Rajoy sigue sin responder, sin dar explicaciones, sin disipar dudas, sin ser convincente. Al contrario, cabe suponer que continúa acumulando mentiras, como se prueba por el acusado tic del guiño del ojo izquierdo cada vez que suelta un embuste. Véase al respecto la foto.
En Alemania no ha podido imponer su censura ni amordazar a los periodistas, lo cual prueba a qué distancia está la democracia alemana de la española. Y, en consecuencia, le han llovido más preguntas sobre Bárcenas y su propia supuesta corrupción que sobre la crisis económica. Otra evidencia de que un hombre sometido a intensa sospecha y al posible chantaje de un delincuente no puede gobernar un país. Los indicios de extorsión aumentan cuando se comprueba que Rajoy no pronuncia el nombre de Bárcenas ni se refiere a él directamente. Puro miedo.
Contesta las preguntas en Alemania, pero sigue sin ser de recibo, sigue siendo una actitud intolerable. Todo es falso, excepto "algunas cosas". ¿Qué cosas? ¿Cómo son de graves? No responde. Ni siquiera responde a cuáles en concreto sean las falsas. Seguimos sin saber si cobró sobresueldos. Aunque sí sabemos que los cobra hoy día, al duplicar su paga como presidente del gobierno y como presidente del partido (igual que hace Cospedal) en una transgresión de la Ley vigente de Incompatibilidades que, al parecer, nadie encuentra escandalosa excepto Palinuro. Es decir: frente a las pruebas contundentes, su palabra, que ya se sabe lo que vale: nada. Los ciudadanos hemos de tener fe en él y, aunque más del 80% no lo quiera, hay que tragarlo por narices y resignarnos a ser gobernados por un presunto ladrón que empleará todo su tiempo, como Berlusconi, en salvar su pellejo procesalmente hablando.
No contesta y cuando contesta es de una arrogancia rayana en la chulería. Algo muy desagradable y que la ciudadanía no tiene por qué aguantar. Igual que no tiene por qué aguantar las amenazas de los maestros ciruelos del PP, Cospedal, Pons, Florianos, casi todos ellos igualmente presuntos corruptos, con llevar a todo el mundo a los tribunales. Como el menda dispone de una mayoría absoluta ovina en el Parlamento, no hay peligro de que su gobierno -en el que no faltan otros ejemplos de presunt@s choriz@s, como la ministra Ana Mato- se tambalee, con lo cual hay que pasar a una forma de acción mayor por la que la oposición traslade al parlamento la protesta sostenida y masiva de la ciudadanía.
Para ello, hay que presentar una moción de censura. Ya se sabe que, quien la presente, la perderá, pues necesita mayoría aboluta de diputados. Pero el debate a que dará lugar servirá para informar cumplidamente a la opinión pública de la presunta corrupción del PP. Al menos de los niveles alcanzados hasta ahora porque hay una sospechosa laguna en los papeles de Bárcenas. Faltan los de 1993 a 1997, justo los años en que se produjo una conspiración de peperos, anguitianos, periodistas de derecha y delincuentes para tumbar el gobierno socialista. Y, en esos años, probablemente cobró en negro mucha otra gente. Es una de las armas que guarda Bárcenas.
Perder una moción de censura no es malo si, con ella, se da cuenta al país de la situación inaceptable del gobierno y se presenta una alternativa presta para gobernar. En el caso de que el PSOE -el único que puede hacerlo en solitario- no quiera presentarla por su cuenta, puede buscar una alianza con otras fuerzas parlamentarias. A estas alturas es bastante probable que se sumaran todas. Y, si no quiere conprometerse a ofrecer una alternativa que quizá no tenga preparada, puede presentar un candidato con un único compromiso si gana (cuestión descartada): disolver las cortes y convocar elecciones anticipadas que es lo que tendría que haber hecho el gobierno tras dimitir si tuviera un ápice de decoro. El candidato propuesto tampoco tiene por qué ser Rubalcaba. Puede ser cualquier otro que tenga la fuerza, la valentía y la claridad de ideas ncesarias para exponer al país el abismo de degradación a que lo han conducido Rajoy y el PP..
Piénsenlo y decídanlo ya. España no puede permitirse estar gobernada por un hombre sin palabra, sin principios, embustero, cobarde, desacreditado en todos los foros, sospechoso de corrupto, presunta presa de un chantaje delictivo y desprestigiado en el extranjero en donde es el hazmerreír de todas las cancillerías.
En 2004, según Rubalcaba, los españoles merecíamos un gobierno que no nos mintiera. Hoy, en 2013, gobernados por quienes entonces mintieron y, al parecer, siguen haciéndolo, merecemos un gobierno que no nos robe
(La imagen es una captura del vídeo de Público, de hoy, en la que se aprecia claramente cómo el tic compulsivo traiciona a Rajoy..