamente con la imputación del juez Gómez Bermúdez a Bárcenas y también a a los principales constructores del país que hicieron presuntamente generosos donativos al PP a cambio de la concesión irregular de contratas públicas.Y esto no es moco de pavo. Hace años que el PP viene financiádose de modo presuntamente ilegal, ingresando cantidades indebidas que luego invertía en atender a las campañas electorales y en llenar los bolsillos de un selecto club de dirigentes a los que se repartía dinero en B en sobres. Entre ellos, supuestamente, Rajoy.

En realidad, el gobierno debe una explicación política en sede parlamentaria. La financiación irregular de las campañas electorales del PP, como en los casos de dopage del deporte, deslegitiman los triunfos obtenidos. El PP los consiguió, según parece, haciendo trampas. Toca explicarse; no dar la callada por respuesta. Toca aclarar lo sucedido; no decretar una ley del silencio sobre los hechos. Toca dimitir.

La oposición, como siempre, en silencio, enredada en ese penoso asunto de Ponferrada, a raíz del cual, por supuesto, no dimite nadie. Aunque sea de señalar que, cuando menos, el secretario de organización, habiendo cargado en solitario con la responsabilidad del entuerto, ha ofrecido resignar el cargo. Pero su partido lo confirma. Aparte de ello, podía retornar a su función, pedir la dimisión de Rajoy y presentar una moción de censura. 

Repito: no es de recibo un gobierno cuyo presidente se ve obligado a abandonar los actos públicos por la puerta trasera para no dar la cara ante unos ciudadanos que protestan pacíficamente por sus políticas.

(La imagen es una captura del vídeo sobre el Forum Europa de La Moncloa en el dominio público).

Más sobre la desobediencia en Sol.

Incluyo aquí una magnífica crónica de Isabel Paz acerca de la intervención de Palinuro en la jornada de la Uni en la calle y a la que pertenece la foto de la imagen. La ha publicado en su blog El mundo es un pañuelo, que está en licencia Creative Commons, como Palinuro. Me felicito doblemente: porque la crónica es fabulosa, con una visión literaria y unas fotos estupendas y porque su contenido viene a corroborar lo que contaba servidor en una entrada anterior. Andar allí a vueltas con el Padre Mariana, el tiranicidio, la expulsión de los jesuitas, la legitimidad, la legalidad y el derecho de resistencia fue una experiencia inolvidable. Somos parte de una trayectoria secular que cuenta con gloriosos antecedentes, la resistencia de las sufragistas y los abolicionistas, la desobediencia civil de Thoreau y el Mahatma Gandhi, Rosa Parks y la lucha por los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos, la de la guerra del Viet Nam, la de la caída de los regímenes comunistas, los foros sociales y hasta hoy. Nosotros tampoco dimitimos.

Al fondo, Rodilla vendía sus sándwiches.

dilluns, 11 de març del 2013

Muy mal rollo.

Escándalo tras escándalo, metedura de pata tras metedura de pata, los dos partidos dinásticos están enzarzados en problemas propios, sin tiempo para ocuparse de los de la colectividad. Así como cuando los medios se atacan mutuamente y se convierten en noticias los consumidores tienen la impresión de que están burlándose de ellos, cuando los partidos se ensimisman en sus trifulcas, la ciudadanía se siente estafada. Por eso se echa a la calle casi de modo permanente y multitudinario en una movilización continua. Aunque con moderado éxito por ahora pues, según el bucle señalado, los medios prefieren informar de las aventuras de los partidos.

El asunto de Ponferrada es la enésima prueba de que la dirección del PSOE lleva más de un año sin recomponerse de la derrota del 20-N y sin saber por dónde sopla el viento. Rubalcaba impuso un plan de reconstitución ideológica del partido hasta octubre, creyendo ganar así un tiempo muerto y aplazar la cuestión del liderazgo. Ha conseguido lo contrario: la cuestión del liderazgo está viva y la reconstitución ideológica está pasando sin pena ni gloria. El saber no puede instrumentalizarse, buena gente, ni destilarse en un matraz. Hay que ir a buscarlo a la realidad, enfrentándose a ella como es, explicándola, no ignorándola o soslayándola. El PSOE está hecho unos zorros y no dejará de estarlo porque un cónclave se saque de la minerva un nuevo programa. Si reconoce haber hecho mal las cosas en su último gobierno, está obligado a aclarar cuáles, por qué y cómo propone ponerles remedio.

Pero la dirección socialista actual tiene pendientes explicaciones de mayor calado. En el fuego de la política cotidiana, el PSOE aparece como un partido monárquico y centralista y aunque con una pátina de federalismo, cerrado en banda a la idea de la autodeterminación. Y estas actitudes tan extremas, ¿cuándo las adoptó como partido? ¿Cuándo, en qué congreso se llegó a la conclusión de convertirse en partido dinástico? ¿Cuándo se dijo que el derecho de autodeterminación no existe? ¿O es que la opinión del partido es la de su secretario general? Negarse a clarificar estas cuestiones por intereses electorales es tan contraproducente como ocultar un problema de liderazgo detrás de una refundación ideológica. Para no existir, el derecho de autodeterminación goza de cuantioso apoyo. Y, lo que es más grave, en el seno del mismo partido cuya fortuna electoral pretende asegurarse.

Se quiera o no, el derecho de autodeterminación es una realidad. Y es fuerza hablar sobre ella, so pena de admitir que hay cuestiones sociales y políticas indiscutibles, sobre las que no está permitido opinar. Hay, además, una tarea de clarificación urgente. Los mismos que niegan el derecho de autodeterminación a los catalanes se lo reconocen a los saharauis. ¡Ah! dicen, pero no son situaciones comparables. Bueno, igualmente lo niegan en Gibraltar, pero lo afirman en Ceuta y Melilla y tienen que tragárselo en el caso de Escocia y, por supuesto, de las Malvinas. Vuelven las situaciones a no ser las mismas. Pero ¿qué quiere decir que las situaciones no sean las mismas? En el fondo, nada. Ninguna realidad humana es igual a otra. Por eso hay que ir más allá de la casuística y apuntar a cuestiones de principios. El de la autodeterminación se basa en el derecho de la gente a decidir por su cuenta. Ahora, ¿cuál es el argumento en contra de este principio? ¿El statu quo? En la medida en que este abriga un conflicto constitucional permanente, ¿no está obligada la izquierda a buscar alguna solución que no sea formar piña con la derecha y su concepto de la intangibilidad de la Patria?

Hace unos días, un militar dijo que la Patria está por encima de la democracia. Cámbiese "democracia" por "socialismo" y ya tenemos dos almas gemelas. En efecto, de la Patria no se discute y el derecho de autodeterminación no existe. Hay que dejarse de maximalismos vacuos y atender a los problemas reales de la gente. Pero la excusa de concentrarse en la política del momento no funciona porque, en este marasmo de falta de relevancia, ni de la política del momento puede ocuparse la dirección. La prueba, Ponferrada. Estoy convencido de la buena fe de Rubalcaba cuando adopta sus decisiones. Pero también lo estoy de otros dos aspectos. De un lado, no da la talla de secretario general para el PSOE de hoy. Lleva muchos años siendo segundo y su promoción a la secretaría lo ha ascendido a su máximo nivel de incompetencia. De otro, es un temnperamente muy conservador, con una fuerte vena de nacionalismo español. No por casualidad se contaba en el séquito de Bono cuando este aspiró a su vez a la secretaría general. Es cuestionable, sin embargo, que un secretario general haga pasar sus convicciones personales por política del partido, hasta el punto de convertirlo en eso, en un partido dinástico. Muy cuestionable.

Resulta así que el partido está a la izquierda de su dirección, pero esta no quiere reconocerlo. Con lo cual obstaculiza la tarea hoy más importante, volver a conectar el partido con la sociedad. Siendo ministro del Interior, Rubalcaba actuó con sensibilidad y cordura y, salvada una primera reacción violenta, fruto de la inexperiencia, supo entender que la cuestión de los indignados no era una de orden público. Ahora, in embargo, el PSOE no parece haber sido capaz de tender puente alguno con esos indignados. Pero la parte más consciente y más valiosa de nuestra sociedad está ahí y, valiéndose de las redes, se quedará. Surge así un terreno nuevo de la acción política de la que el PSOE como tal no sabe nada. 

La renovación solo vendrá con el relevo en el liderazgo. Cuanto más se retrase, peor.

(La imagen es una foto de Rubalcaba38, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 10 de març del 2013

La desobediencia en Sol.

Finalmente, Palinuro estuvo en la Puerta del Sol, disciplinadamente, como se le había dicho, a la muy lorquiana hora de las cinco de la tarde. Pero solo le dieron paso a las seis y media. Durante todo el día los dioses fueron magnánimos con la jornada de la Uni en la calle y nos regalaron un día soleado. No obstante, entre seis y media y ocho y media ya se notaba el relente. Pero allí aguantamos estoicamente un montón de personal hablando de nuestros asuntos y preocupaciones. Muchas gracias a quienes asistieron. Hacía siglos que no me sentía hermanado con tanta y tan diversa gente. Aprendí mucho y traté de enseñar lo poco que sé.

El tema desarrollado, perfectamente quodlibetal, era Legalidad, legitimidad y desobediencia: una actualización. Ahorro al lector las consideraciones históricas y las teóricas. Las primeras destinadas a rastrear los orígenes de la cuestión de la legitimidad del poder a partir de las guerras de religión del siglo XVI, el derecho de resistencia y su forma extrema en el tiranicidio, preconizado a ambos lados de las trincheras confesionales por hugonotes y jesuitas. Para acabar en el asentamiento de la desobediencia civil en los siglos XIX y XX. Las segundas, las teóricas, destinadas a reconsiderar los debates sobre el binomio legalidad-legitimidad en torno al positivismo jurídico y sobre la justificación de la desobediencia civil por razones morales amparada en la no violencia.

Así que me referiré a la tercera parte, la actualización de la doctrina al aquí y ahora. Según la teoría clásica del derecho de resistencia, la ilegitimidad del poder puede ser bien de origen, bien de ejercicio y, desde luego, ambas a la vez. Siempre desde ese punto de vista clásico, el gobierno de Rajoy tiene una ilegitimidad de origen pues alcanzó el poder mintiendo sobre su programa electoral, por medios moralmente repudiables por fraudulentos. Ciertamente, cabe alcanzar el poder de muchos modos, incluida la espada o el engaño. Pero eso no concede legitimidad a su uso. Al contrario, se la resta. El gobierno de Rajoy es también ilegítimo por ejercicio. Sus medidas son drásticas, nocivas para los intereses de la mayoría y el bien común, arbitrarias, en muchos casos caciquiles, autoritarias y sospechosas a veces de obstaculizar el deber de rendición pública de cuentas de las autoridades o, incluso, de encubrir presuntos delitos y delincuentes presuntos. Don Presunto Bárcenas, por ejemplo.

Cuando el poder es ilegítimo de origen y ejercicio, es tiránico, y asiste a la población un derecho de resistencia. Esta se articula como desobediencia civil, una actividad de oposición a una autoridad ilegítima y a sus leyes inicuas. Algo que viene ya de atrás bajo la forma de movimientos cívicos de protesta a los que más tarde se llamaría indignados para aprovechar el tirón mediático del título de Hessel. Un movimiento cívico que ha tomado los espacios públicos de muchas ciudades españolas y va adquiriendo la forma de una insubordinación general. Una marea (muchas mareas) que surge espontánea del fondo de la ciudadanía coordinada a través de las redes y dispuesta a relegitimar el debate político en el ágora pública, en substitución del de las instituciones que primero lo secuestraron y después, lo envilecieron.

Es un movimiento al margen de los partidos, de las instituciones, de los medios, de la iglesia y, por supuesto, de la banca. Mana de sí mismo. Su fuerza reside en su carácter pacífico y en su crítica moral a un sistema que todo el mundo, incluido él, considera corrupto sin remedio. Ello explica por qué goza de tanto apoyo en la opinión pública y resiste todas las campañas de desprestigio.

El poder, sin embargo, cada vez más ciego a fuer de asustado, reacciona con represión, autoritarismo y violencia. No quiere ver en el movimiento sino un problema de orden público que es preciso resolver por medios expeditivos. Pero el problema vuelve y vuelve y vuelve. Ya no es posible parar a la gente solo con la policía. Aparte del problema de cuánto tiempo vaya a seguir la policía reprimiendo con tanta dureza a una ciudadanía que protesta ante la injusticia. Una gobierno ilegítimo solo puede mantenerse por la represión. Pero eso no es admisible en una democracia que descansa sobre el principio lockeano del gobierno por consentimiendo de los gobernados.

Si los gobernados ya no consienten, habrá que hacer algo.

La imagen es una foto de Miguel G. Madariaga, quien me ha cedido su uso. Muchas gracias, Miguel. Supongo que no tienes inconveniente en que la pongamos en Creative Commons), por supuesto, siempre citándote a ti; no a mí.

Más impresionismo.

Está muy bien la exposición del Thyssen, Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh. Es mucho más rica e importante que la de Mapfre pero entre las dos dan testimonio de una invasión impresionista de la Corte. En el caso de la del Thyssen, el comisario ha dividido la muestra por temas paisajísticos: ruinas, bosques, pedregales, montañas, cielos, marinas, etc. Unidad temática en cada caso, pero gran variedad de estilos y maneras. La muestra quiere reflejar el resultado de la tendencia de la pintura al aire libre, como una aportación revolucionaria del impresionismo, la otra sería el modo de ver ese aire libre. El resultado paradójico es que, una vez más, no hay nada nuevo bajo el sol. La reacción impresionista era contra la tendencia academicista e historicista de la pintura hecha siempre en taller por entonces dominante. Pero para enlazar con la tradición paisajística no idealizada, naturalista, en la pintura ya desde el siglo XVII y el XVIII, con la influencia de algunos italianizzati, como Pierre-Henri de Valenciennes, de que se exponen dos obras con sendas loggie romanas. Y convivir en el XIX, durante la hegemonía de la pintura histórica con la escuela de Barbizon, de la que hay abundante representación, Corot, Díaz de la Peña, Rousseau, Daubigny etc. Estos de Barbizon, cómo no tratándose de pintores, formaban una hermandad y por eso, quizá, atrajeron a los impresionistas al bosque de Fontainebleau en donde ellos trabajaban.

Da gusto encontrar viejos conocidos y obras que uno desconocía, muchas, lo que convierte la visita en un placer. La división por temas, un acierto, trae continuamente a la memoria otros ejemplos. Es imposible no recordar a Claude Lorrain al entrar en la sala de ruinas, azoteas y tejados, igual que los bosques de Monet evocan los grandes paisajistas holandeses, Ruisdael o Hobbema y, por supuesto, los ingleses, Constable (del que hay varias obras) con aquel padre espiritual del impresionismo que fue Turner. Hay asimismo alguna muestra de paisajística norteamericana, a la que no suele prestarse la atención que merece, con obras del venerable predecesor Asher Durand, el inspirador de Alfred Bierstadt quien, sin embargo, no parece habernos visitado. Estos norteamericanos ya practicaban la pintura al aire libre mucho antes de que los impresionistas teorizaran sobre ella. Y ¡qué aire libre! Desde el Niagara las Rocosas y de allí al Yosemite: abrieron un continente. El Oregon Trail es inolvidable.

Hay más gratas sorpresas. Desde luego, los propios impresionistas, Monet, Manet, Van Gogh, Renoir, Sisley, etc. Marinas, torrentes, riachuelos, campos de trigo, los acantilados de Etretat, los pueblos de Normandía, Honfleur y también Argenteuil y las proximidades de París. Esa fusión del impresionismo con sus predecesores permite asimismo ver a estos con nuevos ojos. Creo que es la primera vez que me he tomado en serio uno de esos cuadritos galantes de Boucher en los que los más frondosos robles sirven para que de sus ramas se columpien adorables damiselas con el rostro emplastado de polvos de arroz con un lunar.

Y hay rocas. Se exhibe Peñascos en el bosque, de Cézanne (1893) que podría pasar tranquilamente por un manifiesto cubista. Y es que la exposición también trae muestras postimpresionistas. Hay algunas piezas del suizo Hodler que nunca ha sido de mi gusto pues recuerda un poco los vitrales de las iglesias y unos terribles nubarrones sobre el Mar del Norte de Emil Nolde que son ya completamente expresionistas.

Junto a esta espléndida exposición hay otra minúscula (y gratuita) que alberga diez obritas, quinta edición de Miradas cruzadas, consagrada ahora al Juego de interiores. La mujer y lo cotidiano. Son piezas de la colección permanente del museo destinadas a mostrar esa redundancia de la mujer y lo cotidiano. La mujer en el ámbito privado, aislado, recluido, alejado del público, que es territorio viril. Desde la pintura holandesa a los interiores del siglo XX. En fin, un anticlimax del 8 de marzo, día internacional de la mujer.

dissabte, 9 de març del 2013

Cospedal y la reducción al absurdo.

De todos los políticos desagradables del PP -y hay un buen puñado- la más repulsiva es Cospedal. Su carácter altanero, desabrido, agresivo, provocador; su sectarismo, su angosto horizonte intelectual, su tendencia al embuste y al infundio hacen de ella lo contrario de lo que debe ser una política capaz de comunicarse con la ciudadanía, de identificarse y solidarizarse con sus problemas. A su lado, las cantinflerías de Floriano, las milongas de Arenas o las insensateces de Pons resultan sesudos discursos. Su característica mala fe provoca tal rechazo que ni cuando se ve obligada a hacer el ridículo en público tartamudeando mentiras evidentes despierta simpatía. Al contrario, el lamentable balbuceo que protagonizó tratando de explicar el finiquito en diferido de Bárcenas se ha convertido ya en un clásico de la hermenéutica bufa.

Cospedal no se arredra ante las cuestiones más arriesgadas y resbaladizas y habitualmente sale de ellas tirando por elevación mediante la reducción al absurdo. ¿Se discute sobre la sensibilidad social de los partidos en España? La secretaria general zanja el asunto asegurando que el PP es el partido de los trabajadores. El partido que ha destruido el ya débil sistema jurídico de protección al trabajo, el que ataca a los sindicatos y priva de prestaciones a los más vulnerables es el partido de los trabajadores. ¿Es o no absurdo?

¿Se habla de supuestas actividades ilícitas de espionaje del anterior gobierno socialista? Cospedal denuncia impertérrita que ese gobierno hizo de España un Estado policial. Sin pruebas, sin ir a los tribunales, sin retractarse cuando se le pedía. Y ello al tiempo en que se investigaba la trama de espionaje llamada gestapillo en la Comunidad de Madrid. Otro obvio absurdo.

¿Se habla de la necesidad de acabar con la corrupción en la política española? La presidenta de Castilla-La Mancha sostiene que el PP es el partido más transparente. Ahogado en la corrupción, rehén de un presunto delincuente, sospechoso de haber estado saqueando las arcas públicas en diversos puntos de España, con un presidente acusado de recibir dineros ilegales, con procesos abiertos por doquier por corrupción, cohecho, malversación, apropiación indebida, estafa, es un partido transparente. Pura reducción al absurdo.

Ayer, día internacional de la mujer trabajadora, Cospedal rizó el rizo con unas declaraciones en contra de las cuotas femeninas que revelan su mala fe y su inquina hacia todo lo progresista y de lo cual, sin embargo, hipócritamente se beneficia. ¿O cree alguien que en una España basada en la idea de género de la muy beata Cospedal una mujer en su situación civil y social hubiera podido tener un hijo por inseminación artificial? Eso es posible gracias al sacrificio y la lucha del movimiento feminista que Cospedal odia. No cabe mayor doblez, en todo similar a la de esos gais ocultos que propugnan leyes antigais.

La prueba es simple y está en el empleo de ese término machista. Las cuotas son machistas, dice la buena señora. Se trata de un robo lingüístico. El término machista y sus connotaciones es un hallazgo de la izquierda para caracterizar precisamente los roles de género y el patriarcalismo de las relaciones sociales que la derecha, con Cospedal al frente, defiende, desde la segregación por sexos en las escuelas del ministro Wert a la consagración de la familia cristiana (la del Pater familias, vamos) que el ministro Fernández Díaz, otro ilustrado, llama natural. Secuestrar términos y significados, utilizarlos para lo contrario de lo que son, instrumentalizarlos, emascula su fuerza crítica y convierte el debate público en un absurdo. Que quien se pone un velo y una peineta y se somete a la voluntad omnímoda del colegio de varones en la iglesia hable de machismo carece de sentido.

Porque no es cierto que las cuotas sean machistas. Al contrario, machismo es que no haya cuotas que protejan a las mujeres en sociedades claramente machistas, en donde se las explota, se las discrimina negativamente, se las maltrata y se las asesina a decenas. Sin embargo el argumento es tendencioso, falaz y engaña a mucha gente, diz que de buena fe. Vamos a suponerlo así, aunque tiendo a pensar que quienes son engañados, en el fondo, lo quieren. Porque precisamente la aparente fuerza del argumento (esto es, las cuotas humillan a las mujeres que valen porque desmerecen su mérito) muestra su falsedad. La subalternidad de las mujeres se remonta a los tiempos de Maricastaña, impregna las culturas, las tradiciones, las instituciones, el arte, la filosofía y hasta la misma lengua, ahormada en un uso sexista que salta siempre en todo discurso. Decir que esta situación de milenios, cuyo veneno se ha incorporado a la socialización de las mismas mujeres, puede cambiarse de la noche a la mañana mediante una ley, promulgada, además, por el partido socialista es incurrir en engaño. Decir que, de ahora en adelante, vivimos en una mundo de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en el cual cada uno de los sexos puede y debe mostrar lo que vale sin ayudas o prótesis, pasa del engaño al insulto.

Tómese un ejemplo sencillo: la emancipación de les esclavos negros en los Estados Unidos en el siglo XIX. El ejemplo es pertinente porque los dos movimientos, el abolicionista y el feminista unieron fuerzas en su lucha. Pues bien, ¿cree alguien en serio que la discriminación positiva y las cuotas a favor de los negros era una prueba del supremacismo blanco? ¿No es obvio que, dada la preterición secular de los esclavos estos jamás podrían competir con los blancos libres si la colectividad no los protegiera y amparara? ¿No fue necesario reformar la Constitución para que los Estados del sur no privaran a los negros del derecho de voto, aun habiendo sido emancipados?

Pues lo mismo con las mujeres. Pero hay más. Otro de los argumentos aparentemente redondos del discurso machista disfrazado de feminista en contra de las cuotas es el de la discriminación positiva. Esta atenta, se dice, contra el Estado de derecho porque rompe el principio de igualdad ante la ley. La desvergüenza sonroja. O bien cabe llamar Estado de derecho a cualquier cosa o el argumento es un sofisma. Estado de derecho se llamó a un constructo en el que se ejercía un derecho de sufragio universal que excluía a las mujeres. Originariamente proclamó una Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano de la cual también estaban excluidas las mujeres. En el Estado de derecho, "universal", al parecer, quiere decir la mitad del universo. Y con mala uva. Cuando Olympe de Gouges publicó su Declaración Universal de Derechos de la Mujer y la Ciudadana, su osadía le costó la cabeza.

El Estado de derecho fue compatible con códigos civiles que trataban a la mujer no ya como desigual ante la ley sino como menor de edad sometida a tutela, y códigos penales que convertían en delitos derechos de las mujeres y las criminalizaban con mayor dureza que a los hombres. Y ahora, una discriminación positiva pensada para ayudar a una parte de la población secularmente preterida, humillada, ofendida y agredida, resulta que atenta contra la igualdad ante la ley. Eso se llama morro y morro machista.

Quienes han sufrido injusticias permanentes, expolios sistemáticos, genocidio (el feminicidio es una forma de este) tienen derecho a reparación y compensación. Es algo que se reconoce a los antiguos esclavos, a los pueblos indígenas expoliados por la codicia de los hombres blancos, a las comunidades étnicas despojadas de sus tierras, a los judíos, perseguidos por doquier y víctimas de la inhumana solución final ¿y no va a reconocérsele a una parte de la población que ha sido tradicionalmente discriminada en el mundo entero desde el comienzo de los tiempos?

Ese es el machismo reducido al absurdo de Cospedal y todas las cospedales que, a derecha e izquierda, tratan de apuntillar el feminismo prostituyéndolo.

El PSOE también muestra la patita.

Había que celebrar el ocho de marzo. Así pues el PSOE, celebró una reunión de mujeres en su sede en Ferraz en donde, seguramente, se trataron cuestiones de interés para el feminismo. Los socialistas han sido bastante timoratos en su obra legislativa en favor del adelantamiento social de las mujeres. Pero son los únicos que han hecho algo real, práctico, tangible, en ese sentido. Había, pues, mucho or tratar.

Pero, al mismo tiempo, a 450 Km al NO, en Ponferrada, capital de la noble comarca de El Bierzo, se desarrollaba un episodio en todo contrario al espíritu que, sin duda, prevalecía en Ferraz. El aprovechamiento del transfuguismo -ya condenable en sí- se complementaba con el de un caso de acoso sexual. Una cosa es lo que se dice en la sede y otra lo que se hace en las agrupaciones. El secretario de organización no vio inconveniente en condonar la operación. Y el secretario general, como siempre, no se enteró o se enteró tarde y hubo de tomar una medida drástica que no le ha evitado dar la impresión por enésima vez de no estar a la altura de las circunstancias. Y a un coste altísimo para el prestigio del partido en cuestiones feministas. Una prueba más de que el machismo insidioso se hace presente al menor descuido y obliga a una actitud de vigilancia permanente con perspectiva de género obligatoria. ¿O cabe pensar en algo más machista que celebrar el día de la mujer proclamándose alcalde con el voto de un acosador sexual?

divendres, 8 de març del 2013

Felicidades a todas.

¡Feliz día de la mujer!

Especialmente dedicado a las más estúpidas machistas actuales: las mujeres que rechazan las políticas de cuotas por considerarlas machistas. Ejemplo perfecto de las esclavas felices. Cosa que no tendría nada de malo si se limitaran a serlo ellas mismas. Pero, por desgracia, son las más activas en el intento de mantener la esclavitud de las demás, a las que pretenden engañar con los razonamientos del amo.

Está empíricamente demostrado que los países que más avanzan en la igualdad de las mujeres, que cuentan con más de estas en las instituciones públicas y en la actividad privada son los que aplican políticas de cuotas. Pero eso no afecta a la siniestra actividad de estas lacayas porque lo suyo no es el reconocimiento de la realidad, sino la doctrina a machamartillo, en especial, la de la iglesia católica, probablemente la institución más misógina de la tierra. 

Las mujeres que rechazan la política de cuotas son las que se someten a la política de cuotas alternativa, la masculina que, por supuesto, no se llama así, sino que se considera natural a la especie pero tiene un porcentaje del cien por cien. El ejemplo más acabado esa misma iglesia católica, que afirma tener en alta consideración a las mujeres, pero les prohíbe el ejercicio del sacerdocio, reservado en un cien por cien a los hombres, aunque tengan a gala no ejercer como tales. Esa iglesia en la que tan a gusto están las más granujas de las mujeres: las que niegan las políticas de cuotas -únicas que pueden favorecer a las de su sexo- con argumentos falaces.

La lucha por la supervivencia.

El presidente del gobierno es un hombre acosado, a la defensiva, encerrado en su búnker de La Moncloa, ensimismado, sin dar explicaciones ni ruedas de prensa y aferrado a un discurso oficial en el que nadie cree, como esa afirmación, que ha repetido en el Senado, de que el déficit está en el 6,7% del PIB cuando todo el mundo sabe que está en el 10,2%. El hombre está luchando por su vida política. Se le ha venido encima una interminable avalancha de escándalos mayúsculos, de presuntas corruptelas, practicadas hace años, prácticamente identificadas con el partido del gobierno que él preside y del que por lo tanto es responsable desde 2004, ocho años antes de llegar a la alta magistratura que ahora ocupa.

El silencio hermético de Rajoy en el asunto Bárcenas ha carbonizado literalmente una batería de segundos, la secretaría general, los vicesecretarios, los portavoces. La acumulación de embustes y dislates que han protagonizado unos y otros en los últimos tiempos en comparecencias cómicas los ha convertido en versiones contemporáneas del que recibe las bofetadas. Ver a Cospedal hablando de la simulación de salario en diferido a Bárcenas y escuchar a Carlos Floriano pidiendo por la radio que se ponga límite a la libertad de expresión,(cosa que recuerda mucho la afición de la delegada del gobierno a modular el derecho de manifestación) produce desconcierto y algún temor. Es obvio que ya no saben qué decir ni cómo disimular el pandemónium presuntamente delictivo en el que están metidos y que les vendría de miedo una mayor represión de derechos o incluso suspensión de ellos. En un clima de democracia abierta, crítica, la situación del gobierno y su partido es insostenible pues, quieran reconocerlo o no, hagan o no vudú con su antagonista, están a merced de las peripecias procesales de un presunto delincuente.

Pero ¡qué delincuente! Bárcenas parece ser el Forrestal de la estafa. Los tiene a todos agarrados por el gañote. El juez Ruz ha pedido los papeles depositados en la notaría, en los que vaya usted a saber lo que hay. Quizá los temibles recibís, de los que habla la maledicencia periodística. Quizá cosas aun peores, más incendiarias. Si, como presume el juez, hay un vínculo entre la contabilidad barcéniga y la gurteliana, se habrá cerrado el círculo de la corrupción, del que es imposible que salga Rajoy indemne. 

El extraño comportamiento del presidente ausente autoriza a pensar que ha adoptado una táctica numantina. Está dispuesto a mantenella hasta el final y a hundirse no solo con su gobierno sino con su partido y quién sabe con qué destrozos institucionales. Es una lucha por la supervivencia a dentelladas; mudas, pero dentelladas.

La ayuda milagrosa, el deus ex machina aparece ahora en la figura de Mas y su decisivo giro soberanista. Es obvio que los nacionalistas catalanes tienen derecho a plantear sus reivindicaciones cuando lo consideren pertinente. Y lo es también que aprovechen las circunstancias quizá por entender que en el actual guirigay español tienen más posibilidades. Pero no cabe negar que su actitud, su planteamiento, proporciona  una magnífica ocasión al gobierno para enarbolar la bandera de la unidad de la Patria y desviar la atención del cenagal de corrupción en el que chapotea. Esa bandera es muy prometedora porque en torno a ella se arracima el PSOE, hoy en una crisis grave a causa de su reacción al catalanismo de una parte de él mismo. El nacionalismo español bipartidista resurge potente y busca la confrontación con el catalán, quien tampoco la rehúye.

Los gestos torvos, el cruce de amenazas en el aire preparan momentos de mayor tensión entre el Estado y una de sus más díscolas comunidades autónomas. Los toques a rebato suelen tener muy buen efecto a la hora de dirigir la atención pública en un sentido y apartarla de otro. Ahora no hay tiempo de ocuparse de las pendejadas de Bárcenas, pues nos ataca el catalán separatista. Hasta los socialistas están con nosotros en preservar la unidad de la Patria. Lo demás son chorradas.

Pero chorradas en sede judicial. Los procedimientos siguen su curso, lento, aunque inexorable. ¿Qué sucede si aparecen nuevos supuestos beneficiarios de la contabilidad barcéniga y la largueza gürteliana? ¿Qué si se imputa a alguno de los altos cargos del gobierno o del partido? Resulta así que, queriendo abrir un frente de batalla con el nacionalismo catalán para ocultar el otro, el de la corrupción, lo único que va a conseguir el gobierno con sus magras fuerzas es dividirlas aun más. 

Si Rajoy no recapacita el futuro es inquietante.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dijous, 7 de març del 2013

Ahogados en la corrupción.

La corrupción es la segunda preocupación de los españoles. Escala puestos. No los suficientes. Debiera ser la primera porque en ella está el origen de nuestras desgracias. Palinuro odia repetirse pero es claro que el caso Bárcenas revela una situación de corrupción generalizada, estructural, al menos en los predios del PP. Y parece que CiU no le va en zaga. A lo mejor es este un rasgo común de catalanes y españoles: la picaresca de altos vuelos.

Si al de Bárcenas se añade el caso Urdangarin, lo que hay es una situación corrupta sistémica. No queda nada en pie del sistema de la transición. Si acaso aquellos sectores o profesiones que la opinión pública sigue valorando: los médicos y los profesores. Esa misma opinión pública tiene en muy baja estima a los jueces y eso, me temo, es injusto. Con sus más y sus menos, el poder judicial está dando pruebas de una independencia tanto más loables cuanto más hostigada se encuentra por los poderes públicos.

La reacción de los distintos sectores, estamentos, fuerzas sociales a esta situación tan angustiosa únicamente la empeora. El gobierno está reaccionando a una crisis de esta gravedad con una actitud que es sencillamente intolerable en democracia: con el silencio. Una cerrazón tan absoluta que raya en lo neurótico, en lo patológico cuando se ve cómo, en efecto, Rajoy lleva dos meses sin pronunciar en público el nombre de Bárcenas, el menda cuyos papeles lo acusan de haber recibido cantidades de dinero en B. Este giro plantea el asunto en términos de honor personal dificilmente soportables. Sobre todo cuando se comprueba que, además de no mencionar su nombre, Rajoy tampoco procede judicialmente en defensa de su honor. Ni siquiera ha suscrito esa ridícula demanda de su partido, no a Bárcenas, sino a El País. Si el honor solo se lava con sangre, la verdad es que esta peripecia exige, cuando menos, la dimisión de Rajoy. No es de recibo que el presidente del gobierno sea sospechoso de haber cometido una ilegalidad y pueda ser imputado en algún momento.

El PP no puede seguir mintiendo a los ciudadanos varias veces al día. El finiquito de Bárcenas, el empleo de Sepúlveda, las trolas sobre la finalmente escamoteada auditoría externa son un mosaico de embustes en cadena que han destruido el crédito del partido. Por eso, cuando Cospedal afirma que es el más transparente (ella, cuyas declaraciones ni se entienden) la gente lo toma como cuando dice que el PP es el partido de los trabajadores, esto es, a recochineo. Y a recochineo se toma todos los anuncios de medidas del gobierno para restaurar el prestigio de la política o adoptar códigos de buenas prácticas y lucha contra la corrupción, de los que lleva ya aprobados varios y aplicado ninguno.

Aquí no hay más salida que la dimisión del gobierno cuya autoridad para imponer las drásticas medidas que pretende en todos los campos (sanidad, educación, justicia, etc) es inexistente. Y la convocatoria de elecciones anticipadas. Una perspectiva que pone los pelos de punta a más de uno porque no hay mucho en donde elegir.

Eso nos lleva a la reacción de la oposición, específicamente de la socialista. Es inexistente. No hay oposición. Hay síndrome de Estocolmo. Se disfraza de sentido de Estado pero, en el fondo, es aceptación del punto de vista del adversario, el enemigo, el secuestrador. La dirección del PSOE sigue en sus trece de oposición responsable consistente en ofrecer pactos de Estado para todo. Carente de una oposición real, el gobierno tiende al autoritarismo con rasgos despóticos. Y, efectivamente, nadie coordina fuerzas para presentar una moción de censura que lo obligue a explicar lo que no quiere explicar. Pero la oposición (socialista) no quiere hacer sangre, es responsable, prefiere no poner al gobierno en aprietos.

Solo parece haber dos razones para esta actitud acomodaticia del PSOE que le resta tanto crédito como al poder político sus mentiras. Una es , en efecto, la proximidad, la semejanza entre las experiencias de los dos dirigentes de los partidos mayoritarios. Partido que, por expresa manifestación de Rubalcaba, cabe considerar como dinásticos. La otra es la recrudescencia del nacionalismo catalán, que ha provocado una escisión de hecho en el socialismo, quiera este admitirlo o no. En este asunto la dirección del PSOE está más cercana al PP que al PSC. Los dos partidos mayoritarios, además de dinásticos, son nacionalistas españoles. Se acabó la época en que estos sostenían no ser nacionalistas, pues nacionalistas solo lo eran los llamados periféricos.

A la sombra de los indignados.

María Luz Morán (Coord.) (2013) Actores y demandas en España. Análisis de un inicio de siglo convulso. Madrid: La catarata, 238pp.

Esta crisis tan prolongada y profunda está teniendo consecuencias notables en las pautas sociales, las formas de acción, las respuestas institucionales, las tácticas de los agentes que se habían dado por supuestas en los años anteriores. Nuestros sistemas políticos están cambiando a ojos vistas. Aparecen nuevos actores; los antiguos cambian de tácticas o se transforman ellos mismos; surgen otras demandas; se recurre a repertorios distintos. La sociedad española marcha a ciegas por una camino nuevo, en un clima de creciente conflicto social, sin que nadie tenga prestas fórmulas para resolver los problemas y, menos que nadie, el gobierno y el parlamento.

Por eso es muy de celebrar que se haya acometido una tarea analítica de la situación desde una perspectiva académica, sistemática a la par que distanciada y objetiva. Es lo que ha hecho María Luz Morán, reuniendo un grupo de excelentes profesionales y encomendándoles una especie de informe o estado de la cuestión en las diversas realidades que articulan el sistema político. Hay, así, un capítulo dedicado a los inmigrantes, otro a los hackactivistas, otro a los jóvenes, a los partidos políticos, a la prensa, a la Iglesia, el antiterrorismo y el movimiento de los indignados. Se corona el manojo con un brillante capítulo de síntesis teórica a cargo de Gil Calvo, cuya lectura por sí sola ya justifica la de todo el libro.

El capítulo de la inmigración (E. M.Coppola y A. M. Pérez) estudia con tino la distinta percepción del fenómeno inmigratorio con el agravarse de la crisis, tanto en la opinión pública (p. 21) como en los partidos políticos (p. 22), da fe de la debilidad de las demandas de los actores en tiempos de crisis en que prevalece el silencio sobre la inmigración (p. 32), lo cual puede ser hasta prudente si se piensa en lo que los autores llaman la "fractura del muro de contencion", cosa que se ve en la aparición de Plataforma per Catalunya (p. 34).

Es muy interesante el capítulo sobre hackactivistas (J. M. Robles, D. Redondo, A. Rodríguez y S. De marco) porque confirma el avance en el estudio de esa política nueva que es la ciberpolítica. De hecho el libro entero acusa esta orientación pues, aunque solo un capítulo se ocupe en concreto de los indignados, todo el estudio está, en el fondo, a la sombra de estos. Poner el foco en los hackactivistas que son, obviamente, actores nuevos, está bien. Pero dado que el sujeto del nuevo ámbito digital es el internauta, convendría especificar las diferencias entre ambos pues si todo hackactivista es un internauta, la proposición inversa no es cierta. Surgen entonces preguntas bien interesantes: ¿cuándo pasa un internauta a ser un hackactivista? ¿Qué cantidad de hackactivismo hay en internet?

El estudio sobre los jóvenes (J. Benedicto y M. L. Morán), bien provisto de datos, expone las dificultades, los problemas y preocupaciones juveniles (p. 66) con notable fuerza de convicción, estudia los obstáculos actuales a la politización de las demandas juveniles (p. 71) y concluye considerando la posibilidad de que estas insuficiencias generen una sociedad débil (p. 76), interesante concepto sobre el que aún cabe reflexionar.

En cuanto a los partidos políticos (E. del Campo) pinta un panorama crítico, casi agónico de los partido políticos, cuyo deplorable comportamiento general (incumplimientos en especial) les ha ganado la desconfianza de la gente, su desafección, la aparición de movimientos como el de Beppe Grillo (p. 90) o los indignados, con su fuerte orientación apartidista. Del Campo advierte que la sociedad ha sabido adaptarse mejor que los partidos y recomienda a estos que aprendan a actuar en la red (p. 105). En realidad, hacen lo que pueden. Pero tienen difícil adaptación y, sin embargo, es imperativo que lo logren. No se ve por qué internet obliga a las profesiones a reinventarse (los periodistas, los profesores, los abogados, los traductores, los arquitectos, etc) pero no a estas venerables instituciones partidistas que vienen del siglo XIX. Tiendo a ver el Movimiento Cinco Estrellas más como un heraldo del futuro que como un síntoma pasajero de una crisis.

El ensayo sobre la prensa tradicional en España (A. R. Castromil y J. Resina) trae de nuevo los indignados a escena para aquilatar el comportamiento de la prensa tradicional y considerarla deficiente hasta el punto de plantearse la pregunta que se alza en todas las redacciones: ¿son las NNTT un substituto mediático? (p. 115) Sus ventajas son indudables y los autores las analizan con detalle y acierto y especial tino al dar cuenta de la polémica entre ciberoptimistas y ciberpesimistas (p. 118).

El capítulo sobre la Iglesia (J. de Andrés) es un estudio densísimo que, en muy breves páginas, sintetiza el sentido completo de la acción de la Iglesia en los últimos años, su panoplia de repertorios y el carácter de sus demandas. Un capítulo así solo puede ser el resultado de una trabajo de años, metódico y muy bien indagado. Es imposible dar cuenta de la riqueza del estudio. Señalo tres hallazgos entre otros muchos: el uso de las misas (cuatro en total) como hitos que permiten observar la acometida de la Iglesia en pro de la "reevangelización de España" (p. 134); los repertorios de actuación según que la Iglesia actúe como grupo de presión o como Estado (p. 146); la sutil clasificación de las demandas de la Iglesia, coronadas con el binomio matrimonio-patrimonio (p. 151). Hay que leerlo.

El trabajo sobre el antiterrorismo (L. F. de Mosteyrin) que antaño hubiera narrado explosiones y atentados, versa ahora sobre el ocaso del terrorismo. Registra el momento del giro con los hechos que condujeron al Foro de Ermua y la aparición de ¡Basta Ya! (p. 166) (por cierto, reaparecido recientemente) y que fueron el inicio de la política de tolerancia cero, alimentada asimismo por el impacto del 11-S. Está muy bien el tratamiento del todo es ETA y la doctrina de los círculos concéntricos del juez Garzón (p. 172), a quien el destino reservaba una jugada. Y está muy bien asimismo que se contrapongan los argumentos a favor y en contra.

Por último, el estudio sobre los indignados propiamente dichos (P. L. López) aborda el fenómeno desde la perspectiva del empleo político de los espacios públicos. La calle es nuestra (p. 192) y, a este grito, se traza la historia de los indignados españoles desde el barrio Malasaña al 15-M en la tarea de construcción de espacios simbólicos (p. 196), lugares para una nueva forma de acción política. La importancia de las NNTT en el movimiento indignado no puede exagerarse (p. 199). Por supuesto que no. Un ciberoptimista como Palinuro sostiene incluso que los indignados son la personificación de los actores en ciberpolítica.

El epílogo, Dramatizar la agenda. La construcción performativa del antagonismo (E. G. Calvo) es un intento de síntesis teórica de alto vuelo. El fin de siglo coincide con la crisis de la democracia volátil (p. 217) que, supongo, tendrá algo que ver con la sociedad débil de Benedicto/Morán. En apoyo de la idea, Huntington, Giddens, Manin. Yo hubiera añadido la liquidez de Baumann, para hacer más redondo el espejo postmoderno. La crisis de la sociedad se articula en los tres factores de la mercantilización, la mediatización y la deslegitimación. Un juicio tan certero como penetrante. La reacción nos lleva directos al terreno de los superlativos esdrújulos o el campo de los novísimos, novísimas respuestas a la crisis; novísimos movimientos sociales, detectados de la mano de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau (p. 224), pues los nuevos movimientos sociales, lexicalizados como tales, son cualquier cosa menos nuevos; novísimos repertorios retóricos. Sin ir más lejos, FB y no hablemos ya de Twitter, allí donde se produce lo que anuncia el título del ensayo: el encuadre antagónico, el ciberactivismo y el giro performativo (p. 225), convenientemente apoyado en los elementos de toda performance de Jeoffrey Alexander (p. 232). Un trabajo bien interesante y, como dicen los blogueros, muy currao.

Todo el libro es muy interesante e innovador.

dimecres, 6 de març del 2013

Muere el caudillo.


No me cuento entre los fans de Hugo Chávez ni de lejos. Pero, aunque no fuera nada del otro mundo, la estofa de los argumentos que se emplean para atacarlo haría de él un hombre grande. Y eso sin cuestión ideológica ni personal alguna.

Era un caudillo, en efecto, con unas formas y modos de gobierno muy personales y rompedores. No era un hombre del común. Caudillos fueron, en cierto modo, Roosevelt, Churchill o DeGaulle. Hombres poco corrientes, que hacían cosas poco corrientes, que rompían moldes. Como Chávez. Pero aquellos ganaban elecciones. Como Chávez. Eran caudillos democráticos, que guiaron a sus pueblos en situaciones difíciles. Como Chávez. Creen quienes lo tachan de "caudillo" que todos los caudillos son como los que ellos veneran. Y no es el caso.

Chávez era un gobernante populista y mediático. Controlaba los medios públicos y hasta tenía un programa de TV, Aló, Presidente!, un poco estrambótico. Pero también tenía enfrente una poderosa batería de medios privados (audiovisuales y prensa) que iban -y van- al degüello. Es de risa que las críticas más feroces contra Chávez en España salgan de los beneficiados del control absoluto que el gobierno ejerce sobre todos los medios públicos y gran parte de los privados. Como en Italia. Los más antichavistas son los berlusconianos, quienes gobernaron con control total de los audivisuales (públicos y privados) y gran parte de los escritos.

Como la corrupción. Ignoro cuál sea la ejecutoria de Chávez pero sé que, si hubiera algo, la legión de sabuesos, espías, confidentes y judas que la derecha venezolana y mundial habrá lanzado sobre ella, lo hubiera propalado por doquier a los sones de la marcha triunfal de Aida. También tiene gracia que, quienes más insinúan comportamientos corruptos del militar venezolano (de insinuar no pasan) sean quienes apoyan cerradamente un gobierno cuyo presidente está acusado de recibir pagos ilegales sin que, dos meses después, haya acudido a los tribunales en defensa de su honor o haya dimitido al reconocer que el honor estaba perdido.

El odio de la derecha a Chávez cristaliza en el famoso ¿Por qué no te callas? Que sonó a la voz de la  España rancia acallando la América Latina rebelde. ¿Con qué autoridad? El tiempo la ha mostrado. El venezolano calló. Pero su vida habla hoy por él. El español hizo callar. También su vida habla por él. Chávez habrá hecho de las suyas pues era hombre temperamental. Pero no consta que viviera recluido en una burbuja protegida por unos medios timoratos y cómplices y unos servicios de seguridad dedicados, al parecer, a menesteres impropios. Un ambiente cortesano en el que se entrecruzan los granujas, los conseguidores, los aduladores, los validos y las amigas entrañables. ¿Quién calla a quién?

Chávez fue un caudillo populista democrático. Un militar golpista que supo redimirse (y, de paso, mostrar la valía de sus intenciones primeras) aceptando el sacrosanto principio de que al poder legítimo solo se llega mediante la voluntad libremente expresada de la mayoría de los ciudadanos y solo se conserva legítimamente mientras esa mayoría así lo decida. Aquel rapaz nacido en la miseria ha sabido labrarse un lugar brillante en la historia, mucho más noble que el de sus enemigos.

Que la tierra le sea leve y no digáis nunca de un hombre que fue feliz en tanto no haya muerto.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia Creative Commons).