dilluns, 5 d’octubre del 2009

Los enviados.

Este Papa, un intelectual alemán con opiniones propias, gusta de agitar las aguas de los círculos intelectuales con sus posiciones teológico-filosóficas y siente particular predilección por el apostolado cristológico. En 2007 publicó un libro sobre Cristo debidamente reseñado en Palinuro y éste publica uno sobre los apóstoles que complementa aquel. Este texto, (Los apóstoles y los primeros discípulos de Cristo, Madrid, Espasa, 2009, 207 págs) con todo, es más de circunstancias porque consiste en una recopilación de algunas de las catequesis que el Romano Pontífice dio a lo largo del año 2008 con motivo de sus audiencias generales una vez por semana. Las dedicó a reflexionar sobre los apóstoles en conjunto y luego uno a uno, personalizándolos y, aunque el texto es algo irritante por el inevitable tono catequético, no deja de tener su interés tanto por lo que se dice como por lo que se deduce de la posición papal.

En sentido general, en cuanto al nacimiento del apostolado, Benedicto XVI sostiene que éste es la base de la tradición de la Iglesia y el origen de la institución episcopal. Ciertamente, la columna vertebral del invento. Los apóstoles son los discípulos de Cristo, aquellos a quienes éste escogió personalmente para predicar mundo adelante. Son, pues, los príncipes de la Iglesia. Benedicto se esfuerza por enlazar con el mundo veterotestamentario, de donde obtiene legitimidad para su Iglesia. Y así, recuerda que los apóstoles son doce como las tribus de Israel. Luego añade una especie de cábala aritmética que no estoy seguro de si el hombre no la cree a pie juntillas: doce es el resultado de multiplicar tres (número perfecto) por cuatro (los puntos cardinales) (p. 42), o sea, la perfección enviada a predicar a la rosa de los vientos.

De los apóstoles, hoy día, lo más llamativo es que sean sólo hombres. El Papa parece no darse por aludido con esta molesta cuestión de género y, al final, respira por la herida. Las mujeres aparecen en los dos últimos capítulos de la obra. En el penúltimo, al tratar el caso del matrimonio de Priscila y Aquila. Una mujer, cónyuge y (quizá, pues no está el asunto claro) mártir temprana, es una figura muy aceptable para la Iglesia católica. Pero no es suficiente. Por eso, Benedicto XVI se siente obligado a dedicar el último capítulo a las mujeres, a la función de las mujeres en la Iglesia catolica. No a una o a otra, sino a la mujeres en general que, dice, colaboran al desarrollo de la Iglesia de modo decisivo. ¿No fue María de Magdala llamada "apóstol de los apóstoles" por Tomás de Aquino? Frente a esta importancia esencial de carácter simbólico, el Papa reconoce que esta visión de las mujeres contrasta con la prohibición tradicional de que hablen en las asambleas y se escurre diciendo que no es asunto que quepa tratar aquí. Que las mujeres callen en las asambleas, que no sean sacerdotisas..., es mucho lo que la Iglesia católica tiene que reconsiderar en cuestión de género si quiere sobrevivir.

Porque éste es uno de los aspectos más curiosos de la historia del apostolado que el libro relata. Uno de los aspectos en los que la intervención de los apóstoles es decisiva para la prosperidad de la Iglesia es en la adaptación de ésta a las condiciones del siglo. Ya al considerar a los apóstoles singularizadamente, el Papa trata la cuestión que primero se plantea en la prédica del Evangelio: ¿a quién hay que evangelizar, a los judíos o a todo el mundo? Cristo insiste en que a todo el mundo y son luego los apóstoles quienes se encargan de dar forma práctica a esta orden del maestro: en un caso, eliminando la obligación que se imponía antes a los gentiles conversos de abrazar la ley de Moisés en su totalidad. Tal fue la tarea, nada desdeñable, de Santiago el Menor que, en esto, es más importante que el Mayor. Benedicto XVI lo entiende muy bien: la iglesia se legitima a través del Antiguo Testamento pero, para los creyentes, basta con que se sepan hijos de Abraham. Y en otro momento, asunto decisivo, otro de ellos se encarga de eliminar el trámite, más bien engorroso para los hombres, de la circuncisión. Que no quepa distinguir a judíos de gentiles así son cristianos.

Los apóstoles predican la Iglesia al mundo (hay trozos verdaderamente estomagantes en el libro acerca de la comunión, la unidad, el fundirse de todos en Cristo, la desaparición del individuo, que le hacen a uno recordar con verdadera delectación las diatribas de Nietzsche contra la "moral de esclavos" del cristianismo) y, curiosamente, introducen el mundo en la Iglesia. Esta tarea es la que el Papa admira pero, curiosamente, no se la aplica. Lo suyo es llamar "tradición" a los apóstoles y respetarla, pero no cambiarla para mayor gloria de la Iglesia que es lo que hicieron aquellos. Ese es el verdadero fracaso intelectual del Pontífice y un drama personal: su inquieta personalidad filosófica que debería llevarlo por estos derroteros queda castrada por su carácter rígidamente conservador. Habla de los apóstoles, pero es incapaz de entenderlos en la audacia de su condición de hombres sencillos. Sólo se siente a gusto con Pablo, que no era apóstol.

En efecto, era imposible que faltara aquí la referencia al personaje decisivo en la consolidación de la Iglesia pero que no era apóstol en el sentido prístino del término, sino a través de la simbología del llamado milagroso de Cristo ("Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"), san Pablo, a quien, en el fondo, dedica sus esfuerzos el Pontifice porque es la figura que más le convence. Tanto desde el punto de vista biográfico por lo que supone de superación personal como del teórico, que es el que más lo tranquiliza. En cuanto a lo biográfico, recuerda el Papa que Pablo relata haber sufrido "en trabajos, más; en cárceles, más; en golpes, de sobra; en peligros de muerte, muchas veces...; tres veces fui azotado con varas, una vez apedreado, tuve tres naufragios...; en viajes a pie, muchas veces, con peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; con trabajo y fatiga; con noches sin dormir, muchas veces; con hambre y sed; con ayunos, muchas veces; con frío y desnudez; sin contar lo que habría que añadir, mi carga de cada día, la preocupacion por todas las Iglesias" (II, Cor, 11, 23-28) (p. 154). Eso es una vocación en el sentido que recuerda Weber del vocare latino.

Y también en el aspecto doctrinal: Pablo es el hombre de Benedicto XVI, su Iglesia es Paulina. Y él, el perfecto funcionario, el intelectual que entiende el uso de la espada. Al comienzo, pagó el obligado tributo a la elección por Cristo de Pedro como piedra de la Iglesia. Pero a él lo que le convence es la Iglesia de Pablo, del intelectual. Cuatro catequesis le dedica y tres a sus colaboradores. Entre ellas, cómo no, parte de una al protomártir, Esteban, el predicador compulsivo; otro intelectual que no podía estar callado. "Ni judío ni gentil, sino todos hermanos en Cristo" es la doctrina paulina que remacha la ambición universal de la Iglesia. Benedicto tiene en cambio poco que decir sobre el dulce Juan, aunque sí y a gusto en cuanto a las visiones del Evangelista en Patmos.

Por último, una de curiosidad. La que queda de ver cómo se trata la cuestión de Judas Iscariote que plantea dos conocidos problemas: el de por qué Jesucristo que sabe que Judas va a traicionarlo y hasta lo profetiza, no lo impide, aunque no sea más que para que Judas no peque y el otro el de cómo se redime una culpa. En cuanto al primero, el Pontífice reproduce la habitual excusa ilógica de la Iglesia: Cristo sabe el futuro pero deja a Judas en libertad de decidir. Es obvio que si lo dejara de verdad en libertad y esta libertad fuera libertad, Cristo no podría conocer el futuro. En cuanto al modo en que se perdonan las culpas de forma que el personal no caiga en la desesperación como el pobre Judas colgando de un árbol, la recomendación no puede ser más repudiable: "En efecto, las posibilidades de perversión del corazón humano son realmente muchas. El único modo de sortearlas consiste en no cultivar una visión de las cosas sólo individualista, autónoma, sino en ponerse siempre del lado de Jesús, asumiendo su punto de vista." (p. 147). Lo dicho: viva Nietzsche.

diumenge, 4 d’octubre del 2009

Europa: el estado de la chapuza.

Irlanda, la otrora próspera Irlanda, orgullo del modelo de desarrollo neoliberal, adelantada de la e-economía y de la cristiandad, cultura de la avazadilla del pelotazo, ejemplo de la flexibilidad del capitalismo 2.0, habiendo visto las orejas al lobo, con la economía al borde de la quiebra, teniendo que recurrir al FMI como si se tratara de Guatemala, ha decidido reconsiderar su orgulloso "no" anterior al Tratado de Lisboa, cambiándolo por un "si" masivo, sin condiciones. Todo antes que verse a la intemperie. Les ocurre hoy a los irlandeses lo mismo más o menos que les pasa a los islandeses, también amenazados de ruina y habiendo descubierto una súbdita pasión europeísta capaz de fundir los hielos eternos de su amada tierra. Parecido con los irlandeses que han dicho "sí" a esta Europa de abortistas, descreídos y sin Dios.

Con la sumisa aceptación de Irlanda en el bolsillo, los estrategas de la Unión Europea dan por consolidado el marco político lisboeta. Los dos últimos rezongones, Polonia y Chequia, no son verdaderos problemas; basta con que Alemania apriete un poco las clavijas para que los checos se acuerden de que, gracias a Jorge Podiebrad, ellos cuentan entre los primeros paladines medievales de la unión europea.

Así que todos de enhorabuena con ese resultado del referéndum irlandés de rectificación. Ahora ya podemos dedicarnos a fortalecer la unión europea para lo cual se prevé que el señor Tony Blair formalice su candidatura para el nuevo cargo de presidente de la Unión. Imagínese qué felicidad para quienes sostenemos la teoría de la chapuza europea: nombrado el señor Blair, tendremos al frente de Europa a dos de los cuatro paladines de las Azores, el dúctil señor Barroso, anfitrión de aquel aquelarre de buitres y el fogoso señor Blair, Lawrence de Bagdad, fabricante de trolas mundiales sobre las armas de destrucción masiva al servicio de los piratas gringos. Es un momento excelente para confiar en las posibilidades de Europa como potencia independiente de los Estados Unidos.

Y no sólo eso, la chapuza europea ha alcanzado el grado del sublime oriente habiendo puesto al zorro inglés al cuidado de las gordas gallinas continentales. Menos mal que en el próximo semestre se inicia la presidencia española de la Unión que añadirá sin duda a la chapuza un sólido proyecto de alianza de las civilizaciones seguramente alentado pot los turcos.

(La imagen es una foto de Septem Trionis, bajo licencia de Creative Commons).

Camino de la catástrofe.

El sondeo de Metroscopia en El País de hoy no deja un hueso sano al Gobierno. Al señor Rodríguez Zapatero no lo quieren ni los suyos. Si las elecciones fueran hoy las ganaría, al parecer, el PP, lo que da una idea de lo desesperado que debe de estar el elector español para plantearse votar al partido del Pastuqui, el Bigotes, el Curita y demás presuntos sinvergüenzas. Y eso que hay una mayoría de ciudadanos que censura el modo en que el señor Rajoy está manejando la crisis de los apandadores.

Al señor Rodríguez Zapatero no lo acusan de mangante o de corrupto. Algo es algo; sólo lo acusan de inútil, ineficaz, manta e improvisador. Un cantamañanas, en definitiva, que no sabe qué hacer con la crisis, lo que hace lo hace mal y, encima, a destiempo. Claro que ya me gustaría ver a alguno de estos inexorables catones al frente de la nao del Estado, a ver qué hacían ellos, so listos. En realidad lo único de que verdaderamente cabe acusar al señor Rodríguez Zapatero es de aquella extraña obsesión nominalista por negar la crisis a base de no pronunciar su nombre que, debía de pensar él, llevaría mal fario. Desde entonces acá el dirigente socialista ha hecho lo que han hecho todos los demás y si el resultado es bastante peor se debe a las peculiaridades españolas, especialmente el ladrillo y olé. Otro asunto es que, para resolver este endemoniado problema esté al frente del ministerio la acicalada señora Corredor, de quien no se recuerda intervención alguna desde aquella primeriza de que era un buen momento para comprar cuando las casas andaban sobrevaloradas en un cuarenta por ciento.

Imagino que saldrá alguno de los paniaguados de los que este gobierno ha hecho abundante provisión a decir eso tan socorrido de que, en realidad, lo que sucede es que el Ejecutivo comunica mal. Por si alguien se lo traga, cuando es bien claro que donde no hay nada bueno que comunicar por definición se comunica "mal". Imagínese que las noticias fueran todas que el PIB crece a un 4 por ciento, que la tasa de desempleo es del cero por ciento, que la inflación ni se nota, que los salarios suben como la espuma y los precios llevan diez años sin aumentar y se verá cómo cala el mensaje en la sociedad aunque lo traslade un tartamudo.

En fin, tampoco se olvide que estamos más o menos a mitad de mandato y que no hay Gobierno en el mundo a quien el electorado trate bien en mid term. Con eso es con lo que creo que ya ha contado el Gobierno al elaborar esta roña de presupuestos para 2010. Confía en que las cosas se arreglen en 2011 y en convocar las elecciones de primeros de 2012 cabalgando el tigre de la recuperación económica.

Es un cálculo arriesgado, pero es el único posible dadas las circunstancias. Añádase que, al paso a que va todo, para entonces el PP puede tener procesado por gurteliano hasta al señor Aznar y al señor Camps sin dimitir.

(La imagen es una foto de Around the rings 1992, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 3 d’octubre del 2009

Adiós a la corazonada.

La importancia de los juegos olímpicos casi nunca tiene que ver con los juegos olímpicos sino con otros afanes y menesteres humanos, singularmente económicos y políticos. Los económicos suelen tener precedencia: una lluvia de millones, obras de remodelación urbana, estadísticas de turismo, empresas, servicios, eldorado deportivo, la locura. Ligados están los políticos: conflictos internos, carreras en ascenso, ofertas partidistas, alianzas al servicio de los supremos intereses de la nación y, ya con los juegos en marcha, al concentrarse los focos sobre la ciudad agraciada, mil y una opciones políticas tratan de conseguir relevancia mundial, desde grupos terroristas hasta anhelos independentistas o denuncias de agresiones a los derechos humanos. Solo en segundo o tercer plano aparece el mundo del atletismo, la competencia, las plusmarcas y siempre que se puedan relatar en términos anecdóticos y personales. Por último, en el fondo de la jarra de Pandora, en donde quedó la esperanza, asoma el llamado espíritu olímpico del que nadie se acuerda, aunque fue el que se invocó para resucitar los juegos a fines del siglo XIX, un espíritu como de tregua de Dios o de fraternidad universal que nunca se ha respetado porque, como todas las ñoñerías, se diluye al contacto con la realidad.

En clave menor, de patria chica, queda el capítulo de los sueños de barrio, de las ilusiones compartidas por la peña de amigos. Madrid, rompeolas de las Españas, símbolo en su día del restablecimiento de una democracia que había aniquilado el fascismo al pasar, abrigaba la esperanza de refulgir ahora como una nueva cosmópolis, cruce intercontinental de caminos, lugar de encuentro de Europa con América, el África y Asia, melting pot de civilizaciones y culturas. Y se ha quedado a las puertas, noqueado por una contundente victoria de una rival que supo esgrimir la mezcla de pujanza con el secular agravio suramericano.

Como madrileño y no empresario hotelero no siento una decepción especial por el fracaso de una candidatura que no me afectaba y, aunque haya hecho algún prudente esfuerzo por entender qué celebraban los reunidos en la Plaza de Oriente, tampoco creo que perder esa votación vaya a afectar el estado de ánimo colectivo. Es cierto que las autoridades estaban todas exultantes o hacían como que lo estaban: el Rey, el presidente del Gobierno, el dirigente de la principal fuerza de la oposición, la presidenta de la Comunidad de Madrid, el alcalde, empresarios, deportistas, iban todos a una que parecían boys scouts de excursión, tan entusiasmados que hasta dejaron de hablar de la corrupción, pero me da la impresión de que los madrileños no teníamos un especial empeño en el asunto.

Por último, la nota personal: el señor Ruiz Gallardón se encuentra en un momento delicado de su biografía. Si apuesta por Madrid 2020 seguramente tendrá las de ganar al menos en el capítulo de la perseverancia y la contumacia, pero corre el riego de quedarse para los restos como "alcalde olímpico" y de cerrarse las puertas a una carrera política nacional a la que aspira desde hace tiempo.

(La imagen es una foto de Culpix, bajo licencia de Creative Commons).

La prioridad democrática.

Leo que doña Mónica Oltra, portavoz del Grupo Parlamentario valenciano Iniciativa pel Poble Valencià (IpPV), ha presentado denuncia por un supuesto delito de prevaricación contra Juan Luis de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), en las decisiones sobre el caso Gürtel. Hace divinamente la señora Oltra. Su denuncia viene a añadirse a la que ya tiene presentada el abogado José Luis Mazón contra el mismo magistrado por no abstenerse de conocer en el caso de su más que amigo El Curita. A su vez, estas denuncias de parte coinciden con la acción de oficio de la fiscalía que ha recurrido el auto del Tribunal Superior de Justicia de Valencia ante el Tribunal Supremo, como también lo ha hecho el Partido Socialista del Paísn Valenciano.

Tales denuncias marcan el camino que hay que seguir ante un caso de tan flagrante violación del deber de imparcialidad de la justicia y ante una situación de evidente deterioro de las normas democráticas de convivencia a cargo de la actuación presuntamente delictiva y manifiestamente arrogante, autoritaria y despreciativa del señor Camps y de sus secuaces en el Gobierno de la Comunidad. Es el conjunto de la sociedad civil el que, en defensa de su dignidad, debe acusar al señor Camps por su atropello a los usos democráticos y al magistrado de la Rúa por un presunto delito de prevaricación.

Una situación en la que una Comunidad está gobernada por un hombre que ha mentido abiertamente al electorado y al Parlamento, como reconoce el auto del tribunal ahora acusado de prevaricación; que está enredado en diversos avatares procesales; que es sospechoso de haber organizado un sistema de financión ilegal de su partido; que se permite el lujo de no responder a las preguntas de los periodistas; que no da explicaciones en sede parlamentaria ni fuera de ella; y que responde con desplantes a las críticas democráticas es una sitación de manifiesto peligro para la democracia que exige algún tipo de intrvención pública. Sobre todo para que el señor Camps no pueda seguir actuando como si los ciudadanos fueran imbéciles, no continúe al frente de una presunta trama de corrupción, no atente contra los usos y costumbres democráticos y siga fomentando la existencia de un canal de televisión a su mayor gloria y a cuyo lado los medios de Goebbels eran un monumento a la falta de censura.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 2 d’octubre del 2009

Evo Morales y las realidades de la vida.

Cualquiera que haya leído la nueva Constitución boliviana, un texto larguísimo, minucioso, muy avanzado en derechos humanos, especialmente de los indígenas para los que se prevé prácticamente una estructura estatal dentro del Estado, incluida su propia administración de justicia, sabe que está concebida como un verdadero documento de emancipación de los autóctonos a los que hasta la fecha se ha explotado, oprimido, aniquilado y, desde luego, ignorado. En concreto, el artículo 30, II, 15 dice textualmente que los nativos tienen el derecho "a ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan". Lindas palabrejas que, a la primera de cambio, parece que no van a cumplirse porque, como siempre, por encima de los derechos humanos de los indígenas están los intereses de Bolivia como Estado o lo que el que manda entiende que son los intereses de Bolivia.

La zona en que anda haciendo prospecciones petrolíferas Petroandina, un consorcio en el que hay capital de los cinco Estados del antiguo Pacto Andino, tiene mucho valor medioambiental y hay alguna ONG soliviantando a los indígenas para que pidan que se les aplique la Constitución a fin de oponerse al proyecto. El presidente Morales, no obstante, lo apoya por considerarlo necesario para el desarrollo de Bolivia, preguntándose de qué iba a vivir el país si no es del petróleo pero sin preguntarse, según parece, de qué habrá vivido hasta la fecha y, sobre todo, de qué hayan vivido los indígenas, razón por la cual tira contra las ONG que luchan porque se apliquen los derechos de estos indigenas.

En la crítica del Presidente a las ONG suena el argumentario típicamente imperialista: muchas son chiriguitos para que vivan unos cuantos listos a costa de los pobres; muchas acceden a subvenciones públicas y viven de ellas porque se constituyeron para eso; otras se inventan los problemas para justificar su existencia; en general su actividad deja mucho que desear. Argumentos todos ellos del campo neoliberal que no suenan nada bien en boca de quien dice luchar contra él. Es bueno, aunque no muy original, que el señor Morales descubra que hay algunas, quizá bastantes, ONG que no cumplen con su tarea o que se emplean para lo contrario de aquella. Pero no todas y mucho menos cuando defienden los derechos de los pueblos indígenas y muchísimo menos aun cuando los incitan a ejercerlos en el marco de la Constitución más avanzada del mundo en ese campo.

Porque ahí es donde el señor Morales descubre y demuestra con su acción que una cosa es proclamar los derechos de los indígenas y otra hacerlos valer.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

¿Quién manda en el PP?

Camps, Francisco Camps, (a) el Curita, por increíble que parezca. No manda el señor Rajoy sino el Curita. Convocado a capítulo por la presidencia, el barón regional impone un punto intermedio de encuentro como símbolo de igualdad de poderío de los interlocutores, no cede en ninguna de las cuestiones que se le plantean, se reserva plena libertad de actuación, desautoriza a los mandos intermedios de su partido, como la secretaria general, María Dolores de Cospedal a la que ha dejado en ridículo, responde autónomamente a las preguntas sobre el contenido de la entrevista y se permite burlarse de los periodistas con respuestas arrogantes y despreciativas del tipo de "que dimita Zapatero".

A todo esto, el pavo lleva seis meses en primera línea de noticias por haber mentido a la ciudadanía acerca de quién paga sus trajes y acerca de si conoce o no a quien, al parecer, se los regalaba, por haberse librado por los pelos de la acción de los tribunales mediante una decisión problemática de uno de ellos presidido por un amigo suyo y que hoy está pendiente de recurso en el Tribunal Supremo y por ser sospechoso de haber organizado y sostenido una red de corrupción dedicada a la financiación de su partido.

Ya cuando la adversidad no lo acosaba era un político peculiar, proclive a la estracanada como se prueba por su decisión de que en su comunidad se imparta Educación para la ciudadanía en inglés, cosa tan estúpida como agresiva hacia la dignidad de los cuerpos docente y discente de la Comunidad Autónoma. Pero, al pisar el suelo resbaladizo de las sospechas delictivas, el personaje ha incrementado su potencial destructivo y es hoy una amenaza al funcionamiento de las instituciones de cuya seriedad hace burla sistemáticamente.

Se jacta este insólito personaje de que si hoy hubiera elecciones en Valencia obtendría una mayoría absoluta superior a la que ya disfruta en la mejor línea de los órdagos populistas de su ejemplo e inspiración en política, el multiimputado y multiimpune señor Fabra. Tal cosa (la mayoría más absoluta) es posible, aunque difícil de creer, y hará verdad el dicho, al menos en Valencia, de que cada cual tiene los gobernantes que se merece. Pero ¿que ha hecho el resto de los españoles para verse obligado a convivir con este elemento?

¿Qué ha hecho el pobre señor Rajoy para que un mentiroso comprobado y sospechoso de cohecho le diga lo que tiene que hacer? Y no sólo lo que tiene que hacer sino hasta lo que tiene que decir porque luego de la increíble entrevista en Alarcón, el señor Rajoy no contestó a las preguntas sobre su contenido pero pasó al ataque de las instituciones democráticas, descalificándolas y deslegitimándolas a cuenta del recurso de casación que la Fiscalía ha interpuesto ante el Supremo en contra de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Valencia de archivar la causa contra el President Camps.

En el PP manda Francisco Camps y cuando éste caiga arrastrará a su valet, el señor Rajoy.

(La imagen es una foto de Contando Estrelas, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 1 d’octubre del 2009

Las exigencias de la democracia.

En un Estado democrático de derecho rige el imperio de la ley y el de la opinión pública y si es difícil sobrevivir enfrentado a uno de los dos, es imposible hacerlo en contra de ambos que es lo que está intentando el presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, Francisco Camps, también conocido como el Curita en la trama corrupta del caso Gürtel en el que parece que tiene una participación de primer orden, mucho mayor de la que se pudo barruntar en un principio.

Cuando saltó el escándalo, daba la impresión de que el asunto se limitaba a la peculiar peripecia de unos trajes que los presuntos delincuentes regalaban a los políticos con los que trajinaban sus fechorías, entre ellos el Curita. Quizá por impericia, quizá por soberbia, éste gestionó muy mal el escándalo, mintió en repetidas ocasiones negando conocer al Bigotes, el que le regalaba los trajes o afirmó que se los pagaba él, se encastilló en un silencio aparentemente ofendido, se negó a dar explicaciones en sede parlamentaria y aplazó todo al pronunciamiento de los jueces en la esperanza de que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, que era y es amigo íntimo suyo, lo exonerara de responsabilidad como efectivamente sucedió con una decisión del citado tribunal, movida por su presidente por dos votos a uno en la que se archivaba la causa en contra del Curita, una decisión que frisaba la prevaricación si es que no incurría en ella.

En los meses que duró el percance anterior, el Curita contó con el apoyo incondicional de la dirección de su partido y el reiteradamente expreso de su presidente, señor Rajoy, quien le dispensó un trato privilegiado y no sólo no le obligó a dimitir ante las sospechas de corrupción que lo asediaban como hizo con otros cargos públicos de su partido en similares circunstancias en la Comunidad de Madrid, sino que le brindó públicamente su apoyo en varias ocasiones, especialmente en un acto multitudinario en Valencia este verano en el que lo respaldó sin dudas ni vacilaciones y en una muestra de unidad del partido que ya se había exhibido con anterioridad en la foto que ilustra este comentario y que, por supuesto, hoy sería impensable.

Este modo de reaccionar frente a los indicios y pruebas de implicación en la corrupción de la trama Gürtel no sólo del presidente de la Generalitat valenciana sino de otros cargos y figuras del PP adoptó la forma extrema, algo paranoica y a todas luces insostenible de denunciar una persecución del PP por los órganos, instituciones y servicios del Estado de derecho, la judicatura, el ministerio del Interior, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Trátase de una deriva peligrosísima que en el mejor de los casos asimila al PP al comportamiento de cualquier delincuente que siempre sostiene que es objeto de una persecución arbitraria y en el peor deslegitima al Estado de derecho y hace que imperen en el principal partido de la oposición las fuerzas más radicales y contrarias a la democracia que siempre han existido en él.

La razón por la que el PP llevó a este extremo irresponsable su apoyo al Curita y demás políticos valencianos sospechosos de actos delictivos reside en el respaldo que estos habían dado al señor Rajoy en el curso de las luchas internas del partido por hacerse con su presidencia. Fue el apoyo que el Curita brindó al señor Rajoy en el Congreso que le organizó ad hoc en el verano de 2008 el que permitió al sucesor de Aznar consolidar su posición de presidente frente a diversas opciones que se la disputaban tras haber perdido por segunda vez las elecciones legislativas. Fue una reacción de agradecimiento que pareció verse compensada de nuevo cuando el juez amigo del Curita dictó un sobreseimiento de la causa que ha provocado no sólo la interposición de un recurso ante el Tribunal Supremo sino un verdadero escándalo público.

Pero las cosas se complicaron al salir a la luz un informe realizado por la policía por mandamiento judicial del que parece seguirse sin gran margen de duda que el Curita y sus colaboradores han venido actuando como una especie de mafia que ha incurrido en diversos tipos delictivos, singularmente el cohecho -del que fueron exonerados por la citada decisión judicial- y la financiación ilegal de su partido. En un primerísimo momento, la reacción del PP y de su dirección fue recurrir de nuevo a la manida teoría de la persecución policial y la secretaria general de la organización, señora De Cospedal, que no parece tener muchas luces, formuló acusaciones concretas falsas, sin pruebas, calumniosas dirigidas al Gobierno. Pero la tozudez de los hechos ha acabado imponiéndose y, aunque el Curita escenificó hace un par de días un control parlamentario de su gobierno en las cortes valencianas que más pareció una farsa y una burla a la opinión, el PP ha tenido que rendirse a la evidencia de que seguir apoyando a los presuntos corruptos valencianos en contra de la ley y de la opinión pública es la vía más segura al suicidio.

A partir de ahora sólo pueden producirse descalabros y la cuestión pasa a ser cómo se resuelve este endiablado asunto en Valencia en donde quizá lo único sensato que quepa hacer sea que el presidente y su equipo dimitan y se convoquen elecciones anticipadas.

Porque por más que se empeñe el Curita y la manga de presuntos chorizos que lo arropa así como el cacique presidente de la Diputación de Castellón, no menos presunto delincuente, en democracia es imposible gobernar en contra de la ley y de la opinión pública. Eso es cosa de la dictadura con la que gran parte de esta derecha española simpatiza abiertamente.

La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons)

Fascistas robacadáveres.

Por fin el Gobierno vence su timidez, debilidad o cobardía a la hora de hacer justicia a las decenas de miles de personas, vivas o no, relacionadas con la siniestra arbitrariedad de la dictadura de Franco de secuestrar los cadáveres de los republicanos muertos en el frente, ejecutados estrajudicialmente por las escuadras de falangistas o fallecidos a consecuencia de las torturas para dar satisfacción al deseo del dictador de rodear su faraónica tumba de caídos de los dos bandos en la contienda civil que alumbró su sedición.

Sabido es: la construcción de la basílica de Cuelgamuros, en la que se tuvo trabajando a miles de republicanos derrotados en la guerra, quería tener el valor simbólico de lo que el fascismo entiende por reconciliacion y no pasa de ser un insulto y un agravio más a las víctimas de la guerra y la posguerra a las que se enterró allí sin conocimiento de sus familiares o en contra de su voluntad, tras profanar sus tumbas, muchas de ellas fosas comunes en las que yacían los cuerpos de los asesinados veintitantos años antes.

Ahora una proposición no de ley auspiciada por los diputados Joan Herrera y Uxue Barkos, de Nafarroa Bai, a la que se han sumado, ¡por fin! los socialistas, permitirá recuperar los cuerpos de esos secuestrados en muerte, identificarlos y restituírselos a sus familiares y herederos. Es de justicia señalar que este diputado Herrera, de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds, está haciendo él sólo por la memoria histórica y la reparación de las injusticias del franquismo más que los 349 diputados restantes.

No es, en cambio, preciso añadir que el PP se ha opuesto a la iniciativa como siempre que se trata de deshacer las injusticias de la dictadura, su fuente espiritual de inspiración. El argumento que dice haber encontrado ahora es que hay que tratar a Cuelgamuros como "un cementerio más", como si el mundo estuviera lleno de cementerios rebosantes de cadáveres robados.

Por último, una consideración: espero que el señor Herrera lleve su coherencia, que es mucha, a presentar una propuesta respecto a los cuerpos de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco. Yo los sacaría de donde están y también se los devolvería a sus familias, sobre todo al segundo. La Nación no tiene porqué honrar en un espacio público la memoria de un militar felón, delincuente y genocida.

(La imagen es una foto de Dark Botxy, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 30 de setembre del 2009

Postsupuestos.

Presentados en sede parlamentaria unos presupuestos que desdicen todo lo asegurado por el presidente del Gobierno apenas veinticuatro horas antes, ha debido éste de sentir la necesidad de defenderlos en bravo combate singular y ha descendido al batiburrillo del siglo con un artículo en Público titulado Oportunidades y responsabilidades en la lucha contra la crisis en el que defiende sus cuentas en línea con lo expuesto también por su ministra de Hacienda, como cálculos austeros, responsables, solidarios y que nos sacarán fortalecidos de la crisis. A su vez la oposición mayoritaria, incapaz de entender la sutileza del mensaje, carga contra el proyecto con la habitual sarta de descalificaciones acerca de que traerá más crisis, más déficit y más paro sin enterarse de cuál sea la verdadera finalidad de las cuentas, que no es lograr una recuperación de la economía en 2010 sino en 2011 como antesala a las elecciones de 2012. Más que un presupuesto anual es de alcance bianual, da por amortizado el año próximo (que se espera capear sin pena ni gloria, confiando en que el paro no descabale los cálculos) y se orienta al siguiente . Por ello se disfraza el déficit, calculándolo a la baja sobre el ya producido en la ejecución del presupuesto anterior, se obliga a las clases medias -siempre un terreno más seguro y abundoso- a soportar el mayor esfuerzo fiscal, se incrementa el IVA que es un impuesto casi invisible y se aplaza su efectividad al 1º de julio de 2010, se reduce drásticamente el gasto público allí donde no provoque conflictividad (aunque hipoteque el futuro por la falta de inversión en i + d) y, sobre todo, se mantiene el gasto social en la mitad del público lo que, además de materializar un compromiso programático reiteradamente enunciado por el Presidente, garantiza una clientela electoral llegado el momento de la recuperación.

Estos presupuestos son, como se dice, encaje de bolillos pero no económico, sino político. Y la oposición conservadora ni los ha olido.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

Estado de corrupción: Gürtel.

Hace un año y pico nadie podía conseguir que el señor Rodríguez Zapatero pronunciara la palabra "crisis". Su cerrada negativa a hacerlo traslucía una especie de supersticioso y primitivo temor a que dicho el nombre se manifestara la cosa por arte de magia y aguara lo que el presidente y su equipo planeaban como una legislatura de bonanza en la que el superávit y otras bendiciones del cielo permitirían seguir administrando el país a base de mercedes y larguezas, como el cheque-bebé o los famosos cuatrocientos euros de los que ya nadie se acuerda.

Algo similar sucede ahora con la oposición y la palabra "Gürtel", que nadie la pronuncia, como si callándola, desapareciera ese feo fenómeno de una gigantesca trama de corrupción que cuenta ya con 71 imputados y que, de momento, afecta de lleno al PP en todos los escalones organizativos, desde simples militantes a tesoreros y en todos los ámbitos de la administración, desde la local a la nacional, pasando por la autonómica.

La comparecencia de ayer del señor Camps en las cortes valencianas fue un monumento al cinismo más descarnado: no hay Gürtel, no hay corrupción, no hay trajes, nada de nada; sólo hay una conspiración desde La Moncloa en contra del PP valenciano y nacional. Punto y raya, medalla, que ya escampará. Lo apoyaba en esta actitud de manifiesto desprecio hacia la oposición y la opinion pública en general el señor Fabra, siempre tan bien hablado como bien encarado. Dice este pintoresco hijo de la tierra que se le caen los huevos al escuchar a los sociatas hablar de corrupción. Aparte del insulto, el razonamiento es de encefalograma plano: como los sociatas son unos corruptos, no pueden hablar de la corrupción ajena y, por lo tanto, ésta no existe.

Los otros estamentos conservadores no tienen una actitud más coherente. A la señora De Cospedal se le ha encasquillado el discurso en la acusación al Gobierno de perseguir al PP valiéndose de los organismos del Estado y tras ella, en fila india, todos los altos cargos del PP y el señor Rajoy repican en la misma procesión sin mencionar ni una vez la maldita palabra.

Pero esa maldita palabra es el ábretesésamo de una oscura realidad que afecta al partido en su conjunto y cuys dimensiones, aun por determinar, amenazan con deslegitimarlo como fuerza política en el Estado democrático. Porque lo que se deduce de la trama en este momento procesal es que no solamente se trata de una red de mangantes dedicados a enriquecerse ílicitamente mediante fraudes, engaños, falsificaciones, etc de consuno con los correspondientes cargos del PP sino también de un complejo sistema de presunta financiación ilegal que afecta a la organización del partido en Valencia, en Madrid y en la nacional desde los tiempos de Aznar y pone bajo sospecha la validez de sus triunfos electorales.

Ignorar la evidencia no es jamás una buena táctica pero, en este caso, es casi equivalente a una fórmula de suicidio de un dirigente, el señor Rajoy, que ocupa el cargo por decisión personalísima de su predecesor, a quien nadie ha elegido, que tiene ya dos elecciones perdidas y es incapaz de hacerse obedecer por sus subalternos en la organización partidista.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 29 de setembre del 2009

Ya le tarda al Curita.

El Bigotes, el Cabrón, el Pastuqui, el Albondiguilla están que trinan porque ven cómo, con más de lo que alguno de ellos tiene, el Curita anda por ahí tan pancho. El morro del personaje es inconmensurable. Mentiroso público y reconocido ("yo me pago mis trajes"), imputado por cohecho, aunque un amigo juez lo haya servido de momento para aplazar lo inaplazable, preciso es reconocer la habilidad del Curita para sobrevivir en aguas turbulentas.

Lo cierto es sin embargo que, en contra de lo que suponía, la administración de pruebas, acusaciones y nuevos indicios de maquinaciones para equilmar el patrimonio público, está resultando ya demasiado hasta para el conjunto del PP, una organización cuya capacidad para desviar las acusaciones y castigar mediante la confusión a los que las hacen equivale a la admisión de una docena de Curitas. Que hasta en esto hay clases. De ahí que no sea ya raro si alguno de los colaboradores directos del Curita pierde el puesto. A la fuerza ahorcan.

Pero, a todas estas, hoy, que hay sesión de control en las Cortes valencianas, ¿no sería un buen momento para que el Curita presentara su dimisión ya que ha probado con creces no ser digno del cargo que ocupa?

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

El lío de la prostitución.

El debate sobre la prostitución arrecia. Ayer traía Público un interesante reportaje acerca de cómo este fenómeno fractura el movimiento feminista, dividido entre abolicionistas y partidarios de su regulación, y lo hacía en paralelo a una información según la cual el señor Cebrián cree que hay exceso de puritanismo en lo relacionado con los anuncios de "contactos" con los que algunos medios, entre ellos el suyo, tienen suculentos beneficios. No veo qué tenga de "exceso de puritanismo" prohibir estos anuncios. Es más, hacerlo es muy conveniente si bien es claro que esa prohibición no acabará con la práctica. Casi todos estamos de acuerdo en prohibir la publicidad del tabaco aunque ello no impedirá su consumo.

Soy partidario de la prohibición como mal menor pero sin llegar a la de la actividad misma que es lo que propone el abolicionismo radical. Es decir, entiendo que deben prohibirse todas las actividades ilícitas ligadas a la prostitución que prosperan gracias a la situación de alegalidad de aquella: proxenetismo, trata de blancas, explotación... Lo que sucede es que estos comportamientos ya están penados por sí mismos. Pero nada impide penarlos con doble intensidad.

Y si se prohíbe todo lo que tiene que ver con la práctica, ¿por qué no ésta misma? Por la sencilla razón de que hay prostitución voluntaria. Los abolicionistas dicen, sin embargo, que no hay que permitir ni la voluntaria por la misma razón por la que no se tolera la esclavitud voluntaria. Pero son dos cosas distintas: la esclavitud es la pérdida de la condición humana mientras que la prostitución (la compraventa de relaciones sexuales) no es sino una forma de prestación de servicios; peculiar si se quiere, pero que, si es libre, en nada compromete a la condición humana, salvo que se tenga una concepción sublimada de las relaciones sexuales que, al igual que las mediadas por creencias religiosas, no es obligatorio compartir. Habrá gente que diga: "Mire, déjeme de historias; yo no quiero tomarme el trabajo de "conquistarlas", como Il Cavaliere, sino que, como no tengo mucho tiempo, prefiero hacerlo con una profesional que cobra por ello, sabe lo que quiero, lo hace bien y va a lo suyo como yo voy a lo mío, y todo con garantías.

Este es el punto nodal de la complicada cuestión: el de la prostitución voluntaria. No soy partidario de prohibirla y no porque, como suele decirse, prohibir no sirva de nada ya que seguirá habiendo putas, pues ésta es una objeción absurda. Prohibir la comisión de cualquier delito no garantiza que deje de cometerse pero es evidente que hay que prohibirlos. El problema no está en la prohibición sino en si la prostitucion voluntaria es un delito, cosa que no alcanzo a ver por lado alguno. Puede que resulte objetable desde cierto punto de vista (estético o ético) , pero no veo qué bien jurídicamente protegido se ataca con su ejercicio.

La negativa a reconocer la existencia de la prostitución voluntaria denota cierta insuficiencia argumental no difícil de remediar. En primer lugar está la cuestión de hecho de si de verdad hay gente que ejerce la prostitución voluntariamente. Salvo que se adopte una actitud rousseauniana de esas de querer saber mejor que el individuo mismo las motivaciones reales del individuo, se estará de acuerdo en que ésta es una cuestión que se arregla con una encuesta, saliendo a la calle y preguntando a las profesionales. Aunque, bien pensado, podíamos ahorrárnoslo si recordamos que hasta tienen una asociación, es de suponer que voluntaria, un "colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas" con página web: Colectivo Hetaira.

En segundo lugar no debe olvidarse que el nuestro es un sistema capitalista, un lugar en el que los salarios los fija el mercado de forma que si una mujer cree que gana más de puta que de limpiadora de unos grandes almacenes no se ve con qué autoridad cabe decirle que haga el favor de no abandonar la fregona. Se dirá que entonces hay que abolir el capitalismo y sustituirlo por una orden social en el que estos asuntos no sean ya posibles por desinterés directo de sus protagonistas. No me niego pero recuerdo que la última vez en que tal cosa se intentó, resultó una cagada.

En tercer y último lugar, pero de la máxima complejidad, no deja de ser una hipocresía fenomenal penar un comportamiento que la sociedad ha impuesto por otro lado incluso en forma de institución. ¿O no es cierto que, en buena medida, el matrimonio ha sido y sigue siendo una forma de prostitución más o menos encubierta? La expresión de "puta en casa y ropa limpia" no la he inventado yo. Pero, vamos, que muchas de esas escandalizadas mujeres casadas que quieren abolir la prostitución son tan putas como las que quieren prohibir sólo que lo son, digamos, con contrato indefinido, a diferencia de las del servicio temporal.

En resumen, soy partidario de prohibir todo lo relacionado con la prostitución (publicidad, proxenetismo, etc) pero no la actividad misma que creo debiera estar oficialmente reconocida y regulada y las prostitutas restablecidas en sus derechos.

(La imagen es una foto de lourdesmunozsantamaria, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 28 de setembre del 2009

La marca de fábrica.

Ni con cien jueces De la Rúa tiene ya salvación el Partido Popular. El famoso informe de la policía del que huye como de la peste el genuino De la Rúa, el más que amigo del trajeado señor Camps, no sólo contiene indicios claros de financiación del PP en la Comunidad Valenciana sino de financiación ilegal del PP nacional en la época de Aznar. Con ello se cierra ya el círculo que hasta ahora había estado abierto pues resultaba sorprendente que unos presuntos chorizos que ya empezaron a actuar siendo el señor Aznar presidente del PP y luego del Gobierno, hubieran reducido sus hazañas y tejemanejes a tres o cuatro municipios, por acomodados que sean, de la sierra norte de Madrid y la Comunidad Autónoma de Valencia. Eso debía de ser calderilla para las desmesuradas aspiraciones del señor Correa, principal imputado en la causa. Los negocios suculentos debió de hacerlos el gran Gürtel en el contexto del partido a escala nacional. Es contra este fondo contra el que hay que interpretar la ya muy exhibida presencia del clan Correa en el famoso bodorrio de El Escorial.

Esta semana, creo recordar, se levanta el secreto del sumario y es muy posible que nos encontremos con un potaje que revelará de una vez por todas de qué está hecha la argamasa que mantiene unidas a gentes de tan variopintas y escasas de convicciones ideológicas como las que forman el principal partido de la oposición fuera, naturalmente, de mantener intacta la memoria del Caudillo, que es el interés por los negocios urdidos a la sombra del poder, los más lucrativos, los más rápidos, los más seguros... hasta que alguien empieza a grabar conversaciones.

Para cuando suceda tal cosa, habiendo ya agotado la farmacopea de explicaciones, acusaciones y bálsamos diversos con tal de no reconocer la naturaleza de la situación, el PP tendrá que acudir al famoso y abandonado repertorio de la conspiración masónica internacional, los ataques del comunismo antiespañol y la rabia de la plutocracia anglosajona.

Alemania y Portugal.

Como puede verse en el gráfico que tomo del Frankfurter Allgemeine Zeitung. El gran ganador de las elecciones de ayer en Alemania es la Democracia Cristiana de la señora Merkel. Centrar en ella la campaña, en su inexpresividad y su "poquita cosa" fue un acierto. Tras ella, el Partido Liberal, FDP, ha conseguido sus mejores resultados desde el fin de la guerra, mientras que el SPD, socio hasta ahora de Frau Mekel en la Gran Coalición, apenas llega al 23 por ciento, el más bajo suyo de la historia de la República Federal de Alemania.

El otro dato que hay que retener de estas elecciones es el ascenso de la Izquierda, esto es, el partido resultado de la unión del anterior Partido del Socialismo Democrático, antiguo Partido Comunista y los socialistas de izquierda, seguidores de Oskar Lafontaine cuando éste dejó el SPD. También suben los Verdes. En realidad, bajar sólo lo hacen los dos grandes partidos (CDU/CSU y SPD) del sistema de la posguerra. La CDU/CSU muy poco, 1,4 puntos porcentuales respecto a 2004 y de hecho, aumenta sus diputados. El batacazo se lo pega el SPD que pierde once puntos porcentuales y 75 diputados. Todos los demás "pequeños" partidos, que ya no son tan pequeños, aumentan a costa del SPD. Tanto que hay quien habla ya de nuevo sistema de partidos en Alemania, con el comienzo del fin de los grandes Volksparteien ("partidos nacionales" o "partidos atrapalotodo") y la inauguración de un sistema más auténticamente multipartidista. Pero eso sólo podrá saberse si este resultado se confirma en las siguients legislativas de 2013.

De momento lo que está claro es que el bloque de derechas (CDU/CSU-FDP), con 48,5 por ciento del voto popular, que será mayoría absoluta en el Bundestag se ha impuesto al hipotético bloque de izquierdas (SPD, La Izquierda, Los Verdes) en el caso de que sus discrepancias ideológicas lo dejaran articularse, pues sólo alcanza 45,5 por ciento. El nuevo gobierno alemán será una coalición negro/amarillo y aplicará un programa de reducción del Estado del bienestar.

Justo a la inversa de lo que ha pasado en Portugal también en las elecciones de ayer, limpiamente ganadas por el Partido Socialista del primer ministro José Socrates pero sin mayoría absoluta. En el gráfico, que tomo de Público que permite comparar estas elecciones con las anteriores puede verse cómo la volatilidad del voto se da dentro del bloque de la izquierda: los votos que pierde el Partido Socialista son más o menos los que ganan el Bloque de Izquierda (trostkistas y extrema izquierda) y la Coalición Democrática Unitaria (comunistas y aliados), mientras que el bloque de la derecha se mantiene inalterado. En conjunto, a diferencia de Alemania, las elecciones las ha ganado la izquierda con un 56 por ciento del voto popular frente al 37,6 por ciento del centro derecha. El Partido Socialista propone aplicar una política keynesiana de salida de la crisis, cuyo capítulo más relevante para los españoles es la inversión en el proyecto conjunto del AVE a Lisboa, cosa que planteará -ya lo ha hecho en campaña- la enésima polémica acerca del iberismo.

diumenge, 27 de setembre del 2009

Creía el juez De la Rúa.

Estaba acostumbrado el juez De la Rúa, amigo íntimo del Curita y quién sabe si del Bigotes también (los amigos de mis amigos son mis amigos), estaba costumbrado, digo, a que su palabra fuera la última en los angostos límites del Reino de Valencia; habituado a que su palabra fuera la ley ante la que todos se inclinan. Por eso, probablemente, dijo a su íntimo amigo el Curita que no se preocupase por lo que saliera en la instrucción, que en cuanto el caso llegara a sus manos procedería a archivarlo, dijera lo que dijera el instructor, el fiscal, la opinión pública y el sursum corda. ¿Pues no es él el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, el hombre que zanja todos los casos y que administra la ley en nombre del Rey, el que resuelve todas las controversias y decide en última instancia? Esto es lo que explica aquellas sorprendentes declaraciones del señor Camps cuando más arreciaban las informaciones sobre el cohecho que había cometido supuestamente, de que "El proceso que se ha iniciado hace meses está cada vez más cerca. Quedan uno o dos escaloncitos, y entonces toda esta cuestión tan extraña, tan absurda y tan estrafalaria habrá pasado al pasado". En román paladino: quedan uno o dos pasos más hasta que el procedimiento llegue a mi amigo íntimo el juez de la Rúa, quien se encargará de darle carpetazo. Entre tanto, el Curita, probablemente el tipo con el morro más largo que haya dado la política española, y llevamos ya unos cuantos, seguiría tomando el pelo a los ciudadanos, hablando de cuánto ansiaba poder declarar para explicarlo todo, siendo así que, cuando, en efecto, le tocó declarar, se negó a hacerlo quizá advertido por su amigo del alma.

¿Qué está pasando ahora? ¿Por qué el caso no abandona las portadas de los periódicos y cada vez muestra más su verdadera naturaleza como una posible decisión arbitraria e injusta del juez, rayano en la prevaricación si no plenamente incluido en ella?

Está pasando que la gente ya no se deja atropellar; que la decisión del señor juez De la Rúa choca de tal modo con lo que la gente sabe y ve de este rocambolesco caso que suscita verdadera indignación y crece y crece la demanda no ya de que se explique el señor Camps sino de que lo haga también su obsequioso amigo el juez De la Rúa. Que explique por qué no ha querido tomar en consideración un informe policial que le llegó en debido tiempo y forma y, según el cual, al parecer la Generalitat valenciana está gobernada por un grupo de delincuentes organizados.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

¿Qué son las rentas más altas?

Hace unas fechas el presidente del Gobierno, dando cuenta de que pensaba subir los impuestos, auguraba que pagarían más las rentas más altas. Ahora miro en derredor los muros de la patria mía y comprendo que para el Presidente las rentas mas altas son las que pueden permitirse el lujo de comprar objetos con el 16 por ciento de IVA, o sea, todos. Este es un país de ricos a lo que se ve o la subida van a soportarla los tramos medios de renta, como siempre.

El señor Rodríguez Zapatero que tantas veces ha fallado ya, parece empeñado en que no lo elijan, llegado el momento, porque la subida del IVA en dos puntos porcentuales es hacer que pague más todo el mundo, empezando por los que más han sufrido el impacto de la crisis. Por supuesto, los que más tengan serán quienes más paguen; pero esa es una subida lineal mientras que el Presidente inducía a pensar que la medida incluiría progresividad geométrica. El debate sobre si bajar los impuestos es de izquierda está ya resuelto: es de izquierda lo que haga el presidente, por la razón que sea, lo argumente o no. Aunque también puede haber aquí un engaño si, por ejemplo, sale mañana el señor Rodríguez Zapatero diciendo que ser de izquierda es no ser de izquierda. (La imagen es una foto de Remo, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 26 de setembre del 2009

Estructuras disímiles.

La atención mediática que se presta a las reuniones primero del G-8 y hoy G-20 no guardan relación con su eficacia real en el orden internacional. La táctica "G" tiene mucho ruido y pocas nueces.

Al día de hoy la sociedad internacional es un sarpullido de organizaciones que abarcan todos los extremos del Ser parmenideano. Por haber hay una organización internacional política que ejerce funciones de policía y, desde hace poco, juez internacional: la ONU. Al propio tiempo es un organismo ineficiente porque algunos Estados que lo componen no están interesados en su eficiencia. Por ejemplo, los Estados Unidos (pero no sólo ellos) hasta ahora y en buena medida ahora desprecian a las Naciones Unidas, la mantienen subfinanciada y dependiente en todo momento. El G 20 en cambio, se caracteriza por un universalismo que los europeos que somos los mejor situados para ordenarlo, no podemos residenciar en parte alguna ya que el carácter nómada del G-8, luego G-20 hace que no haya una sede fija, otro de los rasgos que impide ver al G-20 como un organismo internacional. Estos, incluso cuando no existen, como sucedió durante muchos años con el GATT, han tenido una sede; en este caso, Ginebra. Un organismo internacional sin sede no es enteramente comprensible. Sin sede quiere decir sin actividad administrativa concreta con lo que los hipotéticos administrados del G 20 no tienen a quién dirigirse en caso de alguna gestión. ¿Tiene gestiones el G 20?.

Los reportajes periodísticos se toman el trabajo de analizar las declaraciones del G 20 que son enunciados retóricos con el mismo valor que el oráculo de Delfos (desde cierto punto de vista, menos) pues carecen de mecanismos de imposición coactiva. Son meros desiderata tratados como puntos programáticos de un ente del tipo que sea pero acostumbrado con criterios generales de izquierda. Por eso las crónicas de la fábula "G" siempre subrayan su nulo valor práctico. En verdad, el sistema "G" sea G-8 o G-20 es hoy poco más que una foto de familia en la que todos se pelean por estar cerca del presidente de los EEUU y cuyo rasgo principal parace ser que el número de fotografiados jamás coincide con el de la organización. Cuando elG-8, eran once o doce y hoy, treinta y cuatro. Por cierto ¿qué hace el señor Rodríguez Zapatero al lado del Cavaliere? No quiero insistir en el bochorno sardo del otro día pero está empezando a parecerme que este presidente del Gobierno no acaba de encontrar su sitio que ¡no puede ser al lado de Berlusconi, del que todo el mundo huye!

Los organismos internacionales, que tienen sedes, presupuestos, entidades territoriales, etc, sí inciden sobre la realidad formulando políticas concretas que no son meras declaraciones sino que se establecen en marcos ejecutivos más o menos administrativos pero expertos. Estos no suelen formular declaraciones aunque a veces lo hagan, sino programas. Otra cosa es que su índice de alicación deje que desear. El G 8 surgió en verdad como una organización de facto, una especie de club "privado" de los más ricos en los que estos se reunían sin tener sobre la chepa a ciento cincuenta Estados subdesarrollados pidiendo dinero, una especie de tertulia para coordinar políticas internacionales de sus Gobiernos en los ámbitos internacionales. No trataba de ser un Ejecutivo mundial, sobre todo en la época del desvergonzado unipolarismo de Bush pero, al ser el "club de los ricos", en el que todo el mundo quería estar, se asumió que tendría, cuando menos una realidad, una entidad fáctica que permitiera realizar políticas. Pero no ha sido así.

Otra de las razones de la especial visibilidad del G 20 es que, cada vez que se reúne ese hecho ya provoca una cita de reunión de un movimiento antiglobalización o "alterglobalización" cuya naturaleza es en todo igual al movimiento al que se opone, el G 20. Al igual que el G 20, carece de sede, no tiene estructura territorial ni presupuestaria y por ello mismo, su eficacia para la acción deja mucho que desear. Se trata de un movimiento fragmentado en los de sus respectivos Estados nacionales pero con muy escasa capacidad de organización que queda reducid,a irónicamente, a la capacidad de convocatoria del G 20. Cada vez que este fija una ciudad ya sabe que está convocando al mismo tiempo al G 20 y a sus enemigos que irán al lugar en contramanifestación En realidad, el movimiento alterglobalización, igual que el antiglobalización tienen como última línea de defensa el hecho de que son respuesta a las iniciativas ajenas. Pero un movimiento que deja la iniciativa a otro, se convierte en un movimiento de defensa y limita mucho sus posibilidades.

Después de lo anterior se entenderá que no merezca la pena analizar los propósitos concretos de esta cumbre de Pittsburgh que no incluyen ninguno nuevo y no son más que repeticiones de lo que los gobiernos ya vienen haciendo. Un par de previsiones a beneficio de inventario y un enésimo aplazamiento del ataque a los paraísos fiscales. Este asunto seguirá siendo espinoso en tanto no se reconozca que algunos miembros de la UE son de hecho paraisos fiscales, como Bélgica o Luxemburgo, o los albergan en su seno, como el Reino Unido y sin contar los que hay diseminados por el continente bajo diversos estutos jurídicos, como Gibraltar, Andorra, Mónaco, San Marino o Liechtenstein.

(La imagen es una foto de International Monetary Fund, bajo licencia de Creative Commons).

El señor De la Rúa debe responder.

Dice Manolo Saco en su blog que el caso Camps acabará siendo el caso de la Rúa. Tal cual. El calado de los nuevos papeles que han aflorado y que el juez más que amigo se ha permitido ignorar y ha rechazado más tarde incriminan de tal modo a la pandilla valenciana, empezando por el Curita y terminando en el Bigotes que me pregunto si no cabe denunciar al juez de la Rúa por obstrucción de la justicia. Lo que esos papeles muestran es un régimen completamente corrupto en el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Valencia, un expolio sistemático de los recursos públicos y una cuidadosa organización de financiación ilegal del PP, todo ello bajo la atenta mirada de sus máximos responsables políticos. Es de suponer que los papeles estén ya siendo investigados en un juzgado de Madrid pero, de no estarlo, sería la Fiscalía anticorrupción la que tendría que actuar de oficio ipso facto. Porque si estos papeles son ciertos urge una acción pública para poner fin a tanto desmán, frenar la catarata de insultos en que se convierten las comparecencias públicas de un señor Camps cada vez más acosado y forzar una explicación pública del señor De la Rúa.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 25 de setembre del 2009

La "justicia" del juez De la Rúa.

Vamos a ver si he entendido bien este esperpento del no proceso al señor Camps, al que una trama corrupta paga los trajes al parecer porque el pobre andaba en andrajos. A ver si he entendido bien esta farsa de la no dimisión del señor Camps tras haber mentido como un bellaco al país entero afirmando que él se paga sus trajes.

Ya sé que cabe esgrimir razones formales para justificar el archivo de la causa contra Camps y la devolución a la fuente del informe de la policía sobre la financión ilegal del PP, pero hacerlo es una trampa similar a si se pretende negar la mentira con el argumento de que el señor Camps no mentía porque él se paga los trajes... que se paga. Todo se puede retorcer, amañar, desnaturalizar y emplear aviesamente pero se entiende que eso no es de recibo y hay que justificar los propios actos a la luz del sentido común y de las normas morales ordinarias con una base cultural cristiana.

El sentido común dice que un juez adoptando decisiones en una causa penal contra un amigo suyo es una inmoralidad en todo el planeta y en todo tiempo y condición. El señor Camps y el señor De la Rúa son amigos íntimos, según declaró en su momento el señor Camps sin que nadie, ni el mismo señor De la Rúa dijera nada en contra.

En consecuencia, el señor De la Rúa debió abstenerse en el caso de su amigo el señor Camps. No lo hizo y eso es lo que confiere a su acto la condición de inmoral. De nada sirve decir que no hay tal inmoralidad porque nadie la denunció en su momento y nadie puso en marcha la sucesión. La frecuencia de uso no convierte un acto inmoral en uno moral por la misma razón por la que el mucho frotar no convierte una calabaza en un suntuoso carruaje. El señor De la Rúa debió abstenerse motu proprio, sin necesidad de que se le exigiera, salvo que quiera dejar a su amigo Camps por mentiroso por cuanto no sea cierto lo que éste dijo de su amistad más que amistad. Por cierto, incidentalmente, ¿cuánto más que amistad y de qué naturaleza? ¿Son amantes el señor Camps y el señor De la Rúa, son maestro y discípulo del budismo zen? ¿Qué son el uno para el otro? Esta es una cuestión procesalmente importante a la que debiera contestar el señor De la Rúa so pena de que se piense que lo suyo es la inmoralidad y la injusticia.

Por último, el argumento de que, no habiendo sido recusado el señor De la Rúa, ha cumplido el plazo, por cuanto en asuntos de honra y honor no hay plazos ni plazas. Tu delito puede haber prescrito por lo que no serás penado por la ley pero seguirás siendo un inmoral y los jueces, como los políticos, no pueden sr inmorales porque esa es la mayor corrupción que cabe albergar en un sistema.

Parece que no y hasta el señor Rajoy anda por ahí diciendo que el "caso Camps" quedó en nada. Pobre señor Rajoy, que nunca entiende de qué va la música: el caso Camps no solamente pervive sino que se ha multiplicado por dos con el "caso De la Rúa". Es lo que tiene la corrupción: que contamina todo lo que toca. Ahora el señor De la Rúa separa de la documentación del caso Camps un informe policial que prueba financiación ilegal del partido de su más que amigo señor Camps. No dudo de que el señor De la Rúa, consumado maestro en triquiñuelas procesales, habrá encontrado alguna justificación formal o alguna laguna pero se estará de acuerdo en que, en principio, un juez que lejos hacer avanzar la causa de la justicia, trata de evitarla es cosa rara.

El caso Camps es un golpe fortísimo al conjunto del sistema jurídico y político español.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

La vergüenza del Parlamento español.

En el breve plazo de cuarenta y ocho horas el Parlamento español, en un caso el Senado y en dos el Congreso de los Diputados, han tomado tres decisiones que avergüenzan a cualquier persona con un mínimo sentido de la libertad y la dignidad. Como un solo hombre, en cerrada formación de falange macedónica, los senadores y diputados de los dos partidos mayoritarios han votado unidos de acuerdo con las órdenes de sus partidos y no según el dictado de sus conciencias, supongo. Supongo porque me niego a creer que 329 hombres y mujeres del Congreso de los Diputados estén de acuerdo en rechazar la moción de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds sobre una política integral de la prostitución que, entre otras cosas, dficultaría esa práctica detestable de los anuncios eróticos en los periódicos que los imprimen y con los que se financian; cinco votos a favor y seis abstenciones frente a la marabunta de 329 dispuestos a que las cosas no se toquen y las putas sigan pasándolas putas.

También me niego a creer que, de 263 senadores del Reino, sólo treinta pertenecientes a los grupos políticos minoritarios (¡loor a ellos!) hayan votado a favor de la moción de Entesa Catalana de Progrès por la que se pretendía que las fiestas en las que se maltrata a los animales no puedan ser declaradas de interés turístico nacional o internacional (y, en consecuencia, no reciban subvenciones). Es decir, la inmensa mayoría de senadores conservadores y socialistas ha votado a favor del maltrato animal. "Maltrato animal" suena un poco como las inaprensibles ideas platónicas. Hay que traerlo algo más a casa. "Maltrato animal" significa que sus señorías, que lo son con mi voto, aprueban que se acribille vivo a un becerro, que se alancee a un novillo o toro aterrorizado hasta la muerte, que se arroje a una cabra viva desde lo alto de un campanario, que se claven banderillas de fuego a un toro, que a lo largo y ancho de la península, se apalee, destroce, despelleje, descoyunte, aplaste, desgarre, empale, degüelle a decenas, a cientos de animales indefensos para solaz de unas jaurías salvajes, tan salvajes como las señorías populares y socialistas que condonan y apoyan esta canallada.

Como tampoco doy crédito a que en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo sólo haya obtenido un voto (el de Joan Herrera, presentador de la iniciativa) la moción para que el pleno del Congreso repruebe las provocadoras palabras del Papa en el África cuando dijo que es el preservativo el responsable de la extensión del Sida.Traigo aquí la imagen de Herrera como tributo a su coherencia y decencia intelectual. Por dieciocho votos en contra (PP, PNV y CiU) y dieciocho abstenciones (PSOE) se ha derrotado la petición de que el poder civil democrático pare los pies a una Iglesia invasora de los ámbitos sociales del siglo con sus doctrinas venenosas. Por supuesto, ha faltado tiempo a la Conferencia Episcopal Española para ladrar al Congreso que la representación popular no tiene nada que decir en las decisiones de los órganos eclesiásticos. Los mismos obispos que están todo el día metidos en política, limpia y sucia, con motivo del aborto, la salud sexual, la clonación, los experimentos científicos, la enseñanza, las parejas homosexuales y todo aquello en lo que los ciudadanos pretendan ejercer algún tipo de autonomía personal. Esas dieciocho abstenciones socialistas reflejan la abyección de un partido rendido a la Iglesia, que profesa un laicismo de boquilla mientras garantiza todos los privilegios de la clerigalla y cuyo Secretario General y presidente del Gobierno nombra como presidente del Tribunal Supremo a un fanático que antepone sus convicciones religiosas a su sentido de la justicia propinando de paso una bofetada a las decenas de juristas de categoría que hubieran movido una jurisprudencia más laica, más al servicio de una sociedad civil de ciudadanos.

Y como no puedo creer que sus señorías, al menos los diputados/das de izquierda estén de acuerdo con la esclavitud de la prostitución, el maltrato animal o el oscurantismo del Papa, tendré que atribuir su incomprensible actitud al hecho, verdaderamente de risa, de que las tres mociones progresistas hayan sido presentadas por grupos minoritarios de la izquierda y no estén en el programa legislativo de sus maquinarias burocráticas y que los muy sumisos sólo voten lo que cocina su jefatura. Y aun me parece más grave que en dos de las ocasiones los sociatas hayan cometido el vil atentado al carácter libre y avanzado de nuestra tradición progresista juntando sus votos (o sea, repito, el mío también) al de los reaccionarios neofranquistas de toda la vida.

(Las imágenes son sendas fotos de marcp_dmoz y Saül Gordillo, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 24 de setembre del 2009

Paseando por el mundo.

Anda la derecha rabiosa con el viaje del presidente del Gobierno a los Estados Unidos a participar en la Asamblea General de la ONU y, luego, en la reunión del G20 en Pittsburgh. Además, está de los nervios por no poder dar rienda suelta a su ira en los términos en que la siente: ¿Qué pinta este mindundi condeándose con los jefes de Estado y Gobierno del mundo? ¿Cómo ha llegado el "bobo solemne", en inepta expresión del señor Rajoy, hasta el G20? ¿Qué es eso de que el "traidor a las víctimas", según otra sólita infamia del selecto club del insulto, vaya a entrevistarse próximamente con Obama? ¿Cómo tiene la osadía de salir del ostracismo a que lo había condenado el señor Bush con el aplauso de la derecha española?

Por todo ello decidió ayer hacer el ridículo formulando una batería de preguntas al Gobierno en la sesión de control para averiguar los costes del viaje de la familia del Presidente a los Estados Unidos, como si hubiera pillado al Gobierno en alguna vergüenza contable. Los defensores de la familia, que viajan con ella siempre que pueden, como hacía el señor Aznar con su inseparable señora Botella, se encalabrinan ahora porque los demás hacen lo que hace todo el mundo, empezando por ellos mismos. Los mismos que montaron el inenarrable, fastuoso, espectáculo kitsch de la boda escurialense que algún día sabremos cómo se pagó. En estas circunstancias ¿cómo va a tomarse nadie en serio a esta oposición? ¿Cómo va a despegar el PP en intención de voto? ¿Cómo va a ganar peso el señor Rajoy cuya desgracia no es ya la inconsistencia de su equipo más cercano sino su propia liviandad tonitronante de Maciste de guardarropía?

Porque lo que esa iniciativa parlamentaria y esa forma de hacer oposición no pueden ocultar es el hecho de que el jupiterino patriotismo del PP se acaba allí donde la representación de la Patria recae en el adversario político en cuyo caso en lugar de jugar con la debida lealtad, boicotean lo que pueden, difaman a su país en el extranjero como hace inevitablemente el peregrino señor Aznar, se alegran de los contratiempos nacionales, escatiman y regatean el reconocimiento a los logros del país y pretenden ridiculizar la representación exterior del Estado en una prueba evidente de miseria espiritual que no les hará ganar el reino de los cielos.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

La afuereña en la Gran Manzana.

La fundación Mapfre tiene una exposición de la fotógrafa austriaca nacionalizada estadounidense Lisette Model en su galería de Azca que merece mucho la pena ver. Es parte de la fabulosa colección de fotos de autor del siglo XX que tiene la aseguradora y que documenta los años más tumultuosos, interesantes e innovadores de este arte en los Estados Unidos a lo largo del siglo XX. Una colección única con obras de Evans, Strand, Arbus, Steichen, Stiglitz, Weegee, Winograd, Friedlander y otros que son un verdadero fondo para el conocimiento de la historia, la sociología, el arte, la vida misma de este país. Sobre todo concentrada en la ciudad de Nueva York, pero no sólo porque se extiende off limits hasta llegar a la costa Oeste y documenta momentos especialmente interesantes como el New Deal.

Lisette Model, nacida Stein de padre judío vienés que pronto se cambió de apellido y madre católica en familia muy acomodada, se había orientado primero en la vida hacia la música, habiendo sido estudiante de Schönberg pero los avatares de la existencia, la historia centroeuropea, el ascenso del nazismo y otras circunstancias, la obligaron a cambiar sus proyectos y orientarse hacia la fotografía con un éxito que por entonces (años treinta a los cincuenta del siglo XX) no estaba al alcance de muchas mujeres.

Empezó en Niza, en donde se instaló con su madre antes de dar el salto con su marido a Nueva York y allí hizo aquella famosa serie La promenade des anglais, esos retratos de una aristocracia hastiada, que paseaba su spleen por la Riviera y contemplaba el mundo como si no tuviera que ver con ella. La guerra, la posguerra, los enfebrecidos años veinte, la crisis, el ascenso del nazismo, todo realidades palpitantes que acabarían dejándola fuera de la historia, como en una vitrina que es donde Model la fotografió como un documento de sociología de época.

Pero el giro más agudo se daría con el paso a los Estados y el encuentro con Nueva York, seguramente la ciudad más fotografiada del mundo. Como todos los de su profesión, Model tenía una irresistible tendencia a hablar y reflexionar sobre su oficio sin decir gran cosa que merezca la pena recordar. Y eso que hacia los años cuarenta la contrataron como profe de fotografía en la New School for Social
Research que era el lugar que pusieron en pie los exiliados alemanes de la Escuela de Frankfurt y en donde contrataban a todos los rojos germanohablantes. No es que Model lo fuera en demasía (roja, digo), pero sí lo suficiente para que se viera obligada a andarse con cuidado con el Comité de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy. De hecho, aunque mantuvo su colaboración con Harper's Bazaar, otras publicaciones, como Life, le hicieron el vacío.

En aquella escuela formuló la única teoría fotográfica que merezca la pena escucharle, al margen de sus otras consideraciones un poco acarameladas sobre el instante fugaz, el ojo de la cámara, el momento inaprensible que es pábulo común de los fotógrafos. Dicha doctrina es muy breve, como todo lo bueno, y se resume en una recomendación que yo extendería a todas las actividades artísticas: "fotografía con las tripas". Si señor: pinta con las tripas, esculpe con las tripas, escribe con las tripas. O sea, sé auténtico, sincero, espontáneo, directo.

Así son las fotos de Model de aquellos años: la serie de bañistas de Coney Island o la muy curiosa de los "pasos a la carrera" principalmente en la calle 42 y en donde se puede intuir la sorpresa que a la vienesa acomadada pasada por Niza causó la llegada a la febril actividad de Manhattan, cuyo espíritu supo también captar con la serie de los reflejos, composiciones complicadas con diversos equilibrios y que tan bien traducen el espíritu neoyorquino porque mezclan los aspectos humanos, cotidianos, existenciales con las líneas, ángulos, perspectivas de la arquitectura neoyorquina, única en el mundo.

Aunque la exposición contiene sólo una ínfima parte de la obra de Model es suficiente para que los amantes de la Gran Manzana pasen una hora deliciosa.