divendres, 25 de setembre del 2009

La "justicia" del juez De la Rúa.

Vamos a ver si he entendido bien este esperpento del no proceso al señor Camps, al que una trama corrupta paga los trajes al parecer porque el pobre andaba en andrajos. A ver si he entendido bien esta farsa de la no dimisión del señor Camps tras haber mentido como un bellaco al país entero afirmando que él se paga sus trajes.

Ya sé que cabe esgrimir razones formales para justificar el archivo de la causa contra Camps y la devolución a la fuente del informe de la policía sobre la financión ilegal del PP, pero hacerlo es una trampa similar a si se pretende negar la mentira con el argumento de que el señor Camps no mentía porque él se paga los trajes... que se paga. Todo se puede retorcer, amañar, desnaturalizar y emplear aviesamente pero se entiende que eso no es de recibo y hay que justificar los propios actos a la luz del sentido común y de las normas morales ordinarias con una base cultural cristiana.

El sentido común dice que un juez adoptando decisiones en una causa penal contra un amigo suyo es una inmoralidad en todo el planeta y en todo tiempo y condición. El señor Camps y el señor De la Rúa son amigos íntimos, según declaró en su momento el señor Camps sin que nadie, ni el mismo señor De la Rúa dijera nada en contra.

En consecuencia, el señor De la Rúa debió abstenerse en el caso de su amigo el señor Camps. No lo hizo y eso es lo que confiere a su acto la condición de inmoral. De nada sirve decir que no hay tal inmoralidad porque nadie la denunció en su momento y nadie puso en marcha la sucesión. La frecuencia de uso no convierte un acto inmoral en uno moral por la misma razón por la que el mucho frotar no convierte una calabaza en un suntuoso carruaje. El señor De la Rúa debió abstenerse motu proprio, sin necesidad de que se le exigiera, salvo que quiera dejar a su amigo Camps por mentiroso por cuanto no sea cierto lo que éste dijo de su amistad más que amistad. Por cierto, incidentalmente, ¿cuánto más que amistad y de qué naturaleza? ¿Son amantes el señor Camps y el señor De la Rúa, son maestro y discípulo del budismo zen? ¿Qué son el uno para el otro? Esta es una cuestión procesalmente importante a la que debiera contestar el señor De la Rúa so pena de que se piense que lo suyo es la inmoralidad y la injusticia.

Por último, el argumento de que, no habiendo sido recusado el señor De la Rúa, ha cumplido el plazo, por cuanto en asuntos de honra y honor no hay plazos ni plazas. Tu delito puede haber prescrito por lo que no serás penado por la ley pero seguirás siendo un inmoral y los jueces, como los políticos, no pueden sr inmorales porque esa es la mayor corrupción que cabe albergar en un sistema.

Parece que no y hasta el señor Rajoy anda por ahí diciendo que el "caso Camps" quedó en nada. Pobre señor Rajoy, que nunca entiende de qué va la música: el caso Camps no solamente pervive sino que se ha multiplicado por dos con el "caso De la Rúa". Es lo que tiene la corrupción: que contamina todo lo que toca. Ahora el señor De la Rúa separa de la documentación del caso Camps un informe policial que prueba financiación ilegal del partido de su más que amigo señor Camps. No dudo de que el señor De la Rúa, consumado maestro en triquiñuelas procesales, habrá encontrado alguna justificación formal o alguna laguna pero se estará de acuerdo en que, en principio, un juez que lejos hacer avanzar la causa de la justicia, trata de evitarla es cosa rara.

El caso Camps es un golpe fortísimo al conjunto del sistema jurídico y político español.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).