diumenge, 10 de febrer del 2013

Un país no puede estar gobernado por un presunto defraudador.

Las declaraciones de la renta de Mariano Rajoy se publicaron parcialmente ayer, una semana más tarde de anunciarlo. En una semana hay tiempo suficiente para amañar hasta la piedra Rosetta. La fuerza de estos gestos radica en publicar los papeles en el momento en que se dice pues, de no ser así, cabe sospechar que se hayan manipulado, como, de hecho, lo han sido estos. La prueba de la manipulación está en los metadatos del fichero de la declaración. La publicación, además de posiblemente amañada, es incompleta pues solo trae las declaraciones desde 2003, siendo así que los apuntes incriminatorios de Bárcenas son anteriores a esa fecha. Es decir, las declaraciones de la renta de Mariano Rajoy:
  • No disipan las dudas sobre su relación con Bárcenas y los presuntos cobros en B.
  • Al contrario, las aumentan. Faltan las anteriores a 2003.
  • Las declaraciones a Hacienda no coinciden con las del Congreso.
  • Prueban que Rajoy cobró tres sueldos indebidamente en 2004-2005.
    • Que estuvo años sin pagar la seguridad social.
    • Que mintió en 2007 cuando dijo que ganaba 8.000€ al mes, siendo así que eran 14.000.
    • Que se subió el sueldo del partido en un 27% entre 2007 y 2011.
    • Que se saltaba la Ley de Incompatibilidades cobrando del gobierno y del partido.
  • A día de hoy cobra dietas indebidas y vive en La Moncloa, llamada La Quinta del Tuerto.
  • Sigue sin saberse de cierto si cobra y cuánto del registro de la propiedad de Santa Pola.
  • Su patrimonio se ha duplicado en los últimos años sin que quede claro por qué.
  • Diciendo lo contrario, ha acumulado una fortuna al tiempo que impone sacrificios a los demás.

Es obvio que una democracia moderna en un Estado de derecho no puede estar gobernada por un sujeto bajo sospecha de corrupción y no de una u otra sino de todas las corrupciones posibles, cobros en B, incompatibilidades, ingresos ilícitos, impagos a la seguridad social. Es obvio igualmente que sus papeles son una maraña de trampas y sospechas que, lejos de desvincularlo de los de Bárcenas, los hacen complementarios.

La falta de ética, de pundonor, de honradez del personaje es de sobra conocida y lo hará encastillarse en el silencio. Con la ayuda de sus periodistas a sueldo (de Bárcenas) y los medios públicos convertidos en máquinas de propaganda, tratará de desactivar las acusaciones fabricando pruebas falsas, acusando sin ellas a la oposición, inventándose cortinas de humo, negándose a comparecer ante la prensa y a dar explicaciones en el Parlamento. Explicaciones que la oposición tendría que estar pidiendo insistentemente. No hay duda de que el inquilino de la Quinta del Tuerto seguirá sin aparecer por el Congreso de los Diputados, continuará gobernando mediante decreto-ley e instruirá al rodillo de la mayoría absoluta del ¡que se jodan! para que yugule toda posibilidad de debate, de escrutinio público, de investigación de sus procelosas cuentas. El futuro inmediato es, si no se remedia, el silencio: el gobierno no hace declaraciones, el Parlamento no debate, la Fiscalía no investiga y los ciudadanos se callan y se aguantan que para eso ganaron las elecciones estos sujetos con la impagable ayuda del PSOE e IU, cada uno con sus rollos.

Hace falta oponerse a ese intento dictatorial. Hay que obligar al gobierno a comparecer en el Parlamento. Hay que convertir este en una cámara de resonancia ante la opinión pública. Hay que forzar al ocupante de la Quinta del Tuerto a aclarar sus cuentas en sede parlamentaria. Es obligado presentar una moción de censura contra un gobierno moralmente (y es muy posible, también legalmente) deslegitimado para seguir un día más. La moción se perderá, cierto; pero el país escuchará qué tiene que decir Rubalcaba sobre las cuentas presuntamente fraudulentas de Rajoy y cómo se defiende este, si puede.

Además, debe pedirse una comisión de investigación parlamentaria para aclarar las cuentas de Rajoy. Ya se sabe que tampoco saldrá; pero es preciso pedirla y explicar en los medios por qué se pide, para que trascienda asimismo en el extranjero:

Un país no puede estar gobernado por un presunto defraudador.

Todo lo anterior sin perjuicio de que se lleven los dichos papeles al juez. Hay materia

My Web Page (La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Ni Rajoy salva a Rajoy.

¡Menudo desastre ha organizado Rajoy por dárselas de puro publicando sus declaraciones de la renta! El anuncio de la disclosure ya fue recibido hace días con recochineo en un país en el que esa declaración salía a Díaz Ferrán a devolver. El gesto es absurdo pues nadie incluirá en la declaración de la renta los ingresos ilegales. Pero, además, la propia publicación ha suscitado muchas más suspicacias de las que trataba de acallar. Los papeles de Rajoy traen sus declaraciones desde 2003. Como los apuntes de Bárcenas se interrumpen en 2003, aquellos no aclaran nada. No solamente no aclaran; enturbian más la cuestión. Pues. ¿no sucede ahora que la declaración de la renta de Rajoy no coincide con la que hizo en el Congreso? Y no por una bagatela sino por unos 100.000 euros. Dejarse olvidados 100.000 euros en el cajón de la mesilla es harto difícil.

Al margen de otras cuestiones de legalidad, los papeles de Rajoy muestran un ciudadano que nada en la abundancia, que se sube el salario en un 27% entre 2007 y 2011 y, acto seguido, impone reducciones de sueldos, de pensiones, de subvenciones a sus paisanos y los obliga a hacer sacrificios de todo tipo. Y quizá lo más irritante sea ver cómo lleva la pantomima a decir que miro mi cuenta a fin de mes, tengo los problemas que tienen todos los ciudadanos. Y eso cobrando 14.000 euros mensuales, con todos los gastos pagos. Es una afirmación tan desvergonzada como la famosa salida de Esperanza Aguirre de no llegar a fin de mes.

Especialmente llamativo en el estadillo de cuentas de Rajoy es ver cómo el sueldo que le paga el partido se triplica entre 2004 y 2005. ¿La razón? Compensarle por la pérdida de ingresos como ministro del gobierno derrotado en las elecciones de marzo de 2004. Tanto para Rajoy como para Cospedal hay una clara relación compensatoria entre el salario del partido y el del cargo público. Y los dos encuentran lógico y lícito cobrar ambos.

Estas prácticas del PP plantean la cuestión de cómo entiende la derecha el partido. Da la impresión de considerarlo como un instrumento para el medro personal, de familia, de grupo, de casta. Es una idea patrimonial de la organización política que se traslada tal cual a las instituciones y los medios. El PP paga con dineros públicos unos medios de comunicación que usa como oficina de propaganda. Contrata con cargo al erario público gentes del partido para realizar tareas de partido, como en el caso de Carromero. En realidad, la visión conservadora de las instituciones apunta a dos objetivos: se instrumentalizan estas bien para expoliar lo público y llenar la administración de enchufados, bien para avanzar en el desmantelamiento del Estado de derecho.

Al margen de estas consideraciones más generales, la dimisión de Rajoy debe producirse entre otras razones por ese fariseísmo fanfarrón, como de casino de pueblo, con el que quien está, al parecer, llevándoselo crudo afirma puritano no he venido a la política a ganar dinero. Quién lo diría, ¿eh?

(La imagen es una captura del vídeo de Autonomousmad,titulado El#TicDeRajoy se repite en Berlín, dos días después del espectáculo de Génova.

dissabte, 9 de febrer del 2013

Rajoy: explicación o dimisión.

El planteamiento de que, mostrando las declaraciones a Hacienda se disipan las dudas sobre el posible cobro de dineros ilícitos es tan estúpido que solo puede ocurrírsele a políticos españoles de la derecha o a sus asesores, alguno de los cuales cobra cientos de miles de euros por parir semejantes mamarrachadas. Como era de esperar, la publicación de la contabilidad del PP, apañada por el propio PP, no aclara nada de las cuestiones turbias de las finanzas del partido. Al contrario, aumenta las dudas. Lo mismo había pasado ya con la publicación -a regañadientes de la interesada- de las declaraciones de bienes y patrimonio de María Dolores de Cospedal que puso de manifiesto un "olvido" de 7.000 euros y una composición de ingresos que Palinuro considera ilícita aunque todavía no se cuestione públicamente. Me refiero a esa práctica de que tanto la secretaria general del PP como su presidente, Rajoy, consideren normal, legal, lícito y así lo declaren, el hecho de cobrar dos sueldos, uno derivado del cargo institucional que ocupan y otro abonado por el partido. A juicio de Palinuro es un cobro ilícito que quebranta el espíritu de la vigente Ley de Incompatibilidades de 1984 y que será preciso seguir denunciando hasta que el asunto se discuta en sede parlamentaria y estas personas dejen de cobrar sobresueldos "legales" o se cambie la ley.

Pero la publicación de las declaraciones de la renta de Rajoy (los ya famosos papeles de Rajoy) entre 2003 y 2011 ponen de manifiesto una situación fiscal del presidente del gobierno turbia, extraña y sospechosa y más necesitada que nunca de aclaración. Los papeles de Rajoy no solo no disipan las dudas sobre las prácticas ilícitas en el acopio de retribuciones y remuneraciones del más variado origen, sino que las aumentan y agravan. A estas horas es urgente que Rajoy comparezca en sede parlamentaria a petición de la oposición (que a ver si, por fin, cumple con su deber) a responder a la pregunta que aún no ha contestado:

Exactamente, señor Rajoy, ¿cuánto cobra usted al mes y por qué conceptos?

Antes de seguir, una salvedad. El hábito de la derecha de confundir inocencia con prescripción no es de recibo. Si un político ha cometido un delito o tenido un comportamiento impropio, el hecho de que haya prescrito supone que se ha extinguido la responsabilidad penal. Pero no la política. No es admisible un político presuntamente delincuente solo porque el supuesto delito haya prescrito. El caso ejemplar al efecto es el de la ministra Ana Mato. Que sus supuestas ilegalidades no sean ya juzgables no quiere decir que sea inocente, como intenta colar falazmente Ruiz Gallardón y otros miembros del partido, más movidos por la solidaridad e interés de grupo que por amor a la verdad, cuando utilizan el sofisma de que "el caso se archivó". Se archivó por prescripción, no por inocencia y no hubo absolución. Pues bien, lo mismo cabe decir de Rajoy y con mayor motivo. Si, en el pasado, siendo ministro de Aznar o en otras circunstancias, Rajoy cometió ilícitos que hoy han prescrito, queda a salvo del reproche jurídico y quizá penal, pero no del político.

Si Rajoy no puede dar una explicación satisfactoria de su muy enredado régimen de retribuciones de una vez, debe dimitir ipso facto.

¿Qué muestran los dichos papeles? Muestran los siguientes elementos oscuros:
  • Los apuntes de Bárcenas señalan pagos de dinero ilícito a Rajoy hasta 2003. Los papeles que este ha hecho públicos comienzan precisamente en 2003, con lo cual es evidente que no demuestran nada y, al contrario, dejan más en entredicho la honradez del presidente del gobierno.
  • La declaración de la renta de Hacienda de Rajoy no coincide con la declaración presentada en el Congreso y no coincide en cantidades elevadas.
  • Rajoy mintió en 2007, cuando declaró cobrar unos 8.000 euros al mes, siendo así que, en su declaración de la renta de ese año aparece una retribución mensual de 14.000 euros. Una mentira de 7.000 euros mensuales, esto es, 84.000 euros al año, es mucho más que los 7.000 euros que Cospedal "olvidó" en su declaración de este año.
  • En la declaración al Congreso Rajoy consigna 98.225 euros del PP en concepto de dietas y gastos de representación, pero en la declaración a Hacienda figuran 181.098 euros, lo que quiere decir que ocultó 82.873 euros al Congreso y tendrá que explicar por qué.
  • En 2003 y 2004, Rajoy cobró tres sueldos, del Gobierno, del PP y del Congreso, lo cual es obviamente ilegal, por muy permisivo que se quiera ser con la vigente Ley de Incompatibilidades de 1984. Aquí ya no basta con una explicación sino que es precisa la devolución de las cantidades indebidamente devengadas.
  • En la declaración de la renta de 2011 aparecen 163.305 euros de unas misteriosas "actividades empresariales" de Rajoy que, según el Blog Salmón solo pueden deberse a una actividad empresarial o profesional, en alta durante el ejercicio 2011 ó a algún ajuste extraño con el Colegio de Registradores.  Es posible que esté aquí la clave de lo más oscuro de los ingresos de Rajoy, lo que lleva tiempo investigando Miguel Ángel Aguilar y cuyas sospechas se plasmaron en un artículo en El País, titulado El dinero perdido de Rajoy. La sospecha es que Rajoy haya seguido cobrando rentas de su plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola sin decir nada. Por supuesto, El País de papel censuró el artículo de Aguilar y lo retiró de la web aunque, como se ve, no con la suficiente celeridad.
  • Resumen, los papeles de Rajoy, si algo muestran, es que el presidente del gobierno puede haber mentido repetidas veces y a todo el mundo: al público, a los periodistas, al Parlamento y a Hacienda. De ser esto cierto y ofrezca la explicación que ofrezca, solo le resta el camino de la dimisión más ignominiosa, por embustero. Y cuanto antes, mejor.
Ha quedado absolutamente claro que esos displicentes y altaneros discursos acerca de que el hombre vino a la política "perdiendo dinero" son falsos, puro afán de disimulo y escaqueo. Como todos los de su orientación, parece haber llegado a la política "a forrarse" y puede haber estado haciéndolo impunemente durante años.

Ahora hay que explicarse o dimitir, amigo.

Adiós a la gran ilusión.

El Partido Comunista francés (PCF) ha suprimido el emblema de la hoz y el martillo de los documentos acreditativos de miembros del Partido de la Izquierda Europea en el que está integrado. Hay intenso debate en el país vecino. Ya puede suponerse que la dirección actual y su secretario nacional, Pierre Laurent, justifican la medida en aras de la actualización, la modernización del mensaje, la necesidad de adaptarse a las nuevas exigencias y otros razonamientos de este tipo. Los veteranos, los comunistas de la línea dura, los nostálgicos de los tiempos dorados de la grande peur de l'après guerre ven un paso más en la amarga pendiente del PCF hacia la irrelevancia política y el olvido. Los diez diputados comunistas hoy en la Asamblea Nacional son el triste precipitado de aquel nutrido grupo de 182 que llegaron a ser en sus años de pujanza. Es un debate inevitable en los procesos de adaptación de las organizaciones sociales a los cambios en la realidad. Cuando se tocan los símbolos, un mundo entero de significados que quizá llevaba años en hibernación, de pronto se estremece y se viene abajo. Hay quien dice que la hoz y el martillo, al desaparecer, se lleva consigo la identidad comunista.

Será lo que quedaba de ella, que era bien poco. Apenas un eco de lo que fue. El propio término comunismo, cada vez menos en uso entre sus teóricos seguidores, ya no significa gran cosa. No designa un orden social futuro claramente determinado; tampoco una política específica en el marco de los Estados capitalistas que son hoy todos excepto uno o dos. El comunismo en Europa trata de apropiarse y revitalizar una socialdemocracia ideal de la que previamente tiene que echar a sus inquilinos tradicionales a los que, para no perder la costumbre, viene atacando hace ya cerca de cien años, aunque con tan escaso éxito como en todo lo demás.

A esos efectos, la hoz y el martillo son un estorbo. Pero vivirán para siempre en el recuerdo visual del tumulto del siglo XX que quiso cambiar el mundo

(La imagen es una foto de Ben Sutherland, bajo licencia Creative Commons).

La moción de censura y el programa de la izquierda.

Leo un interesantísimo artículo de Rafael Escudero Alday en Público, titulado ¿Moción de censura de Rubalcaba? No, gracias, en el que rechaza la idea de que Rubalcaba presente una moción de censura. Está muy bien argumentado y documentado. Se inscribe en una línea de crítica al proceso de declive de la preeminencia parlamentaria en los sistemas democráticos muy visible desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, bastante clara hasta el punto de que no es infrecuente la expresión de "crisis del parlamentarismo" en el doble sentido del régimen parlamentario frente al presidencialista y de la centralidad del legislativo. Igualmente dictamina con acierto que la regulación de la moción de censura en la Constitución de 1978 es un punto débil más de una débil Constitución a la hora de garantizar el Estado social y democrático de derecho que ella misma proclama.

Si algún reparo puede ponerse al artículo es más en el terreno de lo que no dice que en el de lo que dice; lo cual no es mucho, desde luego. Pero tiene su aquel. Su examen de la moción de censura española, directamente tomada de la alemana, hace hincapié en los aspectos jurìdicos de la figura y eso lo lleva a considerarla como inútil en cuanto arma del parlamento frente al gobierno. Especialmente con gobiernos monopartidistas apoyados en mayorías absolutas. En otros casos, no es tan inútil. En España no ha triunfado aún ninguna moción de censura; pero en Alemania, precisamente, sí. En 1982, Helmut Kohl sustituyó a Helmut Schmidt en la cancillería mediante una moción de censura. Una vez en sesenta y cuatro años no es mucho; pero es. La regulación de la moción de censura constructiva, desde luego, es plomo en las alas. Pero la imposibilidad de volar también viene de las mayorías absolutas que, a su vez, dependen de los sistemas electorales. Y, dentro de las mayorías absolutas hay que distinguir entre las monopartidistas y las pluripartidistas. Pero, en todo caso, centrarse en los aspectos jurídicos de la moción -ninguna triunfante en España en 35 años- apunta a un intervalo de atonía política en los próximos dos años y medio en una especie de permanencia de la situación actual que cabe calificar de anómala teniendo en cuenta que el artículo habla del desmantelamiento de las bases del Estado de derecho en España. Coincidiendo plenamente, uno se pregunta qué se puede hacer.

Respuesta: presentar una moción de censura. Esta tiene una vertiente política con características propias. Las dos presentadas hasta la fecha en España la de Felipe contra Suárez (1980) y la de Hernández Mancha contra Felipe (1987) se perdieron. Quienes las presentaron ya sabían que las perderían. Las presentaron por otro motivo: para darse a conocer a sí mismos y su alternativa, confrontarla con la del gobierno, exponer las debilidades de este, forzarlo a explicarse en sede parlamentaria y, vía medios, ante la opinión pública. La moción de censura de Felipe fue un éxito y preparó tanto la subsiguiente descomposición de UCD como la victoria del PSOE en 1982. La de Hernández Mancha fue, al contrario, un fracaso con ribetes cómicos por las circunstancias personales del candidato, quien acudía como invitado, pues era senador. En los años de los gobiernos minoritarios del PSOE se pudo haber presentado alguna moción y Aznar hizo un par de propuestas en firme, una de ellas comprometiéndose a no gobernar sino a disolver las Cortes acto seguido de su investidura y convocar elecciones anticipadas, y otra proponiendo, incluso, como candidato a un miembro de otro partido. Pero no se formuló ninguna. Aznar no se atrevía a presentar una moción de censura si no tenía el triunfo asegurado.

En la situación actual, dos circunstancias aconsejan a la oposición ganar visibilidad, recomponerse y presentarse como alternativa viable. La primera es el estado de deterioro de la función parlamentaria, prácticamente inexistente en un país con mayoría absoluta monopartidista y estricta disciplina de voto. El gobierno aplica su programa por decreto ley y soslaya el parlamento de modo sistemático. No existe debate alguno en la cámara pues el rodillo del PP veta todas las iniciativas y la mayoría de las comparecencias. Sin embargo, cuando se produce una de estas, bien planeada y bien hecha, como la de Ada Colau del otro día, tiene un efecto mediático enorme. Aunque termine en fracaso inmediato pues el PP rechaza la iniciativa legislativa y considera las audaces propuestas de Colau algo obsoleto (sic).

La segunda circunstancia es que, a catorce meses de su derrota electoral, el PSOE sigue en un estado de marasmo. Su visibilidad es escasa. La valoración popular de su líder, bajísima y la intención de voto al PSOE se acerca, sí, al PP, pero es más por lo que este baja. En esta situación, una moción de censura perdida de antemano fuerza el debate parlamentario que el gobierno sustrae, da voz al PSOE, le permite hacer un juicio crítico sobre dicho gobierno a la vista de todo el mundo, presenta al secretario general como candidato a la presidencia y le ofrece la oportunidad de dar a conocer el programa del partido que, a juicio de Palnuro, debe ser una propuesta de programa común de la izquierda. Con el compromiso firme de aplicarlo formulado en sede parlamentaria. Que la gente, los votantes, sepan qué significará votar a la izquierda en las elecciones siguientes.

Un programa común de la izquierda debe comenzar con una batería de medidas de lucha contra la corrupción en términos prácticos, no de la vacua retórica de la regeneración democrática. Los partidos de un hipotético frente de la izquierda deben someterse a una auditoria externa anual, permanente y pública, realizando todas sus transacciones a través de la red. Cosas de este tipo. Igualmente es esencial que formulen de forma clara, inteligible, qué políticas proponen para complementar la lucha contra el déficit con las medidas expansivas de corte neokeynesiano. Vuelta a políticas fiscales progresivas. Detención y reversión del desmantelamiento y privatización de los servicios públicos. Lucha contra el fraude en la evasión fiscal y la economía sumergida. Banca pública. Inversión en I+D+i. Apertura de nuevas líneas productivas. Reforma política en profundidad. Revisión de la Constitución en materia de derechos y libertades, partidos políticos y sistema electoral. En la cuestión teritorial, convocatoria de una convención en la que se debata, entre otras, la del derecho de autodeterminación. Convocatoria de un referéndum sobre la Monarquía. Quizá, incluso, proceso constituyente..

Obviamente, no tiene por qué ser así. Algunas cosas pueden apartarse, otras entrarán (por ejemplo, cuestiones de ecologismo) en la necesaria negociación. Pero al final es importante que sea una propuesta de programa común de la izquierda. Es importante tomar la tribuna del Parlamento para presentar una alternativa viable a la penosa situación actual, responsabilidad de un gobierno cuya legitimidad está en serio entredicho. Es importante que la gente lo vea, lo oiga, lo lea. Muy importante. Muy importante que, en esta situacion de postración general, los ciudadanos sepan que hay alguien con una alternativa viable. Aunque solo sea por evitar la resignación.

(La imagen es una captura de Rubalcaba 38, bajo licencia Creative Commons).

divendres, 8 de febrer del 2013

Bronca en el patio trasero.

 Aguirre ha entrado a saco en un cónclave de su partido. Ha venido a pedir la dimisión de Ana Mato, a criticar a Cospedal por su falta de nervio en el escándalo Bárcenas y a poner cual no digan dueñas a Ana Botella por la gestión del Madrid-Arena. Los expertos intuyen detrás del ataque aguirresco un movimiento de partidarios suyos, apoyado por Aznar, para substituir a Rajoy. No parece muy certero. Si Aznar hiciera causa con Aguirre esta no atacaría a Botella. Aguirre es más un cañón giratorio y aprovecha una buena oportunidad (por eso la llaman oportunista) de hacerse con el partido invocando una necesaria regeneración democrática. Es inteligente y audaz pero no lo más apropiado para la expresidenta de Madrid, tan necesitada de regeneración democrática como el conjunto de su partido.

El partido está hecho unos zorros, vive de sobresalto en sobresalto, pendiente de la última revelación del caso Bárcenas, tapando vías de agua. Sus reacciones, en sus principales figuras son irreflexivas, precipitadas y nada convincentes. Cospedal y Floriano han amenazado con querellas prácticamente contra todo el mundo. Pero hasta la fecha no se ha interpuesto ninguna y menos aun contra Bárcenas, a quien los portavoces del PP ignoran, como si no existiera pues, dicen, es una persona privada; no pertenece al partido.

El presidente, después de las dos pintorescas ruedas de prensa, ha retornado a su actitud silente. Solo una vez ha rozado el viscoso asunto de la corrupción y ha sido para respaldar a la ministra Ana Mato. Si se observa es puro estilo Rajoy: respaldar a l@s presunt@s corrupt@s cuando más cuestionad@s son. Lo hizo con Camps, con Matas y hasta los puso de ejemplos. Lo hizo a la chita callando con Sepúlveda y Bárcenas al conservar el sueldo al primero en su fantasmagórica condición de funcionario del PP y el despacho, el coche y la secretaria al segundo, mucho después de haber este dimitido como tesorero y senador. Lo hace ahora con Ana Mato. Suena a táctica. Sabiéndose en falso, en el punto de mira de la lucha contra la corrupción por ser él también sospechoso de haber recibido sobresueldos, se rodea de gentes en sus circunstancias que le sirvan de colchón.

Tampoco la gobernación del Estado se le da mejor. El paro ha aumentado en más de 135.000 personas en enero. Todas las magnitudes son negativas. El barómetro del CIS de enero es terrorífico. El 90,8% de la población piensa que la situación económica es mala o muy mala. El 65,9% cree que es peor que la del año pasado y el 40,2% piensa que el año que viene será aun peor. El resto de los datos es de este deprimente jaez. La valoración de Mariano Rajoy es bajísima. El 82,1% de la ciudadanía tiene poca o ninguna confianza en él. En el caso de Rubalcaba esa cantidad se eleva al 88%..

La situación es disparatada. El gobierno no quiere o no sabe gobernar y la oposición no tiene alternativa.

dijous, 7 de febrer del 2013

De cómo NO hablar de la corrupción en el PP.



Juzgue el amable espectador de qué se habló en este programa y quién lo hizo.

A los amigos sextachilangos.

Salud.
Por acá también se tienen en cuenta las recomendaciones del subcomandante Marcos y las conclusiones de la Sexta declaración de la selva Lacandona. Las razas, las culturas, los pueblos, credos, dioses, héroes y tumbas son distint@s. Pero el espíritu es uno y la lucha, la misma.

¡Larga vida a la Sexta Chilanga!

Sobrelandia

España está en la crónica de tribunales. También en no sé qué marcadores o palmarés deportivos. Pero sobre todo en la crónica de tribunales. Apropiaciones indebidas, fraudes, estafas, malversaciones, cohechos, extorsiones, despilfarros. Y robos, violaciones, asesinatos, malos tratos, secuestros, violencia machista. No nos referimos solamente a la España política. Toda ella está en la crónica de tribunales. Pero es la política la que nos importa aquí.

El asunto Bárcenas se ha llevado por delante al gobierno y, de paso, al PP. Porque ha traído a primer plano el caso Naseiro, que quedó impune por prescripción, pero actúa ahora como un peso muerto: la presunta corrupción de Bárcenas viene de antiguo, del origen mismo del PP y parece estructural al partido. No sé cómo va a salir de esta. El impacto de las sucesivas noticias, al albur de las incidencias procesales, es tremendo. Da la impresión de que las prácticas corruptas se han extendido como la mancha de aceite y se han venido aceptando durante años como prácticas normales. Elevando así el umbral de tolerancia del partido hacia la corrupción incompatibles con un funcionamiento mínimamente democrático. La negativa de la ministra Mato a dimitir ante un caso probado pero no condenado por prescrito es una muestra de esta situación insostenible. Como lo es el enrocamiento de la alcaldesa Botella ante un acontecimiento que ha fundido su, por lo demás, bastante mediocre gobierno.

El caos es patente. Aguirre se ofrece a liderar la necesaria regeneración del partido. Horas más tarde, la Fiscalía Anticorrupción confirma que Aguirre financió ilegalmente su campaña electoral. Con FUNDESCAM a cuestas y la Gestapillo pisándole los talones, doña Esperanza no está para liderar regeneración alguna. En realidad, no está ningun@. Tod@s parecen en principio pringad@s con los sobres malditos semejantes a copioso maná cayendo de las alturas sobre el pueblo elegido. Elegido, ¿entienden ustedes? Elegido como Camps, a quien el pueblo llano votaba por mayoría absoluta aun sabiendo que, además de votarlo, le pagaban presuntamente los trajes y hasta los sobres.

Sobrelandia es un lugar tormentoso, agitado, hostil. Todos los acontecimientos, todas las noticias tienen un grado de conflictividad y visibilidad mediática muy altas. La comparecencia parlamentaria de Ada Colau ayer, que Palinuro recogió en un Esta sí me representa,  fue una irrupción educada pero firme del pueblo en el lugar en donde supuestamente se le repreesenta pero no es así. Imagino que sus señorías se quedarían asustad@s y la vicepresidenta Sáez de Santamaría, con sus 6.000 casitas, querría desaparecer de la faz de la tierra.

Frente a ese ejemplo de solidaridad, lucha y sentido de la justicia, el señor duque (en funciones) de Palma (aunque esto ya no es seguro) dice que recurrirá al Tribunal Constitucional para no verse en un injusto empobrecimiento. La Casa Real, como un toro o un buey enfurecido, desmiente estar presionando a la infanta Cristina para que se divorcie, hasta para que prescinda del título de duquesa. Los desmentidos reales ya no tienen el valor de antaño, cuando indicaban a modo contrario el deseo del soberano absoluto: No estaréis pensando en suicidaros ¿verdad, Vizconde? ¿O sí?

El contraste es dinamita pura: cientos de miles de desahuciad@s, millones de parad@s, dependientes abandonad@s a su suerte, urgencias cerradas, miles de ciudadan@s necesitad@s de los bancos de alimentos que prepara la sociedad civil, cientos de miles de niñ@s por debajo del umbral de la pobreza, empresas cerradas, obrer@s al paro, emigrantes a miles. Eso por un lado. Por el otro, privilegios sin cuento, tasa ni medida, tanto para l@s polític@s como para los curas; tanto para las instituciones gestionadas con espíritu caciquil y patrimonial como para la Iglesia y sus distintas dependencias, incluida su red de medios de comunicación, financiada con dineros públicos pero de uso claramente tendencioso. Empresas y entidades financieras colonizadas y colonizadoras de los poderes públicos. Sueldos estratosféricos, planes de pensiones millonarias, vidas de lujo desaforado, de áticos marbellíes, yates, aviones.

Y todo ello, prácticamente sin gobierno, con un presidente que más parece un antipresidente, como el Rey del Prisionero de Zenda, un antirrey. ¡Qué comparecencias las suyas! ¡Qué papelones! Con esa desgalichada prosa y ese incontenible guiño del ojo que acabará siendo una obsesión, al estilo de las de las obras de Allan Poe. A él le gustaría dar la imagen del hidalgo perediano, pero la realidad lo lleva a la figura del Passepartout, de Verne.

Sobrelandia es un lugar gobernado desde la Quinta del Tuerto.

(La imagen es una foto de Julien Haler, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 6 de febrer del 2013

Esta sí me representa.


Y no me representa solo por el fondo de lo que dice sino por la forma en que lo hace. Natural, espontánea, directa, clara, contundente. Sin maquillajes, sin circunloquios, sin ditirambos, fórmulas hechas o falsas retóricas. Al criminal se le llama criminal y el tonto de turno se escandaliza y empieza a farfullar tonterías sobre la educación y no sé qué más. Educación no es hablar como los lacayos, los doctrinos, los oblatos o los monaguillos al estilo Wert. Educación es plantear los problemas como son, decir la verdad, no hacernos perder el tiempo a los demás, respetar a quien lo merece y no a quien no lo merece; es ser sincera y diáfana como Ada Colau.

Es una pena que Ada no se presente a elecciones. Yo la votaría. Y si el partido al que voto tuviera la valentía y la honradez de tomar a Ada -y otros/otras Adas que hay en el país, como Gordillo, Alfon, etc- perdería muchos votos por un lado pero ganaría muchos más por el otro y, desde luego, aseguraría el mío, que empieza a vacilar.

Ada ennoblece el Parlamento con su presencia y no esa caterva de vividor@s, profesionales de la política, obedientes rebaños de esos que hacen como decía un célebre y cínico diputado británico: "señor, yo no voto de acuerdo con mi conciencia, como si fuera un patán. Voto según las órdenes de mi partido, como hacemos los caballeros".

Adiós, señor Rajoy.

El poder político es una pasión. Hay mucha gente dispuesta a luchar a la desesperada por ejercerlo. ¿Con qué finalidad? Tener el mando, conseguir que los demás hagan o dejen de hacer lo que uno quiere, salvar a la Patria, enriquecerse, permanecer en la posteridad, impresionar a los del casino del pueblo de uno, traer la justicia, la paz, la libertad a la tierra, rendirlo a los pies de un amado, hacer la voluntad de Dios y exterminar a los impíos, vencer un complejo de inferioridad. Miles de razones, suficientes una a una o a puñados para zambullirse en un combate a cualquier coste. La política es una forma de guerra, generalmente incruenta, pero regida por las consideraciones bélicas.

Hay momentos más y menos duros. En los primeros es en donde se prueba el temple del político/guerrero. Este se enfrenta directamente a un problema que pone en peligro su poder, lo neutraliza y, si es hábil, lo convierte en aliado suyo, táctica que han aplicado los grandes generales, Alejandro, César, Napoleon. Confrontado de pronto con su primer problema de envergadura, el terremoto Bárcenas, Rajoy no ha estado a la altura de las circunstancias en ningún momento. Tardó más de dos días en reaccionar, mientras su segundona salía en absurdo plan overkilling y, cuando compareció, lo hizo leyendo un texto escrito tras una pantalla y sin preguntas de los periodistas, una ceremonia ridícula, hazmerreír mundial. Añado un detalle. Rajoy leía unas cuartillas pero pretendía no estar haciendolo. Es absurdo. Si lees unas cuartillas, lees unas cuartillas y, si quieres que parezca que no lees, un teleprompter, hombre. No son caros.
Al día siguiente, el lamentable espectáculo de la rueda de prensa en el Bundeskanzlerinamt con preguntas monográficas sobre la corrupción. En ella se ha comprobado ya la teoría de los famosos tics del ojo izquierdo de Rajoy que, según parece, hace un guiño cada vez que su dueño dice una mentira. En You Tube hay vídeos con recopilación de guiños de Mariano Rajoy. Curiosamente, en ninguna de las comparecencias ha aclarado este la cuestión de si ha cobrado o no sobresueldos de su partido en negro, en blanco o en violeta, pero se ha deshecho en guiños. Hasta sus trajes están en entredicho. No solo no ha aclarado nada sino que ha enturbiado más al afirmar que todo cuanto se dice es falso, salvo alguna cosa publicada en los medios. ¿Se puede ser más bobo?

Esta penosa situación viene de antiguo. Nadie sabe en este momento a ciencia cierta cuánto cobra el presidente del gobierno y por qué conceptos y él no lo ha aclarado ni se ha referido a ello. Nadie sabe cómo ha sido posible esa red delictiva tentacular de la Gürtel y nadie tampoco se explica por qué si Bárcenas dimitió de todo hace dos años, ha continuado teniendo tienda abierta en la sede del PP. Nadie sabe nada pero todos se imaginan lo peor: Bárcenas los tiene agarrados. ¿La prueba? Todo el mundo anuncia querellas con El País y no todos las interponen. Solo Aznar. Rajoy y Cospedal siguen rezongando. Y nadie se atreve con Bárcenas, excepto, al parecer, Ana Palacio.

Se añade que en más de un año de gobierno Rajoy no tiene triunfo alguno para mostrar sino todo lo contrario: fracasos, derrotas y empeoramiento general de la situación sin perspectivas de mejora a corto y, posiblemente, medio plazo. En esas condiciones, tiene razón Rubalcaba, Rajoy no puede gobernar el país. Claro que tampoco él puede sustituirlo, ni siquiera mediante unas elecciones anticipadas. Pero ese es otro asunto. Rajoy no puede gobernar el país porque ni siquiera puede gobernar su partido en donde parece estar incubándose un conflicto interno, una guerra dentro de la guerra, una lucha cainita en la derecha. De momento se da una cacofonía de voces tratando de imponer su mensaje sobre los otros: González Pons, Floriano, Aguirre, Ana Palacio. Los medios de la derecha se han convertido en baterías que machacan el búnker de La Moncloa, en donde resiste un gobierno compuesto por badulaques, presunt@s corrupt@s, meapilas altaneros y arbitristas autoritarios que pueden hacer y decir cualquier cosa pues el gobierno carece de lo que su presidente presume, rumbo.

Si atisban dos movimientos internos para sustituir a Rajoy: quienes postulan a Esperanza Aguirre para regenerar la política y quienes prefieren ir a los valores seguros del pasado y abanderan el retorno de Aznar. Son algunos frondeurs que esperan la vuelta del depositario de la legitimidad dinástica del largo exilio para alzarse en armas. También habrá en el PSOE quien suspire por el regreso de González, década de oro del socialismo. Ya tendría gracia ver a Aznar y Felipe enfrentarse de nuevo para ventilar aquella dulce derrota de 1996. Pero es altamente improbable.

Vayan por donde vayan los acontecimientos, todo el mundo ve en Rajoy un muerto viviente. Palinuro también.

(La primera imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 5 de febrer del 2013

La rueda de la vergüenza.

Tómese el lector unos minutos para contemplar la foto de El País. Ampliéla en ventana nueva. Calibre la mirada de Merkel a Rajoy. Dígase si esa es la mirada de alguien que te respalda como dicen algunos. Esa mirada es la de la hija del pastor evangélico, ella misma de profundas convicciones religiosas, que no entiende el comportamiento de su huesped. Este aguanta la penetrante mirada a pie firme bajo el paraguas, pasando, probablemente, un mal rato.

Y peor habría de pasarlo en la rueda de prensa posterior, a donde los periodistas se desplazaron a freírlo a preguntas, todas sobre la corrupción, Bárcenas, los sobresueldos. Hubo cuestiones de ese tipo hasta para Frau Merkel, quien las contestó con la adusta seriedad que se usa en Hamburgo y Pomerania, las dos zonas en las que nació y creció. En cambio, casi no hubo preguntas sobre el aspecto sustantivo de la reunión bilateral con un puñado de ministros, esto es, las medidas para salir de la crisis. En este aspecto, Rajoy vuelve de Alemania avergonzado y con las manos vacías. Los alemanes aplauden a los españoles, les animan a seguir ahorrando (o sea, recortando) y prometen venir de vacaciones con mayor intensidad. Es duro oír eso, pero es lo que hay. De tomar medidas de reactivación que favorezcan a España, nada. Un éxito diplomático sin precedentes.

¿Y las respuestas a las preguntas barcénigas? Intento de repetición de la melopea televisiva del día anterior. Pero, al tratarse de una rueda abierta, con preguntas, es imposible atenerse al guión, no se pueden llevar escritas las respuestas a preguntas inesperadas. Es preciso improvisar y ahí se patina, se mete la pata. La melopea era “Todo lo referido a mí y mis compañeros no es cierto". Pero su falta de luces le aconsejó matizar: salvo alguna cosa publicada. Eso no lo puede decir el presidente del gobierno sin obligarse de inmediato a explicar qué cosa sea esa y por qué solo es esa. ¿O no entiende que la distinción entre lo lícito y lo ilícito corresponde a los jueces y no a él?

Entre tanto, en el foro, los pretorianos del PP, González Pons y Floriano, salieron en son de guerra, descalificando y amenazando a la concurrencia con todo tipo de acciones judiciales si no se calla. Y la policía hostigando e identificando arbitrariamente a los cientos de manifestantes que parecen haberse instalado en la calle día tras día. Hay en este momento en marcha dos rebeliones contra este gobierno sospechoso de corrupción, manifiestamente incompetente, agresivo, arbitrario y despótico. De un lado, la creciente rebelión de la calle, de momento pacífica pero con un grado de tensión creciente. De otro lado una incipiente rebelión interna en el PP. Cada vez hay más militantes, cuadros, dirigentes disconformes con la táctica de Rajoy de parapetarse en el partido para salvar su pellejo. La actitud tibia del ABC y la repentina hostilidad de El Mundo y La Gaceta son signos claros de un corrimiento de fuerzas en favor de una alternativa dentro del PP al desastre de Rajoy. Aguirre y Feijóo ya han tomado distancias pidiéndole que se querelle contra Bárcenas. Aguirre, se dice, sería la tapada en una jugada de substitución de un Rajoy achicharrado.

Podría ser. Pero Aguirre también está en proceso de achicharramiento. Es el inconveniente de los prolongados ejercicios del poder: se pierde el mundo de vista. Cualquier día de estos se reaviva ese nido de zombies de FUNDESCAM y le sacan los colores por la hipotética financiación ilegal de las elecciones. Eso sin contar el otro zombie de la llamada Gestapillo, más al estilo de las películas de Pepe Isbert, fiel exponente de la raza hispánica.

En esta situación de coincidencia de una crisis sistémica con otra política y moral que ha absorbido en su vorágine a la misma Corona, no hay más salida que disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas a las cuales la izquierda, toda, debe concurrir unida con una propuesta de proceso constituyente o revisión total de la Constitución. Conociendo el rostro berroqueño de nuestros gobernantes, la hipótesis es remota. Corresponde en tal caso presentar una moción de censura cuyas ventajas e inconvenientes analizamos ayer.

La moción de censura tiene un valor político y moral. Carece de toda posibilidad de triunfar a no ser que hubiera una escisión en el PP y una cantidad de diputados rompiera la disciplina de voto. Parece altamente improbable pero no debiera serlo por cuanto, aun estando en juego los intereses del partido, también lo están, y son más importantes, los de España. Así, pues, la actitud testimonial parlamentaria debe complementarse con la resistencia pacífica en la calle. Cada vez hay más motivos para recurrir a la desobediencia civil. ¿Y qué pasará si un día la policía se niega a seguir reprimiendo permanentemente a la población para proteger a un gobierno bajo sospecha?

Ya nadie duda de que el gobierno está deslegitimado de origen y de ejercicio. De origen por cuanto ganó las elecciones de forma fraudulenta, prometiendo hacer lo contrario de lo que hizo después. De ejercicio porque su talante autoritario, represivo, arbitrario, le ha enajenado el apoyo de la opinión, como prueban todos los sondeos. Pero no solo el de la opinión, también parece estar a punto de convertirse en objeto de la acción de la justicia penal por la abundancia de indicios de comportamientos ilegales que ha ido dejando tras de sí.

Mucha gente no entiende por qué la corrupción parece ser cosa exclusivamente del PP. Entre ella, mucha gente del PP. No han reparado en el hecho evidente de que sus políticas públicas están pensadas en favor de sus políticas privadas de grupo, sector, clan, pandilla o familia y ambas son causa y efecto de la corrupción. Lo lleva en la sangre ese neoliberalismo intervencionista y aprovechategi  de nuestra sin par derecha política y económica.

dilluns, 4 de febrer del 2013

Moción de censura.

Rajoy sigue sin responder, sin dar explicaciones, sin disipar dudas, sin ser convincente. Al contrario, cabe suponer que continúa acumulando mentiras, como se prueba por el  acusado tic del guiño del ojo izquierdo cada vez que suelta un embuste. Véase al respecto la foto.

En Alemania no ha podido imponer su censura ni amordazar a los periodistas, lo cual prueba a qué distancia está la democracia alemana de la española. Y, en consecuencia, le han llovido más preguntas sobre Bárcenas y su propia supuesta corrupción que sobre la crisis económica. Otra evidencia de que un hombre sometido a intensa sospecha y al posible chantaje de un delincuente no puede gobernar un país. Los indicios de extorsión aumentan cuando se comprueba que Rajoy no pronuncia el nombre de Bárcenas ni se refiere a él directamente. Puro miedo.

Contesta las preguntas en Alemania, pero sigue sin ser de recibo, sigue siendo una actitud intolerable. Todo es falso, excepto "algunas cosas". ¿Qué cosas? ¿Cómo son de graves? No responde. Ni siquiera responde a cuáles en concreto sean las falsas. Seguimos sin saber si cobró sobresueldos. Aunque sí sabemos que los cobra hoy día, al duplicar su paga como presidente del gobierno y como presidente del partido (igual que hace Cospedal) en una transgresión de la Ley vigente de Incompatibilidades que, al parecer, nadie encuentra escandalosa excepto Palinuro. Es decir: frente a las pruebas contundentes, su palabra, que ya se sabe lo que vale: nada. Los ciudadanos hemos de tener fe en él y, aunque más del 80% no lo quiera, hay que tragarlo por narices y resignarnos a ser gobernados por un presunto ladrón que empleará todo su tiempo, como Berlusconi, en salvar su pellejo procesalmente hablando.

No contesta y cuando contesta es de una arrogancia rayana en la chulería. Algo muy desagradable y que la ciudadanía no tiene por qué aguantar. Igual que no tiene por qué aguantar las amenazas de los maestros ciruelos del PP, Cospedal, Pons, Florianos, casi todos ellos igualmente presuntos corruptos, con llevar a todo el mundo a los tribunales. Como el menda dispone de una mayoría absoluta ovina en el Parlamento, no hay peligro de que su gobierno -en el que no faltan otros ejemplos de presunt@s choriz@s, como la ministra Ana Mato- se tambalee, con lo cual hay que pasar a una forma de acción mayor por la que la oposición traslade al parlamento la protesta sostenida y masiva de la ciudadanía.

Para ello, hay que presentar una moción de censura. Ya se sabe que, quien la presente, la perderá, pues necesita mayoría aboluta de diputados. Pero el debate a que dará lugar servirá para informar cumplidamente a la opinión pública de la presunta corrupción del PP. Al menos de los niveles alcanzados hasta ahora porque hay una sospechosa laguna en los papeles de Bárcenas. Faltan los de 1993 a 1997, justo los años en que se produjo una conspiración de peperos, anguitianos, periodistas de derecha y delincuentes para tumbar el gobierno socialista. Y, en esos años, probablemente cobró en negro mucha otra gente. Es una de las armas que guarda Bárcenas.

Perder una moción de censura no es malo si, con ella, se da cuenta al país de la situación inaceptable del gobierno y se presenta una alternativa presta para gobernar. En el caso de que el PSOE -el único que puede hacerlo en solitario- no quiera presentarla por su cuenta, puede buscar una alianza con otras fuerzas parlamentarias. A estas alturas es bastante probable que se sumaran todas. Y, si no quiere conprometerse a ofrecer una alternativa que quizá no tenga preparada, puede presentar un candidato con un único compromiso si gana (cuestión descartada): disolver las cortes y convocar elecciones anticipadas que es lo que tendría que haber hecho el gobierno tras dimitir si tuviera un ápice de decoro. El candidato propuesto tampoco tiene por qué ser Rubalcaba. Puede ser cualquier otro que tenga la fuerza, la valentía y la claridad de ideas ncesarias para exponer al país el abismo de degradación a que lo han conducido Rajoy y el PP..

Piénsenlo y decídanlo ya. España no puede permitirse estar gobernada por un hombre sin palabra, sin principios, embustero, cobarde, desacreditado en todos los foros, sospechoso de corrupto, presunta presa de un chantaje delictivo y desprestigiado en el extranjero en donde es el hazmerreír de todas las cancillerías.

En 2004, según Rubalcaba, los españoles merecíamos un gobierno que no nos mintiera. Hoy, en 2013, gobernados por quienes entonces mintieron y, al parecer, siguen haciéndolo, merecemos un gobierno que no nos robe

(La imagen es una captura del vídeo de Público, de hoy, en la que se aprecia claramente cómo el tic compulsivo traiciona a Rajoy..

Made in Spain: la marca España.

Rajoy ha creado un personaje de guiñol: él mismo. Su rueda de prensa sin preguntas, a través de una pantalla, es una especie de Gran Hermano orwelliano en alpargatas, de control social de la aldea por medio de las nuevas tecnologías. Está al nivel de la famosa gestapillo madrileña o los espías de la T.I.A. Aunque parece más propio del Mago de Oz, detrás de una bambalina. El homo videns de Sartori ha terminado su ciclo. Lo real no es el hombre sino su simulacro.

Este episodio se incorporará a todos los manuales de comunicación audiovisual y será objeto de sesudos estudios. De cómo la tecnología sirve para connecting people, como dice la publicidad de una marca japonesa o para disconnecting them, como es el caso. La alocución televisada en circuito cerrado tenía tres auditorios: el inmediato, allí, al alcance de su mano, como los apóstoles en la última cena; el mediato, los periodistas, como los catecúmenos; y el difuso o universal de la ciudadanía.

Se analizará el contenido de su trémulo mensaje, lo que se llama la "comunicación verbal", lo que dijo y cómo lo dijo (sin soslayar el hecho deplorable de que lo llevara escrito) y la "no verbal", los gestos, los tics, la escenografía. En cuanto al verbal, lineal, como una alocución de Academia militar: todo es falso, una conjura, una conspiración contra el presidente, el gobierno, España. Punto. Pero si creen que conseguirán variar el rumbo del pulso firme, están equivocados. Contrapunto. Rubalcaba es un felón. Coda.

En cuanto al no verbal, ya sabe todo el país que cuando Rajoy miente, guiña el ojo izquierdo. Es un tic delator. En la red hay cortes de vídeos comparando momentos similares, cuando Rajoy dice algo que luego se revela falso.

Pero la catástrofe es el impacto en el extranjero. La marca España se ha ido al garete con el conjunto del episodio: el presidente del gobierno de España salpicado en un asunto de corrupción, se niega a dar explicaciones en directo y convoca a la prensa a una sesión de cineclub. La marca España no está allí donde nosotros queremos que la gente mire sino allí donde la gente mira por decisión propia. Y la gente tiene tendencia a mirar lo extraño, lo estrafalario, lo estrambótico. Por esa razón tenían tanto éxito los gabinetes de monstruos o los fenómenos de feria. Si una tarde coincidían en una aldea un juglar de la trova y una mujer barbuda en exhibición, la gente se iba a ver la femenina barba. Es la misma razón por la que, si bien se mira, la televisión está llena de auténticos fenómenos.

Pues lo mismo con Rajoy. Por decisión propia y sin razón física o material que lo justifique, el presidente se ha convertido en un busto parlante. La escena tiene algo freaky. Por eso lo saca la prensa mundial. La marca España es un presidente balbuceante, salpicado en un caso de corrupción que no se atreve a dar la cara.

(La primera imagen es una foto tomada del twitter de javiprietoviedo Javi Prieto).

Sísifo y la ceremonia de la nación.

Jaime Pastor (2012) Los nacionalismos, el Estado español y la izquierda. Madrid: La oveja roja. Colección Viento Sur. 197 pp.

Llamar problemático al concepto de nación es decir una vulgaridad. No hay tratado de filosofía, teoría o ciencia políticas que no comience señalando la inexistencia de una definición generalmente aceptada de aquel. Con sobrado motivo, porque es un concepto derivado de un sentimiento y los sentimientos son imposibles de definir. Le ocurre como al amor. No hay una definición única de él, sino múltiples, todas erróneas o todas ciertas, según los momentos, las circunstancias y los sujetos que las invoquen. Los conceptos designan realidades porque el universal no existe. Las gentes aman por los más diferentes motivos y se juntan en naciones por las más diversas causas. La nación significa cosas distintas para cada ser humano aunque a veces puñados de estos se pongan de vociferante acuerdo para agredir a los demás en nombre de una idea de nación que dicen compartir.

Tal resignación teórica, doctrinal, no es bien venida en la práctica. El bueno de Zapatero formuló al comienzo de su mandato ese escepticismo académico y hubo una reacción violenta. Aseguró que el concepto de nación es discutido y discutible, lo obvio. Al instante le saltó a la yugular Mariano Rajoy quien parece pensar que hay algo indicutido e indiscutible: España. Su idea de España. Por supuesto, Zapatero se tragó sus palabras y no volvió a mostrar debilidad crítica alguna en punto a patriotismo nacionalespañol. La nación es un concepto indefinible pero tiene consecuencias prácticas contundentes bajo la forma de los nacionalismos, poderosísimas ideologías políticas de gran tendencia agresiva.

O sea, el problema es el nacionalismo. Sobre todo es problema para aquellas otras ideologías políticas que se precien de cosmopolitas, universales, internacionalistas. Y, dentro de ellas, muy en especial, el marxismo, cuyo presupuesto fundamental es que el sujeto de la historia, el proletariado, es universal. De hecho, sin embargo, la historia del marxismo es en buena medida una controversia sobre el nacionalismo. Por eso es de agradecer la última aportación de Jaime Pastor a este concurrido foro. Pastor es un notorio investigador desde una perspectiva marxista. Para los enterados en la materia sirve aclarar que su marxismo es de vertiente trotskista, lo cual es relevante en el tema nacional ya que uno de los puntos de conflicto entre Trotsky y Stalin fue el choque entre el internacionalismo del primero y el nacionalismo patriótico del segundo. Ambos, por supuesto, presumiendo de marxistas y hasta de leninistas. Ello da al libro un interés especial pues en él se mezcla el espíritu y método académico, en busca de la objetividad, con una posición militante que, al ser marxista, sostiene implícitamente estar en una situación de superioridad epistemológica o, cuando menos, heurística.

El libro no es una obra sistemática, pues acoge ensayos y textos publicados en otros lugares, si bien el autor los ha reelaborado para integrarlos en un discurso único y en gran medida lo consigue. Son cuatro capítulos que tienen un vago orden cronológico aunque son autónomos.

El primero, una persectiva histórica y teoríca es un repaso a la idea de nación y el nacionalismo en la historia de la izquierda, especialmente la marxista. Previamente paga el obligado tributo a la complejidad del concepto y deja sentada una definición del derecho de autodeterminación (p. 27) con la que coincido, así como su propuesta de articulación territorial como el federalismo plurinacional (p. 39) que recomienda especialmente para España (p. 179) y con la que no coincido. No porque tenga otro alternativo sino porque me parece ocioso y un pelín utópico adelantar configuraciones futuras en función de criterios ideológicos.

El repaso por los pensadores marxistas está muy bien, muy documentado, pues el autor es reconocido experto en la materia. Marx y Engels dejaron el asunto en el aire porque, internacionalistas como eran, daban a la nación un significado modesto. La distinción de Engels entre "naciones con historia y naciones sin historia" (p. 42), aunque tiene orígenes hegelianos, no es muy penetrante ni justa. A mi modesto entender oculta un prejuicio racial germánico contra los pueblos eslavos. Pastor dedica bastante atención a la polémica entre Luxemburg y Lenin acerca del nacionalismo. La primera, polaca de origen pero máxima representante del grupo rígidamente internacionalista al que pertenecían el también polaco Strasser y el holandés Pannekoek, rechazaba el derecho de autodeterminación en lo que a Pastor le parece que es "una concepción eonomicista del problema nacional" (p. 55).

Lenin, en cambio, defendía ese derecho a mi entender por motivos puramente tácticos, aunque en esto no sé si Pastor estaría de acuerdo, pues sostiene que era una defensa no instrumental sino finalista (p. 56). En mi opinión, Lenin trata el problema de un modo que luego han imitado casi todos los comunistas de tradición que Pastor llamaría estalinista, esto es: se defiende el derecho de autodeterminación para debilitar las estructuras imperiales porque, al fin y al cabo, la batalla es contra el capitalismo, pero luego no hará falta autodeterminarse o independizarse porque todos los pueblos del imperio volverán a abrazarse en fraternal unión. Algo así es lo que muchos proponen hoy para España.

Es interesante la referencia al austromarxismo pues este fue otro momento crucial en las tormentosas relaciones entre marxismo y nacionalismo al verse aquel repentinamente enfrentado al principio de autodeterminación de los pueblos de cuño wilsoniano después de la primera guerra mundial. Oportunísimo el recurso a Otto Bauer quien había publicado en 1907 su famosa La cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia de donde surge su también célebre definición de nación como comunidad de carácter surgida de una comunidad de destino, lo que plantea la diferencia entre la concepción personal y la territorial de nación, una distinción muy propia del nacionalismo pangermánico y que se aparta del también germánico pero más tradicional de Blut und Boden. Andando el tiempo, esta idea configuraría la muy penetrante y utilizada distinción de Meinecke entre naciones culturales y naciones políticas. Por cierto, tengo la impresión de que donde más influyó la doctrina de Bauer/Meinecke del principio personal/cultural fue en la articulación del nacionalismo judío.

El resto del repaso por el marxismo contiene acertadas observaciones sobre Jaurés y, por supuesto, Antonio Gramsci, el paladín moderno del maridaje entre los opuestos de nacionalismo y marxismo a través de su concepción de lo "nacional popular". Connolly y Mariátegui serán dos nuevas versiones de la controversia con toques étnicos, irlandés el uno e indigenista americano el otro.

El segundo capítulo, Estado, nacion y capitalismo en la España contemporánea trae el problema nacional a la piel de toro. Arranca la España moderna de la Guerra de Sucesión, con su final de apoteosis centralista y Decretos de Nueva Planta y traza luego la historia del siglo XIX siempre con el hilo de Ariadna (porque esto del nacionalismo es un laberinto, basta con pensar en los carlistas) del nacionalismo para llegar a la conclusión pesimista clásica del fracaso del esfuerzo nacionalizador español (p. 92) que, en aquella época sería el acicate del regeneracionismo y de los atribulados intentos de reacomodo de la IIª República (luego de la fragmentación de la Iª), abruptamente interrumpida con la Dictadura de Franco (p. 102). Pastor dedica particular atención, supongo que por afinidades electivas, a las elaboraciones de los trotskistas catalanes del POUM y del Bloque Obrero y Campesino, singularmente, claro, Nin y Maurín. De este último destaca, creo que con simpatía, esa configuración deseada de la UIRS o Unión Ibérica de Repúblicas Socialistas (p. 115). El iberismo asoma siempre la oreja en este tipo de proyectos.

El tercer capítulo, Transición política, nacionalismo español y las izquierdas de ámbito estatal. parte del sólito juicio crítico sobre el alcance de la transición, considera de corta mira el reconocimiento de la plurinacionalidad de España en la Constitución (p. 123), detecta la pronta deriva neocentralizadora de la LOAPA (P. 125), expone el cierre en banda del parlamento y el Tribunal Constitucional tanto al Plan Ibarretxe como al nuevo estatuto de Cataluña (p. 129) y acaba señalando la ironía de que sea el PP quien acoja la idea de Sternberger del patriotismo constitucional en su programa en 2002 (p. 133). Tuve la precaución de asomarme al texto y, la verdad sea dicha, no han entendido el concepto, por tanto este no queda mancillado y sigue siendo tan difícil de implementar como siempre. Viene luego un examen de la izquierda de ámbito estatal en relación al nacionalismo en el cual se resalta la deriva neocentralizadora del PSOE cuyo punto simbólicamente dominante le parece a Pastor es la proclamación del doce de octubre como Fiesta Nacional española en 1987 (p.145); igualmente se subraya la ambigüedad de IU (p. 152) y que yo atribuiría a la vieja herencia del tacticismo leninista. Queda claro que la plurinacionalidad es el problema irresuelto del Estado español (p. 163). Hoy más que nunca.

La cuarta parte, Identidades, derechos e intereses. Mirando al futuro es un texto más circunstancial. Hay un dictamen rotundo que habla de "fracaso nacional español" (p. 178), una expresión que parece encajar perfectamente con la experiencia de una búsqueda bicentenaria de la esencia nacional española, un trabajo similar al de Sísifo. Cuando creemos haber llegado a la cúspide de una planta territorial, se nos derrumba bajo los pies como si fuera de galleta. Sospecho, no obstante, que ese dictamen no revela toda la verdad. No por ser falso, sino por ignorar la posibilidad de una perspectiva refleja. Si se habla de "fracaso" es porque no se ha alcanzado un objetivo. Muy bien. ¿Cuál? ¿Y si la esencia de la nación española fuera la angustia de un replanteamiento permanente de su sentido a partir de la conciencia de un fracaso? No es retórica. Es una realidad. Pocos pueblos se ven obligados a plantearse cotidianamente su razón de ser. Es una situación que acicatea el debate político e ideológico. Otra cosa son los resultados.

Entre estos, pide Pastor, si no ando equivocado, una "segunda transicion" (p. 179). No es fórmula feliz. Todo el mundo habla de "segunda transición". Hasta Aznar y no creo que con el mismo significado. Pero es igual, Pastor formula su propuesta de una unión libre de los pueblos del estado español en torno a un proyecto federal plurinacional, plurirregional y pluricultural que a su vez contribuyera a ir forjando otra Europa de los pueblos" (p. 179). En subjuntivo y como unión "en torno a un proyecto" es una determinación tan amplia que es imposible no estar de acuerdo con ella.