El planteamiento de que, mostrando las declaraciones a Hacienda se disipan las dudas sobre el posible cobro de dineros ilícitos es tan estúpido que solo puede ocurrírsele a políticos españoles de la derecha o a sus asesores, alguno de los cuales cobra cientos de miles de euros por parir semejantes mamarrachadas. Como era de esperar, la publicación de la contabilidad del PP, apañada por el propio PP, no aclara nada de las cuestiones turbias de las finanzas del partido. Al contrario, aumenta las dudas. Lo mismo había pasado ya con la publicación -a regañadientes de la interesada- de las declaraciones de bienes y patrimonio de María Dolores de Cospedal que puso de manifiesto un "olvido" de 7.000 euros y una composición de ingresos que Palinuro considera ilícita aunque todavía no se cuestione públicamente. Me refiero a esa práctica de que tanto la secretaria general del PP como su presidente, Rajoy, consideren normal, legal, lícito y así lo declaren, el hecho de cobrar dos sueldos, uno derivado del cargo institucional que ocupan y otro abonado por el partido. A juicio de Palinuro es un cobro ilícito que quebranta el espíritu de la vigente Ley de Incompatibilidades de 1984 y que será preciso seguir denunciando hasta que el asunto se discuta en sede parlamentaria y estas personas dejen de cobrar sobresueldos "legales" o se cambie la ley.
Pero la publicación de las declaraciones de la renta de Rajoy (los ya famosos papeles de Rajoy) entre 2003 y 2011 ponen de manifiesto una situación fiscal del presidente del gobierno turbia, extraña y sospechosa y más necesitada que nunca de aclaración. Los papeles de Rajoy no solo no disipan las dudas sobre las prácticas ilícitas en el acopio de retribuciones y remuneraciones del más variado origen, sino que las aumentan y agravan. A estas horas es urgente que Rajoy comparezca en sede parlamentaria a petición de la oposición (que a ver si, por fin, cumple con su deber) a responder a la pregunta que aún no ha contestado:
Exactamente, señor Rajoy, ¿cuánto cobra usted al mes y por qué conceptos?
Antes de seguir, una salvedad. El hábito de la derecha de confundir inocencia con prescripción no es de recibo. Si un político ha cometido un delito o tenido un comportamiento impropio, el hecho de que haya prescrito supone que se ha extinguido la responsabilidad penal. Pero no la política. No es admisible un político presuntamente delincuente solo porque el supuesto delito haya prescrito. El caso ejemplar al efecto es el de la ministra Ana Mato. Que sus supuestas ilegalidades no sean ya juzgables no quiere decir que sea inocente, como intenta colar falazmente Ruiz Gallardón y otros miembros del partido, más movidos por la solidaridad e interés de grupo que por amor a la verdad, cuando utilizan el sofisma de que "el caso se archivó". Se archivó por prescripción, no por inocencia y no hubo absolución. Pues bien, lo mismo cabe decir de Rajoy y con mayor motivo. Si, en el pasado, siendo ministro de Aznar o en otras circunstancias, Rajoy cometió ilícitos que hoy han prescrito, queda a salvo del reproche jurídico y quizá penal, pero no del político.
Si Rajoy no puede dar una explicación satisfactoria de su muy enredado régimen de retribuciones de una vez, debe dimitir ipso facto.
¿Qué muestran los dichos papeles? Muestran los siguientes elementos oscuros:
- Los apuntes de Bárcenas señalan pagos de dinero ilícito a Rajoy hasta 2003. Los papeles que este ha hecho públicos comienzan precisamente en 2003, con lo cual es evidente que no demuestran nada y, al contrario, dejan más en entredicho la honradez del presidente del gobierno.
- La declaración de la renta de Hacienda de Rajoy no coincide con la declaración presentada en el Congreso y no coincide en cantidades elevadas.
- Rajoy mintió en 2007, cuando declaró cobrar unos 8.000 euros al mes, siendo así que, en su declaración de la renta de ese año aparece una retribución mensual de 14.000 euros. Una mentira de 7.000 euros mensuales, esto es, 84.000 euros al año, es mucho más que los 7.000 euros que Cospedal "olvidó" en su declaración de este año.
- En la declaración al Congreso Rajoy consigna 98.225 euros del PP en concepto de dietas y gastos de representación, pero en la declaración a Hacienda figuran 181.098 euros, lo que quiere decir que ocultó 82.873 euros al Congreso y tendrá que explicar por qué.
- En 2003 y 2004, Rajoy cobró tres sueldos, del Gobierno, del PP y del Congreso, lo cual es obviamente ilegal, por muy permisivo que se quiera ser con la vigente Ley de Incompatibilidades de 1984. Aquí ya no basta con una explicación sino que es precisa la devolución de las cantidades indebidamente devengadas.
- En la declaración de la renta de 2011 aparecen 163.305 euros de unas misteriosas "actividades empresariales" de Rajoy que, según el Blog Salmón solo pueden deberse a una actividad empresarial o profesional, en alta durante el ejercicio 2011 ó a algún ajuste extraño con el Colegio de Registradores. Es posible que esté aquí la clave de lo más oscuro de los ingresos de Rajoy, lo que lleva tiempo investigando Miguel Ángel Aguilar y cuyas sospechas se plasmaron en un artículo en El País, titulado El dinero perdido de Rajoy. La sospecha es que Rajoy haya seguido cobrando rentas de su plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola sin decir nada. Por supuesto, El País de papel censuró el artículo de Aguilar y lo retiró de la web aunque, como se ve, no con la suficiente celeridad.
- Resumen, los papeles de Rajoy, si algo muestran, es que el presidente del gobierno puede haber mentido repetidas veces y a todo el mundo: al público, a los periodistas, al Parlamento y a Hacienda. De ser esto cierto y ofrezca la explicación que ofrezca, solo le resta el camino de la dimisión más ignominiosa, por embustero. Y cuanto antes, mejor.
Ha quedado absolutamente claro que esos displicentes y altaneros discursos acerca de que el hombre vino a la política "perdiendo dinero" son falsos, puro afán de disimulo y escaqueo. Como todos los de su orientación, parece haber llegado a la política "a forrarse" y puede haber estado haciéndolo impunemente durante años.
Ahora hay que explicarse o dimitir, amigo.