Ni con cien jueces De la Rúa tiene ya salvación el Partido Popular. El famoso informe de la policía del que huye como de la peste el genuino De la Rúa, el más que amigo del trajeado señor Camps, no sólo contiene indicios claros de financiación del PP en la Comunidad Valenciana sino de financiación ilegal del PP nacional en la época de Aznar. Con ello se cierra ya el círculo que hasta ahora había estado abierto pues resultaba sorprendente que unos presuntos chorizos que ya empezaron a actuar siendo el señor Aznar presidente del PP y luego del Gobierno, hubieran reducido sus hazañas y tejemanejes a tres o cuatro municipios, por acomodados que sean, de la sierra norte de Madrid y la Comunidad Autónoma de Valencia. Eso debía de ser calderilla para las desmesuradas aspiraciones del señor Correa, principal imputado en la causa. Los negocios suculentos debió de hacerlos el gran Gürtel en el contexto del partido a escala nacional. Es contra este fondo contra el que hay que interpretar la ya muy exhibida presencia del clan Correa en el famoso bodorrio de El Escorial.
Esta semana, creo recordar, se levanta el secreto del sumario y es muy posible que nos encontremos con un potaje que revelará de una vez por todas de qué está hecha la argamasa que mantiene unidas a gentes de tan variopintas y escasas de convicciones ideológicas como las que forman el principal partido de la oposición fuera, naturalmente, de mantener intacta la memoria del Caudillo, que es el interés por los negocios urdidos a la sombra del poder, los más lucrativos, los más rápidos, los más seguros... hasta que alguien empieza a grabar conversaciones.
Para cuando suceda tal cosa, habiendo ya agotado la farmacopea de explicaciones, acusaciones y bálsamos diversos con tal de no reconocer la naturaleza de la situación, el PP tendrá que acudir al famoso y abandonado repertorio de la conspiración masónica internacional, los ataques del comunismo antiespañol y la rabia de la plutocracia anglosajona.